MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 3 de julio de 2018

MISA DEL PADRE WILLIE DEL 3/7/2.018, ALABANDO AL MISTICISMO MUSULMÁN, Y A LOS QUE REZAN PÚBLICAMENTE EN EL AEROPUERTO


Ma Angeles CarrerasEl misticismo, dice San Juan de la Cruz significa amor a Cristo, los mahometanos no son mi


Ma Angeles Carrerasno son místicos, su religión no considera el Amor a Dios, son solo sumisión a los mandatos del Corán que en todos sus escritos no habla del amor, como he leído, son solo obligaciones.

Ma Angeles CarrerasRezar en una alfombra en medio de la gente es farisaico, dijo Jesús cuando reces enciérrate en tu cuarto en donde Dios solo te ve,. las oraciones públicas son casi siempre soberbias.


Ma Angeles CarrerasLos musulmanes han degollado miles de personas por el hecho de ser cristianos, arrodillados en el borde del mar, dejando viudas y huérfanos, según precepto del Corán.

Ma Angeles CarrerasSi un cristiano hubiera matado a un musulmán, el mundo entero y los Sacerdotes hubieran clamado, es la doble vara de medir.

lunes, 2 de julio de 2018

ESTE MUNDO ES UN VALLE DE LÁGRIMAS, YA QUE TODO LO QUE MÁS QUEREMOS ESTÁ EN PERPETUA AGONÍA, Y TERMINA CON LA MUERTE.

POR ESTA PUERTA SOLO ENTRAN LOS QUE HAN
 VENIDO DE LA GRAN TRIBULACIÓN



Cuentan que una persona llamó por error a una empresa mortuoria, preguntado si había llegado un tal D. Juan Sánchez. El enterrador le dijo: "¡No ha llegado todavía, pero no tenga cuidado, ya llegará tarde o temprano!".
Existe también una analogía entre el mundo material y el mundo espiritual, esta analogía que puede ser de muy diversas maneras, trataremos aquí de verla con lo que ocurre en el mundo vegetal, sometido a las acciones de la naturaleza. 
Los árboles y las plantas fueron creadas por Dios en el tercer día de la creación, para servir de sustento a los hombres, y así ser la imagen perfecta de los atributos del Creador, que son la Justicia y la Misericordia, ya que los árboles dan fruto según su semilla, y los vegetales sirven para alimento de toda criatura animal y humana. 

Ahora bien, para que los árboles y los vegetales puedan desarrollarse, necesitan unas condiciones climáticas adecuadas: la lluvia y el sol, en caso contrario, no pueden llegar a término, y si logran sobrevivir, sería en unas condiciones raquíticas y miserables. De la misma manera, el alma necesita unas condiciones adecuadas para desarrollarse, la similitud con el reino vegetal, es evidente: la lluvia, representa las pruebas que manda Dios a cada alma que quiere salvar, pruebas que como dice el San Juan de la Cruz, son proporcionales a su grado de imperfección, y también al grado de gloria hacia donde Dios la quiere llevar. 

Pero esas pruebas, que son necesarias para la salud del alma, y para que esta nunca se olvide de su Creador, tienen también que ser complementadas por las alegrías, que están simbolizadas por el sol, que son la Sagrada Eucaristía, y la divina Gracia, que le infunde calor y alegría. En efecto, las plantas, sometidas a una lluvia constante, y a un frío prolongado, acabarán por ahogarse y pudrirse, de la misma manera las almas sometidas a pruebas y sufrimientos constantes, acabarían por decaer y alejarse del camino trazado por Dios. 

Por otra parte, una planta sometida a una exposición continua de un sol implacable, acabaría marchitándose, quemándose y muriendo. Igualmente el alma sometida a un placer constante acabaría engolfándose en el vicio y la perdición, y huyendo de todo sacrificio, se olvidaría de su Creador y de sus hermanos, pecando contra el primer mandamiento del Amor. 

Por esa razón, Dios alterna las penas con las alegrías, en la dosis que su soberana inteligencia cree conveniente, y así, el alma, que siempre es libre, si acepta todas esas pruebas sin acritud, viendo en todo la mano de Dios, que solo llaga para curar, y alegra para reconfortar, podrá crecer en la Virtud, hasta alcanzar la purificación y el renacer a la vida de Dios, y ser heredera de su fabuloso Reino Eterno, como así lo explica tan bien San Juan de la Cruz en sus escritos místicos. 

Sabiendo esto, Satán y sus siniestros ministros, los enemigos de Dios, intentan por todos los medios, o bien aumentar las penas, infundiéndole rencor y odio, para que el alma caiga en la desesperación y se aleje definitivamente de Dios, o bien que se engolfe en los placeres del mundo, para olvidar a su Sublime Redentor y a su prójimo, incumpliendo así el primer mandamiento de la Ley de Dios, para que se le cierren las puertas del Cielo. 

DICE EL QUE ATESTIGUA TODO ESTO: SI, ESTOY A PUNTO DE LLEGAR ¡AMÉN! ¡VEN, SEÑOR JESÚS! QUE LA GRACIA DE JESÚS EL SEÑOR, ESTÉ CON TODOS. (Ap. 22-20,21).





sábado, 30 de junio de 2018

VII/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR: TODO SE HA CUMPLIDO, EL HOMBRE HA LLEGADO A SU DESTINO ETERNO


CRISTO MUERTO HA TERMINADO SU MISIÓN EN LA TIERRA.
AHORA SE ESTÁ CUMPLIENDO LA NUESTRA


A la hora de la muerte, el hombre ha perdido su libertad para siempre, ya no puede ni merecer más, ni pecar más, solo puede aumentar su Amor y su felicidad si pertenece a Dios o aumentar su odio y su desgracia si pertenece a Satanás.

"Todo se ha cumplido", palabras pronunciadas por Jesús en la Cruz, poco antes de expirar, y después de haber cumplido con la misión que de toda la eternidad Dios Padre le había encomendado, y que había sido anunciada por todos los Profetas desde Moisés, que era la de traer su Espíritu de Pobreza en esta Tierra, que es el que abre la abundancia en el Cielo, está simbolizado por el humilde nacimiento de Jesús en el Portal de Belén. 

