MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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jueves, 8 de octubre de 2020

LOS MÁRTIRES EXPÍAN POR LOS PECADOS DE LA HUMANIDAD. LA TIERRA TIENE UN DOBLE DEBER: ALABANZA A DIOS Y EXPIACIÓN.





Dijo Jesús: "El que quiera venir en pos de Mí, que tome su cruz y me siga"





    Sublime lección del Salvador sobre el valor del Sufrimiento aceptado sin acritud, esta es la lección enseñada y cumplida por todos los Santos y los Mártires: "Sufrir o morir" era la divisa de Santa Teresa; y el Santo Cura de Ars decía: "Si conocierais el valor del sufrimiento, correríais detrás de él", doctrina que los progresistas quieren ahora anular con el pretexto del Concilio, creyendo que ahora la Santa Iglesia da "barra libre" a todos los creyentes, para hacer lo que les de la real gana. "Menos mal que el Concilio ha traído aires frescos", decía cierto fraile al relatar los sufrimientos de un Santo de su Orden monástica, en proceso de canonización.

Jesús contesta aquí a ciertos eclesiásticos conocidos míos que afirmaban que todo el mundo es egoísta, y el primer egoísta es Dios porque el catecismo dice que Dios creó al ser humano para adorarlo y servirle, ignorando de una manera inaudita que el Amor cuando es auténtico es darse a los demás, cuando no es auténtico, se llama egoísmo. Servir a Dios es amarlo, como lo hacen todos los Santos, cuyo ejemplo es Jesucristo; no servirlo es amarse a si mismo, como lo hacen todos los réprobos cuyo padre es Satanás. Volvemos otra vez al Protestantismo,  y al Relativismo: peca lo que quieras, Dios te querrá siempre. Y Dios aparece como Abba, el "papaíto", que permite todos los caprichos a sus hijos mimados, y que no los castiga nunca, hagan lo que hagan.

      Aquí aparece también la sempiterna pregunta sobre el por qué existe el sufrimiento de los inocentes y sobre todo de los niños. A este respecto, recuerdo lo que decía cierto amigo mío, Sacerdote de vida ejemplar: "Los Santos inocentes estarán en el Cielo por toda la eternidad, dando gracias a Dios por su muerte", y lo mismo acaece con los abortados: Los nuevos santos inocentes, que se han salvado, librándose de una lucha en este mundo, lucha tremenda e incierta, contra el Mundo, el Demonio y la Carne, que solo se puede ganar con la ayuda de Dios y mucha humildad, para así poder alcanzar la Salvación eterna.



LECCIÓN DE JESÚS A SAN PEDRO
 (del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta)

María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos estaba plenamente aceptada por Pío XII, que dijo: "Publíquese sus obras, el que las lea comprenderá"; San Juan Pablo II, la madre Inés del Stmo. Sacramento y Luigi Novarese, según he leído en la Asociación francesa "Las amis de Maria Valtorta".


              Dice Pedro a Jesús:

         (…) “Mira. Yo soy cerrado de mollera, lo sé y no me avergüenzo de decirlo. Y, si fuera por mí, no me preocuparía mucho de saber, porque creo que la sabiduría mayor está en amarte, seguirte y servirte con todo el corazón. Pero tú me mandas acá y allá. La gente me pregunta y tengo que responder. Pienso que lo que te pregunto a Ti, otros pueden preguntármelo a mí, porque los hombres tienen los mismos pensamientos.

           Tú decías ayer que siempre los inocentes y santos sufrirán; es más, que son los que sufren por todos. Esto es duro para mi inteligencia, aunque digas que ellos mismos lo desearán. Y creo que, de la misma manera que es duro para mí, lo puede ser para otros. Si me preguntan, ¿Qué tengo que responder? En este primer recorrido, una madre me dijo: “No era justo que mi niña muriera con tanto dolor, porque era buena e inocente”. Y yo, no sabiendo que decir, le dije las palabras de Job: “El Señor dio, el Señor quitó. Bendito sea el nombre del Señor”. Pero no me quedé convencido ni siquiera yo, ni la convencí a ella. Quisiera saber que decir otra vez….”.

          “Esto es justo, escucha: Parece una injusticia que los mejores sufran por todos, pero sin embargo es Justicia grande. Vamos a ver, Simón, dime: ¿qué es la Tierra, toda la Tierra?”.
       “¿La Tierra? Un espacio grande, grandísimo, hecha de tierra, agua y rocas, con plantas, animales y criaturas humanas”.
         “¿Y algo más?”.
       “Nada más…a menos que quieras que diga que es el lugar de castigo y exilio del hombre”.
        “La tierra es un altar, Simón, un enorme altar. Hubiera debido ser un altar de alabanza perpetua a su Creador. Pero la Tierra está llena de pecado. Por eso, debe ser un altar de perpetua expiación, de sacrificio, sobre el cual se consumen las víctimas. La tierra debería – como los otros mundos esparcidos en la Creación – cantar salmos a Dios que la creó. ¡Mira!”.

         Jesús abre las hojas de madera de la ventana y, por esta, abierta de par en par, entra el fresco de la noche, el susurro del torrente, el rayo de luna, y se ve el cielo tachonado de estrellas.
       “¡Mira estos astros! Cantan con su voz, hecha de luz y movimiento, en los espacios infinitos del firmamento, las alabanzas de Dios. Lleva milenios existiendo este canto suyo que sube, desde los azules campos del cielo, al Cielo de Dios. Podemos pensar en astros, planetas, estrellas, cometas, cuales criaturas siderales que, como siderales sacerdotes, levitas, vírgenes y fieles, deben cantar en un templo inmenso las alabanzas del Creador. Escucha, Simón. Oye el frufrú de las brisas entre las frondas y  el susurro de las aguas en la noche.

          También la tierra canta, como el cielo, con sus vientos y aguas, con la voz de los pájaros y animales. Pero, si para el firmamento basta la luminosa alabanza de los astros que lo pueblan, para el templo que es la Tierra no basta el canto de los vientos, aguas y animales, que cantan sin conciencia de ello las alabanzas de Dios, sino que en ella está también el hombre, la criatura que supera en perfección a todo lo que vive en el tiempo y en el mundo, dotada de materia como los animales, minerales y plantas, y de espíritu como los ángeles del Cielo, y como ellos destinado, si es fiel a la prueba, a conocer y poseer a Dios, con la gracia primero, con el Paraíso después.

         El hombre, síntesis que abraza todos los estados, tiene una misión que las otras criaturas no tienen, y que para él tenía que ser, además de deber, júbilo: amar a Dios; dar, inteligente y voluntariamente, culto de amor a Dios; corresponder al amor con que Dios, dándole la vida y el Cielo después de la vida, le ha amado; dar culto inteligente.

Piensa Simón. ¿Qué bien obtiene Dios de la Creación? ¿Qué beneficio? Ninguno. La Creación no aumenta a Dios, no le santifica, no le enriquece. Dios es infinito. Infinito hubiera sido aunque no hubiera existido la Creación. Pero Dios-Amor quería tener Amor, y creó para tener amor. Solo amor puede obtener Dios de la Creación; y este amor que es inteligente y libre únicamente en los ángeles y hombres. El día en que el gran altar que es la Tierra silenciara las alabanzas y súplicas de amor, la Tierra dejaría de existir, porque, apagado el amor, quedaría apagada la expiación, y la ira de Dios anularía ese infierno terrestre en que se habría convertido la Tierra.

     La Tierra, pues para existir debe amar. Y también esto: La Tierra debe de ser el Templo que ama y ora con la inteligencia de los hombres. Pero en el Templo, en todo templo, ¿qué víctimas ofrecen? Las puras, las víctimas sin mancha ni tara. Solo estas son gratas al Señor. Ellas y las primicias. Porque al Padre de familia han de dársele las cosas mejores, y a Dios, Padre de la humana familia ha de dársele la primicia de todas las cosas, y las cosas selectas.

     Pero he dicho que la Tierra tiene un doble deber de sacrificio: el de alabanza y el de expiación. Porque la Humanidad que la puebla pecó en los primeros hombres y peca continuamente, añadiendo al pecado de falta de amor a Dios esos otros mil pecados de adherirse a las cosas del Mundo, de la carne y de Satanás. Culpable, culpable Humanidad, que, teniendo la semejanza con Dios, teniendo inteligencia propia y ayuda divinas, es pecadora siempre, y cada vez más. 

