MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 8 de diciembre de 2020

FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA, LA ALEGRÍA DEL SANTO CURA DE ARS.


DIJO LA SEÑORA VESTIDA DE BLANCO A BERNADETTE:
"EU SOY ERA IMMACULADA CONCEPCIOU"



En la Historia del Cristianismo, todos los grandes Santos han tenido una grandísima devoción a la Stma. Virgen María, el Cura de Ars no fue una excepción, en su época, el 8 de diciembre de 1.854, cuando el Papa Pío IX llegó a proclamar el Dogma de la Inmaculada Concepción, que muy pronto sería confirmado por la misma Virgen María en 1858, en sus apariciones en Lourdes a Santa Bernadette, a la cual, a la pregunta que le hizo la santa, le contestó en el dialecto local, el patois de Lourdes: “Eu soy era Immaculada Concepciou”.


DEL LIBRO DEL CURA DE ARS DE FRANCIS TROCHÚ

Hasta el fin de su vida, los ancianos de Ars han conservado el recuerdo de una fiesta única, en la cual, el párroco Vianney manifestó una alegría extraordinaria, entusiasta. En Noviembre de 1.854, mientras Roma se disponía a celebrar magníficamente la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, el Cura de Ars, preparaba su humilde parroquia para tan solemne acontecimiento. Algunos días, antes de la proclamación de esta verdad de fe, cuenta la baronesa de Belvey, oí como el siervo de Dios predicaba un sermón de circunstancias, en el cual recordaba, con transportes de alegría, todo lo que había hecho por María Inmaculada… un escalofrío pasó por todo el auditorio cuando al terminar exclamó: “¡Si para dar algo a la santísima Virgen, pudiese venderme, me vendería!”.

La solemnidad que se acercaba ¿no era para nuestro Santo una ocasión excepcional para testimoniar a Nuestra Señora, un afecto de más de sesenta años? Había amado a María desde niño. Una vez sacerdote, había trabajado con todas sus fuerzas para propagar su culto. Para convencerse de ello, les bastaba a los peregrinos al ver imágenes de la Virgen en todas las fachadas del pueblo. En cada casa había una imagen en colores de la Madre de Dios, ofrecida por el señor Cura en la parte inferior de la cual había puesto su firma. En 1.814, el párroco Vianney había colocado una gran estatua de la Inmaculada en el frontispicio de la Iglesia. Ocho años antes, el 1º de mayo de 1.836 “ había consagrado su parroquia a María sin pecado concebida. El cuadro destinado a perpetuar esta consagración, dice Catalina Lassagne, fue puesto en la entrada de la capilla de la Santísima Virgen. Algún tiempo después, mandó hacer un corazón dorado, que todavía hoy pende del cuello de la Virgen Milagrosa. Los nombres de todos los feligreses de Ars, escritos sobre una cinta de seda blanca, están encerrados en este corazón”.

En las festividades de María, “las comuniones eran cada día más numerosas y la Iglesia no quedaba vacía ni un momento”, por la tarde, la nave y las capillas laterales apenas podían contener tal concurrencia. Es que nadie quería perderse la homilía del párroco Vianney en honor de la Santísima Virgen María; “verdaderamente, era emocionante el entusiasmo con que hablaba de su santidad, de su poder y de su amor”.

Pero cuando se superó, fue el inolvidable del 8 de diciembre de 1.854, cuando el Papa Pío IX definió, “en virtud de la autoridad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de la suya propia”, que “la bienaventurada Virgen María fue preservada de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción”. A pesar de su cansancio quiso cantar la misa mayor, y usó por primera vez y con gran alegría una magnífica casulla de terciopelo azul bordada en oro, cuyas figuras y finos labores había diseñado el arquitecto Bossan. El coro y la nave lucían sus mejores adornos.

Por la tarde, después de vísperas, “toda la parroquia fue en procesión a la escuela de los Hermanos, donde el señor cura bendijo una imagen de la Inmaculada, regalo suyo, levantada en el jardín”. Por la noche, aparecieron iluminados el campanario, las paredes de la Iglesia y las fachadas de las casas. Se cerró la fiesta con una función religiosa, en la cual, el párroco Vianney tomó la palabra: ¡Que felicidad!, ¡que felicidad!, exclamaba al comenzar la homilía. Siempre había pensado que en medio del resplandor de las verdades católicas, faltaba ese rayo de luz. Era un vacío que no podía faltar en nuestra religión”.

¡Una iluminación! Era una novedad para los feligreses y para el mismo Cura. Antes de salir a contemplar aquella maravilla, el santo en persona, echó las campanas al vuelo; duró tanto el repique, dice Catalina Lassagne “que acudieron de las parroquias vecinas, pensando que se trataba de un incendio”. “El señor Cura paseaba gozoso entre los sacerdotes presentes y los Hermanos, a la luz de los blandones”. Aquella fiesta fue uno de los días más felices de su vida. Casi septuagenario, parecía haber vuelto a los 20 años. Jamás un hijo se ha mostrado más dichoso de presenciar el triunfo de su madre. Tan “grande manifestación de júbilo” él mismo la había inspirado y organizado.





lunes, 7 de diciembre de 2020

COMENTARIOS DE LAS ESCRITURAS DE LA MISA DEL LUNES 7/12/2020 EL PARALÍTICO PERDONADO Y CURADO











Isaías 35,1-10.

Regocíjase el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.

Espiritualmente hablando, la tierra reseca simboliza a la gente que no ha recibido la Palabra de Dios, fuente de vida, esta profecía de Isaías se refiere a la venida del Mesías esperado, que hará dar un sentido a la vida de los creyentes, inundándoles con su Gracia santificante.

Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: "¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!". 

El mundo, sin Dios está habitado con gente desvalida, que al no tener meta ni futuro, está debilitada, teniendo los brazos, que son las decisiones y las rodillas, que son el progreso, completamente paralizados, la venganza y la represalia de Dios, se refiere a la destrucción de los ídolos y del eterno enemigo de Dios, que serán derrotados.

Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros. 

Las almas que no creen en Dios, viven en este mundo, como ciegos, sordos y paralizados como los tullidos, la venida del Mesías, dando vida y meta para las almas, anuncia la buena noticia que alumbra el entendimiento y que mueve los miembros del alma, devolviendo la vida y la razón de existir a todos los seres humanos, poniendo en fuga a los chacales hambrientos y carroñeros,  que son los apetitos materiales de las almas.

