MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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sábado, 3 de febrero de 2018

DE LA MISMA MANERA QUE CUANDO UN NIÑO VIENE AL MUNDO, DIOS HA PUESTO PARA NUESTRO NACIMIENTO EN EL MÁS ALLÁ, UNA MADRE ESPIRITUAL.


La Virgen María es Madre de Dios y también de la parte de la Humanidad que ha querido aceptarle por Madre espiritual, lo que se da solo en las Religiones Católicas Romanas y Ortodoxas, eso no quiere decir que los que no son de estas confesiones religiosas no la tienen por Madre, si cumplen con los mandamientos de la Ley de Dios, son hermanos de Jesús y por lo tanto tienen a María como Madre suya, aún sin ellos saberlo.

Lo que yo no comprendo es como se puede llamar hermanos nuestros a ciertos miembros de las numerosísimas sectas protestantes que están predicando ferozmente contra nuestra devoción a la Stma. Virgen María, yo los llamo únicamente "hermanastros". En una comunidad religiosa, cierto "Pastor" me argumentó que la Virgen María me iba a romper la cabeza con un bate de béisbol, por las alabanzas que le dedicaba en un comentario. Le dije que le tenía el mismo odio a María que Satanás, como buen hijo suyo que era, salió en su defensa una mujer que me maldijo, le dije que yo intentaba ser un espejo que reflejara la imagen de Dios, y que esa maldición le volvía por eso a Él, y se retransmitiría para ella. Dios les haya perdonado.

En el Cielo María es poderosa, interviene siempre a favor de sus hijos que la han venerado en la Tierra, nunca se pierde nada del cariño que le hayamos dispensando, en la Vida del Santo Cura de Ars, se puede leer que un suicida se arrepintió en el último momento, porque había llevado flores a la Virgen cuando su mujer rezaba el rosario, le dijo a su mujer que había ido desesperada a Ars, que estaba salvado y en el Purgatorio, solo por haberle llevado esas flores, y que había que rezar por él.

Cuando se apareció en Fátima dijo a los pastorcillos que había que rezar por los pecadores, y que mucha gente se condenaba porque nadie rezaba por ellos, recomendó añadir a las oraciones del Rosario la oración siguiente:

"Oh, Señor líbrádnos del fuego del Infierno, llevad todas las almas al Cielo, especialmente a las más necesitadas de vuestra Misericordia".

Hay que pedir insistentemente a María su protección de Madre, cuando nazcamos a la Vida Eterna y que sea nuestra abogada ante el Juicio de Dios. Es lo que repetimos cada día en el Santo Rosario: 

"Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pobres pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen!

SOLO EN EL CIELO VEREMOS CUANTAS ALMAS ARRANCÓ MARÍA DE LAS GARRAS DE SATANÁS, QUE TIENE SU CABEZA APLASTADA BAJO SUS PIES, Y COMO NO SE PERDIÓ NI UNA SOLA AVEMARÍA, QUE ELLA TIENE APUNTADA.







miércoles, 31 de enero de 2018

DESVELADAS LAS TÁCTICAS DE SATANÁS PARA APODERARSE DE LAS ALMAS

LA IGLESIA MILITANTE
(AHORA LLAMADA IGLESIA PEREGRINA)

Sed, Oh Jesús presente en la Eucaristía,
la alegría, la felicidad, de toda mi vida
(Padre Lerreyve)




El mejor seguro contra las asechanzas de Satanás: la Sagrada Eucaristía


        En el mundo actual, he encontrado toda una serie de personas, y lo más grave, consagrados, que no creen ni en las posesiones, (que dicen que son enfermedades mentales), ni en los exorcismos (que dicen que ¡son debidos al efecto placebo!). No hay duda alguna de que estos individuos nunca sufrieron persecuciones como son ataques indirectos,  situaciones en las cuales, el demonio aterroriza a los que aman a Dios, porque son las voces que predican su Doctrina con Santo temor, sin hablar de los ataques directos como los que sufrieron los grandes Santos como S. Pablo, S. Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, el Santo cura de Ars, el Padre San Pío de Pietrelcino, y tantos más.

       Son individuos pues, sin emitir juicio alguno, solo por pura lógica, que no solo no han recibido ningún ataque indirecto, ni directo, pero que además, tampoco han estado sometidos a grandes tentaciones, ya que para ser Santos, hay que sufrir la persecución de Satanás, y aún así, mantenerse fieles. Como está escrito al final de este escrito de los Cuadernos de Mª Valtorta de 1.944.

            Lo que sí es de sobra conocido, es que el enemigo ataca a los Santos porque no los tiene a su alcance, queriendo apoderarse de ellos para apenar a Dios, y deja tranquilo a los mediocres porque los tiene a su merced, por eso los primeros creen firmemente en la acción del demonio, y los otros no.



De  los cuadernos de Mª Valtorta
(Dictado del 19-9-1.944)


                 Dice Jesús respondiendo a ciertas reflexiones mías:

              “Lucifer es inteligentísimo, además de ser astuto, emplea la astucia para urdir asechanzas, pero emplea la inteligencia para pensar si puede arruinar a una criatura y cuándo y cómo puede hacerlo y por lo tanto apenarme. Puedes estar segura que jamás derrocha su tiempo.

               Y como tiene mucho que hacer en la numerosa población del globo, por más que sea omnipresente en la Tierra y por más que la exigua atención del hombre y su escasa voluntad hacia el bien conviertan la ya enorme potencia de Lucifer en casi omnipotencia sobre las criaturas, tiene que calcular bien su tiempo, y no perder un minuto para trabajar con provecho. Con el nefasto provecho de colmar sus cofres infernales con los tesoros que le roba a Dios, es decir, las almas.

              En verdad, es un incansable trabajador. En lo alto, el Incansable obra el bien para vosotros. En las profundidades, el incansable obra el mal para vosotros. Y en verdad te digo que este es más afortunado que Dios. Sus conquistas son más numerosas que las mías. Más como puedes comprender bien por la premisa, aun siendo astuto e inteligente, estando tan atareado no puede concederse el lujo de ocuparse de todos en igual medida. Y no se lo concede.

