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sábado, 13 de octubre de 2012

EXPLICACION Y ACLARACIONES SOBRE EL ESTADO DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO





      La devoción a las almas del Purgatorio, que antiguamente estaba muy arraigada, parece estar hoy día en desuso, sin embargo como lo podemos ver en este escrito, es una de las prácticas más importantes y queridas por Dios. A este respeto, he tenido la experiencia personal de un familiar, muerto en temprana edad, que dejó a marido y dos hijos aún  jóvenes y que se me apareció en sueños. 

Le pregunté: “¿Estás en el Cielo?”, por toda respuesta se puso a llorar, con lo cual comprendí que necesitaba oraciones. Luego me dio un consejo porqué conocía el resentimiento que tenía hacia ciertos parientes: “Perdona a esos que te han hecho mal, porqué son hermanos tuyos”, a lo cual le contesté: “Yo ya les he perdonado”, Bastante tiempo después se me apareció otra vez, y le pregunté lo mismo, y me contestó con una sonrisa, sin mediar palabra alguna.

        En otra ocasión fui a hacer un retiro espiritual con mi hijo al Monasterio de Yuste, de los frailes Jerónimos, pasamos cerca de un cementerio de soldados alemanes de la segunda guerra mundial, que estaba cerca de ese monasterio, le dije a mi hijo: Vamos a rezar por las almas de esos soldados que están en el Purgatorio. A la noche, estando en mi celda durmiendo, sentí por un largo momento la presencia del Demonio, no pudiendo despertarme, lo  que me causó un gran terror,  que ya conocía de sobra por haberme ocurrido en muchísimas ocasiones. Comprendí que Satán estaba disgustado por la envidia que le causaba el hecho de que un alma alcanzara la Felicidad Eterna.




LAS ALMAS DEL PURGATORIO, LAS GRANDES OLVIDADAS



(Del Evangelio como me había sido revelado de Mª Valtorta)

[…] “En mi Iglesia habrá siempre sacerdotes, doctores, profetas, exorcistas, confesores, obradores de milagros, inspirados; todo lo que ella requiere para que las gentes reciban de ella lo necesario. El Cielo, la Iglesia triunfante, no dejará sola a la Iglesia docente, y esta socorrerá a la Iglesia militante. No son tres cuerpos, son un solo cuerpo. No hay división entre ellas, sino comunión de amor y de fin: amar la Caridad, gozar de la Caridad en el Cielo, su Reino. Por eso, también la Iglesia militante deberá, con amor, aportar sufragios a una parte suya que, destinada ya a la triunfante, todavía se encuentra excluida de ésta por razón de la satisfactoria reparación de las faltas absueltas, pero no expiadas enteramente hasta la perfecta divina Justicia.

         En el Cuerpo místico, todo se debe hacer en el Amor y por el Amor, porque el amor es la sangre que por él circula. Socorred a los hermanos que purgan. De la misma manera que dije que las obras de misericordia corporales os conquistan un premio en el Cielo, también he dicho que os lo conquistan las espirituales. Y en verdad os digo que el sufragio para los difuntos, para que entren en la paz, es una gran obra de misericordia, por la cual Dios os bendecirá y os estarán agradecidos los beneficiarios del sufragio.

Os digo que, cuando, en el día de la resurrección de la carne, estéis todos congregados ante Cristo Juez, aquellos a quien bendeciré estarán los que tuvieron amor por los hermanos purgantes ofreciendo y orando por su paz.

        Ninguna buena acción quedará sin su fruto, y muchos resplandecerán vivamente en el Cielo sin haber predicado, ni administrado, ni realizado viajes apostólicos, sin haber abrazado especiales estados, sino solamente por haber orado y sufrido por haber dado paz a los purgantes, por llevar a la conversión a los mortales. También estas personas, sacerdotes a quienes el mundo desconoce, apóstoles desconocidos, víctimas que solo Dios ve, recibirán el premio de los jornaleros del Señor, pues habrán hecho de su vida un perpetuo sacrificio de amor por los hermanos y por la gloria de Dios.

        En verdad os digo que a la Vida Eterna se llega por muchos caminos, y uno de ellos es este, y muy apreciado por mi Corazón.



