MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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viernes, 7 de diciembre de 2018

8 DE DICIEMBRE FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA. LAS GLORIAS DE MARÍA EXPLICADAS POR EL ÁNGEL AZARÍAS

LA VIRGEN MARÍA, LA INMACULADA, MADRE
GENERADORA DE DIOS Y DE LAS ALMAS



En este hermoso cuadro de la Inmaculada, a sus pies, de izquierda a derecha, podemos ver las almas de los elegidos como entran en el Cielo, gracias a que se han comportado como niños ya que, como lo dijo Jesús, solo entraran en el Cielo los que son como ellos.
Esas almas, vienen a entregar sus virtudes, obtenidas por la Divina Gracia, siendo la Virgen María la medianera de esas Gracias, que son las flores que llevan en sus manos.
Vemos girando a la derecha, como un ángel recoge esas flores y le entrega a las almas las palmas del triunfo, que son el reconocimiento de haber obtenido la aprobación para ser hijos de Dios y herederos del Reino de los Cielos.

Y aquí, en este cuadro está simbolizado la labor de la Virgen María, la Madre de la humanidad, la dispensadora de todas las gracias de Dios, la que engendra espiritualmente a sus hijos para llevarlos al santo Reino de Dios por toda la Eternidad, después de haberles dado su protección en la Tierra, a todos los que la han implorado y reconocido como Madre. 

Dice el Ángel Azarías: 

María, el Cielo delira de amor al contemplar a María que eleva su canto hasta notas incomparables. Ningún mortal, por santo que sea, puede comprender lo que llega a ser María para todo el Cielo.




DEL LIBRO DE AZARÍAS, ÁNGEL DE LA GUARDIA DE 
MARÍA VALTORTA


Dice el ángel Azarías:
“Meditemos cantando las glorias de María Santísima. La Santa Misa de esta festividad es toda ella un himno al poder de Dios y a la gloria de María. Para comprender bien esta liturgia de amor y de fuego, adentrémonos en los sentimientos de la Reina y Maestra de todas las criaturas que aman al Señor.

¡Reina y Maestra! De los hombres más también de los ángeles. Hay misterios desconocidos para vosotros que no nos está concedido desvelar completamente. Con todo, para deleite de un alma muy amada, nos está permitido levantar un tantíco el velo de los mismos. Esto es lo que voy a hacer para ti: levantar el borde del velo. Y, una vez removido el obstáculo, se te concederá fijar tu mirada espiritual en la Luz espiritual que es el cielo y, a esa Luz, comprenderás mejor. Así, pues, mira, escucha y sé feliz.

Cuando el pecado de Lucifer perturbó el orden del Paraíso y sumó en el desorden los espíritus menos fieles, un enorme espanto nos embargó a todos, cual si algo hubiérase quebrado y destruido sin esperanza alguna de verlo ya resurgir. En realidad, así era. Había quedado destruida aquella caridad completa, que era la única que antes existía allá arriba, derrumbándose en una vorágine de la que emanaban hedores del Infierno.

Habíase destruido la Caridad absoluta de los ángeles, surgiendo el Odio. Consternados, al modo que se puede estar en el Cielo, nosotros, los fieles del Señor, lloramos por el dolor de Dios y por su enojo. Lloramos por la perdida paz del Paraíso, por el orden violado y por la fragilidad de los espíritus. No nos sentimos ya seguros de ser ya impecables por más que estuviésemos formados de puro espíritu, puesto que Lucifer y sus secuaces nos habían probado que también un ángel puede pecar y llegar a ser demonio. Experimentamos que la soberbia – era manifiesto – podía arraigar en nosotros. Temimos que nadie, fuera de Dios, pudiese resistirla, dado que Lucifer había cedido a ella.

Temblamos por esas fuerzas tenebrosas que no pensábamos pudieran invadirnos y que, hasta podría decir, ignorábamos que existiesen y que, al pronto, de una manera tan brutal se nos desvelaban. Abatidos, nos preguntábamos con latidos de luz: “Si pues ni el ser tan puros sirve, ¿Quién habrá pues de dar nunca a Dios el amor que Él exige y se merece, si hasta nosotros estamos sujetos a pecar?"

He aquí entonces que, alzando desde el abismo de la desolación nuestra contemplación de la Divinidad y fijos en su Esplendor, con un temor hasta entonces ignorada, contemplamos la segunda Revelación del Pensamiento Eterno, Y si por el conocimiento de la primera vino el desorden promovido por los soberbios que no quisieron adorar a la Palabra Divina, por el conocimiento de la segunda tornó a nosotros la paz que había sido turbada.

Vimos a María en el Pensamiento Eterno. Verla y poseer esa Sabiduría que es a la vez consuelo, seguridad y paz, fue una misma cosa. Saludamos a nuestra futura Reina con el canto de nuestra Luz y la contemplamos con sus perfecciones gratuitas y adquiridas. ¡Oh hermosura la de aquel instante en el que, para consuelo de sus ángeles, les presentó el Eterno a la Perla de su Amor y de su Poder! Y la vimos tan humilde, capaz de reparar por sí sola la soberbia de todas las criaturas.

Fue desde entonces para nosotros, maestra que nos enseñó a no hacer de los dones motivo de ruina. Nos habló sin palabras, no su figura corpórea sino su espiritualidad; y al contemplar por un instante en el Pensamiento de Dios a la Humildísima nos preservó para siempre de todo sentimiento de soberbia. Durante siglos y siglos, operamos envueltos en la suavidad de aquella fulgida revelación y durante siglos y siglos, eternamente, nos inundó de gozo; gozamos y gozaremos con la posesión de Aquella que tuvimos la dicha de contemplar espiritualmente. El Gozo de Dios es el nuestro y nosotros nos mantenemos en su Luz para estar penetrados de ella y tributar gozo y gloria a Aquel que nos creó.
Ahora pues, repletos de sus propios latidos, meditemos la Liturgia que habla de Ella.

“Con alegría”. Carácter de la verdadera humildad es la alegría verdadera a la que nada puede turbar. El que tan solo es humilde de un modo relativo, siempre tiene un motivo de turbación hasta en sus triunfos más genuinos. Por el contrario, el verdadero y completo humilde no tiene turbación de ningún genero.

Cualquiera que sea el don o el triunfo que le reviste de una especial prestancia, él sigue contento y sin temor, porque sabe y reconoce que cuanto le hace diferente de los demás, no es algo que él haya hecho por medios humanos, sino que es algo que viene de otras esferas y que a él nadie se la puede arrebatar. Es cosa que él contempla y considera como vestidura de gran valor que le fue dada para llevarla durante algún tiempo y que debe usarla con el cuidado que se tiene de lo que no es nuestro y que ha de devolverse sin deterioros al que nos la donó.

Sabe asimismo que esta vestidura real, no apetecida con avidez de ostentación, le fue entregada por una Sabiduría infinita que juzgó conveniente dársela. No tiene, por tanto, afán alguno de conseguirla o conservarla. El humilde, que verdaderamente es tal, no apetece cosas extraordinarias, ni se turba si quien se las dio se las quita. Dice: “Todo está bien, porqué la Sabiduría así lo quiere”. Por eso el humilde siempre está contento pues no ambiciona, no es avaro de lo que le dan ni se siente menoscabado si se lo quitan.

María Santísima poseyó esta alegría. Desde su nacimiento hasta su Asunción, la tuvo sobre la Tierra, aún entre las lágrimas de su prolongado Calvario de Madre de Cristo y hasta bajo el mar de desgarros del Calvario de su Hijo. Aún dentro de su dolor, que no tuvo parangón con ningún otro, poseyó el gozo exultante de hacer, hasta el sacrificio total, lo que Dios quería, lo que Dios le había indicado que pretendía de Ella desde que la revistió con las galas de la Salvación y la cubrió con el manto de Justicia como a Esposa adornada con sus arreos.

¿Puedes ponderar que caída hubiera sido la de María si, tras poseer la Concepción Inmaculada, la Justicia y todo otro joyel divino, hubiese pisoteado todo por seguir la voz del corruptor eterno? ¿Puedes medir su magnitud? Ya no habría habido Redención, Cielo ni posesión de Dios para los hombres. Todo esto os lo dio María por cuánto, con la verdadera alegría de los humildes, llevo sus galas de Bien amada del Eterno y cantó sus alabanzas, las de Él solo, aún entre los sollozos y desolaciones de la Pasión.

