LA VIRGEN DEL CARMEN, PATRONA DE LOS MÍSTICOS CONTEMPLATIVOS |
María Santísima tiene una enorme dimensión, porque actúa en toda el mundo material, por eso es Reina de la Tierra, y otra dimensión aún más grande, porque actúa también en todo el mundo celestial, es por eso que es Reina del Cielo y de los Ángeles.
La Soberbia Eva, quiso ser como Dios y entregando a su compañero el fruto maldito, engendró con él a una humanidad tarada en su cuerpo material, que sigue atraído por todos los apetitos de este mundo y de la carne, tentado por todos los renegados, liderados por el dragón Infernal. Eva tiene una actuación material porque por su culpa a traído la muerte al cuerpo y también una actuación sobrenatural, porque ha atraído la segunda muerte que es la muerte eterna del alma, rematando así la obra de Lucifer que dijo a Dios: "No serviré".
También en nuestra mundo ha ocurrido lo inverso, necesario para restablecer el orden creado por Dios, La humildísima Ave (que es el inverso de Eva) María, quiso ser la esclava de Dios, y al entregar a sus futuros hijos su fruto bendito que es Jesús, engendró espiritualmente gracias a Él, una humanidad limpia de la culpa heredada, lo que anuló en las almas que comen de ese fruto lo que había conseguido Lucifer, venciendo la muerte del cuerpo por una Resurrección como la de Jesús, que restablece el cuerpo inocente que tenían Adán y Eva antes del pecado, y devuelve al hombre la herencia de Dios que había perdido, que es la Vida Eterna.
Pero en María existe también una dimensión sobrenatural, que es reparar la Ofensa de Lucifer a Dios, que quiso ponerse a su altura con su soberbia y su desprecio. María, gracias a su maternidad en la Tierra demostró a los ángeles que habían permanecido fieles a Dios, que solo la humildad y el servicio con verdadero Amor a Dios, es lo que nos hace iguales a Él, por eso es también Maestra y Reina de los Ángeles.
La palabra Lucifer significa portador de la Luz, que según dijo Jesús en el Evangelio era Él mismo, el Arcángel caído estaba pues destinado a dar a conocer al mundo al mismo Hijo de Dios, pero se transformó en Demonio por su soberbia, de la misma manera María estaba también destinada a dar al Mundo la Luz divina, se transformó de mujer en Reina de los Ángeles gracias a su humildad.
Bendito sea Dios Todopoderoso que endereza los caminos torcidos por los pecados, rebaja las montañas y las aplana, que es la altanería de las almas, y allana los caminos para preparar su venida, como predicaba Juan el Precursor.
La palabra Lucifer significa portador de la Luz, que según dijo Jesús en el Evangelio era Él mismo, el Arcángel caído estaba pues destinado a dar a conocer al mundo al mismo Hijo de Dios, pero se transformó en Demonio por su soberbia, de la misma manera María estaba también destinada a dar al Mundo la Luz divina, se transformó de mujer en Reina de los Ángeles gracias a su humildad.
Bendito sea Dios Todopoderoso que endereza los caminos torcidos por los pecados, rebaja las montañas y las aplana, que es la altanería de las almas, y allana los caminos para preparar su venida, como predicaba Juan el Precursor.
De los cuadernos de María Valtorta
(25 de Noviembre de
1.943)
Dice
Jesús:
Todas las almas son creadas por el pensamiento del Padre
que manda a estas hijas suyas para animar los cuerpos generados en la Tierra.
Pero el alma de la Purísima no salió solo del pensamiento del Padre.
Del vórtice de ardores que es nuestra Trinidad santa parten
los tres amores que convergen en el centro, allí donde nuestra divinidad se
unifica y resplandece. Allí está el vértice del Amor, fruto de los tres amores
unidos, y para hacer una comparación, humana, podría decir que allí está el
corazón de nuestra santa Trinidad.
De este corazón ha venido el alma de María. Como una chispa
despedida de nuestra voluntad de amor, Ella se generó de nuestros tres
amores y de nuestros tres deseos de
tenerla como Hija, como Madre, como Esposa, y hemos puesto toda nuestra
perfección en crearla porque ella estaba destinada a ser la piedra del edificio
del Templo verdadero, el arca del nuevo pacto, el inicio de la Redención que,
como todas las cosas de Dios, lleva el tres, signo simbólico del Dios Trino.
El
primer tiempo de la Redención es la creación –
obra más específica del Padre – del alma sin mancha destinada a descender para
habitar una carne que tendría que ser Sagrario de Dios, y el Amor del Hijo y de
Espíritu Santo beatíficamente cuidaron su formación. .
El
segundo tiempo es cuando, por obra del
Espíritu, Aquella sin mancha, toda bella y pura, fundió su ardor de Virgen
enamorada de Dios con el ardor del Amor de Dios, y por obra del Espíritu Santo
generó a Cristo para las gentes.
El
tercer tiempo, cuando Cristo cumplió su misión
de Redentor muriendo en la Cruz.
También entonces María estaba unida a la obra de Dios, y
por obra del Hijo, se hizo Corredentora y Víctima con Él. Indisolublemente
unida a Dios y a su voluntad. Ella está presente en cada momento del camino de
las etapas de la Redención, y sin María, no habrías tenido al Redentor.
La Madre es la flor completamente abierta de toda la
púrpura de su vestidura real. Pero la Madre, para ser tal, no solo tuvo que
iniciarse en el capullo inviolado de la Virgen candidísima, sino en la semilla
aún no nacida de la que después brotó el tallo, el capullo, la flor.
Al celebrar la fecha de la Concepción inmaculada de María.
Suave fruto de nuestro amor y portadora del fruto del amor infinito, consagrado
a vuestra salvación, que soy Yo, tened presente no solo a María tal como ha
sido concebida, sino su origen – tres veces Santa porque para crearla
concurrieron nuestros tres amores – y su especial dignidad como iniciadora del
perdón del Eterno hacia el hombre.
Aurora serena del día de la Redención. Ella vino a vosotros
con su casto fulgor de Estrella matutina y de alma paradisiaca. Su cuna, que se
prepara para recibirla precede en poco a la mía, y su sonrisa vos enseña el
Gloria para cantar al Eterno que, en su caridad perfectísima, ha cumplido por
vosotros los dos amores prodigios de la Concepción inmaculada de María y de mi
Encarnación”.
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