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viernes, 25 de septiembre de 2015

EN UNA COLMENA, HAY ZÁNGANOS Y ABEJAS LABORIOSAS, LO MISMO OCURRE EN LA IGLESIA


El que se alimenta, de los Sacramentos y los pone en práctica
 infunde belleza en su alma   


He conocido a muchos creyentes, que creen que la Religión consiste en prácticas de ceremonias religiosas, y siguen con una vida depravada, creyendo erróneamente que la religión se practica solo dentro de las Iglesias, y fuera de ella, se comportan como los más grandes depredadores, hablo de ciertos empresarios que tiene personal a su servicio, y que los explotan de mal manera. Hacen muchísimo daño a la Santa Iglesia, ya que la gente al verlos, dicen: “Esos comportamientos son el fruto de lo que se les enseña”, y algunos pierden la fe.

Recuerdo haber tenido una discusión con cierta persona, muy religiosa, cuando al exponer esas ideas me las rebatió con bastante acritud, lo que me obligó a incrementar el tono de mis argumentos. Terminamos tan amigos, pero nadie convenció al otro, ni "dio su brazo a torcer".



REFLEXIONES DEL LIBRO DE AZARÍAS, EL ÁNGEL DE LA GUARDIA DE MARÍA VALTORTA


[…] ¡Oh!, no es frecuentando los lugares de oración cómo el hombre se santifica, sino con toda la vida. Vosotros llamáis impropiamente “practicar” a lo que tan solo es “frecuentar”. Frecuenta quien marcha corrientemente a un lugar, y practica el que pone por obra lo que en aquel lugar se le enseñó o aprendió. Más, ¡cuántos escribas o fariseos ven los ángeles desde el altar entre los que van una o más veces al día en los lugares de oración! ¡Cuántos!

Es preciso poner en práctica las enseñanzas, y hacer que estas y los Sacramentos fructifiquen, no por ser alabados en la Tierra y ocupar un buen puesto en el Cielo, sino por el superespiritual deseo de honrar de este modo al Señor y de no gozar imperfectamente del alimento que Él suministra a vuestro espíritu. Es entonces cuando, verdaderamente, con la humildad y caridad de vuestras intenciones, la leche espiritual que es sinceridad, puede obrar en vosotros haciéndoos crecer en robustez.

Cualquiera meneará la cabeza diciendo: “El que es asiduo a las prácticas de piedad no puede pecar”.

¡Oh Las fornicaciones de la falsa piedad son más numerosas de lo que se cree! Muchas almas, parecidas a muchos cónyugues libidinosos, hacen una doble vida, cesando una de ellas en el dintel de la Iglesia. Una vez fuera de ella, marchan a los amores adúlteros con la carne, el egoísmo y las concupiscencias. Después de alimentarse con el Bondadoso, son crueles con sus hermanos: tras purificarse con la Sangre caritativa derramada por todos, son anticaritativos mostrando sus egoísmos feroces; y, habiéndose instruido con la palabra, realizan actos contrarios a las enseñanzas de la misma. 

Y, ¿no cabe llamarlos adúlteros a estos  tales? ¿No se les puede llamar embusteros? Cuando menos: mariposas disfructuosas o bien ociosos y zumbadores  moscones, que pierden el tiempo en curiosidades vanas y en vagabundeos de sensualidad espiritual; mientras que el verdadero enamorado de la leche espiritual, permanece unido a este alimento, no queriendo cosa que le distraiga de él, antes va en su busca y, cual abeja laboriosa, produce después dulces licores con él mismo.






            

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