VIDA DE SAN PÍO DE PIETRELCINA
Por Elías Cabodevilla Garde, Capuchino.
Imposible presentar la lista completa de los sufrimientos del Padre Pío. Enumeremos sus múltiples y muy numerosas enfermedades: "No te entiendo, no sé que hacer contigo", le dijo el médico cuando el joven capuchino no había aún cumplido los 25 años: sus continuos ayunos; su trabajo extenuante en el confesionario; sus largas vigilias de oración por la noche; y sobre todo las "llagas" de las manos, pies y costado: "¿Qué creéis, que Jesús me las ha dado para simple condecoración o qué?", respondió al que le preguntaba si le producían dolor y molestias. Pero más dolorosos que los físicos fueron sus sufrimientos morales, (...) las calumnias gravísimas contra su persona y su ministerio; las "violentas y asiduas" tentaciones contra la fe, la esperanza y la pureza; y, sobre todo, el fenómeno místico de la noche oscura, que le acompañó durante casi toda su vida y le llevó a escribir:
"Preferiría llevar mil cruces y hasta me sería dulce y llevadera toda cruz, si no tuviese esa prueba de sentirme siempre en la duda de si agrado o no al Señor en mis obras".
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PALABRAS DE SAN AGUSTÍN
Dice esta antigua y bonita imagen francesa de un recuerdo de Retiro espiritual, citando las palabras de San Agustín:
"Temed a Dios, para no retroceder. Para avanzar, amadlo".
Temed a Dios, para no retroceder Para avanzar, Amadle (San Agustín) |
Y eso es lo que ocurre cuando no hay temor de Dios, se retrocede porque ya no se tiene miedo de ofenderle, el alma se transforma de relativista en "quietista", y el peligro es latente, ya que el astuto Satanás le dice al alma: "Eres hijo de Dios, Él te perdonará, puedes permitirte esto y aquello, su gracia te sacará siempre de ahí" y como es un embustero, el mismo se contradice cuando susurra a las almas: "Nunca alcanzarás la Salvación, acuérdate de ese pecado, y de este y de aquel. Es lo contrario de lo que dice al pecador: "hagas lo que hagas, Dios te querrá siempre, tienes que estar a gusto con tus pecados". Eso es lo que predican hoy día muchos relativistas, que transforman la sagrada Religión en una "barra libre", donde todo está permitido.
Y es que el demonio sabe sobradamente que el alma que se entrega al pecado y al vicio, se vuelve ciega, porque al alejarse la gracia de Dios por culpa del pecado, él tiene las de ganar. Y también sabe que el alma que ha probado la dulzura del amor de Dios, la tiene siempre perdida.
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