Y también el Espíritu de Misericordia, que es el perdón, fruto del Amor, solicitado a Dios para los que nos han ofendido, es lo que ocurrió en la Cruz, cuando Jesús dijo "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" esa Justicia hace que se nos perdone a nosotros nuestros numerosisimos pecados. Son las dos llaves que nos transforman por fin en Hijos de Dios, y que abren de par en par las puertas del Cielo.

Estos dos Espíritus, son opuestos y contrarios a los espíritus de Satanás: El hedonismo, que es el disfrute desenfrenado de todos los bienes de la Tierra, que trae la pobreza en el más allá, y el resentimiento, fruto del odio que hace que Dios no nos pueda perdonar, ya que decimos en el Padre nuestro: “Perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Estos, el hedonismo y el odio también, son las dos llaves que a su vez transforman a estas almas en hijos de Satanás, Y abren de par en par las puertas del Infierno 

 Y aquí, reproduzco la sorprenda frase de San Juan de la Cruz. Jesús al morir en la cruz, torturado y vilipendiado, abandonado por casi todos sus Apóstoles, hizo muchísimo más que en toda su vida pública durante 3 años de predicaciones, de fabulosos milagros. Y es porque en ese momento, fue cuando reconcilió el Genero humano con Dios.  


            VII/ “Todo está cumplido”.
           (De los cuadernos de María Valtorta)

          Se han cumplido todas las renuncias todos los sufrimientos, todas las pruebas, las luchas, las ofrendas, las pruebas, todo. No queda más que presentarse a Dios. El tiempo concedido a la criatura para convertirse en un dios, y a Satanás para tentarla, se ha cumplido. Cesa el dolor, cesan las pruebas, cesa la lucha. Quedan solamente el Juicio, la amorosa purificación o llega, con la suprema felicidad, la inmediata morada del Cielo. Pero todo lo que es Tierra, lo que es voluntad humana, termina.

           ¡Todo se ha cumplido! Se ha cumplido la palabra de la total resignación del jubiloso reconocimiento de haber terminado la prueba, y consumado el holocausto. No contemplo a los que mueren en pecado mortal, los que me dicen: “todo se ha cumplido”, aunque lo dicen porque eso les parece a ellos, y va acompañado con un grito de victoria y un llanto de dolor, el victorioso ángel de las tinieblas y el vencido ángel custodio.

         Yo hablo a los pecadores arrepentidos, a los buenos cristianos o a los héroes de la Virtud. Ellos, cuyo espíritu es cada vez más vivo a medida que la muerte se apodera de la carne, murmuran o gritan, resignados o jubilosos: “Todo se ha cumplido”. Termina el sacrificio. ¡Tómalo para mi expiación! ¡Tómalo para mi ofrenda de amor!” Así dicen su penúltima palabra los espíritus, ya sufriendo la muerte por ley natural o bien ofreciéndola como voluntario sacrificio como almas víctimas. Más, tanto las unas como las otras, una vez que llegan a liberarse de la materia, reclinan el espíritu en el pecho de Dios, y dicen: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.

       ¿Sabes, María lo que significa expirar con esta elevación, verdaderamente viva en el corazón? Es expirar en el beso de Dios. Hay muchas preparaciones para la muerte. Más, cree en mis palabras, ésta en su simplicidad, es la más santa”.

        Jesús me dictó esto a las 12 cuando, una vez terminada la visión que se me presentó en las primeras horas de la mañana, yo creía haber terminado de escribir y, con gran esfuerzo, pero también por necesidad, me había puesto a coser para preparar la ropa de la casa. Dejé de lado el dedal y la aguja y volví a tomar la pluma. Y, dada la suma gravedad de mi estado, recibí como un verdadero y precioso don esta preparación para la muerte.

         

viernes, 29 de junio de 2018

VI/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR: ¡DIOS MÍO, DIOS MÍO! ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?




"¡Eloi, Eloi, lamma sebacteni!"


Grito desgarrador de Jesús en la Cruz, para enseñarnos como y por qué tenemos que llamar al Padre a la hora de la agonía. Es la llamada de un hijo de Dios, angustiado en la hora tremenda, que Dios permite para que el alma, estando ya vacía de todas las ataduras del mundo, y perfectamente limpia de todos los apetitos que le impedían la divina unión, sea ahora capaz de recibir en sus “profundas cavernas del sentido”, hechas para contener a Dios, y que nunca estarán colmadas y por tanto satisfechas, hasta que estén llenas de Dios, como así lo explica San Juan de la Cruz, esa inmensidad de Dios, solo puede entrar, cuando esas cavernas están limpias, ya que Dios no se une nunca cuando hay suciedad en ellas.

El pecado original de Adán, había sido cometido por un hombre, que había desobedecido la orden dada por Dios, y por eso atrajo las consecuencias desastrosas para toda la humanidad. Ese pecado, por razones de Justicia solo podía ser reparado por otro hombre; Jesús que es Dios y hombre verdadero, tenía que ser abandonado por Dios para que en el momento de la Redención sea solo hombre, La Pasión desde la oración en el jardín de los olivos, hasta la Cruz fueron los momentos que escogió Satanás para tentarlo, como hizo con Adán en el Edén, si Jesús caía bajo sus insidias que trataban de convencerle de que su Sacrificio sería vano para salvar a esa Humanidad, entonces la Rebelión de la humanidad no hubiera tenido perdón de Dios y todas las hordas Satánicas serían redimidas de su horrible pecado que se produjo cuando dijeron a Dios "¡Non serviam!".

Fue ese abandono del Padre lo que colocó en ese momento a Jesús con solo su naturaleza humana y también fue el momento más importante de la Redención ya que derrotó completamente a Satanás, y sentenció para siempre su derrota, lo que provocó la alegría desbordante de todos los santos del Limbo y el grito de horror y desesperación de todos los demonios en el Infierno.  

