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HITLER, LA PREFIGURA DEL ANTICRISTO |
En este relato, de Jesús a María Valtorta del año 1.943, podemos apreciar de una manera sorprendente e impactante, todos los acontecimientos profetizados, previos a la venida del Anticristo, como son la crisis económica actual, las epidemias, el trastorno de la naturaleza, que se rebela contra los pecados de la Humanidad, con sus secuelas actuales de grandes fríos y de prolongadas sequías, de inundaciones y terremotos, y el triunfo del mal y del pecado en la Sociedad. La aparición de los falsos profetas primero de la teología de la liberación, y ahora de la teología de la secularización, queriendo destruir la obediencia a la Jerarquía impuesta por Jesús a Pedro y a sus sucesores y sustituirla por la dictadura del pueblo, que siempre obedece a las modas y a Satanás. Y lo que es más grave: la traición de cierta Jerarquía a la Doctrina tradicional de la Iglesia, y a las enseñanzas de Jesús. Esa futura traición está fijada en los dos tercios de los consagrados, es decir el 66% de sus miembros.
Pero parece deducirse de esta aclaración, que antes del fin de los tiempos, vendrá un periodo de conversión religiosa, que durará un tiempo bastante breve, siendo un misterio como se reconvertirán toda la horda de disidentes, infiltrados ya en la Iglesia. Este periodo de esplendor y florecimiento, durará un breve tiempo, y terminará con la venida del Anticristo, y la terrible Pasión de la Iglesia, con la acción del personaje más siniestro de la historia de la Humanidad, que anulará el Sacrificio Perpetuo, lo que propiciará la intervención directa de Dios, y el fin del mundo, del pecado, de la impiedad y del sufrimiento de los pobres y los indefensos, víctimas de los hijos de Satán, como así ocurre en las selvas en donde los animales más débiles, enfermos e indefensos son las víctimas predilectas de las fieras.
Juicio contra Judá del
Profeta Sofonías
(Sof 1-1,8)
Voy a barrerlo
todo de la superficie de la Tierra
Oráculo del
Señor. Barreré hombres y ganados,
barreré aves
del cielo y peces del mar;
haré perecer a
los malvados, eliminaré a los hombres
de la
superficie de la Tierra, oráculo del Señor.
Extenderé mi
mano contra Judá
y contra los
habitantes de Jerusalén,
y eliminaré de
este lugar hasta el último resto de Baal,
hasta el
nombre de sus servidores y de sus sacerdotes;
eliminaré
hasta los que se postran en las terrazas
ante los
astros del cielo; a los que se postran ante el Señor
y al mismo
tiempo juran por Milcón;
a los que
abandonan al Señor y no lo buscan ni lo consultan.
Silencio ante
el rostro del Señor,
porque
está cerca el día del Señor;
el Señor ha
preparado un sacrificio
y ha
consagrado a sus invitados.
El día del
sacrificio del Señor
castigaré a
ministros y príncipes,
a los que
visten como extranjeros.
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María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos
De los cuadernos de María Valtorta
DECADENCIA EXTREMA DE LA IGLESIA; BREVE
RESURRECCIÓN Y FIN DEL MUNDO CON LA VENIDA DEL ANTICRISTO
Dice Jesús:
“Cuando hago
decir a Sofonías que me llevaré cuanto hay en la Tierra, le hago profetizar lo
que sucederá en la antevigilia de los últimos tiempos, lo que Yo mismo anuncié
después hablando, encubierto bajo la descripción de la ruina del Templo y de Jerusalén,
de la destrucción del mundo, y cuando profetizó el Predilecto en su
Apocalipsis.
Las voces se
suceden. Más aún, puedo decir que, como un edificio sagrado elevado para dar
testimonio de la gloria del Señor, las voces suben de pináculo en pináculo, de
profeta a profeta antecediendo a Cristo, hasta la culminación mayor en la que
habla el Verbo durante su vivir de hombre, y después, bajando de pináculo a
pináculo a través de los siglos, por boca de los profetas que siguieron a
Cristo.