Allí habrá una senda y un camino que se llamará "Camino santo". No lo recorrerá ningún impuro ni los necios vagarán por él; no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las fieras salvajes. Por allí caminarán los redimidos, volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán. 

El Camino santo que dice el Profeta se refiere sin duda alguna a lo que afirmó Jesús, cuando dijo que Él era el camino, la Verdad y la Vida, ese camino tiene la puerta angosta y es un sendero estrecho y empinado, que lleva a la Vida eterna, por allí caminan los redimidos  y los rescatados del Señor, rescate realizado por el tremendo Sacrificio de Jesús. Ese camino como también lo dice Jesús, es transitado por gente que no es ni necia, ni impura, y no es atacado por las fieras salvajes, porque está protegido por los ángeles de Dios. Los que no siguen ese estrecho y empinado sendero, van por el camino amplio y descendente que lleva al abismo, el reino de Satanás.  




Salmo 85, 9-10.11-14.


Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
su salvación está muy cerca de sus fieles, 
y la Gloria habitará en nuestra tierra.

El Amor y la Verdad se encontrarán, 
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra 
y la Justicia mirará desde el cielo.

El mismo Señor nos dará sus bienes 
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él, 
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.




Lucas 5,17-26.


Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar. 
Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. 
Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús. 
Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados". Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?". 

Jesús que lee perfectamente el corazón de todos los hombres, veía que este paralítico, estaba hondamente preocupado por los pecados que había cometido en su vida, sin duda atribuía su enfermedad a un castigo por esos pecados. Lo primero que hace es curar ese corazón enfermo, ya que el que se arrepiente de sus pecados de una manera sincera, está perdonado por Dios, porque es una prueba de gran humildad y es lo contrario del Fariseo que se toma por el elegido de Dios, y al no tener la gracia, tiene la ceguera de Satanás que no le permite ver sus pecados.

Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'? 
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa". 
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. 
Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas". 

Todas las personas de buena voluntad, se quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, todos menos los Fariseos, que atribuían esos hechos al poder de Belcebú, ya que al verse perfectos, se creían que Dios se tenía que comunicarse con ellos, que eran los elegidos e iluminados, y no entendían que un hombre tenía que estar arrepentido por sus pecados, porque ellos no lo estaban, al no ver sus defectos y al ver los de los demás creían que Jesús, que para ellos era un impostor,  cometía un sacrilegio al perdonar los pecados.

Jesús cura primero el espíritu, herido y paralizado por los pecados y luego, si el hombre se arrepiente, cura la parálisis del cuerpo, y es que muchas veces los pecados traen consigo las enfermedades del cuerpo, ya que ambos están estrechamente unidos, y Dios como lo hizo con Caín, anula esta dicotomía, ya que en este mundo el hombre tiene aún la oportunidad de arrepentirse y cambiar de conducta.





domingo, 6 de diciembre de 2020

8 DE DICIEMBRE FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, MAESTRA DE LA HUMILDAD Y ALEGRÍA DE LOS ÁNGELES.



LA VIRGEN MARÍA, LA INMACULADA, MADRE
GENERADORA DE DIOS Y DE LAS ALMAS


En este hermoso cuadro de la Inmaculada, a sus pies, de izquierda a derecha, podemos ver las almas de los elegidos como entran en el Cielo, gracias a que se han comportado como niños ya que, como lo dijo Jesús, solo entraran en el Cielo los que son como ellos.
Esas almas, vienen a entregar sus virtudes, obtenidas por la Divina Gracia, siendo la Virgen María la medianera de esas Gracias, que son las flores que llevan en sus manos.
Vemos girando a la derecha, como un ángel recoge esas flores y le entrega a las almas las palmas del triunfo, que son el reconocimiento de haber obtenido la aprobación para ser hijos de Dios y herederos del Reino de los Cielos.

Y aquí, en este cuadro está simbolizado la labor de la Virgen María, la Madre de la humanidad, la dispensadora de todas las gracias de Dios, la que engendra espiritualmente a sus hijos para llevarlos al santo Reino de Dios por toda la Eternidad, después de haberles dado su protección en la Tierra, a todos los que la han implorado y reconocido como Madre. 




DEL LIBRO DE AZARÍAS ÁNGEL DE LA GUARDIA DE 
MARÍA VALTORTA


Dice el ángel Azarías:
“Meditemos cantando las glorias de María Santísima. La Santa Misa de esta festividad es toda ella un himno al poder de Dios y a la gloria de María. Para comprender bien esta liturgia de amor y de fuego, adentrémonos en los sentimientos de la Reina y Maestra de todas las criaturas que aman al Señor.

¡Reina y Maestra! De los hombres más también de los ángeles. Hay misterios desconocidos para vosotros que no nos está concedido desvelar completamente. Con todo, para deleite de un alma muy amada, nos está permitido levantar un tantíco el velo de los mismos. Esto es lo que voy a hacer para ti: levantar el borde del velo. Y, una vez removido el obstáculo, se te concederá fijar tu mirada espiritual en la Luz espiritual que es el cielo y, a esa Luz, comprenderás mejor. Así, pues, mira, escucha y sé feliz.

Cuando el pecado de Lucifer perturbó el orden del Paraíso y sumó en el desorden los espíritus menos fieles, un enorme espanto nos embargó a todos, cual si algo hubiérase quebrado y destruido sin esperanza alguna de verlo ya resurgir. En realidad, así era. Había quedado destruida aquella caridad completa, que era la única que antes existía allá arriba, derrumbándose en una vorágine de la que emanaban hedores del Infierno.

Habíase destruido la Caridad absoluta de los ángeles, surgiendo el Odio. Consternados, al modo que se puede estar en el Cielo, nosotros, los fieles del Señor, lloramos por el dolor de Dios y por su enojo. Lloramos por la perdida paz del Paraíso, por el orden violado y por la fragilidad de los espíritus. No nos sentimos ya seguros de ser ya impecables por más que estuviésemos formados de puro espíritu, puesto que Lucifer y sus secuaces nos habían probado que también un ángel puede pecar y llegar a ser demonio. Experimentamos que la soberbia – era manifiesto – podía arraigar en nosotros. Temimos que nadie, fuera de Dios, pudiese resistirla, dado que Lucifer había cedido a ella.

