MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

**
****************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************

rep

sábado, 29 de noviembre de 2014

EL JUICIO DE DIOS ESPERA A TODOS LOS HOMBRES DE CUALQUIER EDAD Y EN CUALQUIER MOMENTO


VISIÓN DE SAN ESTEBAN EL JUICIO PARTICULAR


Apocalipsis 22,1-7.


        El Ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la Ciudad. A ambos lados del río, había arboles de vida que fructificaban doce veces al año, una vez por mes, y sus hojas servían para curar a los pueblos.

         El Amor de Dios, que nace de la unión mística del Padre y del Hijo, es el Espíritu Santo, el que está en medio de la Plaza, es decir en el corazón de la santísima Trinidad, es allí donde nace la divina Gracia que es como un río, porque eso es lo propio del Amor, entregarse a todos  y ser  la Gracia que hacer brotar los arboles de la Virtud cuyas hojas y frutos dan la salud y la vida a la Creación entera.



Ya no habrá allí ninguna maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la Ciudad, y sus servidores lo adorarán. Ellos contemplarán su rostro y llevarán su Nombre en la frente. 

Es el Reino de Dios, y todos sus habitantes serán Santos y perfectos, porque han sido probados y purificados por el fuego del Padre, lavados por la Sangre del Cordero, alimentados y curados por el Espíritu Santo por el río de la Gracia que sale del Trono de Dios y del Cordero, y que en la Tierra salió del costado de Cristo.

Tampoco existirá la noche, ni les hará falta la luz de las lámparas ni la luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y ellos reinarán por los siglos de los siglos.

El Cielo es el Reino de la Luz, así como el Infierno es el Reino de las Tinieblas, lo propio de la Luz del sol es dar vida y calor, pero dentro de 5.000 millones de años, se extinguirá, ese tiempo es una gota de agua en todos los océanos del mundo si lo comparamos con la eternidad, que todo el mundo, por muy ignorante que sea sabe lo que es. Y esa es la más grande dicha de los elegidos, saber que estarán iluminados por la radiante Luz de Dios para siempre, y que reinarán ya que serán dioses por participación y unión mística con el Todopoderoso, infinito y eterno Dios Uno y Trino.

Después me dijo: "Estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. El Señor Dios que inspira a los profetas envió a su mensajero para mostrar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto. ¡Volveré pronto!


Feliz el que cumple las palabras proféticas de este Libro".

Ese volveré pronto, que los enemigos de la Iglesia aprovechan para decir que no se cumplieron las promesas de Jesús, son más ciertas que nunca, ya que cada persona lo comprobará a la hora de su muerte, Verán al Hijo de Dios con majestad y Gloria, sentado a la derecha del Padre rodeado por sus ángeles, que vendrá para juzgar a los vivos, que son los hijos de Dios, y los muertos que son los hijos de Satanás. 



Salmo 95 (94), 1-2.3-5.6-7. 

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor! 
Porque el Señor es un Dios grande, 
el soberano de todos los dioses: 
en su mano están los abismos de la tierra, 
y son suyas las cumbres de las montañas; 
suyo es el mar, porque él lo hizo, 
y la tierra firme, que formaron sus manos. 
¡Entren, inclinémonos para adorarlo! 
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! 
Porque él es nuestro Dios, 
y nosotros, el pueblo que él apacienta, 
las ovejas conducidas por su mano. 


Magnificas y sobrecogedoras palabras y cánticos de alabancia a Dios, al cual como lo dice San Juan de la Cruz, le debemos profundo agradecimiento por habernos creado e inmenso tributo de Amor por habernos redimido y habernos hecho partícipes de su Divinidad para siempre.



EVANGELIO


Jesús dijo a sus discípulos: 

"Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.

Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".

Profundísimas  e importantísimas palabras de Jesús para ponernos en guardia contra la falta de atención hacia nuestro más importante deber: Nuestra salvación, y la de nuestro prójimo. El día del Juicio puede caer como una trampa en cualquier momento y a cualquier persona, sea joven, vieja, enferma o sana, cuando Dios, en su infinita sabiduría diga  a cualquier alma: “¡Basta!”, esta compadecerá de inmediato en su Tribunal, para su felicidad o para su desgracia eterna.