MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 21 de agosto de 2018

ORACIÓN PARA LOS CLERIGOS Y LOS SACERDOTES, QUE DEBEN DE SER NUESTROS MAESTROS. QUE JESÚS INVISTIÓ CON PODERES SOBRENATURALES, COMO SON DARNOS A DIOS Y PERDONAR NUESTROS PECADOS.



Los Sacerdotes tendrían que ser los educadores y
 los médicos de las almas.




REFLEXIÓN PERSONAL



En los cuadernos de María Valtorta, hay un pasaje en donde Jesús le explica la visión del Apocalipsis, en donde el dragón barre con su cola la tercera parte de las estrellas del cielo. El significado es este: esas estrellas son los Sacerdotes, y el trabajo preliminar de Satán es hacerlos caer, ya que él sabe muy bien, como así lo dice Jesús, que una vez que han caído, tiene el campo libre para hacer caer igualmente mucho más fácilmente a los fieles, para los cuales los Sacerdotes son las lumbreras que iluminan la noche del Espíritu.

El Papa, dirigiéndose a los sacerdotes en el encuentro en Madrid de la J.M.J., no tuvo reparo en afirmar que el que no sienta verdadera vocación, es mejor que abandone el futuro ministerio, por la responsabilidad tan grande que tienen los sacerdotes para la comunidad.

Bajo mi punto de vista, igual que, gracias a este Papa se expulsan los Sacerdotes pederastas, se tendrían que expulsar igualmente a los Sacerdotes que predican doctrinas contrarias a las enseñanzas de la Iglesia, a la tradición y a la Doctrina de los Santos Padres, negando el Infierno, la existencia del Demonio, y que pintan un Dios hecho a su semejanza y acorde con sus ideas heréticas.

No se trata de restablecer la Inquisición, pero hoy día, cualquier profesional que no cumple adecuadamente con su tarea, sea ingeniero, profesor o cualquier trabajador que no sabe ejercer su profesión, es expulsado de su trabajo, lo mismo hay que hacer con ciertos sacerdotes que están contaminando al Pueblo de Dios con su doctrina herética y contraria a las enseñanzas tradicionales de la Santa Iglesia, porque aquí se trata de un asunto más importante que cualquier otro oficio: La salvación de las almas, con la ayuda de la verdadera Doctrina de Jesús-Dios. 

Santo Tomas de Aquino dice sin contemplaciones que los Prelados deben de ser argüidos públicamente cuando predican doctrina adulterada y hay peligro para la Santa Fe. Si no se obra de esa manera, Satán tendrá las manos libres para corromper cada vez más a la gente incauta, y a los fieles que creen firmemente todo lo que dicen los Sacerdotes.





PARA LOS SACERDOTES
De los cuadernos de María Valtorta

           Dice Jesús:

       “Ora, ofrenda y sufre mucho por mis sacerdotes. Mucha sal se ha vuelto insípida y las almas sufren por ello perdiendo el sabor de Mí y de mi Doctrina.

Hace algún tiempo que te digo esto, pero tú no quieres escucharlo. Y no quieres escribirlo. Te retraes. Entiendo el por qué. Pero antes que tú, otros han hablado de ello, por mi inspiración, y eran santos. Es inútil querer cerrar los ojos y los oídos para no ver y no oír: la verdad grita incluso con el silencio. Grita con los hechos que son la palabra más fuerte.

¿Por qué no repites la oración de María Magdalena de Pazzi? Antes la decías siempre. ¿Por qué no ofreces parte de tus sufrimientos cotidianos para todo el sacerdocio? Oras y sufres por mi Vicario. Está bien. Oras y sufres por algún consagrado o consagrada que se encomiendan a ti o hacia los cuales tienes un especial deber de gratitud. Pero no es suficiente. Y por los otros ¿Qué haces? Has puesto una intención de sufrimiento por el clero el miércoles. No basta. Es necesario que todos los días ores por mis sacerdotes y que ofrezcas parte de tus sufrimientos por esto. No te canses nunca de orar por ellos, que son los mayores responsables de la vida espiritual de los católicos.

Si basta que un laico haga por diez para no escandalizar, mis sacerdotes deben hacer por cien, por mil. Deberían ser semejantes a su Maestro en pureza, caridad, desapego de las cosas del mundo, humildad, generosidad. En cambio, el mismo relajamiento de vida cristiana que hay en los laicos está en mis sacerdotes y en general en todas las personas consagradas por votos especiales. Pero de estas hablaré después.

Ahora hablo de los sacerdotes, de quienes tienen el honor sublime de perpetuar desde el altar mi Sacrificio, de tocarme, de repetir mi Evangelio.

Deberían ser llamas. En cambio son humo. Hacen fatigosamente lo que deben hacer. No se aman entre ellos y no os aman a vosotros como pastores que deben estar preparados para darse completamente, incluso con el sacrificio de sus vidas, para sus ovejitas. Vienen a mi Altar con el corazón lleno de preocupaciones de la tierra. Me consagran con su mente en otra cosa y ni siquiera mi comunión enciende en su espíritu esa caridad que debe estar viva en todos pero que debe ser vivísima en mis Sacerdotes.

Cuando pienso en los diáconos, en los Sacerdotes de la Iglesia de las catacumbas, y los comparo con los de ahora, siento una infinita piedad por vosotros, multitudes que os quedáis sin o con demasiado poco alimento de mi Palabra.

Aquellos diáconos, aquellos Sacerdotes tenían en contra a toda una sociedad malévola, tenían en contra el poder constituido. Aquellos diáconos, aquellos Sacerdotes debían desempeñar su ministerio entre mil dificultades; el más incauto movimiento les podía hacer caer en manos de los tiranos y conducirlos a morir escarnecidos. Sin embargo, ¡cuanta fidelidad, cuanto amor, cuanta castidad, cuanto heroísmo había en ellos! Han cimentado con su sangre y con su amor a la Iglesia naciente y de cada uno de sus corazones han hecho un altar.

Ahora resplandecen en la Jerusalén Celestial como tantos altares eternos sobre los cuales Yo, el Cordero, descanso complaciéndome en ellos, mis intrépidos confesores, los puros que han sabido lavar las suciedades del paganismo que los había saturado de sí durante años y años antes de su conversión a la Fe, y que salpicaba su fango sobre ellos incluso después de su conversión, como un océano de barro sobre rocas inquebrantables.

Se habían bañado en mi Sangre y habían venido a mí con blancas estolas que tenían por adorno su sangre generosa y su caridad vehemente. No tenían vestidos externos, ni signos materiales de su milicia sacerdotal. Pero eran Sacerdotes en el ánimo. Ahora existe el vestido externo pero su corazón ya no es mío.

Tengo piedad de vosotros, greyes sin pastores. Por esto todavía detengo mis rayos: porque tengo piedad. Se que mucho de lo que sois proviene de que no estáis sostenidos.

¡Son demasiado pocos los Sacerdotes verdaderos que se parten a si mismos para prodigarse a sus hijos! Nunca como ahora es necesario rogar al Dueño de la mies, que mande verdaderos obreros a su mies, que cae mustia porque no es suficiente el número de verdaderos incansables obreros, sobre los cuales se posa mi ojo con bendiciones y amor infinitos y agradecidos. Como me gustaría poder decir a todos mis Sacerdotes: “¡Venid, siervos buenos y fieles, entrad en el gozo de vuestro Señor!”.