             ¡Oh, aunque lo sea en el ámbito del mal, es un asceta de la idea que persigue, está entregado por completo a ella, no se distrae, no se aviene a transacciones ni a desfallecimientos ni a postergaciones! ¡Oh, hombres, si vosotros fuerais en cuanto al  bien lo que es Satanás en cuanto al  mal! Más no lo sois.

              Cuando una criatura nace a la inteligencia, Lucifer se ocupa poco de ella; se limita a observarla escudriñándola como a un probable chivo de su rebaño infernal en el futuro. Pero a medida que la criatura comienza a saber pensar, a saber emplear su voluntad, es decir cuando ya ha pasado los siete años, Lucifer aumenta sus atenciones y empieza su adoctrinamiento.

             El  ministerio angélico instruye y conduce a los espíritus con palabras de luz. El ministerio satánico instruye e instiga a los espíritus con palabras de tinieblas. Es una lucha interminable. Que venza o pierda el uno, que venza o pierda el otro, el ángel de la luz y el ángel de las tinieblas combaten en torno a un espíritu hasta el último minuto de su vida mortal, para arrebatarse recíprocamente la presa, el uno para devolvérsela a su Señor, en la Luz, luego de haberla tutelado por todo su día terrena; el otro para arrastrarla en las tinieblas si, por último la victoria fue suya.

              Mas entre esos dos que combaten, hay otro ser que, en el fondo es el personaje más importante: está el hombre por el cual los dos combaten. Está  el hombre libre de seguir su voluntad y dotado de inteligencia y razón, munido de la fuerza incalculable de la Gracia, que le han concedido en el Bautismo y que los Sacramentos le mantienen y le aumentan.

             Como tú sabes, la Gracia es la unión del alma con Dios. Por este motivo tendría que daros una fuerza tal que os hiciera inaferrables e incorruptibles ante las insidias y corrupciones satánicas, puesto que la unión con Dios tendría que convertiros en semidioses. Más para permanecer siendo tales hay que quererlo; hay que decirle a Satanás y a sí mismos: “Yo pertenezco a Dios y quiero ser solo de Dios”. Por eso es necesario obedecer los preceptos y consejos; por eso es necesario un esfuerzo continuo para seguir, perseguir, conquistar el bien, un bien cada vez mayor; por eso es necesario observar absoluta fidelidad y constante vigilancia; por eso es necesario heroísmo para vencerse a sí  mismos y vencer lo exterior, frente a las seducciones de la concupiscencia trina y en sus múltiples aspectos.

              Pocos, muy pocos, excesivamente pocos, saben hacer estas cosas. Entonces, ¿qué pasa? Entonces, Satanás se ocupa poco de ellos, que pueden ser capturados fácilmente, cuando él lo quiera y que, una vez capturados, se encuentran inertes, sin intentar huir. Actúa con ellos como el gato con el ratón. Les coge,  les aprieta un poco, les aturde y luego los deja, limitándose a propinarles un nuevo zarpazo, un nuevo mordisco, si advierte la señal de una tímida fuga. Pero hace sólo eso. Sabe que son “suyos” y no pierde mucho tiempo por ellos ni usa mucha inteligencia.

             ¡En cambio con los “míos”, con los “míos” es otra cosa! Los “míos” son la presa que aguijonea sobremanera su hambre maligna. Son los “inaferrables”. Y Satanás, como un cazador experto, sabe que es meritorio capturar la presa difícil. Son la “dicha” de Dios y Satanás festeja mucho cuando puede darle un dolor a Dios, cuando puede ofenderle y desilusionarle. Vive de odio. Del mismo modo que Dios vive de Amor. Él es el Odio así como Dios es el Amor  El odio es su sangre así como el Amor es la mía. He aquí por qué multiplica los cuidados y la vigilancia en torno a uno que es “mío”.

             Entrar en una fortaleza desmantelada es un juego de niños. No le interesa al cruel  rey del Infierno. Le interesan las fortalezas de Dios, las rocas puras y lisas, límpidas como el cristal, resistentes como el acero, que llevan esculpido en todas partes, aún en las honduras más profundas, el Nombre más Santo: el nombre de Dios. Es más propio de esas profundidades, el nombre filtra como un fluido que emana desde lo íntimo hacia el exterior. Es el nombre que aman, que sirven, que pronuncian, con el espíritu en adoración, a cada latido de su corazón. Por eso el gozo de Satanás consiste en cogerles, en cogeros, en arrebataros a Mí, en borrar ese Nombre de vuestro ser Trino, hecho de espíritu, carne y razón, y hacer de vosotros que sois las flores de mi jardín, inmundicia para su infierno y luego reír, arrojando su risa blasfema contra el  trono divino, reír por su victoria sobre el hombre y sobre Dios.

              Cuanto más sois “míos”, más se empecina en haceros suyos. Y como en vosotros existe una voluntad y una vigilancia asiduas, él, el Astuto, no os sigue y persigue con el método que emplea para los demás. Por el contrario, os ataca a traición, manteniendo distancias cada vez más largas, en los momentos más imprevisibles y con los motivos más inesperados. Se aprovecha del dolor, de la necesidad, del abandono, de las desilusiones y se abalanza como una pantera sobre vuestra desconsolada debilidad, sobre vuestra atónita debilidad de ese momento, con la esperanza de venceros esta vez, para rehacerse de todas las veces que le habéis vencido.

           ¿Cuáles son sus medios? Son infinitos. ¿Cuál es su método? Es uno solo: la dulzura benévola, engañosa, la palabra meditada y calma, la apariencia de un amigo que ayuda, que está dispuesto a ayudar.

              ¿Ya has sufrido estos asaltos? Los sufrirás aún, serán numerosos y cada vez más astutos. ¡Oh, qué rencor hacia Mí y hacia ti! Cada vez más sufrirás estos asaltos y serán tan sutiles que lograrán engañar hasta el más listo. Quiero decir “listo” desde un punto de vista humano pues, ¡sonríe, oh alma que amo!, la sencillez que está impregnada totalmente de Dios, y que así se conserva, es impenetrable a cualquier sutileza.

              Los asaltos herirán tu carne. Mas la cicatriz que marca la carne representa el  honor del soldado y afirma: “Esta señal es la prueba de una batalla viril”. Y cuanto más la carne del soldado está marcada por estas señales, tanto mas el mundo se inclina ante ese valiente. En las batallas espirituales sucede lo mismo. Y vuestras heridas, que no dañan el espíritu sino que cubren de livor solamente la envoltura del espíritu-rey, constituyen vuestro honor. Y por ellas seréis honrados en el Cielo.

              En verdad te digo que llamáis “mártires” sólo a los que perecieron por obra de los tiranos. Pero lo son todos mis santos, porque para ser santos debieron sufrir la persecución de Satanás y aún así, mantenerse fieles. ¡Gloria a los que vencen! Las palmas celestes son para vosotros”.





COMENTARIOS SOBRE LAS LECTURAS DE LA MISA DEL 31-1-2.018




Tírate de lo alto del Templo llevado por los ángeles,
haciendo una entrada Triunfal, todos creerán en tí





Samuel 2 24,2.9-17.

El rey dijo a Joab, el jefe del ejército, que estaba con él: "Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba y hagan el censo del pueblo, para que yo sepa el número de la población". 
Joab presentó al rey las cifras del censo de la población, y resultó que en Israel había 800.000 hombres aptos para el servicio militar, y en Judá 500.000. 
Pero, después de esto, David sintió remordimiento de haber hecho el recuento de la población, y dijo al Señor: "He pecado gravemente al obrar así. Dígnate ahora, Señor, borrar la falta de tu servidor, porque me he comportado como un necio". 

A la mañana siguiente, cuando David se levantó, la palabra del Señor había llegado al profeta Gad, el vidente de David, en estos términos: 
"Ve a decir a David: Así habla el Señor: Te propongo tres cosas. Elige una, y yo la llevaré a cabo". 
Gad se presentó a David y le llevó la noticia, diciendo: "¿Qué prefieres: soportar tres años de hambre en tu país, o huir tres meses ante la persecución de tu enemigo, o que haya tres días de peste en tu territorio? Piensa y mira bien ahora lo que debo responder al que me envió". 

David dijo a Gad: "¡Estoy en un grave aprieto! Caigamos más bien en manos del Señor, porque es muy grande su misericordia, antes que caer en manos de los hombres". 
Entonces el Señor envió la peste a Israel, desde esa mañana hasta el tiempo señalado, y murieron setenta mil hombres del pueblo, desde Dan hasta Berseba. 
El Ángel extendió la mano hacia Jerusalén para exterminarla, pero el Señor se arrepintió del mal que le infligía y dijo al Ángel que exterminaba al pueblo: "¡Basta ya! ¡Retira tu mano!". El Ángel del Señor estaba junto a la era de Arauná, el jebuseo. 

Y al ver al Ángel que castigaba al pueblo, David dijo al Señor: "¡Yo soy el que he pecado! ¡Soy yo el culpable! Pero estos, las ovejas, ¿qué han hecho? ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre!". 

David, el ascendiente de Jesús, pide que el castigo de Dios recaiga sobre él, y consigue que Dios detenga la exterminación de su Pueblo en Jerusalén.
Este hecho es una profecía de lo que mucho después hará Cristo Jesús y sus seguidores que son de la casa de su Padre: ofrecerse como víctimas expiatorias para así evitar la exterminación del Pueblo de Dios.
Jesús rescató el género humano cargando sobre sí todos los pecados pasados, presentes y futuros de la humanidad, lo que le costó Sangre sudor y lágrimas, desprecio de su Pueblo y hasta su tortura y muerte atroz en la Cruz.
David como Rey de su Pueblo, al ofrecerse como culpable de todo sus súbditos, representó entonces a Cristo Jesús, el hijo de David, que mucho tiempo después, salvó a los elegidos de la tiranía de Satanás, que son los muertes por la Peste, que enfermó y exterminó a 70.000 judíos, y todos los que iban a ser exterminados por el Ángel en Jerusalén. 



Salmo 32(31),1-2.5.6.7.

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado 
y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor 
no le tiene en cuenta las culpas, 

y en cuyo espíritu no hay doblez!
Pero yo reconocí mi pecado, 
no te escondí mi culpa, 
pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”. 

¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! 
Por eso, que todos tus fieles te supliquen 
en el momento de la angustia; 
y cuando irrumpan las aguas caudalosas 

no llegarán hasta ellos.
Tú eres mi refugio, 
tú me libras de los peligros 
y me colmas con la alegría de la salvación.




Marcos 6,1-6.

Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. 
Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? 
¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. 
Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa". 
Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. 
Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente. 

Y esa es la razón de porque a todos los profetas, les dijo el Señor; "sal de tu casa, y vete al lugar que yo te indicaré", ya que en este mundo, la santidad de una persona siempre queda en entredicho ya que sus vecinos ven a él una persona normal, hecho permitido por Dios, ya que el don de la fe no se puede trasmitir por un hombre ya que es un don de Dios, como decía Santa Bernardita. "El que tiene fe no necesita milagros para creer y el que no la tiene, ni los milagros le darán la fe".

Y es que creer por los milagros, no tiene ningún mérito, es la tentación de Jesús en el desierto por Satanás que le decía: Tírate de lo alto del pináculo del Templo, con los ángeles que te sostengan para que no tropieces en la piedra, y para hacer una entrada magistral en el Templo. 

Por eso le dijo Jesús a San Mateo: "¿Porque Me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron." (Juan 20, 29)





martes, 23 de enero de 2018

EXTRAORDINARIA PREDICACIÓN DEL PADRE WILLIE DE LA PARROQUIA DE Sta. BERNARDITA DE SAN JUAN DE PUERTO RICO.






