MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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domingo, 20 de mayo de 2012

SUBIDA AL MONTE CARMELO DE S. JUAN DE LA CRUZ












EL GRADO DE GLORIA EN LA ETERNIDAD ES DIRECTAMENTE PROPORCIONAL
AL GRADO DE ENTREGA PARA SALVAR A LA HUMANIDAD.






Aquí está la verdadera doctrina que enseña el camino más corto y seguro para alcanzar la Vida Eterna. Se trata de una doctrina escrita para la Orden de los Carmelitas Descalzos, como así lo advierte San Juan de la Cruz, que, a diferencia de los "Queiruga" o "Masiás" actuales, siempre explica todos sus argumentos no por ideas propias o que son fruto de su experiencia, porqué como dice el santo Doctor, tanto lo uno como lo otro puede fallar, pero son unas enseñanzas que se apoyan sobre las interpretaciones de las Sagradas escrituras, interpretaciones que también pueden ser erróneas, y por esa razón dice el Santo que somete su Doctrina al juicio de la Iglesia. Juicio que ha sido aprobado y confirmado por la Jerarquía, y que además ha producido unos frutos de Santidad en sus seguidores, que son la prueba irrefutable de su autenticidad y de su eficacia, ya que como lo dijo Jesús: "A sus frutos los reconoceréis". Y aquí están los testigos más sublimes del carisma del Profeta Elías; de San Juan de la Cruz y de Sta Teresa de Jesús: Sta Teresita de Lisieux; Sta Edith Stein; Sta. Isabel de la Stma. Trinidad, y tantísimas otras santas y santos ocultos, "enterrados" en sus monasterios a través de los siglos, cuya santidad solo descubriremos en la otra Vida, porqué su carisma es una vida escondida, ya que como lo dice San Juan de la Cuz: "Dios es un Dios escondido, y cuando el alma lo encuentra, forzosamente ella también se haya escondida".

Recuerdo que al leer su vida, a los que querían entrar en la orden, el Santo les advertía de la verdadera doctrina: "Vienes a una Congregación en donde todo es sacrificio y penitencia, y seguimiento de la Cruz". 

¡Qué diferencia con la mentalidad de hoy, donde se predica una doctrina descafeinada! muchos, demasiados, creen que con esa mentalidad van a atraer más vocaciones, pero en realidad, ocurre todo lo contrario: La gente tiene sed de la Doctrina verdadera de Dios, pero muy pocos saben predicarla, porque no pueden dar lo que no tienen, andando por las ramas y llevando a los neófitos por caminos llenos de recovecos y de laberintos, en donde la mayoría de la gente se queda estancada o inclusa desemboca en los precipicios. Como dice Nuestro Señor "Son ciegos que guían a otros ciegos, caerán ambos en la fosa"



EN DONDE SE TRATA DE LO ESTRECHA QUE ES LA SENDA QUE GUIA A LA VIDA ETERNA Y COMO  ES CONVENIENTE  QUE SE HAYEN DESNUDOS  Y DESEMBARAZADOS LOS QUE QUIEREN CAMINAR POR ELLA


Comienza a hablar de la desnudez del entendimiento.

Para poder ahora tratar de la desnudez y pureza de las tres potencias del alma (Memoria, Entendimiento y Voluntad), sería necesario un mayor espíritu de sabiduría e inteligencia que el mío, para poder dar a entender adecuadamente a los espirituales lo angosto de este camino que dijo nuestro Salvador que guía a la Vida Eterna, para que, así convencidos, no se extrañen del vacío y de la desnudez en que esta noche activa del espíritu, tenemos que dejar las potencias del alma.

Para lo cual hay que recordar con insistencia las palabras de Jesús, refiriéndose a ese camino: ¡Cuán angosta es la puerta y estrecho el camino que lleva a la vida, y que pocos son los que la hayan! En cuya afirmación, debemos recalcar esa exageración y encarecimiento que contiene en sí esta palabra “cuán”. Porqué esto equivale a decir: De verdad es estrechísima; más de lo que pensáis. Y hay que hacer notar que primero dice que la puerta es angosta, para que se entienda que para que el alma pueda entrar por esta puerta de Cristo, que está al comienzo del camino, primero se ha de angostar y desnudar la voluntad de todas las cosas sensuales y temporales, amando a Dios sobre todas las cosas; lo cuál pertenece a la noche del sentido.

Y luego dice que el camino es estrecho, es decir el camino de la perfección, para que se entienda que, para ir por ese camino de la perfección, no solo ha de entrar por la puerta, vaciándose de todo lo sensitivo, pero también tiene que estrecharse  desasiéndose y desembarazándose propiamente de los que se refiere al espíritu; y así, lo que dice de la puerta angosta lo podemos referir a la parte sensitiva del hombre, y lo que dice del camino estrecho, lo podemos referir a lo espiritual o racional, y cuando dice que pocos son los que lo hayan, hay que explicar el porqué y es que hay pocos que sepan y quieran entrar en esta suma desnudez y vacío de espíritu.
Y esto es así, porqué esta senda que lleva al alto monte de perfección, debido a que va hacia arriba y que es angosta, requiere para tales caminantes que, ni lleven carga que les estorbe en lo inferior, ni nada que les estorbe en cuanto a lo superior, ya que esto es lo que se requiere para el trato con Dios para buscarlo y poseerlo.