Es como un
concierto que canta las alabanzas, los deseos, las glorias del Señor, y que
durará hasta el momento en que las trombas angélicas reunirán a los muertos de
los sepulcros y a los muertos del espíritu, a los vivientes de la tierra y a
los vivientes del Cielo para que se postren ante la gloria visible del Señor y
oigan la palabra de la Palabra de Dios, esa Palabra que muchísimos han
rechazado o descuidado, desobedecido, escarnecido, despreciado esa palabra que
vino, Luz del Mundo y que el Mundo no quiso acoger prefiriendo las tinieblas.
Yo soy la cúspide del edificio de Dios. No puede existir palabra más alta y verdadera que la mía. Pero mi Espíritu está en la boca de las “palabras” menores, porque todo lo que habla de lo que es de Dios es palabra inspirada por Dios.
Yo soy la cúspide del edificio de Dios. No puede existir palabra más alta y verdadera que la mía. Pero mi Espíritu está en la boca de las “palabras” menores, porque todo lo que habla de lo que es de Dios es palabra inspirada por Dios.
La carestía y la mortandad de las epidemias serán uno de
los signos precursores de mi segunda venida. Los castigos creados para
corregiros y volver a llamaros a Dios causarán, con dolorosa potencia, una de
las selecciones entre los hijos de Dios y de Satanás.
El hambre producido por los robos y las malditas guerras, queridas sin
justificación de independencias nacionales, sino sólo por la ambición del poder
y la soberbia de los demonios con apariencia de hombres, producido por el
detenerse de las leyes cósmicas, por voluntad de Dios, por lo qué el hielo será
áspero, y prolongado, por la qué el calor quemará y no será mitigado por las
lluvias, por lo qué las estaciones serán invertidas y tendréis sequedad en las
estaciones de las lluvias y lluvias en el tiempo de la maduración de las
mieses, así qué engañadas por la templanza repentina o el frescor insólito, las
plantas florecerán fuera de estación y los árboles se recubrirán, después de
haber generado, de nuevas flores inútiles, que aprisionan sin fruto la planta –
porque todo desorden es nocivo y conduce a la muerte, recordarlo, hombres – el
hambre atormentará cruelmente esta raza perversa y enemiga de Dios.
Los animales, privados de forraje y pienso, de grano y semilla, morirán
de hambre y, por el hambre del hombre, serán destruidos sin darles tiempo de
procrear.
Los pájaros del cielo y los peces de las aguas, piaras y rebaños, serán
asaltados por todas partes para dar a vuestros vientres el alimento que la
tierra sólo producirá escasamente.
La mortalidad, creada por las
guerras y las pestes, los terremotos y los naufragios, precipitará en el más
allá a los buenos y a los malos. Los primeros para vuestro castigo – porque
privados de los mejores, empeoraréis cada vez más – los segundos para su
castigo, porque tendrán el Infierno por morada antes de la hora prevista.
Vosotros seréis la víctima preparada para el
Señor para purificar el altar de la Tierra, profanada por el pecado de idolatría,
de lujuria, de odio, de soberbia, hombres que perecéis a miles y a decenas de
miles bajo la segunda guadaña de los fulgores divinos.
Caeréis unos sobre otros como la hierba
segada sobre un prado en abril: las flores santas mezcladas con las venenosas,
los delicados tallos con los punzantes espinos. La mano de mis Ángeles escogerá
y separará a los benditos de los malditos, llevando los primeros al Cielo y
dejando los segundos a los tridentes de los demonios para pasto del Infierno.
Ser reyes o mendigos, sabios o ignorantes, jóvenes o viejos, guerreros o sacerdotes no constituirá diferencia ni baluarte contra la muerte. Habrá un castigo y será tremendo.
Ser reyes o mendigos, sabios o ignorantes, jóvenes o viejos, guerreros o sacerdotes no constituirá diferencia ni baluarte contra la muerte. Habrá un castigo y será tremendo.
El ojo de Dios escogerá a
los destinados quitando las “luces” para que no tengan que sufrir más la
neblina creada por los hombres unidos a Satanás, quitando las “tinieblas”
generadoras de tinieblas porque están poseídas por el padre de las tinieblas:
Satanás.
El ojo de Dios, que penetra en los palacios, en las iglesias, en las
conciencias – y no hay barreras ni hipocresía que le impida ver – escudriñará
en el seno de la Iglesia: la Jerusalén de ahora, escudriñará en el seno de las
almas y escribirá el decreto personal para los dolientes, los indiferentes, los
tibios, los rebeldes, los traidores, los homicidas del espíritu, los deicidas.
