ORACIÓN DEL PERRO A SU AMO
Tu me escogerás cuando nazca
y me guardarás toda la vida.
Y si alguna vez en tu casa, me olvido,
perdóname porque soy aún pequeño.
Ya lo verás cuando crezca
ya no te pediré casi nada
una caricia y un poco de pan,
como paga de ello, vigilaré todos tus bienes
y no dejaré a nadie molestar a los tuyos
mi amor y mi fidelidad crecerán para ti,
serás mi universo, mi porvenir y mi alegría.
Quiero ser tu esclavo y tu hijo,
sin dudarlo, te ofreceré mi vida,
pero por favor, te lo ruego,
no me abandones, no me abandones.
Para el perro, así como todos los animales, que Dios ha creado como ayuda para el hombre, para que le facilitan la vida, desde la humilde gallina hasta el caballo o la vaca, al ser animales que no tienen alma, Dios ha grabado en sus genes que el hombre es su dios en la Tierra, por eso, una vez amaestrados, le son completamente fieles y sumisos, el Creador les ha comunicado como tienen que comportarse hacia los humanos que son para ellos su dios.
Dios nos habla siempre contemplando la naturaleza, que está hecha a su imagen, y semejanza, y nos enseña al mirar en la creación, como tenemos que comportarnos, por eso esta oración del perro hacia su amo, nos enseña como tenemos que comportarnos hacia Dios, sabiendo que la distancia que existe entre el perro y el hombre, es muchísimo más reducida que la que existe entre el hombre y Dios, que es infinita.
ORACIÓN DEL CREYENTE A DIOS
Tú me has escogido de toda eternidad,
y me cuidas todos los días de mi vida.
Y si alguna vez te ofendí con el pecado,
perdóname porque soy inexperto.
Ya verás cuando crezca en Virtud,
sabré amarte y agradecerte más,
solo te pediré el pan de cada día, que es tu divina gracia,
para agradecértelo, defenderé tus mandamientos
y protegeré a mis hermanos amándolos
mi amor y mi fidelidad aumentarán gracias a Ti.
Serás mi universo, mi porvenir y mi alegría eternas.
Quiero ser tu esclavo y tu hijo,
sin dudarlo, te ofreceré mi vida,
pero por favor, te lo ruego,
no me abandones, no me abandones.
Es bien sabido que Dios no abandona nunca a las almas, pero el Santo temor de Dios, aumenta con la perfección del alma, ya que entonces el alma se da cuenta del tesoro tan grande que tiene, y teme perderlo, ofendiendo a Dios. Los que no han encontrado ese tesoro, no tienen ese Santo Temor. Como dice San Agustín: "Teme a Dios para no retroceder, y ámalo para avanzar".
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