Por todo ello, se ve claro que, no solo hay que aniquilarse de todo lo referente a las cosas creadas, pero también, de todo lo referente a lo espiritual tiene que ir caminando desembarazada y aniquilada. Por eso nos instruyó Nuestro Señor para ir por ese camino, según lo refiere S. Marcos (Cap. 8-34,35) en aquella admirable doctrina que al ser tanto más necesaria como poco practicada por la gente que se dice espiritual, y que dice así: “Si alguno quiere seguir mi camino, niéguese a si mismo, que tome su cruz y me siga. Porque el que quisiere salvar su alma, la perderá; pero el que la perdiere por Mí, la ganará”.

¡Oh, quien pudiera aquí ahora dar a entender y a practicar y gustar el significado de este consejo que nos da aquí Nuestro salvador de negarnos a nosotros mismos, para que los espirituales vieran la diferencia tan grande que existe entre lo que ellos piensan, y entre la manera de ir por ese camino; porqué ellos creen que solo basta cualquier manera de retiro y de modificación de ciertas cosas, y otros se contentan con alguna práctica de las virtudes, o de oración, o de mortificación, pero nunca llegan a la desnudez y la pobreza, o enajenación o pureza espiritual (que todo es uno) que aquí nos aconseja el Señor; y esto porqué todavía prefieren cebar y vestir su naturaleza de consolaciones y sentimientos espirituales  y no negar ni lo uno ni lo otro por Dios; y así creen que basta negarla en lo que se refiere al mundo y no aniquilarla y purificarla en la parte espiritual; y por eso les nace esa mentalidad que les empuja a que, al ofrecerles lo sólido y perfecto, que es la aniquilación de toda suavidad en Dios, en sequedad, en sinsabor, en trabajo (que representa la cruz pura espiritual y la desnudez del espíritu pobre de Cristo) y huyen de eso como de la muerte, y solo andan a buscar dulzuras y comunicaciones sabrosas en Dios.

Y esto no es la negación de sí mismo y desnudez de espíritu, sino golosina de espíritu. En lo cual, espiritualmente, se hacen enemigos de la cruz de Cristo, porqué el verdadero espíritu antes busca lo desabrido de dios que lo sabroso, y más se inclina al padecer que al consuelo, y más a carecer de todo bien por Dios que a poseerle, y a las sequedades y aflicciones que a las dulces comunicaciones, sabiendo que esto es seguir a Cristo y negarse a si mismo, y lo otro es buscarse a si mismo en Dios, lo cual es muy contrario al amor; porque buscarse a sí mismo en Dios es buscar los regalos y recreaciones de Dios, mas buscar a Dios en sí, no solo es querer carecer de lo uno y de lo otro por Dios, pero es inclinarse a escoger por Cristo todo lo desabrido tanto de parte de Dios como del mundo; y esto sí es amor de Dios.

¡Oh, quien pudiere dar a entender hasta donde quiere Nuestro Señor que llegue esta negación! Ella, ha de ser ciertamente como una muerte y aniquilación temporal y natural y espiritual en todo en la estimación de la voluntad, en la cual se haya toda negación. Y esto es lo que aquí quiso decir nuestro Salvador cuando dice: El que quiere salvar su alma, ese la perderá (Jn. 12,25), es a saber: “El que quisiere poseer algo o buscarlo para sí, ese la perderá, y el que perdiere su alma por Mí, éste la ganará, es decir: El que renunciara por Cristo a todo puede apetecer su voluntad y gustar lo que más se parece a la cruz – lo cual, el mismo Señor por San Juan lo llama aborrecer su alma -, este la ganará. Y esto enseñó su Majestad a aquellos dos discípulos que le iban a pedir derecha e izquierda, cuando, no dándoles ninguna salida a la demanda de tal gloria, les ofreció el cáliz que Él tendría que beber, como cosa más segura en esta tierra que el gozar (Mt. 20,22).

Este cáliz es morir a su naturaleza, desnudándola y aniquilándola para que pueda caminar por esta angosta senda en todo lo que le puede pertenecer según el sentido (como así se ha dicho), y según el alma, como ahora diremos, que es en su entender y en su gozar y en su sentir, de manera que no solo que de desembarazada en lo uno y en lo otro, pero que con esta segunda parte espiritual, no quede embarazada para el angosto camino, pues en él no cabe más que la negación (como da a entender el Salvador) y la cruz, que es el báculo para poder arribar, gracias a la cual grandemente se le aligera y facilita el camino. De donde, el Salvador por S. Mateo dijo: “Mi yugo es suave y mi carga ligera” (11,30), la cual es la cruz, porqué si el hombre se determina a sujetarse a llevar esta cruz, que es un determinarse de veras a querer hallar y llevar trabajos por todas las cosas por Dios, en ellas hallará gran alivio y suavidad para andar ese camino  así, desnudo de todo, sin querer nada, pero si pretende tener algo, tanto de Dios, como de otra cosa con propiedad alguna, no va desnudo ni negado en todo, y así, ni cabra, ni podrá subir por esta senda angosta hacia arriba.

