MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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lunes, 23 de septiembre de 2024

LETANIA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA: ESTRELLA DE LA MAÑANA: RUEGA POR NOSOTROS








LA VIRGEN MARÍA SE LLAMA EL LUCERO DEL ALBA, O LA ESTRELLA DE LA MAÑANA, DE LA MISMA MANERA QUE ELLA HA DADO A LUZ A JESUCRISTO EN LA TIERRA, ELLA DARÁ A LUZ A LAS ALMAS QUE LA HAN ESCOGIDO POR MADRE, EN EL CIELO.

La estrella de la Mañana es la madre que da la existencia a una persona en la Tierra, Ella es Madre de Dios, porque ha "dado a luz" a Jesucristo en la Tierra, gracias a ella la Gloria ha bajado a este mundo.

Como también es Madre nuestra, ella nos "dará a luz" en el Cielo, gracias a la Redención de Jesús-Dios, que ha hecho posible pasar de la humildad de este mundo, a la Gloria de Dios.

El testamento del Santo Cura de Ars, patrón de todos los Párrocos del mundo entero fue: "Lego mi cuerpo de pecado a la tierra, y mi alma a la Santísima Trinidad".

Esto es lo que les pasa a todas las almas que han estado bajo la protección de nuestra Santísima Madre la Virgen María.

Esta antigua imagen parece tener dos sentidos: el alumbramiento de Jesús-Dios en la Tierra y el alumbramiento del alma que ha nacido a la Vida Eterna en el Reino de Dios, que está simbolizado por el inmenso Sol que alumbra a los Ángeles.

La Virgen María con su hijo ha triunfado del astro de las tinieblas que está aplastado a sus pies, es la luna que luce por la noche, y que en el Cielo adonde siempre brilla el sol que es Dios, habrá desaparecido para siempre.

jueves, 12 de septiembre de 2024

CUALQUIER LUGAR PUEDE SER UN LUGAR DE ORACIÓN Y DE ALABANZA A DIOS


LA GALAXIA EL OJO DE DIOS

     Dios, que parece ser un Dios escondido, está para los que saben verlo, presente en todo el Universo visible e invisible, se puede contemplar en todo mineral, vegetal y en toda la gran variedad de animales, y de seres vivos, que existen en nuestro planeta, y en los millones de mundos de otras galaxias, en los cuales nunca podremos acceder por las distancias siderales que nos separan de ellos. Hace poco salió la noticia de que se vio por los telescopios un planeta, a una distancia de su sol parecida a la de la Tierra, lo que significa que habría agua en estado líquido, que es necesaria para la vida, ¡pero para llegar allí, una nave viajando a 300.000 km/h tardaría 60.000 años en llegar! 

     Y es que toda la Creación tiene la huella de Dios para los contemplativos, es un don de Dios que solo tienen algunas personas, que son las que aman a Dios con un Amor especial, que solo se activa en la soledad, San Juan de la Cruz explica que ese tipo de amor contemplativo y solitario, es semejante al que tienen algunos humanos con su pareja, que aunque no tengan en este momento ninguna relación íntima, solo se encuentran a gusto en soledad, no queriendo que haya presencia alguna que les es molesta.

     Siendo Prior de Granada, en el Carmen de los Mártires, el Santo dispersaba a sus frailes por el campo, desde donde se divisa toda la magnífica vega de Granada, con sus impresionantes vistas a Sierra Nevada, apartados de sus compañeros,  les decía: "Alabad y contemplad a Dios aquí en soledad".

    eL 4 de Enero de 2.017, ha aparecido una noticia que informa que los astrónomos han descubierto una nueva galaxia, de tipo poco común que está a ¡¡359 millones de años luz de la tierra!!, es decir que una nave circulando a 300.000 kilómetros por segundo, tardaría 359.000.000 de años en llegar. Este dato es una demostración tajante de que Dios es Todopoderoso, Infinito, y Eterno.



Del Evangelio tal como me ha sido revelado 
de María Valtorta:

     [...] Justo es santificar las fiestas y alabar al Señor en los lugares de oración, más toda la creación puede ser un lugar de oración si la criatura sabe convertirla en eso con su elevación hacia el Padre. Lugar de oración fue el arca de Noé, a la deriva sobre las olas; y el vientre de la ballena de Jonás; lugar de oración fue la casa del Faraón cuando José vivió en ella; y la tienda de Holofernes para la casta Judit. ¿Y no era, acaso, sagrado para el Señor el lugar corrompido en que, esclavo vivía el Profeta Daniel; sagrado por la santidad de su siervo, que santificaba el lugar, hasta el punto de merecer las altas profecías de Cristo y el Anticristo, clave de estos momentos y de los últimos tiempos? 

     Pues con mayor razón será santo este lugar que, con los colores, los perfumes, la pureza del aire, la riqueza de los cereales, las perlas del rocío, habla de Dios Padre y Creador y dice: “Creo; quered creer vosotros, pues de Dios damos testimonio”. Sea, por tanto, la Sinagoga de este sábado; leamos en ellas las páginas eternas escritas sobre las corolas y las espigas, teniendo como sagrada lámpara el Sol.

     He nombrado a Daniel. Os he dicho: “sea este lugar nuestra sinagoga”. Esto trae a la memoria el gozoso “Benedicite” de los tres santos jóvenes entre las llamas del horno: “Cielos y aguas, rocío y escarcha, hielos y nieves, fuegos y colores, luces y tinieblas, relámpagos y nubes, montes y colinas, todo vegetal nacido, pájaros, peces, animales todos, alabad y bendecid al Señor, junto con los hombres de humilde y santo corazón”. Este es el resumen de este canto santo que tanto enseña a los humildes y santos. Podemos orar y merecer el Cielo en cualquier lugar. Lo merecemos cuando hacemos la voluntad del Padre.




miércoles, 11 de septiembre de 2024

DURÍSIMA IMPRECACIÓN DE JESÚS EN CONTRA DE LA MENTALIDAD FEMINISTA ACTUAL. ESTREMECEDOR MILAGRO DE JESÚS QUE DA LA VISTA A UN NIÑO SIN OJOS.


                                       
                               La Sagrada Familia de Nazaret
       

La mentalidad feminista actual, que busca "desmontar" a la familia, quitando toda autoridad al padre, que Dios constituyó a ejemplo de la familia de Nazaret, donde San José era el Padre de Familia, a pesar de tener a la Virgen María, la más sublime Criatura del Universo, y al mismísimo hijo de Dios, que le estaban sometidos, y que además recibía las directrices del mismo Dios, como cuando se le advirtió de que huyera a Egipto por la persecución de Herodes.

Leyendo atentamente el escrito el Poema del Hombre Dios, de María Valtorta sobre un estremecedor milagro de Jesús, en la parte final de los comentarios, hechos por Jesús a la vidente, se describe perfectamente la causa de todos los desastres de la Sociedad actual: 200.000 abortos en España; 100.000 separaciones de parejas, lo que produce siempre los mismos efectos: las consecuencias de las separaciones las sufren siempre el miembro de la pareja más pobre, y sobre todo los hijos, todo por la mentalidad feminista actual, que quiere igualar completamente el hombre con la mujer, lo que es contrario a las Escrituras, a la Tradición de los Santos Padres, y a la naturaleza.

Dios hizo a la compañera para que el hombre no esté solo y para procrear; la mujer le debe obediencia al hombre y este tiene que darle amor a ella y sus hijos, como así lo explica tan bien San Pablo, en caso contrario no se cumple la Ley de Dios, y la sociedad entra en bancarrota, que es su decadencia moral y económica, que siempre van ligadas.

En el caso de la Sagrada Familia, Jesús Dios obedecía a sus padres, la Virgen a San José, que es el que recibía los oráculos del Señor, siendo este último muy inferior a la Virgen María e infinitamente inferior a Jesús.


DEL EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO DE MARÍA VALTORTA
      
           
15 de Agosto de 1.944.


