Está escrito que Dios creó el hombre a su imagen y semejanza, y el verdadero amor entre el hombre y la mujer, está creado igualmente a imagen y semejanza del amor de Dios, por esa razón, cualquier canción humana decente se puede interpretar del punto de vista místico, es lo que hacía la gran Santa Teresa de Jesús.
EL AMOR
El amor, es una gota de agua en un cristal,
es un paseo largo sin hablar,
es una fruta para dos.
El alma humana, creada por Dios a su imagen y semejanza, es como un cristal, en el cual tiene que ir dibujándose poco a poco las gracias y las virtudes que le comunica su Creador, ya que para eso ha venido al mundo, para poder ser merecedora de alcanzar los atributos necesarios para ser hija de Dios y heredera de su Reino. Esa gracia Santificante la infunde Dios gratuitamente cuando las condiciones son las adecuadas, se necesita que el cristal esté limpio para que pueda acoger el rocío del amor de Dios, que es la gota de agua, Dios no mandará nunca esa gracia cuando el cristal está empañado por el orgullo, que es la falta de humildad que dice a Dios: "¡No te necesito, soy como Tú!".
El amor a Dios es un paseo largo sin hablar, porque para alcanzarlo se necesita estar alejado del ruido del mundo y meditar para encontrarle un sentido a la vida, ya que Dios se comunica en silencio, y no se haya nunca en el alboroto, y cuando el alma está entretenida en menesteres, es entonces cuando el alma, limpia de todas las preocupaciones mundanas, se puede dar cuenta, escuchando a su conciencia, de la diferencia tan grande que existe entre el bien y el mal, es decir entre la Virtud y el Pecado. Es cuando se puede dar cuenta de verdad, comparando Cristo Jesús con los otros guías espirituales, que solo Él predica con sus palabras y su vida, lo que es acorde con la voz de nuestra conciencia, puesta con Dios.
Y el amor es una fruta para dos, porque la conversión, aunque sea auspiciada por otros, como pueden ser los predicadores y los ejemplos de las almas santas, es siempre un encuentro entre dos: Jesús-Dios y el alma, es cuando ocurre la famosa frase de San Juan de la Cruz: es cuando el alma se da cuenta de que es amada como si fuera la única criatura del Universo.
El amor a Dios es un paseo largo sin hablar, porque para alcanzarlo se necesita estar alejado del ruido del mundo y meditar para encontrarle un sentido a la vida, ya que Dios se comunica en silencio, y no se haya nunca en el alboroto, y cuando el alma está entretenida en menesteres, es entonces cuando el alma, limpia de todas las preocupaciones mundanas, se puede dar cuenta, escuchando a su conciencia, de la diferencia tan grande que existe entre el bien y el mal, es decir entre la Virtud y el Pecado. Es cuando se puede dar cuenta de verdad, comparando Cristo Jesús con los otros guías espirituales, que solo Él predica con sus palabras y su vida, lo que es acorde con la voz de nuestra conciencia, puesta con Dios.
Y el amor es una fruta para dos, porque la conversión, aunque sea auspiciada por otros, como pueden ser los predicadores y los ejemplos de las almas santas, es siempre un encuentro entre dos: Jesús-Dios y el alma, es cuando ocurre la famosa frase de San Juan de la Cruz: es cuando el alma se da cuenta de que es amada como si fuera la única criatura del Universo.
El amor, es un espacio donde no hay lugar
para otra cosa que no sea amar,
es algo entre tu y yo.
El alma enamorada de verdad de Dios, se encuentra continuamente sumisa en un mar de amor, que hace que todo su afán consista en pensar en el amado, cuando vela, cuando duerme, cuando trabaja. Existe sin embargo una gran diferencia en ese sentido entre el amor humano y el amor divino: En el primero, los dos seres enamorados solo piensan en ellos mismos, en el amor divino, ocurre una cosa maravillosa: el alma humana se acuerda de sus hermanos y de las otras almas, y le hace pedir con insistencia y sin descanso, sobre todo cuando la relación de amor es más intensa, la gracia de la conversión y de la salvación de su prójimo.
El alma cumple entonces con el primer mandamiento de la ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo.
Esto es lo que dice la esposa en el Cantar de los Cantares al Divino esposo: " (Cant.8-8,10)
Tenemos una hermana pequeña,
aún no tiene pechos.
¿Qué haremos con nuestra hermana
cuando vengan a pedirla?
Si es una muralla,
levantaremos sobre ella almenas de plata
si es una puerta,
la guarneceremos con tablas de cedro...