Temblamos por esas fuerzas tenebrosas que no pensábamos pudieran invadirnos y que, hasta podría decir, ignorábamos que existiesen y que, al pronto, de una manera tan brutal se nos desvelaban. Abatidos, nos preguntábamos con latidos de luz: “Si pues ni el ser tan puros sirve, ¿Quién habrá pues de dar nunca a Dios el amor que Él exige y se merece, si hasta nosotros estamos sujetos a pecar?"

He aquí entonces que, alzando desde el abismo de la desolación nuestra contemplación de la Divinidad y fijos en su Esplendor, con un temor hasta entonces ignorada, contemplamos la segunda Revelación del Pensamiento Eterno, Y si por el conocimiento de la primera vino el desorden promovido por los soberbios que no quisieron adorar a la Palabra Divina, por el conocimiento de la segunda tornó a nosotros la paz que había sido turbada.

Vimos a María en el Pensamiento Eterno. Verla y poseer esa Sabiduría que es a la vez consuelo, seguridad y paz, fue una misma cosa. Saludamos a nuestra futura Reina con el canto de nuestra Luz y la contemplamos con sus perfecciones gratuitas y adquiridas. ¡Oh hermosura la de aquel instante en el que, para consuelo de sus ángeles, les presentó el Eterno a la Perla de su Amor y de su Poder! Y la vimos tan humilde, capaz de reparar por sí sola la soberbia de todas las criaturas.

Fue desde entonces para nosotros, maestra que nos enseñó a no hacer de los dones motivo de ruina. Nos habló sin palabras, no su figura corpórea sino su espiritualidad; y al contemplar por un instante en el Pensamiento de Dios a la Humildísima nos preservó para siempre de todo sentimiento de soberbia. Durante siglos y siglos, operamos envueltos en la suavidad de aquella fulgida revelación y durante siglos y siglos, eternamente, nos inundó de gozo; gozamos y gozaremos con la posesión de Aquella que tuvimos la dicha de contemplar espiritualmente. El Gozo de Dios es el nuestro y nosotros nos mantenemos en su Luz para estar penetrados de ella y tributar gozo y gloria a Aquel que nos creó.
Ahora pues, repletos de sus propios latidos, meditemos la Liturgia que habla de Ella.

“Con alegría”. Carácter de la verdadera humildad es la alegría verdadera a la que nada puede turbar. El que tan solo es humilde de un modo relativo, siempre tiene un motivo de turbación hasta en sus triunfos más genuinos. Por el contrario, el verdadero y completo humilde no tiene turbación de ningún genero.

Cualquiera que sea el don o el triunfo que le reviste de una especial prestancia, él sigue contento y sin temor, porque sabe y reconoce que cuanto le hace diferente de los demás, no es algo que él haya hecho por medios humanos, sino que es algo que viene de otras esferas y que a él nadie se la puede arrebatar. Es cosa que él contempla y considera como vestidura de gran valor que le fue dada para llevarla durante algún tiempo y que debe usarla con el cuidado que se tiene de lo que no es nuestro y que ha de devolverse sin deterioros al que nos la donó.

Sabe asimismo que esta vestidura real, no apetecida con avidez de ostentación, le fue entregada por una Sabiduría infinita que juzgó conveniente dársela. No tiene, por tanto, afán alguno de conseguirla o conservarla. El humilde, que verdaderamente es tal, no apetece cosas extraordinarias, ni se turba si quien se las dio se las quita. Dice: “Todo está bien, porqué la Sabiduría así lo quiere”. Por eso el humilde siempre está contento pues no ambiciona, no es avaro de lo que le dan ni se siente menoscabado si se lo quitan.

María Santísima poseyó esta alegría. Desde su nacimiento hasta su Asunción, la tuvo sobre la Tierra, aún entre las lágrimas de su prolongado Calvario de Madre de Cristo y hasta bajo el mar de desgarros del Calvario de su Hijo. Aún dentro de su dolor, que no tuvo parangón con ningún otro, poseyó el gozo exultante de hacer, hasta el sacrificio total, lo que Dios quería, lo que Dios le había indicado que pretendía de Ella desde que la revistió con las galas de la Salvación y la cubrió con el manto de Justicia como a Esposa adornada con sus arreos.

¿Puedes ponderar que caída hubiera sido la de María si, tras poseer la Concepción Inmaculada, la Justicia y todo otro joyel divino, hubiese pisoteado todo por seguir la voz del corruptor eterno? ¿Puedes medir su magnitud? Ya no habría habido Redención, Cielo ni posesión de Dios para los hombres. Todo esto os lo dio María por cuánto, con la verdadera alegría de los humildes, llevo sus galas de Bien amada del Eterno y cantó sus alabanzas, las de Él solo, aún entre los sollozos y desolaciones de la Pasión.

¡Exultó! ¡Que palabra tan profunda! Exultó siempre, magnificando con el Espíritu a su Señor, aún cuando su humanidad sabía del escarnio de todo un pueblo y se hallaba inmersa y prensada por su dolor y el de su Hijo. Exultó pensando que ese dolor suyo y el de su Jesús daban gloria a Dios, salvando a los hombres para Dios.
Encima de los gemidos de la Madre y de sus lamentos de Mujer, cantaba la alegría de su Espíritu de Corredentora. Cantaba con la aceptación de aquella hora, con la Esperanza en las palabras de la Sabiduría y con el Amor que bendecía a Dios por haberla traspasado.

La prolongada pasión de María la completó Ella misma, uniendo a las grandes cosas que Dios había hecho en Ella, las otras no menos grandes cosas que Ella sabía hacer por el Señor. Verdaderamente, mientras sus entrañas de Madre gritaban el desgarro de su tortura, su Espíritu fiel cantaba: “¡Yo te exalto, Señor porque me has protegido y no has permitido que mis enemigos hayan podido regocijarse a costa mía!”.

¿Ves que humildad? Cualquier otro habría dicho: “Estoy contento por haber sabido permanecer fiel aún en la prueba. Estoy contento por haber hecho la Voluntad de Dios”. No son estas palabras de pecado. Más en ellas va todavía un hilo de orgullo. “Yo estoy contento porqué he hecho…”. Aquí está el yo de la criatura que se considera única autora del bien realizado. 
María Santísima, por el contrario, dice: “Yo te exalto porque Tú me has protegido”. Atribuye a Dios el mérito de haberla mantenido Santa en aquellas horas de lucha.