     Los astros obedecen, las plantas obedecen, los elementos obedecen, los animales obedecen y, de la forma en que saben hacerlo, alaban al Señor. Los hombres no obedecen ni alaban suficientemente al Señor. He ahí, pues la necesidad de almas holocausto, que amen y expíen por todos: son los niños que pagan, inocentes y sin percatarse, el amargo castigo del dolor por aquellos que lo único que saben hacer es pecar; son los Santos que solícitos, se sacrifican por todos.

         Dentro de poco - un año o un siglo es siempre "poco" respecto a la eternidad - ya no se celebrarán otros holocaustos en el altar del gran Templo de la Tierra, sino los de las víctimas-hombre, consumadas con el sacrificio perfecto: hostias con la Hostia perfecta. No te estremezcas, Simón. No estoy diciendo, ciertamente, que Yo vaya a introducir un culto semejante al de Moloch, Baal y Astarté. 

       Los propios hombres nos inmolarán. ¿Entiendes? Nos inmolarán. Y nosotros iremos alegres a la muerte para expiar y amar por todos. Y luego vendrá el tiempo en que los hombres no inmolarán a los hombres, pero siempre habrá víctimas puras, que el amor consuma junto con la gran Víctima en el Sacrificio perpetuo. 

          Digo el amor de Dios y el amor por Dios. En verdad ellas serán las hostias del tiempo y Templo futuros. Lo grato a Dios es el sacrificio del corazón, y no los corderos y cabritos, terneros y palomas. David lo intuyó. Y en el tiempo nuevo, tiempo del espíritu y del amor, solo este sacrificio será grato.

         Considera, Simón, que si un Dios ha debido encarnarse para aplacar la Justicia Divina por el gran pecado, por los muchos pecados de los hombres, en el tiempo de la Verdad sólo los sacrificios de los espíritus de los hombres pueden aplacar al Señor. Tu piensas: "¿Pero por qué entonces, Él, el Altísimo, dio orden de que fueran inmoladas las crías de los animales y los frutos de las plantas?".

        Te respondo: porque antes de mi venida el hombre era un holocausto manchado y porque no se conocía el Amor, Ahora será conocido. Y el hombre que conocerá el Amor, porque Yo restituiré la Gracia por la cual el hombre conoce el Amor, saldrá del letargo, recordará, comprenderá, vivirá, se pondrá él en vez de los cabritillos y los corderos, hostia de amor y de expiación, imitando al Cordero de Dios, su Maestro y Redentor. El dolor, hasta ahora castigo, se transformará en amor perfecto. Y dichosos aquellos que lo abracen por amor perfecto".

            "Pero los niños..."
          "Quieres decir aquellos que todavía no saben ofrecerse... ¿Y tú sabes cuándo habla Dios en ellos? El lenguaje de Dios es lenguaje espiritual. El alma lo entiende y el alma no tiene edad. Es más, te digo que el alma niña, por no tener malicia, es, en cuanto a capacidad de entender a Dios, más adulta que la de un pecador anciano.

            Te digo, Simón, que verás hasta llegar a ver muchos niños enseñar a los adultos, e incluso a ti mismo, la sabiduría del amor heroico. Pero en esos pequeños que mueren por razones naturales está Dios obrando directamente, por razones de un tan alto amor que no puedo explicarte, porque se encuadran en la sabiduría que está escrita en los libros de la Vida, que solo en el Cielo serán leídos por los Bienaventurados. Leídos he dicho; pero en verdad, bastará con mirar a Dios por conocer no solo a Dios, sino también su infinita sabiduría.... "Ya hemos hecho venir el ocaso de la luna, Simón.... Pronto despuntará el alba, y tú no has dormido....".

      "No importa, Maestro. He perdido unas pocas horas de sueño y he ganado mucha sabiduría. Y he estado contigo. Pero, si me lo permites, me marcho. No a dormir, sino a meditar tus palabras.". Ya está en la puerta y está para salir, cuando se para pensativo y dice: "Una cosa más, Maestro. ¿Es correcto que diga a alguien que sufre que el dolor no es un castigo, sino una... Gracia; algo como.... como nuestra llamada, hermosa aunque fatigosa, hermosa aunque a quien ignora puede parecerle una cosa fea y triste?".

    "Puedes decirlo Simón, es la verdad. El dolor no es un castigo, cuando se sabe acoger y usar con justicia. El dolor es como un sacerdocio, Simón. Un Sacerdocio abierto a todos. Un Sacerdocio que confiere un gran poder sobre el corazón de Dios; y un gran mérito. Nacido con el pecado, sabe aplacar la Justicia. Porque Dios sabe usar para el Bien incluso aquello que el Odio ha creado para causar dolor. Yo no he deseado otro medio para anular la Culpa, porque no hay un medio mayor que este".


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martes, 6 de octubre de 2020

FIESTA DE LOS ÁNGELES CUSTODIOS. EXTRAORDINARIA EXPLICACIÓN DE SU COMPORTAMIENTO EN LAS ALMAS DE LOS JUSTOS Y EN LA DE LOS PECADORES.

 


Extraordinaria lección  de Teología, que enseña de una manera magistral cual es la misión del ángel de la guardia, que Dios ha puesto para guiar a cada persona por el camino que lleva a la Vida eterna. He comprendido como es la presencia del Ángel, y como se comporta con las almas justas que tienen a Dios escondido en el Sagrario de su ser, que es su corazón y también como se comporta con las almas que han rechazado a Dios por su pecado.
Jesús explica de una manera magistral, la trascendencia de las almas que son holocaustos, parecidas a Él, y como en los momentos de gran sufrimiento, el alma llega a perder la virtud de la Esperanza, pensando que Dios la ha abandonado, la misión del Ángel es entonces de tratar de restablecer esa esperanza perdida. Es lo que hizo el Ángel de la Misericordia de Jesús en el Jardín de los olivos y en la Cruz, cuando el Sublime Redentor dijo a su Padre ¿Padre por qué me has abandonado?



DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA
(25 de Junio de 1.944)

Dice Jesús:

[...] Los ángeles no pueden sufrir por su Dios para aumentar su Gloria, ni tampoco sufrir por su prójimo para obtener el bien del mismo. En cambio los hombres pueden hacerlo. Para los ángeles, cumplir la voluntad de Dios, es crear júbilo. Para los hombres, cumplir la voluntad de Dios es crear dolor, es hacer lo que Yo hice. En efecto cuando el dolor se llama holocausto y no es solo resignación, sino unión con la voluntad de Dios - del mismo modo que mi cuerpo estaba unido a la Cruz mediante el amor, la generosidad y la paciencia (los tres clavos que clavan a las víctimas en su santo patíbulo) -, vosotros hacéis lo mismo que Yo.

No te preocupes si lloras, Yo también lloré. También Yo gemí. Con disgusto en el cuerpo y en la mente, dije: "Que tu voluntad sea la mía" (Luc 2, 41-42). Lo dije con renuncia, pero lo dije. El Espíritu solo tuvo el coraje de repetirlo, pero lo dije. Que tu espíritu cante, en medio del disgusto y los temores de tu cuerpo y de tu mente, mientras la cruel operación se cumple sin ayuda alguna: "Señor, que tu voluntad sea la mía".

Cree que el premio será dos, tres, diez veces mayor que el que te abrían dado si ya hubieras obtenido dones de misericordia en el curso de tus sufrimientos. Dios es justo. Da un premio doble al mérito doble. Da un premio total al mérito total. No temas. Ve en paz".

El buen Dios me concede la sonrisa de mi ángel para confortarme por el penoso regreso del dolor.

Debo de haber sufrido y llorado abundantemente. Lo comprendo porque me siento destrozada y que los ojos me arden por las lágrimas que se han secado en las pestañas. Recuerdo que, después de haber vivido mi cotidiana hora de tristeza mortal y de llanto que solo Dios ve, me subí en el consabido sopor. Luego no recuerdo nada más. Pero todo me dice sin temor a equivocarme que cuando no era dueña de mi misma, he llorado desenfrenadamente y sin consideración por mis numerosísimas adherencias, que los sollozos incontenibles sacuden y luego duelen mucho más. Me lo dice el cuerpo, que está todo dolorido; me lo dicen el corazón y los pulmones, que parecen desgarrados y traspasados por cuchillas; me lo dicen los ojos, más nublados que nunca.
Le he preguntado a María, me ha dicho que he llorado y he reído, pero lo que es seguro es que he llorado y que he llorado mucho.