          

            Dice Jesús:

           A veces nos parece que el Padre nos ha abandonado. Solo se ha escondido para aumentar la expiación y otorgar un perdón mayor. El hombre, que infinitas veces abandonó a Dios, ¿puede lamentarse airadamente por ello? ¿Y debe desesperarse porque Dios le somete a una prueba?

        ¡Cuántas cosas, diferentes de Dios, habéis puesto en vuestro corazón! ¡Cuántas veces habéis sido indiferentes hacia Él! ¡Con cuántos medios le habéis rechazado y apartado bruscamente de vosotros! Habéis colmado vuestro corazón con toda clase de cosas. Luego, lo habéis guarnecido con rejas y cerrojos porque temíais que si entrara Dios, habría podido molestar vuestra apática inmovilidad y purificar a su templo, echando de él a los usurpadores. Mientras fuisteis felices, ¿Qué os importaba tener a Dios? Decíais: “Ya lo poseo todo porque me lo merecí”. ¿Y acaso, cuándo erais felices, no huisteis de Dios, echándole la culpa de todos vuestros males?

            ¡Oh, hijos injustos que bebéis el veneno, que entráis en los laberintos, que os precipitáis en los abismos o en los nidos de serpientes y otras fieras, y luego decís: “Dios tiene la culpa”!, si Dios no fuera Padre, si no fuera un Padre Santo, ¿Qué tendría que responder a vuestros lamentos en las horas dolorosas, si en las horas felices le habéis olvidado? ¡Oh, hijos injustos que, aun teniendo infinitas culpas, queríais ser tratados como no fue tratado el Hijo de Dios en la hora del holocausto!, decid, ¿Quien fue el más abandonado? ¿Acaso no fue Cristo, el Inocente. El que para salvar, aceptó el abandono absoluto de Dios, tras haberle amado activamente siempre? ¿Acaso no tenéis también vosotros el nombre de cristianos? ¿Acaso no tenéis el deber de salvaros a vosotros mismos?

             No hay salvación en la sombría apatía que se complace en sí misma y teme ser molestada acogiendo al Activo. Entonces, imitad a Cristo profiriendo este grito en el momento de mayor angustia. Más, haced que el grito tenga el acento de la mansedumbre y de la humildad, sin tener tonos de blasfemia o de reproche.

          ¿Por qué me has abandonado, si sabes que sin Ti, no puedo hacer nada? Ven, ¡oh Padre!, ven a salvarme, a darme fuerzas para salvarme a mí mismo, porque los estrujones de la muerte son terribles y el Adversario aumenta a propósito su intensidad y silba en mis oídos que Tú ya no me amas. Hazte oír, ¡oh Padre!, no por mis méritos, sino precisamente porque soy un ser insignificante y sin méritos que no sabe vencer si está solo, y que ahora comprende que la vida era trabajo para el Cielo”.
Ha sido dicho: “¡Ay de los que están solos!”. ¡Ay del que está solo a la hora de la muerte, solo consigo mismo, contra Satanás y la carne!

       Más no temáis si llamáis al Padre, Él vendrá. Y esa humilde invocación expiará vuestras culpables indiferencias hacia Dios, las falsas piedades, los desordenados amores del yo que os transforman en apáticos.




V/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR: "TENGO SED"




SEÑOR, TENGO SED DE TI, NO QUIERO SER COMO EL CUERVO QUE SOLTÓ NOÉ Y QUE NO VOLVIÓ,
SOY  LA PALOMA QUE VOLVIÓ A TU MORADA CON LA RAMA ´DE OLIVO
QUE SIMBOLIZA MI TRIUNFO SOBRE LAS INSIDIAS DE SATANÁS



Jesús simboliza aquí el estado de las almas santas, después de haberse purificado de sus pecados que la ensuciaban y le impedían la divina unión, y después de haber pedido a Dios su deseo de perdón para sus deudores, para que, si Dios lo estima oportuno se aplique a todos los que le han ofendido.

          Entonces, cuando esas almas se encuentran desnudadas de todos sus apetitos materiales, libres de todo rencor, de toda soberbia y egoísmo, después de haberse visto desposeída de todo, y de haberse presentado como hija de Dios; después de haber sentido el abandono propiciado por su Hacedor, no teniendo el alma ningún rastro de soberbia, lo que le permite ser inmune a los ataques de Satanás, entonces lanza el grito previo al encuentro con el Juez Supremo: “Tengo sed”, que fue el lamento de Jesús en la Cruz.

           Esa sed, es una sed que solo puede apagar Dios, lo que se le ofrece de parte del mundo es como la esponja de vinagre que fue la que le presentaron a Jesús y que probó y rechazó. Jesús tiene sobre todo sed de almas santas que sean fieles seguidoras de su Doctrina y eternamente agradecidas por su sublime Redención, pero solo le dan vinagre que son las almas mediocres y desagradecidas, para las cuales su Sacrificio habrá sido inútil.




DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA


           VI/ “Tengo sed”

          Sí, es verdad. Cuando se ha entendido el verdadero valor de la Vida Eterna respeto al falso metal de la vida terrena; cuando la purificación del dolor y de la muerte es aceptada como santa obediencia, cuanto, junto a Dios se ha crecido en sabiduría y en gracia en pocas horas – a veces en poco minutos- más de lo que se ha crecido en muchos años de vida, acomete una sed profunda de aguas celestiales, de cosas celestes. 

       
Quedan vencidas las lujurias de toda sed humana. Y llega la sed sobrenatural de poseer a Dios. Es la sed del amor. El alma aspira a beber el amor y a ser bebida por él. Como el agua caída en el terreno y que no quiere convertirse en barro, que quiere convertirse en nube, el alma siente ahora la sed de subir al lugar de donde ha descendido. Están casi rotas las barreras carnales, la prisionera siente las auras del Lugar de Origen y anhela a él con todas sus fuerzas.