¡Exultó! ¡Que palabra tan profunda! Exultó siempre, magnificando con el Espíritu a su Señor, aún cuando su humanidad sabía del escarnio de todo un pueblo y se hallaba inmersa y prensada por su dolor y el de su Hijo. Exultó pensando que ese dolor suyo y el de su Jesús daban gloria a Dios, salvando a los hombres para Dios.
Encima de los gemidos de la Madre y de sus lamentos de mujer, cantaba la alegría de su Espíritu de Corredentora. Cantaba con la aceptación de aquella hora, con la Esperanza en las palabras de la Sabiduría y con el Amor que bendecía a Dios por haberla traspasado.

La prolongada pasión de María la completó Ella misma, uniendo a las grandes cosas que Dios había hecho en Ella, las otras no menos grandes cosas que Ella sabía hacer por el Señor. Verdaderamente, mientras sus entrañas de Madre gritaban el desgarro de su tortura, su Espíritu fiel cantaba: “¡Yo te exalto, Señor porque me has protegido y no has permitido que mis enemigos hayan podido regocijarse a costa mía!”.

¿Ves que humildad? Cualquier otro habría dicho: “Estoy contento por haber sabido permanecer fiel aún en la prueba. Estoy contento por haber hecho la Voluntad de Dios”. No son estas palabras de pecado. Más en ellas va todavía un hilo de orgullo. “Yo estoy contento porqué he hecho…”. Aquí está el yo de la criatura que se considera única autora del bien realizado. 
María Santísima, por el contrario, dice: “Yo te exalto porque Tú me has protegido”. Atribuye a Dios el mérito de haberla mantenido Santa en aquellas horas de lucha.

Dios preparó a su verbo una digna morada que María supo conservar digna del Dios que en Ella había de encarnarse. Imitádla, criaturas; claro que en medida menor, cual corresponde a vosotros que no habéis de concebir a Cristo, si bien en aquello que os es necesario para llevar a Cristo, en vosotros Dios os facilita los medios y los dones necesarios para hacer de vosotros templos y altares. Imitad a María sabiendo conservar la morada de vuestro corazón digna del Santo, que pide entrar en vosotros para gozar de vosotros y vivir entre los hijos de los hombres que ama sin medida.

Y si no supieses imitarla y vuestra morada es a la sazón una morada profanada o desmantelada por los muchos que la han habitado, reconstruirla en María que es Madre Amable e incansable engendradora de hijos para el Señor, pues es a través de María como se llega a la Vida y por eso, quien está desfallecido o muerto y no osa levantar sus ojos al Señor, puede tornar vivo y grato al Eterno si entra en el Seno y en el Corazón que dieron al mundo el Salvador.

El Señor Jesús te ha explicado ya la luz del camino sapiencial, por lo que no debo hablar de lo que Él ya tiene hablado. Más, en confirmación de mis palabras, te hago notar lo que la Sabiduría aplica a María: “Es mi delicia estar con los hijos de los hombres”. Con estos hijos que tantas lágrimas le costaron.

Más es propio de las Madres verdaderas el llorar y amar, amar tanto como se ha llorado; amar tanto como sea necesario para llevar el Amor; y llorar tanto como sea preciso para convertir a los perversos. 

¿Por qué habría de encontrar sus delicias en estar con los hijos de los hombres – esta Bendita cuya morada es ab aeterno el Cielo, esta Bendita que tuvo por habitación el Seno maravilloso de Dios, esta Bendita cuyo Pueblo es el de los Ángeles y los bienaventurados – sino para reconstruir los pobres corazones que el mundo y Satanás, la carne y las pasiones devastaron? ¿Por qué habría de encontrar esas delicias sino porque, al estar entre vosotros, os vuelve a dar la luz para Dios?

Oídla cantar con su luz perlina: “Bienaventurados los que siguen mis caminos”. Los caminos de María terminan en el corazón de Dios. “Para que alcancéis a ser sabios, escuchad mis consejos y no los rechacéis”. Una madre, y Santa cual Ella es, no puede pronunciar sino palabras de Vida. Ahora bien, ponderad qué es lo que, en la llena de Gracia y por ende, de Sabiduría, habría dejado la Palabra llevada durante nueve meses en el seno y por espacio de tantos años en su regazo. ¡Sobre su regazo en la infancia y en la niñez, y hasta en la muerte, en su Corazón Purísimo a lo largo, en fin de 33 años! ¡Jamás estuvo inerte el Dios - Hijo para su madre amabilísima! - Nunca lo estuvo Él que ni con los hombres culpables permanece inactivo.

Por eso toda la Sabiduría se derramó en toda la Pureza y María no puede hablar sino con la palabra de Dios, con aquella palabra de la que Cristo dijo que es Vida de quien la escucha. María que sabe lo que hay en Ella, canta así: “Dichoso el hombre que me escucha, vela a mi puerta y aguarda a entrar en mi casa”. Habitáculo de Dios, sabe que quien en Ella entra, encuentra a Dios. Es decir, lo mismo que Ella canta: “Quien la encuentre habrá hallado la Vida y recibirá del Señor la Salvación”.

Verdaderamente quien vive en Ella tiene salud, vida, sabiduría, gloria, alegría y honor porque Ella es todo eso, al tener sus raíces en Dios mismo, fundada como está en el monte de Dios para ser su Templo, amada más que ninguna otra criatura por el Señor Altísimo, debiendo de ser Ella, eternamente la Madre del Hombre.

¡Oh palabra poco meditada y aún menos comprendida en la que se compendia toda la imagen de María! ¿Qué es María? Es la reparadora porqué Ella anula a Eva. Ella vuelve a poner las cosas desordenadas en el punto donde estaban cuando las trastocaron la serpiente maligna y la imprudente Eva. El Ángel la saluda: “Ave”. Se dice que Ave es el nombre invertido de Eva. Mas Ave es asimismo un eco que hace recordar el Nombre Santísimo de Dios, como lo recuerda también, y aún más vivamente, tal como lo expliqué, el nombre del Verbo: Jeoscué.

En el tetragrama sagrado formado por los hijos del Pueblo de Dios para pronunciar en el secreto templo de su espíritu el Nombre irrepetible, está contenido el Ave (yAhVE). La primera de las palabras con las que Dios mandó a hacer de la toda Hermosa la Madre Santa y la Corredentora. Ave: cual si Él, como realmente aconteció, se anunciara con su propio nombre para entrar a hacerse carne en un seno, en el único seno que podía contener al Único.

Ave María, madre del Hombre como Eva y más que Eva puesto que devolviste al Hombre a su Patria, a su herencia, a su filiación y su Gozo.

Ave María, Seno de Santidad, en el que se volvió a depositar la semilla de la Especie para que el eterno Abraham tuviese los hijos de los que la esterilizante envidia satánica le había privado.

Ave María, Madre Deipara del Primogénito Eterno, madre compasiva de la Humanidad lavada con tu llanto y con la Sangre que es tu sangre.

Ave María, perla del Cielo, luz de Estrella, Dulce, Belleza y Paz de Dios.

Ave, María, llena de Gracia, en quien está el Señor, jamás desunida de Él que en Ti encuentra sus delicias y su descanso.

Ave, María, mujer bendita entre todas las mujeres, amor viviente, por el Amor hecha esposa del Amor y Madre del Amor.

En Ti la Pureza, en Ti la Paz, en Ti la Sabiduría, en Ti la Humildad, y en Ti la Perfección de las tres y las cuatro Virtudes…

María, el Cielo delira de amor al contemplar a María que eleva su canto hasta notas incomparables. Ningún mortal, por santo que sea, puede comprender lo que llega a ser María para todo el Cielo.
Todas las cosas fueron hechas por el Verbo, más también, todas las cosas más grandes fueron hechas por el Amor Eterno en María, porque Aquel que es Poderoso la amó y la ama sin límites; y el poder de Dios está en manos del Lirio Purísimo, para que se derrame sobre todo aquel que a Ella recurre.

¡Ave!, ¡Ave!, ¡Ave María…!”








LOS TEÓLOGOS QUE "SON COMO EL MAESTRO CIRUELA QUE NO SABÍA ESCRIBIR Y FUNDÓ UNA ESCUELA". FABULOSA DESCRIPCIÓN DE LA COBARDÍA ACTUAL DE MUCHOS MIEMBROS DE LA IGLESIA, QUE TENDRÁN QUE RENDIR CUENTAS A DIOS.