Dios preparó a su verbo una digna morada que María supo conservar digna del Dios que en Ella había de encarnarse. Imitádla, criaturas; claro que en medida menor, cual corresponde a vosotros que no habéis de concebir a Cristo, si bien en aquello que os es necesario para llevar a Cristo, en vosotros Dios os facilita los medios y los dones necesarios para hacer de vosotros templos y altares. Imitad a María sabiendo conservar la morada de vuestro corazón digna del Santo, que pide entrar en vosotros para gozar de vosotros y vivir entre los hijos de los hombres que ama sin medida.

Y si no supieses imitarla y vuestra morada es a la sazón una morada profanada o desmantelada por los muchos que la han habitado, reconstruirla en María que es Madre Amable e incansable engendradora de hijos para el Señor, pues es a través de María como se llega a la Vida y por eso, quien está desfallecido o muerto y no osa levantar sus ojos al Señor, puede tornar vivo y grato al Eterno si entra en el Seno y en el Corazón que dieron al mundo el Salvador.

El Señor Jesús te ha explicado ya la luz del camino sapiencial, por lo que no debo hablar de lo que Él ya tiene hablado. Más, en confirmación de mis palabras, te hago notar lo que la Sabiduría aplica a María: “Es mi delicia estar con los hijos de los hombres”. Con estos hijos que tantas lágrimas le costaron.

Más es propio de las Madres verdaderas el llorar y amar, amar tanto como se ha llorado; amar tanto como sea necesario para llevar el Amor; y llorar tanto como sea preciso para convertir a los perversos 
¿Por qué habría de encontrar sus delicias en estar con los hijos de los hombres – esta Bendita cuya morada es ab aeterno el Cielo, esta Bendita que tuvo por habitación el Seno maravilloso de Dios, esta Bendita cuyo Pueblo es el de los Ángeles y los bienaventurados – sino para reconstruir los pobres corazones que el mundo y Satanás, la carne y las pasiones devastaron? ¿Por qué habría de encontrar esas delicias sino porqué, al estar entre vosotros, os vuelve a dar la luz para Dios?

Oídla cantar con su luz perlina: “Bienaventurados los que siguen mis caminos”. Los caminos de María terminan en el corazón de Dios. “Para que alcancéis a ser sabios, escuchad mis consejos y no los rechacéis”. Una madre, y Santa cual Ella es, no puede pronunciar sino palabras de Vida. Ahora bien, ponderad qué es lo que, en la llena de Gracia y por ende, de Sabiduría, habría dejado la Palabra llevada durante nueve meses en el seno y por espacio de tantos años en su regazo. ¡Sobre su regazo en la infancia y en la niñez, y hasta en la muerte, en su Corazón Purísimo a lo largo, en fin de 33 años! ¡Jamás estuvo inerte el Dios - Hijo para su madre amabilísima! - Nunca lo estuvo Él que ni con los hombres culpables permanece inactivo.

Por eso toda la Sabiduría se derramó en toda la Pureza y María no puede hablar sino con la palabra de Dios, con aquella palabra de la que Cristo dijo que es Vida de quien la escucha. María que sabe lo que hay en Ella, canta así: “Dichoso el hombre que me escucha, vela a mi puerta y aguarda a entrar en mi casa”. Habitáculo de Dios, sabe que quien en Ella entra, encuentra a Dios. Es decir, lo mismo que Ella canta: “Quien la encuentre habrá hallado la Vida y recibirá del Señor la Salvación”.

Verdaderamente quien vive en Ella tiene salud, vida, sabiduría, gloria, alegría y honor porque Ella es todo eso, al tener sus raíces en Dios mismo, fundada como está en el monte de Dios para ser su Templo, amada más que ninguna otra criatura por el Señor Altísimo, debiendo de ser Ella, eternamente la Madre del Hombre.

¡Oh palabra poco meditada y aún menos comprendida en la que se compendia toda la imagen de María! ¿Qué es María? Es la Reparadora porqué Ella anula a Eva. Ella vuelve a poner las cosas desordenadas en el punto donde estaban cuando las trastocaron la serpiente maligna y la imprudente Eva. El Ángel la saluda: “Ave”. Se dice que Ave es el nombre invertido de Eva. Mas Ave es asimismo un eco que hace recordar el Nombre Santísimo de Dios, como lo recuerda también, y aún más vivamente, tal como lo expliqué, el nombre del Verbo: Jeoscué.

En el tetragrama sagrado formado por los hijos del Pueblo de Dios para pronunciar en el secreto templo de su espíritu el Nombre irrepetible, está contenido el Ave (yAhVE). La primera de las palabras con las que Dios mandó a hacer de la toda Hermosa la Madre Santa y la Corredentora. Ave: cual si Él, como realmente aconteció, se anunciara con su propio nombre para entrar a hacerse carne en un seno, en el único seno que podía contener al Único.

Ave María, madre del Hombre como Eva y más que Eva puesto que devolviste al Hombre a su Patria, a su herencia, a su filiación y su Gozo.

Ave María, Seno de Santidad, en el que se volvió a depositar la semilla de la Especie para que el eterno Abraham tuviese los hijos de los que la esterilizante envidia satánica le había privado.

Ave María, Madre Deipara del Primogénito Eterno, madre compasiva de la Humanidad lavada con tu llanto y con la Sangre que es tu sangre.

Ave María, perla del Cielo, luz de Estrella, Dulce, Belleza y Paz de Dios.

Ave, María, llena de Gracia, en quien está el Señor, jamás desunida de Él que en Ti encuentra sus delicias y su descanso.

Ave, María, mujer bendita entre todas las mujeres, amor viviente, por el Amor hecha esposa del Amor y Madre del Amor.

En Ti la Pureza, en Ti la Paz, en Ti la Sabiduría, en Ti la Humildad, y en Ti la Perfección de las tres y las cuatro Virtudes…

María, el Cielo delira de amor al contemplar a María que eleva su canto hasta notas incomparables. Ningún mortal, por santo que sea, puede comprender lo que llega a ser María para todo el Cielo.
Todas las cosas fueron hechas por el Verbo, más también, todas las cosas más grandes fueron hechas por el Amor Eterno en María, porque Aquel que es Poderoso la amó y la ama sin límites; y el poder de Dios está en manos del Lirio Purísimo, para que se derrame sobre todo aquel que a Ella recurre.

¡Ave!, ¡Ave!, ¡Ave María…!”








sábado, 5 de diciembre de 2020

LA LUZ QUE SALE DEL COSTADO DE CRISTO ES LA LUZ DE LOS MÁRTIRES QUE ORARON POR SUS TORTURADORES






Maravillosa explicación de Jesús sobre el valor del sufrimiento, del perdón y de la oración hacia los enemigos: valor infinito que transforma el alma humana en la imagen perfecta de Jesús, que rezó por sus verdugos desde la Cruz. Advertencia de la nueva mentalidad que tendremos acerca de nuestros enemigos actuales, cuando estemos en el Reino de Dios, los veremos como el medio que ha servido para evitarnos la condenación eterna, y poder alcanzar la Gloria que estaba predestinada para los elegidos.

Por eso el sufrimiento es el medio que ha puesto Dios en este mundo para transformar nuestra alma desde su creación: un espíritu infantil, inocente y sin formación alguna, para llegar a ser un alma fuerte y viril: capaz de discernir entre el bien y el mal, entre el pecado y la Virtud, porqué el conocimiento; la sabiduría y la fortaleza se adquieren en la debilidad, en la pena y en el sufrimiento tomados sin acritud, y obedeciendo a la Ley de Dios que nos pide perdonar y rezar por nuestros enemigos. Lo mismo ocurre con el organismo de un niño recién nacido, que tiene que crecer y desarrollarse, fortalecerse y aprender para ejercitarse y así poder llegar a ser un hombre preparado para enfrentarse a todos los problemas que va a encontrar en su vida de adulto.



De los Cuadernos de María Valtorta
(Dictado del 20 de Enero de 1.944)


                  Dice Jesús:

            Cada una de las penas superadas sin doblegarse aumenta la unión con el Cielo. Recuérdalo. Allí todo se ve con una nueva luz. Aún a esos, a quienes ahora deberíais amar solo por amor mío (pues su conducta te impulsa, dada tu naturaleza, a no amarlos) allí les amarás por amor tuyo, pues los verás como los medios por los cuales has obtenido el infinito Tesoro que Yo significo.

          La última oración de los mártires era para sus verdugos, para que estos alcanzaran la Luz. La última oración de los santos era para sus opresores, para que estos alcanzaran la Caridad.

        No sabes, ¡Oh, no lo sabes!, mas Yo te lo diré. En muchos superiores de los conventos, a pesar del hábito talar que significaba la renuncia a la carne, persistió una naturaleza tal que les llevaba a la soberbia y por lo tanto, hacia la falta de caridad hacia sus subordinados; fueron capaces de arrepentimiento y a través de el, llegaron a un renacimiento espiritual - que es el comienzo del nacer para el Cielo – justamente gracias a las oraciones de un “Santo” de su propio ambiente, que retribuyó sus durezas e injusticias con actos de sobrehumano amor, y rezó y sufrió por la redención de ese corazón que tan escaso amor les dispensaba. Ahora, en el Cielo, mis ángeles ven que el oprimido y el opresor están vecinos y no predomina el opresor sino el oprimido qué, como un padre amoroso, mira con júbilo al que salvó y que ahora ha entrado en la Vida Eterna gracias a su verdadero amor.

En la vida de San Juan de la Cruz, cuando llegó la hora de su muerte, se retiró en el Convento de Úbeda, cuyo superior había sido amonestado por él, cuando el santo era Definidor General de la Orden del Carmelo reformado. Cayendo gravemente enfermo, con muy grandes sufrimientos, el Superior prohibió al hermano enfermero que lo atendiera, y también prohibió que reciba visitas.
El Santo con toda humildad, le pidió que como era pobre, le dejase llevar a la tumba el hábito del Carmen, y le pidió perdón por todas las molestias que le causaba a la Comunidad, a la hora de su muerte, se vio el Superior cambiado, llorando a sus pies, pidiéndole al Santo que le deje su rosario, haciendo muestras de un gran arrepentimiento. 

           La luz de estos espíritus que salvaron a sus torturadores es una luz especial y proviene del rayo de mi costado abierto de mi corazón, que en la cruz rezó por quienes lo crucificaron, pues los que rezan por quien les hacen sufrir son semejantes a Mí, que recé por mis verdugos.

            Ten confianza en Mí, que todo lo veo, y paciencia hacia los demás, hacia las cosas que se ensañan contra vosotros. La recompensa es tan grande, que merece todos los sacrificios. Y no tardará en llegar.
             
             No te abatas. Deja que los demás sean como quieren ser. Tú sé mía y basta. O mejor, reza – que es la caridad más grande – para que los demás sean lo que Yo quiero que sean

           Y sé siempre mía. Ve en paz. Te bendigo.



miércoles, 2 de diciembre de 2020

EL SIMBOLISMO DE LA HUIDA DE LA SAGRADA FAMILIA CON LOS CRISTIANOS PERSEGUIDOS


La huida de la sagrada Familia a Egipto
Icono de un artista Copto Ortodoxo egipcio




Mensaje redactado en Marzo de 2.015, en donde me lamentaba de que todos los pueblos de las Naciones de tradiciones cristianas, miraban para otra parte ante las persecuciones y la masacre de los Cristianos en los Países de mayoría mahometana. Aún no se había producido el éxodo masivo hacia sus Países, ni la masacre de París.

Y aquí repito lo que he publicado en muchas ocasiones: Si en un País de mayoría Cristiana, se hubiera incendiado una mezquita, sin producir ninguna muerte, todos los Países mahometanos del mundo entero, hubieran reaccionado con múltiples manifestaciones; también lo hubieran hecho todos los ciudadanos de Europa de ideología marxista, apoyados por todos los abanderados religiosos de la Teología de la Liberación, de los progresistas, de los relativistas y de los quietistas, y de los Teólogos contestatarios del tipo Queiruga, Hans Küng, Massiá y tantos otros. Con lo que ha pasado en Siria y Nigeria, esos mismos personajes, que se toman por elegidos y reformadores, han mirado para otra parte.

Es la doble vara de medir de los enemigos de la Iglesia Católica, lo que denota que son discípulos del Príncipe Negro, que no tolera la verdadera Religión, fundada por Cristo Jesús, son los que, de una manera directa o velada, odian y persiguen de una manera a los discípulos de Jesús, como tan bien lo relata Jesús en el Evangelio de hoy 26/11/2.015.