Yo soy una muralla y mis pechos son torres:
pero seré para él embajadora de paz.
Traducción:
Tengo a mi prójimo
que no siente amor a Dios
¿Qué haremos con nuestro hermano
cuando se presente en el Juicio de Dios?
Si tiene fe,
acrecentaremos su amor a Dios
Si tiene cerrada la puerta a la fe,
rezaremos por ella para que atraiga a Dios...
Yo soy fuerte contra el pecado, y mi amor es subidísimo:
pero seré para mi prójimo un embajador ante Dios
El amor, es llorar cuando nos dice adiós,
el amor es soñar oyendo una canción,
el amor es rezar poniendo el corazón,
es perdonarme tu y comprenderte yo.
El amor es llorar cuando, por el pecado nos alejamos de Dios, el amor verdadero es soñar con la felicidad Eterna, cuando se estará por toda la eternidad cerca de Dios, y eso ocurre cuando se oye la canción del viento, del mar, la soledad sonora de San Juan de la Cruz, la canción de todo lo creado, que obedece y alaba al Creador.
Y eso es rezar poniendo el corazón, sabiendo que con nuestro llanto de arrepentimiento por los pecados, me perdonas tú, y te comprendo yo, dándome cuenta como el llanto borra la culpa de manera tal, que olvidaremos por toda la eternidad, todos los pecados, como si nunca los hubiéramos cometido.
El amor, es parar el tiempo en un reloj,
es buscar un lugar donde escuchar tu voz,
el amor es crear un mundo entre los dos,
es perdonarme tu y comprenderte yo.
El amor humano, siempre parará el tiempo en un reloj, al contrario del Amor divino, que será eterno y siempre nuevo en el Reino de Dios, porqué es infinito y es el lugar donde escuchar la voz de Dios, que es lo que pregunta la esposa al Divino Esposo en el Cantar de los Cantares (Cant 1-7):
Dime Tú, amor de mi alma
¿dónde apacientas el rebaño,
donde le llevarás a sestear al mediodía?
Traducción:
Dime Tú, Oh Dios mío
¿donde estás con tus elegidos
donde descansarán por todo la eternidad?
Y es que en el lenguaje espiritual, el mediodía simboliza la Eternidad, como lo dice San Juan de la Cruz, que añade que Jesús Dios, solo se apacienta y sestea con sus elegidos en la Eternidad, con su Padre por la acción del Espíritu Santo.
Y el amor es también crear un mundo entre los dos: el alma enamorada y Dios, porque el amor verdadero es siempre fecundo, engendra constantemente nuevas almas por la acción del Espíritu Santo, que siempre obra con y por el Amor, y que siempre es creativo: fue el Amor, y solo él, que creó el Universo entero, que engendró la Vida, al contrario del Odio que pretende destruirlo y engendrar la muerte.
El amor, es una boca con sabor a miel,
es una lluvia en el atardecer,
es un paraguas para dos.
Las palabras de Dios, para el alma enamorada de la Divinidad son para ella, como un manjar dulce al paladar del alma, son como una lluvia al atardecer en un campo árido y áspero, porque el alma vive alejada de Dios y anhela su presencia.
Y el amor es como un paraguas que manda Dios al alma, que protege de la lluvia fría, que inunda el alma con las pruebas y los sufrimientos provocados por la lucha a la cual se tiene que enfrentar el alma, porque cuando busca a Dios, Satanás le sale siempre al encuentro, intentando incansablemente y por todos los medios a su alcance, entorpecer el camino del alma.
El amor, es un espacio donde no hay lugar,
para otra cosa que no sea amar,
es algo entre tu y yo.
El Amor entre Dios y el alma, cuando se realiza en el Reino de Dios, Paraíso perfecto e inefable, cuya dimensión y sensaciones escapan al entendimiento humano, porque tocan dimensiones infinitas, es por esa razón un espacio donde no hay lugar, porque por definición lo infinito no está en ningún lugar, ya que ocupa todos los lugares, y como está fuera del tiempo porque es eterno, es y será siempre amor infinito, y Dios está en un lugar donde todo se realiza en el Amor y por Amor.
Este amor es entre el alma y Dios, y como está en todos los lugares a la vez, también está en todos los seres creados y residentes en el Reino de Dios, porque el Amor abarca toda la Creación, ya que el alma se transforma en Dios por participación, y Dios está en su infinitud de grandeza y perfección, poder y Gloria en cada ser, de la misma manera que está en todos los seres creados y que alcanzaron la Gloria celestial.
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