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viernes, 27 de mayo de 2016

QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR, EL MISTERIO DE LA UNIÓN MÍSTICA ENTRE LA HUMILDAD Y EL AMOR






TÚ TE CIÑES LA TOALLA
Y TE ARRODILLAS A MIS PIES

TÚ, MI SEÑOR, MI MAESTRO
Y NO LO PUEDO ENTENDER

SE REMUEVEN MIS ENTRAÑAS
NO QUIERO DEJARTE HACER

NECESITO LAVARME ENTERO
Y NO SOLAMENTE LOS PIES

TU MIRADA TRANSPARENTE
CON AMOR SE CLAVA EN MÍ 

CON TERNURA ME DESCALZAS
PIDES QUE CONFÍE EN TÍ

Y TU GESTO ME DESARMA
Y ME HACE COMPRENDER AL FIN

QUE QUIEN NO VIVE SIRVIENDO
NO SIRVE PARA VIVIR

QUIEN NO VIVE PARA SERVIR
NO SIRVE PARA VIVIR...........






Magnífica Canción dedicada a Jesús, que nos da la más grande lección de humildad: comportarse como un esclavo, lavando los pies a sus discípulos. Y eso es uno de los más grandes misterios del Amor verdadero: La interrelación que existe entre entre la humildad con el verdadero Amor y la Santidad.

Cuentan en la vida del Santo Cura de Ars, que le gustaba relatar la historia de San Juan de Dios, que al lavar los pies a un pobre abandonado, vió en ellos las llagas del crucificado, y le preguntó: "¿ERES TÚ SEÑOR?". Dice el que lo relata, Monseñor Trochú, en su libro el Cura de Ars, que, cuando explicaba este relato, así como el catecismo a sus feligreses, siempre lo relataba con abundantes lágrimas.

El Santo Cura de Ars, patrono de los Sacerdotes del mundo entero, demuestra esta meditación que es muy profunda, y que poca gente llega a comprender: La santidad y el amor son siempre directamente proporcionales al grado de humildad, porque Dios se comunica solo con los humildes. Lo contrario de la santidad, es donde no existe el amor a los demás, sino solo a uno mismo, que es el fariseísmo, es siempre proporcional al grado de soberbia, porque al marcharse Dios de esa persona, entra el demonio del orgullo. 

Al santo cura de Ars, cuando su fama se llegó a extender por todo el mundo, le pidieron que firmara un libreto para los numerosos peregrinos, en donde se relataba su santidad, se negó a firmarlo, y dijo que el libreto era muy malo, preguntándole el motivo, dijo llorando: porque me declaran Santo, cuando soy un gran pecador.



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