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Hans Küng
Doctor por la Universidad de la UNED
La masonería premia a Hans Küng



      
          
















       Advertencia para los Progresistas, para los de la “Teología de la Liberación y de la Secularización", los "Hans Künguistas", "Los Massianistas", los "Corruguistas", los que se toman por elegidos y escogidos para reformar a la Iglesia Católica, que son los nuevos luteranos; para los relativistas y sus acólitos: los "abortistas” y los “quietistas”, y en general, como dijo Jesús a María Valtorta, para los prudentísimos "eunucos espirituales". que son los que debían limpiar a la Iglesia de esos individuos, que son unos "tumores" en el Cuerpo místico de la Iglesia, que poco a poco se van extendiendo a muchos de sus miembros por la "quietud" y la inactividad de los responsables.

Jesús dijo sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas, pero ese consejo era para evitar el pecado, no para dejar de luchar contra los que con su doctrina no se salvan, pero arrastran con ellos otros a la perdición, son como el proverbio que dice: "son como el perro del hortelano, ni comen ni dejan comer". A ese efecto, Santo Tomas de Aquino en sus escritos de la Suma Teológica, dijo claramente que hay que denunciar públicamente a la Jerarquía cuando hay peligro para la Fe.

        Para todos los que dicen que hay que mirar las señales de los tiempos, y que quieren cambiar las Leyes de Dios, anteponiendo la mentalidad del pueblo, como si la Religión fuera una vulgar democracia, en donde manda la mayoría, queriendo quitar toda autoridad al Papa y a la Doctrina tradicional de los Santos Padres, como el actual Obispo de Amberes, o el presidente de la Confederación alemana, o el Arzobispo de Andalucía que dijo que ¡como todos somos hijos de Dios, un padre no puede mandar nadie al Infierno y que por eso está vacío! y tantas otras Jerarquías, para adaptarlo todo a las modas relativistas de hoy, inspiradas por Satanás y su "iglesia", la masonería, eternos enemigos de Dios y de su Iglesia.


     Siempre me he he preguntado como puede ser que estos individuos, hayan llegado a deformarse y rebelarse contra la Santa e indestructible Iglesia Católica Apostólica y Romana, fundada por Jesús sobre Pedro y sus sucesores. Iglesia que conocen a la perfección, en todas las Escrituras del Antiguo, y del Nuevo Testamento, ya que han sido formados durante muchos años en los seminarios, han sido teólogos que han enseñado en su cátedra de teología, han escrito muchos libros, y conocen a la perfección la Sagrada Tradición de los Santos Padres, así como sus enseñanzas, su ejemplo y su humildad, que los hacía fieles seguidores de Roma. 


Es el caso de Lutero, que predicaba abiertamente contra el Papa, tratándolo de Anticristo, y renegando abiertamente de las promesas  de su consagración como monje agustino. La única explicación que se puede ver a esta situación, es el pecado de Lucifer y de nuestros primeros padres: La soberbia, que hace que la persona más inteligente, se vuelva ciega para opinar sobre las cosas de Dios, ya que la gracia se comunica solo a los humildes, y no tiene cabida en el corazón de los soberbios.


En esa misma época, San Juan de la Cruz, escribía los más grandes tratados místicos de la historia de la Cristiandad, explicando con muchos detalles lo que siente el alma en contacto con la Divinidad. Al principio de sus escritos, decía:



[...] "Y por tanto, para decir algo de esta noche oscura, no fiaré ni de experiencia, ni de ciencia, porque lo uno y lo otro puede faltar y engañar, más no dejándome ayudar en lo que pudiere de estas dos cosas, me aprovecharé para todo lo que en el fervor divino hubiere de decir - a lo menos para lo más importante y oscuro de entender - de la divina Escritura, por la cual, guiándonos no podremos errar, pues el que en ella habla es el Espíritu Santo. Y si yo en ella errare por no entender bien así como lo que en ella o sin ella dijere, no es mi intención apartarme del sano sentido y doctrina de la Santa Madre Iglesia Católica, porque en tal caso me sujeto y resigno no solo a su mandato, sino a cualquiera que en mejor razón de ello juzgara".

         En la historia de la vida de Santa Teresa de Jesús, recuerdo haber leído que vio un sacerdote, en el momento de la elevación, con dos demonios, uno a cada lado, con sus cuernos apuntando al cuello del celebrante, mirando ambos a la Sagrada forma con terror. También leí que vio, fuera de una Iglesia, en un entierro, demonios jugando con el cadáver de un hombre que estaba en el féretro, ese hombre dice que llevó una vida que parecía normal. Dijo la Santa: "Si hacen eso con su cuerpo, ¿Qué no harán con su alma?"

       En las apariciones de Fátima, una de las videntes le preguntó por tres niñas muertes en su pueblo, le contestó la Virgen que dos de ellas estaban en el Cielo, y que la tercera ¡permanecería en el Purgatorio hasta el fin del mundo!


      Y me pregunto: ¿que ocurrirá con esos "teólogos", que no solo se engañan a ellos mismos, pero que arrastran con ellos a gran cantidad de gente? Lo único que se puede hacer es rezar por ellos, no olvidemos que la Santísima Virgen María, también dijo en Fátima:

"¡Cuanta gente se condena porque no hay nadie que reza por ellos!". Y también pidió incluir estas oraciones en el Santo Rosario:

María, Madre de Gracia, de Piedad y de Misericordia, en la vida y la muerte, favorecenos, Señora. Amen ¡Oh Jesús, perdonádnos nuestros pecados, preservádnos del fuego del Infierno, llevad todas las almas al Cielo, especialmente las más necesitadas de vuestra Misericordia.




ADVERTENCIA A LOS QUIETISTAS Y RELATIVISTAS
DEL POEMA DEL HOMBRE DIOS DE MARÍA VALTORTA (Tomo 8)        


 Dice Jesús:


         No queráis consideraros y creeros más inteligentes que los humildes, que se doblegan ante la Verdad depositada desde hace siglos en mi Iglesia, por el solo hecho de que sois unos soberbios, que buscáis en la desobediencia permisos para vuestros ilícitos instintos. Volved a la Disciplina varias veces secular y permaneced en ella: Desde Moisés hasta Cristo, desde Cristo a vosotros, desde vosotros hasta el último día, es esa y no otra.

      ¿Esa ciencia es, vuestra? No. La Ciencia está en Mí, y en Mi Doctrina, y la sabiduría del hombre está en obedecerme. ¿Es curiosidad sin peligro? No. Es contagio cuyas consecuencias sufrís luego. Fuera Satanás, si queréis tener a Cristo. Soy el Bueno, y no desciendo a connivencia con el espíritu del Mal. O Yo, o él. Elegid.

       Es el tenebroso, el menospreciador, el rastrero reptil maldito, es el oprobio y el horror. Desde hace muchos siglos, sus obras atormentan al hombre, y las señales y frutos de ellos, están ante las mentes de los hombres.




De los cuadernos de Mª Valtorta 
(17 de Junio de 1.943)

Dice Jesús:

“Te quiero hablar de la prudencia humana.
La prudencia sobrenatural es una gran virtud. Pero la prudencia humana no es una virtud. Vosotros, hombres, habéis aplicado este nombre, como una falsa etiqueta, a sentimientos impropios y no virtuosos. Así como llamáis caridad, a la moneda que dais al pobre.

Pero si vosotros dais una limosna, incluso virtuosa, y la dais para ser vistos y aplaudidos por el mundo, ¿Creéis que hacéis un acto de caridad? No. Desengañaos. Caridad quiere decir: amor. Caridad es, por tanto, tener piedad y amor por todos los necesitados de la tierra. No hace falta dinero para hacer un acto de caridad. Una palabra de consejo, de consuelo, de dulzura, un acto de ayuda material, una oración, son caridad. Una limosna dada con grosería, humillando al pobre, en el que no sabéis verme, no es caridad.

Lo mismo ocurre con la prudencia. Vosotros llamáis prudencia a vuestra vileza, a vuestro anhelo de vivir tranquilos, a vuestro egoísmo. Tres cosas que ciertamente no son virtud.