           ¿Cuál es el peregrino exhausto que advertir que, tras muchos años, ahora está cerca del lugar natal, no reúne sus fuerzas y prosigue rápidamente, tenazmente, despreocupado de todo lo que no sea llegar allí, de donde partió un día dejando su absoluto y verdadero bien, que está seguro de volver a encontrar y de apreciar aún mejor, ahora que ha experimentado el pobre bien, el que no sacia, el que encontró en el lugar del exilio?

          “Tengo sed”, tengo sed de Ti, Dios mío. Tengo sed de tenerte, sed de poseerte, sed de darte, porque en los umbrales que separan el Cielo y la Tierra ya se entiende como hay que interpretar el amor hacia el prójimo y acomete el deseo de obrar para que, por nuestra obra, el prójimo que dejamos reciba a Dios.

          
Es la santa laboriosidad de los santos que, como semillas muertas que se vuelven espigas, se difunden en amor para dar amor y hacer amar a Dios por los que aún están empeñados en las luchas de la Tierra. “Tengo sed”. Cuando el alma llega a los umbrales de la Vida, solo hay un agua capaz de saciar: El Agua Viva. Dios mismo.

          El Amor verdadero es Dios mismo. Es un amor opuesto al egoísmo. En los justos, el egoísmo muere antes que la carne y reina el amor. Y el amor grita: “Tengo sed de Ti, y de almas: salvar, amar, morir, para ser libres de amar y de salvar. Morir para nacer; dejar para poseer; rechazar toda dulzura, todo consuelo, porque aquí abajo todo es vanidad y, en cambio, el alma solo quiere arrojarse en el río, en el océano de la Divinidad, beber de Ella, estar en Ella, sin tener ya sed, porque la Fuente del Agua de la Vida la habrá acogido”.

      Hay que tener esta sed para reparar el desamor y la lujuria.






miércoles, 27 de junio de 2018

IV/ JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR : JESÚS ACUÉRDATE DE MI CUANDO ESTÉS EN TU REINO



SAN DIMAS QUE MUERE EN GRACIA DE DIOS
AL DECIR : "SEÑOR, ACUÉRDATE DE MÍ"





Esta súplica fue la que pronunció el buen ladrón Dimas, cuando estaba en la Cruz a la derecha de Cristo en el Gólgota: "Jesús, acuérdate de mí, cuándo estés en tu Reino", y aquí aparece un alma que pronunció las palabras más extraordinarias de un ser humano, cuando Cristo estaba en la Cruz agonizando, abandonado allí por muchos, palabras dichas en el momento en el que Jesús parecía haber sido derrotado definitivamente por Satanás, incluso por tantos hombres que habían recibido los milagros más extraordinarios de la historia de la Humanidad, como era devolver la vista a ciegos de nacimiento, curar leprosos, resucitar a muertos, predicar una doctrina extraordinaria, confirmada por sus asombrosos milagros como la multiplicación de los panes y los peces, la tempestad calmada, y tantos otros hechos asombrosos; odiado por todo el clan de la Jerarquía judía, empezando por los Escribas, que eran los doctos, los Fariseos que eran las almas más versadas en la tradición judía, y para colmo, condenado por el supremo Sacerdote Caifás, que era la máxima autoridad religiosa.

San Dimas representa pues a todos los que en la hora de la agonía, han seguido los consejos que recomienda Jesús: se ha visto su humildad cuando le dijo al mal ladrón, que ellos merecían el castigo, pero que Jesús no se lo merecía. Esa gran Virtud le hizo ser merecedor de la fabulosa promesa de Jesús en la Cruz; "Esta noche estarás conmigo en el Paraíso". Siempre me he preguntado como pudo ser que haya reconocido a Dios en Cristo abandonado, humillado y aparentemente vencido y desamparado. 

¿Cual es el misterio de la Predestinación, que ha permitido a San Dimas reconocer en ese momento a Cristo, como un Dios que posee un Reino eterno, de felicidad y de Justicia? en donde reina con poder, lo que implica su reconocimiento como Señor y Soberano en el otro mundo, ya que sabía que iban a morir. Esto demuestra tajantemente que la fe no se consigue viendo milagros y escuchando discursos, ya que es un don de Dios que Él siempre otorga a los que se ven pecadores y se dan entonces cuenta de la diferencia entre el pecado y la Virtud, al recibir ese don que comunica una visión espiritual perfecta, 

El mal ladrón significa todo lo contrario: no reconoce su culpa, y pone en duda la divinidad de Cristo, simboliza a los condenados, que acusan a Dios de sus desgracias, y se presentan con soberbia a la hora de la muerte.


DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA

             Dice Jesús:
           “Acuérdate de mí”.



Habéis aceptado el cáliz de la muerte, habéis perdonado, habéis cedido lo que era vuestro y hasta a vosotros mismos. Habéis mortificado mucho el yo del hombre, habéis liberado mucho el alma de lo que le disgusta a Dios: del espíritu de rebelión, del espíritu de rencor, del espíritu de avidez. Habéis cedido al Señor la vida, la justicia, la propiedad, la pobre vida, la paupérrima justicia, las propiedades humanas tres veces pobres. Como nuevos Job, os presentáis desfallecidos y privados de todo ante Dios. Entonces podéis decir: “Acuérdate de mí”.

Ya no sois nada. No poseéis ni salud, ni orgullo, ni riquezas. Ni siquiera os poseéis a vosotros mismos. Sois una oruga que puede convertirse en mariposa o pudrirse en la cárcel del cuerpo por una última y extrema herida al espíritu. Sois barro que vuelve a ser barro, o barro que se transforma en estrella, según prefiráis descender a las cloacas del adversario o ascender al vórtice de Dios. La última hora decide la vida eterna. Recordárlo. Y gritad: “Acuérdate de mí”.

Dios espera ese grito del pobre Job para colmarle con los bienes de su Reino. Para un Padre es dulce perdonar, intervenir, consolar. Solo espera ese grito, para deciros: “Hijo, estoy contigo. No temas”. Decid esas palabras para reparar todas las veces que os olvidasteis del Padre o fuisteis soberbios.