Y así, querría yo persuadir a los espirituales, como este camino de Dios no consiste en multiplicidad de consideraciones, ni modos, ni maneras, ni gustos (aunque esto sea necesario a los principiantes), sino en una cosa solo necesario, que es saber negarse de veras, según lo exterior e interior, dándose a padecer por Cristo y anihilarse en todo; porqué, ejercitándose en esto, todo lo otro, y aún más se obra y se encuentra en ello, y si esto se encuentra en falta, siendo el todo y la raíz de las virtudes, todas las otras maneras es andar por las ramas y no aprovechar, aunque tengas tan altas consideraciones y comunicaciones como los Ángeles. Porque el aprovechar solo se halla imitando a Cristo, que es camino, la verdad y la vida y ninguno viene al Padre sino por Él, según el mismo dice por S. Juan (14,6); y en otra parte dice: Yo soy la puerta; por Mí, si alguno entrare, se salvará (10,9). De donde todo espíritu que quiere ir por dulzuras y facilidad y huye de imitar a Cristo, no lo tendría por bueno.

Y porque he dicho que Cristo es el camino, y que este camino es morir a nuestra naturaleza en sensitivo y espiritual, quiero dar a entender el porqué a ejemplo de Cristo, ya que Él es nuestro ejemplo y Luz.
En cuanto a lo primero, cierto está que el murió a lo sensitivo, espiritualmente en su vida, y naturalmente en su muerte, porqué, como Él dijo, en la vida no tuvo donde reclinar su cabeza (Mt. 8, 20), y en la muerte aun lo tuvo menos.
En lo que se refiere a lo segundo, cierto está que al punto de la muerte, quedó también anihilado en el alma sin consuelo ni alivio alguno, dejándole el Padre así en íntima sequedad según la parte inferior, por lo cual tuvo que clamar diciendo: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Porqué me has desamparado? (Mt. 27, 46); lo cual fue el mayor desamparo sensitivamente que haya tenido en su Vida; y así, en eso, hizo la mayor obra de todas las que había hecho en su vida ni en la Tierra ni en el Cielo, ya que fue reconciliar y unir al género humano por gracia con Dios. Y esto fue, como digo, en el momento y punto que Nuestro Señor  estuvo más anihilado en todo: En cuanto a la reputación de los hombres, ya que al verlo morir antes se burlaban de Él y no lo estimaban en algo, y acerca del amparo y consuelo espiritual del Padre, ya que en ese tiempo lo desamparó para que en ese momento pagase la deuda y uniese al hombre con Dios, quedando allí aniquilado y resuelto en nada. De donde David dice de Él: “Ad nihilum redactus sum, et nescivi (Ps 72, 22). Para que entienda el buen espiritual el misterio de la Puerta y del camino de Cristo para unirse con Dios, y sepa que cuanto más se anulase en Dios por estas dos partes, sensitiva y espiritual, tanto más se une a Dios y tanto mayor obra hace. Y cuando viniera a quedar resuelto en la nada, que será la suma humildad, quedará hecha la unión espiritual entre el alma y Dios, lo que es el mayor y más alto estado a que en esta vida se puede llegar. No consiste, pues en recreaciones y gustos y sentimientos espirituales, sino en una viva muerte de Cruz sensitiva y espiritual, esto es, interior y exterior.

No me quiero alargar más en esto, aunque no quisiera acabar de hablar de ello, porqué veo que Cristo es un desconocido para los que se tienen por sus amigos; pues los vemos andar buscando en Él sus gustos y consolaciones, amándose mucho a si mismos, más no sus amarguras y muerte, amándole mucho a Él. De estos hablo que se tienen por sus amigos, pero de los otros que viven allá a lo lejos, apartados de Él, que se toman por grandes letrados y poderosos, y cualquiera de los otros, que viven más allá en el mundo, en el cuidado de sus pretensiones y prebendas – que podemos decir que no conocen a Cristo, cuyo fin, por bueno que sea, harto amargo será - , no hace mención estas advertencias mías; pero se acordarán de ellas en el día del Juicio, porqué a ellos les convendría hablar primero de esta palabra de Dios, porqué es gente que Dios puso para predicarla según su sentido y su más alto significado.

Pero hablemos ahora con el entendimiento de la persona espiritual, y en particular con aquel a quien Dios ha hecho merced de poner en el estado de contemplación (porqué, como he dicho, ahora voy particularmente con esos hablando) y, digamos como se ha de enderezar a Dios en fe y purgarse de las cosas contrarias, estrechándose para entrar por esta senda angosta de oscura contemplación.