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sábado, 28 de abril de 2012

EL PROFETA JEREMÍAS SE DIRIGE AL PUEBLO CRISTIANO, LAMENTÁNDOSE DEL ABANDONO DE LA LEY DE JESÚS


LOS LAMENTOS DEL PROFETA JEREMÍAS

       

      
     Escucha, oh, Pueblo Cristiano las palabras de Dios que me dictó hace milenios, para el Pueblo Judío, pero que se aplica también a ti, que te has olvidado de los mandamientos de tu Dios, pero tú eres mucho más culpable, porque el Mesías que todos los Profetas anunciaron y que todos esperábamos ha venido ya.

           Se os ha manifestado, con todo su esplendor de Hijo de Dios, con su ejemplo, sus perfectas y maravillosas enseñanzas y sus portentosos milagros, ha dejado momentáneamente su gloria celestial para cumplir su Sagrada Misión, haciéndose Hombre pobre y humilde, y sufriendo todas  las incomodidades y desprecios desde su nacimiento en un establo, hasta su muerte, clavado en la Cruz, después de una terrible Pasión, Acontecimientos que fueron necesarios para arrancarnos de la esclavitud de Satán, en la cual habíamos caído como botín, por el pecado de nuestros primeros padres.

           Todos los Patriarcas, los Profetas, los Jueces y los Reyes de Israel, estaban esperando con ansiedad su venida, para ver y oír sus Enseñanzas, su Sabiduría, y sus Milagros, que eran necesarios para ser coherederos de su Reino por toda la eternidad.

           Y ante el asombro, la admiración y la aclamación de todos los moradores del Universo, se ha encarnado de la Virgen María, como estaba profetizado, ha vencido a Satán y a su ejército de hordas infernales, arrancándoles su presa, que era la Humanidad entera.

            Y para que quede afirmado, ha querido demostrar esta gran victoria con la Resurrección de su amigo Lázaro, que es la imagen de nuestra propia resurrección, y su esplendorosa Resurrección, ante el asombro y la admiración de todos los Ángeles y los santos que esperaban en el Limbo, y el terror y la desesperación de sus enemigos.




Del Profeta Jeremías (Jer 2-1,9)



El Señor me dijo:
Ve y proclama en Jerusalén:
Así dice el Señor:
Recuerdo tu amor de juventud.
Tu cariño de joven esposa, cuando me seguías en el desierto, por una tierra baldía.
Israel estaba consagrado al Señor, era la primicia de su cosecha: todo el que comía de ella, lo pagaba, la desgracia caía sobre él.
Oráculo del Señor.

Dios ordena y me dice: Ve y predica al Pueblo Cristiano: Así dice tu Dios: Recuerdo los tiempos antiguos, cuando me amabas como una joven esposa, cuando cumplías mis mandamientos con gran austeridad y entrega.
El Pueblo cristiano estaba consagrado a Dios, por eso, la Humanidad era su alegría: Todos los impíos, eran apartados, y la vergüenza caía sobre ellos.
Oráculo del Señor.


Escuchad la Palabra del Señor, estirpe de Jacob,
Y todas las familias de la estirpe de Israel.
Así dice el Señor: ¿Qué falta encontraron en Mí vuestros antepasados, para alejarse de mí?
Siguieron a dioses vanos y acabaron siendo vanidad.


A vosotros, que seguís la voz de vuestra conciencia, y a todo el pueblo Cristiano, a vosotros os pregunta el Señor:
¿Qué hay en mi Ley, para que empezarais a alejaros de Mí y para que la abandonaseis? Os entregasteis a vuestros deseos vanos, alejándoos de Mí y por eso, vosotros mismos os volvisteis soberbios y vanidosos.


No preguntaban: “¿Dónde está el Señor que nos sacó de Egipto,que nos condujo a través del desierto, tierra árida y agrietada, tierra de sequía y de tinieblas, tierra por donde nadie pasa, y en donde nadie vive?”
Se olvidaron de que el Señor los rescató del paganismo y de la idolatría; y que por eso los liberó de la esclavitud, apartándolos de las tentaciones del mundo, y encaminándolos a la tierra prometida, donde mana leche y miel, gracias a una vida de austeridad y de sacrificio.

Se guiaban por mi Santa Fe, que era la columna de fuego nocturna y la nube diurna, en el desierto. Para que no desfallecieran, los alimentaba con el maná, que simboliza el don supremo de Dios: La Santa Eucaristía, con el Arca de la Alianza que simboliza a mi Santa Iglesia Católica, camino que ya nadie escoge ni práctica.


Yo os traje a un vergel y os di a comer sus frutos y sus bienes.
Pero vosotros entrasteis y profanasteis mi tierra,
Convertisteis mi heredad en un lugar aborrecible.

Yo os conduje a una vida virtuosa y llena de alegrías, porqué mi yugo es suave y mi carga ligera, pero la probasteis y os olvidasteis de mis Mandamientos, os comportasteis como mi Pueblo Judío en el desierto, que añoraba las cebollas y los ajos que comía cuando era esclavo en Egipto. Y por eso, mi heredad se transformó para vosotros en una carga aborrecible, y me abandonasteis.


Los Sacerdotes no preguntaban: “¿Dónde está el Señor?”
Los guardianes de la Ley no me conocían.
Los pastores se rebelaron contra mí; Los profetas profetizaban
En nombre de Baal, siguiendo a dioses inútiles.


Los Sacerdotes son incapaces de ver la ausencia de Dios, los defensores de los valores cristianos, se olvidan de Mí.

Muchos de ellos se rebelan contra la ley de Dios; Los “progresistas” pregonan en nombre de Satán, dejándose guiar por ideales sórdidos e inútiles.


Por eso voy a seguir pleiteando contra vosotros, Oráculo del Señor, y pleitearé con los hijos de vuestros hijos.
Por estas razones, os seguiré interpelando, haciéndoos saber a vosotros, a vuestros hijos y hasta vuestros nietos, lo que os va a costar olvidaros de mis mandamientos, Oráculo del Señor. 
Id hasta las costas de Chipre a investigar, enviad observadores
a Cadar para informaros, a ver si ha sucedido algo semejante.
Investigad  y veréis como los pueblos que profesan otras religiones, como los musulmanes, los budistas o los hinduistas, y toda clase de variopinta religión, son fieles a sus enseñanzas, a sus creencias y a sus tradiciones.


¿Acaso algún pueblo cambia de dioses? y eso que no son dioses.
Pues mi Pueblo ha cambiado su gloria por dioses inútiles.
Pasmaos de ello, cielos, temblad llenos de terror.
Oráculo del Señor.


Mirad, y veréis como esos Pueblos creen en sus falsos dioses y como son fieles a sus mandamientos y a sus tradiciones.
Los Ángeles del Cielo están pasmados, y viendo mi ira, tiemblan de temor, todos los Patriarcas, los Profetas, los Santos, los Mártires, y la Santísima Virgen María, la Reina del Cielo están implorando a Dios, para detener su venganza.

ORÁCULO DEL SEÑOR DIOS TODOPODEROSO














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