Reza por el clero secular y el conventual.

El día en que el mundo no hubiera más Sacerdotes realmente sacerdotales, el mundo terminaría en un horror que la palabra no puede describir. Habría llegado el momento de la “abominación de la desolación”. Pero llegado con una violencia tan espantosa, por ser un infierno traído sobre la tierra.

Reza y di que se rece para que toda la sal no se haga insípida en todos menos en Uno, en el último Mártir que estará para la última Misa, porque hasta el último día existirá mi Iglesia militante y el Sacrificio será cumplido.

Cuantos más verdaderos Sacerdotes existan en el mundo cuando se hayan cumplido los tiempos, menos largo y cruel será el tiempo del Anticristo y las últimas convulsiones de la raza humana. Porque “los justos” de los que hablo cuando predigo el fin del mundo, son los verdaderos Sacerdotes, los verdaderos consagrados en los conventos esparcidos sobre la tierra, las almas víctimas, hilera desconocida de mártires que solo mi ojo conoce mientras que el mundo no los ve, y quienes actúan con verdadera pureza de Fe. Pero estos últimos son, aun sin que ellos lo sepan, consagrados y víctimas.












sábado, 18 de agosto de 2018

EL HOMBRE TIENE QUE QUERER SER COMO DIOS, POR AMOR Y NO POR EGOÍSMO.COMO ASÍ LO HIZO LUCIFER


Expulsó al hombre y puso delante del jardín del Edén un Querubín,
que blandía flameante espada para guardar el camino
 del árbol de la vida (Gen 3, 24)



Reflexiones personales


La única cosa segura que hay en este mundo, es que todos moriremos algún día, y que somos más o menos pecadores, todo lo demás hay que ponerlo en duda, aunque venga alguien a convencernos de lo contrario, y lo confirme con milagros. Dios nos dará la Vida Eterna si lo amamos, y le pedimos perdón, entonces, nunca nos abandonará, ya que nunca abandona a los que le quieren, muy al contrario como una madre, siempre nos cuida y nos protege.

La gente se condena cuando deja de amarlo, y se aparta de Él, aún así, en este mundo siempre espera que volvamos, y está dispuesto a perdonarnos si nos arrepentimos, como el padre del hijo pródigo de la parábola. El único peligro de las ovejas es apartarse del Pastor, porque sin su protección, el lobo se apodera de ellas. Lo mismo ocurre con las almas, fuera de la protección del Hijo de Dios, el Demonio tiene las de ganar, por eso intenta por todos los medios romper el lazo de unión que une el alma con Dios, que es el Amor, y muchas veces lo consigue porque Dios deja libertad absoluta a las almas, las cuales se apartan de Dios cuando son Orgullosas, Desobedientes, Irreflexivas y Ociosas. (O.D.I.O.).

Solo el Amor a Jesús nos dará la Vida Eterna, porque crea un lazo que nos mantiene firmemente unido a Él, que es Todopoderoso. Para que ese Amor sea imperecedero, las almas tienen que ser Amables, Maleables, Obedientes y Razonables. (A.M.O.R ).

Tanto Lucifer y sus ángeles, como los justos quieren ser semejantes a Dios, pero los primeros lo hacen con soberbia y O.D.I.O. y los segundos con humildad y A.M.O.R.

La única manera de conseguir ese deseo, es pasando por la espada flameante del Querubín, que quiere decir sufrir para borrar en nosotros las raíces del pecado Original, esto se logra siguiendo a Jesús con nuestra cruz, y perdiendo nuestros deseos mundanos, que es perder su vida para ganarla por la eternidad, como lo dice Jesús. 




De Azarías, el Ángel de la guardia de María Valtorta  (19/1/1.947)


[…] La concupiscencia de ser semejante a Dios, no porque el deseo provenga del conocimiento de vuestra condición y del amor, que os muevan a conseguir una protección que os haga dioses, sino del orgullo, es la misma concupiscencia de Lucifer. Y como toma la forma y la violencia del Rebelde, toma igualmente su tenacidad.

Os dijo vuestro Maestro santísimo: “sed perfectos como mi Padre”. Por eso no es culpa sino obediencia tender a esa perfección que os asemeja a vuestro Padre. Ahora bien, la perfección comporta justicia y en la justicia hay únicamente amor. En la justicia y en el amor hay siempre humildad y sabiduría, y en la humildad y sabiduría, el deseo de ser semejantes a Dios, que no ha de confundirse con el orgullo ni la ignorancia de quererlo ser en poder y en infinitud, afín de hacer las mismas cosas que Él hace y aún mayores, superándolo, dominándole y destronándole, diciendo: “Yo soy”, como trató de hacerlo Lucifer y como lo dijo, sino que permanece puro y todo amor, nada más que amor, Amor que mueve a los hijos a imitar al Padre y al Hermano divinos para ser perfección en la bondad y en la caridad. En eso y no en la sed de hacer las obras estupendas que hace Dios, Creador y Señor del Cielo y de la Tierra.

[…] Hay otros pecados, precisamente con el pecado de concupiscencia espiritual, que se encuentran (¿cómo no?) entre las filas de los católicos que se creen fervorosos, y lo son a su manera. Lo son más con el injusto fervor y con el desordenado amor. En tiempo de Jesús nuestro Señor, ellos estarían en las filas de los Fariseos. Actualmente se encuentran entre los desordenados en religión.

¡Y son tantos…! Son todos aquellos que – lo son únicamente porque no dejan pasar un día sin ir a la Iglesia, respetan la abstinencia y el ayuno a toda costa, hasta el punto incluso de desatender al marido, a la mujer o a los hijos y, de este modo, fomentar en ellos la libertad, que en un buen católico, debería ser el cuidado de impedir que surja; o, faltando a la caridad con un enfermo, se olvidan que la asistencia al que está enfermo es, por la misericordia practicada, rito de honor y de amor hacia Dios que se oculta en el propio enfermo – son aquellos que, porque hacen esto, tienen para su alma una religión desordenada.

Desordenada por ser egoísta. Desordenada por su sed de alabanzas de los hombres que ven su fervor (exterior) y su diaria oración (externa). Más Dios penetra el fondo de los corazones y de las cosas. Ve el verdadero móvil de tantas prácticas, al igual que las consecuencias de las mismas, todas ellas exteriores. Y no las aprueba, porque Dios es Amor y Orden y quiere, por tanto, orden y amor en todas las cosas.





POR RAZONES DE JUSTICIA UN PECADO GRAVE, PARA SER PERDONADO, NECESITA UN ARREPENTIMIENTO SINCERO, UN DESEO DE ENMIENDA Y UNA PENITENCIA PROPORCIONAL A LA CULPA.


