I/ Dios no es un Ser desinteresado, es el primer egoísta de la Creación
Fueron
dos Sacerdotes de la Parroquia de los españoles en Toulouse, el Padre Buhigas y el Padre Andrés, q.e.p.d. que invitados a comer en casa de mis padres, en el año 1.958 declararon, siendo aún adolescente y sin conocimientos religiosos profundos, esta frase:
“En el mundo todos los hombres y mujeres obran por
egoísmo, ya que siempre en toda acción existe una parte de amor propio o de
interés. Incluso una madre que va a dar a luz en un parto difícil, cuando dice:
“Prefiero morir, para que mi hijo viva, también esta afirmación puede ocultar una
parte de egoísmo, ya que puede decirlo para que la gente piense bien de ella,
y la vea como una madre perfecta…”.
Hasta
aquí, esta afirmación puede ser posible y por eso puede encerrar una parte de
verdad, ya que el hombre más perfecto, siempre tiene en sí, la huella del
pecado original, que solo desaparece cuando el alma se ha purificado y eliminado
las raíces del mal, que solo el lavacro con el agua del costado de Cristo puede
producir.
Ese lavacro, que San Juan de la Cruz llama noche oscura del espíritu, es la que restablece en el hombre la inocencia perdida en el Jardín del Edén. Cuando el alma ha recobrado este estado después del paso por esa horrenda noche, verdadero Purgatorio de la Tierra, entonces el alma se vuelve de una inocencia tal que, aún que vea producirse un terrible crimen, no ve mal alguno.
Ese lavacro, que San Juan de la Cruz llama noche oscura del espíritu, es la que restablece en el hombre la inocencia perdida en el Jardín del Edén. Cuando el alma ha recobrado este estado después del paso por esa horrenda noche, verdadero Purgatorio de la Tierra, entonces el alma se vuelve de una inocencia tal que, aún que vea producirse un terrible crimen, no ve mal alguno.
Estará
entonces en disposición de hablar con Dios como lo hacían Adán y Eva antes de
comer del fruto que les inoculó a ellos y a todos sus descendientes, menos a María Santísima, el veneno de Satanás: El conocimiento del
bien y del mal.
Pero
cuando esos dos Sacerdotes pronunciaron las palabras heréticas, fue cuando
afirmaron rotundamente:
“¡Y el primer egoísta de la Creación es el mismo Dios
porque el catecismo indica que el hombre fue creado para conocer, amar y Servir
a Dios!…”
Yo
en aquella ocasión no supe refutar esa afirmación, pero mi hermano mayor,
profundamente indignado le preguntó:
“¿Si
Dios por voluntad propia, hiciera desaparecer en un momento toda la Creación,
variaría en algo su esencia?, a lo cual sorprendidos por la contundencia de la
persona y sin pararse a pensar, los sacerdotes contestaron: “Dios no puede
sufrir variación alguna ni en más ni en menos, porque Él no puede ni crecer ni
menguar, ya que es un ser infinito”.
Luego
al darse cuenta de su error, desviaron la conversación.
Unos
días después, cuando iba a la Universidad me encontré uno de ellos por la calle, y
me dijo: “Estaba pensando en tu hermano, que me contestó esas palabras", pero no
dio su brazo a torcer, alegando que a pesar de todo él tenía razón, es decir que en Dios había un interés egoísta”.
Es increíble el trabajo de Satanás en esas almas y como les conforma la mente de una manera tal, que las almas siguen “erre que erre” sumidas en el error, y me pregunto: ¿Para qué les sirvieron tantos años de estudios teológicos?, como cuando los Fariseos veían a Jesús hacer milagros de misericordia, y decían que lo hacía con el poder de Belcebú, que por definición es el ser menos misericordioso, y padre de todas las desgracias.
