MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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miércoles, 18 de febrero de 2015

SED PEQUEÑOS Y AMAD, COMO EL NIÑO QUE ES SENCILLO, HUMILDE, Y QUIERE SER COMO SU PADRE QUE ADMIRA, Y AMA.



EL ESPÍRITU SANTO SOLO SE COMUNICA CON LOS HUMILDES





Dictado del 11/1/1.948

A los Romano, cap 2º, vv 2 hasta el 8º


              Dice San Pablo, el autor Santísimo:

        “El Juicio de Dios es conforme a verdad, bien sea para el réprobo, para el tibio, como para quien arde en tan purísimo amor que le lleva hasta el sacrificio. Ni el patrimonio, ni el ropaje, ni la condición, ni la posición harán cambiar el juicio de Dios. Como tampoco valdrán para confundirle las dobleces y artificios de que suele echarse mano para engañar a los hombres, lo mismo que las hipocresías, los falsos actos de bondad, de fe, de honestidad y de amor.
           Las palabras del Maestro son siempre vivas y justas, bien sea cuando dicen: “No solo el que dice ¡Señor!, ¡Señor!, entrará en el Reino de los Cielos”, como cuando pone en parangón al publicano con el fariseo o da el código maravilloso de la Nueva Ley con el sermón de la montaña (Mateo cap. 5-6-7).
            No hay mutación en la Ley porque la haya en los tiempos; ni variará el Juicio, porque Dios siempre juzgará con arreglo a verdad y justicia. Y con más rigor será juzgado aquel que tiene la misión de juzgar si se arroga tal derecho, porque más severamente será juzgado y más se le ha de exigir a quien tuvo más conocimiento de la Ley. Y esto será así porque está dicho: “No juzguéis para que no seáis juzgados”.
          ¡Sed pequeños! Sed pequeños, vosotros a quienes amo. Si lo sois, Yo os enseñaré la Sabiduría. Os la enseñaré con mi Amor. Por qué sabedlo, la Sabiduría más se aprende con el Amor que con la instrucción. Yo que os amo y vosotros que me amáis, seamos luz para entender las palabras de la Sabiduría que, sin la luz del Amor, únicamente con la cultura, resultan oscuras en todo o en parte.
         Por esto nunca terminará de gritar el Amor: “Es mediante la caridad como tendréis salvación y paz”. Porque quien tiene caridad no desprecia las riquezas de la bondad divina ni de su paciencia y tolerancia: el que tiene caridad, ama la penitencia, no juzga, no condena, no da escándalo ni se hace tibio, frío o sordo de corrupción.
          El que tiene caridad, desarma el Corazón de Dios por más que se reconozca culpable. Dios perdona a quien le ama y llora sobre su seno, y no dará a cada uno según sus obras siempre imperfectas, como de hombre, sino teniendo en cuenta su amor que a menudo es mayor que su propia capacidad de hacer el bien. Hasta el deseo de perfección será tenido en cuenta siempre que sea un deseo activo, es decir, un deseo verdadero que si no se realiza plenamente es tan solo porque la criatura no tiene capacidad suficiente para cumplirlo.
         Dios ve. Ve con realidad plena. Y como sólo puede ver Dios perfectísimo: con una perfección que no se detiene ante las apariencias y juzga con perfección tras paciente espera”.



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