MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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sábado, 28 de julio de 2012

COMO ACTÚA EL RIO DE LA GRACIA DE DIOS; ANALOGÍA ENTRE EL RÍO DE LA GRACIA Y LAS CORRIENTES FLUVIALES.







ANALOGÍA MATEMÁTICA ENTRE LA FUERZA DEL AGUA
Y LOS RIOS DE AGUA VIVA QUE SALTARÁN HASTA LA VIDA ETERNA, SEGÚN PROFETIZÓ JESÚS A LA SAMARITANA



                  Cuando estando en Francia, elegí mi especialidad como Ingeniero hidráulico, tuve que estudiar detenidamente y con fórmulas matemáticas todos los complejos mecanismos del agua, para poder comprender su comportamiento y poder aprovechar este conocimiento para fines industriales, como puede ser los regadíos, las obras de los ríos, de los mares, y del abastecimiento de agua en las ciudades.
Para eso, tuve que estudiar las asignaturas siguientes:

Mecánica de fluidos, hidráulica General, hidrodinámica, hidráulica subterránea, hidráulica fluvial ,hidráulica marítima, hidráulica agrícola, hidráulica urbana

Pues bien, a pesar de todas las complejas leyes que rigen el comportamiento del agua en todos esos medios en donde se encuentra, solo existe una ley que, una vez calculada  la velocidad y el caudal del agua, permite obtener la fuerza que produce este líquido  elemento sobre cualquier obstáculo que se le interponga: Es la que hace trabajar a las turbinas en las centrales eléctricas, y la que destroza todos  lo que se interponga en las riadas, las inundaciones o los famosos tsunámis..

Esta ley es la siguiente:

F=p/g. Q. V


F=fuerza en toneladas (Tn)
p= peso del fluido (agua: 1 Tn/m3)
g= Aceleración de la gravedad terrestre: 9,81 m/s2
Q= caudal en metros cúbicos por segundo (m3/s)
V= velocidad del agua en metros/segundos (m/s)


Al analizar esta fórmula podemos avanzar las conclusiones siguientes:

La fuerza ejercida por un fluido en movimiento es directamente proporcional a la densidad del líquido; inversamente proporcional a la atracción terrestre (Es decir que a mayor atracción de la tierra, la fuerza es menor).
Esta fuerza es igualmente proporcional al caudal del fluido; y también proporcional a la velocidad del mismo.

  

ANALOGIA CON LA GRACIA DE DIOS

En las Escrituras, podemos leer que Dios creó el mundo a su imagen y semejanza, tiene pues que existir una correlación entre todo lo creado y entre la acción de Dios en la recreación del alma, que es el volver a nacer como dijo Jesús a Nicodemo, trataremos de ver como las leyes que rigen en la naturaleza en lo que se refiere a los movimientos del agua, tienen su correspondencia con las leyes que se refieren a la acción de la Gracia de Dios. 

De la misma manera, la gracia de Dios, que es la fuerza comunicada por la acción del Espíritu Santo sobre el alma humana es directamente proporcional a la densidad de la misma, es decir a su “peso específico” que la capacita para ser receptiva a la gracia, y por eso, a mayor fortaleza del alma se aplica una fuerza específica mayor.

Esa acción es también inversamente proporcional a la aceleración de la gravedad de la Tierra, es decir que cuando más el alma humana esté atraída por las cosas terrenales, menor será esta fuerza de la gracia de Dios, por esa razón dijo Jesús:

      “Entonces, se puso decir a todo el pueblo:
El que quiera venir en pos de mí, que renuncie a si mismo, que cargue con su cruz de cada día y que me siga. Porque el que quiere salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí, ese la salvará.” (Lc 9-23,24)

Y la Salvación del mundo se opera únicamente bajo la acción del Espíritu Santo, que es la fuerza F, que siempre está condicionada por la variable p que es el peso del alma, sometido a la atracción de la gravedad, representada en la fórmula por la variable g, que cuanto mayor es, más frena a la gracia, disminuyendo esa fuerza que es necesaria para impulsarla hacia el Reino de Dios.
Se ha demostrado pues matemáticamente, la necesidad que tiene el alma de renunciar a todas las apetencias del mundo, porque son las que impiden su Salvación eterna, por eso dice el Apóstol:

“No améis al mundo ni lo que hay en él. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo – los apetitos desordenados, la codicia de los ojos y el afán de grandeza humana – no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y todos sus atractivos pasan, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”(1 Jn 2-15,17)

Sobre el caudal Q: ese caudal son los dones 7 dones del Espíritu Santo, necesarios para encauzar el alma hacia el Cielo: Son el don de Ciencia, el don de Consejo, el don de Fortaleza, el don de Inteligencia, el don de Sabiduría y el más importante: el don del Temor de Dios.
Estos dones, que se reparten a criterio de Dios, son el caudal que nace del costado de Cristo, una vez agotada toda la Sangre divina que produce el Rescate y el Lavacro de toda la Humanidad, es lo que a su vez inunda el alma, y es el caudal que la transporta hacia el río de la Vida eterna, según así lo dijo Jesús a la Samaritana:
“Jesús le respondió:
-Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber, sin duda que tú mismo me pedirías a mí y yo te daría agua viva.
Contestó la mujer:
-Señor, si ni siquiera tienes con que sacar el agua, y el pozo es hondo, ¿Cómo puedes darme agua viva? Nuestro padre Jacob nos dejó este pozo del que bebió él mismo, sus hijos y sus ganados. ¿Acaso te consideras mayor que él?
Jesús replicó:
Todo el que bebe de esta agua, volverá a tener sed. En cambio el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed. Porque el agua que yo quiero darle, se convertirá en su interior en un manantial del que surge la vida eterna”(Jn 4-10,14)

Naturalmente este caudal que impulsa el alma hacia el Cielo, es el río que está nutrido por esos siete afluentes que son los dones del Espíritu consolador, su caudal varía en función de las variables precedentes que son la capacidad del alma, que es la variable p, y la acción de la gravedad terrestre que es la variable g.
La acción de esas variables es la que, condiciona el caudal Q, y por eso existe esta variedad tan grande entre los individuos en cuanto a su grado de perfección y de amor a Dios, que vamos a ver en la aclaración sobre la velocidad V.

LA VELOCIDAD V DEL CAUDAL

Cuando se estudia en hidráulica el régimen del río, se califica de régimen laminar o turbulento, dependiendo del número de Reynolds, el cual se calcula con la pendiente del río, su cauce y su forma.
Lo mismo ocurre con la Gracia de Dios existe el régimen laminar que es el movimiento tranquilo de la gracia en las almas, y el régimen turbulento que es el movimiento rápido y torrencial de las almas de los grandes Santos, que tienen prisa e impaciencia por ver a Dios.
Se enseña en hidráulica fluvial que el paso del régimen laminar al turbulento, genera siempre un resalto que es el que marca la transición de un régimen al otro.

Lo mismo se produce en el río de la Gracia de Dios, unas almas elegidas viajan por el régimen laminar que es lo más corriente, y otras, al aumentar el caudal de la Gracia, y la pendiente del río, que simboliza el grado de Amor del alma a Cristo Jesús que es el camino, la verdad y la Vida, están sometidas a un régimen turbulento, después de haber franqueado el resalto de las aguas del Jordán.
Y ese régimen turbulento simboliza la vida de los grandes Santos, los cuales sometidos a las fuerzas divinas e infernales, por razones de Justicia, transcurren con esas aguas, hasta alcanzar la meta de la Vida eterna que es el río de aguas cristalinas del trono de Dios, a las orillas del cual crecen los árboles de la vida.

Me mostró entonces el ángel un río de agua viva, trasparente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza de la Ciudad, a uno y otro lado del río, había un árbol de vida que daba doce cosechas, uno cada mes, cuyas hojas servían de medicina a las Naciones.
Ya no habrá nada maldito. Será la Ciudad del trono de Dios y del Cordero, en la que sus servidores le rendirán culto, contemplarán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente. Ya no habrá noche; no necesitarán luz de lámparas, ni la luz del sol; el Señor Dios alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos. (Ap 22-1,5)










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