Los animales nos enseñan a permanecer vigilantes ante los enemigos que desean su muerte, y que se encuentran tanto en la tierra, como en los aires. |
DE LA CARTA DE SAN PABLO A LOS EFESIOS (Ef. 6-12)
"Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del mal, que están en las alturas".
Los perritos de las praderas, también llamados surricatos, para sobrevivir, tienen que estar muy atentos hacia todos los peligros que les pueden sobrevenir, tanto de la tierra, como pueden ser las serpientes, y los animales carnívoros como los chacales, así como los enemigos de los aires, como las aves de presa. Los animales que están en campo abierto, lejos de sus madrigueras, y que no tienen vigilantes para hacer sonar las alarmas, tienen la vida perdida.
Estos graciosos y prudentes animales, nos enseñan como hay que enfrentarse a sus enemigos, mientras la mayoría buscan comida, siempre hay algunos, situados en promontorios elevados, que vigilan atentamente por si se acerca algún peligro, para eso tienen varias llamadas de alarma, para que los demás sepan si se trata de un ave de presa, un reptil o un chacal. A su aviso, los demás corren a refugiarse en sus guaridas subterráneas, salvo cuando se trata de serpientes, que se pueden introducir en sus moradas.
En ese caso, se reúnen todos y hacen frente al reptil, son animales de sangre caliente es decir más rápidos que la serpiente de sangre fría, reunidos en grupo alrededor del enemigo, tratan de disuadirle, y al final logran que se aleje. Se ha visto en los documentales que alguna vez alguna de ellas es alcanzada por la mordedura venenosa de la serpiente. Parece que se mueren, y permanecen inertes durante un largo tiempo, pero luego reviven porque Dios las ha hecho inmunes al veneno.
Lo mismo ocurre con los seres humanos, el enemigo de Dios, ronda incansablemente alrededor de las almas para llevar a su maldito reino del horror, que es la muerte del alma, a las almas creadas por Dios, nuestro sublime Redentor, nos ha dado unas leyes que debemos cumplir si no queremos caer en las garras de nuestros enemigos naturales que son en esta tierra el mundo, el demonio y la carne, y nos ha dicho que debemos de estar vigilantes para no dejarnos sorprender, siendo el enemigo más peligroso Satanás que es para nosotros la serpiente venenosa, y que solo se puede vencer haciéndole frente en grupo, unidos con oración, que pone en fuga a ese terrible enemigo.
Otros enemigos muy peligrosos, son las aves rapaces que con su vuelo rapidísimo pueden sorprender a alguien alejado de su madriguera, cuando se encuentra en campo abierto, es decir lejos de su refugio que es la Santa Madre Iglesia, son los alejados de Dios, los que se exponen a los peligros y en cierta manera no siguen sus mandamientos y tientan a Dios, porque se creen que no necesitan ayuda alguna, son los soberbios.
Los que atacan a las serpientes, y son mordidos y envenenados, son los que caen en pecado mortal combatiendo al mal, pero no mueren, con los Sacramentos pueden ser absueltos de su culpa y volver a la Vida.
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