MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 11 de junio de 2024

PROFUNDA REFLEXIÓN DE JESÚS SOBRE LA MENTALIDAD ACTUAL DE LOS ESPOSOS QUE SOLO BUSCAN LA SEXUALIDAD Y RECHAZAN LA PROLE.



La Sagrada Familia, el modelo de los Esposos
que se resume en Paz y Obediencia, y
huida del lujo y de la riqueza.




Estas palabras tan crudas y verdaderas no se oirán nunca de la boca de ningún Predicador por muy alto Jerarca que sea, ya que la Verdad "muerde" y provocan rechazo y odio hacia los que las proclaman; describen de una manera real la mentalidad de la gran mayoría de los matrimonios actuales. Conociendo la mayoría de los que se quieren casar, lo que exige la Santa Iglesia fundada por Cristo, prefieren unirse fuera de la Iglesia, así se imaginan que no tienen que seguir sus preceptos. Pero existen toda una colección de Obispos alemanes, y muchos de otros Países, verdaderos hijos de Lutero que quieren que se celebre la unión matrimonial, y que se les pueda dar la bendición a las parejas del mismo sexo, creo sinceramente que esos jerarcas que se dicen católicos se colocan ipso facto fuera de esa Iglesia, ya que no están guiados por la Gracia de Dios, sino directamente por Satanás.

El día 5 de diciembre de 2.017, ha aparecido en los medios de comunicación españoles, que en el año 2.050, este País será el más envejecido del mundo después de Japón, y que habrá cerca de 70 jubilados por cada 100 personas que estén trabajando. La Comunidad europea, advierte que este País tendrá que tomar medidas para remediar esta situación insostenible para la economía, con entrada de emigrantes, o con aumento de la natalidad.

Tal como está España, y conociendo la mentalidad actual de mis compatriotas y sobre todo la de los políticos, que solo están interesados en asegurarse su puesto, esta última solución me parece irrealizable, por culpa de los políticos que están obsesionados de votar leyes que van en contra de la natalidad, como el aborto libre y gratuito, la píldora del día después, el divorcio exprés, suprimiendo toda la burocracia que antes era  necesaria para separarse, bastando en que ambos cónyuges estén de acuerdo para que sea automática.

Del punto de vista religioso, esta mentalidad actual es un pecado, cuya gravedad solo Dios puede valorar, ya que el matrimonio, que antes de la venida de Cristo era un simple contrato, ha sido transformado en un Sacramento indisoluble, y sobre todo abierto a la procreación.



DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(22 de marzo de 1.944)


Dice Jesús:

“Las familias en las que no domina Dios,  sino la sensualidad y el interés y, por lo tanto, las derivaciones de Satanás, no son familias, ellas son el origen de grandes desgracias que, desde el interior de la célula familiar, se irradian y arruinan los grupos nacionales y, a partir de estos, también la paz mundial. Sucede así porque están creados sobre una base de sensualidad e interés, y por lo tanto, no se elevan hacia lo que es santo; por el contrario, como hierbas malsanas nacidas en el barro, se arrastran siempre por el suelo.
Dice el ángel a Tobías: “Te mostraré quienes son esos sobre los  cuales tiene poder el demonio”.

¡Oh, en verdad hay cónyuges que desde la primera hora de su unión están bajo el poder demoniaco! Es más, lo están ya antes de ser cónyuges. Lo están desde que toman la decisión de buscar un compañero o una compañera, pero no lo hacen con un recto fin, sino con solapados cálculos en los que imperan de forma soberano el egoísmo y la sensualidad.
Nada hay más sano y más santo que dos seres que se aman honestamente y se unen para perpetuar la raza humana y ofrendar almas al Cielo.

La dignidad del hombre y la mujer que se convierten en padres es la segunda dignidad, después de la de Dios. Ni siquiera la dignidad real es semejante a ella, porque aún el más sabio de los reyes no hace más que gobernar a sus súbditos. En cambio, los padres atraen sobre sí la mirada de Dios y raptan a esa mirada una nueva alma, que encierran en la envoltura de la carne nacida de ellos. Casi diría que en ese momento tienen a Dios como súbdito, porque Dios crea inmediatamente una nueva alma, para el honrado amor de ambos, que se une para dar a la Tierra y al Cielo un nuevo ciudadano.

¡Oh, si pensaran en el poder que tienen y al que Dios asiente inmediatamente! Los ángeles no tienen tanto poder. Pero los ángeles, a igual que Dios están dispuestos a adherir de inmediato al acto de los esposos fecundos y a convertirse en custodios de la nueva criatura. Más como dice Rafael, son muchos los que abrazan el estado conyugal, de modo tal que ahuyentan a Dios de sí y de su propia mente y se abandonan a la libido. Sobre estos, el demonio ejerce su poder.

