MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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jueves, 15 de noviembre de 2012

COMO HA DE SER LA NUEVA EVANGELIZACIÓN IMPULSADA POR EL SÍNODO


EL CORRIMIENTO DE TIERRAS DE OLIVARES





El 19 de Abril de 1.986, estando trabajando como Ingeniero de Caminos en la Diputación Provincial de Granada, ocurrió un acontecimiento sorprendente, que voy a tratar de comparar con la situación religiosa actual: la DECRISTIANIZACIÓN de la Sociedad.

En ese pueblo, de la Provincia de Granada, de una orografía muy accidentada, situado en un profundo valle, por el cual discurre  el  río Velillas,  entre altas cumbres, una de ellas, situada en el margen derecho del río, empezó a deslizarse, amenazando con sepultar el pueblo. Una una lengua de tierra  de un kilómetro de largo y de una anchura entre 75 y 350 metros se movía a una velocidad increíble.

Inmediatamente, el Presidente de la diputación, mandó a todo el equipo de topografía para hacer un seguimiento del corrimiento.
En vista de que ese corrimiento era imparable, ya que las medidas topográficas indicaban movimientos de más de un metro a la hora, y en vista de que ya muchos olivos centenarios estaban ya tumbados, con desplazamientos de 25 metros, y de que varias casas de la ladera estaban desplazadas, se mandó a toda la maquinaria pesada de obras públicas de Andalucía, que empezara a excavar para evitar que la montaña que avanzaba inexorablemente, llegara a sepultar el pueblo, y a  crear un embalse al atravesar el cauce del río, ya que se había colocado un entubamiento metálico para crear un túnel para que pasara el río, pero el empuje de las tierras lo había aplastado. 

Desgraciadamente, toda la maquinaria pesada como retroexcavadoras gigantes, que no paraban día y noche de cargar un ejército de camiones, que descargaban la tierra en un llano a la salida del pueblo, creando una nueva montaña de tierra, eran incapaces de impedir la amenaza que se avecinaba: el enterramiento y la aniquilación de todo el pueblo de Olivares, y la creación de un lago natural, a causa de la presa de tierra que se estaba formando al cortar la lengua de tierra el cauce del río.

En vista de que todos los medios materiales eran incapaces de detener el avance del monte, el Presidente convocó en el Pueblo a todos los Ingenieros de Caminos, y los Arquitectos de la Diputación, e igualmente  acudieron desde Madrid varios catedráticos de Geología. Acudieron igualmente todas las fuerzas de seguridad de la Provincia, como la guardia civil y protección civil, así como, naturalmente todos los reporteros y periodistas de Andalucía.

Como ocurre siempre cuando se convoca una comisión de expertos, las conclusiones fueron dispares y contradictorias, Se habló de crear un canal en la margen izquierda del río, para desviar  su cauce, del lado opuesto al corrimiento, los militares propusieron dinamitar el puente que cruzaba el río aguas arriba del pueblo para facilitar su desagüe, pero nadie aportaba soluciones para detener el avance imparable de la montaña.
En cierto momento, el Presidente mandó a un ayudante que llamara a los “especialistas”, que estábamos reunidos en la planta baja, para que emitieran sus conclusiones:
-“Dice el Presidente que los técnicos suban a hablar con él, para que emitan sus dictámenes”
-“Aquí no hay técnicos, contestó airado un catedrático, somos todos catedráticos y titulados superiores”

En vista de esta situación, apareció el Presidente y dijo:
“Que no se entere la Prensa de que no tenéis ni la menor idea de cómo solucionar el problema”(sic)

El problema se solucionó por fin, cuando un humilde agricultor del pueblo, afirmó que en la explanada que había en lo alto de la montaña, había un manantial de agua que se infiltraba, lo que producía la lubricación entre la montaña arcillosa y la roca subterránea en la cual descansaba. Una vez desviada el agua del manantial. La montaña se detuvo y el pueblo volvió a la normalidad.

