Páginas

miércoles, 9 de enero de 2013

EL HORRIBLE PECADO DEL ABANDONO DE LOS HIJOS A SUS PROGENITORES


El matrimonio de ancianos abandonados por sus hijos



En enero de 2.013, apareció en los medios de comunicación la noticia de que la Policía encontró sentados en el banco de una parada de autobús a un matrimonio  de ancianos, aterrados de frío, que llevaban mucho tiempo sin comer.

Tenía el hombre 84 años y la mujer 82, estaban desfallecidos y muy tristes. Debido a su permanencia tan prolongada en ese lugar, la gente indagó para ver cual era la causa de esta situación. Los dos ancianos confesaron con dolor que sus hijos los habían echado de la casa donde vivían.

Los hijos salieron en la televisión y afirmaron que la convivencia con sus padres era insoportable, y que además se habían marchado de la casa por su propia ,voluntad, naturalmente nadie los creyó, eran dos ancianos de un aspecto venerable, y los hijos tenían un aspecto deplorable. Estoy convencido que si esos ancianos hubiesen sido ricos en el sentido de poder dar en herencia una buena fortuna, o si hubieran disfrutado de una buena pensión, esos hijos ingratos nunca los hubieran echado de la calle. 

Menos mal que la justicia humana aún tiene un rastro de la Justicia divina, porque los hijos fueron encarcelados por abandono y falta de asistencia, en cuanto a los padres, fueron llevados a una residencia de ancianos del Estado.

Y esto, desde el punto de vista espiritual es lo que está pasando hoy día con mucha gente que ha abandonado a Dios y a la Santísima Virgen María, ambos progenitores del renacer del alma inmortal. Es  lo que vemos con estos hijos ingratos y desalmados, que no quieren cumplir con uno de los mandamientos  de la Ley de Dios: Honrarás a tu Padre y a tu Madre, y que además, y esto es mucho más grave, incumplen el primer mandamiento que es amar a Dios sobre todas las cosas, y por supuesto al prójimo como a uno mismo.

Y esto también ocurre, como lo he leído, con el abandono de parte de más de los dos tercios de la humanidad de las almas que han echado de su corazón a Dios, que los ha creado dotándolos con una alma inmortal, y con Jesús que los ha redimido con la corredentora, la Virgen María que ha sido declarada por Jesús en la Cruz Madre de la Humanidad.

El pecado contra los padres que los criaron, los alimentaron, se ocuparon de su salud y de su bienestar material, cuando eran niños, y a veces espiritual (no sé si fue este el caso), es un pecado gravísimo que de por sí ya pide un castigo que ya en este mundo se les aplica de parte de los Jueces, y de parte de Dios, que promete en la Biblia, larga vida en este mundo a los que cuidan de sus padres.

El pecado del abandono de Dios, es decir el incumplimiento del primer y más importante mandamiento, que está antes que el mandamiento de no matarás, es aún muchísimo más grave, ya que como lo dice San Juan de la Cruz, a Dios tenemos que tenerle un profundo agradecimiento por habernos creado y un infinito amor por habernos rescatado del botín de Satanás, que es la humanidad entera, por el pecado de Adán y Eva.

El haber rechazado a Dios Padre, Dios Hijo y por consiguiente Dios Espíritu Santo, atrae por si solo la condena más terrorífica: Al abandonar al sumo Creador, y al Rescatador que pagó con su terrible pasión y muerte en la Cruz el precio del rescate, el alma eterna del pecador queda en poder de Satanás, y será esclava del siniestro Príncipe negro para toda la eternidad.

Los únicos responsables de esta situación son estas almas, que con su libre albedrío han escogido el camino de la perdición, habiendo rechazado a sus verdaderos Padres: Su Creador, su Redentor y su Madre espiritual, que también intentaron por todos los medios, sin éxito alguno, darle lo mejor para sus almas: La Vida Eterna.



No hay comentarios:

Publicar un comentario