También en vuestras relaciones con la Religión sois amantes del vivir tranquilos. Cuando sabéis que una franca profesión de fe, que una expresión, dicha como os la susurra el Espíritu de Verdad, pueden quitaros autoridad, dadores de trabajo, maridos, hijos, padres, de los que esperáis ayuda material, vuestra humana prudencia os hace encerraros en un silencio que no es prudente sino cobarde, cuando no culpable, porque llegáis a negar, a renegar, perjurando vuestros sentimientos más espirituales.

Este es el caso de lo que ocurre en las elecciones para elegir los cargos políticos: en España se presentan múltiples opciones para elegir los miembros del Parlamento, el Cardenal Presidente de la Conferencia Episcopal podía aconsejar a los fieles católicos y los de buena voluntad, por su boca y aconsejando que se diga en todas las misas, que voten a los partidos que están en contra del crimen del aborto y del matrimonio homosexual, por razones de prudencia cobarde, se queda "mudo como un pez".

Pedro fue el primero que en la hora del peligro, por una prudencia humana, llegó a negar que me conociera. Yo lo permití, esto, para que arrepentido, pudiera después compadecer y perdonar a los hermanos pusilánimes. ¡Pero cuántos “Pedros” desde entonces hasta ahora! Tenéis siempre ante la mente, un interés mezquino, y lo anteponéis y tuteláis en perjuicio del interés eterno que os fructifica la Verdad valiente y valientemente profesada.

Ante ciertas manifestaciones de Dios, vosotros, pobres hombres, no tenéis ciertamente la valentía de Nicodemo y de José, que en una hora tremenda para el Nazareno y para sus seguidores supieron adelantarse para pensar en Mí contra la hostilidad de toda Jerusalén. Tu misma, a veces, te quedas un poco perpleja ante ciertas expresiones mías y las quisieras hacer menos tajantes.

La prudencia humana os guía. La lleváis a todas partes. Hasta en las obispalías, hasta en los conventos. ¡Cómo habéis cambiado en relación con los primeros cristianos que no tenían en cuenta nada de cuanto fuera humano y miraban solamente el Cielo!

Es verdad que yo he dicho que seáis prudentes como las serpientes, pero no con una prudencia humana. Os he dicho también que para seguirme, hay que ser audaces contra todos. Contra el amor a si mismos; contra el poder, cuando os persigue porque sois mis seguidores; contra el padre, la madre, la esposa, los hijos, cuando éstos quieren, por afecto humano y preocupación terrena, impediros que sigáis mi Camino, porque sólo una cosa es necesaria: salvar la propia alma incluso perdiendo la vida de la carne para obtener la Vida eterna”.



211. Regreso a Hebrón, patria del Bautista
(7 - 7 - 1.945)

[...] ¡No, no es lícito! Ninguna moneda puede comprar la conciencia, y menos aún la de los sacerdotes y los maestros. No es lícito encontrarse sumiso ante las cosas fuertes de la Tierra cuando quieren conducirnos a obrar en contra de lo que Dios ha establecido: esto no es sino impotencia espiritual, y está escrito: "El eunuco no entrará en la asamblea del Señor". Si, pues, no puede ser del Pueblo de Dios el impotente por naturaleza, ¿podrá ser su ministro el impotente de espíritu? En verdad os digo que muchos sacerdotes y maestros, habiendo perdido su virilidad espiritual, han venido a ser, culpablemente, eunucos espirituales. Muchos. ¡Demasiados!

Meditad, observad, comparad, y os daréis cuenta que tenemos muchos ídolos y pocos ministros del Bien, que es Dios. Ahora se ve porque las ciudades-refugios no son ya tales. Ya no se respeta nada en Israel. Los santos mueren por el odio hacia ellos de los no santos.

[...] ¡Venid!, es el Amor que pasa, quien quiera puede seguirle, porque para ser acogido por Él se requiere solamente buena voluntad".
Jesús ha terminado en medio de un silencio atónito. Parece que muchos han sopesado las palabras que han escuchado, prueban su sabor; las degustan, las confrontan.







miércoles, 5 de diciembre de 2018

JESÚS QUE ES LA VERDAD, ANDA SOBRE EL MAR QUE OCULTA EL ABISMO, Y QUE POR ESO SIMBOLIZA LA MENTIRA, CUYO PADRE ES SATANÁS.


El pecado, es lo que hunde al hombre en el abismo, el mar simboliza la mentira porque  
esconde el abismo. Es por esa razón que en el Apocalipsis está escrito que Dios 
hizo un Mundo nuevo, en donde el mar ya no existirá.



Extraordinario relato del Evangelio de hoy, donde se descubren dos hechos importantísimos: la ingratitud del hombre hacia la Providencia divina, y la Misericordia de Dios en todas sus relaciones con los hombres.

Jesús acababa de hacer uno de los milagros más sublimes: la multiplicación de los panes y de los peces para alimentar a 5.000 hombres sin contar las mujeres y los niños, a continuación se despide de los comensales, y "obliga" a sus discípulos a subirse en la barca para ir al otro lado del mar de Galilea, sabiendo, como Dios que el viento era contrario, y que iba a levantarse contra la embarcación. 


Parece que Jesús estaba algo enojado por despedir a los comensales, y "mandar" a sus discípulas a luchar a barlovento en el mar de Galilea.

La explicación de este "enfado" de Jesús se encuentra en el Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta: ninguno de los comensales ni los discípulos se habían acordado de dar gracias a Dios por este milagro, por esa razón se retiró solo hasta el atardecer  en la cima del monte, para dar gracias a Dios Padre por este milagro tan grande.

Jesús acude andando sobre el mar al encuentro de sus discípulos, al verlo se llenan de pavor porque la presencia de un ser que camina sobre la mentira, que siempre hunde al hombre, es un hecho tan insólito que llena al hombre pecador de espanto, ya que no es un acontecimiento natural en este mundo de pecadores, que siempre están más o menos, sumergidos en la mentira.

Pedro quiere ir a su encuentro, pero al crecer el viento y levantarse las olas, teme por falta de fe, y tiene que pedir a Dios ayuda para que lo saque del abismo a donde caía.

Este Evangelio, muestra de una manera oculta lo que ocurre a todos los seres humanos: Muy pocos dan gracias a Dios por los dones recibidos, y solo se acuerdan de él cuando se hunden en la desgracia, pero Dios es tan bueno que conoce la condición humana y con su Redención, Víctima perfecta y sin tara, se ofrece en oración a su Padre para interceder por nosotros, y siempre cuando lo llamamos, nos saca del abismo en donde caemos por nuestra falta de fe. 

La gente de buena fe, valga la redundancia, es la que se da cuenta de que Jesús es el Salvador. Y muchas veces, solo después de ver como Él los ha sacado del desastre, lo reconoce como Hijo de Dios. Es por esa razón que nos enteramos en los medios de comunicación católicos, que se ha convertido a la fe un gran pecador, y que se ha transformado de un malhechor en un verdadero creyente que va por todo el mundo relatando la misericordia de Dios.

COMENTARIOS SOBRE EL EVANGELIO 


En seguida, obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. 
Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman". Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua". "Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Él. 
Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame". En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?". En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. 
Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".












lunes, 3 de diciembre de 2018

PALABRAS PRONUNCIADAS POR UN PAGANO: "SEÑOR, YO NO SOY DIGNO QUE ENTRES EN MI CASA, PERO DI SOLO UNA PALABRA Y MI SERVIDOR SERÁ SANO".


IMAGEN DE UN CENTURIÓN ROMANO

El sirviente que dio Dios a cada alma, es su propio cuerpo y su propio carácter para ayudarle a desempeñar su labor, y que Dios puso a su servicio para conseguirlo. Estos dones son diversos ya que cada persona es distinta en su cuerpo y su carácter, es lo que está reflejado en la parábola del Evangelio de las minas que el Amo dio a cada uno de sus criados, a uno le dio diez y a otro solo uno.
Pero esos servidores, debido a los peligros de los enemigos de Dios, que son el mundo, el demonio y la carne, siempre salen al encuentro de los que se ponen a su servicio, por eso  pueden enfermar, es lo que ocurre cuando cae enfermo de alma y de cuerpo. 

Pero aquí Jesús quiere demostrar que a pesar de todas esas dificultades, si se cree en Él como el Centurión romano, puede curar cualquiera de esas enfermedades, es lo que dijo el Salvador cuando afirmó: "Buscad el Reino de los Cielos, y todo lo demás se os dará por añadidura". Eso demuestra que el día del Juicio no valdrán las excusas para querer demostrar que no se ha llegado a alcanzar el Reino por todas y tantas dificultades que se tuvieron a lo largo de  su vida.



