Hojeando el libro del Ángel Azarías (Arzayah: palabra
que en hebreo significa: Dios socorre), he obtenido la confirmación de lo que
había escrito acerca del "Renacer del alma", basándome en las palabras
de Jesús-Dios a Nicodemo: Para alcanzar la Vida Eterna, el hombre tiene que
volver a renacer espiritualmente, ya que el alma es un espíritu, y el cuerpo es
solo una imagen imperfecta de Dios, y de la misma manera que hemos tenido unos padres materiales, que nos transmitieron la vida material, tenemos que tener unos Padres espirituales para transmitirnos la Vida Eterna: Jesús y María, que son los autores de nuestro renacimiento espiritual .
No tuvimos libertad para escoger nuestros padres que nos transmitieron la vida material del cuerpo y nuestro aspecto físico, pero si la tenemos para escoger nuestros Padres espirituales, y el aspecto espiritual de la Vida Eterna. Estos Padres son para los elegidos, Dios y para los réprobos Satanás.Y nuestro aspecto será semejante a esos progenitores: La infinita Hermosura de Dios y el infinito horror de Satanás.
Este es el sentido de las palabras que dijo Jesús a Nicodemo: Hay que volver a nacer para poder entrar en la Vida Eterna.
Dice Azarías:
(...) "¿Cuál es la morada Santa
de Dios? A esta pregunta responderán algunos: "El Cielo"; otros
"la Iglesia", y otros: "El corazón del hombre". Y aún, no
alcanzando la perfección en la respuesta, ninguno habrá errado, ya que Dios
habita en el Cielo, en su Iglesia y en el corazón de los hombres que están en
su gracia.
Más, para ser exactos, Dios está en Sí mismo. El tiene la morada en su
caridad infinita, única morada, que por su perfección e infinitud, puede
contener al Perfecto y al Infinito. En la caridad, todo se opera, procede, se
genera, se satisface, reposa y aplaca. La Caridad, esto es, el mismo, es la
morada Santa de Dios."
Y aquí hay que recordar la poesía
del gran San Juan de la Cruz, el cual describiendo el diálogo del alma con su
Divino Esposo, en el Cántico Espiritual, dice:
(Cant 1,5): Esto mismo quiso decir la esposa en los Cantares divinos, cuando deseando unirse con la divinidad del Verbo Esposo suyo, le pidió al Padre diciendo: "Muéstrame donde te apacientas y donde te recuestas al mediodía"(1,6); porque al pedir le mostrase donde se apacentaba, era pedir le mostrase la esencia del Verbo Divino, su Hijo porqué el Padre no se apacienta en otra cosa que en su Divino Hijo, pues es la Gloria del Padre, y el pedir le mostrase el lugar donde se recostaba era pedirle lo mismo, porque el Hijo sólo es el deleite del Padre, el cual no se recuesta en otro lugar, ni cabe en otra cosa que en su amado Hijo, en el cual todo Él se recuesta, comunicándole toda su esencia al mediodía, que es la eternidad, donde siempre le engendra y le tiene engendrado".
(Cant 1,5): Esto mismo quiso decir la esposa en los Cantares divinos, cuando deseando unirse con la divinidad del Verbo Esposo suyo, le pidió al Padre diciendo: "Muéstrame donde te apacientas y donde te recuestas al mediodía"(1,6); porque al pedir le mostrase donde se apacentaba, era pedir le mostrase la esencia del Verbo Divino, su Hijo porqué el Padre no se apacienta en otra cosa que en su Divino Hijo, pues es la Gloria del Padre, y el pedir le mostrase el lugar donde se recostaba era pedirle lo mismo, porque el Hijo sólo es el deleite del Padre, el cual no se recuesta en otro lugar, ni cabe en otra cosa que en su amado Hijo, en el cual todo Él se recuesta, comunicándole toda su esencia al mediodía, que es la eternidad, donde siempre le engendra y le tiene engendrado".
Por eso, como lo dice Azarías, La verdadera
morada de Dios Padre, se encuentra solo en la unión mística con Jesús, en el
amor del Espíritu Santo, que es la Caridad indicada por el Ángel.
[…] La mujer es solo una criatura
imperfecta, como imperfecta es igualmente su matriz. Más Dios no es imperfecto.
