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Dios Todopoderoso, has creado el género humano y también el universo a imagen y semejanza tuya, y has dotado solo al ser humano de una alma inmortal, y lo has hecho rey de todo lo que existe en la Tierra, lo que le diferencia de los animales, todo lo que está creado está unido por un lazo común que es el motor que mueve toda la creación.
Todo está regido por las leyes que tu has creado: los animales por las leyes naturales que es el instinto que dirige todas sus acciones, que parece que es propio de su inteligencia y sabiduría, cuando en realidad son atributos tuyos, que están hechos para poder sobrevivir y que pueden evolucionar para adaptarse al medio cambiante en el que viven en este mundo, a diferencia del hombre que dispone de libertad para que además pueda alcanzar la Vida Eterna si escoge seguir las Leyes que son tus mandamientos, y procurar seguir el ejemplo de tu divino Hijo Jesucristo.
Esas Leyes están virtualmente inscritas en su alma a través de la conciencia y de la razón, que le dicen que hay un mundo eterno y un Creador omnipotente, como lo canta continuamente todo lo creado en el Universo. Son los dos testigos del Apocalipsis. Pero llegará el momento, como está profetizado en el Apocalipsis, que esos dos testigos serán muertos por la gran mayoría de los seres humanos, los cuales se regocijarán y se mandarán regalos entre ellos.
Ellos tienen poder de cerrar el cielo para que la lluvia no caiga los días de su ministerio profético y tienen poder sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con todo genero de plagas cuantas veces quisieran (Ap 11, 4-6).
Estos testigos, cuando son menospreciados tienen poder de provocar en la Tierra sequías, y guerras que trasforman el agua en sangre, esto quiere decir la paz en guerra, como dijo la Santísima Virgen en Fátima que la primera guerra mundial era debida a los pecados de la humanidad, y que si la gente no se arrepentía que vendría otra peor, que es la horrible segunda guerra mundial. Y ahora estamos con la plaga de la pandemia del coronovirus.
Cuando hubieren acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo, les hará la guerra, y los vencerá y les quitará la vida. Su cuerpo yacerá en la plaza de la gran ciudad, que espiritualmente se llama Sodoma y Egipto, donde el Señor fue crucificado. Los pueblos, las tribus las lenguas y las naciones verán sus cuerpos durante tres días y medio y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en el sepulcro. Los moradores de la Tierra se alegrarán a causa de ellos y se regocijarán, y mutuamente se mandarán regalos, porque esos dos profetas eran el tormento de los moradores de la Tierra (Ap 11- 7, 10)
Traducción de ese lenguaje espiritual del Apocalipsis
Cuando la conciencia y la razón hayan dado su testimonio, Satanás que sube del Infierno, les atacará y los vencerá, y les quitará su poder que es quitarles la vida. La Verdad y la Razón que son los dos testigos, yacerán en el centro de todos los países como ocurrió en Sodoma y Gomorra y el el Gólgota donde Cristo fue crucificado, todo el mundo verán sus cuerpos muertos durante tres días y medio, quiere decir que no podrán borrar de su memoria lo que representan, por eso no podrán sepultarlos. Todos los moradores de la Tierra que son los vividores y hedonistas, se alegrarán a causa de ello, pensando que han apagado sus enseñanzas, porque eran los que les decían la verdad que "muerde" y que les reprochaba su mala conducta, se mandarán regalos, que son las felicitaciones por haber desarraigado esas voces.
Después de tres días y medio, un espíritu de vida que procede de Dios entró en ellos y los hizo levantar sobre sus pies, y un temor grande se apoderó de los que le contemplaban. Oí una gran voz del Cielo que les decía: "Subid acá". Subieron al cielo en una nube y viéronlos subir sus enemigos (Ap 11-11, 12).
Solo la intervención de Dios puede que los dos testigos recuperen la vida, pero entonces, estando el mundo corrompido, Jesús no volverá ya nunca más a la Tierra, ya que solo ha habido una muerte y resurrección. Esa terrible pasión y muerte de Jesús, en vez de promover y renovar a la humanidad para la virtud y el bien, al no surgir efecto, provoca la ira de Dios y acelera el fin del mundo precedido por terribles castigos a la humanidad deicida.
En aquella hora se produjo un gran terremoto, y vino al suelo la décima parte de la ciudad, y perecieron en el terremoto hasta siete mil seres humanos, y los restantes quedaron llenos de espanto y dieron gloria a Dios y al cielo. El segundo ¡ay ! ha pasado; he aquí que llega el tercer ¡ay! (Ap. 11- 13, 14)
Está visto en este escrito que solo el castigo de Dios es el que hace recordar a los culpables que todos los castigos son debidos a los pecados, mucha gente se llena de espanto y da Gloria a Dios y al cielo por haber sobrevivido a la catástrofe, es los que está ocurriendo con la Pandemia actual, pero ya no puede haber retorno, cuando el sacrificio de la Pasión y muerte de Jesús ya es inútil para cambiar a la humanidad sobreviene entonces el fin que es el tercer ¡ay!
El séptimo ángel tocó la trompeta y oyéronse en el cielo grandes voces que decían: Ya llegó el Reino de nuestro Dios y de su Cristo sobre el mundo y reinará por los siglos de los siglos. Los 24 ancianos que estaban sentados delante del trono de Dios, cayeron sobre sus rostros y adoraron a Dios diciendo: Dámoste gracias, Señor Dios todopoderoso, el que es, el que era, porque has cobrado tu gran poder y entrado en posesión de tu Reino. Las naciones se habían enfurecido, pero llegó tu ira, y el tiempo de que estén juzgados los muertos, y de dar la recompensa a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y destruir a los que destruían la Tierra. (Ap 11- 15, 18)
Bendito sea Dios que barrerá a todos los que quisieron destruir las leyes de Dios, imponiendo las leyes satánicas como el Aborto y la Eutanasia, así como toda la tradición cristiana que ha dado prosperidad material y espiritual a la humanidad. Bendito seas por dar entonces su castigo merecido a los malvados y su recompensa a los que han sabido guardar tus leyes, y que han sabido reconocer la diferencia infinita que hay entre el pecado y la Virtud, haciendo caso a los dos testigos que son su razón y su conciencia grabados por Dios en cada ser humano.
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