Lectura de la carta del San Pablo a los Romanos 4, 20-25
Hermanos: Ante la promesa de Dios, Abrahán no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe por la gloria dada a Dios al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le fue computado como justicia.
Y no sólo por él está escrito: «le fue computado» , sino también por nosotros a quienes se computará si creemos en el que resucitó de entre los muertos, nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.
Meditando esta carta de San Pablo, recordamos lo que dijo Jesús a Pedro cuando después de preguntar a los discípulos: ¿Quien dice la gente que soy Yo?, este le contestó "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios", dijo entonces Jesús, de que esa fe solo podía provenir del Padre de las luces.
La fe en Jesús, transmitida a las almas por Dios Todopoderoso, es un certificado que confirma que la persona que la recibe, está inscrita en el libro de la Vida, por eso como lo dijo Jesús si viene a morir por el pecado, Él lo resucitará.
Mucha gente, sobre todo los protestantes, y muchos católicos se creen que la presunta fe que creen tener, la han obtenido por sus méritos, cuando en realidad Jesús dijo: No sois vosotros que me habéis escogido, porque fui Yo el que os escogí.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75.
V/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
R/. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo; según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. R/.
V/. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su alianza. R/.
V/. Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. R/.
EVANGELIO DE LA MISA
Lo que has acumulado, ¿de quién será?
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: Maestro dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
El le contestó: Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros ? Y dijo a la gente: Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes. Y les propuso una parábola: Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha. Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mi mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida».
Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? » Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.
Jesús nos ha enseñado que para alcanzar la Vida eterna, es absolutamente necesario seguir sus mandamientos, que se resumen en amar a Dios sobre todas las cosas, mandamiento que encierra en él todos los otros mandamientos, incluso el de amar a su prójimo como a si mismo, ya que el que dice que ama a Dios y no ama a su prójimo es un embustero.
En una comunidad religiosa de Internet, un Obispo comentó que es vergonzoso que haya contemplativos que estén aislados del mundo. Con estas palabras podemos afirmar que este prelado no tiene la menor idea de como es el amor verdadero a Dios, se puede decir por el mismo razonamiento anterior que es un embustero. El que ama de verdad a Dios, ama al prójimo, pero los que dicen que aman al prójimo, como lo hacen todos los políticos, la mayoría de las veces no aman a Dios, porque al no tener fe, no tienen la Gracia de Dios sean prelados o laicos. La Iglesia lo entendió así cuando nombró a Santa Teresita, que no había salido nunca de su Convento de Lisieux, Patrona de las misiones con San Francisco Javier.
Dice San Juan de la Cruz, el místico por excelencia, que Jesús en la Cruz hizo más en ese momento que con toda su vida de predicaciones y de milagros, ya que fue allí donde reconcilió el Género humano con Dios. Y también abrió las puertas del Limbo a todos los que estaban esperando ese momento para poder entrar en el Cielo.
Jesús nos ha enseñado que para alcanzar la Vida eterna, es absolutamente necesario seguir sus mandamientos, que se resumen en amar a Dios sobre todas las cosas, mandamiento que encierra en él todos los otros mandamientos, incluso el de amar a su prójimo como a si mismo, ya que el que dice que ama a Dios y no ama a su prójimo es un embustero.
En una comunidad religiosa de Internet, un Obispo comentó que es vergonzoso que haya contemplativos que estén aislados del mundo. Con estas palabras podemos afirmar que este prelado no tiene la menor idea de como es el amor verdadero a Dios, se puede decir por el mismo razonamiento anterior que es un embustero. El que ama de verdad a Dios, ama al prójimo, pero los que dicen que aman al prójimo, como lo hacen todos los políticos, la mayoría de las veces no aman a Dios, porque al no tener fe, no tienen la Gracia de Dios sean prelados o laicos. La Iglesia lo entendió así cuando nombró a Santa Teresita, que no había salido nunca de su Convento de Lisieux, Patrona de las misiones con San Francisco Javier.
Dice San Juan de la Cruz, el místico por excelencia, que Jesús en la Cruz hizo más en ese momento que con toda su vida de predicaciones y de milagros, ya que fue allí donde reconcilió el Género humano con Dios. Y también abrió las puertas del Limbo a todos los que estaban esperando ese momento para poder entrar en el Cielo.
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