EL RETORNO DEL ALMA A DIOS |
Cuentan que una persona decía que se le aparecía el Sagrado Corazón de Jesús, una amiga que era muy creyente, enterada del asunto y algo escéptica, quiso averiguar si era verdad.
Le dijo: "Vamos a ver si dices la verdad, ayer confesé al sacerdote un pecado muy grave, pregúntale al Sagrado Corazón y entonces, yo te creeré si aciertas a decirme que pecado era", la vidente le contestó: "Se lo preguntaré". Pasados unos días, esa persona le preguntó: "¿Te ha dicho el Sagrado Corazón que pecado era?", ella le contestó: "Se lo pregunté, pero me ha dicho: ¡Ya no me acuerdo!"
Este relato, estremecedor, que cuando lo recuerdo, me inspira una profunda confianza en Dios, demuestra como Jesús perdona y olvida por completo los pecados, por muy graves que sean, siempre que haya verdadero arrepentimiento, y deseo de enmienda.
A ese respeto, recuerdo haber leído en las obras de San Juan de la Cruz, que en el Cielo, el alma se dará entonces cuenta, como Dios la ha perdonado y olvidado por completo todos los pecados que cometió en su vida terrena.
Satanás, el maldito y eterno enemigo de Dios y del alma, trata de infundir en las almas todo lo contrario: "¡Dios no te perdonará nunca los pecados tan grandes que has cometido!", lo que es exactamente lo contrario de lo que dijo cuando nos ha impulsado a cometerlos, diciendo entonces: "¡Si lo que vas a hacer no tiene la menor importancia, Dios es un Padre tan bondadoso, que nunca te pedirá cuenta de estos pecados!".
Ahora dice lo contrario para infundir el desánimo y la desesperación y así paralizar el alma, para que no se acerque nunca más a Dios, nos recuerda perfectamente todos nuestros pecados, y constantemente nos dice: ¿Como te va a perdonar Dios ese pecado, y aquel otro, y ese? Lo recuerda con todo detalle, ya que Satanás sabe que cuando el alma haya probado la dulzura del contacto místico con Dios, que es cuando el alma se acerca a la santidad, la tiene entonces perdida.
Ahora dice lo contrario para infundir el desánimo y la desesperación y así paralizar el alma, para que no se acerque nunca más a Dios, nos recuerda perfectamente todos nuestros pecados, y constantemente nos dice: ¿Como te va a perdonar Dios ese pecado, y aquel otro, y ese? Lo recuerda con todo detalle, ya que Satanás sabe que cuando el alma haya probado la dulzura del contacto místico con Dios, que es cuando el alma se acerca a la santidad, la tiene entonces perdida.
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