Veo a Jesús saliendo de una sinagoga, rodeado de los Apóstoles y de gente. Comprendo que es una sinagoga porque por la puerta abierta de par en par veo el mismo mobiliario que vi en la de Nazaret, en una de las visiones preparadoras de la Pasión.

(…) En un ángulo de la plaza hay una mujer con niño o niña (van todos vestidos con una misma tuniquita de color claro). No parece del lugar. (…) La mujer tiene de la mano el niño o niña que he dicho. Es un bonito niño de unos siete años. Y es robusto, pero de vivaracho no tiene nada. Está muy quieto, cabizbajo de la mano de su mamá, sin prestar atención a lo que sucede a su alrededor.

La mujer mira, pero no se atreve a acercarse al grupo que se ha arremolinado en torno a Jesús. Parece indecisa, debatiéndose entre las ganas de ir y el temor de acercarse… Decide una cosa intermedia: atraer la atención de Jesús. Ve que él ha tomado en brazos a un angelote todo rosado y sonriente, que una madre le ha ofrecido. La madre ve que, mientras habla con un viejecillo, aprieta contra su pecho al niño meciéndolo. Entonces se agacha hacia su niño y le dice algo.

El niño levanta la cabeza. Veo entonces una carita triste, con los ojos cerrados. Es ciego. “¡Piedad de mí, Jesús!”, dice. La vocecita infantil hiende el aire quieto de la plaza y llega el lamento hacia el grupo. Jesús se vuelve, se mueve inmediatamente, con amorosa solicitud. Ni siquiera devuelve a su madre el niño que tiene en brazos. Va, alto y guapísimo, hacia el pobre cieguito, que tras su grito ha bajado de nuevo la cabeza, inútilmente instado por su madre a que repita el grito. Jesús está frente a la mujer. La mira. También ella le mira; luego, tímidamente, baja la mirada. Jesús la ayuda. Ha devuelto a la otra mujer el niño que llevaba en brazos.

“Mujer, ¿es tuyo este hijo?”
“Sí, Maestro, es mi primogénito”.

Jesús acaricia la cabecita - agachada - del niño, y parece no haber visto la ceguera del pequeño. Pero creo que lo hace conscientemente, para dar pie a la madre para formular su petición.

“Así, pues el Altísimo ha bendecido tu casa con numerosa prole, y dándote en primer lugar el varón consagrado al Señor”.
“Tengo solo un varón, este; y otras tres niñas. Y no voy a tener otros…”. Un sollozo.

“¿Por qué lloras, mujer?”
“¡Por qué mi hijo es ciego, Maestro!”.
“Y querías que viera, ¿Puedes creer?”.
“Creo, Maestro, me han dicho que abriste ojos que estaban cerrados. Pero mi niño ha nacido con los ojos secos. Mírale Jesús. Debajo de los párpados no hay nada…”.

Jesús alza hacia sí esa carita precozmente seria, y alzando con el pulgar los párpados, mira. Debajo hay un vacío. Vuelve a hablar, teniendo levantada con una mano hacia sí la carita.

“¿Por qué has venido entonces, mujer?”.
“Porque… sé que para mi niño es más difícil… pero si es verdad que eres el Esperado, lo puedes hacer. Tu Padre ha hecho los mundos… ¿No ibas a poder hacerle Tú dos pupilas a mi criatura?”.
“¿Crees que vengo del Padre, Señor Altísimo?”.

“Creo esto y que Tú todo lo puedes”.

Jesús la mira como para discernir cuanta fe hay en ella y de que pureza es esa fe. Sonríe. Luego dice: “Niño, ven a mí” y le lleva de la mano a un murete de medio metro de altura, y le pone encima. El murete se alza desde el camino hacia una casa: una especie de parapeto para proteger a ésta del camino, que tuerce en este punto.
Cuándo el niño está bien seguro encima de este realce, Jesús adquiere aspecto serio, imponente. La gente se agolpa entorno a Él, al niño y a la madre temblorosa. Yo veo a Jesús de lado, de perfil. Solemnemente cubierto con su manto azul oscurísimo encima de la túnica un poco más clara, muestra un rostro inspirado. Parece más alto, y hasta más fuerte, como siempre cuando emana potencia de milagro. 


Y esta vez es una de las que me parece más imponente. Pone las manos encima de la cabeza del niño, las manos abiertas, pero apoyando los dos pulgares en las órbitas vacías. Levanta la cabeza y ora intensamente, pero sin mover los labios. Luego dice: “¡Ve! ¡Lo quiero! ¡Y alaba al Señor!”, y a la mujer: “Sea premiada tu fe. Aquí tienes el hijo que será tu honor y tu paz. Muéstraselo a tu marido. Él volverá a tu amor y nuevos días felices conocerá tu casa”.

La mujer – que ya ha lanzado un grito agudísimo de alegría al ver que, quitados los pulgares divinos, en las órbitas vacías dos espléndidos ojos azul oscuro como los del Maestro la miran, fijamente, asombrados y felices bajo el flequillo de los cabellos morenos oscuros – lanza otro grito y, a pesar de tener su hijo apretado contra su corazón, se arrodilla a los pies de Jesús diciendo: “¿También sabes esto? ¡Ah! Tú eres verdaderamente el Hijo de Dios” y le besa la túnica y las sandalias, y luego se levanta transfigurada de alegría y dice: “Oíd todos".

Vengo de la lejana tierra de Sidon, he venido porque otra madre me habló del Rabí de Nazaret. Mi marido, judío y mercader, tiene en esa ciudad el almacén para el comercio con Roma. Rico y fiel a la Ley, me dejó de amar desde que, después de haberle dado un varón desdichado, le di tres niñas y luego me quedé estéril. Él se alejó de su casa; yo, aunque no había sido repudiada, vivía como una de ellas, y ya sabía que quería separarse de mí para tener de otra mujer un heredero capaz de continuar el comercio y gozar de las riquezas paternas.  Antes de salir fui donde mi esposo y le dije: “Espera,. Espera a que vuelva. Si vuelvo con el hijo todavía ciego, repúdiame. Pero si no, no hieras a muerte mi corazón y no niegues un padre a tus hijos”. Y él me juró: "Por la gloria del Señor, mujer, te juro que si me traes a mi hijo sano, - no sé cómo vas a poder hacerlo, porque tu vientre no supo darle ojos – volveré a ti como en los días del primer amor”. El Maestro no podía saber nada de mi dolor de esposa, y a pesar de ello me ha consolado también en esto. Gloria a Dios, y a ti Maestro y Rey”. La mujer está de nuevo arrodillada y llora de alegría.


“Ve, dile a Daniel, tu marido, que el que creó los mundos, ha dado dos claras estrellas por pupilas al pequeño consagrado al Señor. Porque Dios es fiel a sus promesas y ha jurado que quien crea en Él verá todo tipo de prodigios. Sea ahora fiel al juramento que hizo y no cometa pecado de adulterio. Dile a Daniel. Ve. Sé feliz. Os bendigo a ti y a ese niño, y contigo a los que tú amas”.

Un coro de alabanzas y felicitaciones se eleva de la multitud, y Jesús entra en una casa La visión termina aquí, y juro que me he quedado impresionada.



17 de Agosto de 1.944.

Dice Jesús:
“Dios, para los que tienen fe en él, supera siempre las peticiones de sus hijos y da más todavía. Cree esto. Creedlo todos. A la mujer que, desde Sidón había venida Mí, con dos espadas clavadas en lo secreto del corazón y se atreve sólo a decirme el nombre de una de ellas - revelar siempre ciertas íntimas desdichas es más penoso que decir estoy enfermo, - le doy también este segundo milagro.