[...] ¿Qué diferencia hay entre el lecho del pecado y el lecho de dos cónyuges que no rechazan el placer, pero rechazan la prole? No hagamos acrobacias de palabras y de razonamientos embusteros. La diferencia es pues muy pequeña, si por enfermedades o imperfecciones, es aconsejable o no se concede tener hijos, en estos casos, es necesario saber ser continentes y vedarse esas satisfacciones estériles, que no son más que la satisfacción de los sentidos. En cambio, si nada se opone a la creación, ¿por  qué transformáis una ley natural y sobrenatural en un acto inmoral, que falsifica su finalidad?

Cuando cualquier satisfacción honesta os aconseja no aumentar la prole, sabed vivir como esposos castos y no como simios lujuriosos. ¿Cómo pretendéis que el ángel de Dios vele sobre vuestra casa, cuando la convertís en una cueva de pecado? ¿Cómo queréis que Dios os proteja, si le obligáis a apartar con disgusto la mirada de vuestro nido mancillado?

 ¡Oh, que míseras son las familias que se forman sin una preparación a lo sobrenatural, las familias de que se ha desterrado a priori toda la busca de la Verdad y donde, aún peor, se burla la palabra de la Verdad que enseña qué es y porque existe el Matrimonio! ¡Qué míseras son las familias que se forman sin elevar ningún pensamiento hacia las alturas, que se forman estimuladas únicamente por el aguijón de un apetito sexual y de una consideración financiera!
¡Cuántos cónyuges aceptan la inevitable costumbre de la ceremonia religiosa! He dicho costumbre, y lo repito, porque para la mayor parte no es más que una costumbre y no una aspiración del alma a tener a Dios en ese momento.

 Más después de la ceremonia, ¡no piensan más en Dios, y hacen del Sacramento un festín, y del festín un desahogo de bestialidad! 

Pero, según mi pensamiento, el Sacramento no termina después de la ceremonia religiosa; al contrario, comienza con ella y dura tanto como la vida de los cónyuges, así como el acto de procesar no dura cuanto la ceremonia religiosa, sino tanto como la vida del religioso o la religiosa.

El ángel le enseña a Tobías que, si antepone el acto de plegaria, el acto será un acto santo, bendito, fecundo de júbilos verdaderos y de prole.

Esto es lo que habría que hacer: ir al matrimonio impulsados por el deseo de tener prole, pues esa es la finalidad de la unión humana, además de tener presente a Dios en toda hora. Cualquier otra finalidad es una culpa deshonrosa para el hombre en cuanto ser, con uso de razón, y ofensiva para el espíritu, que es templo de Dios y huye indignado. Dios no es un carcelero opresivo. Dios es un Padre bueno, que se alegra con la honrada alegría de los hijos y que responde a los santos abrazos de los mismos con bendiciones celestiales y con la aprobación evidenciada de la creación de un alma nueva.

Más, ¿Quién comprenderá esta página? La leeréis sin advertir su sabor santo, como si hubiera empleado el idioma de un planeta desconocido. Os parecerá un tema trillado y es, en cambio, una doctrina celestial. Os mofaréis de ella vosotros, los sabios del momento. Y no sabéis que Satanás se ríe de vuestra estupidez, pues ha logrado convertir en condena lo que Dios ha creado para vuestro bien, o sea el matrimonio como unión humana y Sacramento. Y esto ha sido culpa de vuestra incontinencia, de vuestra bestialidad.

Os repito las palabras de Tobías a su mujer, para que las recordéis y las tengáis como ejemplo, si aún podéis hacerlo porque sobrevive en vosotros un resto de dignidad humana. Las palabras son estas:
“Nosotros somos hijos de Santos y no podemos unirnos como los gentiles que no conocen a Dios”.

Que estas palabras sean vuestra norma, pues aunque habéis nacido donde la santidad ya había muerto, el Bautismo hizo siempre de vosotros hijos de Dios, que es el Santo de los santos y, por eso, podéis decir siempre que sois hijos de santos, del Santo, y podéis comportaros de acuerdo con ello. Entonces, tendréis “una descendencia en la que se bendecirá el nombre del Señor” y se vivirá en su Ley.

Y cuando los hijos viven en la Ley divina, se benefician los padres, porque dicha Ley enseña virtud, respeto, amor, y los primeros que se benefician, después de Dios, son los afortunados progenitores, los cónyuges santos, que han sabido hacer de su unión un rito perpetuo y no un vergonzante vicio”.








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