EL ALMA DE LOS DEGOLLADOS POR HABERSE  MANTENIDO
FIELES, SON COMO JESÚS LAS VÍCTIMAS EXPIATORIAS
 DE TODOS LOS PECADOS DE LA HUMANIDAD


El clamor de los Mártires en el Cielo, pidiendo venganza para sus verdugos, es un acontecimiento que nunca llegarán a comprender la gran mayoría de los fieles y Consagrados relativistas, y "bonistas", que ponen en plan de igualdad al Santo con el sádico pecador. 

Es verdad que todos nosotros tenemos que perdonar a nuestros enemigos y verdugos, por la sencilla razón, de que si no perdonamos a los que nos ofenden, tampoco se nos perdonarán nuestras faltas, como así lo pedimos en el Padre Nuestro.

Es también verdad que Jesús en la Cruz, nos dio el ejemplo diciendo: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Luc 23, 34)", para poder cumplir con la Redención, ya que Jesús, en su naturaleza humana pedía perdón al Padre en nombre de toda la humanidad, pasada, presente y futura, porque estaba cargado con todos sus pecados, ya qué sin estas palabras, no se podría haber producido la Redención.

Pero no hay que olvidar que en el Juicio contra Jesús, en presencia de Poncio Pilato, este se lavó las manos ante la intransigencia del Pueblo Judío, que pidió la sentencia de muerte para Jesús: "Y todo el pueblo contestó diciendo: Que caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos" (Mat 27,25), esto fue la causa que llevó a la masacre, la esclavitud y la deportación de todos los Judíos, y lo que provocó la diáspora de ese Pueblo, llegando a su culmen con el nazismo.

Tampoco hay que olvidar que, cuando ciertas mujeres de Jerusalén, lloraban amargamente, cuando Jesús cargaba con la cruz, camino del Calvario, "Vuelto a ellas, Jesús dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí; llorad más bien por vosotras y vuestros hijos, porque días vendrán que se dirá: Dichosas las estériles y los vientres que no engendraron, y los pechos que no amamantaron. Entonces dirán a los montes: Caéd sobre nosotros; y a los collados: ocultádnos, porque si esto se hace con el leño verde, con el seco, ¿que será? (Luc 23, 28-31), Oráculo que se cumplió unos años después, con la destrucción de Jerusalén, la masacre y la deportación de todos los Judíos de Israel.

Tampoco se pudo cumplir la petición de Jesús que pedía perdón: y es que para qué el Padre perdone a las almas, estas tienen a su vez que perdonar, y los Judíos no pidieron perdón por la muerte de Jesús, por eso ese perdón solicitado no se les pudo ofrecer, ya que para colmo surgió entre ellos un falso profeta que se creía el nuevo Mesías, el enviado, el escogido por Yahvé, para derrotar al Imperio romano. Y el caso más flagrante es el del sumo Sacerdote Caifás, y de toda la retahíla de rabies, fariseos y escribas, así como todo el Pueblo Judío que quiso indultar a Barrabas, y condenar a Jesús. 

El Evangelio relata que a la hora de la muerte de Jesús, hubo tinieblas, terremotos y que muchos justos resucitaron y se aparecieron a gente en Jerusalén. Caifás que se había desgarrado las vestiduras, cuando Jesús proclamó su divinidad, se tuvo que enterar que a la hora de la muerte de Jesús, el velo del templo que tapaba la esencia de Yahvé, se rajó de arriba a bajo, prueba evidente del abandono de Dios al Pueblo Judío, pero ni él ni todos sus seguidores se arrepintieron, lo que hubiera traído el perdón de Jesús. 

El Judaísmo pasó entonces  de ser el Pueblo de Dios, a ser un pueblo deicida, que se desgajó como una rama podrida del árbol de Jesé. Los Cristianos son el verdadero Pueblo de Dios, porque han reconocido al Mesías, como había sido profetizado desde el inicio. Jesús le dijo a los Judíos que Abrahán el Padre de todos los creyentes, había visto su nacimiento y se alegró. En la transfiguración, estaban Moisés y Elías, las dos figuras más importantes del antiguo Testamento.   

La petición de perdón se aplicó y se sigue aplicando, solo para los que cumplen con el mandamiento del perdón con un arrepentimiento profundo y sincero, proporcional a la culpa, y eso no se produjo en el pueblo Judío, que aún está esperando el Mesías. Han recibido ya su castigo, falta aún el arrepentimiento y la petición del perdón por el deicidio, hecho que según las profecías tendrá lugar antes de la venida del Anticristo, lo que provocará el furor del Demonio.




jueves, 16 de agosto de 2018

DISCURSO DE JESÚS PARA SUS DISCÍPULOS Y LOS PASTORES.


Y ESO ES PORQUÉ EL MUNDO  ES UN ESPEJISMO, QUE ESTÁ Y YA
 NO ESTARÁ Y QUE FUE CREADO PARA QUE EL HOMBRE 
ALCANCE UN MUNDO NUEVO, PERFECTO Y ETERNO


     Jesús es un Dios exigente, que pide completa entrega y dedicación a sus discípulos, de una mentalidad completamente opuesta a la que nos transmite hoy día ciertos "maestrillos quietistas", que nos lo pintan como el dios "merengue", y que se creen que por el mero hecho del Sacrificio cruento de Jesús en la Cruz, ya estamos todos redimidos, sin que haya prácticamente ninguna aportación, ningún sacrificio, ni ninguna renuncia por nuestra parte. Y que Dios es incapaz de condenar a nadie porqué todos somos hijos suyos.

      Esta actitud de “quietismo”, tan común en nuestros días es el gran triunfo de Satán, que nos ha llevado al relativismo actual, en donde ya nada es pecado porqué todo es fruto de unas circunstancias atenuantes.
     
     El Aborto: Con el pretexto de la salud mental de la mujer, se ejecutan millones de criaturas completamente inocentes, pudiéndolas darlas en adopción, lo que termina con la vida del ser humano y del alma de la progenitora cuando no se arrepiente, y que de todas maneras queda marcada para siempre, para el gran regocijo de Satanás.

       El Divorcio exprés: sufre las consecuencias el conjugue más pobre, no solo desde el punto de vista material pero sobre todo espiritual, abocados al adulterio, con unos hijos que son los que menos tienen la culpa, completamente destrozados, y enseñados con el ejemplo, a ser unos seres parecidos a sus padres.

    El matrimonio homosexual: Aberración antinatural condenada por Dios en el Deuteronomio: “No te unirás con hombre como con mujer”, agravado con la autorización para adoptar niños, y así educarlos semejantes a sus "padres".

          La Eutanasia: Que es disponer de la vida de un ser humano que es un don de Dios, que solo Él puede dar y quitar, las consecuencias naturalmente las sufren los más débiles, que son siempre los más pobres.

       Todo ello, es el hedonismo que busca afanosamente el placer y  la comodidad, acciones opuestas a las enseñanzas de Jesús y de su Santa Iglesia, y digo Santa porqué algunos de sus miembros, aunque vistan hábito talar, o sean Jerarquía, no pertenecen a esta Iglesia de Jesús por la sencilla razón de que practican y predican una doctrina contraria al Evangelio, como lo veremos más abajo en el discurso de Jesús.

