MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 21 de junio de 2016

INTERPRETACIONES MÍSTICAS SOBRE LA PROFECÍA DE ZACARÍAS


Icono ortodoxo la Stma Trinidad; Jesús el holocausto perfecto,
la mayor prueba de amor de Dios a la Humanidad



Zacarías 12,10-11.13,1.

Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica; y ellos mirarán hacia mí. En cuanto al que ellos traspasaron, se lamentarán por él como por un hijo único y lo llorarán amargamente como se llora al primogénito.

Una de las más sublimes profecías sobre la redención de Jesucristo, que junto con las del Profeta Isaías describen de una manera mística, es decir que solo es comprensible para los que tienen la Gracia de Dios, que ha sido derramada para las almas que tienen un  profundo amor a nuestro Redentor.

La casa de David y los habitantes de Jerusalén, son todos los que hoy día pertenecen al Pueblo de Dios, son los que han acogido a Jesús como el Mesías prometido, que ha sido anunciado por todos los Profetas desde Adán hasta la venida de Cristo. Esto espiritualmente hablando, son los que, al haber recibido el espíritu de gracia y de súplica, miran hacia Dios, encarnado en su divino Hijo Jesús.

El Amor a Dios, que es el primer mandamiento, hace que miremos a Jesús, al que traspasaron en la Cruz, y a los que le siguen traspasando por sus pecados, e indiferencias ante el sufrimiento de los más débiles; que lo contemplemos con un sufrimiento solo comparable al que tiene un hijo único, o a un primogénito, y que lloran amargamente por su muerte ante este suplicio tan atroz e injusto, es lo que le ocurrió a la Stma Virgen María, que por eso es la Corredentora de la Humanidad entera.

Aquel día, habrá un gran lamento en Jerusalén, como el lamento de Hadad Rimón, en la llanura de Meguido. 

Este Sacrificio de Dios ha sido, es y será el gran lamento del Pueblo de Dios, es decir de los que pertenecen a la Jerusalén celestial, es el terrible sufrimiento que estremece a todos los cristianos por la tortura y la muerte tan penosa de la persona que tanto amamos, sufrimiento que es proporcional al grado de amor de cada alma, y es por esa razón que aunque sea verdad que Jesús ha muerto por todos los hombres, solo se salvarán los que han sentido una profunda tristeza por esa muerte injusta de Jesús. 

Por esa razón, las personas que sufren como Él persecución, desprecio y explotación, y que están pagando con dolor y desprecio siendo inocentes, ya que solo han sido honrados y cumplidores con la Ley de Dios, en los cuales dijo Jesús que está Él mismo dentro de ellos. Son las víctimas expiatorias de los pecados del mundo hedonista y egoísta, por eso son los bienaventurados que alabó Jesús, en el sermón de la montaña. 

Aquel día, habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, a fin de lavar el pecado y la impureza.

Como dijo Jesús al Fariseo que le había invitado: al que más ama, más se le perdona, que es el corolario de que al que más se le perdona, más ama; es ese amor a Jesús, el cual además de perdonar con su Sangre nuestros pecados, hizo brotar de su costado el agua que lavó los pecados y eliminó la impureza, que son todas las malas inclinaciones que siempre siguen incrustadas en el alma. Como dijo San Juan de la Cruz, un alma que ha servido a Dios toda su vida, de repente llega un momento en que esa imperfección que tenía desde siempre, desaparece como por arte de magia, es ese defecto imborrable con el cual cargó toda su vida, que queda de repente borrado para siempre.