Cuando el alma, esposa de su Amado Esposo Jesús, ha subido en la escala mística del Amor que conduce a Él, llega un momento que le parece que nadie puede Amarlo como ella lo ama, y si sigue en ese estado sin que exista comunicación entre esos esposos, el alma puede desfallecer si el Amado no interviene con una Visita en su alma que le infunde unas veces una corta visita que es como una migaja que no solo no le quita el hambre, pero que le causa un desasosiego aún mayor. En esos casos si Dios no interviene. el alma puede llegar a desesperar y hasta morir de Amor. pero el Divino Esposo interviene entonces no como una chispa que alumbra el alma, pero le produce un acaloramiento espiritual mucho más duradero, que es como el efecto que produce un vino adobado en el cuerpo. Es lo que explica también el sublime Doctor místico San Juan de la Cruz, en el Cántico espiritual y la Llama de Amor Vivo.
La gran Santa, Teresa de Jesús tomaba las canciones del amor humano entre el hombre y la mujer, y las aplicaba a su divino Esposo Jesús, y eso se puede hacer en todas las canciones decentes de nuestros días.
DICE LA CANCIÓN
Como Yo te amo, como
Yo te amo,
convéncete,
convéncete,
nadie te amará
Auténticas palabras de Nuestro Salvador, que tiene el amor perfecto,
que nosotros tenemos que tratar de imitar en la medida de nuestras
posibilidades, con la ayuda de Dios. Amor difícil de conseguir porque como
dicen, el amor humano está siempre mezclado con algún tipo de interés, y no es
nunca completamente desinteresado, un día cierto sacerdote comentaba que
incluso una madre, cuando ofrece su vida por un hijo, puede tener alguna traza
de amor propio, porque puede hacerlo por un oculto deseo de ser admirada por la
gente.
Sin embargo, el amor de Dios nunca tiene ningún rastro de interés,
porque si por un mero pensamiento de Dios, la Creación desapareciese, eso no
restaría ningún ápice a la Gloria de Dios, por la sencilla razón de que Dios es
infinito, y un teorema matemático nos dice que cuando al infinito, se le suma o
se le resta la cantidad que se quiera, siempre permanece infinito.
Y cuando se dice que Dios ha hecho a las criaturas para adorarle y para
servirle, es una afirmación mal expresada, por las razones expuestas
anteriormente, esta expresión que aparecía reflejada en los catecismos
antiguos, y que hizo decir a alguien de quien no quiero acordarme, que “Dios
era el primer egoísta de la Creación”, está mal formulada: tendría que haberse
escrito de otra manera, como por ejemplo: “Dios, que es Amor verdadero, ha
creado a las criaturas porque el verdadero Amor consiste siempre en entregarse
a los demás, y hacer partícipe de sus bienes al mayor número posible de
personas, que son capaces ellas también de amar de sea manera, y que saben
agradecer a su vez esos dones adorándolo
y sirviéndolo”.
Lección nocturna de Jesús a Pedro del
Evangelio como me ha sido revelado
de María Valtorta
(...) Piensa Simón. ¿Qué bien obtiene Dios de la Creación? ¿Qué beneficio? Ninguno. La Creación no aumenta a Dios, no le santifica, no le enriquece. Dios es infinito. Infinito hubiera sido aunque no hubiera existido la Creación. Pero Dios-Amor quería tener Amor, y creó para tener amor. Solo amor puede obtener Dios de la Creación Dios; y este amor que es inteligente y libre únicamente en los ángeles y hombres. El día en que el gran altar que es la Tierra silenciara las alabanzas y súplicas de amor, la Tierra dejaría de existir, porque, apagado el amor, quedaría apagada la expiación, y la ira de Dios anularía ese infierno terrestre en que se habría convertido la Tierra.
La Tierra, pues para existir debe amar. Y también esto: La Tierra debe de ser el Templo que ama y ora con la inteligencia de los hombres. Pero en el Templo, en todo templo, ¿qué víctimas ofrecen? Las puras, las víctimas sin mancha ni tara. Solo estas son gratas al Señor. Ellas y las primicias. Porque al Padre de familia han de dársele las cosas mejores, y a Dios, Padre de la humana familia ha de dársele la primicia de todas las cosas, y las cosas selectas.
Pero he dicho que la Tierra tiene un doble deber de sacrificio: el de alabanza y el de expiación. Porque la Humanidad que la puebla pecó en los primeros hombres y peca continuamente, añadiendo al pecado de falta de amor a Dios esos otros mil pecados de adherirse a las cosas del Mundo, de la carne y de Satanás. Culpable, culpable Humanidad, que, teniendo la semejanza con Dios, teniendo inteligencia propia y ayuda divinas, es pecadora siempre, y cada vez más.
Los astros obedecen, las plantas obedecen, los elementos obedecen, los animales obedecen y, de la forma en que saben hacerlo, alaban al Señor. Los hombres no obedecen ni alaban suficientemente al Señor. He ahí, pues la necesidad de almas holocausto, que amen y expíen por todos: son los niños que pagan, inocentes y sin percatarse, el amargo castigo del dolor por aquellos que lo único que saben hacer es pecar; son los Santos que solícitos, se sacrifican por todos.
Como Yo te amo, como Yo te amo,
olvídate, olvídate,
nadie te amará, nadie te amará, nadie…
Porque en este mundo, está mezclado el Bien y el mal, o lo que es
igual, el verdadero amor y el egoísmo. Muy pocos en este mundo logran tener el
Amor que no solo es completamente desinteresado, pero que además, cuando es
perfecto, como el que tuvo Jesús y todos los grandes Santos, como lo dice San
Juan de la Cruz,, afirma:”Todo lo bueno y dichoso lo quiero para ti, y todo lo
malo y dificultoso lo quiero para mí, al contrario del egoísmo, cuyo
representante es Satanás, y sus secuaces que dicen: “Todo lo bueno y dichoso lo
quiero para mí y todo lo malo y dificultoso lo quiero para ti”
Porque Yo te amo con
la fuerza de los
mares, Yo te amo con el ímpetu
del viento, Yo…
Ese Amor de Dios es comparado a la fuerza de los mares, que debido a
las fuerzas de las mareas, provocadas por la atracción del sol y de la luna, y
que son mayores cuando esos dos astros están en conjunción, es de una fuerza
indescriptible que nadie es capaz de controlar.
Igualmente algo parecido ocurre con el ímpetu de los vientos, que
pueden alcanzar fuerzas capaces de arrancar de cuajo árboles centenarios.
Podemos comparar la acción del sol y de la luna sobre las mareas, a la
que ejercen Dios y la Santísima Virgen, y la acción del viento a la del
Espíritu Santo, como tantas veces se haya reflejado en las Sagradas Escrituras.
Te amo en la
distancia y en el tiempo, Yo
te amo con mi alma y
con mi carne Yo,
Así es el Amor de Cristo a sus
elegidos ya que Dios nos ha amado desde la gran
distancia de su Santo Reino y en el tiempo desde toda la eternidad, por
la predestinación, estábamos todos los elegidos pasados, presentes y futuros en
la mente de Dios.
Jesús se hizo Carne de la Virgen
María y, como verdadero Dios y verdadero Hombre, nos ha amado con toda su alma
y su carne, de hijo de hombre, pagando nuestro rescate con su vida y con el
sufrimiento de su alma.
Te amo como el niño a
su mañana, Yo
te amo como el hombre
a su recuerdo, Yo
El niño desea crecer para alcanzar su misión que es llegar a la madurez
y así, cumplir con su deseo que es casi siempre, agradar a sus padres y ser
útil a la Sociedad, escogiendo una profesión, para poner en práctica los dones
que Dios le ha dado, así unos se dirigen a los trabajos manuales, otros a los
intelectuales, y otros a las artes.
Y el hombre ya formado siempre le queda el recuerdo de su niñez, cuando
era feliz en sus juegos y vivía con el cariño de sus padres que le brindaban
amor y amistad.
