MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 25 de julio de 2025

EL SEGUNDO RENACER DEL ALMA . EXPLICADO POR EL ÁNGEL AZARÍAS




SOBRE EL DISCURSO DE JESÚS A NICODEMO: EL SEGUNDO RENACER DEL ALMA ES NECESARIO PARA ALCANZAR LA VIDA ETERNA.

El alma, separándose de todas las espinas de la tierra
se eleva hacia Dios con la fuerza de la Caridad




           Hojeando el libro del Ángel Azarías, ángel de la Guardia de María Valtorta (Arzayah: palabra que en hebreo significa: Dios socorre), he obtenido la confirmación de lo que había escrito acerca del "Renacer del alma", basándome en las palabras de Jesús-Dios a Nicodemo. Dios ha creado este mundo para que sea conocido y amado, todos hemos nacido con la semilla del mal, sembrada por Satanás, que es el pecado original, pero Dios ha sembrado el antídoto que es la conciencia y la razón, los dos testigos del Apocalipsis que permite a las personas de buena voluntad, arrancar las raíces del pecado, que es lo que se llama matar el hombre viejo y renacer. 

Para conseguir esta transformación, Dios da toda una vida, y ha bajado a la Tierra pata borrar el pecado Original, inmolándose, resucitando para demostrar su triunfo sobre Satanás, nos ha dejado en la Tierra los Sacramentos que se reparten a través de la única Iglesia instituida por Él, La Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, y a mi parecer la Iglesia Católica Ortodoxa. 

Satanás el eterno enemigo de Dios, lucha tenazmente para tratar de impedir esta transformación empleando la mentira y la seducción, predicando sin tregua que la felicidad solo se obtiene entregándose a todos los placeres del mundo, no ha arriesgado ni un "pelo de su rabo", para conseguirlo, sin embargo tiene más logros que Dios, ya que como lo dijo Jesús "Muchos son los llamados y pocos los elegidos" (Mat 22, 14).




Dice Azarías:

(...) "¿Cuál es la morada Santa de Dios? A esta pregunta responderán algunos: "El Cielo"; otros "la Iglesia", y otros: "El corazón del hombre". Y aún, no alcanzando la perfección en la respuesta, ninguno habrá errado, ya que Dios habita en el Cielo, en su Iglesia y en el corazón de los hombres que están en su gracia. 

Más, para ser exactos, Dios está en Sí mismo. El tiene la morada en su caridad infinita, única morada, que por su perfección e infinitud, puede contener al Perfecto y al Infinito. En la caridad, todo se opera, procede, se genera, se satisface, reposa y aplaca. La Caridad, esto es, el mismo, es la morada Santa de Dios."

Y aquí son de recordar las poesías de San Juan de la Cruz, el cual describiendo el diálogo del alma con su Divino Esposo, En el Cántico Espiritual, dice: (Cant 1,5):

"Esto mismo quiso decir la esposa en los Cantares divinos, cuando deseando unirse con la divinidad del Verbo Esposo suyo, le pidió al Padre diciendo: "Muéstrame donde te apacientas y donde te recuestas al mediodía" (1,6); porque al pedir le mostrase donde se apacentaba, era pedir le mostrase la esencia del verbo Divino, su Hijo porqué el Padre no se apacienta en otra cosa que en su divino Hijo, pues es la Gloria del Padre, y el pedir le mostrase el lugar donde se recostaba, era pedirle lo mismo, porque el Hijo sólo es el deleite del Padre, el cual no se recuesta en otro lugar, ni cabe en otra cosa que en su amado Hijo, en el cual todo él se recuesta, comunicándole toda su esencia al mediodía, que es la eternidad, donde siempre le engendra y le tiene engendrado".

             Por eso, como lo dice Azarías, La verdadera morada de Dios Padre, se encuentra solo en la unión mística con Jesús, en el amor del Espíritu Santo, que es la Caridad indicada por el Ángel. y por eso, cuando el Sacerdote en la misa ofrece la víctima expiatoria, dice. "Con Él, por Él y en Él, en unión con el Espíritu Santo, te ofrecemos a ti Dios Padre, todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén". Es la única ofrenda pura y sin tara, digna de Dios Padre, su divino Hijo Jesús, en el cual lo engendra desde toda la Eternidad, por el amor del Espíritu Santo.

(…) La mujer es solo una criatura imperfecta, como imperfecta es igualmente su matriz. Más Dios no es imperfecto. Ponderad, por tanto, que grado de carácter y de semejanza imprimará en aquellos que salen de su seno. Todas las almas son creadas por Dios y toman del Padre una primera imagen y semejanza. Ahora bien, toda alma, por espontánea voluntad, puede, diré así, tornar al Padre y volver a nacer de Él. Es esta, la “recreación” del alma de la que han hablado los doctores de la Iglesia.

Después de estas mis palabras, aprecias todas las profundas verdades de las de San Juan: el que ama, nació de Dios y lo conoce. El que ama, puesto que si no amase a Dios, no haría por entrar en él ni en “renacer” en plena y propia voluntad de Dios. 

Vuestro primer nacimiento fue querido por quien os engendró y Dios lo sanciona y ennoblece al conceder a la materia el alma; más este nacimiento no depende de vuestra voluntad. La Iglesia, desposada con Dios, coopera a vuestro nacimiento fortificando a la criatura con la Gracia Bautismal y, consiguientemente con los otros sacramentos. 

Pero únicamente cuando la criatura llega a la edad de comprender y de querer, es cuando puede querer nacer de Dios, en un segundo y mas perfecto nacimiento que se realiza mediante el amor a Dios y al prójimo según los dispone la Ley.

         Y aquí viene toda la retahíla de “Maestros espirituales” que sin ningún temor a predicar en contra de la tradición de los Santos Padres, de la Iglesia, y de la doctrina de los Evangelios, se atreven a emitir juicios contrarios a las enseñanzas, por razones de "bonismo", de relativismo y de progresismo. Los mueve la soberbia y la ceguera espiritual debida a la ausencia de la Luz de Cristo, que no han querido recibir para que no sean manifiestas sus obras, como dice el Apóstol San Juan, y su falta de temor de Dios, no pudiendo dar a sus fieles algo que no tienen.