      Esta preciosa imagen hecha por un ciudadano Copto Egipcio, tiene el simbolismo de la huida de La Sagrada Familia a Egipto, se trata de ciudadanos Cristianos, perseguidos por los fanáticos mahometanos. Muchos han sido degollados, la mayoría han tenido que huir de sus casas, ya que iban a ser asesinados como les ocurrió a los Santos inocentes en el tiempo del Rey Herodes, viven en campos de refugiados en medio de una inmensa miseria, mujeres, ancianos y niños, sin que el resto del mundo le preocupe lo más mínimo.

               Son Cristianos católicos o ortodoxos, nuestros hermanos que sufren, abandonados a su suerte, no comprendo como los Gobiernos europeos no los sacan de sus campos de refugiados, y los trasladan a sus respectivos Países, habiendo como hay tantos pueblos abandonados por la falta de natalidad, y porque se han desplazado sus habitantes a las ciudades en busca de una vida mejor.
           Este tipo de personas no tendrían ningún problema para integrarse en la sociedad que los acogería, ya que tienen una cultura cristiana milenaria, se podrían adaptar perfectamente, viviendo de la Agricultura y del Pastoreo, y de la artesanía típica de su País.
               La responsabilidad de los gobiernos europeos, de cultura Judeo-Cristiana es de una importancia muy grande, Dios pedirá cuenta del abandono a nuestros hermanos de fe. Y como Dios suele pagar con la misma moneda a los que han cometido una falta, en el día del Juicio, los responsables se encontrarán abandonados y desamparados, y no podrán entrar en el Reino de Dios.
          Tendrán que pasar por todos los horrores, los duelos y los llantos de desesperación, y se les dirá lo que dijo Abraham, el Padre de todos los creyentes, al rico Epulón: 


"Hijo, acuérdate de que recibiste ya tus bienes en vida y Lázaro recibió males, y ahora él es aquí consolado, y tú eres atormentado" (Luc 16, 25). 








martes, 1 de diciembre de 2020

JUICIO DE JESÚS SOBRE MARIE CURIE, LA GRAN CIENTÍFICA FRANCESA DE ORIGEN POLACO QUE OBTUVO LOS PREMIOS NOBEL DE FÍSICA Y QUÍMICA


Marie Curie premios Nobel de Física y Química
mirada de persona insatisfecha y triste
porque le  falta a Dios





LAS CRIATURAS HUMANAMENTE PERFECTAS


         Reflexiones sobre los grandes científicos que llevan una vida de trabajo ejemplar en cuanto a la dedicación y que ponen su inteligencia y su saber al servicio de la investigación, pero que no se ocupan de la salvación de sus almas y que no quieren ver a Dios en las leyes de la ciencia, que existe en todas las disciplinas del conocimiento humano.

           Es el caso de la famosa parábola de las vírgenes locas y las sabias que esperaban la venida del Esposo, que es el encuentro con Dios a la hora de la muerte. Las sabias habían pensado en Dios, que era guardar el aceite para recibir el Esposo, las locas son los científicos que no quieren saber nada de Dios, que en las leyes que descubren en sus investigaciones tendrían que admirar la insondable y perfecta obra de Dios, y sin embargo son locas porque las ignoran, al contrario de las vírgenes sabias que saben ver en toda la Creación la mano de Dios.




De los Cuadernos de María Valtorta 24-8-1.943
Sobre Marie Curie



                  Dice Jesús:

                 “Son criaturas humanamente perfectas. En ellas todo ha alcanzado la perfección, excepto su espíritu que ha retrocedido cada vez más hasta hacerse un embrión de espíritu. Tienen un genio perfecto, una seriedad perfecta, una honestidad perfecta, una humildad perfecta. Todo humanamente perfectoSu virtud es llama que no calienta. Es fuego frío. No  tiene valor para Mí. Prefiero una espiritualidad imperfecta a una humanidad perfecta.

        Tanto fulgor de perfección humana es como la luminosidad de 100, de 1000 lámparas de arco. Dan luz, es innegable, pero es luz artificial que, si un pequeño mecanismo se estropea, muere enseguida y no queda nada de ella. Mientras que el espíritu, aunque sea imperfecto, es siempre un pequeño sol viviente con luz propia que brota de la Gracia que está en él. Hablo del espíritu vivo, es decir,  viviente en Mí, vivificado por la Gracia.

             El haber poseído una inteligencia superior que les ha permitido adentrarse en los misterios de la naturaleza, también tendría que haberles llevado a ver la potencia de Dios y su existencia cuyo ser está escrito en todas las cosas creadas. En cambio, nada de esto. Son seres llenos de ciencia, pero faltos del hilo que lleva al conocimiento de cuanto existe. Inventores de lo nuevo pero negadores de lo eterno. Descubridores de fuerzas secretaspero indiferentes a la Fuerza de las fuerzas: Dios. Esto no lo buscan, mejor dicho voluntariamente lo niegan. O por lo menos lo descuidan.

           Y por eso, la Ciencia humana, innegablemente avanzada, no da frutos buenos, sino envenenados. Falta en el corazón y en la mente de los científicos el fuego de amor que hace respetar y amar a Dios, que hace respetar y amar al prójimo. En este caso concreto, la mujer no dañó, más bien benefició a los hermanos. Es ya mucho. Pero reflexiona sobre el impulso que hubiera impreso a su escuela, a sus discípulos y a los discípulos de sus discípulos, si al encanto de su yo hubiera unido una religiosidad profunda.

      Cree también, alma mía que, en la hora del Juicio aparecerán más grandes las pequeñas criaturas iletradas que no lumbreras de la Ciencia. Las primeras, encendidas por las lumbreras del amor, serán vivas estrellas en mi Cielo. Las demás, aun que no las condenaré, por el bien que humanamente han cumplido, serán simplemente nebulosas en mi Paraíso. Serán los salvados por mi Misericordia sin ningún mérito por su parte, salvados más que por ellos mismos, por las oraciones de los beneficiados por ellos.

              (Nota del que transcribe: Y aquí descubrimos otra vez el poder de la Oración, como una Criatura aunque sea atea, si ha sido benéfica para su prójimo, por las oraciones de éste, lleva su alma a la Salvación, como dijo la santísima Virgen María en Fátima: “¡Cuanta gente se condena porque no hay nadie que rece por ellos!”)