       “Si en algún tiempo, hermano mío, alguno te predicara doctrina de anchura y más alivio, no la creas ni la abraces, aunque te la confirme con milagros, sino penitencia y más penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quieres llegar a la posesión de Cristo, lo busques sin la Cruz”.
(Palabras de San Juan de la Cruz a un compañero que le reprochaba su austeridad).

        Ya vemos los frutos de esa mentalidad, que son sufrimientos y dolores atroces, siempre dirigidos a los más débiles, y propiciados por los gobiernos actuales, que con tal de recabar votos para mantenerse en el poder, votan leyes que favorecen a los hedonistas, los cuales siendo mayoría, siempre los apoyarán.




DISCURSO DE JESÚS PARA SUS DISCÍPULOS
Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta

          (...) Os he comparado a una luz. El que enciende en la noche una lámpara en una casa, ¿Dónde la pone?: ¿en un agujero de debajo del horno?, ¿en la cueva que usa como bodega?, ¿cerrada dentro de un arquibanco?, ¿única y simplemente sofocada bajo el celemín? No, porqué sería inútil encenderla. Por el contrario, la lámpara se coloca sobre una repisa, o se cuelga en su soporte, para que, estando en un punto alto, dé a luz a toda la habitación y a los que en ella están, Ahora bien, precisamente por el hecho de que lo que ocupa un lugar elevado debe recordar a Dios y dar luz, debe de estar a la altura de su función.

        Vosotros debéis recordar al Dios verdadero. Preocuparos pues de que no anide en vosotros el septipartito paganismo, porqué de ser así, vendríais a ser lugares elevados profanados, con sagrados bosquecillos dedicados a un dios, y arrastrareis en vuestro paganismo a los que os mirasen como a templos de Dios. Debéis ser portadores de la Luz de Dios; ahora bien, una mecha sucia, o no embebida de aceite, produce humo y no da luz, emana mal olor y no ilumina. Una luz celada tras un cuarzo sucio no crea ese primoroso resplandor, ese juego de reflejos en el brillante mineral, sino que languidece tras el velo de negro humo que hace opaca a la diamantina protección.

          La Luz de Dios resplandece en donde la voluntad se muestra solícita en limpiar a diario, quitando las escorias que el mismo trabajo produce con sus contactos, reacciones y desilusiones. La Luz de Dios resplandece en donde la mecha está empapada de abundante líquido de oración y caridad. La Luz de Dios se multiplica en múltiples resplandores – como infinitas son las perfecciones de Dios, cada una de las cuales suscita en el santo una virtud ejercitada heroicamente – si el siervo de Dios conserva limpio del negro hollín de toda humeante mala pasión, el cuarzo invulnerable de su alma; cuarzo invulnerable, ¡invulnerable! (La voz de Jesús truena en este final, retumbando en el anfiteatro natural).

          Solo Dios tiene el derecho y el poder de incidir trazos sobre ese cristal, de escribir en él su Santísimo Nombre con el diamante de su Voluntad; viniendo su Nombre, así, a ser ornamento determinante de una más viva refracción de sobrenaturales bellezas sobre el cuarzo purísimo. Más, si el necio siervo del Señor, perdiendo el control de sí mismo y distrayéndose de su misión – entera y únicamente sobrenatural -, se deja incidir falsas decoraciones – rayones, no incisiones - , misteriosas y satánicas claves grabadas por la zarpa de fuego de Satanás… entonces, no, entonces la admirable lámpara deja de resplandecer con hermosura y permanente integridad; se raja y se rompe y sofoca la llama con los restos del cristal fragmentado; o, si no se raja queda en ella, al menos una intrínseca red de signos de inequivocada naturaleza en los cuales el hollín se deposita y se introduce, ejerciendo acción corrosiva.

           ¡Desdichados, tres veces desdichados esos pastores que pierden la caridad, que se niegan a subir día tras día, para conducir a zonas elevadas al rebaño, que para subir, espera a que emprendan su ascesis: Yo descargaré mi mano sobre ellos, los derrocaré de su puesto y apagaré del todo su humo!

        ¡Desdichados, tres veces desdichados esos maestros que repudian la Sabiduría para saturarse de una ciencia no pocas veces contraria, siempre soberbia, alguna vez satánica; porque los hace hombres!

            Pensad – escuchad esto y conservarlo – que si los hombres tienen como destino hacerse como Dios (con la santificación, que hace del hombre un hijo de Dios), el maestro, el sacerdote, debería tener ya desde este mundo sólo el aspecto de hijo de Dios, de criatura resuelta toda en alma y perfección; debería tener, digo, para llevar a Dios a sus discípulos. ¡Anatema a los maestros de sobrenatural doctrina que se transforman en ídolos de humano saber! ¡Desdichados, siete veces desdichados, mis sacerdotes muertos al espíritu, aquellos que son con su insipidez, con su tibieza de carne medio muerta, con su sueño lleno de alucinaciones de todo lo que no es el Dios uno y trino, y de cálculos de todo lo que no es sobrehumano deseo de aumentar las riquezas de los corazones y de Dios, conducen una vida mezquina, humana, abúlica, arrastrando hacia sus almas muertas a quienes, considerándoles “vida”, los siguen!

      ¡Maldición divina sobre los corruptores de mi pequeño, amado rebaño! Os pediré justificación, ¡Oh incumplidores siervos del Señor! De todo el tiempo que habéis tenido, de cada una de las horas, de cada contingencia, de todas las consecuencias; a vosotros os la pediré, no a los que perecen por vuestra indolencia… y exigiré castigo.

        Recordad estas palabras. Ahora marchaos. Yo voy a subir hasta la cima (del monte). Dormid si queréis. Mañana el Pastor abrirá para el rebaño los pastos de la verdad”.





lunes, 6 de agosto de 2018

LUCIFER ES INTELIGENTÍSIMO, ADEMÁS DE SER ASTUTO, ENGAÑA A MUCHOS FINGIÉNDOSE AMIGO, PARA LLEVARLOS A LA PERDICIÓN.


La tremenda lucha contra el espíritu del mal



                En el mundo actual, he encontrado toda una serie de personas, y lo más grave consagrados y sacerdotes, que no creen ni en las posesiones, (que dicen que son enfermedades mentales), ni en los exorcismos (que dicen que ¡son debidas al efecto placebo!). No hay duda alguna que estos individuos nunca sufrieron persecuciones como son ataques indirectos,  situaciones en las cuales, el demonio aterroriza a los que aman a Dios, y que predican su Doctrina con Santo temor, sin hablar de los ataques directos como los que sufrieron los grandes Santos como San Pablo, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, el Santo Cura de Ars, el Padre San Pío de Pietrelcina, y tantos más.

          Son individuos pues, sin emitir ningún juicio, solo por pura lógica, que no solo no han recibido ningún ataque indirecto, ni directo, pero que además, tampoco han estado sometidos a grandes tentaciones, ya que para ser Santos, hay que sufrir la persecución de Satanás, y aún así, mantenerse fieles. Como está escrito al final de este escrito de los Cuadernos de María Valtorta de 1.944.

           Lo que sí es de sobra conocido, es que el enemigo ataca a los Santos porque no los tiene a su alcance, y deja tranquilos a los mediocres porqué los tiene a su merced, por eso los primeros creen firmemente en la acción del demonio, y los otros no.