A los ojos del mundo habrá parecido y parecerá todavía, qué es mucho más fácil rehacer la concordia entre dos cónyuges separados por un motivo que ya está superado, y además felizmente, que no dar dos pupilas a dos ojos que nacieron sin ellas. Pero no, no es así. Hacer dos pupilas para el Señor y Creador, es una cosa sencillísima, como devolver a un cadáver el soplo de la vida. El Amo de la Vida y de la Muerte, el Amo de todo lo que hay en la creación, no carece ciertamente, de un soplo vital que infundir de nuevo en los muertos, ni de dos gotas de humor para un ojo seco. Le basta querer para poder. Porque esto depende sólo de su deseo. 


Pero, cuando se trata de concordia entre seres humanos, hace falta, juntamente con el deseo de Dios, la “voluntad de los hombres” Dios sólo raramente violenta la libertad humana. En general os deja libres de actuar como queréis.

Aquella mujer que vivía en tierra de idólatras y seguía creyendo, como su esposo, en el Dios de sus padres, ya por ello merece la benignidad de Dios. Llevando luego su fe más allá del límite de las medidas humanas, superando las dudas y la oposición de la mayoría de los creyentes judíos – esto lo prueban las palabras de su esposo: “Espera a que regrese”, seguro de que volvería con su hijo curado – merece un doble milagro. Merece también este difícil milagro de abrir los ojos del espíritu a su consorte, ojos que se habían apagado para el amor y el dolor de su esposa, y le echaba la culpa a ella de algo que no es culpa.

Quiero también – y esto es para las esposas – que se reflexione en la humildad respetuosa de esta hermana suya. “Fui donde mi esposo y le dije: Espera, señor”.
La razón estaba de su parte, porque echar la culpa a una madre de un defecto de nacimiento, es necedad y cosa cruel. Y su corazón está quebrantado ante la vista de su criatura desdichada. Doblemente la razón está de su parte, porque su marido la había marginado desde que había sabido que era estéril, y además tiene noticia de la intención de divorciarse de su esposo y, a pesar de ello, sigue siendo la “esposa”. O sea la compañera fiel y sujeta a su compañero, como Dios quiere que sea y la Escritura enseña. No hay rebelión ni sed de venganza o intención de hallar a otro hombre para no ser la “mujer sola”.

“Si no regreso con el hijo curado, repúdiame. Pero si, sí, no hieras mortalmente mi corazón ni niegues un padre a tus hijos”. ¿No parece estar oyendo a Sara y a las antiguas mujeres hebreas? ¡Qué distinto es, mujeres vuestro lenguaje de ahora! Más también: ¡Qué distinto es lo que obtenéis de Dios y de vuestro esposo! Y las familias se destruyen cada vez más.

Como siempre, cumpliendo el milagro, he tenido que poner un signo que lo hiciera aún más incisivo. Tenía ante mí todo un mundo para persuadirlo, un mundo cerrado en todas las barreras de una secular manera de pensar, y guiado por una secta enemiga mía. Se ve pues la necesidad de hacer resplandecer claramente mi poder sobrenatural. Más la enseñanza de la visión no está aquí. Está en la fe, en la humildad y, no obstante, fidelidad al cónyuge, en la elección del camino adecuado – oh esposas y madres donde habéis encontrado espinas donde esperabais rosas – para ver nacer donde os hirieron las espinas nuevas ramas florecidas.

Volved con vuestro marido Y, para volveros hacia Él con rostro y corazón seguros, sed honestas, buenas, respetuosas, fieles, verdaderas compañeras de vuestro esposo, no simples huéspedes de su casa o, peor todavía, advenedizas que una coincidencia reúne bajo un mismo techo, como dos que coinciden en un lugar de peregrinos.


Esto sucede ahora demasiadas veces. ¿El hombre falta? Hace mal. Pero esto no justifica la manera de actuar de demasiadas esposas. Y todavía menos la justifica cuando a un buen compañero no sabéis corresponderle con bien al bien y con amor al amor. Y no quiero ni detenerme en el caso, demasiado común de vuestras infidelidades carnales, que no os hacen distintas de las meretrices, con el agravante de practicar hipócritamente el vicio y de manchar el altar de la familia, a cuyo alrededor están las almas angélicas de vuestros inocentes. Pero estoy hablando de vuestra infidelidad moral al pacto de amor jurado ante mi altar.

Pues bien, Yo dije: “El que mira a una mujer con deseo comete adulterio en su corazón”; dije: “El que despide a su mujer con libelo de divorcio la dispone al adulterio”. Pero ahora, que demasiadas mujeres son advenedizas para su marido, digo: 


“Las que no aman en alma, mente y carne a su compañero, le impulsan al adulterio y, si bien le pediré a él explicación de su pecado, no menos lo haré con aquella que no fue la ejecutora del pecado pero sí su creadora”. 

Hay que saber comprender en toda su extensión y profundidad la Ley de Dios, y hay que saber vivirla en plena verdad.
Tú, que no tienes relación con esto, quédate con mi paz y ten tu corazón fijo en Mí”





sábado, 7 de septiembre de 2024

POR QUÉ LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO TIENE TANTO PODER QUE HA RESCATADO LA HUMANIDAD PASADA PRESENTE Y FUTURA.






LA LUZ DE JESUCRISTO COMPUESTA POR SU DIVINO CUERPO Y SU PRECIOSÍSIMA SANGRE ES LA ÚNICA ARMA QUE PRODUCE LA GRACIA QUE PUEDE DERROTAR A TODAS LAS FUERZAS INFERNALES.

Recuerdo que hace ya muchos años, cuando leí la extensa obra del Evangelio como me ha sido revelado y los dos grandes cuadernos de María Valtorta, leí que en cierta ocasión Jesús se quejaba que no había ninguna fiesta dedicada a su Preciosa Sangre.

LA DIVINA SANGRE DE JESÚS-DIOS ES LA QUE DA VIDA ESPIRITUAL A TODOS LOS QUE EN ESTA TIERRA LO AMAN, Y A TODOS LOS BIENAVENTURADOS MORADORES DEL CIELO.

Está escrito que cuando Dios creó el Universo y el hombre, lo hizo a imagen material de su perfecta espiritualidad que solo podemos entender meditando sobre las Escrituras y su Creación visible que es el mundo en que vivimos.
En este mundo, todos los seres humanos y los animales de la Tierra, del mar y de los aires, necesitan sangre para vivir. En efecto, ella es la que aporta a todo el cuerpo el oxígeno y los alimentos necesarios para hacerlo crecer y mantenerlo en vida, también con sus componentes lucha contra los seres invasores que son los germenes infecciosos (que espiritualmente hablando son los pecados del alma) que pueden dañar la salud del cuerpo, y eliminan e través de los pulmones el gas carbónico que es un veneno para el cuerpo (que espiritualmente hablando es en la Santa Iglesia el Sacramento de la Reconciliación).

Hasta los vegetales tienen la savia y las hojas que hace ese mismo trabajo gracias al "milagro" del Sol que se llama fotosíntesis, que es el proceso metabólico por el que las plantas verdes convierten sustancias inorgánicas (dióxido de carbono y agua) en sustancias orgánicas (hidratos de carbono) desprendiendo oxígeno, y lo hacen aprovechando la energía de la luz solar. Además, es el principal proceso de nutrición de las plantas y de otros organismos dotados de clorofila. Que es similar a la transustanciación​ que es, según las enseñanzas de la Iglesia católica, la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de Cristo, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su Sangre.

Espiritualmente hablando la preciosísima Sangre de Cristo cumple esa misión en la Tierra, y es la que mantiene a los moradores del Cielo en su estado de Gloria y de Bienaventuranza eternas.
Esa es la razón de por qué dijo Jesús:

Juan 6:54-65
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, también el que come de mí vivirá por mí. Este es el pan que bajó del cielo. Los antepasados de ustedes comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre. Todo esto lo dijo Jesús mientras enseñaba en la sinagoga de Cafarnaúm

LETANÍAS DE LA PRECIOSA SANGRE DE JESUCRISTO.