Increíble predicación del Padre Willie en su Parroquia de Sta. Bernardita de San Juan de Puerto Rico. Está explicado de una manera clara y precisa, cual es el pecado contra el Espíritu Santo que nunca será perdonado ni en la Tierra ni en el Cielo, es el pecado de Soberbia que hace decir al que lo tiene: "No serviré", es un pecado que va directamente contra las Leyes de Dios, cuyo primer mandamiento es Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, amor que consiste a dar una entrega a lo que amamos, Amor sin límites de adoración a Dios, y amor de admiración o de compasión hacia nuestros hermanos, según sean honrados o grandes pecadores. El verdadero Amor es siempre una entrega hacia los que amamos, que solo pueden realizar las almas humildes, porque son desprendidos y tienen alegría en dar, lo que nunca tendrán los soberbios, que son siempre egoístas, y tienen hondo pesar cuando están obligados a dar ya que son avaros.

El Padre Willie explica de una manera muy diplomática, lo que es el discernimiento de los Espíritus, don del Espíritu Santo que él posee, y que le permite ver los pecados de sus fieles. Todo esto lo explica con un lenguaje de gran humildad, ya que para el que es espiritual, este sabe distinguir perfectamente cuando un alma es humilde y cuando es soberbia.



lunes, 22 de enero de 2018

JESÚS PREDICE A JUDAS ISCARIOTE: "EL MUNDO NO QUIERE SER SALVADO; SOLO EN LA PROPORCIÓN DE UNO A 1000 ME QUERRÁ CONOCER Y DE UNO A 10.000 ME SEGUIRA".


El Espíritu Santo fortalece, da Luz, y prueba a las
almas como el oro en el crisol

El Espíritu Santo, que está en Dios Padre, y que es dado a los hombres de buena voluntad por el Hijo, es el medio necesario y suficiente para alcanzar la Vida Eterna. Es Él, que por la divina Gracia obtenida de Dios por la Redención de la Humanidad, operada por Cristo Jesús, la Víctima perfecta, el que permite su labor para recrear el alma, y hacerla apta para ser heredera del Reino de Dios.

Para lograr esta transformación, se necesita tiempo y paciencia, ya que el alma ha venido al mundo con la enfermedad hereditaria del pecado Original, que a pesar de estar perdonado por el Bautismo, ha dejado sus raíces en las almas, que están prontas para volver a desarrollar otra vez el árbol del conocimiento del bien y del mal, que produce el fruto envenenado, que nos aparta de Dios, y como no habrá ya nunca más una segunda encarnación del hijo de Dios, si el alma no aprovecha esta primera, quedará desahuciada para siempre del Reino de Dios.  

Aplicando esta proporción en los Países de Europa de una media de 50.000.000 de habitantes, que todos conocen a Jesús, esto quiere decir que ¡solo lo están siguiendo unas 5.000 personas!, por eso creo sinceramente que el Purgatorio tiene que estar colmado de almas, ya que es ahí donde se aprende de verdad a conocer y a seguir a Jesús. La gran ventaja de ese lugar es que allí no está el demonio, ni sus aliados: el mundo y la carne, pero desgraciadamente ya no se puede merecer, solo nuestras fervorosas oraciones pueden ayudarles a salir de este lugar de expiación, por eso dice San juan de la Cruz que se aprovecha en este mundo en una hora de sufrimiento soportado sin acritud, que muchos años en el Purgatorio.

 



Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta 
 (25-1-1.945)

            (...) Y, dirigiéndose a todos, Jesús añade: "así hay que actuar. Yo también actúo así, ir hacia adelante, sin cansancios. El cansancio es todavía una raíz de la soberbia humana, como también lo es la prisa. ¿Por qué uno siente fastidio por los fracasos? Porque el orgullo dice: "¿A mí decirme que no? ¿Conmigo tanta espera? Esto es falta de respeto hacia el Apóstol de Dios". No, amigos. Observad toda la Creación, y pensad en quien la hizo. Meditad sobre el progreso del hombre, y pensad en su origen. Pensad en esta hora que se cumple, y calculad cuantos siglos la han precedido. Lo creado es obra de serena creación. El Padre no hizo desordenadamente todo, sino que hizo el universo por tiempos sucesivos. 

           El hombre, el hombre actual, es obra de un progreso paciente, y progresará cada vez más en saber y en poder; luego serán santos o no santos, según su voluntad. El hombre no se hizo docto de repente. Los Primeros, expulsados del Jardín, tuvieron que aprenderlo todo, lentamente, continuamente, aprender hasta las cosas más simples: que el grano de trigo hecho harina y luego amasado y luego cocido es mejor, y aprender como molerlo y luego cocerlo, aprender a encender la leña, aprender como se hace un vestido, usando las pieles de los animales, como se hace un cobijo, observando las fieras, y un lecho, observando los nidos, y a medicinarse con hierbas y con aguas, observando a los animales que con ellas se medicinan por instinto, aprendiendo a viajar por el desierto y por los mares estudiando las estrellas, domando los caballos, y aprender, de una cáscara de nuez flotando a la orilla de un riachuelo, el equilibrio sobre las aguas.

            ¡Cuantos fracasos antes de obtener un resultado! Pero lo obtuvo, y seguirá progresando. No será más feliz por esto, porque más que en el bien, se hará experto en el mal, pero progresará. La Redención ¿no es obra paciente? Decidida desde el principio de los siglos, y aún antes, he aquí que adviene ahora, cuando los siglos ya la han preparado. Todo es paciencia. ¿Por qué entonces, ser impacientes? ¿No podía Dios hacer todo en un abrir y cerrar de ojos? ¿No podía el hombre, dotado de razón, salido de la mano de Dios, saber todo en un abrir y cerrar de ojos? ¿No podía Yo venir al principio de los siglos? Todo podía ser. Pero nada debe ser violencia, nada. La violencia es siempre contraria al orden; y Dios, y lo que de Dios viene es orden. No queráis valer más que Dios.

            "¿Pero entonces, ¿cuándo serás conocido?

            "¿Por quien, Judas?"
            "¡Hombre, por el mundo!"
            "Nunca".
            "¿Nunca? ¿Pero no eres el Salvador?"
          "Lo soy. Pero el mundo no quiere ser salvado, solo en la proporción de uno a mil me querrá conocer, y en la de uno a diez mil me seguirá realmente. Y aún así digo mucho. Ni siquiera los que estén más estrechamente ligados a Mí me conocerán".

          "Si están estrechamente ligados a Tí, te conocerán, ¿no?"

