Todos los Católicos, sabemos por la Revelación, que el fin de los Tiempos estará marcada por una decadencia de la Iglesia propiciada por el abandono de la santa Doctrina, de parte de una serie de individuos, adoradores de la Bestia Infernal, que intentarán por todos los medios derrotar al Género humano en su lucha por alcanzar el Reino de Dios.
Derrotar a la Iglesia es una tarea imposible, porque como lo prometió Jesucristo el Hijo de Dios, las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. En todas las épocas de la historia de las Naciones, existieron siempre guerras y atrocidades, consecuencia del abandono de la Ley de Dios por los hombres, lo que atrajo sobre ellos el castigo Divino.
Y esto está plenamente justificado en la Biblia en la Historia de los Israelitas desde el tiempo de Adán y Eva, hasta nuestros días: Cuando los hombres dejaban de adorar a Dios y se entregaban a los ídolos, Dios enviaba siempre un castigo proporcional a la culpa, algunos de ellos terribles como el Diluvio universal, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la invasión y la deportación de los Israelitas por las fuerzas invasoras, por no hacer caso antes a los avisos de los Profetas, enviados por Yahvé, para pregonar de que era necesario: el arrepentimiento y el cambio de conducta para evitar el castigo.
Y esto está plenamente justificado en la Biblia en la Historia de los Israelitas desde el tiempo de Adán y Eva, hasta nuestros días: Cuando los hombres dejaban de adorar a Dios y se entregaban a los ídolos, Dios enviaba siempre un castigo proporcional a la culpa, algunos de ellos terribles como el Diluvio universal, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la invasión y la deportación de los Israelitas por las fuerzas invasoras, por no hacer caso antes a los avisos de los Profetas, enviados por Yahvé, para pregonar de que era necesario: el arrepentimiento y el cambio de conducta para evitar el castigo.
Al final de los tiempos, será necesaria la intervención Divina, ya que la humanidad estará tan corrompida, que la única solución se encontrará en la intervención directa de Dios. Es lo que ocurrió en el Diluvio, cuando solo se salvaron Noé y su familia. Igualmente esto ocurrirá al final del mundo, pero si con Noé no había venido aún el Salvador y Redentor de la Humanidad, que es el Hijo de Dios, sacrificado como víctima expiatoria perfecta para aplacar a Dios, con el Anticristo no podrá haber una nueva Encarnación y sacrificio de Cristo, por esa razón, el mundo desaparecerá con todo el Género Humano.
Y para confirmar esas declaraciones, solo nos tenemos que acordar de Sodoma y Gomorra, que fueron destruidas por estar completamente corrompidas, solo se salvaron Lot y parte de su familia, ya que su mujer, por volverse a contemplar la aniquilación de la Ciudad, lo que significa echar de menos aquel horror, a pesar de la advertencia de Yahvé, fue transformada en estatua de sal.
Y en la lucha con la victoria contra el Anticristo, ya para siempre habrá una separación perfecta entre el Bien y el Mal, será el mundo Celestial y el mundo Infernal, para toda la eternidad. Hoy día muy pocos meditan sobre lo que es la Eternidad, solo se darán cuenta de ello los réprobos, que no han guardado aceite para sus lámparas cuando haya venido el Esposo, lo que será su mayor dolor, desgraciadamente para ellos, será demasiado tarde para rectificar; y también los elegidos, que ellos sí, han guardado aceite para sus lámparas, lo que será su mayor alegría.
Y para confirmar esas declaraciones, solo nos tenemos que acordar de Sodoma y Gomorra, que fueron destruidas por estar completamente corrompidas, solo se salvaron Lot y parte de su familia, ya que su mujer, por volverse a contemplar la aniquilación de la Ciudad, lo que significa echar de menos aquel horror, a pesar de la advertencia de Yahvé, fue transformada en estatua de sal.
Y en la lucha con la victoria contra el Anticristo, ya para siempre habrá una separación perfecta entre el Bien y el Mal, será el mundo Celestial y el mundo Infernal, para toda la eternidad. Hoy día muy pocos meditan sobre lo que es la Eternidad, solo se darán cuenta de ello los réprobos, que no han guardado aceite para sus lámparas cuando haya venido el Esposo, lo que será su mayor dolor, desgraciadamente para ellos, será demasiado tarde para rectificar; y también los elegidos, que ellos sí, han guardado aceite para sus lámparas, lo que será su mayor alegría.
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