Con su razonamiento, que dice que todos somos hijos de Dios, llegan a la conclusión herética de que el Infierno está vacío, porque un Padre no puede mandar allí a un hijo suyo, como me lo dijo cierto Arzobispo, haciendo pues innecesaria la cruenta pasión y muerte de Cristo, el martirio de todos los Santos y la predicación de tantos misioneros, muchos de los cuales han dado su vida por la Fe. Y lo que es peor, petrifican las almas de los fieles, condenándoles al "Quietismo", yendo en contra de las recomendaciones de Jesús que dijo: “El que no está conmigo está contra Mí, y el que no amasa dispersa”.

(…) La Caridad, en fin, alma mía, es la que por si sola pone en fuga al demonio porque la Caridad es luz y el demonio ama a las tinieblas; porque la Caridad es Sabiduría y las palabras engañosas de Satanás son desmentidas por la Sabiduría; porque la Caridad es Verdad y el mal la odia; porque la Caridad es Dios y Satanás no soporta la vista de Dios.

Las turbaciones que el adversario pueda suscitar con el recuerdo de faltas pasadas y con sugestiones de tentaciones presentes, quedan anuladas mediante la Caridad que es misericordia y sobrepasa los méritos y deseos de las criaturas que le aman, otorgando, además de la liberación del Maligno y de sus artes turbadoras, lo que incluso la criatura humilde y amorosa no se atreve ni a imaginar siquiera que pueda obtener con su oración.

(…) El árbol de la Vida se cubre sin cesar de flores y de hojas y madura sus frutos para aquellos que aman, sirven y responden con buena voluntad a los deseos de la Gracia de Dios, la Gracia de Dios que está contigo, te protege y sostiene contra todos aquellos que desearían alegrarse con una caída tuya, para así acallar la voz de su conciencia que les reprocha muchas cosas, siendo las primeras de ellas sus falta de Caridad y después su modo de hacer fructificar el don de Dios. Más tú, ruega por ellos, por todos, para que tengan la caridad que es la fuente de toda virtud y salvación.




Gloria Patri, et Filio et Sipíritu Sancto”.
Sicus erat in principio et in saecula saeculorum Amen.









sábado, 5 de julio de 2025

EXTRAORDINARIA EXPLICACIÓN DE JESÚS A Mª VALTORTA SOBRE LA DIFERENCIA ENTRE EL ÉXTASIS DE LAS ALMAS Y EL RAPTO DE LA Stma. VIRGEN MARÍA


MARÍA, LA OBRA MAESTRA DE LA
SANTÍSIMA TRINIDAD



Dice Jesús en este escrito:

"Cuando la criatura más ama y sirve a Dios con todas sus fuerzas y posibilidades, esa parte superior de su espíritu tiene más capacidad de conocer, de contemplar, de penetrar las eternas verdades".

                    Por eso es esencial que el predicador sea una persona lo más perfecta posible, lo que solo se consigue con el Amor a Dios que es la fuerza que comunica el Espíritu Santo, condición absolutamente necesaria y suficiente para poder transmitir las enseñanzas de Dios a los fieles. Por esa razón es mucho más importante que sea una alma santa, que una alma docta con muchos años de estudio de Teología, habiendo escrito muchos libros traducidos a muchas lenguas, que muchas veces son como paja, ya que si no tienen Amor a Dios y solo amor propio que es hipocresía farisaica, nunca podrán ahondar en el misterio de la divinidad.
             Tampoco podrán convertir a mucha gente a la verdadera Doctrina del Evangelio, ya que no aman a Dios con todo su ser, y por eso no tienen ni la capacidad de conocer, de contemplar, de penetrar y sobre todo de transmitir las eternas verdades. Solo podrán transmitir su mediocridad, y lo que es peor sus herejías que tienen porque sin verdadero amor a Dios, nace la soberbia y el error. 

(Mr. 12.38-40; Lc. 11.37-54; 20.45-47) - Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros". 
Y por eso dijo también San Juan de la Cruz en sus dichos de Luz y Amor:
"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de conciencia que todas esas obras que quieres hacer".



DEL EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO DE 
MARÍA VALTORTA
                                      (1 de Mayo de 1.946)

Dice Jesús:

        “Hay diferencia entre que el alma se separe del cuerpo por verdadera muerte y que momentáneamente el espíritu se separe del cuerpo y el alma vivificante  por un éxtasis o rapto contemplativo.
El que el alma se separe del cuerpo provoca la verdadera muerte, pero la contemplación extática, o sea, la temporal evasión del espíritu fuera de las barreras de los sentidos y de la materia, no provoca la muerte. Y ello porque el alma no se aleja y separa totalmente del cuerpo, sino que lo hace solo con su parte mejor, que se sumerge en el fuego de la contemplación.
           Todos los hombres. Mientras viven, tienen en sí el alma, sea que esté muerta por el pecado, sea que esté viva por la justicia, pero solo los grandes amantes de Dios alcanzan la verdadera contemplación. Esto demuestra que el alma, que conserva la vida mientras está unida al cuerpo – y esta particularidad está presente de la misma manera en todos los hombres -, tiene en sí misma una parte superior: el alma del alma, o espíritu del espíritu, que en los justos es fortísima, mientras que en los que desprecian a Dios y su Ley – incluso solo con su tibieza y los pecados veniales – se hace débil, privando a la criatura la capacidad de contemplar y conocer – hasta donde lo puede hacer una criatura humana, según el grado de perfección alcanzado – a Dios y sus eternas verdades.

Cuando la criatura más ama y sirve a Dios con todas sus fuerzas y posibilidades, esa parte superior de su espíritu tiene más capacidad de conocer, de contemplar, de penetrar las eternas verdades.

 El hombre, dotado de alma racional, tiene una capacidad que Dios  llena de sí, María, siendo la criatura más santa después de Cristo, fue una capacidad colmada por Él – hasta el punto de rebosar sobre los hermanos en Cristo, de todos los siglos y por los siglos de los siglos – de Dios, de sus gracias, de su caridad, de su misericordia.

El Tránsito de María se produjo estando Ella sumergida  por las olas del Amor. Ahora, en el Cielo, hecha un océano de Amor, derrama sobre los hijos que le son fieles, y también sobre los hijos pródigos, sus olas de caridad para la salvación universal, Ella es Madre universal de todos los hombres”.

María es Madre Universal porque habiendo anulado el pecado de Eva, que había derrotado el plan de Dios, que era la inmortalidad material y espiritual de las almas, María entregó a la humanidad el fruto de sus entrañas que es fruto del árbol de la Vida, su Hijo Jesús, el cual cargó con los pecados de la humanidad entera, para restablecer el plan de Dios que era resucitar con un Cuerpo glorioso y entrar en el Jardín del Edén que era el símbolo del Paraíso Eterno.
 