Pues bien, mientras estoy abandonada, sin fuerzas para moverme, y rezo mirando a mi ángel, que está arrodillado al pie de la cama, hacia la derecha, y parece rezar conmigo (y, a todo esto, me pregunto porque se encuentra en esa actitud y vestido de esa manera), oigo que mi invisible Maestro me dice:

"El ángel custodio de cada criatura adora en dicha criatura a Dios, que habita en ella mientras esté en la Gracia del Señor.
Vosotros sois templos vivos en los que habita Dios. Cada espíritu humano es un tabernáculo encerrado en el templo de vuestro cuerpo consagrado por los Sacramentos, en el que, por la unión indisoluble de las tres Personas, están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y solo la culpa expulsa al divino Huésped. Cuando la criatura ya no está en estado de gracia, el ángel custodio venera llorando la obra de su Creador, que es lo único que puede venerar. Pero sigue venerándola porque es obra de su Dios, del mismo modo que vosotros veneráis un lugar que otrora habité y que mis enemigos profanaron, pero que sigue siendo digno de veneración, no porque me contiene sino porque me contuvo, para entender, recuerda el santo Cenáculo.

He aquí el motivo por el cual cada ángel permanece con sumo respeto junto al que está bajo su custodia. ¡Feliz ese ángel que, estando junto a una criatura, puede decir: "Señor mío, encerrado en esa criatura, Te adoro" y no necesita volar al cielo para encontrar la mirada de Dios!

Y aquí se comprenden mucho mejor las palabras del Evangelio de San Mateo 17, 10: "Mirad que no despreciéis a uno de esos pequeños, porque en verdad os digo que sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre que está en los cielos".

Las vestiduras del tuyo te indican el carácter de su misión junto a ti: es la de infundirte esperanza. De las tres virtudes, es la que más hay que infundirte porque tu cruz te la tritura y destruye a cada momento. Y, por lo tanto, es necesario que a cada momento descienda a nutrirte desde el Cielo. La fe es segura, es fuerte como las alas de tu custodio. El amor es vivo como el manto que adorna sus espaldas. Más, sobre todo, el ropaje es amplio y resplandeciente, y dice: "¡Espera!"

¿Ves que nunca estas sola? Ya le veías en los momentos en que tenías gran seguridad en tu condición espiritual y en los momentos de gran júbilo. Y también lo ves ahora, cuando los acontecimientos te llevan a dudar completamente de tu misión y te abate la tristeza de la soledad espiritual. Lo ves porque está allí. Está allí siempre. Es el ángel de tu Getsemaní. Ámale como a un glorioso hermano que te ama".




jueves, 1 de octubre de 2020

LA SINRAZÓN Y LA IGNORANCIA DE CIERTOS INDIVIDUOS QUE LLENOS DE ORGULLO NO SABEN VER LAS SEÑALES DE LOS TIEMPOS


Pintada en la entrada de unos grandes almacenes de Granada
Bienaventurados los pobres porque 
vuestro 
es el Reino de Dios (Luc 6, 20)



ARGUMENTOS DE LOS ATEOS

"Satanás es tan fuerte, que Dios no puede, ni podrá nunca vencerle, prueba de ello es que continúa actuando desde el comienzo de la Creación".

Esta acusación ya muy antigua, ha alimentando varias herejías y religiones como el Zoroastrismo, el maniqueísmo y el dualismo, en donde se reconoce la existencia de dos "dioses" uno, el Dios del Bien y otro, el dios del mal. Estos dos dioses, coexisten en el mundo, y tienen sus seguidores, y ninguno de los dos puede prevalecer sobre el otro, porque son invulnerables.

Actualmente, Otros individuos siguen con la misma idea que consiste en atribuir a Satanás una fuerza y un poder que no tiene, ya que para obrar necesita siempre el permiso de Dios, porque Dios como Creador del cosmos y Rescatador de la Humanidad, siempre tiene la última palabra en todos los acontecimientos, y cuando deja poder al enemigo es por razones de Justicia, para no conculcar la libertad humana y afortunadamente, Satán nunca puede hacer su voluntad.
Pero para poder entender hasta que punto y como se puede ejercer en las almas la acción de Dios y de Satán, hay que hacer la observación siguiente: 

Para un observador del Cosmos, situado en la dimensión extra terrena, es decir desde la eternidad, en donde no existe ya el tiempo, ni la materia ya que todo es inmutable y también siempre nuevo, porqué es infinito, y en el mundo material en donde todo se transforma, se degrada y muere, a pesar que dure miles de millones de años, ese mundo es solo un espejismo, comparándolo con la eternidad.

Pero el espejismo es solo una pura mentira, porque representa una realidad que es virtual, y eso es lo que ocurre con un Universo sometido al tiempo: todo se mueve y transforma y todo lo que fue no es, y todo lo que es no será, y todo lo que será, se acabará y desaparecerá hasta alcanzar la muerte.

Y como así lo hemos visto, el mundo, visto como espejismo, es, como el reloj que “miente” constantemente, ya que está, a cada instante marcando un tiempo nuevo. Comparado la Eternidad que es una realidad inmutable, con el mundo, ubicado en el tiempo, Satanás no puede actuar allí, por eso fue arrojado por el Arcángel San Miguel del Cielo, el Reino de la Verdad, a la Tierra, porque donde está la Verdad que es Dios, nunca puede coexistir la mentira, por eso dijo Jesús : "Mi Reino no es de este mundo" .

Este mecanismo - tiempo, materia, muerte - es pues una mentira ya que no podemos observar la realidad simplemente porque no existe.

La única realidad es Dios que dijo: "Yo Soy El que Soy", y todo lo que no es Dios y su Santo Reino es pura mentira. El mundo, y Satanás el padre de la mentira se podría pues llamar "Yo soy el que no soy", o “Yo soy el que estoy pero que no estaré”.

[…] "¿De qué te asombras? Te explicaré el misterio de la mujer y de la bestia de siete cabezas y de diez cuernos sobre la que está montada. La bestia que has visto era, pero ya no es; va a surgir del abismo pero marcha hacia la perdición” (Ap 17-7,8)

Introducir pues el tiempo, que es necesario para la Creación tanto material como espiritual, es dar pie a la mentira, y por eso Dios permite actuar en este mundo a Satán, porque es el padre de la mentira, el reloj miente pues incansablemente, cuando indica ahora un tiempo e inmediatamente dice otro, desmintiendo lo que dijo anteriormente, y esto es así como todas las cosas materiales que vemos.

El tiempo pues que es necesario para la santificación y para el renacer del alma, es el que permite la mentira que está ligada a la justicia y a la libertad del género humano para poder escoger libremente entre el Bien y el Mal. Y por esa razón dijo Jesús: "Mi Reino no es de este mundo".
"No améis al mundo ni lo que hay en él, Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo – los apetitos desordenados, la codicia de los ojos y el afán de grandeza humana – no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y todos sus atractivos pasan. Pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre" (1 Jn 2-15,17)
Y también dijo Jesús: "Vosotros sois de este mundo pero yo no soy de este mundo".
Y aquí están completamente en concordia con las palabras del sumo Pontífice Francisco elegido ayer que afirmó algo así como "El que no reza a Jesús y está en el mundo, reza a Satanás".
Y me permito hacer una comparación con el Cardenal emérito de Sevilla Carlos Amigo, que en un programa de la T.V. de Andalucía, gobernada por unos elementos de Izquierda, con leyes a favor del Aborto, de la píldora abortiva del "día después", del matrimonio homosexual, del "divorcio exprés", partidarios de la Eutanasia y de la asignatura de la Educación para la Ciudadanía en donde se educa a los niños doctrinas contrarias a la fe católica, y partidarios de la Ley de la Memoria Histórica, socialista, en donde se ha despertado el odio que existía en la Guerra Civil española, Cardenal que se permitió afirmar: "Hay que mimar a todos los partidos políticos, sean del color que sean" (sic)

Los elementos como este Cardenal son los responsables de la decadencia moral actual en Europa, la Elección del Espíritu Santo ha sido perfecta. Hay que rezar insistentemente por el Papa Francisco, para que pueda eliminar toda la corrupción doctrinal eclesiástica, todos los cobardes que se acomodan a la moral existente, todos los partidarios de la Teología de la secularización del tipo Hans Küng, Massía, o Queiruga, que son todos los que quieren seguir a Cristo sin llevar la Cruz.

Contra los "pseudo-misioneros" del tipo Teología de la liberación, que dicen que no se puede predicar el Evangelio si no se es  primero una ONG de ayuda a los necesitados. A este respeto, leí hace tiempo en el periódico ABC, que unos misioneros Católicos que solo se preocupaban del bienestar material, extrañados de que unos fieles suyos hayan abrazado sectas protestantes, les preguntaron la razón, ellos les contestaron: "Ellos nos han hablado de Cristo, Uds. nunca lo hicieron".