San Pablo a Timoteo 1 2,1-8.

Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna. 
Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. 
Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo, hombre Él también, que se entregó a sí mismo para rescatar a todos. Este es el testimonio que Él dio a su debido tiempo, y del cual fui constituido Heraldo y Apóstol para enseñar a los paganos la verdadera fe. Digo la verdad, y no miento. 
Por lo tanto, quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos al cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones. 

En los diez grados de la escala mística para alcanzar a Dios, según San Bernardo y Santo Tomás y comentada por San Juan de la Cruz, el santo Doctor de la Iglesia explica que cuando el alma esposa ha alcanzado el segundo grado, en cada momento de su vida, cuando duerme, cuando se despierta, cuando trabaja, cuando come, siempre en cualquier momento y ocasión está pensando en su Divino Esposo que es Cristo Jesús.

[...] Aquí en este grado, tan solícita anda el alma, que en todas las cosas busca el Amado; en todo cuanto piensa, luego piensa en el amado; en cuanto habla, en cuantos negocios se ofrecen, luego es hablar y tratar del amado; cuando come, cuando duerme, cuando vela, cuando hace cualquier cosa, todo su cuidado es en el Amado [...]

El alma aunque esté completamente retirada del mundo, hace más provecho a la Iglesia que mucha gente predicando: Es lo que ocurrió con Moisés, que retirado del combate en una cumbre, levantando los brazos al cielo, logró la victoria contra los amalacitas implorando a Dios, y logró detener el sol para que la Victoria de Josué fuera completa.




Salmo 28 (27), 2.7.8-9.

Oye la voz de mi plegaria, 
cuando clamo hacia ti, 
cuando elevo mis manos hacia tu Santuario.
el Señor es mi fuerza y mi escudo, 

mi corazón confía en él. 
Mi corazón se alegra porque recibí su ayuda: 
por eso le daré gracias con mi canto.
El Señor es la fuerza de su pueblo, 

el baluarte de salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia; 
apaciéntalos y sé su guía para siempre.



Cuando el alma ha llegado a ese grado de Amor, todo son alabanzas a Dios, acciones de gracias y alegría del corazón, por la presencia de Dios en su alma que le comunica poco a poco su misma esencia hasta que el último grado que ya no es de este mundo, el alma se transforma en Dios por posesión perpetua y total de su misma esencia.



EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 7, 1-10.

Cuando Jesús terminó de decir todas estas cosas al pueblo, entró en Cafarnaún. Había allí un centurión que tenía un sirviente enfermo, a punto de morir, al que estimaba mucho. 
Como había oído hablar de Jesús, envió a unos ancianos judíos para rogarle que viniera a curar a su servidor. Cuando estuvieron cerca de Jesús, le suplicaron con insistencia, diciéndole: "El merece que le hagas este favor, porque ama a nuestra nación y nos ha construido la sinagoga". 

Jesús fue con ellos, y cuando ya estaba cerca de la casa, el centurión le mandó decir por unos amigos: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente. Basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. 
Porque yo que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes, cuando digo a uno: 'Ve', él va; y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: '¡Tienes que hacer esto!', él lo hace".

Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: "Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe". Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano.

Estamos en presencia de uno de los momentos más trascendentales del Evangelio, cuyas palabras se oirán en cada misa hasta el fin del mundo: "Señor, yo no soy digno que entres en mi casa, pero di una palabra tuya, y mi alma será sana".

Se trata de un alma humilde, que es el ejemplo del verdadero creyente, sabe reconocer el poder de Dios, porque tiene grabado en su alma como se ejerce la verdadera caridad, sin haber visto ningún milagro de Jesús, cree en Él, ya que para el verdadero creyente no se necesitan milagros y para el que no cree los milagros son inútiles, como dijo Santa Bernardita, que es lo que ocurría con los Fariseos. Creo que este centurión romano es una prefigura de la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana.

Este centurión es de una humildad tan grande que se encuentra indigno de recibir a Jesús, es lo contrario de los iluminados, que se creen enviados y buscan afanosamente las alabanzas de los hombres, como los Fariseos y mucha gente de hoy que les gusta firmar autógrafos y recibir alabanzas públicas y aclamaciones, son los que serán rechazados el día del Juicio, aunque hayan predicado en las plazas, y hasta expulsado demonios, como dice Jesús en el Evangelio, porque todo lo han hecho para ser vistos de los hombres y recibir alabanzas.



domingo, 2 de diciembre de 2018

TODO JUICIO ES REMITIDO AL HIJO, PERO ÉL JUZGARÁ TAMBIÉN LAS CULPAS COMETIDAS CONTRA EL PADRE Y EL ESPÍRITU.



JESUCRISTO REY ETERNO  DEL UNIVERSO
VENCEDOR DE SATANÁS



LA ANTÍTESIS DE LAS TRES VIRTUDES TEOLOGALES FE, ESPERANZA Y CARIDAD


             Estas tres virtudes teologales, son la condición necesaria, para llevar el alma de cada ser humano a la Vida Eterna, son el “motor de Dios”, que es el Amor infundido por el Espíritu Santo, por la acción de Cristo Jesús, que se encarnó e inmoló, cargando con nuestros pecados, y para indicarnos personalmente como tiene que comportarse cada ser humano, para poder así llevarnos al Reino de su Padre, el Dios Todopoderoso. 

        Y Jesús se encarnó como hombre, para que en el día del Juicio, nadie le pueda objetar: "Tú no sabes lo que es ser hombre en la Tierra, y estar sometido a toda clase de tentaciones"

          Pero esas tres virtudes teologales, tienen un enemigo, cuya condición necesaria, es su motor, se trata del odio infundido por Satanás, que conduce indefectiblemente el alma a la segunda muerte: la Muerte Eterna, al reino del Príncipe Negro.

           Contra la Fe en un Dios Eterno - cuya existencia proclama el Universo entero, que es una imagen y una irrefutable prueba, que desvela su infinitud, su poderío, su inteligencia, y muchísimos otros atributos, que ningún científico nunca podrá desvelar, porque un simple razonamiento filosófico y matemático, nos dice que lo finito no podrá nunca alcanzar lo infinito. Satanás opone la fe en el mundo material, que no es eterno, porque es una imagen perecedera, o un espejismo, ya que todos los científicos del mundo están de acuerdo en afirmar que el Universo tendrá un fin: El mismo sol consume ingentes cantidades de hidrógeno, y la Humanidad entera desaparecerá en un tiempo que, comparado con la eternidad, es como una gota de agua en todos los océanos del mundo.

           Contra la Esperanza en un mundo perfecto que es armonía y belleza - en donde desaparezca lo imperfecto, que es fealdad, siempre más o menos presente en el alma de cada ser humano, por culpa de las raíces del pecado original, – Satanás opone la sed y la esperanza en el mundo material, que nunca podrá colmar el alma, ya que como está escrito, hay que creer en Dios, porque el mundo material  pasa, pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre. 

           Contra la caridad, que es el amor que le debemos a Dios, por habernos creado y redimido, y por darnos la posibilidad de poseer la Vida Eterna, Satán opone, con el motor del odio, la soberbia, la envidia, la mentira, la lujuria y la impureza, y todas las mezclas de esos elementos, que solo dan infelicidad ya en este mundo y la desgracia y el horror eternos, lo que es la segunda muerte. Y esto ocurre porque, como lo vemos en todos los vicios, el alma siempre quiere más. Como lo dice San Juan de la Cruz, los apetitos son como el fuego, al cual, cuando más leña se le echa, más crece, y son aún mucho peor, ya que cuando se deja de alimentar el fuego, este se apaga, mientras que el apetito aumenta cuando carece lo que ansía, y eso lo vemos en el drogadicto, en el borracho, el lujurioso, el avaro, que siempre quieren más y más.

Dice Jesús en este escrito:
El portador de la Vida que se vive en el Cielo, cerrará las puertas del Infierno sobre el número intocable de los malditos, los cuales han preferido la muerte a la Vida.

        

De los cuadernos de María Valtorta
(17 de Agosto de 1.943)


             Dice Jesús:

          “Cuando Yo hago decir por boca del Amado que “también los que me traspasaron me verán”, no pretendo hacer alusión a los que me traspasaron hace ahora 20 siglos.

