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Con la predicación actual, las almas anestesiadas ignoran
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Ciertos predicadores y doctores de la Ley que están predicando incansablemente con su mentalidad a un Dios "merengue", que te quiere como eres, provoca que la sociedad de más relevancia al pecado que a la virtud, que es objeto de burla, y en donde se acusa de retrógrados a los que intentan alcanzarla, ellos son los responsables de la degradación espiritual actual de la Sociedad, y de la ausencia del santo temor de ofender a Dios, que es un don del Espíritu Santo, y ya sabemos que el pecado contra Él, no tiene perdón ni en esta Tierra ni en el Cielo.
Hace ya muchos años, un conocido Jesuita D. Ricardo Franco, ya fallecido (q.e.p.d.), famoso teólogo, de los que saben Griego, Hebreo y Latín, Y que ha publicado multitud de libros, profesor de la Facultad de Teología de Granada, escribió en una Revista, que San Pablo tenía una visión Vetero-testamentaria, es decir anticuada, de la Ley de Dios.
Le mandé una carta que no tuvo respuesta, en la cual le argumentaba y le preguntaba: ¿Entre la visión de San Pablo, puesto por Dios como faro de la Iglesia pasada, presente y futura, y la interpretación personal suya, fruto de la moda de nuestros días, que quiere predicar al dios "relativista”, insensible al pecado, ¿Con cual hay que quedarse?
Hace poco tiempo, en una revista mensual de una Orden Religiosa a la cual está mi mujer abonada, vino la descripción detallada de la vida de un santo de esa Orden. Era la descripción muy bien redactada de una vida de penitencia y de abnegación, cumpliendo de una manera ejemplar con los preceptos evangélicos.
El que redactaba la vida del santo, era un hermano de esa misma Orden Religiosa. al final del artículo añadió a mi gran consternación: "Menos mal que el Concilio Vaticano II ha traído un aire fresco a todas esas prácticas religiosas". Le mandé una carta preguntándole: "¿Es que acaso cree Ud. que el Concilio Vaticano II ha establecido barra libre para todos los Católicos, para dar rienda suelta a todos los apetitos de sus fieles?". Naturalmente, a pesar de darle mi teléfono, mi dirección y mi correo, aún no he obtenido respuesta a mi pregunta, como era de esperar.
No se quieren dar cuenta que las almas tienen sed de la verdadera Doctrina, y no de unas enseñanzas adaptadas a las modas hedonistas del tiempo en que vivimos.
Hace poco tiempo, en una revista mensual de una Orden Religiosa a la cual está mi mujer abonada, vino la descripción detallada de la vida de un santo de esa Orden. Era la descripción muy bien redactada de una vida de penitencia y de abnegación, cumpliendo de una manera ejemplar con los preceptos evangélicos.
El que redactaba la vida del santo, era un hermano de esa misma Orden Religiosa. al final del artículo añadió a mi gran consternación: "Menos mal que el Concilio Vaticano II ha traído un aire fresco a todas esas prácticas religiosas". Le mandé una carta preguntándole: "¿Es que acaso cree Ud. que el Concilio Vaticano II ha establecido barra libre para todos los Católicos, para dar rienda suelta a todos los apetitos de sus fieles?". Naturalmente, a pesar de darle mi teléfono, mi dirección y mi correo, aún no he obtenido respuesta a mi pregunta, como era de esperar.
No se quieren dar cuenta que las almas tienen sed de la verdadera Doctrina, y no de unas enseñanzas adaptadas a las modas hedonistas del tiempo en que vivimos.
ADVERTENCIA CONTRA LA IMPIEDAD
De la Epístola de San Pablo a los Hebreos (Heb. 10, 26)
"Porque, si pecamos voluntariamente después de haber recibido el pleno conocimiento de la verdad, ya no hay más sacrificio por nuestros pecados, sino solo la terrible espera del juicio y el fuego vengativo que ha de devorar a los rebeldes.
Si el que quebranta la ley de Moisés es condenado sin compasión a muerte por la declaración de dos o tres testigos, ¿Cuánto mayor castigo no merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, el que profane la sangre de la alianza con que fue consagrado, el que ultraje al espíritu de la gracia? pues conocemos al que dijo:
Mía es la venganza;
Yo daré a cada uno según su merecido.
Y también: El Señor juzgará a su pueblo.
¡¡Ha de ser terrible caer en manos del Dios vivo!!"

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