MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

**
****************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************************

rep

sábado, 14 de marzo de 2015

SAN JUAN DE LA CRUZ EXPLICA LAS SENSACIONES QUE TENDRÁ EL ALMA EN EL PARAÍSO DE DIOS


MI AMADO ES PARA MÍ, Y YO PARA MI AMADO
PASTOREA ENTRE AZUCENAS (Ap 1, 16)





      Aquí están descritas de una manera admirable, lo que siente el alma en contacto con la Divinidad, hasta ahora, nadie ha sido capaz de explicarlo, de una manera igual a como así lo ha hecho el Doctor místico San Juan de la Cruz, patrón de todos los poetas españoles – Es un tema de gran dificultad, ya que se trata de un lenguaje celestial -, y está descrito de una manera tan real, que solo el que lo ha vivido puede dar noticias de ello, son las sensaciones del alma ya purificada de todas sus imperfecciones, lo que le permite estar en presencia de su sumo Hacedor, en su matrimonio espiritual de Amor, en un Paraíso de flores y de perfumes que son las virtudes del alma, y sus fragancias que el Austro, viento primaveral, que es el Espíritu Santo, esparce en ese Jardín vedado y secreto del alma humana, en unión mística, que es el matrimonio espiritual con el Hijo de Dios.
         En esto consiste el Paraíso, y aquí se comprende perfectamente el por qué las almas de los pecadores, que disfrutan en sus vicios y sus pecados, nunca podrán entrar en el Jardín del Edén, ya que no se han purificado con la espada de fuego de los Querubines que vigilan la entrada del Paraíso para guardar el camino del árbol de la Vida. (Gn 3,23); Al vencedor le daré a comer del árbol de la Vida que está en el Paraíso de Dios (Ap 2,7)

          Y aquí está perfectamente interpretado el significado espiritual del Cantar de los Cantares, en donde Salomón habla del amor carnal entre el hombre y la mujer, para tratar de explicar la unión entre el alma esposa y su divino Esposo el Hijo de Dios, ya que solo así se puede vislumbrar lo que será esa unión mística en el Reino de Dios.

              Y como existe para el que lo sabe ver, una similitud y una correspondencia entre lo creado y el Creador, ya que Dios hizo el mundo y el hombre a su imagen y semejanza, el Santo Doctor nos enseña que los senos simbolizan el Amor del alma hacia su Dios; las caderas simbolizan la Humildad, el pelo las Ideas, la piel la Virtud, el vientre la Voluntad, los ojos la Fe, los oídos y el olfato el conocimiento de las virtudes y de la perfección del alma y de Dios.

         Naturalmente todos esos atributos, transformados de humanos a divinos en la Resurrección Universal, serán en el Cielo, los que permitirán la unión mística del alma con el Hijo de Dios, para lo cual fue predestinada desde toda la eternidad y llamada a la incorruptibilidad, la Gloria y la Felicidad, inagotables y siempre nuevos, sin comienzo ni fin, con sensaciones únicas y personales para cada ser, que es el maná escondido y la piedra blanca que cada elegido tendrá, con un nombre nuevo que solo ella conoce.
       “Al vencedor le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedra blanca, en la que hay escrito un nombre nuevo que solo conoce quien lo recibe” (Ap 2-17)
       Y cada alma, desde la más pequeña, como la más subida en Gloria, tendrá la sensación, como lo dice S. Juan de la Cruz, de sentirse amada de tal manera, que le parecerá que ella es el único ser de la Creación, y que Dios no tiene otra cosa que hacer que ocuparse de ella.




Del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz.
(Canción 26)


Detente, cierzo muerto;
ven, Austro que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto
Y corran sus olores,
y pacerá el Amado entre las flores.


Detente, cierzo muerto.(…)
          El cierzo es un viento frío y seco, que marchita las flores. Y porque la sequedad espiritual hace ese mismo efecto en el alma donde mora, la llama “cierzo”; y “muerto” porque apaga y mata la suavidad y jugo espiritual; por el efecto que hace, la llama “cierzo muerto”. Y deseando la esposa conservarse en la suavidad de su amor, dice a la sequedad que se detenga; lo cual se ha de entender que este dicho es cuidado de hacer obras que la detengan, conservando y guardando el alma de las ocasiones.

Ven, austro que recuerdas los amores.