          Ahora dime: ¿prefieres ser una pequeña nada en el campo del saber y ser mía, muy mía en esta y en la otra vida, o te hubiera gustado ser astro aquí abajo y opaca nebulosa allí arriba? Sé ya tu respuesta y por eso te digo: “Has respondido sabiamente. Ve en paz”.






domingo, 29 de noviembre de 2020

LECTURAS DE LA MISA JUEVES DE LA PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO DE 2.019




Bella imagen de Jesús de la Iglesia
Copta de Egipto 




Libro de Isaías 26,1-6.)


Aquel día, se entonará este canto en el país de Judá:
Tenemos una ciudad fuerte,
el Señor le ha puesto como salvaguardia
muros y antemuros.
Abran las puertas,
para que entre una nación justa,
que se mantiene fiel.
Su carácter es firme,
y tú la conservas en paz,
porque ella confía en ti.



Aquí están reflejados los sentimientos de los elegidos en el Reino de Dios: La alegría de haber permanecido fieles a la divina Gracia, y de haber superado todos los exámenes, las pruebas, y todas las trampas puestas por los tres enemigos del alma, y encontrarse por fin seguros por toda la eternidad, en la Ciudad de Dios. Una seguridad absoluta, ya que está custodiada por el Dios Todopoderoso, en una Ciudad con muros y antemuros inexpugnables, cuyas puertas están solo abiertas para los que han sido juzgados dignos.


Confíen en el Señor para siempre,
porque el Señor es una Roca eterna.
El doblegó a los que habitaban en la altura,
en la ciudad inaccesible;
le hizo tocar el polvo.
Ella es pisoteada
por los pies del pobre,
por las pisadas de los débiles.


Y esa es la mayor felicidad para los elegidos, saber que están amparados por Dios. La Ciudad inaccesible, para la Justicia de Dios, que es la Tierra en que vivimos, y en donde triunfaron los soberbios, y los egoístas, que no se han sometido a las Leyes de Dios y que han rechazado la Gracia, que son los ricos espirituales, se les hará tocar el polvo de la desgracia, y serán pisoteados por todos los pobres espirituales, es decir los humildes que ellos oprimieron sin piedad




Salmo 118 (117)



¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres;
es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los poderosos.

«Abran las puertas de la justicia
y entraré para dar gracias al Señor.»
«Esta es la puerta del Señor:
sólo los justos entran por ella.»
Yo te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
el Señor es Dios, él nos ilumina». 



Estos son los cantos de agradecimiento del Pueblo de Dios, por haber alcanzado la meta soñada: La vida Eterna, en la Ciudad de la abundancia, del conocimiento de todas las maravillas de Dios, las conocidas y las desconocidas, de la satisfacción plena y absoluta del alma, creada por Dios, con las “profundas cavernas del sentido”, que como lo explica tan bien San Juan de la Cruz, son lo único que puede satisfacer el alma, creada a imagen y semejanza de Dios, y dotadas de esa capacidad intrínseca, para poder llenarse de su conocimiento, cavernas que nunca se podrán llenarse del todo por la infinitud de Dios, y que por eso, como lo explica San Agustín, el alma podrá decir que Dios es al mismo tiempo antiguo, pero siempre nuevo.




Evangelio según San Mateo 7, 21. 24-27.



Jesús dijo a sus discípulos:

“No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.

Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.

Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".

Y este pasaje del Evangelio de Jesús, es simple: el alma, como ocurre en la construcción adecuada de cualquier tipo de obra tiene que estar asentada sobre una cimentación apropiada.

Lo primero que hace un Ingeniero para diseñar una cimentación, es un estudio geológico para ver el terreno; indicar su resistencia e indicar a que profundidad hay que excavar, para asentar las zapatas. Con estos datos, y calculando el peso del Edificio; los esfuerzos que se producen en caso de viento y de terremoto, se puede calcular las dimensiones de la cimentación para poder resistir los embates de todas las posibles interferencias que se pueden producir a lo largo del tiempo.

Naturalmente, como lo indica Jesús el mejor terreno para una cimentación es un terreno rocoso, lo que reduce considerablemente el coste de la cimentación y asegura el edificio. El imprudente, que funda una casa sin precaución alguna para poder hacer frente a todos los peligros, y la funda en arenas movedizas o sobre arcillas expansivas, es como el alma que no teme a Dios, acabará hundiéndose con su casa.

     

         


sábado, 28 de noviembre de 2020

EL RIO DE LA GRACIA DE DIOS VOLVERÁ A SU TRONO CON TODAS LAS ALMAS SANTIFICADAS




EL RÍO DE LA GRACIA DE DIOS, SERÁ LIMPIADO DE TODAS LAS BESTIAS 
QUE INFESTAN SUS AGUAS,




LA GRACIA ES UN RÍO QUE SALE DEL TRONO DE DIOS, FERTILIZANDO LOS ÁRBOLES QUE SON LOS SACRAMENTOS, Y QUE VUELVE A ÉL CON LAS ALMAS DE LOS FIELES DE BUENA VOLUNTAD








INTERPRETACIÓN DE LA VISIÓN DEL PROFETA
EZEQUIEL: 47, 1-2. 8-9. 12


         En la misa del Domingo 9 de Noviembre de 2.014, oí en la primera lectura la visión del Profeta Ezequiel, y me di cuenta de que se trataba de la descripción de como es y de cómo actúa la Gracia de Dios a través de su Santa Iglesia, instrumento, de Dios en la Tierra, en todas las almas que la escogen y la hacen suya.


      "Vi salir agua del templo: era un agua que daba vida y fertilidad".


          El Templo representa la morada de Dios en la Tierra, que es su Santa Iglesia, que está para transmitir a los fieles los Sacramentos, necesarios para la salud del alma, desde ahí se distribuye la  divina Gracia, que está simbolizada por un manantial de agua que nace en ese lugar. Y así como el agua da vida y fertilidad en la Tierra, de la misma manera la Gracia da vida y fertiliza el alma, para que, creciendo y fructificando en buenas obras, se haga apta para volver e nacer, como lo dijo Jesús a Nicodemo,  y así, tener su morada en el  Templo de Dios en la Vida Eterna.