La importancia de una verdad espiritual, se puede ver de dos maneras; para una persona católica, no tiene ninguna dificultad para reconocer la virginidad de María, y al ser hermano de Jesús, la considere como Madre espiritual suya. Para una persona atea o protestante, es inadmisible por la sencilla razón de que al rechazar a Dios, Satanás se ha hecho su consejero, y como le tiene ese odio a María, habla por la boca de esos individuos de una manera proporcional a su alejamiento de Dios y sobre todo de su conducta completamente opuesta a las enseñanzas de Jesús nuestro Salvador, Padre y Dios Todopoderoso.









LA PRUDENCIA HUMANA RECOMENDADA POR JESÚS, ESTÁ INTERPRETADA COMO PASIVIDAD ANTE LAS LEYES HUMANAS QUE ESTÁN EN CONTRADICCIÓN CON LAS LEYES DE DIOS.


Virgen Prudentísima, ruega por nosotros


Me he encontrado este escrito de fecha pasada, que se puede aplicar a las lecturas de los Macabeos que se están leyendo en las misas, y que relata de una manera increíble la profunda Fe en los mandamientos de la Ley de Dios de los judíos de antes de la Venida de Jesús, en particular de los Macabeos, que relata la valentía de los creyentes ante los decretos del rey, que quería imponer los sacrificios a su ídolo.

Jesús llora ante Jerusalén, porque no ha sabido reconocerlo como Mesías, y predice su destrucción y la de su Templo, la diáspora y esclavitud de su Pueblo deicida, por no haber sabido ver en Él el Mesías anunciado por los Profetas.

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En este mundo, en donde la mayoría de la gente enarbola la bandera del hedonismo, es decir que quiere vivir una vida de falta total de sacrificios, y de busca desenfrenada del placer y la comodidad, huyendo de todo esfuerzo, muchos de ellos, prelados y consagrados, que creen justificarse con las palabras de Jesús, que dijo: "Sed prudentes como las serpientes", cuando en realidad esta postura, como lo explica tan claramente Jesús, es una vileza y un acto de cobardía.

Esto ocurre como lo dice Jesús, en la mayoría de las obispalías, por eso admiro al Obispo de Alcalá de Henares, Monseñor Juan Antonio Reig Plá, que denuncia vehementemente todas las leyes como el Aborto y la homosexualidad, y quedo decepcionado por tantos otros prelados, que por cobardía no se atreven a advertir a los católicos sobre la gravedad de las leyes que obligan a todos, sean creyentes o no a aplicarlas.

Todo ello sin respetar la libertad de conciencia, obligando a seguir aplicando leyes criminales, como el Aborto, las relaciones sexuales de menores de edad, sin el consentimiento de sus padres, a ese respeto hace poco una madre llamó a la Guardia Civil para apartar a una hija menor de 13 años, que tenía relaciones con un hombre mayor, le dijeron que según la Ley vigente no podían hacer nada; al final su hija fue asesinada por ese hombre.

la Ley de la Educación para la Ciudadanía, obligatoria hasta en las escuelas concertadas, que alaba la homosexualidad, las relaciones sexuales de los jóvenes, y la masturbación, ¡Escuelas en donde los padres mandan a sus hijos para tener una educación religiosa!, y tantas leyes más que son pecados graves y aberraciones para los creyentes católicos, religión mayoritaria en España y en muchos Países de Europa.

Dice Jesús en este escrito: Si, pues, no puede ser del pueblo de Dios el impotente por naturaleza, ¿podrá ser su ministro el impotente de espíritu? En verdad os digo que muchos sacerdotes y maestros, habiendo perdido su virilidad espiritual, han venido a ser culpablemente, eunucos espirituales. Muchos. ¡Demasiados!
                   



De los cuadernos de Mª Valtorta 
(17 de Junio de 1.943)

Dice Jesús:

“Te quiero hablar de la prudencia humana.
La prudencia sobrenatural es una gran virtud. Pero la prudencia humana no es una virtud. Vosotros, hombres, habéis aplicado este nombre, como una falsa etiqueta, a sentimientos impropios y no virtuosos. Así como llamáis caridad, a la moneda que dais al pobre.

Pero si vosotros dais una limosna, incluso virtuosa, y la dais para ser vistos y aplaudidos por el mundo, ¿Creéis que hacéis un acto de caridad? No. Desengañaos. Caridad quiere decir: amor. Caridad es, por tanto, tener piedad y amor por todos los necesitados de la tierra. No hace falta dinero para hacer un acto de caridad. Una palabra de consejo, de consuelo, de dulzura, un acto de ayuda material, una oración, son caridad. Una limosna dada con grosería, humillando al pobreen el que no sabéis verme, no es caridad.

Lo mismo ocurre con la prudencia. Vosotros llamáis prudencia a vuestra vileza, a vuestro anhelo de vivir tranquilos, a vuestro egoísmo. Tres cosas que ciertamente no son virtud.

También en vuestras relaciones con la Religión sois amantes del vivir tranquilos. Cuando sabéis que una franca profesión de fe, que una expresión, dicha como os la susurra el Espíritu de Verdad, pueden quitaros autoridad, dadores de trabajo, maridos, hijos, padres, de los que esperáis ayuda material, vuestra humana prudencia os hace encerraros en un silencio que no es prudente sino cobarde, cuando no culpable, porque llegáis a negar, a renegar, perjurando vuestros sentimientos más espirituales.

Pedro fue el primero que en la hora del peligro, por una prudencia humana, llegó a negar que me conociera. Yo lo permití, esto, para que arrepentido, pudiera después compadecer y perdonar a los hermanos pusilánimes. ¡Pero cuántos “Pedros” desde entonces hasta ahora! Tenéis siempre ante la mente, un interés mezquino, y lo anteponéis y tuteláis en perjuicio del interés eterno que os fructifica la Verdad valiente y valientemente profesada.

Ante ciertas manifestaciones de Dios, vosotros, pobres hombres, no tenéis ciertamente la valentía de Nicodemo y de José, que en una hora tremenda para el Nazareno y para sus seguidores supieron adelantarse para pensar en Mí contra la hostilidad de toda Jerusalén. Tu misma, a veces, te quedas un poco perpleja ante ciertas expresiones mías y las quisieras hacer menos tajantes.

