MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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lunes, 7 de diciembre de 2020

COMENTARIOS DE LAS ESCRITURAS DE LA MISA DEL LUNES 7/12/2020 EL PARALÍTICO PERDONADO Y CURADO











Isaías 35,1-10.

Regocíjase el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.

Espiritualmente hablando, la tierra reseca simboliza a la gente que no ha recibido la Palabra de Dios, fuente de vida, esta profecía de Isaías se refiere a la venida del Mesías esperado, que hará dar un sentido a la vida de los creyentes, inundándoles con su Gracia santificante.

Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: "¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!". 

El mundo, sin Dios está habitado con gente desvalida, que al no tener meta ni futuro, está debilitada, teniendo los brazos, que son las decisiones y las rodillas, que son el progreso, completamente paralizados, la venganza y la represalia de Dios, se refiere a la destrucción de los ídolos y del eterno enemigo de Dios, que serán derrotados.

Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros. 

Las almas que no creen en Dios, viven en este mundo, como ciegos, sordos y paralizados como los tullidos, la venida del Mesías, dando vida y meta para las almas, anuncia la buena noticia que alumbra el entendimiento y que mueve los miembros del alma, devolviendo la vida y la razón de existir a todos los seres humanos, poniendo en fuga a los chacales hambrientos y carroñeros,  que son los apetitos materiales de las almas.

Allí habrá una senda y un camino que se llamará "Camino santo". No lo recorrerá ningún impuro ni los necios vagarán por él; no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las fieras salvajes. Por allí caminarán los redimidos, volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán. 

El Camino santo que dice el Profeta se refiere sin duda alguna a lo que afirmó Jesús, cuando dijo que Él era el camino, la Verdad y la Vida, ese camino tiene la puerta angosta y es un sendero estrecho y empinado, que lleva a la Vida eterna, por allí caminan los redimidos  y los rescatados del Señor, rescate realizado por el tremendo Sacrificio de Jesús. Ese camino como también lo dice Jesús, es transitado por gente que no es ni necia, ni impura, y no es atacado por las fieras salvajes, porque está protegido por los ángeles de Dios. Los que no siguen ese estrecho y empinado sendero, van por el camino amplio y descendente que lleva al abismo, el reino de Satanás.  




Salmo 85, 9-10.11-14.


Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
su salvación está muy cerca de sus fieles, 
y la Gloria habitará en nuestra tierra.

El Amor y la Verdad se encontrarán, 
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra 
y la Justicia mirará desde el cielo.

El mismo Señor nos dará sus bienes 
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él, 
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.




Lucas 5,17-26.


Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar. 
Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. 
Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús. 
Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados". Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?". 

Jesús que lee perfectamente el corazón de todos los hombres, veía que este paralítico, estaba hondamente preocupado por los pecados que había cometido en su vida, sin duda atribuía su enfermedad a un castigo por esos pecados. Lo primero que hace es curar ese corazón enfermo, ya que el que se arrepiente de sus pecados de una manera sincera, está perdonado por Dios, porque es una prueba de gran humildad y es lo contrario del Fariseo que se toma por el elegido de Dios, y al no tener la gracia, tiene la ceguera de Satanás que no le permite ver sus pecados.

Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'? 
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa". 
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. 
Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas". 

Todas las personas de buena voluntad, se quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, todos menos los Fariseos, que atribuían esos hechos al poder de Belcebú, ya que al verse perfectos, se creían que Dios se tenía que comunicarse con ellos, que eran los elegidos e iluminados, y no entendían que un hombre tenía que estar arrepentido por sus pecados, porque ellos no lo estaban, al no ver sus defectos y al ver los de los demás creían que Jesús, que para ellos era un impostor,  cometía un sacrilegio al perdonar los pecados.

Jesús cura primero el espíritu, herido y paralizado por los pecados y luego, si el hombre se arrepiente, cura la parálisis del cuerpo, y es que muchas veces los pecados traen consigo las enfermedades del cuerpo, ya que ambos están estrechamente unidos, y Dios como lo hizo con Caín, anula esta dicotomía, ya que en este mundo el hombre tiene aún la oportunidad de arrepentirse y cambiar de conducta.





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