En mi época de estudiante, en la asignatura de química mineral y orgánica, recuerdo haber estudiado que cuando se quería separar dos elementos amalgamados, se introducía en el producto un aditivo, llamado catalizador que provocaba la separación de los dos componentes, y sin el cual dicha separación era imposible.
Pues bien, lo mismo ocurre espiritualmente hablando: es necesario en este mundo el catalizador llamado mal, error y pecado, cuyo padre es Satán, para precipitar los dos componentes: Bien y Mal, que todos los hombres, en más o menos medida, tenemos en nuestro interior, como consecuencia de la enfermedad hereditaria que nos transmitieron nuestros padres Adán y Eva, cuando escogieron libremente ser mordidos por la serpiente infernal, que les inoculo el veneno del conocimiento del bien y del mal.
Naturalmente, Yahvé les ofreció el único antídoto capaz de evitar la parálisis del sistema nervioso y muscular del alma: es el fruto del Árbol de la Vida: Nuestro Sublime Redentor Jesús, el Hijo de Dios. Desgraciadamente muchas almas no creen en este potentísimo antídoto, y se entregan a la muerte del alma que siempre termina en el Reino de Satanás.
Pero el mal estaba introducido ya en el alma y se tienen que hacer unos duros ejercicios de rehabilitación para poder recobrar la inocencia perdida, condición necesaria y suficiente para poder entrar en el Reino de los Cielos, ejercicios duros y penosos sin los cuales, el alma nunca podría recuperar su hermosura primitiva que tenía antes de comer del fruto envenenado de Satanás, y que son necesarios para volver a ser herederos del Reino de los Cielos.
Dice el Ángel Azarias:
Fijaos en la crisálida oculta en el capullo: un bicho feo que se oculta de buen grado por la repugnancia que produce. Mas si la crisálida ha de esquivar su destrucción por parte del hombre, del hielo, de las aves, de las lluvias y sobrevivir, ha de permanecer pegada a su capullo allá donde el cuidado providente de quien la depositado la puso, y he aquí que entonces, en el momento fijado por leyes inmutables y sabias, se abre el capullo y el hombre contempla estupefacto como aquel gusano inerte y repugnante se convertía en una grácil y hermosa mariposa.
Lo mismo hace Dios con sus fieles a favor de ellos. Toma los nefandos, crueles y repelentes hechos humanos, queridos por el egoísmo, el odio y la aridez de la mayor parte de los hombres, hechos que golpean como el granizo y hieren como flagelos a la parte mejor, a la vez que a aquella que merece torturarse mutuamente al perder la fraternidad humana, transformada como esta en una ingente turba de fieras y de demonios, y así con que los fieles de Dios sepan estar donde el providente cuidado de Dios los puso: en el radio de su Luz, los transforma en cosas optimas y en dones perfectos.
Por donde se ve que, de una común desventura, se deriva una selección y así los hijos de la Luz, porque saben ver, se hacen mas luminosos y elegidos, al tiempo que los hijos de las tinieblas se hacen cada vez mas tenebrosos y réprobos, ya que ni la constatación de tanto mal provocado por su malvado querer, les hace arrepentirse o recapacitar al menos para, de este modo, iniciar el retorno a Dios.
Por eso, hijos buenos de mi Señor, sabed ver, ver sobrenaturalmente. Ver como de las torturas mundiales que sufrís, que son obra de los hombres, podíais obtener un aumento de méritos y de gloria. Ver por tanto, mas allá de las manos garrudas del Mal y de los malvados que os apresa y atormenta, la Mano Santísima del Padre que os proporciona el medio para poseer un don excelso y eterno por vuestra paciencia, vuestra fe y vuestra aceptación de lo que no se puede rechazar, atribuyéndolo todo a Dios.
He aquí por qué puede sabiamente decirse que toda cosa optima y todo don perfecto vienen de lo Alto, mientras que las cosas malas e imperfectas salen de allá abajo, aflorando como esporas maléficas que las recogen aquellos que son siervos del bajísimo, esparciéndolas como lluvia tormentosa sobre toda la Humanidad.
"Todo don perfecto procede de lo alto y desciende del Padre de las Luces".
Ved cuanta seguridad proporciona esta frase: “Desciende del Padre de las luces". Si, es Padre de las luces, ¿Como ha de poder ser jamás como el que bracea entre tinieblas y escoge al azar lo que la oscuridad le viene a la mano, desconociendo por tanto, su naturaleza y efectos? No, no puede ser tal. Así pues, estad confiados, queridos hijos de este Padre de las luces, estad confiados. El sabe que, cuando y como daros los dones perfectos para haceros perfectos. No lo rechacéis, no uséis mal de ellos y no los corrompáis. Aceptadlos con humildad, con tanta mayor humildad cuanto los dones sean mas extraordinarios. (…)
Lo dice Santiago: "del Padre de las luces en el cual no hay variación ni sombra de mutación.
(…) Nuestro Santísimo Señor Jesús, por ser igual al Padre, no mudó su corazón con los Apóstoles. Aun no ignorando quien era Judas, el voluble por excelencia, no cambio Jesús. Hasta el postrero instante trato a Judas como Apóstol y amigo. En la cena, lo purifico como a los otros, se dio a el en comunión como a los demás y en Getsemaní le saludo una vez mas como amigo.
Y, si por un suponer Judas, en vez de ahorcarse, hubiera corrido al pie de la Cruz, el Moribundo hubiera hecho acopio de de sus fuerzas para decirle de nuevo. "Amigo, a que has venido? ¿Para conseguir el perdón? Ahí lo tienes, y completo. Vete y no peques mas. Ámame y haz que me amen”.
Y habríale dicho a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tus hijos”, acumulando el inocente al deicida arrepentido.
Y NI SIQUIERA LA MUJER SANTÍSIMA, LA CRIATURA MAS GRANDE DESPUÉS DE DIOS, HABRÍALE RECHAZADO POR CUANTO ELLA ES LA SANTA, SEGUNDA TAN SOLO EN PERFECCIÓN RESPETO DE DIOS.
EL LLANTO DE JUDAS AL PIE DE LA CRUZ HABRÍA SIDO PARA EL MUNDO LA PLEGARIA SUPER PERFECTA DE JESÚS A FAVOR DEL PECADOR. MAS EL MUNDO NO ERA MERECEDOR DE CONTAR CON LA EXACTA MEDIDA DE LO QUE ES EL AMOR MISERICORDIOSO. Y ASÍ TAL PLEGARIA NO SE PRONUNCIO.
Ahora bien, Jesús, Dios como el Padre, jamas mudó su corazón ni su pensamiento respecto a los elegidos. El no, sino Judas fue el que mudo de corazón y de pensamiento, condenándose libremente. Él, dice Santiago, de su voluntad nos engendro con la palabra de verdad a fin de que seamos cual las primicias de sus criaturas".
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