       "Sí, Judas. Me conocerán como Jesús, el israelita Jesús, pero no me conocerán como quien soy. En verdad os digo que no seré conocido por todos ellos. Conocer quiere decir amar con fidelidad y virtud... y habrá quien no me conozca".
             
           Se ve en Jesús un gesto de resignado desconsuelo, el que tiene siempre cuando anuncia la futura traición: abre las manos, y las tiene así, hacia fuera, con el rostro lleno de dolor, un rostro que no mira ni a los hombres, ni al cielo, sino a su futuro destino de Traicionado. 

            "Ni digas eso, Maestro", suplica Juan.
          "Nosotros te seguiremos para conocerte cada vez más" dice Simón, y con él los pastores al unisono.
            "Como a una esposa te seguimos, y te queremos más que a ella; nos sentimos más celosos de Tí que de una mujer. ¡Oh, no! Tanto te conocemos, que no podemos ya ignorarte. Él, (y Judas señala a Isaac) dice que negar tu recuerdo, de cuando eras un recién Nacido, habría sido más atroz para él que perder la vida. Y no eras más que un recién nacido. Nosotros te tenemos como Hombre y Maestro. Nosotros te oímos y vemos tus obras. Tu contacto, tu aliento, tu beso, son nuestra continua consagración y nuestra continua purificación. ¡Solo un satanás podría renegarte, después de haber sido una persona allegada a Tí!".

          "Es cierto, Judas; no obstante, lo habrá".
          "¡Ay de él, seré su verdugo!" exclama Juan de Zebedeo.

         "No. Deja al Padre la Justicia, Sé su redentor. El redentor de esta alma que tiende hacia satanás... "Saludemos a Isaac. Ha atardecido. Yo te bendigo, siervo fiel. Ya sabes que Lázaro de Betanía es nuestro amigo y que desea ayudar a mis amigos. Yo parto. Tú te quedas. Árame el terreno árido de Judá. Más adelante volveré. Ya sabes donde encontrarme en caso de necesidad. Te doy mi paz". 

              Jesús bendice y besa a su discípulo.





domingo, 21 de enero de 2018

LAS VOCES DE DIOS: ¿QUE ES LA GRACIA DE DIOS? COMO EL SOL, SE REPARTE...

¿QUE ES LA GRACIA DE DIOS? COMO EL SOL, SE REPARTE A TODOS POR IGUAL; PERO UNOS LA TOMAN Y OTROS LA DEJAN



      

Muy pocas personas tienen el exacto conocimiento de lo que es la Gracia de Dios, y no es que su divina Majestad lo haya ocultado y revelado solo a algunos. De la misma manera que el Sol imparte su calor y su luz al mundo entero, Dios distribuye su Gracia a todos por igual, sin embargo, como lo dice San Juan en su Evangelio, unos la reciben, pero otros la rechazan para que sus malas obras no sean manifiestas

La condición necesaria y suficiente para alcanzar esta Gracia es creer en Jesús, como el prometió el mismo: "El que crea en Mí alcanzará la Vida Eterna". El mecanismo de salvación de las almas, es la Sangre que da vida y el Agua de su Sagrado costado, que justifica a las almas con el lavacro divino.





       DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
 (6 DE JUNIO DE 1.943) 

Dice Jesús:
“Hoy quiero hablarte de la “Gracia”. Verás que tiene relación con los otros temas aunque a primera vista no lo parece. Estás un poco cansada, pobre María, pero escribe de todas formas. Estas lecciones te servirán para los días de ayuno en los cuales Yo, tu Maestro no te hablaré.

¿Qué es la Gracia? Lo has estudiado y explicado muchas veces (cuando fuiste catequista). Pero Yo te lo quiero explicar en Mi modo y mi Naturaleza y en sus efectos.

La Gracia es poseer en vosotros la Luz, la fuerza, la Sabiduría de Dios. Esto es, poseer la semejanza intelectual con Dios, el signo inconfundible de vuestra filiación con Dios.

Sin la Gracia seríais simplemente criaturas animales, llegadas hasta tal punto de evolución de estar proveídas de razón, con un alma, pero un alma a nivel de tierra, capaz de guiarse en las contingencias de la vida terrena pero incapaz de guiarse a las regiones en las que se vive la vida del espíritu; por ello poco más que las bestias que se regulan solamente por el instinto y, en verdad, a menudo os superan con su modo de comportarse.

La gracia es por lo tanto un don sublime, el mayor don que Dios, Mi Padre, os podía dar. Y os la da gratuitamente porque su amor de Padre, por vosotros, es infinito, como infinito es Él mismo. Querer decir todos los atributos de esa Gracia significaría escribir una larga lista de adjetivos y sustantivos, y aún no explicarían todavía perfectamente que es este don.

Recuerda solamente esto: 
La gracia es poseer al Padre, vivir en el Padre; la gracia es poseer al Hijo, gozar de los méritos infinitos del Hijo; la Gracia es poseer el Espíritu Santo, disfrutar de sus siete dones. La Gracia, en fin, es poseernos a Nosotros, Dios Uno y Trino, y tener alrededor de vuestra persona mortal, las legiones de Ángeles que nos adoran en vosotros.

Un alma que pierde la Gracia, lo pierde todo. Inútilmente para ella, el Padre la ha creado, inútilmente para ella, el Hijo la ha redimido, inútilmente para ella el Espíritu Santo le ha infundido sus dones, inútilmente para ella están los Sacramentos. Está muerta. Rama podrida que bajo la acción corrosiva del pecado se separa y cae del árbol vital y termina de corromperse en el barro. Si un alma supiera conservarse como es después del Bautismo y después de la Confirmación, esto es, cuando ella está embebida literalmente de la Gracia, aquella alma sería poco menor a Dios. Y que esto te lo diga todo.

Cuando leéis los prodigios de mis Santos os sorprendéis. Pero, querida mía, no hay nada de asombroso. Mis Santos eran criaturas que poseían la Gracia, eran dioses, por esto, porqué la Gracia os deifica. ¿Acaso no dije Yo en mi Evangelio que los míos harán los mismos Prodigios que Yo hago? Pero para ser míos, es necesario vivir de Mi Vida, esto es, de la Vida de la Gracia.