REFLEXIÓN PERSONAL

Señor, Tu te has acordado siempre de mí, aunque yo algunas veces me olvidé de Tí, perdóname y ten piedad de mi, ya que presiento que cuando comparezca ante Tí a la hora de mi muerte, me quedaré anonadado y sin palabras ante tan infinita Gloria, potencia y hermosura,  por eso te digo ahora que puedo hacerlo: ¡ACUÉRDATE DE MÍ!





martes, 26 de junio de 2018

III/JESÚS NOS ENSEÑA A MORIR: SEÑOR HA AQUÍ A TU HIJO




LA PAZ DEL MUNDO NO ES COMO LA PAZ DE DIOS  



III/ “He aquí a tu hijo”.


          Tremenda y angustiosa llamada de un hijo a su Padre ante la próxima separación del alma del cuerpo, y ante la inminente comparecencia ante el supremo Juez, que ha de juzgar todas las acciones del individuo que retorna a la fuente de donde procedió. En el dictado anterior a María Valtorta, Jesús subraya de una manera clara el perdón que es necesario tener hacia nuestros enemigos, ya que no se puede entrar en el Cielo con odio o rencor. En este capítulo se subraya otra condición que es también absolutamente necesaria para entrar en el Reino de Dios, La humildad, ya que los soberbios no están en el Cielo, su morada es el Infierno, junto a su Padre Satanás.

         Es bueno, recordarle a Dios que somos sus hijos, lo que todo el mundo no puede afirmar, solo lo pueden proclamar los que se han comportado como tal, es decir que han llevado un combate tremendo, y que a pesar de sus numerosas caídas, siempre han mantenido una lucha constante contra los tres poderosos enemigos del alma, y digo poderosos porque esos enemigos los ha tenido ante sus ojos. 

      El mundo con todos sus atractivos: el dinero, que es la llave para el disfrute material, el hedonismo, y el lujo, que es un cebo que atrae a todos, porque es como un señuelo, que vemos a través de los medios de comunicación, más omnipresentes que nunca, y que nos presenta la felicidad terrena como un fin y una meta, diciéndonos que esta vida es breve y que hay que disfrutarla al máximo, al estar convencidos de ello, muchos nos volvemos soberbios y egoístas, y al disfrutar en el pecado, muchos también odian a Jesús, que prohíbe esas cosas, y aman a Satanás, se hacen pues hijos del Príncipe Negro.

          Y aquí aparece el misterio de la predestinación, este mundo es pues una criba, en donde se opera una selección natural, los que prueban el pecado, y que se encuentran a gusto en él y lo prefieren a la Virtud, apagando la voz de su conciencia, puesta por Dios, que clamará hasta la muerte, aunque intenten ahogarla. Y los que una vez probado, lo rechazan y se hacen aptos para recibir la gracia de Dios, porque son humildes y quieren a Jesús, que es modelo perfecto, se hacen pues hijos de Dios.




               Dice Jesús:

          ¡He aquí a tu hijo! Significa ceder lo que se ama, con santo gesto previsor: Significa ceder los afectos y cederse a Dios sin resistencia. Significa no envidiar a quien posee lo que dejamos. Con esa frase podéis confiar a Dios todo lo que más os importa y que abandonáis, y también todo lo que os angustia, y hasta vuestro mismo espíritu.

       Podéis recordarle al Padre, que es Padre. Podéis poner en sus manos el espíritu que vuelve a la fuente. Podéis decir: “Héme aquí, Tómame porque me dono a Ti. No cedo porque me obligan las circunstancias, sino porque te amo como un hijo que vuelve a su Padre”. Podéis decir: “He aquí a mis seres queridos". 

           Te los dono. Estos son mis negocios, esos negocios que algunas veces me hicieron ser injusto, ser envidioso hacia el prójimo, y que me hicieron olvidarme de Tí, porque me parecían de importancia vital para el bienestar de los míos, para mi honor, para la estima que respeto a mí, provocaban a los demás. Quizás fueran así, pero no en la medida en que yo lo creía. También yo creía que solo yo podía tutelarlos. Creí que era necesario para llevarlos a cabo. Ahora veo… que yo solo era un elemento infinitesimal en el perfecto mecanismo de tu Providencia, y que, muchas veces, fui un elemento imperfecto, que malograba el trabajo de tu mecanismo perfecto. 

          Ahora que cesan las luces y las voces del mundo, y que todo se aleja, veo… siento… ¡Cuán insuficientes eran mis obras, que incompletas, que deterioradas! ¡Cuán opuestas al Bien! Presumí de ser un gran personaje. En cambio, eras Tú. Tu que prevés, que provees, que eres Santo, quien corregía mis trabajos, y los hacía útiles. Tuve esa presunción. A veces también dije que no me amabas, porque no llegaba a realizar lo que yo quería, mientras que otros – a quienes yo, por mí mismo odiaba – lo lograban. Ahora veo. ¡Miserere por mí!

        Es el humilde abandono, el pensamiento agradecido hacia la Providencia, como reparación por vuestras presunciones, por vuestra avidez y vuestra envidia, por haber sustituido a Dios por las pobres cosas humanas, por la gula de las riquezas diversas.






viernes, 22 de junio de 2018

LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS SOLO SE PODRÁ REALIZAR CON LA IGLESIA ORTODOXA, LAS OTRAS SECTAS PROTESTANTES FUERON FUNDADAS POR HOMBRES DE LA CALAÑA DE LUTERO



Hermosa imagen Ortodoxa del Sublime Redentor y de su Madre y Nuestra, Corredentora de la Humanidad


Post publicado en el 2.013, que tiene más vigencia que nunca por la entrevista del Papa Francisco con S.S. Kirilio en la Habana el 12-02-2.016, y cuyo mérito me atrevo a atribuir a la Santísima Virgen María, que dijo en Fátima, al final de la primera guerra mundial: "Si se consagra Rusia a mi Inmaculado Corazón, Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará".

Creo sinceramente.que intentar la unión con las múltiples iglesias protestantes, nacidas del renegado Lutero, es perder el tiempo, la mayoría de las que he conocido desprecian nuestra devoción a la Santísima Virgen María y a los que tendrían que ser nuestros modelos: los Santos.

En un escrito sobre la veneración a la Virgen, que había mandado a una Comunidad religiosa, me salió al encuentro un Pastor Protestante diciéndome que en día del Juicio, Ella me iba a machacar la cabeza con un bate de béisbol. Le dije que le tenía el mismo odio que Satanás, como buen hijo suyo. ¡Me contestó una seguidora suya que me maldijo!, le dije que yo era un alma que intentaba como un espejo reflejar a Dios, y que su maldición volvía a Dios por ese espejo, y recaía sobe ella.
Estas palabras las dijo Jesús a un Fariseo que lo había maldecido, y que se pueden leer en el Evangelio como me ha sido Revelado de María Valtorta,

Lo que no llego a comprender es como no nos hemos aún unido con los Ortodoxos, que tienen los mismos Sacramentos que nosotros, y que también veneran a la Virgen María y a los Santos como San Basilio, cuya preciosa Catedral está en Moscu.
Tienen además una hermosa Liturgia, que no han cambiado desde su inicio, a diferencia de muchos católicos que se han "protestantizado", intentando en vano apagar nuestras devociones a la Virgen y a los Santos.


La Iglesia Ortodoxa tuvo que tolerar muy a pesar suyo, la presencia de Satanás: la doctrina comunista, que persiguiendo a los cristianos, y prohibiendo toda manifestación religiosa, con horribles persecuciones, no solo no logró sus propósitos, pero además hizo revivir la fe de un modo imparable, en la Iglesia Ortodoxa. Deseo ardientemente que esta Iglesia se esté acercando a la Iglesia Católica Romana, y me alegro de que rompiendo la tradición de hace más de 1.000 años, el Patriarca Ortodoxo haya asistido a la ceremonia de entronización del nuevo Papa Francisco.

Lo que es importante es que la Iglesia Ortodoxa no fue fundada por ningún hombre del tipo del renegado Lutero, que se casó con una monja renegada, de Calvino que mandó quemar vivo a Miguel Servet por su particular visión sobre la Santísima Trinidad, del sanguinario Enrique VIII, o de otra multitud de sectas fundadas por "iluminados" que se creían enviados por Dios, y estaban solo movidos por Satanás con su odio, su interés y su orgullo, y que repitieron las palabras del Príncipe negro: "No serviré".

La Iglesia Ortodoxa y la Romana, fueron ambas fundadas no por un hombre pero sí por el Hombre-Dios: Jesucristo, Rey de Reyes y Señor del Universo, hubo una separación desde el Imperio romano, cuando se escindió en dos por la Invasión de Roma por los Bárbaros, y luego vino la Invasión de Constantinopla por los Turcos, pero ambas sobrevivieron, y tienen cada una los mismos Sacramentos, no veo objeción alguna para que ambas Iglesias se unifiquen.


Las dos interpretaciones de la Trinidad
son perfectamente compatibles.


Focio entonces, remueve la vieja rivalidad Roma-Constantinopla, la cual reviste convenientemente con el vistoso ropaje dogmático. Esta vez el debate se cierne sobre el “filioque” (literalmente “y el hijo”) con el que, al añadirlo al Credo, el Papa habría incurrido, según Focio, en herejía. 

La cuestión del “filioque” es una vieja cuestión suscitada, en una nueva manifestación de Cesaropapismo, por el Emperador Carlomagno, según la cual, el Espíritu Santo procede del Padre filioque, esto es, “y” del Hijo, según sostiene Roma; en tanto que Constantinopla sostiene que el Espíritu Santo procede “ex Patre per Filium”, esto es del Padre “por” el Hijo.

      

Creo sinceramente que estas dos interpretaciones del Credo, están perfectamente justificadas.
En cuanto a las acción del Santo Espíritu sobre las almas de los Hijos de Dios, está clarísimo que el Espíritu Santo interviene "Ex Patre per Filium", ya que es Cristo el que por su predicación, por su ejemplo y por su doloroso Rescate del Género Humano, es el que permite su acción que se produjo en el Cenáculo, habiendo ya Jesús muerto en la Cruz; por eso dijo algo así cómo: "Os conviene que yo me vaya, porque entonces, vendrá el Espíritu de la Verdad, que os iluminará y os hará comprender el significado de mi vida y de mi muerte".

En cuanto a la esencia de la Santísima Trinidad, ya que cada una de las tres personas son absolutamente iguales, se puede decir que el Espíritu Santo procede del Padre filioque (y del hijo), de la misma manera se puede decir que El Padre procede del Espíritu Santo filioque o que el Hijo procede del Espíritu Santo "Patriloque". Quiera Dios que esa señal de esperanza del Patriarca en su visita a Roma se transforme en un acuerdo que llegue a restablecer el Cristianismo como a sus orígenes.

En cuanto a todas las "variopintas" sectas Protestantes, no veo cómo puede acontecer una unión con individuos que han renegado de su fe por la acción de la soberbia y del orgullo, es decir de Satanás, sectas que con su odio a la Iglesia Católica, y a los Pontífices, nombrados por Jesús como sus legítimos representantes en la Tierra, y con su desprecio a la Santísima Virgen María, tesorera y medianera de todas las Gracias, Corredentora, Madre de Dios y de toda la Humanidad, causan un impedimento insuperable para que exista una comunión plena.




¿POR QUÉ LA IGLESIA CATÓLICA NO SE UNE YA CON LA IGLESIA ORTODOXA?











LAS CAUSAS DE LAS HEREJÍAS  
DE LAS IGLESIAS SEPARADAS

Creo sinceramente que intentar la unión con las múltiples iglesias protestantes, nacidas del renegado Lutero, es perder el tiempo, la mayoría de las que he conocido desprecian nuestra devoción a la Santísima Virgen María y a los Santos que tendrían que ser nuestros modelos.