Y la explicación del por qué, es bien evidente: El hombre tiende a juzgar todos los acontecimientos según su manera de ser: y así, el borracho se cree que todo el mundo bebe, el ladrón cree que todo el mundo roba, y el que es mediocre en la fe, se cree que todos lo son, y los que no están de acuerdo con él son unos fanáticos. Por esa razón, el que nunca ha sido sometido a los embistes del demonio, se cree que nadie lo ha estado, y que por eso, el demonio no existe, y es una pura invención de los que no son como él.

        Y aquí se denota una falta grave: el horrendo pecado de Satán, la soberbia que le induce a algunos que se hacen llamar "teólogos" a colocarse por encima del mismo Dios: Al creer que el mundo gira alrededor de ellos, llegan a convencerse de que todas las interpretaciones antiguas, que son distintas a las suyas están equivocadas, y que hay que volver a adaptarlas a su modo de ser. 

  


DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA

Dice Jesús respondiendo a ciertas reflexiones mías: 
“Lucifer es inteligentísimo, además de ser astuto, emplea la astucia para urdir acechanzas, pero emplea la inteligencia para pensar si puede arruinar a una criatura y cuándo y como puede hacerlo y por lo tanto apenarme. Puedes estar segura que jamás derrocha su tiempo.Y como tiene mucho que hacer en la numerosa población del globo, por más que sea omnipresente en la Tierra y por más que la exigua atención del hombre y su escasa voluntad hacia el bien conviertan la ya enorme potencia de Lucifer en casi omnipotencia sobre las criaturas, tiene que calcular bien su tiempo y no perder un minuto para trabajar con provecho. Con el nefasto provecho de colmar sus cofres infernales con los tesoros que le roba a Dios, es decir, las almas.

              En verdad, es un incansable trabajador. En lo alto, el Incansable obra el bien para vosotros. En las profundidades, el incansable obra el mal para vosotros. Y en verdad te digo que este es más afortunado que Dios. Sus conquistas son más numerosas que las mías. Mas como puedes comprender bien por la premisa, aun siendo astuto e inteligente, estando tan atareado no puede concederse el lujo de ocuparse de todos en igual medida. Y no se lo concede.

             ¡Oh, aunque lo sea en el ámbito del mal, es un asceta de la idea que persigue, está entregado por completo a ella, no se distrae, no se aviene a transacciones ni a desfallecimientos ni a postergaciones! ¡Oh, hombres, si vosotros fuerais en cuanto al  bien lo que es Satanás en cuanto al  mal! Más no lo sois.

             Cuando una criatura nace a la inteligencia, Lucifer se ocupa poco de ella; se limita a observarla escudriñándola como a un probable chivo de su rebaño infernal en el futuro. Pero a medida que la criatura comienza a saber pensar, a saber emplear su voluntad, es decir cuando ya ha pasado los siete años, Lucifer aumenta sus atenciones y empieza su adoctrinamiento.

             El  ministerio angélico instruye y conduce a los espíritus con palabras de luz. El ministerio satánico instruye e instiga a los espíritus con palabras de tinieblas. Es una lucha interminable. Que venza o pierda el uno, que venza o pierda el otro, el ángel de la luz y el ángel de las tinieblas combaten en torno a un espíritu hasta el último minuto de su vida mortal, para arrebatarse recíprocamente la presa, el uno para devolvérsela a su Señor, en la luz, luego de haberla tutelado por todo su día terrena; el otro para arrastrarla en las tinieblas si, por último la victoria fue suya.

              Mas entre esos dos que combaten, hay otro ser que, en el fondo es el personaje más importante: está el hombre por el cual los dos combatenEstá  el hombre libre de seguir su voluntad y dotado de inteligencia y razón, munido de la fuerza incalculable de la Gracia, que le han concedido el Bautismo y que los Sacramentos le mantienen y le aumentan.

             Como tú sabes, la Gracia es la unión del alma con Dios. Por este motivo tendría que daros una fuerza tal que os hiciera inaferrables e incorruptibles ante las insidias y corrupciones satánicas, puesto que la unión con Dios tendría que convertiros en semidioses. Mas para permanecer siendo tales hay que quererlo; hay que decirle a Satanás y a si mismos: “Yo pertenezco a Dios y quiero ser solo de Dios”. Por eso es necesario obedecer los preceptos y consejos; por eso es necesario un esfuerzo continuo para seguir, perseguir, conquistar el bien, un bien cada vez mayor; por eso es necesario observar absoluta fidelidad y constante vigilancia; por eso es necesario heroísmo para vencerse a sí  mismos y vencer lo exterior, frente a las seducciones de la concupiscencia trina y en sus múltiples aspectos.

              Pocos, muy pocos, excesivamente pocos, saben hacer estas cosas. Entonces, ¿qué pasa? Entonces, Satanás se ocupa poco de ellos, que pueden ser capturados fácilmente, cuando el lo quiera y que, una vez capturados, se encuentran inertes, sin intentar huir. Actúa con ellos como el gato con el ratón. Les coge,  les aprieta un poco, les aturde y luego los deja, limitándose a propinarles un nuevo zarpazo, un nuevo mordisco, si advierte la señal de una tímida fuga. Pero hace sólo eso. Sabe que son “suyos” y no pierde mucho tiempo por ellos ni usa mucha inteligencia.

             ¡En cambio con los “míos”, con los “míos” es otra cosa! Los “míos” son la presa que aguijonea sobremanera su hambre maligna. Son los “inaferrables”. Y Satanás, como un cazador experto, sabe que es meritorio capturar la presa difícil. Son la “dicha” de Dios y Satanás festeja mucho cuando puede darle un dolor a Dios, cuando puede ofenderle y desilusionarle. Vive de odio. Del mismo modo que Dios vive de Amor. Él es el Odio así como Dios es el Amor  El odio es su sangre así como el Amor es la mía. He aquí por qué multiplica los cuidados y la vigilancia en torno a uno que es “mío”.

             Entrar en una fortaleza desmantelada es un juego de niños. No le interesa al cruel  rey del Infierno. Le interesan las fortalezas de Dios, las rocas puras y lisas, límpidas como el cristal, resistentes como el acero, que llevan esculpido en todas partes, aún en las honduras más profundas, el Nombre más santo: el nombre de Dios. Es más propio de esas profundidades, el nombre filtra como un fluido que emana desde lo íntimo hacia el exterior. Es el nombre que aman, que sirven, que pronuncian, con el espíritu en adoración, a cada latido de su corazón. Por eso el gozo de Satanás consiste en cogerles, en cogeros, en arrebataros a Mí, en borrar ese Nombre de vuestro ser trino, hecho de espíritu, carne y razón, y hacer de vosotros que sois las flores de mi jardín, inmundicia para su infierno y luego reír, arrojando su risa blasfema contra el  trono divino, reír por su victoria sobre el hombre y sobre Dios.