De los cuadernos de María Valtorta (17-10-1.943)

         Todo gira alrededor del Amor, María, excepto para los verdaderos “muertos”: los condenados. Para estos “muertos”, también ha muerto el Amor. Pero para los tres Reinos – el que tiene el peso de la gravedad: la Tierra; aquel en el que está abolido el peso de la materia, pero no el del alma cargada por el pecado: el Purgatorio; y en fin, aquellos cuyos habitantes comparten con el Padre su naturaleza espiritual que les libera de todo peso – el motor es el amor. Amando sobre la Tierra es como trabajáis para el Cielo. Amando en el Purgatorio es como conquistáis el Cielo, que en la vida no habéis sabido merecer. Amando en el Paraíso es como gozáis el Cielo.

         Lo único que hace un alma cuando está en el Purgatorio es amar, pensar, arrepentirse a la Luz del Amor que esas llamas han encendido para ellas, que ya son Dios, pero que, para su castigo, le esconden a Dios.

        Esto es el tormento. El alma recuerda la Visión de Dios que tuvo en el Juicio particular. Se lleva consigo ese recuerdo y, dado que el haber solo entrevisto a Dios es un gozo que supera todo lo creado, el alma está ansiosa de volver a gustar ese gozo. Ese recuerdo de Dios, y ese rayo de Luz que le revistió, cuando compareció ante Él, hacen que el alma “vea” la importancia que realmente tienen las faltas cometidas contra su Bien, y este “ver”, junto a la idea de que por esas faltas se ha impedido voluntariamente, durante años o siglos, la posesión del Cielo y la unión con Dios, constituye su pena purgante.

        El tormento de los purgantes es el amor y la certeza de haber ofendido al Amor. Un alma, cuanto más ha faltado en la vida, tanto más está cegado como por cataratas espirituales que le hacen más difícil conocer y alcanzar ese perfecto arrepentimiento de amor que es el primer coeficiente para su purgación y entrada en el Reino de Dios. Cuanto más un alma lo ha oprimido por la culpa, tanto más pesado y tardío se hace vivir el Amor. A medida que se limpia por poder del Amor, se acelera su resurrección al Amor y, por consiguiente, su conquista del Amor que se completa en el momento en que, terminada la expiación y alcanzada la perfección del amor, es admitida en la Ciudad de Dios 1.

        Hay que orar mucho para que estas almas, que sufren para alcanzar la Alegría, sean rápidas en alcanzar el Amor perfecto que les absuelve y une conmigo. Vuestras oraciones, vuestros sufragios, son nuevos aumentos de fuego de amor. Aumentan el ardor. Pero - ¡oh! ¡bienaventurado tormento! – también aumentan la capacidad de amar. Aceleran el proceso de purgación. Alzan las almas sumergidas en ese fuego a grados cada vez más altos. Las llevan a los umbrales de la Luz. Abren las puertas de la Luz, en fin, e introducen el alma en el cielo.


        A cada una de estas operaciones,  provocadas por vuestra caridad hacia quien os precedió en la segunda vida, corresponde la sorpresa de la caridad hacia vosotros. Caridad de Dios que os agradece el que proveáis por sus hijos penantes, caridad de los penantes que os agradecen el que os afanéis por introducirles en el gozo de Dios.

     Vuestros seres queridos nunca os amaron tanto como después de la muerte de la Tierra, porque su amor ya está impregnado de la Luz de Dios y a esta Luz comprenden cómo les amáis y como deberían haberos amado. 

          Ya no pueden deciros palabras que invoquen perdón y den amor. Pero me las dicen a Mí para vosotros. Yo os traigo esas palabras de vuestros difuntos, que ahora os saben ver y amar como se debe. Os las traigo junto con su petición de amor y de bendición, que ya es válida desde el Purgatorio porque ya está animada por la inflamada Caridad que les quema y purifica. Perfectamente válida, además, desde el momento en que, liberados, salgan a vuestro encuentro a los umbrales de la Vida o se reúnan con vosotros en ella, si les hubierais precedido en el reino del Amor.

         Fíate de Mí, María. Yo trabajo por ti y tus seres  queridos. Conforta tu espíritu. Vengo para darte la Alegría. Confía en Mí”.


BREVE MEDITACIÓN SOBRE ESTAS ACLARACIONES DE JESÚS SOBRE EL PURGATORIO


        1 - En esta maravillosa descripción de las tribulaciones de las almas en el Purgatorio, que solo puede describir la Divinidad, aparece la explicación sorprendente, de un hecho que ya era conocido, pero que no se lograba entender:

         Las almas que más tiempo están en el Purgatorio son las que menos se han dado cuenta de la gravedad de las ofensas hechas a Dios, las que tienen las “cataratas espirituales” producidas por su ceguera espiritual ante el pecado, y que le impiden distinguir entre el Vicio y la Virtud, entre el mal y el Bien, es decir entre Dios y Satán, son los que están predicando incansablemente, como un “mantra” brahmánico, el refrán de “Dios te quiere como eres”, o “Dios ama a todos por igual”, y el Infierno no existe, porque un Padre no puede mandar ahí a sus hijos (A ese efecto, recuerdo las palabras que le pronunciaba constantemente el Demonio al Santo Cura de Ars: “Aún no has muerto; aún te puedo coger”, o las palabras de Santa Teresa de Jesús, a la hora de su muerte: “Por fin, ahora soy hija de la Iglesia”).

