MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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sábado, 12 de marzo de 2016

PROFUNDA EXPLICACIÓN SOBRE EL VALOR REDENTOR DEL SUFRIMIENTO




LA BARRA INFERIOR SIMBOLIZA LA BALANZA
QUE SERVIRÁ PARA JUZGAR A LA HUMANIDAD



Esta cruz ortodoxa representa en la barra horizontal superior la inscripción INRI (Jesús el Rey de los Judíos); la otra barra horizontal es el travesaño donde fueron clavados los brazos de Jesús; la barra inclinada inferior representa en el lado izquierdo la parte más alta a San Dimas, y la más baja, al mal ladrón llamado Gestas.

Esta Cruz simboliza también a toda la humanidad: esa barra inclinada, representa al alma redimida que ha soportado sus padecimientos sin acritud, amando a Cristo, y el réprobo, que ha maldecido a Jesús por los sufrimientos y las pruebas de la vida. y como Dios paga al alma con la misma moneda que ella usó, en el día del Juicio, unas almas serán amadas y salvadas, o malditas y condenadas, como así está escrito en los Evangelios.



De los cuadernos de María Valtorta 
(Dictado del 19 de Agosto de 1.944)
           

Dice Jesús:

          “Escribe:
         “¡Oh, Señor!, sé que en los días que me haces llorar más, me haces ganar más. Por eso te agradezco que me hagas llorar.
          ¡Oh, Señor!, sé que que en los días que me haces sufrir más, me haces aliviar más los dolores ajenos. Por eso, te agradezco que me hagas sufrir.
          ¡Oh, Señor!, sé que en los días que me haces angustiar más porque te escondes, Tú vas junto a un pobre hermano mío que está perdido. Por eso te agradezco esta angustia.
           ¡Oh, Señor!, sé que en los días que vuelcas sobre mí la onda amarga de la desolación, te entrego a un hermano desesperado. Por eso te agradezco esta onda amarga.

           ¡Oh, Señor!, sé que las tinieblas que me enceguecen, que el hambre que me hace languidecer, que la sed que me hace morir por Ti, debido a Ti, sirven para que, como Luz, Fuente, Alimento, vuelvas a darte al que muere por todas las muertes. Por eso te agradezco mis tinieblas, mi hambre, mi sed.

           ¡Oh, Señor!, sé que mis muertes espirituales en tu cruz significan resurrección para otros tantos muertos en tu cruz. Por eso, te agradezco que me hagas morir.

           Porque creo, ¡oh, Señor!, que todo lo que me haces es para mi bien, tiene como fin el bien, es para gloria de Dios, el Bien Supremo; porque creo que encontraré de nuevo todo esto cuando el verte me haga olvidar todo el  dolor que sufrí; porque creo que mi gozo aumentará con cada sufrimiento; porque creo que para las “víctimas” no hay justicia sino solamente Amor; porque creo que nuestro encuentro se concretará en una sonrisa, en un beso, tu beso, Jesús-Amor, que enjugará completamente las huellas de mi llanto; porque creo todo esto, te agradezco por mis innumerables espinas y te amo aún con mayor amor.

           Tú no me has dado el papel de María, que es el mejor, sino tu mismo papel, que es el perfecto, pues es el Dolor.   
           Gracias, Jesús”.
        
           Tienes que decir esto, pero no con los labios, sino con el espíritu persuadido de tal verdad, que te indica quien encarna la Verdad.
            Si para darte un eterno futuro más bello hubiera conocido un camino menos penoso. Lo habría elegido para ti, porque te amo; pero ese camino no existe. Por lo tanto te he dado este por un motivo de infinito Amor.

            Cada lágrima derramada con constante adhesión a la voluntad de Dios, cada lágrima derramada con amor por El que te la pide, cada lágrima que se ha sabido ofrecer, se adorna con el nombre de una obra cumplida por quien llora o de una criatura a la que éste ha llevado a la salvación.

         El llanto no significa culpa. Es un tributo a nuestra condición. La defino “nuestra” porque tu Dios fue también Hombre y lloró y María – la que no albergó miserias por ser inmaculada – lloró porque, siendo Corredentora, tuvo que vivir el dolor que, sin embargo, no le correspondía. Lloraron pues el hombre y la Mujer. Puedes llorar también tú, que eres un alma abrazada a Dios, pero que no eres ni divina ni inmaculada.

             Lo esencial es saber llorar sin que el llanto se convierta en pecado es decir, que sea un llanto sin acrimonia, y haciendo del llanto una moneda para rescatar a los esclavos que Satanás mantiene atados a su galera.
            
            ¡Salva, salva! Y no temas. Dios está contigo”.


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