El Papa Francisco ha oficiado su primera misa como Pontífice. Lo ha hecho en la Capilla Sixtina y ante la presencia de los Cardenales electores que ayer lo eligieron nuevo Papa. En su discurso el Papa Francisco ha relatado que "Cuando caminamos, edificamos y confesamos sin llevar la Cruz de Cristo, Obispos, Cardenales, Papas, somos mundanos pero no discípulos de Cristo".

Así el pontífice ha asegurado que "Hay que tener el coraje de caminar con la Cruz del Señor y edificar la Iglesia sobre la Sangre de Cristo y de confesar la única Gloria. Cristo crucificado".

Palabras del Papa, que dejan atónitos a todos los nuevos herejes y cierta Jerarquía, que predican la relajación, el relativismo, con la doctrina "light", y el abandono de la Cruz.

"Virgen Santísima, sálvanos, inunda a toda la Humanidad con las gracias de la llama de Amor de tu Corazón dolorido e Inmaculado que ciega a Satanás y destruye el pecado".



lunes, 21 de septiembre de 2020

NO PONDRÁS A PRUEBA EL SEÑOR TU DIOS


No tentarás al Señor tu Dios, significa que no hay que ponerse en situación de peligro, pensando que Dios proveerá.


Dice Jesús a Satanás: "está escrito no tientes al Señor tu Dios"


La contestación de Jesús a Satanás cuando este le aconsejaba que se tirara del alar del Templo, para hacer una entrada triunfante en el Templo sostenido por sus ángeles, no es lo que la mayoría de la gente se imagina: significa que no hay que ponerse en situación de peligro, confiando que Dios nos salvará.
Satanás, intenta engañar a Jesús proponiéndolo un fin bueno para que cometa el error de tanta gente de hoy, que no han sabido aplicar las enseñanzas de Jesús, y que en vez de triunfar del pecado huyendo de el, se han entregado a todos los vicios, pensando que iban a salir inmunes. 




Del Evangelio como me ha sido revelado
de María Valtorta

Capítulo 46: Jesús tentado por Satanás en el desierto.
Como se vencen las tentaciones

      (…) Ante mi, la soledad pedregosa que había contemplado a mi izquierda en la visión del bautismo de Jesús en el jordán. (…) Arriba, un cielo despiadadamente azul; abajo, el terreno árido, en torno rocas y silencio. Esto es lo que veo por lo que a la naturaleza se refiere.

      Apoyado en una roca que, por su forma (…) crea un embrión de gruta, y sentado en una piedra que ha sido arrastrada en la oquedad, (…), está Jesús. Se resguarda del sol ardiente. Y el interno consejero me indica que esa piedra, en la que ahora está sentado, es también su reclinatorio y su almohada cuando descansa breves horas envuelto en su manto bajo la luz de las estrellas y el aire frío de la noche. Ahí cerca, está la bolsa que le vi tomar antes de salir de Nazaret; todo su haber, por lo flácida que aparece, comprendo que está vacía de la poca comida que había puesto en ella María.

      Jesús está muy delgado y pálido. Está sentado con los codos apoyados en las rodillas y los antebrazos hacia fuera, con las manos unidas y entrelazadas por los dedos. Medita. De vez en cuando levanta la mirada y la dirige a su alrededor y mira el sol, que está alto, casi a plomada, en el cielo azul. De vez en cuando, y después de dirigir la mirada en torno a si y alzarla hacia la luz solar con vértigo, cierra los ojos y se apoya en la peña que le sirve de cobijo.

     Veo aparecer el feo hocico de Satanás. No se presenta de la forma con que nos lo imaginamos: con cuernos, rabo, etc. etc. Parece un beduino envuelto en su vestido y su gran manto, que se asemeja a un disfraz de dominó. En la cabeza, el turbante, cuyas faldas blancas caen sobre los hombros y a ambos lados de la cara para protegerlos. De manera que, de la cara, puede verse un pequeño triángulo muy moreno, de labios delgados y sinuosos, de ojos negrísimos y hundidos, llenos de destellos magnéticos. Dos pupilas que te leen en el fondo del corazón, pero en las que no lees nada, o una sola palabra: misterio.

    Lo opuesto del ojo de Jesús, también muy magnético y fascinante, que te lee en el corazón, pero en el que tú lees también que en su corazón hay amor y bondad hacia ti. El ojo de Jesús es una caricia en el alma. Este es como un doble puñal que te perfora y quema.
      
  Se acerca a Jesús: “¿Estás solo?”
  Jesús le mira y no responde.
 “¿Cómo es que estás aquí? ¿Te has perdido?”
  Jesús vuelve a mirarle y calla.
 “Si tuviera agua en la cantimplora, te la daría, pero yo también estoy sin ella. Se me ha muerto el caballo y me dirijo a pié al vado, allí beberé y encontraré a alguien que me dé un pan. Sé el camino. Ven conmigo. Te guiaré”.
 Jesús ya ni siquiera alza los ojos.
“¿No respondes? ¿Sabes que si te quedas aquí mueres? Ya se levanta el viento. Va a haber una tormenta. Ven”
Jesús aprieta las manos en muda oración.
   “¡Ah, entonces eres Tú! ¡Hace mucho que te busco! Y hace mucho que te vengo observando. Desde el momento en que fuiste bautizado. ¿Llamas al Eterno? Está lejos. Ahora estás en la Tierra, entre los hombres. Y sobre los hombres reino yo. Pero, me das pena y quiero ayudarte, porque eres bueno y has venido a sacrificarte por nada. Los hombres te odiarán por tu bondad. No entienden más que de oro, comida y sensualidad.

    Sacrificio, dolor, obediencia, son palabras para ellos más muertas que esta tierra que tenemos en nuestro alrededor. Son aún más áridos que este polvo. Solo la serpiente y el chacal pueden esconderse aquí, esperando morder o despedazar a alguno. Vámonos. No merece la pena sufrir por ellos. Los conozco más que Tú”. Satanás se ha sentado frente a Jesús, le escudriña con su mirada tremenda y sonríe con su boca de serpiente. Jesús sigue callado y ora mentalmente.

   “Tú desconfías de mí. Haces mal. Yo soy la sabiduría de la Tierra. Puedo ser maestro tuyo para enseñarte a triunfar. Mira: lo importante es triunfar. Luego, cuando uno se ha impuesto, cuando ha engatusado al mundo, puede conducir a este donde quiera. Pero primero hay que ser como les gusta a ellos, como ellos. Seducirlos haciéndoles creer que los admiramos y seguimos su pensamiento.

     Eres joven y atractivo. Empieza por la mujer. Siempre se debe comenzar por ella. Yo me equivoqué induciendo a la mujer a la desobediencia. Debería haberla aconsejado de otra forma. Habría hecho de ella un instrumento mejor y habría vencido a Dios. Actúe precipitadamente. ¡Pero Tú…! Yo te enseño porque un día deposité en Ti mi mirada con júbilo angélico y aún me queda un resto de aquel amor; escúchame y busca mi experiencia; búscate una compañera. Adonde Tú no llegues, ella llegará. Eres el nuevo Adán, tienes que tener tu Eva.

     Además, ¿Cómo podrás comprender y curar las enfermedades de la sensualidad si no sabes lo que son? ¿No sabes que es ahí donde está el núcleo del que nace la planta de la codicia y el afán del poder? ¿Por qué el hombre quiere reinar? ¿Por qué quiere ser rico, potente? Para poseer a la mujer. Esta es como la alondra. Tiene necesidad de algo que brille para sentirse atraída. El oro y el poder son las dos caras del espejo que atraen a las mujeres y las causas del mal en el mundo.

     Mira: detrás de mil delitos de distinta naturaleza, hay al menos novecientos que tienen raíz en el hambre de posesión de la mujer o en la voluntad de una mujer consumida por un deseo que el hombre aún no satisface, o ya no satisface. Ve a la mujer, si quieres saber que es la vida. Solo después podrás atender y curar los males de la humanidad.


     ¡Es bonita, la mujer! No hay nada más hermoso en el mundo. El hombre tiene el pensamiento y la fuerza. ¡Pero la mujer!... Su pensamiento es un perfume, su contacto es caricia de flores, su gracia es como vino que entra, su debilidad es como madeja de seda o rizo de niño en las manos del hombre, su caricia es fuerza que se vierte en la nuestra y la enciende. El dolor, la fatiga, la aflicción, quedan anulados cuando se está junto a una mujer y ella entre nuestros brazos como un ramo de flores.

     Dice Satanás:

     “¡Pero que tonto soy! Tú tienes hambre y te hablo de la mujer. Tu vigor está exhausto. Por ello, esta fragancia de la Tierra, esta flor de la creación, este fruto que da y suscita amor, te parece sin importancia. Pero, mira estas piedras: ¡que redondeadas son y que pulidas están, doradas bajo el sol que cae!; ¿no parecen panes? Tú, Hijo de Dios no tienes más que decir “quiero”, para que se transformen en oloroso pan como el que ahora están sacando del horno las amas de casa para la cena de sus familiares. Y estas acacias tan secas, si Tú quieres, ¿no pueden llenarse de dulces pomos, de dátiles de miel? ¡Sacíate, Oh Hijo de Dios! Tú eres el Dueño de la Tierra. Ella se inclina para ponerse a Tus pies y quitarte el hambre.

      ¿Ves como te pones pálido y te tambaleas con solo nombrarte el pan? ¡Pobre Jesús! ¿Estás tan débil, que ya no puedes ni siquiera dominar el milagro? ¿Quieres que lo haga yo en tu lugar? No estoy a tu altura, pero algo puedo. Me quedaré falto de fuerzas durante un año, las reuniré todas, pero te quiero servir porque Tú eres bueno y siempre me acuerdo que Tú eres mi Dios, aunque yo me haya hecho indigno de llamarte tal. Ayúdame con tu oración para que pueda…”

      “Calla. No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que viene de Dios”.

      El demonio siente una sacudida de rabia. Le rechinan los dientes y aprieta los puños; de todas formas se contiene y transforma su mueca en sonrisa.

     “Comprendo, Tú estás por encima de las necesidades de la Tierra y te da repugnancia el servirte de mí. Me lo he merecido. Ven, entonces, y ve lo que hay en la casa de Dios, ve como incluso los sacerdotes no rehúsan hacer transacciones entre el espíritu y la carne; porque, al fin y al cabo, son hombres y no ángeles. Cumple un milagro espiritual. Yo te llevo al pináculo del Templo, Tú transfigúrate en belleza ahí arriba, y luego llama a las cohortes de ángeles y dí que hagan de sus alas entrelazadas alfombra para Tus pies y te porten así al patio principal. Que te vean y se acuerden de que Dios existe. De vez en cuando es necesario manifestarse, porque el hombre tiene la memoria muy frágil, especialmente en lo espiritual. Tú sabes que dichosos se sentirán los ángeles de proteger tu pié y de servirte de escalera cuando bajes”.

     “No tientes al señor tu Dios, está escrito”.

     “Comprendes que tu aparición tampoco mudaría las cosas y el Templo continuaría siendo un mercado y un lugar de corrupción. Tu divina sabiduría sabe que los corazones de los ministros del Templo son un nido de víboras, que se devoran, y devoran, con tal de aumentar su poder. Solo los doma el poder humano.

     Ven entonces. Adórame. Yo te daré la Tierra. Alejandro, Ciro, César, todos los mayores dominadores pasados o vivos serán semejantes a jefes de mezquinas caravanas respeto a Ti, que tendrás a todos los reinos de la Tierra bajo tu cetro, y con los reinos todas las riquezas, todas las cosas bellas de la Tierra, y mujeres y caballos y soldados y templos. Podrás poner en alto en todas partes tu Signo, cuando seas rey de reyes y Señor del mundo.

    Entonces te obedecerá y servirá y venerará el pueblo y el sacerdocio. Todas las castas te honrarán y servirán, porque serás el Poderoso, el Único, el Señor.
       ¡Adórame aunque sea solo un momento! ¡Quítame esa sed que tengo de ser adorado! Es la que me ha perdido, pero ha quedado en mí y me quema. Las llamaradas del infierno son aire fresco de la mañana respecto a este ardor que me quema por dentro. Es mi infierno, esta sed. ¡Un momento, aunque solo sea, de gozo, al eterno atormentado! Hazme sentir lo que quiere decir ser Dios, y me tendrás devoto, obediente como siervo, durante toda la vida, en todas tus empresas. ¡Un momento! ¡Un solo momento, y no te atormentaré más!”.

      Satanás cae de rodillas, suplicando.

    Jesús, por el contrario, se ha levantado. Ha adelgazado en estos días de ayuno y parece aún más alto. Su rostro tiene un terrible aspecto de serenidad y potencia, sus ojos son dos zafiros abrasadores, su voz es un trueno que resuena en la oquedad de la roca y se esparce por el pedregal y el llano desolado, cuando dice: 

“Vete Satanás. Está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás”.

    Satanás con un alarido de condenado desgarro y de odio indescriptible, sale corriendo (tremendo ver su furiosa, humeante persona). Y desaparece con un nuevo alarido de maldición.
Jesús se sienta cansado, apoyando hacia atrás la cabeza contra la roca. Parece exhausto. Suda. Pero seres angélicos vienen a mover suavemente el aire con sus alas en el ambiente del bochorno de la cueva, purificándolo y refrescándolo. Jesús abre los ojos y sonríe. No lo veo comer. Yo diría que se nutre del aroma del Paraíso, obteniendo así nuevas fuerzas.


     El sol desaparece por el poniente. Jesús toma su vacío talego y acompañado por los ángeles que producen una tenue luz suspendidos sobre su cabeza mientras la noche cae rapidísima, se dirige hacia el Este, mejor dicho, hacia el Nordeste. Ha recuperado su expresión habitual, el paso seguro. Solo queda, como recuerdo del largo ayuno, un aspecto más ascético en su rostro delgado y pálido y en sus ojos, absortos en una alegría que no es de esta Tierra.


EL COMPORTAMIENTO DE LOS CREYENTES ANTE LAS INSIDIAS DEL ENEMIGO



Vemos claramente que el que no cree en el Evangelio, es porque está hundido en el vicio, habiéndose puesto en peligro ante las tentaciones, pensando que iba a triunfar de ellas, y ataca vehementemente a Jesús, y a su Iglesia, porque está en las tinieblas y la Luz de Cristo no puede  alumbrar su comportamiento animal.

“Al principio ya existía la Palabra.
Y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Ya al principio estaba junto a Dios.
Todo fue hecho por ella
Y sin ella no se hizo nada
de cuanto llegó a existir.
En ella estaba la vida
y la vida era la luz de los hombres;
la luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no la sofocaron”.(Jn 1-1,5)

Los incrédulos preguntan a Jesús:

       “En esto se le acercaron los Judíos, se pusieron a su alrededor y le dijeron:
-¿Hasta cuando vas a tenernos en vilo?
Si eres el Cristo, dínoslos claramente de una vez.
Jesús les respondió:
 -Os lo he dicho con toda claridad y no me habéis creído. Las obras que yo hago por la autoridad recibida de mi Padre, dan testimonio de Mí; vosotros sin embargo no me creéis, porque no pertenecéis a las ovejas de mi rebaño. Mis ovejas escuchan mi voz; y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre; nadie puede arrebatármelas. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. El Padre y Yo somos uno.” (Jn 10-24,30)





sábado, 19 de septiembre de 2020

NO SON CATÓLICOS TODOS LOS QUE DICEN ESTAR EN LA IGLESIA, PERO ESTAN EN ELLA MUCHOS QUE LLAMAMOS PAGANOS.




              Las flores también crecen en los Países paganos 



Evangelio según San Lucas 4, 21-30

Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír". Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?". Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo'. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún". Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.

Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio".

Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

Este escrito es para muchos católicos de hoy, y sobre todo los de antes que se imaginan que fuera de la Iglesia Católica no había Salvación, y que los niños no bautizados no podían entrar en el Cielo, e iban a un lugar llamado "Limbo", cuando Jesús dijo que "el que no está conmigo está contra mí". Y también para los que se imaginan que la Religión consiste en los ritos y los preceptos humanos, como lo hacían los Fariseos, que se creían que todo consistía en el cumplimiento a raja tabla de los preceptos de Yahvé, sin aplicar en ellos la Caridad que es el amor a los pobres pecadores y la consideración de que sus pecados son a veces como una enfermedad, que si ellos quieren, es posible curarlos con Amor hacia ellos y sobre todo con la oración de súplica y de misericordia a Dios, por la intercesión de la Santísima Virgen María. Ella dijo en Fátima a los pastorcillos: “Cuanta gente se condena porque no hay nadie que rece por ellos”.

     Es también para un gran número de creyentes, que no comprenden como el Papa actual y algunos Papas anteriores, se han reunido con representantes de otras religiones para dialogar con ellos, para así tratar de evitar el odio y el desprecio que aún persiste en muchas religiones, cometiendo desgraciadamente, según mi opinión el grave error de colocar un Buda encima de un Sagrario, o besando un Corán, lo que equivale a decir que su religión es tan válida como la nuestra.

     Si Dios puede resucitar un cuerpo muerto, también puede resucitar un alma muerta a la Gracia, mientras esté en este mundo, ya que en el otro será imposible.

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María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos 


               DE LOS CUADERNOS DE MARÍA VALTORTA 

                                (14 DE JULIO de 1.944)


 Dice Jesús: 

“Quien cierra el corazón a la misericordia cierra el corazón a Dios. Porque Dios está en vuestros hermanos y quien no es misericordioso hacia los hermanos, no es misericordioso hacia Dios. No se puede separar a Dios de sus hijos, y pensad bien que vosotros que vivís sois todos hijos del Eterno que os ha creado. También aquellos que en apariencia parece que no lo son, porque viven fuera de mi Iglesia, lo son. No creáis que es lícito ser duros, egoístas, porque uno no es de los vuestros. El origen es uno: el Padre. Sois hermanos aunque no viváis bajo el mismo techo paterno. Y, ¿Cómo no pensáis en actuar para atraer a los alejados, a los perdidos, a los infelices, que por diversos motivos están fuera de mi morada? Dios no es exclusivo de los católicos, y mucho yerran aquellos católicos que no se afanan por los no católicos. No trabajan por el interés del Padre, son solo parásitos que viven del Padre sin darle ayuda filial. Dios no tiene necesidad de ayuda porque es potentísimo. Pero de todos modos la quiere de vosotros. 

Dios está también donde distinta fe o distinto espíritu hace pensar que no esté. Y en verdad os digo que no es lo que aparece lo que es verdadero. Muchos católicos están desprovistos de Dios más de cuanto lo esté un salvaje. Porque muchos católicos tienen de hijos de Dios solo el nombre, peor: escarnecen y hacen escarnecer este nombre con una vida hipócrita, cuyas manifestaciones son la antítesis de los dictámenes de mi Ley, cuando no llegan a la abierta rebelión que les hace enemigos de Dios. Mientras que en la fe de un no católico, equivocada en la esencia, pero corroborada por una vida recta, está más el signo del Padre. Estas son solo criaturas que tienen necesidad de conocer la Verdad. Los hijos falsos, en cambio, son criaturas que deben conocer además de la Verdad, el Respeto, y el Amor hacia Dios.

 Las almas que quieren ser mías tienen que tener misericordia de estas otras pobres almas. Pero las almas-víctimas deben inmolarse también por ellas. ¿Hice Yo de otra forma? ¿No me inmolé por todos? Si es misericordia dar de comer, vestir, dar de beber, enterrar, instruir, consolar, ¿qué no será obtener, a precio del propio sacrificio, la Vida verdadera para sus hermanos? ¡Si el mundo fuera misericordioso!... el mundo poseería a Dios, y lo que os tortura caería como hoja muerta. Pero el mundo, y especialmente los cristianos, han sustituido el amor por el odio, la Verdad por la hipocresía, la Luz por las tinieblas, Dios por Satanás.

 Y Satanás allí donde Yo sembré Misericordia y la hice crecer con mi Sangre, esparce sus abrojos y los hace prosperar con su soplo de infierno. Vendrá su hora de derrota. Pero ahora viene él porque vosotros le ayudáis. Pero bienaventurados los que saben permanecer en la Verdad y trabajar por la Verdad. Su misericordia tendrá el premio en el Cielo”.





miércoles, 16 de septiembre de 2020

INTERPRETACIÓN MÍSTICA DEL ANTICRISTO DEL APOCALIPSIS Y PROFECÍA DE LA REBELIÓN DE LA NATURALEZA EN EL FIN DEL MUNDO



                           El "arma" Laser más eficaz contra el Anticristo




Visión del Anticristo

Vi otra bestia que surgía de la tierra; tenía dos cuernos como de carnero y hablaba como un dragón. Ejercía todo el poder de la primera bestia en favor de ella, haciendo que toda la tierra y sus habitantes adorasen a la primera bestia, aquella cuya herida mortal había sido curada. Hacía grandes prodigios, hasta el punto de hacer bajar fuego del cielo sobre la tierra a la vista de los hombres. Seducía también a los habitantes de la tierra con los prodigios que se la había otorgado realizar en favor de la primera bestia, y los incitaba a erigir una estatua en favor de la bestia que sobrevivió a la herida de la espada. Se le concedió dar vida a la estatua de la bestia, de modo que incluso pudiese hablar, y se le dio poder para hacer morir a cuantos no adorasen la estatua de la bestia. Hizo también que todos, chicos y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos llevasen tatuada una marca en la mano derecha o en la frente. Y solo el que llevaba tatuado el nombre de la bestia o la cifra de su nombre podía comprar o vender.

¿Quién alardea de sabio? El que presuma de inteligencia pruebe a descifrar el número de la bestia, que es número humano. El seiscientos sesenta y seis es su cifra.

Esta bestia que surge de la tierra y no del mar, es el Anticristo, aparece como un carnero con sus dos cuernos que son las dos armas que tiene para combatir a los dos Espíritus de Cristo: Pobreza en la Tierra, y Misericordia (Su nacimiento en un establo, y su muerte perdonando a sus verdugos), dirá como los políticos de ahora, que hay que proteger a los pobres y desamparados, será el disfraz del cordero divino que predicará con la envida y la palabra a los ricos para seducir a los necesitados, pero será un individuo rico en dinero y poder e inmisericorde y de una crueldad inmensa, lo contrario de Jesucristo, suprimiendo el Sacrificio perpetuo, que es la Sagrada Eucaristía, como lo han anunciado los Profetas, serán días de terror y espanto.

Está aquí perfectamente reflejado lo que ocurrirá con la venida del Anticristo, con la persecución y el odio atroz a todos los creyentes. Estamos asistiendo hoy día a los preludios de la venida del Anticristo. Hoy día en muchos lugares, para poder vivir hay que compartir la doctrina atea de adoración a la bestia, desprecio a la Iglesia de Cristo, segundar la doctrina de la cultura de la muerte: Aborto, eliminación de los deficientes, persecución cada vez mayor contra todos los seguidores del Evangelio.

Admiración y seguimiento de la Doctrina hedonista completamente opuesta a la doctrina de Jesús, adoración hacia el dinero, el lujo y el placer, abandono de la caridad hacia los necesitados. Estamos asistiendo igualmente a lo que hemos leído que ocurrirá al final de los tiempos: La naturaleza se está rebelando en todos los sitios, contra la humanidad que no solo no rinde culto a su Creador, pero que además legisla y vive en contra de sus mandamientos.

Inundaciones, tsunámis catastróficos, cambios de clima adversos, sequías, plagas y epidemias,  en otros lugares que ocasionan hambrunas y exilios; guerras y atentados en casi todo el mundo, todo ello consecuencias del clima de odio y de rencor pregonado por la bestia y asumido por gran parte de la humanidad.

Otra enseñanza no menos perniciosa, pero que ha logrado introducirse hasta en muchos eclesiásticos: El Relativismo, que no ve diferencia alguna entre el pecado y la Virtud, es decir entre Satanás y Jesús. La desobediencia, contraria a una de las virtudes más grandes, ya que está escrito: más quiere Dios la obediencia que los sacrificios, la secularización de la Sociedad, que no es otra cosa que dejar de adorar a Dios, para idolatrar a otros ídolos: como son los científicos, deportistas y artistas ateos.




María Valtorta era con la Biblia la lectura de la Madre Teresa de Calcuta, y la del Padre Pío de Pietrelcina que la recomendaba a sus fieles, diciéndoles que debían leer sus escritos

Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta

La carestía y la mortandad de las epidemias serán uno de los signos precursores de mi segunda venida. Los castigos creados para corregiros y volver a llamaros a Dios causarán, con dolorosa potencia, una de las selecciones entre los hijos de Dios y de Satanás. El hambre producido por los robos y las malditas guerras, queridas sin justificación de independencias nacionales, sino sólo por la ambición del poder y la soberbia de los demonios con apariencia de hombres, producido por el detenerse de las leyes cósmicas, por voluntad de Dios, por lo qué el hielo será áspero, y prolongado, por la qué el calor quemará y no será mitigado por las lluvias, por lo qué las estaciones serán invertidas y tendréis sequedad en las estaciones de las lluvias y lluvias en el tiempo de la maduración de las mieses, así qué engañadas por la templanza repentina o el frescor insólito, las plantas florecerán fuera de estación y los árboles se recubrirán, después de haber generado, de nuevas flores inútiles, que aprisionan sin fruto la planta – porque todo desorden es nocivo y conduce a la muerte, recordarlo, hombres – el hambre atormentará cruelmente esta raza perversa y enemiga de Dios.

Los animales, privados de forraje y pienso, de grano y semilla, morirán de hambre y, por el hambre del hombre, serán destruidos sin darles tiempo de procrear. Los pájaros del cielo y los peces de las aguas, piaras y rebaños, serán asaltados por todas partes para dar a vuestros vientres el alimento que la tierra solo producirá escasamente. La mortalidad, creada por las guerras y las pestes, los terremotos y los naufragios, precipitará en el más allá a los buenos y a los malos. Los primeros para vuestro castigo – porque privados de los mejores, empeoraréis cada vez más – los segundos para su castigo, porque tendrán el Infierno por morada antes de la hora prevista.

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Interpretación de la cifra de la bestia: 666.


Se repite tres veces el número 6 porque está aplicado a las tres potencias del alma: Memoria, Entendimiento y Voluntad. Y como Lucifer es el simio de Dios, tiene los seis espíritus opuestos a los Espíritus de Dios en misión por toda la tierra. Naturalmente, la bestia no tiene el séptimo Espíritu de Dios que es el Espíritu Santo, porqué representa el Amor y la fuerza, y es porque el pecado y el vicio están fundamentados en el odio y la debilidad.

1- Espíritu de impureza.
2- Espíritu de la mentira.
3- Espíritu de la prevaricación o injusticia.
4- Espíritu de maldad.
5-Espíritu de corrupción (que proviene de la impureza y la mentira).
6- Espíritu de venganza (que proviene de la injusticia y la maldad). 

Los cuatro primeros espíritus pertenecen a Lucifer; (representan la fe de los hijos de Satanás), los otros dos que provienen de él pertenecen al Anticristo (representan la esperanza de los hijos de las tinieblas). Y aquí está otra vez la similitud (que recuerda el simio) con Dios: los cuatro Espíritus del Padre vistos por Ezequiel que simbolizan la Fe, y los dos Espíritus de Cristo que simbolizan la Esperanza de la eterna felicidad de los Hijos de Dios.

Pero los 6 primeros Espíritus de Dios desembocan en el Espíritu Santo, que es el descanso de Dios: la Vida y la felicidad Eternas, mientras que los 6 espíritus de Satanás desembocan en la Muerte y el tormento Eternos.

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Me mostró entonces el ángel un río de agua viva, trasparente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza de la Ciudad, a uno y otro lado del río, había un árbol de vida que daba doce cosechas, uno cada mes, cuyas hojas servían de medicina a las Naciones.

Ya no habrá nada maldito. Será la Ciudad del trono de Dios y del Cordero, en la que sus servidores le rendirán culto, contemplarán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente. Ya no habrá noche; no necesitarán luz de lámparas, ni la luz del sol; el Señor Dios alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos. (Ap 22-1,5)



¡VEN PRONTO, SEÑOR JESÚS!

sábado, 12 de septiembre de 2020

LA EXTREMA GRAVEDAD DEL PECADO ORIGINAL SE DEBE A QUE NINGUNO DE LOS RESPONSABLES PIDIERON HUMILDEMENTE PERDÓN A DIOS, SE CONFIRMA POR LOS TERRIBLES SUFRIMIENTOS DE JESÚS Y MARÍA PARA QUE SEA DERRIMIDA.


La tentación de Jesús en el desierto, fue contra la Fe,
la Esperanza y la Caridad



     La tentación que usa Satanás con más frecuencia, es la tentación de la lujuria material y espiritual, como la soberbia, que es la lujuria de la mente y la desobediencia, que es la lujuria del corazón. Adán y Eva, e incluso Jesús y todos los mortales fueron de alguna manera tentados por ella y la mayoría, salvo Jesús y la Virgen María, salieron derrotados, ya que sea por acciones, omisiones o pensamientos, fueron alcanzados como consecuencia del pecado original, y unos pocos resistieron, lo que es una gran victoria, porque el pecado no está en ser tentados, sino en caer en la tentación. Muy al contrario, los que han sido tentados y no sucumbieron han alcanzado mayor mérito, fortaleza y gloria.

       En este escrito, queda claro lo que ningún teólogo de todos los tiempos, ni ningún Doctor de la Iglesia ha sabido explicar: la extrema gravedad del pecado original, gravedad que aclara de una manera contundente la causa de los terribles sufrimientos de Jesús y de la Santísima Virgen María la Corredentora, los nuevos Adán y Eva, por mucho que les pese a las innumerables sectas protestantes. Y al ver lo que costó el rescate, se puede ver la gravedad de esa culpa, ya que como lo dice la ciencia Física, para poder levantar un cuerpo, hay que aplicarle una fuerza inversamente proporcional a su peso.





De los cuadernos de María Valtorta

        Dice Jesús:

     ¿Acaso esa tentación no es la más común y la más secundada por los hombres? ¿Acaso no es la más empleada por Satanás, precisamente porque sabe que es la que obtiene el consentimiento más fácil? ¿No es esa la puerta - puerta de la impureza, de la lujuria - por la que Satanás entra muchas veces en los corazones? ¿No es acaso su vía y su arma preferida para lograr entrar y corromper?

     ¿Qué otra vía emprendió al principio de los días del hombre, para tarar la planta sin taras de la Humanidad? ¿Cómo logró corromper la inocencia de los dos Progenitores? Si la acción de Eva se hubiese limitado a acercarse a la planta prohibida y hasta a escuchar a la Serpiente, más sin obedecer ni ceder a las insinuaciones, ¿Habría nacido el pecado? ¿Se habría producido la condena? No, no se habría producido. Es más, al rechazar las tentaciones satánicas, los Progenitores habrían imitado a los ángeles buenos, a quienes en vano Lucifer tentó a la rebelión, y habrían obtenido un aumento de gracia.

     Lo repito: ser tentado no es una culpa. La culpa es adherir a la tentación. Y Eva y Adán no hubieran sido castigados por la imprudencia ya expiada a través de la resistencia a la tentación. Dios es un Padre amoroso y paciente. Pero Eva, pero Adán, no rechazaron la tentación. La lujuria de la mente (es decir, la soberbia), la lujuria del corazón (es decir la desobediencia), fueron acogidas en sus almas hasta entonces no corrompidas, y la corrompieron despertando en ellas impuras fiebres que Satanás agudizó hasta el delirio y el delito. 

        No empleo palabras equivocadas y digo "delito" y es justo. ¿Acaso al pecar no violentaron su espíritu, hiriéndolo y llagándolo duramente? ¿No es un delito contra el espíritu el que comete un pecador que mata con la culpa mortal o que, debilitándolo continuamente con las culpas veniales, hiere el propio espíritu?

     Observemos conjuntamente el creciente paroxismo de la culpa y las etapas de la caída y luego, comparémoslos con el episodio de la tentación. Si se lo hace con una visión límpida y un corazón honesto, no se podrá prescindir de la conclusión de que la tentación, indudable instrumento del Mal, no es pecado sino mérito de los que saben padecerla sin ceder a ella. Padecer no significa gozar. Se padece un martirio, no se padece un gozo. La tentación es un padecimiento para los santos, más la tentación es un gozo pervertido para los que no son santos, o sea para los que la acogen y obedecen a ella.

      Pues bien, Eva, dotada de una ciencia proporcional a su estado, notad esto porque es un agravante de la culpa y por eso, un índice del valor de la prudencia, va hacia el árbol prohibido. 

       Aunque leve, este es el primer error. Va hacia él con ligereza, es decir no con la buena intención de recogerse en el centro del Edén para aislarse en la oración. 

       Cuando llega allí, traba conversación con el desconocido. No la pone en guardia el fenómeno de un animal que habla, mientras todos los demás tenían voz pero no palabras comprensibles para el hombre. Y es el segundo error.

      El tercero es que en su estupor, no invoca a Dios para que le explique el misterio, ni tampoco recuerda o piensa que Dios les ha dicho a sus hijos que ése es el árbol del bien y del mal y que, por eso, debía juzgarse imprudente acoger todo lo proveniente de él, sin haberle preguntado antes al Señor cuál era su verdadera índole.

    Cuarto error: el haber tenido mayor fe y certidumbre en la afirmación de un desconocido que en los consejos de su Creador.

     Quinto error: la avidez de conocer lo que solo Dios conocía y de volverse semejante a Dios. 

    Sexto error: el apetito de los sentidos que quieren deleitarse mirando, palpando, oliendo, comiendo de lo que el desconocido había sugerido coger y gustar. 

   Séptimo error: haberse convertido de tentada en tentadora, haber pasado del servicio de Dios al de Satanás, olvidando las palabras de Dios, para repetir a su compañero las de Satanás y persuadirle para robar el derecho de Dios.

      El ardor había llegado ya a su extremo grado. La subida del arco fatal había llegado al punto más alto. Allí el pecado se consumó completamente con la adhesión de Adán a las lisonjas de su compañera y se produjo la caída de los dos a lo largo de la otra parte de la curva. Fue una caída veloz, mucho más veloz que la subida, porque estaba sobrecargada por el peso de la culpa consumada, y el peso de la culpa se agravó aún por las consecuencias de la misma, es decir el huir de Dios. Las excusas no suficientes y exentas de caridad y justicia - y también de sinceridad de la confesión de la falta -, el espíritu de rebelión latente, que impide pedir perdón.

     No se esconden por el dolor de estar manchados por la culpa, que son la precisa señal de la tentación no rechazada y de sus culpables consecuencias: "He oído tu voz y, como estaba desnudo, tuve miedo y me escondí", "La mujer que me has dado por compañera, me ofreció el fruto y comí de él", "La serpiente me sedujo y comí de él" (Gn 3, 9-13).

     Entre tantas palabras falta la única que debía estar: "Perdón porque he pecado". Falta por lo tanto, la caridad hacia Dios. Falta la caridad hacia el prójimo. Adán acusa a Eva. Eva acusa a la serpiente. Y en fin, falta la sinceridad de la confesión. Eva confiesa lo que es innegable. Pero cree poder ocultar a Dios los preliminares del pecado, es decir su ligereza, su imprudencia, su débil voluntad, que se enfermó inmediatamente después de haber hecho el primer paso hacia la desobediencia de la Santa orden que le mandaba no caer en la tentación de coger el fruto prohibido.

         Para ella, que era sumamente inteligente, esa orden tenía que haber sido un aviso para hacerles entender que ellos no eran tan fuertes para colocarse impunemente en la condición de pecar sin llegar a hacerlo. Habrían alcanzado esta condición perfeccionando con la propia voluntad la libertad que Dios les había concedido y habrían llegado a usarla únicamente para el Bien. 
     
        Por consiguiente, Eva le miente a Dios al callar la razón por la cual comió el fruto, o sea, para hacerse semejante a Dios. He aquí que en el hombre reside la triple concupiscencia. Todos los rasgos de la amistad con la serpiente son evidentes en la soberbia, en la rebelión, en la mentira, en la lujuria y el egoísmo que han reemplazado las Virtudes que tenían antes.

      Y ahora comparemos este encuentro de Lucifer con los Progenitores con el encuentro de Lucifer conmigo, el nuevo Adán que había venido a restaurar el orden violado por el primer Hombre.
         También Yo voy a un lugar solitario. Más, ¿para qué voy? ¿Cuándo voy? ¿Qué entiendo hacer? Por medio de la penitencia, preparación indispensable para las obras de Dios, voy a prepararme para mi Misión, que estaba a punto de iniciar. Se había acabado la protectora paz de la casa, de la familia, de mi ciudad, esa paz que apenas podían alterar los inevitables contrastes de ideas entre Yo y mis parientes, pues Yo era solo Espíritu y ellos solo humanidad y soñaban para Mí gozos humanos. Ahora había llegado la época de la evangelización, los peligros de la exaltación y el odio, los contactos con los pecadores y con todo eso que comúnmente se llama mundo.

    Me preparo con la penitencia y la oración. Completo mi preparación con la victoria sobre Satanás. ¡Oh! él advirtió bien que había surgido el Vencedor, al verme impávido ante la impura seducción y fuerte contra el hambre, contra la soberbia y la concupiscencia. Mas Yo quiero que me contempléis bajo el aspecto que juzgáis inconveniente, y que comparéis el Puro Jesús con la pura pareja de los Progenitores, en quienes pudo obrar el veneno de la Serpiente, porque quisieron recibirla y porque no quisieron padecer el esfuerzo de rechazarla visto que, imprudentemente, se habían acercado a ella. Yo no fui en busca de Satanás. Él vino y me buscó. Y cuando me hubo encontrado, padecí por su cercanía. Era una experiencia necesaria para poder ser vuestro Pontífice misericordioso, puesto a prueba como vosotros, que no os desdeña, que es para vosotros un ejemplo.

    ¡Oh, hombres!, heme aquí; he aquí al Cristo tentado por ser hombre y no vencido por haber elevado voluntariamente su humanidad a una perfección "poco inferior a los ángeles", los ángeles no tienen cuerpo; por eso, no tienen sentidos, por eso la impureza no puede dañarles ni turbarles más, o de modo inverso de lo que me turbó a Mí con el horror de este pecado de bruto.

     He aquí a Cristo que no huye vilmente porque le persiguen; que no contrata ni canjea ni discute con el Tentador sobre una cuestión tan baja que ni merece ser discutida. Que el hombre, la criatura más noble de la Tierra, dotada de razón de espíritu, que tiene conciencia de su fin, no corrompa a si mismo con el contacto real o metafórico con la lujuria. Que no contemple. Que no discuta. Que alce los ojos. Que contemple a Dios. Que ame, como hijo de Dios a Dios, y al prójimo. Que invoque a Dios. Que calle con Satanás y consigo mismo, en la parte de si mismo que quería discutir sobre cosas carnales.

     Que descienda el silencio de los labios y el silencio de la mente sobre los temas que exhalan humos homicidas. No siempre hay silencio donde los labios callan. A veces bajo ese silencio hablan el corazón, la mente, la voluntad, con impuros delirios, aunque los labios saben callar y los ojos permanecer bajos o adoptar poses trastornadas, sugeridas para engañar a los hombres, a los hombres que ven lo exterior del hombre, no a Dios, que lo ve en su interior y que aborrece toda forma de mentira mental, y mentira basada en el cálculo y fuente de cálculos.
    
     ¿Porque Satanás comenzó su Tentación con la impureza? Porque este es el pecado más difundido. Está en el mundo por doquier, en todas las clases sociales y, desgraciadamente, en todas las condiciones. Tiene muchos nombres. A veces se envuelve en el manto de legitimidad, pero enfanga los tálamos legítimos como el lecho de las prostitutas y no hago otras consideraciones. Comenzó con la impureza porque la primera vez le servio muy bien para introducir la malicia en el corazón del hombre; porque pensaba que solamente por ese medio, habría podido truncar para siempre el pensamiento de la Redención, corrompiendo al insustituible Redentor y, en fin, porque necesitaba cerciorarse de que Yo era el Redentor.

    Había intuido que Yo estaba en el mundo. Me buscaba. Aparecía en todos los lugares en donde había un elemento de santidad. Pero en todos los casos advertía factores relativos que le causaban incertidumbre. Llevaba muchos años sin lograr desgarrar el velo que envolvía el misterio de mi Madre y el Mío. La manifestación del Jordán le había turbado. Más el terror que Yo le causaba, aún le hacía titubear para poder calmarse. Quería saber quien era Yo pero, al mismo tiempo, no lo quería. Quería saberlo para hacerse la ilusión de vencerme. No quería saberlo para hacerse la ilusión de que no sería vencido por el Hombre.

    Me tentó con la impureza. Mi firme actitud -  muy diferente de la de todo hombre, que huye o se atemoriza y cede o se burla pensando que es fuerte y que luego cae más fácilmente del que huye - le demostró quien era Yo. Aún persuadido de ello, insiste. En su primera tentación ya están bosquejadas las otras tres, especialmente la última. Mis ojos le dejan helado. Mi silencio le exaspera. Mi tranquilidad le consterna. Advierte que está ante una fuerza que en vano pretenderá doblegar. Advierte que, ante el obsceno fruto que le tiende, el Puro puede experimentar solamente repugnancia.

     Entonces intenta una seducción aparentemente lícita: "Dí a las piedras que se conviertan en pan". Tener hambre de pan es propio del hombre, no es como la lujuria, el hambre de carne que es propia del bruto. Y entonces respondo como hombre, hijo de Dios no por ser el Verbo, sino por ser de la semilla de Adán como vosotros.