           Cuando Yo venga, habrá llegado el tiempo del triunfo de mi Reino. Te he explicado cómo será mi Reino y como serán sus súbditos. Será el tiempo del testimonio del espíritu, la parte divina encerrada en vosotros y que os da la imagen y semejanza con Dios. Siendo así, serán las partes espirituales que serán la causa de las decisiones del juicio que separa a los malditos de los benditos. Y en los malditos estarán los que con su espíritu sacrílego, que ha buscado a la Bestia, adorado a la Bestia y prostituido con la Bestia, han traspasado a lo largo de los siglos, el Espíritu divino del Hijo de Dios, después de haber, con los jefes de la serie maldita, traspasado la Carne del Hijo del Hombre.

          (…) La hilera de los que me traspasan es numerosa como arena sobre la playa del mar. No se cuentan sus granitos.

           Todos los delitos, todos los pecados cometidos contra Mí, ahora ya inviolable para el sufrimiento humano, pero susceptible aún a las ofensas causadas a Mi Espíritu, están señaladas en los libros que recuerdan las obras de los hombres.

          Todas las traiciones después de mis beneficios, todas las abjuraciones, todos los pecados contra la Verdad, traída por Mí, todos los pecados contra el Espíritu Santo, que ha hablado por mi boca, y que por mérito Mío ha venido a iluminar la palabra del Verbo, todas esas heridas hechas a lo largo de los siglos por la raza que Yo quise salvar, a pesar de saberla tan reacia al Bien, estarán presentes en el interior de los espíritus reunidos, los cuales, en la Luz fulgurante de Mí refulgir, reconocerán lo que hicieron con su obstinada voluntad de impugnar cuanto fue dicho y hecho por Uno que no podía mentir, ni hacer obras inútiles según la Ley divina de amor.

          Los negadores del Amor son los que me han traspasado, y conmigo han herido a Aquel que me ha generado y a Aquel que procede de nuestro Amor de Padre y de Hijo. Todo Juicio es remitido al Hijo, pero el Hijo juzgará también las culpas cometidas contra el Padre y el Espíritu.

           El portador de Vida, el Viviente eterno y el Eterno Inmolado que el mundo quiso muerto, matado como se mata al delincuente que daña – mientras que Yo era el Santo que perdonaba, el Bueno, que hacía el Bien, el Poderoso que curaba, el Sabio que instruía – es Aquel que abrirá las puertas a la muerte verdadera e introducirá el cuerpo y las almas de sus homicidas. El portador de la Vida que se vive en el Cielo, cerrará las puertas del Infierno sobre el número intocable de los malditos, los cuales han preferido la muerte a la Vida.

         Yo lo haré, porque Yo, Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador y Señor vuestro, Juez eterno, tengo las llaves de la muerte y del Infierno.”
          

          


          

viernes, 30 de noviembre de 2018

HOY 30 DE NOVIEMBRE, FIESTA DE SAN ANDRÉS EL APÓSTOL DE LA HUMILDAD. QUE PRACTICA LAS BUENAS OBRAS SIN QUE NADIE LO SEPA, AL CONTRARIO DE LOS FARISEOS.







El trabajo oculto del Apóstol Andrés



          Vemos en el Apóstol San Andrés la excelsa Virtud de la humildad, que hace el bien y trabaja para el Reino de Dios queriendo que nadie lo sepa. Esa Virtud, tan poco común en nuestros días en donde se está cacareando por todas partes que la Fe es esencialmente comunitaria, y se desprecia los que son como el Apóstol Andrés, tachándolos de oscurantistas y de retrógrados, es un comportamiento de los más apreciados por Jesús.

           Andrés es el ejemplo de los contemplativos que para alabar a Dios y hacer el bien, quieren quedar ocultos a los ojos de los hombres, sabiendo que el Dios Todopoderoso lo ve y ese Apóstol es tan bueno, que está dispuesto a hacer el bien, aunque ni el mismo Dios – lo que es imposible – lo viera.

         Lo contrario de San Andrés es el Fariseo, ser despreciado por Jesús, que todo lo hace por lo que dirán, y que en vez de esconderse para que sus acciones no sean manifiestas a los ojos de los hombres, hace sonar el clarín para avisar de su “hazaña”. Son los actuales fundadores de asociaciones que se confiesan "Sin ánimo de lucro", pero que tienen gran ánimo de lucrarse en su soberbia, para ser conocidos de todos, dan conferencias, firman autógrafos y les gusta aparecer en los Medias. Ese tipo de personas han caído en el pecado de los antiguos fariseos, que se hacen repelentes hasta para el manso, paciente y humilde Jesús.

        San Andrés es la imagen del verdadero creyente, grato a Dios, con una profunda humildad, tiene el perfume de la santidad. El Fariseo es la imagen de satanás, el falso creyente, desagradable a Dios, de una gran soberbia, tiene el hedor de los réprobos.



DEL POEMA DEL HOMBRE DIOS 
DE MARÍA VALTORTA



            (…) Jesús está de pie, echando migas a los gorriones (…)
Andrés se dirige hacia Jesús, de vuelta de algo que le han encomendado: “Paz a Ti, Maestro”.

Y a ti, Andrés. Ven aquí un poco conmigo. Tú puedes estar con los pajarillos. Eres como ellos. ¿Te das cuenta?: cuando ellos saben que quien se les acerca los quiere, pierden el miedo. Mira lo confiados que son, y seguros y alegres. Primero estaban casi junto a mis pies ahora estás tú y están alerta…Mira, mira…mira ese gorrión, es más audaz y se está acercando, ha comprendido que no hay ningún peligro. Y detrás de él, vienen los otros. ¿Ves cómo comen? ¿No es igual que para nosotros, que somos hijos del Padre?   
Él nos sacia de su amor. Y cuando estamos seguros de ser amados y de que nos ha invitado a su amistad, ¿Por qué tener miedo de Él y de nosotros? Su amistad debe de hacernos audaces incluso entre los hombres. Cree esto: solo el malhechor debe tener miedo de sus semejantes; no el justo, como tú eres”.

Andrés se ha puesto colorado y no habla.

Jesús le arrima hacia Sí, y le dice sonriendo: “Habría que uniros a ti y a Simón en un mismo néctar, diluiros y daros de nuevo forma. Seríais perfectos. Con todo…si te dijera que, a pesar de ser tan distinto al principio, serías perfectamente igual a Pedro al final de tu misión ¿lo creerías?”.

“Si Tú lo dices, es cierto. Ni siquiera me pregunto como podrá ser, porque todo lo que Tú dices, es Verdad. Me alegraré de ser como Simón, mi hermano, porque es un hombre justo y te hace feliz. ¡Simón vale! Me siento muy contento de que sea una persona que vale. Valiente, fuerte. ¡Bueno, también los demás!...”

“Y ¿tú, no?”.

“¿Yo?...Tú eres el único que puede estar contento de mí…”.

Y darme cuenta de que trabajas silenciosamente y con más profundidad que los otros. Porque en los doce hay quien llama la atención en forma proporcionada a su trabajo, hay quien la llama mucho más de cuanto trabaja y hay quien solo trabaja sin llamar la atención; un trabajo humilde, activo, ignorado…los otros pueden creer que este no hace nada, más Aquel que ve, sabe las cosas.

      Existen estas deferencias porque aún no sois perfectos, y existirán siempre en los futuros discípulos, entre aquellos que vengan después de vosotros, hasta el momento en que el Ángel proclame con voz de trueno. “El tiempo ha terminado”. Siempre habrá ministros de Cristo en que estarán nivelados lo que hacen y la atracción hacia ellos de las miradas del mundo: los maestros.

Y existirán, por desgracia, aquellos que solo serán rumor y gestos externos, solo externos, los falsos pastores de poses histriónicas… ¿Sacerdotes?; no: mimos. Nada más. No es el gesto el que hace al sacerdote, y tampoco el hábito. No hacen al Sacerdote ni su cultura terrena ni las relaciones influyentes de este mundo; es su alma, un alma tan grande que anule la carne.