              Cuanto más sois “míos”, más se empecina en haceros suyos. Y como en vosotros existe una voluntad y una vigilancia asiduas, el, el Astuto, no os sigue y persigue con el método que emplea para los demás. Por el contrario, os ataca a traición, manteniendo distancias cada vez más largas, en los momentos más imprevisibles y con los motivos más inesperados. Se aprovecha del dolor, de la necesidad, del abandono, de las desilusiones y se abalanza como una pantera sobre vuestra desconsolada debilidad, sobre vuestra atónita debilidad de ese momento con la esperanza de venceros esta vez para rehacerse de todas las veces que le habéis vencido.

            ¿Cuáles son sus medios? Son infinitos. ¿Cuál es su método? Es uno solo: la dulzura benévola, engañosa, la palabra meditada y calma, la apariencia de un amigo que ayuda, que está dispuesto a ayudar. ¿Ya has sufrido estos asaltos? Los sufrirás aún, serán numerosos y cada vez más astutos. ¡Oh, que rencor hacia Mí y hacia ti! Cada vez más sufrirás estos asaltos y serán tan sutiles que lograrán engañar hasta el más listo. 

        Quiero decir “listo” desde un punto de vista humano pues, ¡sonríe, oh alma que amo!, la sencillez que está impregnada totalmente de Dios, y que así se conserva, es impenetrable a cualquier sutileza.

        Los asaltos herirán tu carne. Mas la cicatriz que marca la carne representa el  honor del soldado y afirma: “Esta señal es la prueba de una batalla viril”. Y cuanto mas la carne del soldado está marcada por estas señales, tanto mas el mundo se inclina ante ese valiente. En las batallas espirituales sucede lo mismo. Y vuestras heridas, que no dañan el espíritu sino que cubren de livor solamente la envoltura del espíritu-rey, constituyen vuestro honor. Y por ellas seréis honrados en el Cielo.

              En verdad te digo que llamáis “mártires” solo a los que perecieron por obra de los tiranos. Pero lo son todos mis santos, porque para ser santos debieron sufrir la persecución de Satanás y aún así, mantenerse fieles. ¡Gloria a los que vencen! Las palmas celestes son para vosotros”.

¡Y encima llaman Iglesia Peregrina a la Iglesia Militante!







sábado, 4 de agosto de 2018

HOY 4 DE AGOSTO, FIESTA DEL SANTO CURA DE ARS, PATRONO DE LOS SACERDOTES DEL MUNDO ENTERO




El Santo Cura de Ars, que cuando se refería a su cuerpo lo llamaba
"Mi cadáver", está de cuerpo incorrupto en la Basílica de Ars.

Los deseos de soledad

Leyendo la Vida del Santo Cura de Ars, y nos estamos dando cuenta de la distancia tan grande que nos separa de la Santidad:
¡Ah, decía entre gemidos, no es el trabajo lo que cuesta; es la cuenta que hay que dar de la vida de Párroco en el día del Juicio!; le dijo a un predicador que había venido a su parroquia, y que le aseguraba de su santidad: Ah, amigo mío suspiró el Santo, tomando de repente una expresión grave, casi angustiosa: Ud. no sabe lo que es pasar de una Parroquia al tribunal de Dios".

Le escribió en múltiples ocasiones a su Obispo para que le dejara ir a la Trapa ¡para llorar sus numerosos pecados!, buscaba la soledad que le podría según creía, acercarse más a Dios. Decía en su carta al Obispo: "Que vuestro corazón, Monseñor, me perdone todas las molestias que os he causado... Tengo gran confianza en que vuestra excelencia me concederá esta gracia que le pido. Bien sabéis que no soy sino un pobre ignorante. Este es el parecer de todo el mundo". Firmaba sus cartas: Juan María Vianney, pobre Cura de Ars, la carta no tuvo éxito, más tarde el Obispo recibirá esta petición apremiante:

"Monseñor, voy debilitándome de día en día. He de pasar parte de la noche en una silla y he de levantarme tres o cuatro veces en una misma hora. Me desmayo en el confesionario y me pierdo por espacio de dos o tres minutos.
A causa de mis achaques y de mis años, quiero decir adiós a Ars para siempre, Monseñor".
Esta vez firma: Vianney pobre y desgraciado sacerdote.

En 1843, el cura de Ars creyó llegado su fin - ya muy fatigado había escrito, hace más de dos años, su testamento: "Doy mi cuerpo de pecado a la Tierra y mi pobre alma a las tres Personas de la Santísima Trinidad".

El Santo cura sobrevivió a esta grave enfermedad, y diez días después, no había ya lugar a dudas. El Señor alcalde, Conde de Garets fue a visitar al Santo, aún convaleciente. Lo encontró en su cuarto apoyado en su cama y derramando abundantes lágrimas . "¿Pero, qué le pasa a Ud?” le preguntó el señor alcalde. ¡Oh!, respondió el Cura de Ars, nadie sabe las lágrimas que han caído sobre este lecho, después de once años que voy en pos de la soledad... "Y acabó diciendo entre sollozos. "¡Siempre me ha sido negada"!

Pidamos al Santo Cura, Patrono de los Sacerdotes del mundo entero, que nos ayude en nuestros problemas, los cuales serán directamente proporcionales al grado de humildad que tenemos, y que vendrán por los múltiples acontecimientos por todas las personas que nos rodean, para ablandar y limpiar con fuerte lejía y estropajo, nuestras almas manchadas por todas nuestras imperfecciones.


LAS IMPONENTES PENITENCIAS DEL 
SANTO CURA DE ARS

[…] Cuando el Rdo. Vianney se ausentó de Ars por espacio de quince días, durante la misión de Saint-Trivier, una terrible noticia conmovió a sus parroquianos. Corrió la voz de que su cura había muerto de fatiga en el confesionario. El rumor que no carecía del todo de fundamento, fue pronto desmentido. Provenía del hecho de que al marchar a Saint-Trivier, había partido en ayunas, se había extraviado entre las nieves y había caído desmayado… Para confesarse con él, acudieron de todas las Parroquias vecinas. Muy de mañana se iba a la Iglesia y oía a los penitentes hasta el mediodía. La Iglesia era glacial y le llevaron un braserillo para los pies; él lo aceptó por cumplimiento, pero lo dejó a un lado, sin hacer ningún uso.

En Montmerle, durante el jubileo de 1.826, por falta de lugar en la casa parroquial, se alojó en la casa de la señora Montdésert, que vivía en la calle de los Mínimos, junto a la Iglesia. Apenas instalado en la casa de esta venerable sexagenaria, que ejercía sin ninguna retribución las funciones de sacristana, el cura de Ars pidió en secreto a la criada que le hirviera un puchero de patatas y se lo subiera al cuarto. Acabado el Jubileo, el párroco de Montmerle fue a dar las gracias a la complaciente señora y a abonar los gastos que le hubiera ocasionado su huésped. “¡Ah, señor Cura, por un par de trapillos, no vale la pena….


    ¿Pero, y la alimentación? En la casa parroquial no ha comido.

Aquí, tampoco no ha comido nada – replicó la señora Montdésert. Solamente estaba aquí cinco minutos hacia el mediodía.

Entonces intervino la criada y refirió lo que queda dicho. Subieron a su cuarto y encontraron la olla completamente vacía detrás de la campana de la chimenea. El Rdo. Vianney, durante los diez días que estuvo en Montmerle, sin dejar por decirlo así, la Iglesia, no había comido más que aquellas patatas. El cura de Montmerle hizo una investigación en su parroquia. Su Santo colega no había comido ni una vez en casa de persona alguna.


