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sábado, 8 de julio de 2023

MATEO RECAUDADOR DE IMPUESTOS, HA SABIDO RECONOCER A JESÚS COMO HIJO DE DIOS.


ESTAS FLORES PREDICAN DE UNA MANERA ELOCUENTE LA BELLEZA, LA GRACIA, LA CIENCIA Y LA SABIDURÍA DE SU CREADOR.
 

Mateo, recaudador de impuestos, ha pasado de ser un empleado al Servicio de Roma, a ser un Apóstol de Cristo, fue el que relató el Santo Evangelio del día de hoy, y que se leerá en todos las misas de la Iglesia Católica hasta el fin del mundo.

Mateo 9, 9-13.

Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. 
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". 
Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. 
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". 

Mateo era recaudador de impuestos, y convivía con los Fariseos y los Publicanos, había visto como estos vivían con soberbia, arrebatando los bienes a las viudas y los huérfanos, respetando solo a los poderosos, para obtener de ellos beneficios y prebendas.
A pesar de ser él también un usurero, hizo caso a su Conciencia que le reprochaba su conducta y veía también reprobable la conducta de los que se llamaban elegidos y que se creían los santos de Israel.

Un día oyó hablar de Jesús, de su Vida tan austera, que se dedicaba a hacer el bien y de socorrer a los pobres, los enfermos y los despreciados por esa clase de individuos que no tenían compasión. Se sentía admirado y tocado por la Gracia de Dios, que se comunica siempre a los que aborrecen la explotación de los indefensos, y aman a la Virtud.

Quiso ver a Jesús, y se subió al sicomoro para verlo mejor, por su conducta Jesús entró en su corazón y creyó, restituyendo todo lo que había robado y compensando a los que había engañado. Es la antítesis del hijo de las tinieblas que no tiene compasión por los desgraciados y se aprovecha de que son indefensos par explotarlos cada vez más.









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