La prudencia humana os guía. La lleváis a todas partes. Hasta en las obispalías, hasta en los conventos. ¡Cómo habéis cambiado en relación con los primeros cristianos que no tenían en cuenta nada de cuanto fuera humano y miraban solamente el Cielo!

Es verdad que yo he dicho que seáis prudentes como las serpientes, pero no con una prudencia humana. Os he dicho también que para seguirme, hay que ser audaces contra todos. Contra el amor a si mismos; contra el poder, cuando os persigue porque sois mis seguidores; contra el padre, la madre, la esposa, los hijos, cuando éstos quieren, por afecto humano y preocupación terrena, impediros que sigáis mi Camino, porque sólo una cosa es necesaria: salvar la propia alma incluso perdiendo la vida de la carne para obtener la Vida eterna”.





211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista
(7-7- 1.945)

[...] ¡No, no es lícito! Ninguna moneda puede comprar la conciencia, y menos aún la de los sacerdotes y los maestros. No es lícito encontrarse sumiso ante las cosas fuertes de la Tierra cuando quieren conducirnos a obrar en contra de lo que Dios ha establecido: esto no es sino impotencia espiritual, y está escrito: "El eunuco no entrará en la asamblea del Señor"Si, pues, no puede ser del Pueblo de Dios el impotente por naturaleza, ¿podrá ser su ministro el impotente de espíritu? En verdad os digo que muchos sacerdotes y maestros, habiendo perdido su virilidad espiritual, han venido a ser, culpablemente, eunucos espirituales. Muchos. ¡Demasiados!

    Meditad, observad, comparad, y os daréis cuenta que tenemos muchos ídolos y pocos ministros del Bien, que es Dios. Ahora se ve porque las ciudades-refugios no son ya tales. Ya no se respeta nada en Israel. Los santos mueren por el odio hacia ellos de los no santos.
    [...] ¡Venid!, es el Amor que pasa, quien quiera puede seguirle, porque para ser acogido por Él se requiere solamente buena voluntad".
     Jesús ha terminado en medio de un silencio atónito. Parece que muchos han sopesado las palabras que han escuchado., prueban su sabor; las degustan, las confrontan.

   Mientras esto sucede y Jesús, cansado y sudoroso, se sienta a hablar con Juan y Judas, he aquí que se alza un clamor al otro lado del muro: gritos confusos, luego más claros: "¿Está aquí el Mesías? ¿Está?". La respuesta es afirmativa. Entonces pasan adelante a un hombre contrahecho, que de tan torcido como está parece una "S".

        "¡Es Masala !".
       "¡Demasiado contrahecho! ¿Qué puede esperar?".
       "¡Ahí está su madre! ¡Pobrecilla!"
       "Maestro, su marido la rechaza por ese aborto de hombre de su hijo, así que vive aquí de la caridad pero ahora es ya anciana y le queda poca vida...".
         El aborto de hombre - realmente es así - está ante Jesús. No puede ni siquiera ver su rostro de lo encorvado y torcido que está. Parece una caricatura de hombre-chimpancé o de un camello humanizado.
    La madre anciana y mísera, ni siquiera habla, solo gime: "Señor... creo...".
         
    Jesús pone sus manos sobre los hombros sesgados del hombre, que apenas si le llega a la cintura; alza su rostro hacia el Cielo y dice con voz potente: "Enderézate y sigue los caminos del Señor". El hombre experimenta un brusco movimiento y, como impulsado por un resorte, queda derecho como el más recto de los hombres. El movimiento ha sido tan repentino, que parece como si se hubieran roto unos resortes que le hubieran contenido en esa posición anómala. Ahora le llega a Jesús a los hombros; le mira y cae de rodillas, con su madre, ante su Salvador, y ambos le besan los pies.

   Es indescriptible la reacción de la muchedumbre... A pesar de todas las resistencias, Jesús se ve obligado a permanecer en Hebrón, porque la gente está dispuesta a formar barreras en las salidas para impedirle marcharse.
   Así... entra en la casa del anciano arquisinagogo, que tan cambiado está respecto al año pasado.





jueves, 26 de junio de 2025

IMPACTANTE VISIÓN DE LA RESURRECCIÓN FINAL DE LOS JUSTOS Y DE LOS PECADORES.



Resurrección final previa al juicio eterno de Dios





           Siempre había intuido que este mundo es un estado de gestación de nuestra alma, que se está desarrollando hacia un estado de belleza proporcional a su grado de Virtud, o de fealdad también proporcional a su grado de vicio y de pecado, y será cada ser humano el que habrá sido el artífice del aspecto que tendrá para toda la eternidad. Este cambio en el alma - que tenía que transmitirse en el cuerpo, como ocurría antes de que Yahvé le ponga una señal a Caín para que cuando vaya vagando por el mundo, la gente no viera su pecado - habrá desaparecido y el alma aparecerá tal como es en este mundo, solo los pocos que tienen el don de discernimiento de los espíritus pueden reconocer el impío y el santo tales como son y como los ven los Ángeles.

              Cuentan que cuando Leonardo da Vinci pintó la última cena de Cristo, escogió para San Juan una persona que era un modelo con unas facciones de ángel, pero que no encontró a nadie que le sirviera de modelo para Judas, hasta que apareció un hombre con cara de renegado, el cual al ver el cuadro se puso a llorar, y es que se reconoció en el mismo San Juan, y se había entregado a los pecados de depravación, lo que le convirtió en un aspecto físico deplorable.   

         Ciertamente el alma conservará los atributos de inteligencia y otros dones que Dios le ha infundido en el instante de su creación, pero esos atributos habrán sido los artífices de su transformación hacia la suma fealdad o la suma belleza según que hayan sido fieles o hayan rechazado la Gracia Divina que como alimento espiritual del alma, fue la que propició esa transformación.

         Por eso nunca he comprendido ciertos teólogos que  afirman que Lucifer y los ángeles caídos son unos seres que conservan la grandeza que el Creador les ha otorgado, y que por eso son dignos de respecto y de consideración. A este respeto, en la visión del Infierno que enseñó la Santísima Virgen de Fátima a los pastorcillos, estos describieron los demonios que allí se encontraban, como seres repugnantes y en forma de "bichos asquerosos", visión que les dejó marcados para toda su vida.