Señor ten piedad de nosotros - Señor ten piedad de nosotros!
Cristo ten piedad de nosotros - Cristo ten piedad de nosotros!
Señor ten piedad de nosotros - Señor ten piedad de nosotros!
Cristo, escúchanos! - Cristo escúchanos benignamente!
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros!
Dios Hijo Redentor del mundo, ten piedad de nosotros!
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros!
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros!

¡OH PRECIOSÍSIMA SANGRE DE JESUCRISTO, SANGRE DE SALVACIÓN!
R: SÁLVANOS A NOSOTROS Y AL MUNDO ENTERO!

Océano de la Sangre de Jesucristo, ¡libéranos!
Sangre de Jesucristo llena de santidad y compasión, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, nuestra fortaleza y poder, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, alianza eterna, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, fundamento de la fe cristiana, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, armadura de Dios, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, Divina caridad, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, flagelo de los demonios, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, auxilio de los que están atados, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, sagrado Vino, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, Poder de los cristianos, ¡libéranos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, defensora de la fortaleza católica ¡libéranos!

Sangre Preciosa de Jesucristo, verdadera fe cristiana, ¡libéranos!

SANGRE PRECIOSA DE JESUCRISTO, SANGRE SANADORA, ¡SÁLVANOS!

Sangre Preciosa de Jesucristo, Sangre ungidora, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, fortaleza de los hijos de Dios, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, comandante de los guerreros cristianos, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, Sangre de Resurrección ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, bebida de los Ángeles del Cielo, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, consuelo de Dios Padre, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, poder del Espíritu Santo, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, circuncisión de los gentiles, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, paz del mundo, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, luz del Cielo y de la tierra, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, arco iris en el Cielo, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, esperanza de los niños inocentes, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, Palabra de Dios en nuestros corazones, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, arma celestial, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, Divina Sabiduría, ¡sálvanos!
Sangre Preciosa de Jesucristo, cimiento del mundo, ¡sálvanos.
Sangre Preciosa de Jesucristo, Misericordia del Padre ¡sálvanos!
L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
R: ¡Lava los pecados del mundo!
L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
R: ¡Purifica el mundo!
L: ¡Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo!
R: ¡Enséñanos como consolar a Jesús!


OREMOS.


Oh Preciosísima Sangre de nuestra salvación, creemos, esperamos y confiamos en ti. Libera a todos aquellos que están en manos de los espíritus infernales, te rogamos. Protege a los moribundos de toda obra de los espíritus malignos y dales la bienvenida a Tu eterna gloria. Ten misericordia del mundo entero y fortalécenos para adorar y consolar al Sagrado Corazón. Te adoramos, Oh Preciosa Sangre de Misericordia. Amén.
L: Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo.
R: Sana las heridas del Sacratísimo Corazón de Jesús.
Se repite 3 veces.

miércoles, 28 de agosto de 2024

EL ABANDONO DEL PADRE A SU DIVINO HIJO, FUE LO QUE ABRIO LA PUERTA DEL LIMBO A LOS ELEGIDOS Y SELLÓ LAS PUERTAS DEL INFIERNO A SATANÁS.


JESÚS ENTREGÓ TODO LO QUE TENÍA EN ESTE MUNDO PARA
LOGRAR NUESTRA REDENCIÓN


   
       En estas palabras del ángel de la Guardia de María Valtorta, queda perfectamente explicado la gravedad del pecado, "el abismo de horror perpetrado por Lucifer", que fue el que causó a Jesús un sufrimiento tan atroz, y que es la causa de los sufrimientos pasados, presentes y futuros de toda la Humanidad; que hizo retumbar a la Creación, con los terremotos y las terribles tormentas que asolaron y aterrorizaron la Tierra, con el desgarro del velo del Templo, la salida de los justos de los sepulcros, recriminando al pueblo Judío el deicidio.

          En el relato de la crucifixión de Jesús, se ve de una manera contundente la maldad de toda la turba de los Fariseos, Escribas, Saduceos, herodianos, y la gran mayoría del Pueblo Judío. En cierta medida, pero a una escala mucho menor, es semejante al rechazo que sufrieron todos los Santos, que como Jesús, se ofrecieron como víctimas expiatorias.

          Así lo hizo San Juan de la Cruz, que fue encerrado en Toledo durante nueve meses en una estrecha cárcel oscura, de la cual se sacaba todos los Viernes, y en medio de la Comunidad de los Calzados se le azotaba públicamente. Es también el horror de sus sufrimientos a la hora de la muerte, cuando en su dura agonía, el superior ordenó al hermano enfermero, que no le atendiera, a pesar de sus tremendos dolores producidos por unos terribles edemas que el cirujano venía a cortar sin ninguna anestesia.

           Es también esa impiedad que observamos en la vida de Santa Teresita. Y yo me pregunto, ¿Cómo es posible que unos hermanos de Comunidad - que tenían que conocer perfectamente los mandamientos de la Ley de Dios, siendo el primero de ellos Amar a Dios sobre todas las cosas y al Prójimo como a uno mismo, mandamientos puestos antes de no matarás y no robarás – traten de esa manera a sus compañeros? Dirán que fue bueno para santificar aún más a esas almas, contestaré que es verdad, y que también Judas entregando a Jesús, contribuyó de alguna manera a la Redención del Género Humano. Pero eso no libra de la culpa ni a Judas ni aún menos a los hermanos de San Juan de la Cruz, o a las hermanas de Santa Teresita.

          Afortunadamente, en la otra vida veremos cuál fue el Juicio de Dios sobre estos verdugos de Cristo: Fariseos, Escribas, Saduceos y Pueblo Judío, y de todos los Religiosos que torturaron a sus hermanos Santos. Es un Juicio que me llena de alegría, porqué si la Gloria de los Santos será admirable, también la Justicia de Dios será implacable e inexorable para los verdugos.

        Verdugos que no tuvieron piedad para sus semejantes, y sabiendo que Dios pagará con la misma moneda que han usado, a ellos y a todos nosotros, comprendo lo que es el Santo Temor de Dios, y por eso, le pido de antemano Piedad y Misericordia, porque Yo también he pecado. Y me doy perfectamente cuenta del abismo tan grande que hay entre el Pecado y la Virtud, que es el que hay entre Las Tinieblas y la Luz, y dicho de otra manera, entre Satán y Dios.

         Y compadezco a todas las hordas de relativistas, que al no ver diferencia alguna entre el Vicio y a la Virtud, creen que Dios tampoco lo ve, ya que como lo dice el refrán: “Se cree el ladrón que todos son de su condición”. Y así el lujurioso se cree que todo el mundo lo es; el glotón también cree que los demás son glotones.

        Y aquí se produce un efecto pernicioso: el que no tiene temor de Dios, se cree que el que lo tiene es un impío, porqué tendría que ser como él, y para justificar sus actos, Satanás ha inducido a esos individuos que los que no piensan como ellos, son todos unos herejes, porque al no tener amor a Dios, no lo tienen al Prójimo ya que ambos van siempre ligados.
    
       Este tipo de personas, tampoco creen ni en la existencia del Demonio, ni del Infierno, y llegan a reinterpretar las Sagradas Escrituras a su manera, o escogiendo las cosas de ellas que les gustan, y desechando las que les son molestas, es decir "mutilando" esas Escrituras divinas, olvidándose lo que está escrito en el Apocalipsis: 

        "Solemnemente advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro, que si añade algo, Dios hará caer sobre él las plagas descritas en este libro. Si suprime algunas de las palabras proféticas de este libro, Dios le quitará la parte que le corresponde en el árbol de la Vida y en la Ciudad Santa descritos en este libro". (Ap22, 18)

       Hace poco, un Religioso, relatando en una revista la vida de un gran Santo de su Comunidad, con una vida llena de privaciones y de penitencias, que le están llevado a los altares, no tiene reparo en afirmar: "Menos mal que el Concilio ha traído aires frescos"(sic), le escribí preguntándole si es que él creía que el Concilio había abierto la "Barra libre" para todos los creyentes, estoy aún esperando su contestación.