Es increíble el trabajo de Satanás en esas almas y como les conforma la mente de una manera tal, que las almas siguen “erre que erre” sumidas en el error, y me pregunto: ¿Para qué les sirvieron tantos años de estudios teológicos?, como cuando los Fariseos veían a Jesús hacer milagros de misericordia, y decían que lo hacía con el poder de Belcebú, que por definición es el ser menos misericordioso, y padre de todas las desgracias.
Si
hubiera tenido los conocimientos teológicos actuales, la refutación a esas
palabras sacrílegas (Dios les haya perdonado, hace ya unos 60 años de
esas palabras!), hubiera sido bien sencilla y evidente:
Dios
es Amor, Amor verdadero, que es auténtico, como lo explica San Juan de la Cruz,
cuando afirma: “Quiero lo malo y dificultoso para mí, y lo bueno y dichoso para
ti”.
Y
una de las características principales de ese Amor, lo que demuestra su autenticidad, es que el Amor,
cuando es verdadero tiene que darse a los otros, ninguna persona ama de verdad
si no se entrega a los demás, es una obligación imperiosa, que es una característica
del Amor, por esa razón el primer mandamiento de amar a Dios sobre todas las
cosas no puede desligarse del amor al prójimo, y un amor sin el otro es una
pura falacia, por eso el que dice que ama a Dios y no ama al prójimo, o que ama al prójimo, como lo afirman los políticos, y no aman a Dios, son unos embusteros.
Y de la misma manera que está reflejado en el
proverbio castellano que dice: “Obras son amores y no buenas razones”, Dios
todopoderoso para demostrar que su amor es infinito, nos dio a su Divino Hijo
que es la perfección infinita también, para redimirnos y arrancarnos de las
garras de Satanás.
Y esto es una de las características del Amor verdadero, que da a la persona amada todo lo que tiene, y no guarda nada para sí, por eso el Sagrado matrimonio Cristiano es así, los esposos dan el uno al otro todo lo que poseen y ponen todos sus bienes en común, y por esa razón está escrito en la Biblia que en el Reino de Dios seremos dioses por participación, no por naturaleza pero sí por herencia.
Los que guardan algo para ellos, no tienen el verdadero Amor, por eso leemos en los Actos de los Apóstoles, que cuando los primeros cristianos ponían en común todas sus pertenencias, el matrimonio que había guardado algo para sí, cayó fulminado por Dios ante todos.
Del Evangelio como me ha sido revelado de Mª Valtorta
(18 de Julio de 1.944)
Dice Jesús:
"Hay levadura y levadura. Está la levadura del Bien y está la del Mal. La levadura del Mal, veneno satánico, fermenta con mayor facilidad que la del Bien, porque encuentra la materia más adecuada para su fermentación en el corazón del hombre, en el pensamiento del hombre, en la carne del hombre, seducidos los tres por una voluntad egoísta, contraria, por tanto, a la Voluntad universal que es la de Dios.
La voluntad de Dios es universal porque no se limita nunca a un pensamiento personal, sino que tiene presente el bien de todo el universo. A Dios nada puede aumentarle ninguna perfección, habiendo poseído todo de forma perfecta. Por tanto, no puede haber en Él un pensamiento propio de ganancia en la base de ninguna acción suya.
Cuando se dice: "Se hace esto para mayor gloria de Dios, en el interés de Dios", no es porque la gloria divina sea susceptible en si misma de aumento, sino porque toda cosa que es en la Creación lleva una impronta de bien y toda persona que haga el bien - y por tanto merezca poseerle -, se adorna con el signo de la Gloria divina y da así gloria a la Gloria misma, que ha creado gloriosamente todas las cosas. Es un testimonio, en definitiva, dado a Dios por las personas y las cosas: testificando con hechos acerca del origen perfecto del que proceden.
Por eso, Dios cuando os manda, os aconseja u os inspira una acción, no lo hace por interés egoísta, sino por un pensamiento altruista, caritativo, de bienestar vuestro. Por eso la voluntad de Dios no es nunca egoísta; antes bien, es una voluntad enteramente abierta al altruismo, a la universalidad; la única y verdadera fuerza en el mundo universo que tenga pensamiento de fuerza universal".