En un escrito sobre la veneración a la Virgen, que había publicado a una Comunidad religiosa, me salió al encuentro un Pastor protestante diciéndome que en día del Juicio, Ella me iba a machacar la cabeza con un bate de béisbol. Le dije que él le tenía el mismo odio a la Stma Virgen María que Satanás, como buen hijo de él. ¡Me contestó una seguidora suya, que me maldijo!, le dije que yo era un alma que intentaba como un espejo reflejar a Dios, y que su maldición volvía a Dios por ese espejo, y recaía sobe ella. Estas palabras las dijo Jesús a un Fariseo que lo había maldecido, y que se pueden leer en el Evangelio como me ha sido Revelado de María Valtorta,

Lo que no llego a comprender es como no nos hemos unido con los Ortodoxos, que tienen los mismos Sacramentos que nosotros, y que también veneran a la Virgen María y a los Santos como San Basilio, cuya precisa Catedral está en Moscú.
Tienen además una hermosa Liturgia, que no han cambiado desde su inicio, como muchos católicos que se han "protestantizado", intentando en vano apagar nuestras devociones a la Virgen y a los Santos.

De la misma manera de que el que es sumiso y obediente a la Ley, conservando el santo Temor de Dios, se transforma poco a poco en un ser semejante a su Maestro Jesús, amando hasta a sus enemigos, el que pierde ese santo Temor y sucumbe al orgullo, se llena de odio y de desprecio hacia el prójimo, semejante a su maestro Satanás. Y de ahí nacen la gran variedad de sectas religiosas, de Iglesias desgajadas del tronco de la Iglesia católica, y si se analizan detenidamente las causas de estas escisiones, siempre observaremos que inicialmente, un posible pecado de alguna Jerarquía de la Iglesia Católica que es Santa y sana en su doctrina, pero que está constituida por hombres pecadores, y no por ángeles, es lo que ha propiciado esta escisión en la Iglesia de Cristo.
          El mecanismo, auspiciado por Satanás es siempre el mismo, como lo explica San Juan de la Cruz, el enemigo introduce primero la aguja de la verdad, que es un fallo de la Iglesia, para luego poder introducir el hilo de la mentira, que se produce siempre porque la promesa de Cristo “Las puertas del Infierno no prevalecerán”, no se aplica a las ramas desprendidas de la cepa de Cristo.

            Por esta razón podemos decir que las únicas Iglesias fundadas por Cristo son la Iglesia Católica, y la Iglesia Ortodoxa, que no han sido fundadas por seres humanos, y que todas las iglesias que están fundadas por personajes más o menos variopintos, se han desprendido del tronco principal. Es el caso de los Luteranos, los Calvinistas, los Erasmistas, los Baptistas, los Anglicanos (fundados por un sádico criminal), más recientemente los Santos de los últimos días, los Testigos de Jehová, los Mormones y un sin fin de sectas que sería largo enumerar. 

          No llego a comprender como aún no existe una unión perfecta de las Iglesias Católicas Romanas y Ortodoxas, no existe del punto de vista doctrinal, que es lo más importante, diferencia alguna entre las dos confesiones, y esa es la prueba que ambas son una misma Iglesia de Cristo. Solo falta un poco de buena voluntad de ambas partes:

            ¿Qué perdería la Iglesia Romana? ¡Absolutamente nada!, seguiría con el mismo poder que detenta en la actualidad, y además compartiría con la Iglesia ortodoxa la unidad de las dos partes más importantes y auténticas del Cristianismo.

       Lo mismo ocurriría para la Iglesia Ortodoxa, solo tendría que reconocer que la Iglesia Católica era anterior a la Iglesia Ortodoxa, como lo enseña la historia, y que la sangre de los primeros mártires, que es la base y el fundamento de la fe,  se ha vertido primero en el Coliseo Romano.

        El Patriarca Ortodoxo y el Santo Padre seguirían ostentando los mismos poderes, y en cuestión de Doctrina, sobre todo en los temas más transcendentales, no habría desavenencia alguna, ya que el Espíritu Santo que los ilumina es el mismo en ambas confesiones. Se volverían entonces a unir la Iglesia de Roma y la de Constantinopla, como así lo estaban en los inicios.


LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO SE REPARTEN  SEGÚN
EL GRADO DE HUMILDAD DE CADA ALMA


         El Espíritu Santo, reparte a cada uno los dones que cree convenientes para la acción de Dios en su Pueblo, para la Salvación del género humano, y para que pueda florecer en el Pueblo Santo la doctrina salvífica de Cristo Jesús, el Camino, la Verdad y la Vida. Naturalmente, esos dones de Dios solo se reparten a las almas que tienen cierto grado de humildad, o sea de Temor de Dios, sin el cual es imposible que cualquiera reciba don alguno, porque Dios nunca se comunica con los soberbios, aunque sepan griego, hebreo, arameo o latín o que sean profesores de teología y que tengan un doctorado.

         Y tanto es así, que una vez recibido el don, si el alma se vuelve soberbia, es decir si tentada por Satán, pierde la humildad, esos dones santos y verdaderos, se vuelven impíos y falsos: Eso es lo que ocurre con los grandes teólogos, que poseían grandes dones de sabiduría, don de lenguas, discernimiento de los Espíritus, don de profecía, y que sucumbiendo a las astucias de Satán, han perdido la santa humildad y temor de Dios, y se rebelan contra la Jerarquía establecida por Dios, y hablan, predican, profetizan y disciernen falsamente.

        

INVENTARIO DE LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO
(1 Cor 12-1,11)

           “En cuanto a los dones del Espíritu, no quiero, hermanos que sigáis en la ignorancia. Como sabéis, cuando no erais Cristianos, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber, que nadie que hable movido por el Espíritu de Dios puede decir: “maldito sea Jesús”, como tampoco puede decir: "Jesús es el Señor”, si no está movido por el Espíritu Santo.

