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domingo, 27 de septiembre de 2015

ASÍ COMO EL CIERVO DESEA LAS AGUAS, MI ALMA TE DESEA A TI, DIOS

El Espíritu Santo es el que recrea el alma y la prepara
 para la unión mística con su Divino Esposo Jesús




Esta orquídea, con su misterioso lenguaje, parece hablar de la unión del alma con Dios, es el alma mística es decir, enamorada de Dios, que tiene como una corona en la cabeza, parece estar entre las alas del Espíritu Santo, que sujeta con ambas alas, y se observa que se produce como una descarga entre ambos ya que se ven como cinco o seis rayos luminosos. He recordado los escritos sobre los diez grados de la escala mística de Amor Divino, de la Noche pasiva del Espíritu, escrita por San Juan de la Cruz.



CAPITULO 20

El sexto grado hace correr ligeramente a Dios y dar muchos toques en él, y sin desfallecer, corre por la esperanza; que aquí, el amor que la ha fortificado la hace volar ligero. En el cual grado también Isaías dice aquello: Los santos que esperan en Dios mudarán la fortaleza, tomarán alas como de águila y volarán y no desfallecerán (40, 31) como hacían en el quinto grado. A este grado pertenece también aquello del salmo: Así como el ciervo desea las aguas, mi alma te desea a ti, Dios (41, 2); porque el Ciervo en la sed, con gran ligereza corre a las aguas. La causa de esta ligereza en amor que tiene el alma en este grado es por estar ya muy dilatada la caridad en ella, por estar aquí el alma poco menos que purificada del todo, como se dice en el salmo, es a saber: sine iniquitate cucurri (58, 59) y en otro salmo. El camino de tus mandamientos corrí, cuando dilataste mi corazón (118, 32).





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