No todas las almas en gracia poseen la gracia en la misma medida. No porque Nosotros se la infundamos en medida distinta, porque de distinta manera la sabéis conservar entre vosotros. El pecado mortal destruye la Gracia, el pecado venial la resquebraja, las imperfecciones la debilitan.

Hay almas, no del todo malas que languidecen en una tisis espiritual porque, con su inercia, que las empuja a cometer continuas imperfecciones, enflaquecen cada vez mas la Gracia, haciéndola un hilo debilísimo, una llamita languideciente. Mientras debía de ser un fuego, un incendio vivo, bello, purificador.

El mundo se derrumba porque se derrumba la Gracia en casi la totalidad de las almas, y en las demás languidece.

La gracia da frutos distintos, según esté más o menos viva en vuestro corazón. Una tierra es más fértil cuando más rica es de elementos y beneficiada por el sol, por el agua, por las corrientes aéreas. Hay tierras secas, estériles, que inútilmente están regadas por el agua, calentadas por el sol, agitadas por los vientos. Lo mismo es en las almas. Hay almas que con cada ocasión se cargan de elementos vitales y por ello logran disfrutar al cien por cien los efectos de la Gracia.

Los elementos vitales son: vivir según mi Ley, castos, misericordiosos, humildes, amorosos de Dios y del prójimo; es vivir de oración “viva”. Entonces la Gracia crece, florece, echa raíces profundas y se eleva en árbol de vida eterna. Entonces el Espíritu Santo, como un sol, inunda con sus siete rayos, de sus siete dones; entonces Yo, Hijo, os penetro con la lluvia divina de mi Sangre; entonces el Padre os mira con complacencia viendo en vosotros su semejanza; entonces María os acaricia estrechándoos contra su seno en el que me ha llevado a Mí como a sus hijitos menores pero queridos, queridos por su Corazón; entonces los nueve coros angélicos hacen corona a vuestra alma, templo de Dios y cantan el “Gloria” sublime; entonces vuestra muerte es Vida y vuestra Vida es Bienaventuranza en mi Reino”.

Si quisierais, todos podríais ser capaces de prodigios, esto es, de Santidad. Mejor dicho, Yo quisiera que lo fuerais porque entonces querría decir que mi Sacrificio ha sido coronado por la Victoria y que realmente Yo os he arrancado del imperio del Maligno, desterrándole a su Infierno, remachando su boca con una piedra inamovible y poniendo sobre ella el Trono de mi Madre, que fue la Única que tuvo su calcañal sobre el dragón, impotente para dañarle.

viernes, 19 de enero de 2018

EL PODER DE LA ORACIÓN CONTEMPLATIVA ES LO QUE MANTIENE EL EQUILIBRO DEL MUNDO, EL DÍA QUE YA NO EXISTA, OCURRIRÁ EL FIN.


LA ORACIÓN DE LAS ALMAS HUMILDES,  CON LA CONTEMPLACIÓN DE JESÚS,
SON LAS ARMAS  MÁS PODEROSAS  CONTRA LAS INSIDIAS
DE SATANÁS, DEL MUNDO Y DE LA CARNE



La oración para que sea eficaz, debe de cumplir ciertas condiciones, en caso contrario será una oración que no dará los frutos esperados.
-Tiene que ser una llamada hecha con el conocimiento perfecto de quien somos y quien es la persona a quien nos dirigimos.
-Somos todos más o menos pecadores es decir, que hemos ofendido, y estamos ofendiendo por palabras, obras y omisión, en más o menos medida a Dios, por eso, es esencial reconocer este hecho, y hablar con Dios de una manera humilde y con santo temor, que es un don del Espíritu Santo, temor no quiere decir terror, quiere decir que al considerarse como una persona imperfecta, tenemos que pedir con amor suplicante, con el alma arrepentida y profunda humildad.

-Nos dirigimos al Ser supremo, Dios Todopoderoso, eterno y Perfecto, de una Sabiduría infinita, que conoce todas nuestras imperfecciones, incluso las faltas más ocultas, al cual como lo dice San Juan de la Cruz, le debemos agradecimiento por habernos creado, y amor eterno por habernos redimido.

La diferencia entre un creyente y un ateo es asombrosa, el creyente sabe que está en este mundo de paso, y que existe un mundo mejor en donde ya no hay mentira, odio, rencor, dolor, pena, muerte, enfermedades y vejez, y que todas las desgracias actuales son consecuencia del pecado de Adán.

El ateo cree que este mundo está aquí para disfrutarlo, y que todos los medios son lícitos para conseguirlo, porque después de la muerte ya no hay nada y todo termina. Como el lujo y el placer de los cinco sentidos corporales, son para bienes bienes escasos, a la fuerza el que quiere conseguir esa gula material y espiritual, tiene que pisotear a los demás, y provocar la desgracia de sus semejantes más débiles.

El creyente, con la ayuda de Dios, obtenida por una perfecta oración, y sobre todo una profunda humildad, puede conseguir, y consigue de Dios restablecer el equilibrio, y evita que castigue con más severidad a los que incumplen su Ley. El día que no existan estas almas que rezan por sus hermanos, y que piden perdón a Dios por sus pecados y los de la humanidad, la Tierra no tendrá razón de existir, es lo que ocurrió con el diluvio y con Sodoma y Gomorra,  y es lo que ocurrirá con la venida del Anticristo, será la intervención directa de Dios para destruir este mundo, y sepultar eternamente a Satanás y a todos sus seguidores en las Tinieblas.



DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(16 de Marzo de 1.944)

Jesús me dice que escriba también esas palabras sobre la función de ciertas almas en el mundo. Lo hago aunque, por estar tan débil y atormentada, me da vueltas la cabeza como una perinola.
¿Has comprendido ahora el por qué de los conventos de clausura y su razón de ser?
No todos tienen tiempo de rezar, visto que están tan empeñados en la vida activa. Es verdad que la actividad honesta es ya plegaria y por eso, los que rezan mientras trabajan están justificados. Más son muchas las necesidades del hombre, y son muchos los hombres que no rezan en absoluto. Los que viven en el claustro, rezan por todos los que no quieren o no pueden rezar, de modo que cada día aporte ese número de homenajes que requiere la Divinidad (pensad que en el Cielo no existen pausas para el gloria a Dios). Le rezan a Dios para honrarle, le rezan para aplacarle, le rezan para impetrarle. Son los brazos que están alzados sobre los que combaten, y piden para todos.