Del libro de Maxence Van der Meersch
VIDA DE SANTA TERESITA
  (Con licencia eclesiástica)


           […] “Los días de colada, le dejaban el sitio peor iluminado y aireado. Y, además le salpicaban a propósito espuma sucia de jabón. ¡Bien está! Buena ocasión para doblegarse, para subir ´al cabo de media hora – dice Teresa – le había tomado de verdad gusto a esta modalidad de aspersión'.

        Para ella la peor lámpara del Carmelo, la que tiene la llave estropeada y cuya mecha hay que extraer con un alfiler. Para ella el viejo cántaro que nadie quiere. Con estas cosas se siente verdaderamente feliz: ´Experimenté verdadera alegría cuando me quitaron el pequeño y bonito cántaro, y lo sustituyeron por un viejo cántaro desportillado´.

      ¿Alegría? Bien. ¿Pero cómo juzgar a quienes osan proporcionar a una desgraciada pequeña adolescente, alegrías de este género?

            Se ha roto un jarrón. ¿Quién tiene la culpa?
           “La hermana Teresa, naturalmente”.
            Le echan un sermón a Teresa:
          “¡Carece usted. Totalmente de orden! ¡Ponga usted cuidado! ¡Es insoportable!”.
            Teresa, inocente, no se defiende.
        “Sin decir nada, besaba el suelo. A continuación prometía tener más orden en lo sucesivo”.

             Para Teresa todas las sobras. Puesto que nunca se queja. Es muy cómodo. Imposible saber cuáles eran sus platos preferidos. Conclusión: “Al ver que era tan poco difícil, las hermanas de la cocina le servían invariablemente los restos”.

         Ese “invariablemente”, ¿no es una confesión terrible? Cuando un guiso se estropeaba, más allá de lo imaginable, cuando incluso los cerdos lo rechazaban, la cocinera tiene una inspiración luminosa:

       “Nadie va a querer esto. Habrá que servírselo a la hermana Teresa”. Pues, precisamente la cocinera no le tiene afecto a la hermana Teresa.

          En las Actas se relata la historia épica de cierto arenque que fue recalentado seis veces y, por último, como nos podemos figurar, fue adjudicado a Teresa.

        “La conocieron pronto en la cocina. Más si fue para admirarla, con mayor frecuencia fue sobre todo para aprovechar las sobras. Así es que sus comidas se componían muchas veces, durante dos día seguidos, de trozos de pescado frito tan resecos como una suela, de tanto haberlos recalentado.

        Y como estiman que todo eso no basta, se le pringa el cubierto con una pasta maloliente, para darle una amable sorpresa, o bien, ya que la hermana Teresa no se queja nunca, se lleva la caritativa solicitud para santificarla “hasta ponerle una vez gusanos en su ración”.

      La Superiora le ha concedido, como favor especial a su juventud y a su salud ya quebrantada por tal régimen, que tome un poco de sidra en las comidas. Pero Teresa comparte este favor con una anciana religiosa. Y cuando decimos “comparte” es una manera de hablar. Pues las carmelitas nos informan que esa ¡¡¡”buena anciana”!!!, afligida por una enfermedad que la altera mucho, se adjudicaba la botella entera, “y no se daba cuenta que no le dejaba casi nada a su vecina”. 

            Y Teresa tiene que contentarse con mirarla. Pero en la mesa hay agua, diréis. Sí. Pero Teresa, más caritativa que su distraída y sobre todo egoísta y glotona compañera de mesa, no quiere hacer el feo de beber agua delante de ella, por miedo a humillarla y hacerle ver su glotonería y su crueldad de vieja desagradable… Y así pues, en resumidas cuentas, Teresa se pasa casi todas sus comidas sin beber.


Palabras del Ángel Azarías a María Valtorta


        [...] ¡Qué gozo poder tener prendida la mirada en la Divinidad! Esta es, María la bienaventuranza del Cielo. Como tú ya lo ves, al completarse el último detalle de la desgarradora y completa pasión del Redentor, fue permitido que se ocultase a su Espíritu la Divinidad. Y entonces, el Voluntarioso, el Heroico y Silencioso en el dolor lanzó el grito de su completo dolor:"¡Padre!" ¿Por qué me has abandonado?".

            ¡Oh, si se profundizase en la inmensidad, en lo acabado del dolor que aquel grito encierra! El Cielo se estremeció por El y la Divinidad hubo de violentarse a Si misma para resistir y no tener compasión a fin de que todo quedase reparado y cumplido para la expiación de la Humanidad que había abandonado a Dios para seguir al Tentador.

        Los ángeles temblaron ante el desconocido aspecto de la Divinidad, por primera vez inmisericorde, y lloraron al meditar y comprender plenamente el abismo del pecado perpetrado por Lucifer y los otros rebeldes, instaurando el Mal y provocando los sufrimientos consiguientes que culminaron en los sufrimientos de la Gran Víctima. Superaron al obedientísimo y dulcísimo Verbo poniéndole en parangón con lo que era, es y será la creación. Y hasta en el reino de las Tinieblas, aquel grito provocó un bramido, apagando hasta el último y tenaz pensamiento de poder ser un día perdonados. 


Esta profunda reflexión del Ángel Azarías, me hace pensar que probablemente los demonios creían que la Redención no se podía operar por Dios. Al haber pecado los primeros seres humanos, sin pedir perdón a Dios, era justo que redimiera otros seres humanos, por eso cuando Cristo pronunció esas palabras, velando su naturaleza divina al decir "Dios mío, ¿porqué me has abandonado?", Jesús se encontró entonces como un hombre, solo con la ayuda del Espíritu Santo y de su ángel de la consolación que le atendió en el Jardín de los olivos y en el desierto donde fue tentado por Satanás.

Cuando Cristo pronunció esas palabras se operó la Redención, y se confirmó la Victoria de Dios, lo que provocó el grito de terror y de rabia de Lucifer y de todos sus demonios, que creían que nunca dos seres humanos que eran la Stma. Virgen María y Jesús cuando fue abandonado por su Padre, iban a perdonar la culpa de los que no pidieron perdón, como Lucifer y sus tenebrosos ángeles  también así lo hicieron.
También provocó un grito de alegría a todos los que habían muerto antes de la venida de Cristo y que estaban en el Limbo, donde bajó Jesús cuando resucitó, para llevarlos con Él al Cielo. 

           No. La Tierra se estremeció, se rasgó el velo del Templo y se abrieron los sepulcros con el grito imponente con que el Mártir entregó su Espíritu. Más lo que hizo estremecer a la Tierra, rasgarse el velo y salir de los sepulcros a los justos fue el deicidio consumado, la señal dada a los incrédulos y odiadores, y la alegría de los justos expectantes. ¡Oh! y esto aconteció al tiempo que el grito de abandono completo sacudió a los espíritus, a todos los espíritus, triturándolos con una angustia como jamás fuera ni será, porque el abandono de Dios, al no poder ya verle, es la prueba más atroz para los vivientes y el castigo mayor para los que pasan a la otra vida.






viernes, 16 de agosto de 2024

EL INCREÍBLE DISCERNIMIENTO DE LOS ESPÍRITUS QUE DIOS INFUNDE A LOS SANTOS,

El Santo cura de Ars, Patrono de todos los sacerdotes
del mundo entero.




Extraordinario relato de cómo la Presencia del Espíritu Santo en el alma de un pobre sacerdote, que echaron del seminario por su incapacidad intelectual, y que se transformó en  un verdadero modelo de entrega, dedicación y perfección por su ejemplo y virtudes, hasta el punto de proclamarlo Patrono de los Sacerdotes del mundo entero, le puede infundir un conocimiento de las almas similar al que tuvo el mismo Jesús.

