Satanás venció a Eva, la primera mujer, que salió de la costilla de Adán, deslumbrándola con la tentación de desobedecer a Dios para ser de la misma naturaleza que Él, al pecar tan gravemente por orgullo, nuestros primeros padres transmitieron de una manera hereditaria su pecado a toda la humanidad, ya que somos todos de su misma condición, lo que quiere decir que en su lugar, hubiéramos hecho lo mismo.
De la misma manera, la Santísima Virgen María, engendró con su cuerpo (su costilla) la naturaleza Humana de Jesús, ambos son nuestros primeros Padres espirituales, y transmitieron a toda la humanidad, que quiso dejarse deslumbrar por sus virtudes, con la "tentación" de obedecer con suma humildad a todos los mandamientos de Dios, para ser también semejantes a Él. no por naturaleza pero como hijos adoptivos.
El error de muchos teólogos, es creer que esta Salvación se trasmite automáticamente de una manera hereditaria al genero humano como ocurre con el pecado Original, y que por los méritos de Jesús, estamos todos salvados, es lo que piensan los Protestantes, que se creen que estamos todos justificados por la fe.
Esa mentalidad ha alcanzado desgraciadamente a muchos miembros de la Iglesia Católica, los cuales sabiendo perfectamente que la Salvación necesita renuncia, lucha, sufrimiento y acarrear con una cruz, se agarran a esa creencia para llevar una vida de hedonismo y de "barra libre" para todos sus deseos y caprichos.
Hace algún tiempo, en la revista de una Comunidad religiosa de consagrados, se relataba por uno de sus miembros, la vida ascética y sacrificada de uno de sus numerosos Santos. Al final, añadió: "¡Menos mal que el Concilio ha traído aires frescos para los creyentes!" (Sic). Le mandé un Email con mi teléfono y correo preguntándole: "¿Es que se cree Ud. que el Concilio ha dado barra libre a todos los creyentes para dar libre curso a todos sus apetitos?", naturalmente aún estoy esperando su respuesta.
Esta idea, cada vez más arraigada, sería otro triunfo de Satanás, por lo cual necesitará la intervención directa de Dios para derrotarle definitivamente a él y a todos sus secuaces.
"¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia porque ellos serán hartos!"
Esa mentalidad ha alcanzado desgraciadamente a muchos miembros de la Iglesia Católica, los cuales sabiendo perfectamente que la Salvación necesita renuncia, lucha, sufrimiento y acarrear con una cruz, se agarran a esa creencia para llevar una vida de hedonismo y de "barra libre" para todos sus deseos y caprichos.
Hace algún tiempo, en la revista de una Comunidad religiosa de consagrados, se relataba por uno de sus miembros, la vida ascética y sacrificada de uno de sus numerosos Santos. Al final, añadió: "¡Menos mal que el Concilio ha traído aires frescos para los creyentes!" (Sic). Le mandé un Email con mi teléfono y correo preguntándole: "¿Es que se cree Ud. que el Concilio ha dado barra libre a todos los creyentes para dar libre curso a todos sus apetitos?", naturalmente aún estoy esperando su respuesta.
Esta idea, cada vez más arraigada, sería otro triunfo de Satanás, por lo cual necesitará la intervención directa de Dios para derrotarle definitivamente a él y a todos sus secuaces.
"¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia porque ellos serán hartos!"
DE LOS CUADERNOS DE María VALTORTA DE 1.943
Dictado del 23 de Julio
Dice Jesús:
“Cuando llegue la hora, muchas estrellas serán arrolladas por las espirales de Satanás, que para vencer necesita disminuir las luces de las almas. Esto podrá suceder porque, no solo los laicos pero también los eclesiásticos, han perdido y pierden cada vez más la firmeza de fe, de caridad, de fuerza, de pureza, de desapego de las seducciones del mundo necesarias para permanecer en la órbita de la luz de Dios.
¿Comprendes quienes son las estrellas de las que hablo? Son aquellos que he definido como sal de la tierra y luz del mundo: mis ministros.
El esmero de la aguda malicia de Satanás es apagar, arrollándolas, esas lumbreras que son luces que reflejan mi Luz para las muchedumbres. Si a pesar de tanta luz como emana la Iglesia sacerdotal, las almas se están hundiendo en las tinieblas cada vez más, se puede intuir como será la tiniebla que aplastará a las muchedumbres cuando muchas estrellas se apaguen de mi Cielo.
Satanás lo sabe, y siembra sus semillas para preparar la debilidad del sacerdocio, a fin de poderlo enredar fácilmente en pecados, no tanto de sentido como de pensamiento. En el caos mental para él será fácil provocar el caos espiritual. En el caos espiritual, los débiles, ante el aluvión de las persecuciones, cometerán pecado de vileza, renegando de la fe.
La Iglesia no morirá porque Yo estaré con ella. Pero conocerá horas de tinieblas y horror semejantes a las de mi Pasión, multiplicados en el tiempo, porque así debe de ser.
Debe de ser que la Iglesia sufra cuanto sufrió su Creador, antes de morir para resucitar en forma eterna. Debe de ser que la Iglesia sufra durante mucho más tiempo porque la Iglesia no es, en sus miembros, perfecta como su Creador, y si Yo sufrí horas ella debe sufrir semanas y semanas de horas.
Como surgió perseguida y alimentada por poder sobrenatural en los primeros tiempos y en sus mejores hijos, lo mismo ocurrirá con ella cuando vengan los últimos tiempos en que existirá, subsistirá, resistirá a la marea satánica y a las batallas del Antecristo con sus mejores hijos. Selección dolorosa, pero justa.
Es lógico que en un mundo en el que tantas luces espirituales se habrán muerto, se instaure abiertamente, el reino breve pero tremendo del Antecristo, generado por Satanás, así como Cristo fue generado por el Padre. Cristo, hijo del Padre, generado por el amor con la Pureza. Anticristo, hijo de Satanás, generado por el Odio con la triple Impureza.
Como aceitunas entre las ruedas del molino, los hijos de Cristo serán perseguidos, exprimidos, triturados por la Bestia voraz. Pero no engullidos, porque la Sangre no permitirá que sean corrompidos en el espíritu. Como los primeros, los últimos serán segados como puñados de espigas en la persecución extrema y la tierra beberá su sangre.
Pero Bienaventurados para siempre por su perseverancia quienes mueren fieles al Señor”.
Usted me había dicho que para entender a Juan, había que leer sus epístolas y el Apocalipsis. He tomado la Biblia y he abierto al azar donde están los escritos del Predilecto. Se me ha abierto en el capítulo 12. El Maestro me lo explica así.
Me doy cuenta de que hace días, Jesús dijo una frase parecida al comentario acerca de la maternidad espiritual de María, que se quiere ver simbolizada por la mujer vestida de sol.
Pero hoy, Jesús no habla de ello, de María. Habla de la condición de la Iglesia militante en los últimos tiempos. Leeré atentamente el Apocalipsis esperando en Jesús, que me sea Luz para entenderlo.
Pero hoy, Jesús no habla de ello, de María. Habla de la condición de la Iglesia militante en los últimos tiempos. Leeré atentamente el Apocalipsis esperando en Jesús, que me sea Luz para entenderlo.
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