Y me pregunto: ¿Que enseñan en los Seminarios a los Sacerdotes para que prediquen esas doctrinas heréticas?
II/ Dios es un Ser injusto porque ha preferido la ofrenda de Abel a la de Caín.
Este razonamiento satánico, es muy común sobre todo en los individuos ateos o agnósticos, los cuales tienen una excusa, o mejor dicho un razonamiento, que les lleva a poner en duda la Bondad de Dios, y justificar las acciones de Caín y por tanto despreciar todas las enseñanzas de la Religión.
En realidad, aquí está otra vez un ataque indirecto a Dios, semejante al ataque de Lucifer que quería ser como Dios, y lo odió porqué a pesar de ser el más subido de los ángeles, no podía soportar que hubiera alguien superior a él.
Lo mismo ocurre con los que tratan de interesado y egoísta a Dios, porque dicen que creó a los seres para adorarle y servirle.
La ofrenda de Abel era una ofrenda de Amor, porqué ofrecía lo mejor de sus rebaños:
"Pasado algún tiempo, Cain presentó al Señor una ofrenda de los frutos de la tierra. Abel le ofreció también los primogénitos de sus rebaños y hasta su grasa. El Señor se fijó en Abel y su ofrenda, más que en Caín y la suya. Entonces Caín se enfureció mucho y andaba cabizbajo..."(Gen 4-3,5)
La ofrenda de Caín era una ofrenda de egoísmo, con toda seguridad, si hubiera ofrecido lo mejor de sus frutos, el Señor se lo hubiera agradecido de la misma manera que a Abel, porque Dios es Justicia perfecta, y ve el fondo de los corazones.
En una palabra: Abel decía: "Señor, quiero lo mejor de mi rebaño para Tí y lo peor para mí", sin embargo Caín decía: "Yo quiero lo mejor de los frutos de la Tierra para mí y los peores para Tí".
Y esa es la única razón por la cual el Señor prefería la ofrenda de Abel a la de Caín, porque el primer razonamiento simboliza el Amor verdadero, que es el que tiene Dios hacia la Humanidad, porque entregó lo mejor que tenía: Jesucristo, su Hijo para su rescate, es el Amor que tiene Dios de una manera desinteresada, y el segundo razonamiento simboliza el egoísmo verdadero, es el amor propio, que es el que tiene Satanás, de una manera interesada, hasta envidiar a su Creador y querer ser como Él, terrible pecado que inoculó a Adán y Eva y a toda su descendencia.
De los cuadernos de Mª Valtorta 10, 1.950
[...] En cambio, el amor propio es búsqueda de si mismos, es sucesivo amor hacia sí mismos, es una acción cumplida para glorificarse a sí mismos ante los ojos del mundo. Por lo tanto, es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y orgullo de la vida y, de esta planta de tres ramas, derivan luego la vanagloria, la dureza de corazón, la soberbia, las ansias de alabanzas humanas, la hipocresía, el espíritu de dominio, la convicción de saberse guiar por sí mismos, sacudiéndose de encima todas las disposiciones o consejos del Amor y de quien habla en nombre del Amor.
Se creen libres, se creen reyes porque, según ellos, nadie es mejor que ellos; porque siempre, según ellos, ya están instalados en la cumbre del saber y del poder. En cambio, son esclavos de sí mismos, del enemigo de Dios. Son esclavos, siervos, desnudos, ciegos.
Son esclavos de sí mismos, y siervos o esclavos del enemigo y de los enemigos de Dios. Están privados de las vestiduras ornadas, de las vestiduras de las bodas con la Sabiduría, de las vestiduras cándidas para el convite en los Cielos y para seguir cantando hosannas al Cordero.
Están ciegos o, por lo menos miopes, porque han arruinado su vista espiritual con inútiles investigaciones humanas...
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