Y es que Dios infunde en esas almas que han llegado a la perfección su mismo Espíritu, que es similar al que tuvo Jesús en su diálogo con la Samaritana, cuando leyó su alma de una manera tal que la dejó completamente asombrada. 


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De la Vida del Santo Cura de Ars 
de Francis Trochú


[...] Un día el Rdo. Guillaumet, que fue durante muchos años Superior de la Inmaculada Concepción de Saint-Didier se dirigía a Ars. Era el año 1855, o 1856 en el vagón del tren no se hablaba sino de las maravillas de la bendita aldea; el nombre del cura de Ars corría de boca en boca. Sentada al lado del sacerdote, una señora vestida de riguroso luto escuchaba en silencio. Al ver  que en la estación de Villefranche el sacerdote se disponía a bajar, abrió por fin los labios y dijo : ”Señor cura, permítame que le siga hasta Ars… Lo mismo da ir a un sitio que a  otro, ¿No es verdad? Viajo para distraerme.”

El sacerdote se ofreció a guiarla cuando estuviese en el pueblo. El coche que tomaron en Villefranche, los dejó delante de la Iglesia. Se acababa el catecismo de las once, y el Señor Guillaume hizo que la señora se pusiera en el espacio entre el templo y la casa parroquial. La espera no fue muy larga. El cura de Ars, revestido todavía de sobrepelliz apareció… Detúvose delante de la señora enlutada, la cual, para imitar a los demás, se había puesto de rodillas. Se inclinó a su oído, y le dijo: “Se ha salvado”, la desconocida tuvo un sobresalto. El cura de Ars repitió: “Se ha salvado”.  Un ademán de desconfianza fue toda la contestación de aquella forastera. Entonces el Santo le dijo otra vez silabeando: “Le digo a Ud. que se ha salvado. Está en el Purgatorio, y hay que rezar por él… Entre el parapeto del puente y el agua, tuvo tiempo para hacer un acto de contrición. La Santísima Virgen María le alcanzó esa gracia. Acuérdese Ud. del mes de María hecho en su habitación. Algunas veces su esposo, aunque irreligioso, se unía a las oraciones de usted. Esto le mereció la gracia del arrepentimiento y el supremo perdón.”

El señor Guillaumet no entendía esas palabras, a pesar de oírlas perfectamente por estar junto a la viuda. Hasta el día siguiente no supo que luces  maravillosas de Dios habían iluminado a su siervo. La señora pasó en la soledad y en la oración, las horas que siguieron a la entrevista con el cura de Ars. Su fisionomía no era la de antes: había recobrado la paz.

Poca antes de partir, fue la viuda a dar las gracias al Rdo. Guillaumet. “Los médicos me obligaron a viajar por mi salud, le dijo; pero lo que en realidad tenía era una desesperación horrible al pensar  en el fin trágico de mi marido. Era incrédulo, y yo no vivía sino para llevarlo por buen camino. Pero no tuve tiempo. Murió de suicidio voluntario… No me lo podía imaginar sino condenado. ¡Oh, no verle nunca más!... Y, sin embargo, ha oído usted lo que me ha dicho el cura de Ars: “¡Se ha salvado!” ¡LE VERÉ, PUES EN EL CIELO!... ¡Señor cura, ya estoy curada!".

Me permito aquí hacer un comentario sobre la terrible mentalidad que existía en aquella época en la Iglesia Católica: el que se suicidaba no tenía derecho a misas de cuerpo presente dentro de una Iglesia, y no se podía enterrar en un cementerio católico, ¡es increíble los errores que provenían de la adaptación de la Iglesia a la mentalidad de una época!

Solamente se cita un caso en el cual el Cura de Ars pareció temer por la suerte de un difunto. Si en este sentido hizo otras confidencias acerca de ellas, se habrá guardado secreto. “Una persona, recién llegada de París o de sus alrededores, refiere Hipólito Pagès, le preguntó dónde estaba el alma de uno de sus parientes recientemente fallecido. Recibió esta respuesta, sin comentario alguno: “No quiso confesarse a la hora de la muerte.” Desgraciadamente, era muy cierto: el moribundo había rechazado al sacerdote. El Cura de Ars no podía saberlo de antemano”.

Por el contrario, en muchas ocasiones, el Cura de Ars consoló grandemente a muchas personas, asegurandoles que el alma de algún ser querido había volado al cielo.
“¡Oh, qué felicidad tener los padres en la bienaventuranza!”, decía a una joven, cuya madre acababa de morir. Ha sido muy paciente durante su larga enfermedad. Dios la ha recibido y ruega por usted”.

La señorita de Bar, dice la señora des Garets, pariente nuestra, acababa de perder a su madre cuya vida había sido bien probada. Fue a Ars y, al entrar en la sacristía, el santo cura le salió al encuentro y le dijo: “Señorita, ¿ha perdido usted a su madre?... Está en el cielo. –así lo creo, señor cura.

-¡Oh, sí, está en el cielo!” y al presentarle los rosarios de su madre para que los bendijera, los tomó y besó con respeto como una reliquia.

La señora Murinais, después de haber consagrado su vida a la práctica de las buenas obras, murió tras larga y penosa enfermedad. “Es inútil hija rezar por ella, me respondió. Y cuando la cuñada de la difunta le pidió que celebrasen misas para el descanso de su alma, se negó a ello, diciendo:“no tiene necesidad”.




jueves, 15 de agosto de 2024

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EXPLICA A MARÍA VALTORTA COMO FUE SU GLORIOSA ASUNCIÓN



María coronada por los ángeles como su Reina,
aparece protegiendo a sus hijos bajo su manto.




Las obras de María Valtorta, contemporánea de la Madre Teresa de Calcuta, eran las lecturas favoritas suyas; el Santo Padre Pío de Pietrelcina, no solo leí sus obras, pero además obligaba esa lectura a sus penitentes. La asociación francesa "Les amis de María Valtorta", que se dedica a propagar sus lecturas con conferencias y reuniones, confirma estos hechos constantemente afirmando que sus relatos, con nombre de Pueblos hoy desaparecidos, y costumbres y paisajes de Palestina del tiempo de Jesús, dejan asombrados a los historiadores.  

Descripción de la Santísima Virgen María del misterio de su sublime Asunción a los Cielos, como Madre de la Humanidad, explica como la parte más sublime de su alma se unió en un arrobamiento y éxtasis divino ante el trono de Dios, quedando su Cuerpo incorrupto en una misteriosa dormición, hasta que su cuerpo fue llevado por los ángeles para unirse con su alma y como su Hijo, ser una Criatura con su cuerpo glorificado, siendo la primicia de lo que será para los elegidos en la Resurrección final, cuando los cuerpos glorificados o corruptos se presentarán ante la Divinidad para el Juicio final y conocer su eterno destino.

En ese Juicio habrá desaparecido para siempre la señal que puso Yahvé a Caín para ocultar su crimen, es decir que en esos cuerpos resucitados, aparecerán las huellas de sus pecados y de sus virtudes. Los pecados no perdonados afearán los cuerpos de los condenados que al no amar a Dios, han aborrecido a sus semejantes, pero las virtudes de los que han sabido amar, aparecerán con sus cuerpos hermosos, ya que tuvieron sus pecados perdonados y sus inclinaciones perversas eliminadas después del lavacro con la Sangre y el Agua que salió del costado de Cristo, previo a su comparecencia como Juez y Rey Universal.

Para los que han sabido amar a la Madre de Dios, y nuestra Madre celestial, la tendrán por abogada, ya que una madre vela siempre por la salud espiritual de sus hijos, y los defiende de todo peligro.