Todo espíritu, mi sacerdote… así lo sueño, así serán mis santos sacerdotes. El espíritu no tiene voz, ni pose de trágico; es inconsistente porque es espiritual, y por tanto, no puede llevar peplos o máscaras; es lo que es: espíritu, llama, luz, amor; habla a los espíritus, habla con la castidad de las miradas, de los hechos, de las palabras, de las obras. El hombre mira, y ve  a un semejante al suyo. Pero más allá de la carne y por encima de ella, ¿Qué ve?: algo que le hace detenerse en su caminar apresurado, meditar y concluir:

Este hombre, semejante a mí tiene de hombre solo el aspecto; el alma es de ángel”. Y si se trata de un incrédulo concluirá: “Por él creo que hay un Dios y un Cielo”; y, si es lujurioso dice: “Éste, igual a mí, tiene ojos de Cielo; freno mi sentido para no profanarnos”; si se trata de un avaro, decidirá: “Por el ejemplo de este, que no tiene apego a las riquezas, yo ceso de ser avaro”; si es un iracundo, una persona violenta, en presencia del manso, se vuelve un ser más sereno. Todo esto puede hacer un sacerdote santo. 

Y, créelo, siempre existirán, entre los sacerdotes Santos, los que sepan incluso morir por el amor a Dios y al prójimo y hacerlo tan silenciosamente (después de haber ejercitado la perfección durante toda la vida silenciosamente), que el mundo ni siquiera se dé cuenta de ellos. Pero, si el mundo no acaba siendo enteramente un lupanar y un lugar de idolatría, será por estos. Los héroes del silencio y de la laboriosidad fiel. Y tendrán tu sonrisa, pura y tímida. Porque siempre habrá Andréses; ¡por gracia de Dios por suerte para el mundo, los habrá!

“Yo no creía merecer esas palabras… No había hecho nada para suscitarlas…”

Me has ayudado a llevar hacia Dios a un corazón; y es el segundo que conduces hacia la Luz”.

“¿Porqué ha hablado? Me había prometido…”

“Nadie ha hablado. Pero Yo sé las cosas. Cuando los compañeros duermen, cansados, tres son los que están en vela (…): el Apóstol de silencioso y activo amor hacia los hermanos pecadores; la criatura a la que su alma aguijonea hacia la salvación; y el Salvador que ora y vela, que espera y tiene esperanza… Mi esperanza es esta: que un alma encuentre su salud… Gracias, Andrés. Sigue así. Bendito seas por ello”.

“¡Maestro, pero no digas nada a los otros… A solas, hablándole a una leprosa en una playa desierta, hablándole aquí a una mujer cuyo rostro no veo, algo se hacer. Pero si los otros lo saben, especialmente Simón (y quiere venir)… yo ya no sé hacer nada… No vengas ni siquiera Tú… porque me avergüenzo de hablar delante de Ti”.
“No iré contigo. Jesús no irá, pero el Espíritu de Dios ha ido siempre contigo. Vamos a casa. Nos están llamando par la comida”.

Y todo cesa entre Jesús y el manso discípulo.
(….)







martes, 27 de noviembre de 2018

EL MUNDO SE DERRUMBA PORQUE SE DERRUMBA LA GRACIA EN CASI LA TOTALIDAD DE LAS ALMAS, Y EN LAS DEMÁS LANGUIDECE.


LAS TRES POTENCIAS DEL ALMA CAPTANDO Y
FILTRANDO LA GRACIA DE DIOS


PARA ESO HEMOS NACIDO Y SE HA CREADO EL MUNDO: PARA LLEGAR A CONOCER Y AMAR A DIOS. LAS TRES POTENCIAS DEL ALMA TIENEN QUE ESTAR PREPARADAS PARA PODER LOGRARLO.

La fotografía de esta bella y extraña flor, recuerda como el alma humana tiene una corola parecida a una antena parabólica, que capta la gracia de Dios para trasmitirla a sus tres potencias: Memoria, Entendimiento y Voluntad, que como lo dice San Juan de la Cruz, tienen que vaciarse del todo para poder recibirla, y así hacerse apta para renacer y alcanzar la Salvación Eterna, como lo dijo Jesús a Nicodemo.

Satanás, el eterno e incansable enemigo de Dios lo sabe, por eso, también emite y envía señales falsas, y si el alma no es precavida - careciendo del santo temor de Dios, es decir si la soberbia la invade - el alma caerá en el error, dejándose engañar, y se apartará de Dios. Y eso es lo que ocurre con la innumerable retahíla de sectas protestantes, y también de teólogos y consagrados, que se han apartado de la Santa Iglesia Católica, fuera de la cual no hay seguridad alguna, como lo dijo Jesús al fundar su Santa Iglesia Católica: "Las puertas del Infierno no prevalecerán en ella".

Conozco personalmente un Sacerdote, que ha escrito muchos libros, y que da conferencias, y que afirmó que ¡Aún no sabe lo que es la Gracia de Dios, y que no sabe como definirla! 

Al analizar la corola de esta flor, se puede ver, como así ocurre en las antenas que quieren captar las posibles señales extraterrestres, como todas las ondas van dirigidas a un receptor central que recoge todas la información, y la filtra a través de un bulbo esférico, que es la Iglesia Católica heredera de la promesa de Dios, la cual distingue la verdadera señal, descartando la señal falsa que es nociva para el alma.

Extraordinaria explicación de Jesús a María Valtorta, que según he leído en la Asociación francesa "Association des amis de María Valtorta", era la lectura favorita de la Madre Teresa de Calcuta, y que estaba recomendada con insistencia por el Padre Pío de Pietrelcina, lo que hecha para abajo las herejías tan comunes en nuestra época, repetidas como un "mantra", para anestesiar a las almas de los fieles: Dios no puede mandar a nadie al Infierno porque todos somos hijos suyos, por eso el Infierno está vacío como me dijo cierto Arzobispo, o hagas lo que hagas Dios te seguirá queriendo, o Dios te quiere como eres.


DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA

Dice Jesús:

[...] Recuerda solamente esto: La Gracia es poseer al Padre, vivir en el Padre; la Gracia es poseer al Hijo, gozar de los méritos infinitos del Hijo; la Gracia es poseer el Espíritu Santo, disfrutar de sus siete dones. La Gracia, en fin, es poseernos a Nosotros, Dios Uno y Trino, y tener alrededor de vuestra persona mortal, las legiones de Ángeles que nos adoran en vosotros.

Un alma que pierde la Gracia, lo pierde todo. Inútilmente para ella, el Padre la ha creado, inútilmente para ella, el Hijo la ha redimido, inútilmente para ella el Espíritu Santo le ha infundido sus dones, inútilmente para ella están los Sacramentos. Está muerta. Rama podrida que bajo la acción corrosiva del pecado se separa y cae del árbol vital y termina de corromperse en el barro. Si un alma supiera conservarse como es después del Bautismo y después de la Confirmación, esto es, cuando ella está embebida literalmente de la Gracia, aquella alma sería poco menor a Dios. Y que esto te lo diga todo.

Cuando leéis los prodigios de mis Santos os sorprendéis. Pero, querida mía, no hay nada de asombroso. Mis Santos eran criaturas que poseían la Gracia, eran dioses, por esto, porque la Gracia os deifica. ¿Acaso no dije Yo en mi Evangelio que los míos harán los mismos Prodigios que Yo hago? Pero para ser míos, es necesario vivir de mi Vida, esto es, de la vida de la Gracia. 

No todas las almas en gracia poseen la Gracia en la misma medida. No por qué Nosotros se la infundamos en medida distinta, sino porque de distinta manera la sabéis conservar entre vosotros. El pecado mortal destruye la Gracia, el pecado venial la resquebraja, las imperfecciones la debilita. Hay almas, no del todo malas que languidecen en una tisis espiritual porque, con su inercia, que las empuja a cometer continuas imperfecciones, enflaquecen cada vez mas la Gracia, haciéndola un hilo debilísimo, una llamita languideciente. Mientras debía de ser un fuego, un incendio vivo, bello, purificador. 

El mundo se derrumba porque se derrumba la Gracia en casi la totalidad de las almas, y en las demás languidece.

La Gracia da frutos distintos, según esté más o menos viva en vuestro corazón. Una tierra es más fértil cuando más rica es de elementos y beneficiada por el sol, por el agua, por las corrientes aéreas. Hay tierras secas, estériles, que inútilmente están regadas por el agua, calentadas por el sol, agitadas por los vientos. Lo mismo es en las almas. Hay almas que con cada ocasión se cargan de elementos vitales y por ello logran disfrutar al cien por cien los efectos de la Gracia.

