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viernes, 14 de septiembre de 2012

EL VALOR INFINITO DE LA ORACIÓN HACIA LOS ENEMIGOS: EL DIVINO RAYO QUE SALE DEL COSTADO ABIERTO DE CRISTO





Extraordinaria explicación de Jesús sobre el valor de la oración hacia los enemigos: valor infinito que transforma el alma humana en la imagen perfecta de Jesús que rezó por sus verdugos desde la Cruz. Advertencia de la nueva visión que tendremos de nuestros enemigos actuales, cuando estemos en el Reino de Dios, los veremos como el medio que ha servido para evitarnos la condenación eterna, y poder alcanzar la Gloria que estaba predestinada para los elegidos.

Por eso, el sufrimiento es el medio que ha puesto Dios en este mundo para transformar nuestra alma desde su creación: un espíritu infantil, inocente y sin formación alguna, hasta llegar a ser un alma fuerte y viril: capaz de discernir entre el bien y el mal, entre el pecado y la Virtud, porqué el conocimiento; la sabiduría y la fortaleza se adquieren en la debilidad, en la pena y en el sufrimiento tomados sin acritud, y obedeciendo a la Ley de Dios. Lo mismo ocurre con el organismo de un niño recién nacido, que tiene que crecer y desarrollarse, aprender para ejercitarse y así poder llegar a ser un hombre preparado para enfrentarse a todos los problemas que va a encontrar en su vida de adulto.

De los Cuadernos de Mª Valtorta
(Dictado del 20 de Enero de 1.944)


Dice Jesús:-

Cada una de las penas superadas sin doblegarse aumenta la unión con el Cielo. Recuérdalo. Allí todo se ve con una nueva luz. Aún a esos, a quienes ahora deberíais amar solo por amor mío (pues su conducta te impulsa, dada tu naturaleza, a no amarlos) allí les amarás por amor tuyo, pues los verás como los medios por los cuales has obtenido el infinito Tesoro que Yo significo.

La última oración de los mártires era para sus verdugos, para que estos alcanzaran la Luz. La última oración de los santos era para sus opresores, para que estos alcanzaran la Caridad.

No sabes, ¡Oh no lo sabes!, mas Yo te lo diré. En muchos superiores de los conventos, a pesar del hábito talar que significaba la renuncia a la carne, persistió una naturaleza tal que les llevaba a la soberbia y por lo tanto, hacia la falta de caridad hacia sus subordinados; fueron capaces de arrepentimiento y a través de el, llegaron a un renacimiento espiritual - que es el comienzo del nacer para el Cielo – justamente gracias a las oraciones de un “santo” de su propio ambiente, que retribuyó sus durezas e injusticias con actos de sobrehumano amor, y rezó y sufrió por la redención de ese corazón que tan escaso amor les dispensaba. Ahora, en el Cielo, mis ángeles ven que el oprimido y el opresor están vecinos y no predomina el opresor sino el oprimido qué, como un padre amoroso, mira con júbilo al que salvó y que ahora ha entrado en la Vida eterna gracias a su verdadero amor.

La luz de estos espíritus que salvaron a sus torturadores es una luz especial y proviene del rayo de mi costado abierto de mi corazón, que en la cruz rezó por quienes lo crucificaron, pues los que rezan por quien les hacen sufrir son semejantes a Mí, que recé por mis verdugos.

Ten confianza en Mí, que todo lo veo, y paciencia hacia los demás, hacia las cosas que se ensañan contra vosotros. La recompensa es tan grande, que merece todos los sacrificios. Y no tardará en llegar.

No te abatas. Deja que los demás sean como quieren ser. Tú sé mía y basta. O mejor, reza – que es la caridad más grande – para que los demás sean lo que Yo quiero que sean. Y sé siempre mía. Ve en paz. Te bendigo.







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