         Pero estos falsos Pastores, al creer el axioma de que todos somos Hijos de Dios, y que el Infierno y el Demonio no existen, predicando incansablemente una Doctrina descafeinada, y el Dios relativista, hacen inútil la terrible Pasión y muerte de Jesús, el Martirio la Santísima Virgen María y de todos los Santos; La gracia de Dios y los Sacramentos de la Iglesia, ya que si todos somos hijos de Dios, ¿para qué sirven los Sacramentos?, ¿para qué Satán se afana incansablemente en hacernos pecar?. 

          Y es que se creen, como los Protestantes, que solo por la Pasión y muerte de Jesús, estamos todos rescatados y somos todos hijos suyos, ignorando para su conveniencia y la tranquilidad de su conciencia perversa, que, como lo dijo Jesús a Nicodemo, tenemos que renacer a una Vida nueva, para poder entrar en el Reino de los Cielos.

        Algunas personas se creen que solo con ir a Misa y cumplir con las recomendaciones del culto, tienen la Vida Eterna asegurada, Jesús dice a este respeto: 






De los cuadernos de Mª  Valtorta 
(18-10-1.947)


        “En verdad te digo que, quienes están muchas horas en la Iglesia, repitiendo palabras con el alma ausente, y quien está en la casa, en su oficina, en su negocio, en su ocupación, amándome a Mí y el prójimo por Mí, permaneciendo unido a Mí, quien reza, es el segundo y es a él a quien bendigo, mientras que el primero solo está cumpliendo un precepto hipócrita que Yo condeno y desecho”.

           He leído al respeto, no se en que pasaje de estos libros, que dice Jesús que hay oraciones que aburren hasta el Ángel de la Guardia de ciertas almas.

          Y aquí son de recordar las palabras de Jesús dirigidas a los Fariseos, que se creían que la religión solo consistía en cumplir con los deberes externos de la Ley: Las abluciones de las manos antes de la comida, teniendo las manos del alma manchadas de podredumbre; el descanso absoluto del Sábado, el pago del impuesto del comino y de la menta, y un largo repertorio de recomendaciones externas.

“Las prostitutas y los publicanos os precederán en el Reino de los Cielos”.





ORACIÓN PODEROSA QUE SE OFRECE PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO Y PARA LAS
 QUE ESTÁN EN PECADO MORTAL


 Padre Eterno, os ofrezco la Preciosísima Sangre de
Vuestro Amadísimo Hijo Jesús, junto con todas las misas
que se celebran hoy día en todo el mundo,
por las benditas almas del Purgatorio,
por los pecadores en todas partes,
por los pecadores en la Iglesia Universal.
Para los pecadores de nuestra familia 
y de nuestro hogar
Amén.





PROMESA EXTRAORDINARIA DE CRISTO


          El Salvador aseguró a Santa Gertrudis la Magna, religiosa cisterciense del Monasterio de Helfta en Eisleben (Alemania), a finales del siglo XIII, que esta oración liberaría a mil almas del Purgatoria cada vez que se ofreciese, extendiéndose también la promesa a la conversión y salvación de las que todavía pertenecen a la Iglesia militante en la Tierra.





CONSIDERACIONES IMPORTANTES


       Se recomienda encarecidamente su rezo diario, pues es incalculable el bien que podemos hacer a las almas si se recita varias veces, consiguiéndose además la salvación de miles de almas, dentro y fuera de la Iglesia, y en la propia familia.

           Medítese en la inmensa gloria que alcanzará quien lo hiciere así, en las gracias que obtendrá, en los pecadores que salvará, en las ánimas que liberará, en la ayuda y protección continua de estos desde el Cielo etc., etc…

         Piénselo bien cada uno, y comience ya desde hoy mismo su rezo, mientras hay tiempo, pues todo pasa, y pasa pronto. Y el tiempo no vuelve jamás. No mueras con las manos vacías de buenas obras.

Con licencia eclesiástica 
(Se autoriza su reimpresión y difusión).






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