DEL EVANGELIO COMO ME HA SIDO REVELADO
DE MARÍA VALTORTA
(14 de Abril de 1.948)


Dice María:

“¿Yo morí? Si, si se quiere llamar muerte a la separación acaecida entre la parte superior del espíritu y el cuerpo; no, si por muerte se entiende la separación entre el alma vivificante y el cuerpo, la corrupción de la materia carente ya de la vivificación del alma y, antes, la lobreguez del sepulcro y, como primera de todas estas cosas, el angustioso sufrimiento de la muerte.
¿Cómo morí, o mejor como pasé de la Tierra al Cielo. Antes con la parte inmortal, después con la perecedera? Como era justo que fuera para la Mujer que no conoció mancha de culpa.
En este anochecer – ya había comenzado el descanso sabático – hablaba con Juan. De Jesús. De sus cosas. Aquella hora vespertina estaba llena de paz. El sábado había apagado  todos los rumores de humanas obras.  Y la hora apagaba toda voz de hombre o de ave. Sólo los olivos de alrededor de la casa, emitían su frufrú con la brisa del anochecer: parecía como si un vuelo de ángeles acariciaba las paredes de la casita solitaria.

Hablábamos de Jesús, del Padre, del Reino de los Cielos. Hablar de la Caridad y del Reino de la Caridad significa encenderse con el fuego vivo, consumir las cadenas de la materia para dejar libre el espíritu en sus vuelos místicos. Si el fuego está contenido dentro de los límites que Dios pone para conservar a las criaturas en la Tierra a su servicio, es posible arder y vivir, encontrando en el fuego no consumación sino perfeccionamiento de vida. Pero cuando Dios quita los límites y deja libertad al Fuego divino de incidir sin medida en el espíritu y de atraerlo a sí sin medida, entonces el espíritu respondiendo a su vez sin medida al Amor, se separa de la materia y vuela al lugar desde donde el Amor le invita: y es el final del destierro y el regreso a la Patria.

Aquel atardecer, el ardor incontenible, a la vitalidad sin medida de mi espíritu, se unió a una dulce postración, una misteriosa sensación de que la materia se alejaba de todo lo que la rodeaba; como si el cuerpo se durmiera, cansado, mientras  el intelecto, avivado más su razonar, se abismara  en los divinos esplendores.
Juan, amoroso y prudente testigo de todos mis actos desde que fue mi hijo adoptivo según la voluntad de mi Unigénito, dulcemente, me persuadió de que buscara descanso en el lecho, y me veló orando. El último sonido que oí en la Tierra fue el susurro de las palabras del virgen Juan. Para mí fueron como la nana de una madre junto a la cuna. Y acompañaron a mi espíritu en el último éxtasis, demasiado sublime como para ser descrito. Acompañaron a mi espíritu hasta el Cielo.

Juan, único testigo de este delicado misterio, me avió. Él solo me avió, envolviéndome en el manto blanco, sin cambiarme de túnica ni de velo, sin lavacro y sin embalsamamiento. El espíritu de Juan – como se ve claro por sus palabras del segundo episodio de este ciclo que va de Pentecostés a mi Asunción – ya sabía que no me iba a descomponer, e instruyó al Apóstol sobre lo que había que hacerse. Y él, casto y amoroso, prudente respecto a los misterios de Dios y a los compañeros lejanos, decidió custodiar el secreto y esperar a los otros siervos de Dios, para que me vieran todavía y sacaran, al verme consuelo y ayuda para las penas y fatigas de sus misiones. Esperó como estando seguro de que llegarían.

Pero el decreto de Dios era distinto. Como siempre, bueno para el predilecto; justo, como siempre, para todos los creyentes. Cargó los ojos del primero, para que el sueño le ahorrara la congoja de ver como se le arrebataba también mi cuerpo; dio a los creyentes otra verdad que les ayudara a creer en la resurrección de la carne, en el premio de una vida eterna y bienaventurada concedida a los justos; en las verdades más poderosas  y dulces del Nuevo Testamento – mi Inmaculada Concepción, mi divina maternidad virginal - ; en la naturaleza divina y humana en mi Hijo, verdadero Dios y verdadero Hombre, nacido no por voluntad carnal sino por desposorio divino y por divina semilla depositada en mi seno; en fin, para que creyeran que en el Cielo está mi corazón de Madre de los hombres, palpitante de vibrante Amor por todos, justos y pecadores, deseoso de teneros a todos junto a sí, en la Patria bienaventurada, por toda la eternidad.

Cuando los ángeles me sacaron de la casita, ¿mi espíritu había venido a mí? No. El espíritu ya no tenía que bajar de nuevo a la Tierra. Estaba en adoración delante del Trono de Dios. Pero cuando la Tierra, el destierro, el tiempo y el lugar de la separación de mi Señor, Uno y Trino fueron dejados para siempre, entonces el espíritu volvió a resplandecer en el centro de mi alma, despertando a la carne de su dormición; por lo que es cabal hablar, respecto a mí de Asunción al Cielo en alma y cuerpo, no por mi propia capacidad, como sucedió en el caso de Jesús, sino por ayuda angélica. Me desperté de aquella misteriosa y mística dormición, me alcé, en fin volé, porque ya mi carne había conseguido la perfección de los cuerpos glorificados. Y amé. Amé a mi Hijo y a mi Señor, Uno y Trino, de nuevo hallados, los amé cómo es destino de todos los eternos vivientes”.





viernes, 19 de julio de 2024

ÚNICAMENTE LA CARIDAD RESUCITA A LOS MUERTOS PORQUE SIN CARIDAD ESTAMOS MUERTOS. LA CARIDAD HECHA CARNE HA VENIDO A ENSEÑAR EL AMOR COMO SALUD.

EL HOMBRE TIENE QUE ESCOGER ENTRE EL AMOR Y EL ODIO
Bella imagen del ángel tenebroso, teniendo en sus manos un dragón,
que es el odio; y el ángel de Dios, teniendo en su mano
 una preciosa ave, que es el Amor



         Este discurso del Ángel Azarías, ángel de la guardia de María Valtorta, es para mí - aparte de la Biblia, y sobre todo de las Palabras de Jesús en el Evangelio, con las Epístolas de los Apóstoles -, el más sublime de los que se han pronunciado, y que han sido oídos por un ser humano. Estas palabras son una verdad que "muerde" a toda la retahíla de progresistas que predican insistentemente la Doctrina "descafeínada" de los teólogos progresistas tipo Hans Kung, Massiá, Queiruga y tantos otros que son los abanderados de la teología de la secularización, del relativismo, y del inmovilismo con sus discursos anestesistas: "Dios te quiere como eres, hagas lo que hagas, Dios siempre te querrá, ¡hay que estar a gusto con sus pecados!".

          El Ángel explica claramente que cuando se odia, se corta como con un cuchillo la unión con Dios, y el alma muere y se vuelve putrefacta, solo el arrepentimiento profundo y sincero opera el Milagro de Dios, que resucita el alma, hecho que solo es posible en esta Tierra cuando el trigo aún no ha madurado y está mezclado con la cizaña sembrada por Satanás, como lo dice el Evangelio.

    Y quiero aquí añadir unas observaciones personal: el mono dicen que comparte el 99% de los genes del ser humano, pero el mono que es un cuadrumano, está declarado en la Biblia como animal impuro, y al no tener alma, es un ser virtual es decir un espejismo, porque para Dios que es eterno, lo importante es solo lo que es también eterno, ya que está escrito que Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza, naturalmente la mayoría de los antropólogos obcecados y soberbios, que siendo finitos quieren explicar la Creación que es infinita, consideran el mono como un ser humano y algunos están empeñados en clasificarlos en esa categoría. 

           El alma humana puede morir por el pecado que siempre es odio, pero en este mundo gracias a la Comunión de los Santos, gracias a las oraciones de los hermanos, puede lograr en esa alma abrir un resquicio para que penetre en ella la Luz divina, y lograr el arrepentimiento que es la sublimidad del amor, en ese caso Dios puede resucitar al alma muerta y devolverle la Vida, hecho que será imposible a la muerte de la persona, porque la mies estando segada no puede volver a crecer, y el trigo irá en los graneros de Dios y la cizaña al fuego eterno, como así lo explica Jesús.