         El austro es otro viento, que vulgarmente se llama ábrego. Este es aire apacible, causa lluvias y hace germinar las hierbas y plantas y abrir las flores, y derramar su olor, tiene los efectos contrarios al cierzo. Y así, por este aire entiende aquí el alma al Espíritu Santo; el cual dice que recuerda los amores, porque, cuando este divino aire embiste en el alma, de tal manera la inflama toda y regala y aviva y recuerda la voluntad y levanta los apetitos que antes estaban caídos y dormidos al amor de Dios, que se puede bien decir que recuerda los amores de él y de ella.
             (…) Pero algunas veces hace Dios tales mercedes al alma esposa, que aspirando con su Espíritu Divino por este florido huerto suyo, abre todos esos cogollos de virtudes y descubre estas especies aromáticas de dones y perfecciones y riquezas del alma, y, abriendo el tesoro y caudal interior, descubre toda la hermosura de ella; y entonces, es cosa admirable de ver y suave de sentir las riquezas de los dones que se descubren al alma y la hermosura de estas flores ya todas abiertas,, y darle cada una de si el olor de suavidad que le pertenece. Y esto llama correr los olores en el huerto, cuando en el verso siguiente dice:

Y corran sus olores.

          Los cuales son de tanta abundancia algunas veces, que al alma le parece estar vestida de deleites y bañada en gloria inestimable; tanto, que no solo ella lo siente de dentro, pero aún suele redundar tanto de fuera, que lo conocen los que saben advertir, y les parece estar esa alma como un delicioso jardín, lleno de deleites y riqueza de Dios.
          Y no solo cuando esas flores están abiertas se echan de ver esto en esas almas, pero ordinariamente traen de si un no se que de grandeza y dignidad que causa detenimiento y respeto a los demás por el efecto sobrenatural que se difunde en el sujeto de la próxima y familiar comunicación con Dios; como así se escribe en el Éxodo de Moisés, que no podían mirar a su rostro por la gloria y honra que quedaba en su persona por haber tratado cara a cara con Dios.
          (…) Y por tanto, hay que desear mucho que cada alma pida este aire del Espíritu Santo para que aspire por su huerto y que fluyan sus divinos olores. Y por ser esto tan necesario y de tanto bien y gloria para el alma, lo deseó la esposa en los Cantares y lo pidió diciendo: Surge, aquil, et veni auster, perfla hortum deum, et fluent aromata illius (4,16), y todo esto lo que hemos descrito en esta canción hasta aquí, y quiere decir: Levántate, cierzo, y vete; y tú, ábrego, viento suave y provechoso, ven y corre, y aspira por mi huerto; y correrán sus olorosas y preciosas esencias. 
            Y esto todo lo desea el alma, no por el deleite y gloria que le corresponde, sino porque sabe que en esto se deleita su Esposo, y que esto es predisposición y premonición para ella de que su amado Esposo, el Hijo de Dios, venga a deleitarse en ella. Y por eso dice a continuación:

Y pacerá el Amado entre las flores.

          El alma quiere aquí indicar el deleite que el Hijo de Dios tiene con ella en esta sazón, e indica la palabra “pasto” ya que esta palabra da a entender una cosa que no solo da gusto, pero que además sustenta. Y así el Hijo de Dios se deleita en el alma en esos deleites de ella, y se sustenta en ella, esto es, persevera en ella, como en lugar donde grandemente se deleita, porque el lugar se deleita de veras en El.

          Y eso entiendo que es lo que Él mismo quiso decir por la boca de Salomón en los Proverbios, diciendo: Mis deleites son con los hijos de los hombres (8, 31); es decir, cuando sus deleites son estar conmigo, que soy el Hijo de Dios. Y es de notar que no dice que pacerá “las flores”, sino “entre las flores”, porque la comunicación suya y deleite del Esposo se produce en el alma mediante el arreo ya dicho de las virtudes, y lo que pace es la misma alma transformándola en sí, sazonada ya y guisada y salada con las flores de virtudes y dones y perfecciones, que son la salsa con que y entre que le pace; las cuales, por medio del Aposentador ya dicho, están dando a Dios con el alma sabor y suavidad.
          Y esta es la condición del Esposo, pacer al alma entre la fragancia de estas flores. Y así también la esposa en los Cantares, como tan bien sabe la condición del Esposo, dice ella estas palabras: Dilectus meus discendit in hortum tuum al areolam aromatum, ut pascatur in hortis, et lilia colligat (6,1); que quiere decir: Mi Amado descendió a su huerto, a la erica y aire de sus especias aromáticas olorosas, para apacentarse en los huertos y coger lirios para sí; y luego dice:

          Yo para mi Amado, y mi Amado para mí, que se apaciente entre los lirios (Cant. 2,16); lo que quiere decir: que se deleita en mi alma (que es el huerto), entre los lirios de mis virtudes y perfecciones y gracias.