Tú, en tu casa, eres la pequeña enclaustrada que reza por todos. Más tu caridad debe ser vasta como el mundo. Más aún debe de ser vasta como toda la Creación, debe invadir también el Cielo. O mejor, debe comenzar con él. Rezar para elevar alabanzas y ofrecer reparaciones a Dios, que es insultado por tantos seres.

-Rezar por quien no reza.
-Rezar por la Iglesia.
-Rezar por el Sacerdocio que, si no vuelve a ostentar el esplendor de un mártir como Lorenzo, os hará cada vez más propensos a la idolatría.
-Rezar por la sociedad humana, para que venga a Dios si quiere salvarse.
-Rezar por la Patria, para que goce de paz y bien.
-Rezar por quien sufre, por quien tiene hambre, por quien no tiene un techo.
-Rezar por quien duda y se siente aferrar por la desesperación.
-Rezar, rezar, rezar.
-Por último rezar por ti.

No tengáis temor. Si vosotros que rezáis por todos, si no rezáis por vosotros, rezo Yo por vosotros al Padre. Quedaos tranquilos.

Las almas que oran en el mundo, las que saben convertir su enfermedad, no en un ocio forzado, sino en una actividad santa, son las pequeñas clausuras que Yo desparramo en el mundo como flores, para ayudar a las grandes clausuras y para aplacar al Padre y llevar alivio a la humanidad con esta suma de incansables plegarias.







jueves, 18 de enero de 2018

¿COMO HA DE SER LA VERDADERA ORACIÓN?. ¿POR QUÉ A VECES DIOS NO ESCUCHA NUESTRAS ORACIONES?



Claude Manet: La oración del Ángelus 




Hay ciertas almas que se creen que recitando largas plegarias, sin tener el comportamiento adecuado ante Dios (hecho que ellos desconocen), ya han cumplido, pero desgraciadamente, estas oraciones, como lo dice Jesús, aburren hasta su ángel de la Guardia, que pide con fervor a Dios, que transforme esa alma para que aprenda a dialogar con Dios.


La verdadera oración no es solo sonido repetido de palabras, también lo es cuando en todas las cosas se ve a Dios. Se puede sentir a Dios, amarle y reverenciarle en el trabajo, por muy humilde que sea, en la contemplación de la naturaleza desde una planta, hasta las estrellas del cielo, y de todo lo que nos rodea en las cosas creadas. La verdadera oración no viene del alma, viene de Dios, que es el que la impulsa, el que la ilumina, y también sabe recompensar el alma con ese don suyo, que hace que esté tocada por la divinidad, para darle entonces una alegría y una suavidad, que enciende el alma en amor y agradecimiento, para impulsarla cada vez más hacia la perfección.

La verdadera oración, ha de hacerse con humildad, ya que Dios no escucha a los soberbios, tiene que ser una oración de solicitud de clemencia para el alma orante, que siempre se ve cada vez más pecadora cuando más se acerca a Dios.

Y esta oración es verdadera, cuando se pide  para el prójimo que Dios ha puesto en nuestro camino, sobre todo en el caso de que sea ateo, ya que entonces es cuando esa alma está en un grave peligro, y como un enfermo grave, necesita más atención y medicación, que es la verdadera oración que Dios quiere, cumpliendo así el primer precepto que es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. 

Cuanto más escondida sea, más valdrá a los ojos de Dios, porque será una oración de humildad, para que no la vean los demás. Esa oración tiene que pedir a Dios las fuerzas necesarias para alcanzar la Vida Eterna, pero nunca para alcanzar bienes materiales, según el consejo que nos dio Jesús: “Buscad el Reino de los Cielos y todo lo demás se os dará por añadidura”.

Esta actitud que nos pide Jesús es para refutar la excusa de muchos que en el Juicio le dirían a Dios: ¿Como quieres que nos hayamos dedicado a buscar el Reino de los Cielos, con todos los problemas que hemos tenido nosotros para procurarnos el alimento, el vestido y el cuidado de nuestros hijos?




DEL POEMA DEL HOMBRE DIOS DE MARÍA VALTORTA


Dice Jesús:

[…] Oíd cómo debéis orar (con los labios, con el trabajo, con la totalidad de vosotros mismos): debéis orar por el impulso de un corazón amante de Dios, a quien se siente Padre; de un corazón que siempre tiene presente quien es el Creador y quien la criatura, y que se presente con amor reverente en frente de Dios, siempre, ya ore, ya comercie, ya camine, ya descanse, ya logre un beneficio o se le propone a otros.

He dicho “por impulso del corazón”: esta es la primera y esencial cualidad; porque todo viene del corazón, y como es el corazón, tal es la mente, la palabra, la mirada, la acción. El hombre justo extrae el bien de su corazón de justo. Cuanto más bien extrae, más bien encuentra, porque el bien realizado genera un nuevo bien, de la misma forma que la sangre se renueva en el círculo de las venas para volver al corazón enriquecida de elementos siempre nuevos, extraídos del oxígeno que ha absorbido y de la sustancia de los alimentos que ha asimilado.

Por el contrario, el perverso, de su tenebroso corazón henchido de fraude y venenos, solo puede extraer fraude y veneno que aumentan cada vez más, corroborado por las culpas que se van acumulando (en el bueno son las bendiciones de Dios, las que confirman, y también se acumulan). Creed, igualmente, que la exuberancia del corazón rebosa a través de los labios y se revela en las acciones. 