PALABRAS DEL ÁNGEL AZARÍAS A MARÍA VALTORTA (23-6-1.946)


           [...] El temor de Dios preserva de las culpas y dota de vista segura al espíritu del hombre, y el espíritu que "ve" no puede dejar de creer en Dios y en sus Palabras y, de esta suerte salvarse de la muerte espiritual. Juan, el Precursor, predicaba el temor de Dios para descombrar los caminos al Cristo que venía a salvar a su pueblo. Jesús, el Salvador, predicó el amor por los caminos de la Salvación.

             El temor precede siempre al amor; y diré así, la incubación del amor es la metamorfosis del sentimiento en un grado más elevado. El temor es todavía del hombre mientras que el amor es ya del espíritu. El hombre que teme a Dios se halla, a no dudar en el buen camino siempre que su temor a Dios sea justo, es decir, que no sea un ignorante e irracional miedo de Dios, más con todo, es siempre un camino trillado por quien no han desplegado las alas para volar a un desconocimiento más alto de lo que es Dios, esto es: Misericordia y Amor. El hombre que teme sigue sintiéndose el castigado por la culpa antigua y las suyas actuales. En cambio el hombre que ama, se siente el "perdonado" por los méritos de Cristo y revestido con ellos, de modo que el Padre ya no lo ve como súbdito, sino como hijo. El temor es bueno para tener sofrenada con las riendas a la materia; más el Amor es óptimo para dotar de calor de santidad al espíritu.

       Con solo el temor, el culpable se arrepiente; más su arrepentimiento es todavía mudo y oscuro al estar sofocado, cual llama bajo el celemín, por el temor al Dios Juez. El culpable que al temor añade el Amor, suspira y su alma se encuentra ya en una luz que le ayuda a hablar al Padre y a ver su estado espiritual porque, no ya las culpas graves, pero también las veniales e imperfecciones se le presentan cual pobre capa de hierba bajo árboles altísimos y, a su vista, puede, no solo talar los árboles, más también arrancar los brotes, limpiando así el terreno para sembrar en él las virtudes gratas a Dios.

               Por tanto el culpable cuya fortaleza estriba en el amor, no solo posee el arrepentimiento perfecto - porque se arrepiente, no ya por temor al castigo, pero por la pena de haber causado pena a su Dios amado - sino que en el mismo amor tiene su absolución primera. Y en verdad, pocas veces aquel que ama con todo lo que esto es, llega a las culpas mortales. Solo un asalto imprevisto y feroz de Satanás y de la carne podrán abatirle momentáneamente. Más en general, el amor preserva de caer y cuanto más fuerte es, tanto más débil será el pecar, lo mismo en número que en gravedad, hasta ir menguando el pecado, quedan solo imperfecciones apenas aparentes en aquellos que alcanzaron el perfecto amor, es decir la Santidad.

               El Apóstol Juan, el bendito y amoroso Juan, os da en la Epístola la medida de lo que puede la caridad y las cumbres que alcanza. Y, en contraposición, os hace ver el abismo en que se precipita quien no tiene la caridad:

"Nosotros sabemos haber sido transportados de la muerte a la Vida porque amamos a los hermanos"-

                ¡De la muerte a la Vida! María, ¡que frase tan lapidaria!  El hombre, si no ama, ha muerto, es un muerto. Y si ama, el hombre, tras haber sido muerto, resucita y adquiere la Vida. ¿Cómo puede ser? ¡Esto es un verdadero milagro! Los pobres, los verdaderos pobres del mundo, es decir aquellos que no conocen a Dios, no pueden asimilar esa verdad y se ríen de ella, como palabras de locos. Más el que cree, el que realmente cree la comprende perfectamente.

              Dios es caridad, por eso el que ama está en Dios ¿Quién es el que da y devuelve la vida? Dios. Sea que traiga al hombre del barro y lo vivifique con el aliento divino espirando sobre la forma de creta, sea que coopere a la formación de los hombres creando un alma para el embrión animal que fue concebido en un seno, el alma: la vida del hombre que no es un bruto y que, sin esta vida de su existencia, no estaría ni materialmente vivo porque a él para estarlo, no le basta tener como los animales, la respiración en las narices sino que debe poseer esta alhaja espiritual, esta vena espiritual que le mantiene unido al Seno Santísimo de su Creador y nutrido por el que es Espíritu, Luz, Sabiduría y Amor. Y sea por fin a aquel que entregó su alma, el que la vuelva a infundir resucitándolo, es siempre el "Quiero" Divino el que hace vivir a la criatura.

Mas la criatura  tiene una vida en su vida: su alma, y esta que, al ser inmortal, no muere por la muerte física, puede muy bien morir si, como antes he dicho, se separa del seno de su Señor. El odio, cualquiera que sea su forma y testimonio, es el cuchillo que corta la ligadura que une el Señor con el alma, una vez separada del Señor, muere. 

Por eso únicamente la caridad es la que de los muertos hace vivos. Porque sin Caridad estáis muertos. Y muertos estaban muchos, y más antes que la Caridad hecha Carne viniera a enseñar el Amor como Salud.

        Por eso puede muy bien decir el Apóstol Juan, que los verdaderos cristianos han sido trasladados de la muerte a la Vida por la Caridad que tiene su mandamiento de amar a los hermanos hasta el holocausto, dando así el ejemplo del Amor perfecto. El mandamiento del Amor, que los buenos acogen, es como el soplo de Vida inspirado al barro para hacer de él a Adán, o el Fiat que se repite en cada infusión del alma en un germen de hombre y, sobre todo, como el grito del Resucitador: "¡Yo te lo digo: levántate!" y el "¡Lázaro, ven afuera!" a los resucitados de Palestina.

              Dios, que vuelve a entrar con el Amor, devuelve la Vida a los muertos mediante el Amor. Más el que no ama continúa en la muerte, esto es en el pecado, porque el pecado en todas sus formas es odio. El hijo que no respeta a sus padres y los oprime con exigencias y egoísmos, el que daña a su prójimo con la violencia, el hurto, la calumnia y el adulterio es un homicida. Lo es igualmente al que hace morir de vergüenza o de dolor, lo mismo que quien lleva las almas a la desesperación con actos que le arrebatan la paz, la fe, el honor, la estima y el medio de trabajar, de vivir y de procurar la vida a sus familiares, como también el que con su ferocidad sanguinaria o sutiles persecuciones morales lleva a hacer desesperar de Dios y a morir odiándole, son homicidas de sus hermanos y es como si tratasen de matar a Dios en una nueva crucifixión, porque Dios está en vuestros hermanos y vuestros hermanos en Dios del que son hijos, y el homicida de sus hermanos, aquel que, material, moral o espiritualmente odia a sus hermanos, no hiere tan solo a estos sino que, a través de ellos, hiere también a Dios y, como todos los deicidas, está muerto. 

               En el Reino de Dios, no entran los muertos. El Reino de Dios se inicia en el espíritu del hombre sobre la Tierra mediante la unión de Dios y se completa en el Cielo con su plena posesión. Aquí en la Tierra, Dios en vosotros; y en el Cielo vosotros en Dios. Más Dios no entra en la putrefacción de muerte y la putrefacción de muerte no entra en el Cielo.

 En la Jerusalén Eterna, como no habrá Templos "Porque su Templo es el Señor en el que todos estaremos"; como no habrá necesidad de sol ni de luna porque su esplendor es Dios y su luminaria el Cordero; como no habrá puertas por no ser necesarias para Ella, ni Tiniebla para odiarla; así tampoco habrá en ella nada impuro y corrompido, nada muerto sino que tan solo estarán quienes hayan escrito sus nombres en el libro de la Vida, o sea en la Caridad que es la Vida. "En eso conocemos la Caridad de Dios: en que dio su Vida por nosotros".