En el transcurso de mi Vida, me he topado con individuos, de una gran soberbia, porque tenían una cultura solo humana que no tiene absolutamente nada que ver con la Sabiduría divina, estos emitían el razonamiento siguiente:
"Si Satanás existe y tiene poder en la Tierra es porque Dios no, puede vencerle", y por consiguiente se permitían blasfemar y maldecir, como buenos hijos de Satanás.
Un razonamiento tan sencillo, es incompresible para ellos: El hombre es perfectamente libre en esta Tierra de escoger entre el bien y el mal, y para que esta máxima se pueda cumplir, Satán tiene que poder actuar en plena libertad, de la misma manera que Dios "tienta" al hombre para el Bien, y podríamos decir metafóricamente que la Gracia de Dios, que es el Amor y el perdón es su manera de "tentar", Satanás tiene que poder tentar para el mal, y metafóricamente hablando, su "Des-Gracia" es el odio y el rencor .
Y Dios que es Justicia, permite en esta Tierra el mal y el bien, de otra manera sería ir en contra la libertad, y no se podría producir la "Recreación del alma" que es la finalidad de la Creación del Universo.
San Juan de la Cruz explica que cuando Dios se comunica al alma en los arrobamientos, por razones de Justicia y de equidad, permite al demonio actuar, por esa razón todos los grandes Santos sufrieron ataques de Satanás, proporcionales a la intensidad de las comunicaciones divinas.
Y Estos individuos, proclaman por todas partes que Dios es menos fuerte que Satanás porque no puede derrotarlo, cuando en realidad por un solo pensamiento suyo podría aplastarlo, y eso es lo que ocurrirá al final de los tiempos, cuando la libertad haya desaparecido en la Humanidad, y todos serán o hijos de Satán o Hijos de Dios, lo que será la segunda muerte o la segunda Vida.
LAS ENFERMEDADES Y POSESIONES DE SATANÁS Y LAS ENFERMEDADES Y POSESIONES DE DIOS
De los cuadernos de Mª Valtorta 3-7-1.943
Dice
Jesús:
“Te he dicho ayer
que hay géneros de enfermedades que se salen de las comunes, es decir queridas
por fuerzas espirituales. Dios o Satanás, actuando uno desde el abismo del
Cielo, el otro desde el abismo del Infierno, afectan por causas distintas y con
distinto fin, a ciertas criaturas.
Pero, dada la fuente distinta y opuesta, una
enfermedad, la que viene de Dios, lleva consigo, sacándola de los manantiales de
una inmensurable Luz y de un inmensurable Amor, luz y amor para la criatura
mártir de su Dios. La otra, proviniendo del abismo del estado donde reina
Satanás, envuelve de tinieblas y de tormento.
He dicho criatura
mártir de su Dios. Sí. El alma que se ha abandonado a su Dios, totalmente,
se hace mártir. Dios mismo, actúa aquí de sacrificador, ni tampoco el martirio
de la criatura abandonada al Amor es menos cruento, aunque la sangre no se
derrame materialmente, del de la que es
inmolada por un verdugo, porque no solo la carne y la sangre, sino la
inteligencia, el alma y el espíritu, son torturados en un feliz martirio cuyo
fin, después de la crucifixión espiritual – que estigmatiza toda potencia del
ser, en la carne, en la sangre, en la inteligencia, en el alma, en el espíritu,
poniendo mi glorioso sello – es el abrazo ardiente con el Fuego mismo, con la
encendida Caridad, el hundimiento en la ardiente Unidad que es nuestra
Trinidad, el conocimiento completo de quien sea Dios y el poseer y ser poseídos
por Dios para siempre.
Sí, son dos las formas de enfermedades espirituales y
son dos las formas de posesión espiritual. Si se dice “poseído” de quien está
agarrado, atormentado, oprimido, dominado por Satanás, ¿por qué no se debe,
incluso con mayor razón, llamar “poseído” a quien está abrazado, aliviado,
modelado, dominado por Dios?
¡Beatífica, sublime, feliz posesión! El alma no tiene
más que abandonarse en amor, al Amor que la rodea, la abraza, la penetra, la
transporta, le da sentidos nuevos y conocimientos desconocidos a los mortales.
Es la zambullida en el remanso de Dios, remanso de luz, de Ciencia, de Caridad,
de toda Virtud. Es zambullida en el remanso de la Paz.
El alma sale
de allí, en aquellos escasos instantes en que sale – cada vez menos escasos
cuanto más unida está el alma en Dios – perfumada de la esencia de su Dios, y
ningún rastro de la Tierra ni del Infierno puede actuar sobre su espíritu
impregnado del aroma divino.
El alma
“poseída” por Dios se asemeja a Él de tal modo que hasta la forma externa y
material de su ser sufre modificaciones. Dios se trasluce en su mirada, en sus
palabras, en su sonrisa, en la Majestad nueva de su expresión, por lo que quien
la roza dice: “Aquí hay algo que no es de esta Tierra”
Nota
del que transcribe: Y de la misma
manera ocurre con el alma de los poseídos por Satanás: lo vemos en el rostro de
odio y de maldad, que se puede observar con espanto en la mirada y en los gestos
de los asesinos y violadores, como últimamente ha ocurrido en Estados Unidos
con la masacre de los asesinos en serie, y en cualquier otro lugar del mundo,
porque la mirada de Satán es inconfundible, es una mirada de odio y de maldad
que refleja perfectamente la esencia misma del Príncipe tenebroso. También aquí,
quien los roza puede decir: “Aquí hay algo que no es de esta Tierra”.
El alma
“Poseída” por Dios es preciosa vasija sigilada, pero de la que exhala el aroma
que la colma. Sigilada porque el Amor consagra y la posesión hace propiedad de
Uno solo y sólo Él solo abre y cierra ese sigilo puesto en ese espíritu que se
ha dado a Él. Exhala porque el aroma de Dios es tan potente que no solo llena
el interior de la vasija, sino que impregna la materia, de modo que el efluvio
espiritual se derrama y pasa entre la muchedumbre, purificándola del olor de
la carne y de la sangre.
Si las criaturas supieran que es la “Posesión” de
Dios, todos querrían ser “poseídos”. Pero para saberlo es necesario dar el
primer paso, el primer acto de generosidad, de renuncia, y después perseverar
en aquel primer acto. Lo demás viene, porque como una onda eléctrica emitida
por el polo A, viene atraída por el polo más fuerte Z, así igualmente el alma
que se ha puesto en la órbita de Dios, viene atraída por Él mismo, desde
cualquier punto de la órbita donde se encuentre.
Porque Yo soy el Alfa y el Omega y abrazo todo cuanto existe. Solo el querer
humano contrario, que pone bajo el sigilo de la Bestia, desvía mi acción,
porque Yo os he hecho libres y no violo vuestra voluntad. Por ello, si vuestra
voluntad es carne y sangre, o sea es Satanás, mi Voluntad no puede actuar
porque mi Voluntad es Espíritu y actúa
sobre vuestro espíritu y el espíritu muere donde reina la materia.
Hay que
renacer en el espíritu para poder entrar en la Órbita de Dios y vencer a la
carne y a su dueño: Mamona. Entonces se da la “posesión”. Paraíso anticipado
sobre la Tierra, feliz ascensión del alma al Cielo en la muerte, plenitud del
Paraíso en mi Reino donde los “Míos” estarán conmigo para siempre, luz en la
Luz, paz en la Paz, alegría en la Alegría, gloria en la Gloria”.
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