Los elementos vitales son: vivir según mi Ley, castos, misericordiosos, humildes, amorosos de Dios y del prójimo; es vivir de oración “viva”. Entonces la Gracia crece, florece, echa raíces profundas y se eleva en árbol de vida eterna. Entonces el Espíritu Santo, como un sol, inunda con sus siete rayos, de sus siete dones; entonces Yo, Hijo, os penetro con la lluvia divina de mi Sangre; entonces el Padre os mira con complacencia viendo en vosotros su semejanza; entonces María os acaricia estrechándoos contra su seno en el que me ha llevado a Mí como a sus hijitos menores pero queridos, queridos por su Corazón; entonces los nueve coros angélicos hacen corona a vuestra alma, templo de Dios y cantan el “Gloria” sublime; entonces vuestra muerte es Vida y vuestra Vida es Bienaventuranza en mi Reino”.










lunes, 26 de noviembre de 2018

II/II A LA TARDE SEREMOS JUZGADOS POR NUESTRAS OBRAS DE MISERICORDIA, NO POR LA JERARQUÍA O POR LA CATEGORÍA DE PRELATURA.







COMENTARIOS SOBRE LA EPÍSTOLA DE SAN PABLO

(ES CONTINUACIÓN DEL MENSAJE ANTERIOR)



Increíble discurso de San Pablo que compara un creyente católico con otro de cualquier otra religión, razonamiento que será una herejía para los católicos fundamentalistas que se creen que fuera de la Iglesia católica no hay salvación, lo que era una convicción del tiempo del Papa Pio X.
Ese tipo de personas obedecen a razonamientos fanáticos y son semejantes a los Fariseos y Escribas del tiempo de Jesús, que no podían comprender que el Mesías prometido iba a nacer para ser Rey y Salvador de todos los pueblos del mundo que sean de buena fe, e incluso el día del Juicio serán juzgados más dignos que muchos católicos que a pesar de las Gracias de los Sacramentos, han tenido una vida más pésima que muchos creyentes de otras religiones.

Ese tipo de personas no pueden comprender que el Juicio de Dios se hará sin tener en cuenta la Religión de cada persona, pero Dios se fijará en su comportamiento y sus obras de misericordia, el ejemplo lo tenemos en el Buen Samaritano, personaje considerado infiel para los ortodoxos Judíos, que socorrió al que había caído en mano de los bandidos y tuvo compasión de él, lo que no tuvieron ni el Sacerdote ni el Escriba que dieron un rodeo para no molestarse a socorrerlo.


Dice San Pablo: Para Dios no hay acepción de personas. Él juzgará por los actos realizados, no por el origen humano de los hombres. Y habrá muchos que, creyéndose elegidos por ser Católicos, se verán precedidos por otros muchos que, al practicar justicia, sirvieron al Dios verdadero en el suyo desconocido”.




Dice el autor Santísimo:



“La tribulación y la angustia son siempre las compañeras del alma del hombre que obra mal por más que no aparezca así a los ojos de los hombres.


El que es culpable no goza de esa paz que es fruto de la buena conciencia. Las satisfacciones de la vida, cualesquiera que sean, no son bastantes a dar paz. El monstruo del remordimiento acomete a los culpables con asaltos imprevistos, a horas que menos lo esperan y les tortura. A veces sirve para hacerles arrepentirse, otras para hacerles mayormente culpables moviéndoles a desconfiar de Dios y a arrojarlo totalmente de sí. Porque el remordimiento viene de Dios y de Satanás. El primero les estimula a salvarse. El segundo a terminar de perderse, por odio, por desprecio.

Ahora bien, el hombre culpable, que es ya pertenencia de Satanás, no considera que sea su tenebroso rey el que le tortura tras haberle seducido para que fuera su esclavo. Y culpa a Dios únicamente del remordimiento que siente agitarse dentro de sí e intenta demostrar que no teme a Dios, que lo da por inexistente al aumentar sus culpas sin temor alguno, con la misma avidez malsana con que el bebedor, aún sabiendo que le perjudica el vino, bebe más y más; con el mismo frenesí con que el lujurioso no acaba de saciarse del sórdido placer; y el que se habitúa a drogas tóxicas aumenta las dosis de las mismas a fin de gozar aún más de la carne y de las drogas estupefacientes. 

Todo ello con la intención de aturdirse, de embriagarse de vino, de drogas, de lujuria, hasta el extremo de idiotizarse y no sentir ya el remordimiento ni la culpabilidad de querer ahogar en sí la voz que le hablaba de triunfos más o menos grandes y temporales.

Pero, queda la angustia, queda la tribulación. Son estas las confesiones que ni a si mismo se hace un culpable o espera a hacerlas en el último momento, cuando, caídas las bambalinas del escenario, el hombre se ve desnudo, solo ante el misterio de la muerte y de su encuentro con Dios. Y estos últimos son ya los casos buenos, los que alcanzan la paz más allá de la vida tras la justa expiación. Y a veces, como en el caso del buen ladrón, junto a la contrición perfecta está la paz inmediata.

Más es harto difícil que los grandes ladrones – todo gran culpable es un gran ladrón puesto que le roba a Dios un alma: la suya de culpable, y otras muchas más: las arrastradas a la culpa por el gran culpable que será llamado a responder de estas almas, buenas tal vez e inocentes antes de su encuentro con el culpable y por él hechas pecadoras, con mucha mayor severidad que la suya; y es un gran ladrón así mismo por robar al alma propia su bien eterno y a la vez que a la suya, a las almas de aquellos a quien indujo al mal – es difícil, digo, que un ladrón grande y obstinado alcance en su último momento el arrepentimiento perfecto. De ordinario no alcanza ni el arrepentimiento parcial, bien porque la muerte lo cogió de improviso o porqué rechazó hasta el último instante su salvación.

Más la tribulación y la angustia de esta vida, apenas si son una muestra insignificante de la tribulación y de la angustia de la otra vida, ya que el infierno y la condenación son horrores cuya exacta descripción dada por el mismo Dios es siempre inferior a lo que en si son. No podéis vosotros, ni aún a través de una descripción divina, concebir exactamente que son la condenación y el infierno. 

Porque, del mismo modo que la visión y descripción divina de lo que es Dios no puede proporcionaros aún el gozo infinito del exacto conocimiento del día eterno de los justos en el Paraíso, así tampoco la visión y descripción divina del infierno puede daros una idea de aquel horror infinito. Vosotros, vivientes, tenéis establecidas fronteras en el conocimiento del éxtasis paradisíaco lo mismo que de la angustia del infierno, porque si los conocieseis tal cual son, moriríais de amor o de horror.

Y castigo y premio se darán con justa medida tanto al judío como al griego, es decir, tanto al que cree en el verdadero Dios como al que es cristiano pero está desgajado del tronco de la eterna Vid, como al hereje, como al que siga otras religiones reveladas o la suya propia si se trata de persona que ignora toda religión.

Premio a quien siga la Justicia. Castigo a quien hace el mal. Porque todo hombre hallase dotado de alma y de razón y con ellas tiene en si lo bastante para exigirle norma y ley. Y Dios, en su Justicia, premiará o castigará en la medida que el espíritu fue consciente, mas severamente, por tanto, en la medida que el espíritu y la razón son de individuos civilizados en contacto con sacerdotes o ministros cristianos o de religiones reveladas y según la fe de cada espíritu. 

Porque si uno, aunque de iglesia cismática o separada tal vez, cree firmemente hallarse en la verdadera fe, su fe le justifica, y si obra el bien para conseguir a Dios, Bien supremo, recibirá un día el premio de su fe y de la rectitud de sus obras con mayor benignidad divina que la concedida a los católicos. Porque Dios ponderará cuánto mayor esfuerzo habrán tenido que realizar para ser justos los separados del Cuerpo místico, los mahometanos, Brahmánicos, Budistas, Paganos, esos en los que no se hayan la Gracia ni la Vida y con ellas mis dones y las virtudes que de dichos dones se derivan.

Para Dios no hay acepción de personas. Él juzgará por los actos realizados, no por el origen humano de los hombres. Y habrá muchos que, creyéndose elegidos por ser Católicos, se verán precedidos por otros muchos que, al practicar justicia, sirvieron al Dios verdadero en el suyo desconocido”.