No, no creáis que Dios no hará ni bien ni mal
por vuestras obras. Yo os lo juro, lo juro a Mí mismo, lo juro por mi Justicia,
lo juro por triple juramento, os haré bien por el bien que hagáis y mal por el
mal que hayáis realizado.
Si las impurezas de
la carne y de vuestra vida de animales ponen una costra en vuestros ojos para
impediros ver a Dios, a Dios nada le empaña. Dejaré caer mi mano sobre los que
se complacen de estar en el barro y allí quieren quedarse a pesar de las
llamadas y los medios que les doy para salir. Serán barro en el barro, porque
hacen del barro del pecado el alimento preferido para su hambre impura.
El día
se acerca, hijos que habéis renegado al Padre. El tiempo de la Tierra es largo
y breve al mismo tiempo. […]
Quien trabajó en la última hora será
admitido en el Reino como quien trabajó con el arado, desde la aurora hasta la
tarde anticipada, cansado hasta caer sobre él. No os lamentéis de tener una
morada distinta en el cielo; allí no existen las mezquindades de las envidias
humanas. Pero conquistad este Cielo que he creado para vosotros y que os he
abierto con mi muerte de Cruz.
Venid al Señor, antes que el Señor venga a vosotros
con su majestad de Juez.
Respeto a vosotros, mis dilectos, permaneced en el camino que habéis escogido.
Los vendavales y las tempestades no lograrán haceros perder la meta que soy Yo,
que tengo el corazón abierto para recibiros con el más vivo beso de Amor. Dejad
que caigan los reinos y los pueblos, y que lo que ahora se cree potente se
convertirá en cenizas y escombros, y lo que ahora se cree con el derecho de
dictar deseos y doctrinas se convierta en polvo triturado por la Voluntad y la
Ley de Dios1.
En mi breve
Reinado sobre el mundo, seré Yo quien reine, Yo y el resto de mi Pueblo, esto
es, los fieles verdaderos, los que no han renegado de Cristo y recubierto el
signo de Cristo con la tiara de Satanás. Entonces, caerán las falsas deidades
de los superpoderes, las doctrinas obscenas que reniegan de Dios, Señor
omnipotente.
Mi Iglesia, antes de que se acabe la hora del mundo, tendrá
su triunfo resplandeciente. No hay nada distinto en la vida del Cuerpo místico
de cuanto hubo en la vida de Cristo. Se dará el hosanna de la vigilia de la
Pasión, el hosanna cuando los pueblos, fascinados por la Divinidad, plegarán
sus rodillas ante el Señor. Después vendrá la Pasión de mi Iglesia Militante, y
al final, la gloria de la Resurrección eterna en el Cielo2.
¡Oh
bienaventuranza la de aquel día en el que habrán acabado para siempre las
insidias, las venganzas, las luchas de esta tierra, de Satanás, de la carne! Mi
Iglesia estará entonces compuesta por los verdaderos cristianos. Entonces, en
el penúltimo día. Pocos como al inicio, pero santos como al inicio. Acabará en
santidad, como en santidad comenzó. Se quedarán fuera los mentirosos, los
traidores, los idólatras. Los que en el último día imitarán a Judas, y venderán
su alma a Satanás dañando al Cuerpo Místico de Cristo. La bestia tendrá en
ellos sus lugartenientes para su última guerra.
Y ¡ay de quien en Jerusalén, en los últimos tiempos, se haga
culpable de tal pecado! ¡Ay de quienes en ella, aprovechen su apariencia para
provecho humano! ¡Ay de quienes dejen perecer a los hermanos y dejen de hacer
de la palabra que les he confiado el pan de las almas hambrientas de
Dios! ¡Ay! No haré diferencia entre quien reniegue abiertamente de Dios y quien
lo reniegue con las obras. Y en verdad os digo, con el dolor del Fundador por
excelencia, que tres cuartos de mi Iglesia me renegará en la última hora, y
tendré que amputarles del tronco como ramas muertas y corrompidas por una lepra
inmunda 3.