          En este relato vemos como a la resurrección de los muertos, los condenados serán seres repugnantes y monstruosos, y sin embargo los elegidos serán de una hermosura sublime, y eso tiene una explicación muy sencilla: La Virtud es suma Belleza, así como el Pecado es suma fealdad, y como lo dice San Juan de la Cruz, el amor transforma el amador en lo que ama, por eso como lo dice San Juan, seremos semejantes a Dios, porque lo veremos tal cual es.




De los cuadernos de Mª Valtorta 
29 de Enero de 1.944



Lo que estoy viendo esta noche: Veo una inmensa extensión de tierra; podría llamarle mar, porque no tiene confines. La defino “tierra” porque hay tierra como en los campos y en los caminos. Pero no existe un árbol, una rama, una brizna de hierba. Solo hay polvo, polvo y más polvo.

Todo esto lo veo a una luz que no es luz. Se trata de un resplandor apenas definido, lívido, con un matiz verde-violáceo como se advierte cuando se desata un fortísimo temporal o se produce un eclipse total. Es una luz que da miedo, como de astros apagados: eso es, no hay astros en el cielo. No hay estrellas, ni luna, ni sol. El cielo está vacío y así también la Tierra. El uno está despojado de sus flores de luz; la otra, de su vida vegetal y animal. Son dos inmensos despojos de lo que ya ha sido.

Tengo todo el tiempo para contemplar esta desolada visión de la muerte del Universo, que creo será semejante a la de su primer instante, cuando ya existían el cielo y la Tierra, pero en el primero no había astros y la segunda estaba despojada de vida; cuando era un globo solidificado pero aún deshabitado, que surcaba el espacio a la espera que el dedo del Creador le otorgara hierbas y animales.

¿Por qué comprendo que se trata de la visión de la muerte del Universo? Por una de esas “segundas voces”, que no se de quien provienen, pero que obran en mí como el coro de las tragedias antiguas son las que indican especiales aspectos, que los protagonistas no ilustran por sí mismos. Precisamente es lo que deseo decirle y que le diré más tarde...

Mientras mis ojos recorren esta desolada escena cuya necesidad no comprendo, veo a la Muerte, salida quien sabe de donde, erguida en medio de la inconmensurable llanura. Es un esqueleto que ríe con sus dientes descubiertos y sus órbitas vacías, que reina en ese mundo muerto y va envuelto en su sudario como en un manto. No lleva la guadaña. Ya lo ha guadañado todo. Gira su mirada hueca sobre su siega y ríe con sarcasmo.

Tiene los brazos cruzados sobre el pecho. Luego abre esos brazos esqueléticos y también las manos que son un puñado de huesos descarnados y esta figura, gigantesca y omnipresente – o mejor dicho, omnicercana - , me apoya un dedo, el índice de su diestra, sobre la frente. Siento el frío glacial del hueso puntiagudo, que parece perforarme la frente y entrarme como una aguja de hielo en la cabeza. Pero comprendo que el único significado de este gesto es el de llamar la atención sobre lo que está sucediendo.

En efecto, con un gesto del brazo izquierdo me indica la desolada extensión sobre la que estamos de pie, ella como reina y yo como único ser viviente. Ante la tácita orden de los dedos esqueléticos de su mano izquierda y con el rítmico girar de  derecha a izquierda de su cabeza, la tierra se abre en mil y una grieta y en el fondo de estos surcos oscuros veo blanquear cosas esparcidas, sin comprender que son.

Mientras me esfuerzo en pensar que son, la mirada y el mando imperioso de la Muerte siguen surcando, como un arado, los terrones – que van abriéndose cada vez más hacia el horizonte lejano -, hienden las olas del mar sin velas y las aguas se abren formando vórtices líquidos.

Y luego, de los surcos de tierra y de los surcos de mar surgen y se ordenan esos objetos blancos que he visto antes esparcidos y mezclados. Son millones y millones, infinitos millones de esqueletos que afloran de los océanos y que se alzan de la tierra. Son esqueletos de las más variadas estaturas, desde los minúsculos de los niños con las manos semejantes a pequeñas arañas polvorientas, hasta los de hombres adultos, y a veces gigantescos, cuya mole hace imaginar algún ser antediluviano. Y están estupefactos, como si temblaran, semejantes a quien se despierta bruscamente de un sueño profundo y no logra comprender donde se encuentra.

La vista de todos estos cuerpos esqueléticos, que parecen blancuzcos en medio de esa “no luz” apocalíptica es tremenda.

Luego, en torno a esos esqueletos va condensándose lentamente como una cerrazón, una niebla que surge del suelo agrietado, de los mares hendidos, y toma fuerza y opacidad, se hace carne, se transforma en un cuerpo semejante al nuestro de seres vivos; en las órbitas vuelven a formarse los ojos y brillan los matizados iris, los pómulos se cubren formando las mejillas, sobre las mandíbulas descubiertas se extienden las encías y los labios vuelven a delinearse y los cráneos se pueblan de cabellos y los brazos vuelven a ser torneados y los dedos ágiles y todo el cuerpo es ya un cuerpo vivo, igual que el nuestro.

Son cuerpos vivos, igual que el nuestro, pero ostentan diferentes aspectos. Hay cuerpos bellísimos, tan perfectos en las formas y en los colores que son semejantes a obras de arte. Hay otros horrendos, que no lo son debidos a verdaderas cojeras o deformaciones, sino porque su aspecto general les avecina más al bruto que al hombre. Tienen ojos torvos, el rostro contraído, un aspecto feroz, y lo que más me impresiona es la tenebrosidad que emana del cuerpo y que aumenta la lividez del aire que les circunda. Sin embargo, los más bellos tienen la mirada risueña, el rostro sereno, un aspecto dulce y emanan una luminosidad que forma una aureola en torno a ellos, de la cabeza a los pies, y que se irradia también alrededor

Si todos fueran como los primeros, la oscuridad se haría total, hasta el punto que lo ocultaría todo. Pero gracias a los segundos, no solo aumenta la luminosidad sino que la aumenta tanto, que puedo ver todo perfectamente.

Los feos, acerca de cuyo destino maldito no albergo dudas, puesto que llevan esa maldición grabada en la frente, callan mientras echan alrededor miradas aterrorizadas y siniestras, de lo bajo a lo alto, y se agrupan de un lado obedeciendo a una orden que no oigo, pero que alguien debe de haberles dado y que los resucitados han percibido. También los muy bellos se reúnen sonriéndose y mirando a los feos con una mezcla de piedad y de horror. Y además cantan, entonan un coro, lento y suave, de bendición a Dios.
No veo nada más. Comprendo que he contemplado la resurrección final.