          En aquellos tiempos, un hombre me llevó a la entrada del templo. Por debajo del umbral manaba agua hacia el oriente, pues el templo miraba hacia el oriente, y el agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar. Luego me hizo salir por el pórtico del norte y dar la vuelta hasta el pórtico que mira hacia el oriente, y el agua corría por el lado derecho.


         En esa visión un Hombre, y no un ángel, llevó al Profeta a la entrada del Templo de Dios, esa es la misión de Jesús, verdadero Hombre y verdadero Dios, el verbo de Dios, que nos lleva y nos explica como Dios Padre, manda el agua que es su divina Gracia, a toda las almas para transformarlas poco a poco en verdaderas Hijas de Dios.

        El Oriente, es donde nace el Sol, que es la imagen de Dios que da vida, luz y calor a la Tierra, lo mismo que lo que hace la Divinidad con el alma, que le da vida, luz y calor, y de humana y animal, lo transforma en místico, que como lo explica San Juan de la Cruz, significa enamorado y sabio, que es la acción del Espíritu Santo, que viene tras la Gracia traída por el Hijo del Hombre.
        El agua manaba hacia el Oriente, es decir manaba de Dios Padre, hacia donde mira el Templo, que es su santa Iglesia, el agua luego, discurría por el lado derecho, que es Cristo Jesús, que está sentado a la derecha del Padre, como dicen las Escrituras.

      Aquel Hombre me dijo: "Estas aguas van hacia la región oriental; bajarán hasta el Arabá, entrarán en el mar de aguas saladas y lo sanearán. Todo ser viviente que se mueva por donde pasa el torrente, vivirá; habrá peces en abundancia, porque los lugares a donde lleguen estas aguas quedarán saneados y por dondequiera que el torrente pase, prosperará la vida. En ambas márgenes del torrente crecerán árboles frutales de toda especie, de follaje perenne e inagotables frutos. Darán frutos nuevos cada mes, porque los riegan las aguas que manan del santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas, de medicina".


        Las aguas que provienen del Oriente, vuelven entonces según esta visión hacia el Oriente, que es donde se encuentra Dios, esto significa pues que la misión de la Gracia es volver a traer las almas hacia Dios, después de haber bajado hasta el Arabá que es la Tierra, en donde sanearán las aguas saladas como del mar muerto, en donde no crece la vida, esa es precisamente lo que hace la gracia, transformar las aguas del mar muerto en aguas de vida. 



          Debido a la libertad del ser humano, todo el que acepte la Gracia de Dios, y la asimile, es decir todos los seres vivientes que se muevan, por donde pase el torrente, vivirán, es decir que alcanzarán la Vida Eterna, porque en el lenguaje espiritual, que es el lenguaje de  Dios, la vida es la Salvación eterna, y la muerte la Condenación eterna. Habrá peces en abundancia, el pez simboliza aquí a la Providencia Divina, que dice: Buscad el Reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura, los árboles frutales de toda especie, también simbolizan, todo lo que necesita el alma para prosperar, ya que al ser regados por el agua de la Gracia, las almas vivirán bajo el amparo material y espiritual de Dios, como así lo dijo Jesús.

         Las hojas de los árboles, serán igualmente medicina, es decir que amparadas por la Gracia divina, las almas serán curadas, gracias a los Sacramentos del Sagrado árbol que es la Iglesia, que es la que comunica a los hombres que viven en el río de la Gracia, los Sacramentos que son sus frutos y sus hojas, de todas las enfermedades producidas por sus tres enemigos naturales, que son: Mundo, Demonio y Carne.



LOS SACRAMENTOS, FRUTOS DE LOS ÁRBOLES
 DEL TORRENTE DE LA GRACIA, NECESARIOS 
PARA LA RECREACIÓN DEL ALMA


-El BAUTISMO: fruto que limpia el alma del pecado original

-LA CONFIRMACIÓN: fruto que fortalece el alma, ya que abre la puerta al Espíritu Santo.

-El MATRIMONIO: frutos que ayudan a las almas para solucionar todos los problemas de la Vida. Es un gran Sacramento, como así lo decía el Santo Cura de Ars, que permite multiplicar a los hijos de Dios.

-EL ORDEN: Es el medio que Dios puso en la Tierra para distribuir los frutos del árbol.

-LA PENITENCIA: Son las hojas de los árboles de la ribera del torrente, que sanan las enfermedades producidas por todos los pecados.

-LA EUCARISTÍA: Es el fruto que pone en contacto el alma con Dios, que es el que se comunica de una manera misteriosa y mística con las almas.

-LA EXTREMA UNCIÓN: Es la preparación del alma para el encuentro con Dios para ser juzgada, fortifica y limpia el alma ante la comparecencia inminente del alma con Dios.

        Vemos pues que el alma que se mueve en el torrente de la Gracia que sale del Templo de Dios de Oriente, al moverse en ese ambiente, alimentándose de los frutos de los árboles de la Ribera, curándose con sus saludables hojas, vuelve otra vez a su origen: de donde partió del Templo de Dios: Oriente.


Salmo 36 

        Como cuida el Señor Dios a los que buscan el Reino de Dios, según las promesas de Jesús: "No os preocupéis por lo que comeréis, vestiréis, eso son preocupaciones de paganos, vuestro Padre sabe lo que necesitáis, buscad el Reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura"

Dios es nuestro Salvador

    "Pon tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra. Busca en Él tu alegría y te dará el Señor cuanto deseas. 
       Cuida el Señor la vida de los buenos y su herencia perdura; porque aprueba el camino de los justos y asegura el Señor todos sus pasos. 
   Apártate del mal, practica el bien y tendrás una casa eternamente; porque los justos heredarán la tierra y la habitarán para siempre". 


EL RÍO DE LA GRACIA TERMINA EN 
EL PARAÍSO DE DIOS.


       "Me mostró entonces el ángel un río de agua viva, trasparente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza de la Ciudad, a uno y otro lado del río, había un árbol de vida que daba doce cosechas, uno cada mes, cuyas hojas servían de medicina a las Naciones.


         Ya no habrá nada maldito. Será la Ciudad del trono de Dios y del Cordero, en la que sus servidores le rendirán culto, contemplarán su rostro y llevarán su nombre escrito en la frente. Ya no habrá noche; no necesitarán luz de lámparas, ni la luz del sol; el Señor Dios alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos" (Ap 22-1,5).