Hacéos un corazón humilde y puro, amoroso, confiado, sincero. Amad a Dios con el púdico amor que siente una virgen hacia su prometido. En verdad, os digo que toda alma es virgen prometida al Eterno Amante, a Dios nuestro Señor; esta Tierra es el tiempo del noviazgo, tiempo en que el ángel custodio, otorgado a cada hombre es espiritual paraninfo, y todas las horas y las contingencias de la vida son otras tantas doncellas que preparan el ajuar nupcial; la hora de la muerte es la hora de la boda, es entonces cuando viene el conocimiento, el abrazo, la fusión, es entonces cuando, vestida ya de esposa cumplida, el alma puede alzar su velo y echarse en brazos de su Dios, sin que, por amar así a su Esposo, pueda inducir a otros al escándalo.

Pero por ahora, ¡oh, almas sacrificadas aún en el vínculo del noviazgo con Dios!, cuándo queráis hablar con vuestro Prometido, entrad en la paz de vuestra casa (sobre todo la paz de vuestra morada interior) y hablad, como ángeles de carne acompañados por sus ángeles custodios; hablad a vuestro Padre en el secreto de vuestro corazón y de vuestra estancia interior; dejad afuera todo lo que es mundo: el frenesí de ser notados, de edificar; los escrúpulos de las largas oraciones sobresaturadas de palabras, pero monótonas, tibias, mortecinas en cuanto al amor.

¡Por favor, liberaos de prevenciones cuando oréis! En verdad, hay algunos que derrochan horas y horas repitiendo solo con los labios un monólogo – un verdadero soliloquio porque ni siquiera el ángel custodio lo escucha, porque es un gran rumor vano que el ángel trata de remediar abismándose en ardiente oración en favor de este hombre necio, que le ha sido encomendado. – En verdad, hay algunos que no utilizarían de forma distinta esas horas, aunque Dios se les apareciese y les dijese: “La salud del mundo depende de que dejes esas palabras sin alma para ir simplemente a sacar agua de un pozo y verterla por la tierra, por amor a Mí y a tus semejantes”. 

En verdad, hay algunos que consideran más valioso su monólogo que el acto cortés de recibir en modo acogedor una visita, o que el acto caritativo de socorrer a un necesitado: son almas que han caído en la idolatría de la oración.

La oración es acción de amor. Ahora bien, se puede amar tanto orando como haciendo pan, tanto meditando como asistiendo a un enfermo, tanto realizando un peregrinaje al Templo como atendiendo a la familia, tanto sacrificando a un cordero como sacrificando nuestros deseos – justos – de recogernos en el Señor. Basta que uno colme todo su ser y todas sus acciones en el Amor. ¡No tengáis miedo! El Padre lo ve todo. El Padre comprende. El Padre escucha. El Padre concede. 

¡Cuántas gracias se reciben, por un solo, verdadero, perfecto suspiro de amor; cuanta abundancia, por un sacrificio íntimo, hecho con amor! No seáis como los gentiles, Dios no necesita que le digáis lo que tiene que hacer “porque lo necesitáis”. Eso pueden decírselo los paganos a los ídolos, que no pueden comprender, pero no vosotros a Dios, al verdadero, espiritual Dios, que no es solo Dios y Rey, pero que además es vuestro Padre y sabe, antes de que se lo pidáis, lo que necesitáis.

Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe, el que busca encuentra, a quien llame se le abrirá. Cuando vuestro hijo os tiende su manita diciéndoos: “Padre, tengo hambre”, ¿Acaso le dais una piedra?, ¿le dais una serpiente si os pide un pez? No; es más, no solo le dais el pan y el pescado, sino que además le dais una caricia y le bendecís, pues a un padre le resulta agradable alimentar a un hijo y verle sonreír feliz. 

Pues si vosotros, que tenéis un corazón imperfecto, sabéis dar buenos dones a vuestros hijos, solo por el amor natural, que también lo posee el animal hacia su prole, ¡Cuánto más, vuestro Padre que está en los Cielos concederá a quienes se lo pidan las cosas buenas y necesarias para su bien! ¡No tengáis miedo de pedir, ni tampoco de no obtener!

Pero quiero poneros en guardia contra un fácil error: entre los creyentes hay paganos cuya religión es un amasijo de supersticiones y fe, un edificio profanado en el que han echado raíces hierbas parásitas de todo tipo, hasta el punto de que este se va desmoronando y al final, se derrumba; son paganos de la religión verdadera, débiles en la fe y en el Amor, que sienten que su fe muere cuando no se ven escuchados. Pues bien, no hagáis como ellos. 

Sucede que pedís para un momento dado, y os parece justo hacerlo – la verdad es que para ese momento no sería injusta tampoco la gracia pedida – pero la vida no termina en ese momento y lo que hoy es bueno puede no serlo mañana, (pero vosotros conociendo solo el presente – lo cual es también una gracia de Dios – esto lo desconocéis). Sin embargo Dios conoce también el futuro, y muchas veces no satisface una oración vuestra para ahorraros una pena mayor.

En este año de vida pública, más de una vez, he oído corazones que referían haberse quejado de cuanto habían sufrido cuando no se habían visto escuchados por Dios, pero que luego, habían reconocido que ello significó un bien porque la gracia en cuestión les habría impedido alcanzar posteriormente a Dios. A otros les he oído decir – y decirme a Mí – Señor ¿por qué no respondes a mi súplica?; con todos lo haces, ¿por qué conmigo no? 

Y no obstante, a pesar del dolor que me producía el sufrimiento que veía, he tenido que decir: “No puedo”, porque haber condescendido a su petición, habría significado poner un estorbo a su vuelo hacia la vida perfecta. Incluso el Padre a veces dice: “¡No puedo!”; no porque no pueda cumplir inmediatamente ese acto, sino porque no quiere hacerlo, dado que conoce las consecuencias que se seguirían.


En la vida del Santo Cura de Ars, escrita por Monseñor Trochú, se lee, que hacía múltiples milagros a personas con graves enfermedades, por humildad les decía que fueran al altar de Santa Filomena, y que les dijera que les curara, los enfermos quedaban curados, pero por humildad, conseguía que el milagro no se lo atribuyesen a él.

Cuenta que una vez vino desde París una mujer ciega, el Santo le dijo: "Se puede curar su dolencia, pero su salvación eterna no estaría asegurada, sin embargo si se queda ciega obtendrá la Vida Eterna", la mujer se volvió a París resignada.