Sobre la vida del santo Cura de Ars
Lo que más me impactó sobre la vida del Santo





    Del extenso volumen sobre la vida del santo cura de Ars, Patrono de los Sacerdotes del mundo entero, escrita magistralmente por Monseñor Francis Trochú, y que consta de 664 páginas, reeditado ya 17 veces, se me quedaron grabadas varios hechos que me impactaron sobre manera, pasajes que voy a intentar rememorar.


Lo que más me llamó la atención es como, por la acción del Espíritu Santo, un personaje de una inteligencia mediocre, ya que era prácticamente el último del Seminario, en cuyas aulas era el mayor de todos los alumnos, del cual se llegó a expulsar por su incapacidad de aprender el latín, se llegó a transformar en un Santo de una capacidad teológica tal, que algunas personas lo han querido comparar con el mismísimo San Juan de la Cruz, que estudió en la Universidad de Alcalá de Henares. 

Y digo que esa transformación, solo se puede explicar por la acción del Espíritu Santo, y viene a contradecir lo que muchos piensan, los cuales poniendo la teología al nivel de cualquier otra Ciencia se creen que se puede acceder a conocer mejor a Dios a través de conocimientos intelectuales, como ocurre con cualquier otra ciencia como la Medicina o la Ingeniería, y aquí incluyo grandes teólogos con doctorados y que saben Hebreo, Griego y Latín y que, al no tener presencia del Espíritu Santo, son verdaderos herejes. 
Y me vienen a la mente las palabras de nuestro Salvador, el cual afirmó: "te doy gracias Padre, porqué has querido revelar estas cosas a los sencillos y humildes y las has ocultado a los sabios". Y esa manera de proceder del Padre de las lumbres, es para mí algo maravilloso porque si no fuera así, solo entrarían en el Reino los inteligentes y los cultos, cualidades que la mayoría de las veces, solo se obtienen gracias al nivel social, y quedan vedadas a los pobres y a los indigentes. 

Recuerdo también que San Juan de la Cruz afirmó que el que se une a Dios místicamente, recibe la Ciencia infusa del conocimiento de las cosas de Dios, por esa razón, el Cántico Espiritual, obra maestra de la mística, la dedicó el Santo Doctor a la monja carmelita Ana de Jesús, que fue la que introdujo el Carmelo en Francia, diciéndole: aún que carezca Ud. de conocimientos escolásticos, esta obra la entenderá por su experiencia mística y por su unión con la Divinidad. 

Pero volviendo al santo Cura de Ars: una de las virtudes que más destacan es su grandísima humildad, condición necesaria y suficiente para obtener la Gracia de dios, ya que su Majestad no puede comunicarse con los soberbios. 

Cuando su fama comenzó a extenderse por las Parroquias vecinas, empujados por la envidia, los otros Párrocos se reunieron para mandar una carta al Obispo del lugar diciendo que por su gran ignorancia y falta de preparación teológica, el Cura de Ars tenía que ser cesado, ya que inducía a sus parroquianos a practicar una doctrina contraria a la moral Cristiana. Esa carta, con las firmas de los Párrocos, cayó en manos del Santo. Este, como se reconocía indigno de su ministerio, apoyó con su misma firma la solicitud, ¡Diciendo que quería ir a llorar su pobre vida en el Monasterio Trapense! 

En otra ocasión recibió una carta anónima de otro Párroco, en la cual se le indicaba su incapacidad, debida a su bajo nivel teológico, para desempeñar su cargo, el Santo reconoció la letra del Párroco, y le escribió diciéndole que solo él lo había comprendido, y que le ayudara para convencer al Obispo que lo trasladara a la trapa. Naturalmente, el Sacerdote al ver esa humildad que no podía ser fingida, vino a pedirle perdón y se convirtió en uno de sus más firmes defensores. 

Otra cosa que llama la atención era su grado de penitencia: en cierta ocasión fue a predicar un retiro en un pueblo vecino y se alojó en casa de una anciana viuda, al final del retiro, el Obispo fue a visitarla para pagar los gastos de manutención que había producido el Sacerdote, la viuda dijo que no había hecho ningún gasto, y que no se le debía nada.

Todos se preguntaron cómo había sobrevivido estos días, hasta que la criada declaró que al llegar, le había pedido que le preparara una olla de patatas hervidas, con las cuales se había alimentado durante su estancia de 10 días en esa casa. 

A un Sacerdote de una Parroquia vecina que se quejaba de la falta de devoción de sus fieles, el Santo le preguntó: "¿Ha hecho Ud. penitencia, ha dormido sobre duro, ha ofrecido Ud. sacrificios para sus feligreses?, ¡Entonces no tiene por qué quejarse!". 

Para un alma espiritual, la santidad de una persona se descubre, como lo dice San juan de la Cruz, por sus actitudes, sus ademanes y sus gestos, y la verdadera humildad, aunque se quiera, no se puede ocultar. Esto es lo que ocurría con el Santo Cura de Ars. 

Vemos que muchas almas se convertían solo al contemplarlo: en cierta ocasión, un ateo asistió a una misa celebrada por el Santo: al observarlo celebrar con el rito lionés, con las manos levantadas mucho tiempo al cielo, después de la consagración, al verlo, en la acción de gracias después de la misa, arrodillado un largo rato en el suelo ante el altar, ajeno a todo lo que le rodeaba, le causó tal impresión que se convirtió en el acto.
En otra ocasión, un ateo empedernido, que vino a Ars solo a acompañar a una devota, tuvo la ocasión de hablar con el Santo, éste le enseñó un crucifijo vertiendo abundantes lágrimas, lo que provocó una conversión inmediata. 

Por fin terminaré con otras dos anécdotas importantísimas:

Contra la mentalidad relativista que impera hoy día: la del "dios-merengue", que dice que por la gran misericordia de Dios, el infierno está vacío: el Santo Cura pasaba noches enteras delante del Santísimo, llorando, para que no se condenara ninguno de sus feligreses.

-También contra el relativismo de ese Dios ante el pecado: en cierta ocasión un joven confesó todos sus pecados, el santo Cura, después de oírlo pasó un largo rato llorando, este le preguntó: "¿Padre, por qué llora Ud?, a lo cual le contestó: "hijo mío lloro por todos los pecados que has cometido y que tú no has sabido llorar".






viernes, 3 de agosto de 2018

EL MUNDO TIENE LA HUELLA DEL CREADOR, PERO NO SE PUEDE COMPARAR CON EL, PORQUE LO FINITO NUNCA LOGRARA ALCANZAR EL INFINITO


Toda la belleza del mundo, comparada con
 la belleza de Dios es suma fealdad, toda
 la riqueza del mundo, suma pobreza,
toda la gracia, suma desgracia y
 toda ciencia, suma ignorancia
(San Juan de la Cruz).





