![]() |
| En esta visión del Profeta Zacarías, los dos olivos al lado del Candelabro de 7 brazos, que son los 7 Espíritus de Dios, simbolizan a la conciencia y la razón de cada alma. |
Libro de Eclesiástico 17,1-13.
El Señor creó al hombre de la tierra y lo hace volver de nuevo a ella.
Esto significa que estamos de paso en esta tierra, para juzgar nuestras acciones y ser dignos de ser moradores de su Santo Reino.
Le señaló un número de días y un tiempo determinado, y puso bajo su dominio las cosas de la tierra.
Le señaló un número de días y un tiempo determinado, y puso bajo su dominio las cosas de la tierra.
Desgraciadamente hoy día muchas personas se creen que están aquí para siempre.
Lo revistió de una fuerza semejante a la suya y lo hizo según su propia imagen.
Lo revistió de una fuerza semejante a la suya y lo hizo según su propia imagen.
Dios nos hizo a imagen y semejanza suya en cuanto a su dominio sobre todo lo creado, pero también nos ha dotado de libertad para escoger entre el bien y el mal, esta libertad nace cuando somos mayores de edad, y desaparece a la hora de nuestra muerte, cuando seremos entonces esclavos hijos de Dios o de Satanás.
Hizo que todos los vivientes lo temieran, para que él dominara las fieras y los pájaros.
Hizo que todos los vivientes lo temieran, para que él dominara las fieras y los pájaros.
Le dio una lengua, ojos y oídos, el poder de discernir y un corazón para pensar.
Estos dones de conocimiento y discernimiento, y un corazón para pensar son nuestra razón para darnos cuenta de que estamos aquí de paso.
El colmó a los hombres de saber y entendimiento, y les mostró el bien y el mal.
El colmó a los hombres de saber y entendimiento, y les mostró el bien y el mal.
Y de que nos enteremos de las consecuencias del Bien y del Mal. Es lo que llamamos la voz de la conciencia, expresión sentimental de Dios en nuestras almas que nos alienta cuando hacemos algo bueno, y nos apena cuando hacemos algo malo, conciencia que no tienen los animales, que son como robots creados por Dios.
Les infundió su propia luz, para manifestarles la grandeza de sus obras, y les permitió gloriarse eternamente de sus maravillas: así alabarán su Nombre santo, proclamando la grandeza de sus obras.
Les concedió además la ciencia y les dio como herencia una Ley de vida; estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos.
Les concedió además la ciencia y les dio como herencia una Ley de vida; estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos.
La Luz de Dios es la que alumbra nuestro entendimiento, la contemplación del Cosmos que tiene una dimensión inimaginable, es la imagen de Dios, lo que a nosotros, seres limitados nos deja asombrados y maravillados, para que alabemos a Dios eternamente.
Dios dejó la huella suda en cada hombre, por eso en todos los sitios de la Tierra los hombres, hasta los salvajes, siempre han alabado a un ser supremo, nunca se ha visto un chimpancé, que comparte con nuestro cuerpo material casi todos los genes, adorar a un chimpancé supremo, o rendir homenaje a sus antepasados muertos.
Ellos vieron con sus ojos la grandeza de su gloria y oyeron con sus oídos la gloria de su voz.
La Grandeza de Dios está en todo lo creado, hecho a su imagen y semejanza, los oídos del alma son la voz de nuestra conciencia y nuestra razón, son los dos testigos del Apocalipsis que Dios llamará a Juicio cuando comparezcamos ante él, testigos que hoy día muchísima gente ha matado, pero que entonces resucitarán para terror de los que los han destruido, como así está escrito en el libro del Apocalipsis.
Salmo 103
Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo.
Los días del hombre son como la hierba:
él florece como las flores del campo;
las roza el viento, y ya no existen más,
ni el sitio donde estaban las verá otra vez.
Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
de los que lo temen y observan su alianza.
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo.
Los días del hombre son como la hierba:
él florece como las flores del campo;
las roza el viento, y ya no existen más,
ni el sitio donde estaban las verá otra vez.
Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
de los que lo temen y observan su alianza.
Evangelio según San Marcos 10,13-16.
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Estando los niños pequeños, sin pecados adquiridos, tienen asegurada la Presencia de Dios en sus almas, por eso Jesús dijo que sus ángeles están adorando en ellos a Dios: “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:10).Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
El niño es humilde, obediente, sincero y no es engreído, además está dispuesto a pedir perdón cuando se da cuenta de que ha ofendido a alguien, los moradores del Cielo han tenido que ser como ellos para poder entrar en su divina morada, si las almas no han podido conseguir en la Tierra, tendrán que ir a aprenderlo en la dura escuela del Purgatorio.

No hay comentarios:
Publicar un comentario