(…) Del mismo modo, hoy mi indicador interior me ha hecho comprender que estaba viendo el Universo cuando ya toda había muerto en él. Me sucedió así muchas veces en las visiones. Es la indicación que me permite entender ciertos detalles que hay que entender y que no lograría comprender por mí misma. No sé si me he explicado bien. Pero debo interrumpirme porque empieza a hablar Jesús.


Dice Jesús:

“Cuando el tiempo haya terminado y la vida sea únicamente la Vida del Cielo, antes de ser disuelto completamente, el universo volverá a ser – como has pensado – lo que era al principio. Esto acontecerá cuando Yo haya juzgado.

Muchos creen que desde el momento postrero hasta el Juicio universal transcurrirá solo un instante. Mas ¡Oh, hija!, Dios será bueno hasta el fin. Dios será bueno y justo
.
No todos los seres vivientes de la hora extrema serán santos, ni todos serán réprobos. Entre los primeros habrá algunos que ya están destinados al Cielo, pero que tienen algo que expiar. Yo sería injusto si les privara  de la expiación que ordené para todos los que les precedieron y que, en la hora de la muerte, se encontrarán en sus mismas condiciones.

Por eso, mientras llegarán para otros planetas la Justicia y el momento final y uno a uno se irán apagando los astros del cielo como antorchas sobre las que se sopla, y la oscuridad y el hielo irán aumentando, en mis horas, que son vuestros siglos, (y ya ha comenzado la hora de la oscuridad, tanto en el cielo como en los corazones), los seres vivientes del último instante, los que hayan muerto en el último instante, que sean merecedores del Cielo pero que necesiten aún una purificación, serán destinados al fuego purificador. Aumentaré el calor de dicho fuego para que sea más rápida la purificación y los bienaventurados no esperen demasiado para llevar a la glorificación su carne santa y hacerla gozar para ver a su Dios, a su Jesús, en su perfección y su triunfo.

Es por eso que has visto la Tierra sin prados ni árboles, ni animales ni hombres, ni vida y los océanos sin velas, como una llanura de árboles inmóviles, porque el movimiento ya no les será necesario para dar la vida a los peces, así como a la tierra no necesitará el calor para dar la vida a las mieses y a los hombres. Es por eso que has visto el firmamento vacío de luces, sin sus fuegos y sus resplandores. La Luz y el calor ya no le harán falta a la Tierra, que será ya como un enorme cadáver que en si encierra a  los cadáveres de todos los seres vivientes desde Adán hasta el último hijo de Adán.

La muerte, mi última servidora en la Tierra, cumplirá su última tarea y luego también ella dejará de existir. Ya no habrá más muerte. Habrá solo Vida en la beatitud o en el horror. Habrá Vida en Dios o vida en Satanás para vuestro yo, que se habrá vuelto a componer en cuerpo y alma

Ahora basta. Descansa y piensa en Mí.







MUY SEVERA CRÍTICA DE JESÚS SOBRE LA MENTALIDAD ACTUAL DE LOS ESPOSOS EN EL MATRIMONIO.


POR LA INTERCESIÓN DE MARÍA, EL AGUA DE LAS TINAJAS SE TRANSFORMÓ EN VINO, LO QUE SIGNIFICA QUE DONDE HAY PRESENCIA DE DIOS, EL MATRIMONIO
ES BENDECIDO POR SU GRACIA



Hoy día 5 de diciembre de 2.017, ha aparecido en los medios de comunicación españoles, que en el año 2.050, este País será el más envejecido del mundo después de Japón, y que habrá cerca de 78 jubilados por cada 100 personas que estén trabajando. La Comunidad europea, advierte que se tendrán que tomar medidas para remediar esta situación insostenible para la economía, con entrada de emigrantes, o con aumento de la natalidad.
Tal como está España, y conociendo la mentalidad actual de mis compatriotas y sobre todo la de los políticos, que solo están interesados en asegurar su puesto, esta última solución me parece irrealizable, por culpa de ellos, ya que para granjear votos, están obsesionados por votar leyes que van en contra de la natalidad, como el aborto libre y gratuito, la píldora del día después, el divorcio exprés, suprimiendo toda la burocracia que antes era  necesaria para separarse, bastando en que ambos cónyuges estén de acuerdo para que sea automática.
Del punto de vista religioso, esta mentalidad actual es un pecado, cuya gravedad solo Dios puede valorar, ya que el matrimonio, que antes de la venida de Cristo era un simple contrato, ha sido transformado en un Sacramento indisoluble, y sobre todo abierto a la procreación.

Dictado de Jesús a María Valtorta con comentarios muy duros en contra de la mentalidad de la gente sobre el matrimonio en 1.944, ¿Qué dirá ahora, que ha ido a muchísimo peor?. ¡Que Dios tenga misericordia de nosotros, pobres pecadores! Estas son las palabras de Jesús al final del dictado:

Más, ¿Quién comprenderá esta página? La leeréis sin advertir su sabor santo, como si hubiera empleado el idioma de un planeta desconocido. Os parecerá un tema trillado y es, en cambio, una doctrina celestial. Os mofaréis de ella vosotros, los sabios del momento. Y no sabéis que Satanás se ríe de vuestra estupidez, pues ha logrado convertir en condena lo que Dios ha creado para vuestro bien, o sea el matrimonio como unión humana y Sacramento. Y esto ha sido culpa de vuestra incontinencia, de vuestra bestialidad.




DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(22 de marzo de 1.944)

Dice Jesús:

“Las familias en las que no domina Dios,  sino la sensualidad y el interés y, por lo tanto, las derivaciones de Satanás, no son familias, ellas son el origen de grandes desgracias que, desde el interior de la célula familiar, se irradian y arruinan los grupos nacionales y, a partir de estos, también la paz mundial. Sucede así porque están creados sobre una base de sensualidad e interés, y por lo tanto, no se elevan hacia lo que es santo; por el contrario, como hierbas malsanas nacidas en el barro, se arrastran siempre por el suelo.

Dice el ángel a Tobías: “Te mostraré quienes son esos sobre los  cuales tiene poder el demonio”

¡Oh, en verdad hay cónyuges que desde la primera hora de su unión están bajo el poder demoníaco! Es más, lo están ya antes de ser cónyuges. Lo están desde que toman la decisión de buscar un compañero o una compañera, pero no lo hacen con un recto fin, sino con solapados cálculos en los que imperan de forma soberano el egoísmo y la sensualidad.
Nada hay más sano y más santo que dos seres que se aman honestamente y se unen para perpetuar la raza humana y ofrendar almas al Cielo.

La dignidad del hombre y la mujer que se convierten en padres es la segunda dignidad, después de la de Dios. Ni siquiera la dignidad real es semejante a ella, porque aún el más sabio de los reyes no hace más que gobernar a sus súbditos. En cambio, los padres atraen sobre sí la mirada de Dios y raptan a esa mirada una nueva alma, que encierran en la envoltura de la carne nacida de ellos. Casi diría que en ese momento tienen a Dios como súbdito, porque Dios crea inmediatamente una nueva alma, para el honrado amor de ambos, que se une para dar a la Tierra y al Cielo un nuevo ciudadano.

¡Oh, si pensaran en el poder que tienen y al que Dios asiente inmediatamente! Los ángeles no tienen tanto poder. Pero los ángeles, al igual que Dios están dispuestos a adherir de inmediato al acto de los esposos fecundos y a convertirse en custodios de la nueva criatura. Más como dice Rafaél, son muchos los que abrazan el estado conyugal, de modo tal que ahuyentan a Dios de sí y de su propia mente y se abandonan a la libido. Sobre estos, el demonio ejerce su poder.

¿Qué diferencia hay entre el lecho del pecado y el lecho de dos cónyuges que no rechazan el placer, pero rechazan la prole? No hagamos acrobacias de palabras y de razonamientos embusteros. La diferencia es pues muy pequeña, si por enfermedades o imperfecciones, es aconsejable o no se concede tener hijos, en estos casos, es necesario saber ser continentes y vedarse esas satisfacciones estériles, que no son más que la satisfacción de los sentidos. En cambio, si nada se opone a la creación, ¿por  qué transformáis una ley natural y sobrenatural en un acto inmoral, que falsifica su finalidad?

Cuando cualquier satisfacción honesta os aconseja no aumentar la prole, sabed vivir como esposos castos y no como simios lujuriosos. ¿Cómo pretendéis que el ángel de Dios vele sobre vuestra casa, cuando la convertís en una cueva de pecado? ¿Cómo queréis que Dios os proteja, si le obligáis a apartar con disgusto la mirada de vuestro nido mancillado?

 ¡Oh, que míseras son las familias que se forman sin una preparación a lo sobrenatural, las familias de que se ha desterrado a priori toda la busca de la Verdad y donde, aún peor, se burla la palabra de la Verdad que enseña qué es y porque existe el Matrimonio!
¡Qué míseras son las familias que se forman sin elevar ningún pensamiento hacia las alturas, que se forman estimuladas únicamente por el aguijón de un apetito sexual y de una consideración financiera!
¡Cuántos cónyuges aceptan la inevitable costumbre de la ceremonia religiosa! He dicho costumbre, y lo repito, porque para la mayor parte no es más que una costumbre y no una aspiración del alma a tener a Dios en ese momento.

 Más después de la ceremonia, ¡no piensan más en Dios, y hacen del Sacramento un festín, y del festín un desahogo de bestialidad!

Pero, según mi pensamiento, el Sacramento no termina después de la ceremonia religiosa; al contrario, comienza con ella y dura tanto como la vida de los cónyuges, así como el acto de procesar no dura cuanto la ceremonia religiosa, sino tanto como la vida del religioso o la religiosa.

El ángel le enseña a Tobías que, si antepone el acto de plegaria, el acto será un acto santo, bendito, fecundo de júbilos verdaderos y de prole.
Esto es lo que habría que hacer: ir al matrimonio impulsados por el deseo de tener prole, pues esa es la finalidad de la unión humana, además de tener presente a Dios en toda hora. Cualquier otra finalidad es una culpa deshonrosa para el hombre en cuanto ser, con uso de razón, y ofensiva para el espíritu, que es templo de Dios y huye indignado. Dios no es un carcelero opresivo. Dios es un Padre bueno, que se alegra con la honrada alegría de los hijos y que responde a los santos abrazos de los mismos con bendiciones celestiales y con la aprobación evidenciada de la creación de un alma nueva.

Más, ¿quién comprenderá esta página? La leeréis sin advertir su sabor santo, como si hubiera empleado el idioma de un planeta desconocido. Os parecerá un tema trillado y es, en cambio, una doctrina celestial. Os mofaréis de ella vosotros, los sabios del momento. Y no sabéis que Satanás se ríe de vuestra estupidez, pues ha logrado convertir en condena lo que Dios ha creado para vuestro bien, o sea el matrimonio como unión humana y Sacramento. Y esto ha sido culpa de vuestra incontinencia, de vuestra bestialidad.

Os repito las palabras de Tobías a su mujer, para que las recordéis y las tengáis como ejemplo, si aún podéis hacerlo porque sobrevive en vosotros un resto de dignidad humana. Las palabras son estas:
“Nosotros somos hijos de Santos y no podemos unirnos como los gentiles que no conocen a Dios”.

Que estas palabras sean vuestra norma, pues aunque habéis nacido donde la santidad ya había muerto, el Bautismo hizo siempre de vosotros hijos de Dios, que es el Santo de los santos y, por eso, podéis decir siempre que sois hijos de santos, del Santo, y podéis comportaros de acuerdo con ello. Entonces, tendréis “una descendencia en la que se bendecirá el nombre del Señor” y se vivirá en su Ley.

Y cuando los hijos viven en la Ley divina, se benefician los padres, porque dicha Ley enseña virtud, respeto, amor, y los primeros que se benefician, después de Dios, son los afortunados progenitores, los cónyuges santos, que han sabido hacer de su unión un rito perpetuo y no un vergonzante vicio”.








domingo, 22 de junio de 2025

YO SOY LA VIDA VERDADERA, PERMANECED EN MÍ, AMADOS MÍOS Y NO CONOCERÉIS LA MUERTE


JESÚS ES EL ALIMENTO Y LA VIDA DEL ALMA





          Está escrito en el libro del Génesis, que a Adán y Eva, se les permitió comer de todo fruto del  jardín del Edén, salvo del fruto del árbol del conocimiento del mal y del bien, también se dice que en ese jardín, estaba plantado el árbol de la Vida, naturalmente, este relato es un discurso expresado en un lenguaje material, ya que estaba destinado a un Pueblo, que aún no estaba preparado para captar el lenguaje espiritual, que solo puede ser entendido por la acción del Espíritu Santo, que para la humanidad manchada por el pecado original, solo puede ser comprendido gracias a la Pasión y muerte de Jesús, que restituye la conexión que existía entre la Humanidad y Dios.

          Acciones producidas por el fruto prohibido:

        -Hedonismo, disfrute desenfrenado de la vida material, que propicia el olvido de Dios, ya que favorece la idolatría, que es adorar a la materia, que es perecedera, y por consiguiente - ya que el amor, como lo dice San Juan de la Cruz, iguala al amador con el objeto amado - el alma, además de faltar al amor de Dios, al que le debe todo, hasta el aire que respira, también falta al amor al prójimo, ya que al ser los  bienes materiales escasos, este es visto como un competidor, y de ahí nace el odio hacia él. El alma incumple pues el primer Mandamiento de la Ley de Dios, que es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.

         “No améis el mundo, ni lo que hay en él. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porqué todo lo que hay en el mundo – los apetitos desordenados, la codicia de los ojos y el afán de grandeza humana – no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y todos sus atractivos pasan. Pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.” (1 Jn 2-15,17).

         Jesús es el antídoto al veneno inoculado por Satanás:

          Este antídoto, que es el cuerpo y la Sangre de Jesús es pues el árbol de la Vida plantado en el Jardín del Edén, ya que gracias a su Pasión, nos ha ofrecido su Cuerpo que sigue presente en la Eucaristía, que es el alimento que da la Vida al alma, y su Sangre que  elimina el veneno del fruto del árbol prohibido, estos dos Sagrados Alimentos, son los que nos hacen hijos de Dios, y nos capacitan para amar incondicionalmente a Dios y al Prójimo, condición que se había perdido.

        “Considerad el amor tan grande que nos ha demostrado el Padre, hasta el punto de llamarnos hijos de Dios; y en verdad lo somos. El mundo no nos conoce, porque no lo ha conocido a Él. Queridos, ahora somos ya hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es". (1 Jn 3-1,2)

Dice Jesús:
En verdad, entre el martirio atroz pero breve, ayudado por coeficientes sobrenaturales y naturales, y la lucha secreta, oscura y continua, tiene mayor peso sobre las balanzas de Dios, o al menos, un peso de distinto género, pero precioso, esta última.




DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA 
(18-8-1.943)




Dice Jesús:

          “Continúo explicando los pasajes que creo oportunos:
          Está dicho: “Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida…” Y tal pensamiento se ha aplicado a Mí. Sí, soy Árbol de la Vida, y me doy a vosotros como alimento en la Eucaristía y mi visión será alimento gozoso de los vencedores en la otra vida. Pero hay otro significado que muchos ignoran precisamente porque muchos que me comentan no son “vencedores”.

           ¿Quién es vencedor? ¿Qué es necesario para serlo? ¿Obras resonantes de heroísmo? No. Entonces serían demasiado pocos los que vencen. Son vencedores los que vencen en sí a la Bestia que quisiera someterles. En verdad, entre el martirio atroz pero breve, ayudado por coeficientes sobrenaturales y naturales, y la lucha secreta, oscura y continua, tiene mayor peso sobre las balanzas de Dios, o al menos, un peso de distinto género, pero precioso, esta última.
         
            No hay mayor tirano que la carne y el Demonio, y los que hacen de la carne un espíritu y del Demonio un vencido, son los “vencedores”. Pero para serlo, es necesario haberse dado totalmente al Amor. Totalmente: quien ama con todas sus fuerzas, no reserva nada para sí mismo, y no reservándose para sí mismo, no lo hace ni para la carne ni para el Demonio. Lo da todo a su Dios, y Dios lo da todo a su amador.
         Le da su Verbo. Esto es lo que le da de comer al vencedor, ya desde esta tierra, no podía darle nada mayor. Le da a Mí, Verbo del Padre, para ser el alimento del espíritu consagrado al cielo.

          Mi Palabra desciende a nutrir las almas que se han dado totalmente a su Dios y Señor. Mi Palabra viene para seros sacerdote y guía a quienes buscáis la guía verdadera. Vosotros que habéis entendido la Verdad, sabéis que solo esto es necesario, vivir de mi Palabra, creer en mi Palabra, caminar según mi Palabra.

         ¿Qué pensaríais de uno que quisiera vivir a base de golosinas, licores y tabaco? Diríais que moriría, porque ese no es el alimento que se necesita para vivir sanos. Lo mismo sucede a quien se afana con miles de exterioridades y no se preocupa de lo que es el núcleo de toda la vida del alma: mi Palabra.

          ¿Por qué la Misa, por qué la Eucaristía, por qué la Confesión no os santifica como debería suceder? Porque para vosotros son formalismos, no las hacéis fecundas atendiendo a mi Palabra. Peor aún, sofocáis a mi Palabra, que Yo lanzo desde lo alto del Cielo para llamaros e iluminaros, bajo la tibieza, bajo la hipocresía, la culpa más o menos grave.

          No me amáis, eso es todo. Amar no quiere decir hacer de vez en cuando una visita superficial de cortesía mundana. Amar quiere decir vivir con el alma unida, fundida, encendida, con su último fuego que alimenta a otra alma. Entonces en la fusión se realiza también la comprensión.

          Yo hablo, no ya lejos, desde lo alto de los cielos, sino que hago morada – y conmigo el Padre y el Espíritu, porque somos una sola cosa – Yo hago morada en el corazón que me ama y mi Palabra no es ya un susurro, sino Voz plena, ya no es aislada, sino continua. Entonces, soy el Maestro verdadero. Soy aquel que hace ahora 20 siglos, hablaba incansablemente a las muchedumbres, y que ahora encuentra su delicia en hablar a los predilectos que le saben escuchar y de los cuales hago mis canales de Gracia.

          ¡Cuánta vida os doy! Vida verdadera, Vida santa, Vida eterna, Vida gozosa con mi Palabra que es palabra del Padre y Amor del Espíritu. Si, en verdad, al “vencedor” Yo le doy de comer el fruto del árbol de la Vida. Os lo doy ya en esta Tierra con mi doctrina espiritual que vuelvo a traer entre los hombres a fin de que no todos los hombres perezcan. Os la doy en la otra Vida estando con vosotros para siempre.

          Yo soy la Vida verdadera. Permaneced en Mí, amados míos, y no conoceréis la muerte”.