Ponderad, por tanto, que grado de carácter y de semejanza imprimará en aquellos
que salen de su seno. Todas las almas son creadas por Dios y toman del Padre
una primera imagen y semejanza. Ahora bien, toda alma, por espontánea voluntad,
puede, diré así, tornar al Padre y volver a nacer de Él. Es esta, la
“recreación” del alma de la que han hablado los doctores de la Iglesia.
Después de estas mis palabras,
aprecias todas las profundas verdades de las de S. Juan: el que ama, nació de
Dios y lo conoce. El que ama, puesto que si no amase a Dios, no haría por
entrar en él ni en “renacer” en plena y propia voluntad de Dios.
Vuestro primer nacimiento fue
querido por quien os engendró y Dios lo sanciona y ennoblece al conceder a la
materia el alma; más este nacimiento no depende de vuestra voluntad. La
Iglesia, desposada con Dios, coopera a vuestro nacimiento fortificando a la
criatura con la Gracia Bautismal y, consiguientemente con los otros sacramentos.
Pero únicamente cuando la criatura llega a la edad de comprender y de
querer, es cuando puede querer nacer de Dios, en un segundo y más perfecto
nacimiento que se realiza mediante el amor a Dios y al prójimo según los
dispone la Ley.
Y aquí viene toda la retahíla de “Maestros
espirituales” que sin ningún temor a predicar en contra de la tradición de los
Santos Padres, de la Iglesia, y de la doctrina de los Evangelios, se atreven a
emitir juicios contrarios a la Santa Doctrina de la Iglesia Católica, por
razones de bonismo, de relativismo y de progresismo. Los mueve la soberbia y la
ceguera espiritual debida a la ausencia de la Luz de Cristo, que no han querido
recibir para que no sean manifiestas sus malas obras, como dice S. Juan en su Evangelio, y su falta
de temor de Dios, no pudiendo dar a sus fieles algo que no tienen.
Con su razonamiento, que dice que todos somos
hijos de Dios, llegan a la conclusión herética de que el Infierno está vacío,
porque un Padre no puede mandar allí a un hijo suyo, como así me lo dijo un día cierto Arzobispo, haciendo pues innecesaria
la cruenta pasión y muerte de Cristo, el martirio de todos los Santos y la predicación de tantos misioneros, muchos de los cuales han dado su vida por la
Fe.
Y lo que es peor, petrifican las almas de los
fieles, condenandolos al Quietismo, yendo en contra de las recomendaciones de
Jesús que dijo: “El que no está conmigo está contra Mí, y el que no amasa
dispersa”
[…] La Caridad, en fin, alma mía,
es la que por si sola pone en fuga al demonio porque la Caridad es luz y el
demonio ama a las tinieblas; porque la Caridad es Sabiduría y las palabras engañosas de Satanás son
desmentidas por la Sabiduría; porque la Caridad es Verdad y el mal la odia; porque la Caridad es Dios y
satanás no soporta la vista de Dios.
Las turbaciones que el adversario pueda
suscitar con el recuerdo de faltas pasadas y con sugestiones de tentaciones
presentes, quedan anuladas mediante la Caridad que es misericordia y sobrepasa
los méritos y deseos de las criaturas que le aman, otorgando, además de la
liberación del Maligno y de sus artes turbadoras, lo que, incluso la criatura
humilde y amorosa no se atreve ni a imaginar siquiera que pueda obtener con su
oración.
[…] El árbol de la Vida se cubre
sin cesar de flores y de hojas y madura sus frutos para aquellos que aman,
sirven y responden con buena voluntad a los deseos de la Gracia de Dios.
La Gracia de Dios que está contigo, te protege y sostiene contra todos
aquellos que desearían alegrarse con una caída tuya, para así acallar la voz de
su conciencia que les reprocha de muchas cosas, siendo las primeras de ellas
sus falta de caridad y después su modo de hacer fructificar el don de Dios.
Perfecta descripción de la mentalidad de los
Progresistas, que no soportan a los creyentes que quieren conservar su fe con
toda su pureza, lo que para ellos es una denuncia a su comportamiento que
carece del más mínimo temor de Dios.
Más tú, ruega por ellos, por
todos, para que tengan la caridad que es la fuente de toda virtud y salvación.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario