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domingo, 3 de julio de 2016

ACCIÓN DE GRACIAS POR TODO LO QUE RECIBIMOS DE DIOS, PIDIENDO PERDÓN POR OLVIDARNOS DE ÉL EN LOS MOMENTOS DE DICHA.


EL ESPÍRITU SANTO REPARTE SU DIVINA GRACIA
A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD




CANCIÓN DE SALOMÉ ARRICIBITA: GRACIAS (Mc 1, 29- 39)  




En el Evangelio como me ha sido revelado, de la gran mística italiana María Valtorta, al relatar la multiplicación de los panes y peces de Jesús, terminada la comida, y recogidos los restos, Jesús se retira solo al monte a rezar; a la vuelta se queja amargamente a sus Apóstoles de que nadie se acordó de dar las gracias a Dios, por el milagro que dio de comer panes y peces a 5.000 personas.
Espiritualmente hablando, que es lo más importante, los panes simbolizan el Cuerpo de Cristo, y los peces su Misericordia.

Y es que los hombres se acuerdan de Dios en las necesidades, y se olvidan de Él en la abundancia, es lo que ocurre hoy día en la busca desenfrenada del bienestar material, en vez de buscar lo más importante: la Vida Eterna. Por eso se quejaba Jesús diciendo a muchos de los que le seguían, que buscaban solo el alimento material.


Comentarios místicos de la canción "Gracias"
de Salomé Arricibita.

Gracias, por acercarte a mí, por extenderme Tú mano, por querer curar mi daño, y apoyarme en cada paso para hacerme al fin vivir.

Jesús Todopoderoso Hijo del Altísimo, bajó a la Tierra para acercarse a todos los hombres de buena voluntad, para extender su divina mano, que le clavaron en la Cruz, por querer curar nuestro daño: la enfermedad hereditaria del pecado Original, para apoyar  a esos hombres que son los pobres y los despreciados, para hacerlos en fin vivir.

Gracias, por estar conmigo para alentar mi camino, por cuidar de mis heridas, por decirme que soy digno.

Jesús, aunque no nos demos cuenta, está presente en cada alma comunicándose, incluso a las que están en pecado mortal, el aliento de vida, sin ese aliento dejaría de existir, según lo describe S. Juan de la Cruz, existen tres tipos de presencia de Dios en las almas: esa presencia que la sostiene con vida, la presencia en las almas que están en su Iglesia militante, que hoy  llaman Iglesia peregrina, en la cual, está obrando en ella con su Gracia con la intensidad que cada alma tiene para desear ardientemente a Dios, lo que se llama grado de Amor; Y está también presente de una manera mística, es decir como Divino Esposo en el alma en la cual existe un noviazgo espiritual, cuando el alma ha logrado agradar siempre a Dios, cuyo matrimonio, tendrá lugar en la otra vida, serán los esponsales celestiales, la fusión por Amor con Dios, transformándose ella mismo en Divina.

En el segundo tipo de presencia, es decir en esa Iglesia "peregrina", como muy bien lo dice la canción, Dios está para alentar el alma en el camino, y curar sus heridas, gracias a los Sacramentos de la sagrada Eucaristía, y el de la Reconciliación, para sanar esas heridas espirituales, provocadas por los pecados, heridas que dañan al alma y al Cuerpo místico de Cristo. De esa manera le devuelve su dignidad perdida.


Por mirarme siempre así, por iluminar mis dudas, por tocarme sin repulsa, por levantarme del lodo, digan lo que digan todos, y quererme pese a mí.

Dice Jesús: Pedid y se os dará, llamad y se os abrirá, lo que significa que el alma sedienta de amor, y que busca a Jesús, siempre lo encontrará, ya que si ella busca lo busca, mucho más lo busca Él al alma, y siempre nos mirará con dulzura y amor al arrepentirnos de los pecados porque al haber amor, hay entonces un arrepentimiento sincero proporcional a la culpa.
Dijo Jesús a los Fariseos que se quejaban de que estaba con los publicanos que había venido a salvar a los pecadores, y que no es el que está sano, que necesita del médico, sino el que está enfermo. Jesús como buen médico del alma, como lo dice esta canción, ilumina las dudas y nos toca con su divina Gracia sin repulsa, para levantarla del lodo del pecado, a pesar de lo que digan los Fariseos que existieron, que existen y que seguirán siempre existiendo, lo hace pese a lo que piensa el alma que se ve indigna de recibir esta gracia, actitud que alienta Satanás para llevarla a la desesperación.


Por dignificar mis días, haga o diga lo que diga, y enseñarme que la vida es servir, y no ser servido, gracias te doy hoy y aquí.


La misión de Jesús, el sublime Redentor ha sido padecer y redimir al género humano, esclavizado por su eterno enemigo, para dignificarlo, y llevarlo al Reino eterno de la Felicidad, a pesar de lo que diga y de lo que digan los demás hedonistas y relativistas, que están en el mundo. Nos enseña con el ejemplo increíble de su vida, naciendo pobre y perseguido hasta la muerte, lavando los pies a sus discípulos, y contestando a Juan y Santiago que querían estar a su diestra en el Cielo, que para ser el más grande, hay que ser el servidor de todos, a ejemplo de Él.

El alma que ha entrevisto con la divina Gracia esta gran verdad, se tiene que llenar de alegría y estar eternamente agradecida a Dios por haberla creado, y amarle por haberla redimido, como así lo dice San Juan de la Cruz.










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