De la misma manera, Jesús nació para cumplir con el deseo de su Padre,
también recordó siempre con cariño su niñez y adolescencia en contacto con la
Stma. Virgen María y su padre terrenal San José, que siempre recordó, y sobre
todo el recuerdo que le trajo el Ángel de la Consolación en el huerto de los
olivos, que fue la copa donde estaba toda la multitud de los redimidos por su
Sacrificio.
Te amo a puro grito,
y en silencio, Yo,
te amo de una forma
sobrehumana, Yo…
Jesús predicaba con autoridad, como ningún Rabí lo había hecho hasta
hora, cuando estaba en el Templo, en las sinagogas, en el campo, tenía que ser
una voz imponente y sobrecogedora, el último grito fue cuando expiró. Todos
esos gritos, eran gritos de amor para que quedase impreas en nuestras mentes su
Doctrina, Y Cristo sigue gritando en la Conciencia de las personas, en los
gritos de los abandonados, de los enfermos y de los pobres, y seguirá clamando
hasta el final de los tiempos también supo estar en silencio ante Pilatos y en
el Sanedrín, todo por Amor.
Y nos amó de una forma sobrehumana, como nunca nadie había amado antes,
entregando su vida par el rescate, poniéndose en manos de Satanás para ser
ultrajado, escupido, flagelado, coronado de espinas, clavado en la Cruz y
abandonado por sus discípulos, ante los ojos de su Madre.
¿Quién puede amar así, aceptando esos suplicios, pudiendo fulminar a
sus torturadores?
Te amo en la alegría
y en el llanto, Yo,
te amo en el peligro
y en la calma, Yo…
Jesús nos amó, nos ama y seguirá
amándonos, en la alegría que le causan las almas de los fieles que cumplen con
el primer mandamiento que es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a si mismo, y también en el llanto que le causa los sufrimientos de la gente
que camina hacia su perdición, y para los cuales todos sus sufrimientos habrán
sido vanos, y ama a los pecadores para ver si así con su Amor, hace que las
almas vuelvan al redil, antes de que sea demasiado tarde.
Jesús nos amó en los peligros de
su vida cuando desde pequeño fue perseguido por Herodes, en su vida pública,
perseguido y odiado por los fariseos y los escribas, también nos amó en la
calma cuando veía a la pobre gente leprosa, paralítica, ciega y pecadora curada
y convertida por el poder de su predicación.
Te amo cuando gritas,
cuando callas, Yo,
te amo tanto, yo te
amo tanto, Yo…
Jesús, en este mundo nos va a amar en todas nuestras circunstancias,
incluso para las almas que están en pecado mortal.
Según S, Juan de la Cruz, existen tres tipos de presencia de Dios en
las almas:
-La primera
presencia es la que sustenta la vida material de la persona, sin ella,
ocurriría la muerte inmediata, ya que la vida es un don de Dios, y si ese don
se retira, desaparece la vida.
-La segunda
presencia es cuando el alma está en estado de gracia, y ahí mora Dios
complacido y agradado, es patente su amor a las almas, es un amor de unión
mística que es más o menos profundo según la perfección del alma. Si el hombre
muere, irá al purgatorio o al Infierno, según el Juicio inapelable de Dios.
-La tercera
presencia de Dios en el alma es cuando esta está en pecado mortal, Dios mora ahí con la primera presencia, pero sigue
dándole su amor, no es un amor unitivo, y no mora complacido, pero es un amor
de compasión, en donde Dios le sigue comunicando su amor para ver si se
arrepiente y vuelve a la Vida. Aquí, si el hombre muere y no se ha arrepentido,
no correspondiendo al amor de Dios, su destino final es el Infierno.
En todos los casos, el día del Juicio particular, Jesús mudará su
cayado de Pastor misericordioso de este mundo, que como Él lo dijo no es su
Reino, y lo transformará en un cetro de un Rey infinitamente Poderoso e inexorable, donde dará a cada
cual su merecido, y este es el error de la Doctrina “descafeínada” que se
predica en nuestros días, hacer creer que el que nos juzgará, será el Pastor
misericordioso de este mundo.
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