*******************************************************************************************************




Alegrémonos y regocijémonos; démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa está dispuesta, y fuele otorgado vestirse de lino brillante, puro, pues el lino son las obras justas de los santos. (Ap 19,7-8)






*******************************************************************************************



Después de esto, miré y vi una muchedumbre grande, que nadie podía contar, de toda nación, tribu, pueblo y lengua, que estaban delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en las manos (Ap 7, 9)








*******************************************************************************************




Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados por la palabra de Dios y por el testimonio que guardaban. Clamaban a grandes voces diciendo: "¿Hasta cuando, Señor Santo, Verdadero, no juzgarás y vengarás nuestra sangre en los que moran sobre la Tierra?", y a cada uno le fue dada una túnica blanca, y les fue dicho que estuvieran callados un poco de tiempo aún, hasta que se completara el número de sus consiervos y hermanos que aún habían de ser muertos como ellos. (Ap 6, 9,-11)








******************************************************************************************


La llegada al Cielo de los niños asesinados por el horrible crimen del aborto.










*******************************************************************************************




El aspecto de los ancianos que murieron en Gracia de Dios









*******************************************************************************************



El aspecto de un Santo que ha llevado muchas almas a Dios








*******************************************************************************************




El aspecto de los que han amado mucho a Dios, las almas vírgenes que han sido llevados al Cielo por la acción del Espíritu Santo







*********************************************************************************                                                                            **********

EL DESCENSO A LOS ABISMOS DE LAS ALMAS Y LA SUBIDA A LOS CIELOS SE REALIZAN DE UNA FORMA PROGRESIVA


LA TRAICIÓN DE JUDAS EN GETSEMANÍ

Como dijo el padre Gabriele Amorth, el exorcista del Vaticano, hoy día, el mayor triunfo de Satán es haber hecho creer que no existe, y que todo es una confabulación para tener sujetos a los ignorantes incautos, las posesiones son simples enfermedades mentales, y en los exorcismos se produce el “efecto placebo”, cuando el poseso se retuerce por el suelo. Con este razonamiento, el tentador ha conseguido una serie de victorias y ganancias, ya que los que siguen esta doctrina, creen que:

             -El Nacimiento, enseñanzas sangre, sudor y lágrimas de Jesús; su Pasión, muerte y gloriosa Resurrección carecen de sentido y de significado, ya que Cristo ha venido para redimirnos de la esclavitud de Satán, que es un personaje de fábula.

          -Y si el pecado cuyo padre es Satán no existe, tampoco existe la Virtud, ya que la virtud, solo se entiende porque existe el pecado, y ya que no se puede negar la existencia de Dios, este aparece como un ser completamente insensible y neutral, que quiere por igual al sádico pecador que no se arrepiente, como al más grande de todos los Santos, y se llega a toda una serie de aberraciones y una nueva interpretación de las Escrituras, mutilando los pasajes molestos para estos progresistas.

           -Todos los Patriarcas, Profetas, y pueblo de Israel que antes de la venida de Cristo, estaban esperando inútilmente al Mesí­as, ya que era una falacia, entonces los Judí­os que condenaron a Jesús, y Judas que lo traicionó, tenían luego toda la razón, ya que el Mesías vendrí­a solo para liberar al Pueblo de Israel de la ocupación romana, y ya que Jesús no cumplí­a esa esperanza, era pues un impostor.

         -Todos los creyentes después de Cristo, incluyendo los Apóstoles, los Mártires, y todo el Pueblo cristiano, con los Santos, a la cabeza, los ascetas, los consagrados, fueron unos ilusos, habiendo vivido toda una vida de sacrificios y de privaciones para nada.
             -Judas era pues, según ellos un Apóstol de la misma, o de mayor valí­a que los demás, contribuyó de un modo admirable a completar la misión de Jesús, que no vení­a a redimir a nadie, sino a enseñarnos como hay que comportarse ante el sufrimiento, como dijo el Presidente de la Conferencia Episcopal alemana.