Nunca podremos contemplar en este mundo la belleza de Dios, ni muchísimo menos sus innumerables atributos, que nunca podremos abarcar totalmente con nuestros ojos mortales, ya que lo finito nunca podrá, no solo admirar, pero tampoco llegar a comprender su sublime  grandeza. En sus escritos, eso afirma San Juan de la Cruz, que fue uno de los Santos que mejor enseñó como se llega a alcanzar la divinidad, y fue el que mejor logró explicar lo que siente el alma en su presencia.

Afirma que solo dos personas mortales, que son Moisés y San Pablo pudieron ver a Dios, pero para impedir que su cuerpo pereciera, como está escrito en la Biblia: "Nadie puede ver a Dios sin morir", Dios amparó a Moisés con su "brazo izquierdo", y también a San Pablo, que cuando llegó el tercer cielo, vio y sintió cosas que no se pueden describir con lenguaje humano. 

Además, esa huella de Dios que quedó impresa en todo lo creado, canta su grandeza y belleza, y causa en las almas enamoradas de Él, lo que dice el Santo místico en el Cántico espiritual, que es un conocimiento infuso de la grandeza y de la Gloria de Dios, tan alto y tan sublime, que hace que el alma vea a Dios en cada cosa creada por ínfima que sea, y así el mundo transcurre para esas dichosas almas, en un ver a Dios en todo y en consecuencia tiene un maravillosamiento y un agradecimiento continuo durante todo lo que le resta de vida.

El alma también en vista del fabuloso premio que es Dios, tiene un constante sufrimiento, ya que al conocer cada vez mejor a Dios, y sobre todo sabiendo que aún no ha conseguido el premio, y que puede perderlo y caer en el abismo, cuyo conocimiento es también proporcional al conocimiento de Dios, ya que mejor se conoce a Dios, mejor se conoce también el horror de perderlo, y también cuando mejor se conoce la bondad de Dios, más se conoce la maldad de Satanás.

Otro sufrimiento añadido que han tenido todos los santos, es que al conocer tanta sublime grandeza frente a su pequeñez, se produce una gran humildad, que trae consigo el santo temor de perder u ofender a Dios, que es un gran pesar, por no estar nunca seguros de tener siempre contentos a su Dios.



DEL CÁNTICO ESPIRITUAL DE SAN JUAN DE LA CRUZ

Y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo

Como si dijera: pero allende de lo que me dejan esas criaturas, en las mil gracias que me dan a entender de Ti, es tal un no sé qué que se siente quedar por decir, y una cosa que se conoce quedar por descubrir, y un subido rastro que se descubre al alma de Dios quedándose por rastrear, y un altísimo entender de Dios que no se sabe decir (que por eso se dice "no sé qué"), que, si lo otro que entiendo me llaga y hiere de amor, esto que no acabo de entender de que altamente siento me mata. Esto acaece algunas veces a las almas que están ya aprovechadas, a las cuales hace Dios merced de dar en lo que oyen o ven o entienden - y a veces sin lo uno y lo otro - una altísima noticia en la que se le da a entender o sentir alteza de Dios y grandeza; y en aquel sentir siente tanta grandeza de Dios, que ve claro que le queda el todo por entender, y en aquel entender y sentir ser tan inmensa la Divinidad, que no se puede acabar de entender.

Es un muy subido entender; y así, una de las grandes mercedes que en esta vida hace Dios a un alma por vía de paso es darle claramente a entender y sentir tan altamente de Dios, que entienda claro que no se puede entender ni sentir todo de Él, porque en cierta manera es así como lo ven en el Cielo, donde quien más lo conocen entienden más distintamente lo infinito que les queda por entender, porque aquellos que menos le ven son, a los cuales no les parece tan distintamente lo que les queda por ver, como así ocurre a los que más le ven.

Esto creo, no lo acabará bien de entender el que no lo hubiere experimentado; pero el alma que lo experimenta, como ve que le queda por entender aquello de que altamente siente, llámalo un "no sé qué"; porque así como no se entiende, así tampoco se sabe decir, aunque (como lo he dicho), se sabe sentir. Por eso dice que se "quedan" las criaturas "balbuciendo", porque no lo acaban de dar a entender, que eso quiere decir "balbucir", que es el hablar de los niños, que es no acertar a decir y dar a entender qué hay que decir.

También en las demás criaturas acaecen al alma algunas noticias como lo hemos dicho, aunque no siempre tan subidas. Cuando Dios hace la merced al alma de abrirle la noticia y el sentido del espíritu en ellas; las cuales parece estar dando a entender grandezas de Dios que no acaban de dar a entender, y así es "un no sé qué que quedan balbuciendo". Y así, el alma va adelante con su querella, y habla con la vida de su alma en la siguiente canción... 

A este respeto, dice San Agustín: "¡Oh, belleza antigua y siempre nueva, me habéis dado a probar vuestra inefable dulzura!"









jueves, 2 de agosto de 2018

CUANDO EL ALMA ENTRA EN CONTACTO MÍSTICO CON DIOS, EL DEMONIO LE SALE SIEMPRE AL ENCUENTRO, POR ESO ES SEGURO QUE LOS QUE NO CREEN EN ÉL, ESTÁN MUY LEJOS DE LA PERFECCIÓN.


EL RETORNO DEL ALMA A DIOS


Cuentan que una persona decía que se le aparecía el Sagrado Corazón de Jesús, otra persona, que era muy religiosa pero algo escéptica enterada del asunto, quiso averiguar si era verdad.

Le dijo: "Vamos a ver si dices la verdad, ayer confesé al sacerdote un pecado muy grave, pregúntale al Sagrado Corazón y entonces, yo te creeré si aciertas a decirme que pecado era", la supuesta vidente le contestó: "Se lo preguntaré".

Pasados unos días, esa persona le preguntó: "¿Te ha dicho el Sagrado Corazón que pecado era?", ella le contestó: "Se lo pregunté, pero me ha dicho: ¡Ya no me acuerdo!" 

Este relato, estremecedor, que cuando lo recuerdo, me inspira una profunda confianza en Dios, demuestra como Jesús perdona y olvida por completo los pecados por muy graves que sean, siempre que haya verdadero arrepentimiento, y deseo de enmienda.

A ese respeto, recuerdo haber leído en las obras de San Juan de la Cruz, que en el Cielo, el alma se dará entonces cuenta, como Dios la ha perdonado y olvidado por completo todos los pecados que cometió en su vida terrena.

Satanás, el maldito y eterno enemigo de Dios y del alma, trata de infundir en las almas todo lo contrario: "¡Dios no te perdonará nunca los pecados tan grandes que has cometido!", lo que es exactamente lo contrario de lo que les dijo cuando las ha impulsado a cometerlos, diciendo entonces: "¡Si lo que vas a hacer no tiene la menor importancia, Dios es un Padre tan bondadoso, que nunca te pedirá cuenta de esos pecados!". 

Ahora dice lo contrario para infundir el desánimo y la desesperación y así paralizar el alma, para que no se acerque nunca más a Dios, recuerda completamente todos los pecados, y constantemente dice: ¿Como te va a perdonar Dios este pecado, y aquel otro, y ese?. Lo recuerda con todo detalle, ya que Satanás sabe que cuando el alma haya probado la dulzura del contacto místico con Dios, que es cuando el alma se acerca a la santidad, la tiene entonces perdida.