           Hay diversidad de carismas, pero el espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Hay diversidad de actividades, pero uno mismo es el Dios que activa todas las cosas en todos. A cada cual se le concede la manifestación del Espíritu para el bien de todos. Porque a uno el Espíritu lo capacita para hablar con sabiduría, mientras a otro el mismo Espíritu le otorga un profundo conocimiento. Este mismo Espíritu concede a uno el don de la fe, a otro el carisma de curar enfermedades, a otro el poder de realizar milagros, a otro el poder de hablar en nombre de Dios, a otro el distinguir entre espíritus falsos y verdaderos, a otro el poder hablar en un lenguaje misterioso, y a otro en fin, el don de interpretar ese lenguaje. Todo esto lo hace el mismo y único Espíritu, que reparte a cada uno dones como él quiere.”

LA IMPORTANCIA DE LOS DONES (1 Cor 13-27, 30)

          Ahora bien, vosotros formáis el Cuerpo de Cristo y cada uno por su parte es un miembro. Y Dios ha asignado a cada uno un puesto en la Iglesia: primero están los Apóstoles, después los que hablan en nombre de Dios, a continuación los encargados de enseñar, luego vienen los que tienen el don de hacer milagros, de curar enfermedades, de asistir a los necesitados, de dirigir la comunidad, de hablar un lenguaje misterioso.

         ¿Son todos Apóstoles? ¿Hablan todos en nombre de Dios? ¿Enseñan todos? ¿Tienen todos el poder de hacer milagros, o el don de curar enfermedades? ¿Hablan todos un lenguaje misterioso o pueden todos  interpretar ese lenguaje?
En todo caso, aspirad a los carismas más valiosos. Pero aún os voy a mostrar un camino que los supera a todos.

EL LENGUAJE DE DIOS

           Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor soy como campana que suena o címbalo que retiñe. Y aunque tuviera el don de hablar en nombre de Dios y conociera todos los misterios y toda la Ciencia y aunque mi fe fuera tan grande como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy. Y aunque repartiera todos mis bienes a los pobres y entregase mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, nada me sirve.

El amor es paciente y bondadoso
No tiene envidia
ni orgullo, ni jactancia.
No es grosero ni egoísta;
no se irrita, ni lleva cuentas del mal;
no se alegra de la injusticia,
sinó que encuentra su alegría en la verdad.
Todo lo excusa, todo lo cree,
Todo lo espera, todo lo aguanta.

           El amor no pasa jamás. Desaparecerá el don de hablar en nombre de Dios, cesará el don de hablar en un lenguaje misterioso, y desaparecerá también el don del conocimiento profundo. Porque ahora nuestro saber es imperfecto, como también es imperfecta nuestra capacidad de hablar en nombre de Dios; pero cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo imperfecto. Cuando yo era niño, hablaba como niño, razonaba como niño; al hacerme hombre, he dejado las cosas de niño. Ahora vemos por medio de un espejo y oscuramente, entonces veremos cara a cara. Ahora conozco imperfectamente, entonces conoceré como Dios mismo me conoce.
Ahora subsisten esas tres cosas : la fe, la esperanza, el amor, pero la más excelente de todas es el amor.


LA EXCELENCIA DEL QUE HABLA EN 
NOMBRE DE DIOS
(1 Cor 14-1, 25)

           Buscad pues el amor. En cuanto a los demás dones, aspirad sobre todo al de hablar en nombre de Dios. Y es que quien posee el don de expresarse en un lenguaje misterioso no habla a los hombres, sino a Dios, pues movido por el Espíritu dice cosas misteriosas que nadie entiende. Pero el que habla en nombre de Dios, habla a los hombres, los ayuda espiritualmente, los anima y los consuela. El que se expresa en lenguaje misterioso se ayuda a si mismo; en cambio, el que habla en nombre de Dios, contribuye al bien de la Iglesia.

           Desearía que todos vosotros tuvieseis el don de expresaros en ese lenguaje misterioso, pero prefiero que tengáis el don de hablar en nombre de Dios, pues para el bien de la Iglesia es más útil el que transmite mensajes en nombre de Dios, que quien habla un lenguaje misterioso, a no ser que también interprete ese mensaje.

           Supongamos por ejemplo, hermanos que yo fuera a vosotros hablándoos en un lenguaje misterioso, ¿De qué os aprovecharía si mi lenguaje no os proporcionase alguna revelación, algún conocimiento, algún mensaje o alguna enseñanza? (…)

           Así también vosotros, si habláis un mensaje misterioso y no pronunciáis palabras inteligibles, ¿Cómo se entenderá lo que decís? ¡Estaréis hablando a las paredes! (…)

         Yo doy gracias a Dios porque hablo ese lenguaje misterioso más y mejor que todos vosotros. Pero en la asamblea prefiero hablar cinco palabras inteligibles e instructivas, a diez mil en un lenguaje ininteligible. (…)

             Así pues, el don de expresarse en un lenguaje misterioso tiene carácter de signo, no para los creyentes, sino para los que no creen. En cambio el don de hablar en nombre de Dios no es para los que no creen sino para los creyentes. Por tanto, si reunida la asamblea, entra un iniciado o uno que no cree y todos se están expresando en ese lenguaje misterioso ¿No dirán que estáis locos? Pero si todos están hablando en nombre de Dios y entra ese iniciado y ese que no cree, entre todos les harán recapacitar y reconocer sus pecados, quedando de manifiesto los secretos de su corazón. Caerá entonces de rodillas, adorará a Dios y proclamará que Dios está realmente entre vosotros.”

           Y aquí están las palabras irrefutables de San Pablo, el gran Apóstol que es el faro de la Iglesia de Dios. Según S. Juan de la Cruz, San Pablo y Moisés son los únicos que han tenido el privilegio de ver a Dios con sus ojos mortales, a pesar de lo que afirmaba el Antiguo testamento: "No puede verme ser humano sin morir”, ya que la visión inefable de la Divinidad es de un esplendor y de un fulgor tal, que el cuerpo material se “fundiría”, por eso, dice S. Juan de la Cruz, que para entrever esa visión, Dios tuvo que amparar con su "Brazo izquierdo" la debilidad del cuerpo material.