         Además escribió el “famoso” Evangelio de Judas, donde relata sus “heroicas y maravillosas hazañas”.



Del Poema del Hombre-Dios
 de María Valtorta
       
 Dice Jesús:


   “La figura de Judas ha sido demasiado alterada durante siglos; y últimamente, del todo desfigurada. Ciertas escuelas han hecho de él casi una apoteosis; la del segundo e indispensable artífice de la Redención. Y otros muchos piensan que cedió ante un imprevisto, feroz asalto del Tentador. No. Toda caí­da tiene premisas en el tiempo. Cuanto más grave es la caí­da, más preparación tiene.

       Los preliminares explican el hecho. Uno no se hunde, ni asciende, al improviso. Ni en el bien ni en el mal. Largos e insidiosos son los factores que cooperan a los descensos; pacientes y santos, los que cooperan a subir. Y el desventurado drama de Judas, os puede proporcionar muchas enseñanzas para salvaros y conocer todo de Dios y sus misericordias, para salvar y perdonar a aquellos que bajan al Abismo.

           No se llega al delirio satánico, en que has visto que se debatí­a Judas después del Delito, si uno no está enteramente corrompido por hálitos infernales, interiorizados voluptuosamente durante años. Cuando uno lleva a cabo incluso un delito, pero ha sido arrastrado a él por un imprevisto acontecimiento que obnubila la razón, sufre, pero sabe expiar; porque aún algunas partes del corazón están inmunes al veneno infernal.

           El mundo que niega a Satanás porque lo tiene tan dentro de sí­ que ya no se da cuenta de su presencia, que le ha interiorizado de forma que ha venido a ser parte del yo, a ese mundo le muestro que Satanás existe. Eterno e inmutable en el método usado para hacer de vosotros sus víctimas. Basta ahora. Tú permanece con mi Paz”.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------


Decía el Papa Benedicto XVI en el Ángelus del 26 de agosto (Osservatore Romano 2-9-2012)


             La marca del diablo

           "Los domingos pasados meditamos el discurso sobre el “Pan de Vida” que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafarnaúm después de alimentar a miles de personas con cinco panes y dos peces. Hoy, el Evangelio nos presenta la reacción de los discí­pulos a ese discurso, una reacción que Cristo mismo, de manera consciente, provocó. Ante todo, el evangelista Juan – que se hallaba presente junto a los demás Apóstoles – refiere que “muchos de sus discí­pulos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él” (Jn 6, 66) ¿por qué? porque no creyeron en las palabras de Jesús que decía: “Yo soy el pan vivo bajado del Cielo, el que coma mi carne y beba mi sangra vivirá para siempre "(Jn 6, 51-54); ciertamente, palabras en ese momento difí­cilmente aceptables, difí­cilmente comprensibles. Esta revelación – como he dicho – les resultaba incomprensible, porque la entendían en sentido material, mientras que en esas palabras se anunciaba el misterio pascual de Jesús, en la que Él se entregarí­a para la salvación del mundo. La nueva presencia en la sagrada Eucaristía.

           Al ver que muchos de sus discí­pulos se iban, Jesús se dirigió a los Apóstoles diciendo: ¿También vosotros queréis marcharos?”. Como en otros casos, es Pedro quien responde en nombre de los otros: ”Señor, ¿a quien iremos? – también nosotros podemos reflexionar. ¿a quien iremos? – Tú tienes palabras de vida eterna: nosotros hemos creí­do y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Jn 6, 68- 69) (…)

           Por último, Jesús sabí­a que incluso entre los doce Apóstoles, habí­a uno que no creí­a: Judas. También Judas pudo haberse ido, como lo hicieron muchos discí­pulos; es más también tenía que haberse ido si hubiera sido honrado. En cambio, se quedó con Jesús. Se quedó, no por fe, no por amor, sino con la secreta intención de vengarse del Maestro.

       ¿Por qué? Porque Judas se sentía traicionado por Jesús, y decidió que a su vez lo iba a traicionar. Judas era un Zelote, y querí­a un Mesías triunfante, que guiase una revuelta contra los romanos. Jesús había defraudado esas expectativas. El problema es que Judas no se fue, y su culpa más grande fue la falsedad, que es la marca del diablo. Por eso Jesús dijo a los Doce: “Uno de vosotros es un diablo” (Jn 6, 70).

         Pidamos a la Virgen María que nos ayude a creer en Jesús, como San Pedro, y a ser siempre sinceros con Él y con todos".