Pero vosotros, que permanecéis en Mí, oíd la
promesa de Cristo. Esperadme con fidelidad y amor y Yo vendré a vosotros con
todos mis dones. Con el don de los dones: Yo mismo. Vendré para redimir y
curar. Vendré para iluminar a las tinieblas, vencerlas y hacerlas huir. Vendré
para enseñar a los hombres a amar y adorar al Dios Eterno, el Señor altísimo,
el Cristo Santo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Vendré no para traeros
la paz de este mundo, eterno destructor de la Paz, sino la Paz del Reino que no
muere.
Regocijaos, mis siervos
fieles. Os dice esto la boca que no miente. Ya no tendréis que temer ningún mal
porque pondré fin al tiempo del mal, anticiparé este final por piedad hacia mis
benditos.
Regocijaos sobre todo vosotros, mis amados de entonces. Para vosotros será
todavía más solícito el adviento de Cristo y su abrazo de gloria. Y se abren
para vosotros las puertas de la Ciudad de Dios y sale vuestro Salvador para
venir a vuestro encuentro a daros la Vida verdadera.
Todavía un poco y
después vendré. Como para Lázaro, mi amigo, os llamaré uno a uno: “¡Sal
fuera!”. Fuera de esta tierra que es tumba para el espíritu encarcelado en la
carne. Fuera. En la Vida y la libertad del Cielo.
Llamadme con vuestro amor fiel. Qué él sea la llama que funde las cadenas
de la carne y da al espíritu la libertad de venir pronto a Mí. Pronunciad el grito más bello escrito por hombre:
“¡VEN, SEÑOR JESÚS!”
1: Alusión directa a los nuevos teólogos
de la “secularización”, que están predicando incansablemente una doctrina
“descafeinada”, una vida de virtudes “light”, con una Iglesia “Peregrina”, que
quieren transformar de Reino, en Democracia popular.
2: La Iglesia como ocurrió en la Entrada gloriosa de Jesús en Jerusalén,
donde fue recibido con aclamaciones, tiene que tener, como el Salvador, una
gloria deslumbrante pero efímera.
Después de este breve periodo de tiempo,
vendrá la hora de su Pasión con la depravación y la persecución con la venida
del Antecristo. La Iglesia morirá cuando no se pueda celebrar el Sacrificio
eterno, como lo profetizó el Profeta, será el fin del mundo, y la Resurrección
final de todos los muertos, con el Juicio Final, y la derrota definitiva de
Satán, sellado para toda la Eternidad, con sus seguidores, en los Infiernos, el
Reino de las Tinieblas, y con el triunfo definitivo de Jesús y de sus hijos,
en el Reino de la Luz.
3: Clarísima alusión a los seglares, y sobre todo a la Jerarquía Católica
Romana, que ha tomado un rumbo completamente opuesto a las enseñanzas de los
Santos Padres, de la Tradición cristiana, y de las enseñanzas de la Sagrada
Escritura, lo que es una clarísima traición a las enseñanzas de Jesús.
Y aquí se encuentran los antiguos teólogos de la “liberación”, los nuevos teólogos de la “secularización”, los grandes teólogos renegados de su Congregación Religiosa, traicionando a su Fundador, son los nuevos escribas y fariseos, que saben Griego, Hebreo y Latín, y que están apoyados y admirados por todas las hordas de libre-pensadores, agnósticos, abortistas, feministas, masones, educadores para la ciudadanía, divorcistas, eutanasistas activos, y un sin fin de vividores y de hedonistas.
Sin hablar de muchos Prelados que niegan
el Infierno, las posesiones diabólicas, que predican la relajación de las
costumbres con el argumento de que “Dios te quiere como eres”, y que, según
ellos ama a todos de la misma manera: a los más sádicos pecadores que los más
grandes ascetas, no sabiendo lo más elemental de la Doctrina tradicional
católica: Dios ama al pecador para que con su amor, llegue a cambiar de
conducta: se llama amor de compasión, como tan bien lo explica el gran San Juan
de la Cruz, y Dios ama al Virtuoso, con el Amor unitivo porqué se une
místicamente con él en el matrimonio espiritual entre el alma y su esposo
Jesús-Dios, como también y tan bien lo explica el santo Doctor.
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