DE LOS CUADERNOS DE Mª VALTORTA (28-8-1943)
Dice Jesús:
“Antes de cerrar este ciclo hay que hablar de las dos
resurrecciones.
La primera comienza en el momento en que el alma se separa
del cuerpo y se presenta ante Mí, en el juicio particular. Pero solo es
resurrección parcial. Más que resurrección se podría decir: liberación del
espíritu de la envoltura de la carne y espera del espíritu para reunirse con la
carne y reconstruir el templo vivo, creado por el Padre, el templo del hombre
creado a imagen y semejanza de Dios
Una obra a la que le falta una parte está incompleta y es
imperfecta. La obra-hombre, perfecta en su creación, está incompleta e
imperfecta si no está unida en sus diversas partes. Destinados al Reino
luminoso o a la morada tenebrosa, los hombres deben de estar en éstos para
siempre con su perfección de carne y espíritu.
Por eso se habla de la primera y de la segunda
resurrección. Pero observa.
Quien ha matado su espíritu con vida terrena de pecado
viene a Mí, en el juicio particular con un espíritu ya muerto. La resurrección
final hará que su carne vuelva a tomar el peso del espíritu muerto para morir
totalmente con él. Mientras que quien ha vencido a la carne en la vida terrena
viene a Mí, en el juicio particular con un espíritu vivo que, entrando en el
Paraíso, aumenta su vivir.
También los purgantes son “vivos”. Enfermos, pero vivos.
Lograda la curación en la expiación, entrarán en el lugar que es Vida. En la
resurrección final, su espíritu vivo de mi Vida, a la que estarán
indisolublemente unidos, volverá a tomar la carne para glorificarla y vivir
totalmente con ella así como Yo vivo con ella.
Por eso se habla de muerte primera y segunda, y, en
consecuencia de resurrección primera y segunda. El hombre debe llegar por propia
voluntad a esta posesión eterna de la Luz – porque en el Paraíso poseéis a Dios
y Dios es Luz - , como por propia voluntad ha querido perder la Luz y el Paraíso.
Yo os doy las ayudas, pero la voluntad debe ser la vuestra.
Yo soy fiel. Os he creado libres, y libres os dejo. Y si
pensáis cuánto es digno de admiración este respeto de Dios por la libre voluntad del hombre, podéis entender
cómo debería de ser vuestro deber no abusar de ello, utilizándola para el mal,
y tener respeto, reconocimiento y amor hacia el Señor, Dios vuestro.
A
los que no han abusado, Yo digo: “Está preparada vuestra morada en el Cielo, y
deseo ardientemente que estéis en mi Beatitud”.
Muy importante!!!...gracias
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