ANALOGÍA CON LA CRISIS ACTUAL:

-El pueblo de Olivares: El Pueblo de Dios
-El Corrimiento de tierras: El castigo por la impiedad y la relajación provocadas por Satanás y sus secuaces..
-La Comisión de Catedráticos; Ingenieros y Arquitectos: Los Cardenales,  Arzobispos y Obispos
-La maquinaria pesada: La predicación para la nueva Evangelización.


EL CONSEJO DEL HUMILDE AGRICULTOR:

Las advertencias que trasmite siempre la Santísima Virgen María, a los más humildes: Los pastorcillos de Fátima, Santa Bernardita:

Oración; sacrificio, amor y santo temor de Dios, que es el único medio que existe para la santificación de las almas, solo así se puede cortar el manantial producido por Satanás, para sepultar a las almas, que es la relajación general.

Esta amenaza provocada por la decristianización, nunca se podrá evitar con  la predicación de la doctrina “descafeinada”, y del dios “merengue”, que es incapaz de mandar a nadie al Infierno, porque todos somos hijos suyos, lo que propicia el olvido de la Ley de Dios, y  atrae el castigo divino.




lunes, 12 de noviembre de 2012

ANÁLISIS DE LAS DESVIACIONES DE LOS SACERDOTES RESPONSABLES DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA IGLESIA;







          Tremendo Juicio de Jesús para las almas consagradas, que tenían que ser los faros que alumbran a las almas que les confió Jesús, pero que sin embargo están pendientes de otros menesteres, y muchas veces entorpecen el camino de la Salvación, y son un obstáculo para los fieles. Son los que abandonan, como desertores el combate que tienen que mantener contra los enemigos de las almas y de Dios, ocupándose de satisfacer lo que les gusta y lo que le gusta a la mayoría del pueblo, y alejándose de la Ley de Dios, que siempre, como lo dijo San Pablo, es una locura para el mundo, y al revés, lo más subido para el mundo es una locura para Dios.

          Y así, en el curso de la Historia se ha  comprobado, como la Iglesia en cuanto a cierta Jerarquía, se ha empeñado en adaptarse a las modas de los hombres, pero casi nunca ha tenido la suficiente valentía para insistir en una doctrina que era contraria a la mentalidad mayoritaria de la Sociedad. Y no hablemos de los nuevos teólogos, que trataron de imponer su doctrina, primero con la Teología de la liberación, ya que era la moda, debido a la fascinación de la gente por las ideas marxistas, y una vez que se demostró que eran una falacia, ahora se empeñan en una nueva moda: La teología de la secularización y de la desacralización, con sus nuevos teólogos que son los abanderados de la nueva moda, y siempre, como lo dice Jesús, con sus seguidores sacerdotales, que quieren a toda costa aparecer como los precursores de la “nueva evangelización”.

         Cuentan en el libro de la vida del Santo cura de Ars, como transformó un pueblo con una Iglesia prácticamente vacía de fieles, en un lugar de peregrinaje en donde los fieles hacían cola durante varios días para poder confesarse.

En cierta ocasión, un sacerdote vecino le confesó que en su pueblo, la gente no tenía devoción, a lo cual el Santo cura le preguntó: ¿Ha ayunado Ud?, ¿ha hecho penitencia?

          Y está claro, que ya que el ministro de Dios no puede dar lo que no tiene, por eso la Evangelización, tiene que empezar por su santificación, en caso contrario, ocurrirá lo que dijo Jesús: “Corréis cielo y tierra para hacer un prosélito, y cuando lo conseguís, hacéis de él un ser más imperfecto que vosotros mismos”

           Cuantos ejemplos que he vivido personalmente, podría aquí relatar, pero quiero también aquí destacar a ciertos sacerdotes que me han causado una sublime admiración, y aquí no hay que tener discernimiento de los espíritus, para reconocer su Santidad, basta, como así lo dice S. Juan de la Cruz, ver su actitud en la celebración de la Santa Misa, en su manera de comportarse, en el respecto ante el Santísimo, ya que como lo dice el Santo, la humildad es imposible ocultarla aunque se quiera.

          Luego están sus palabras en la homilía, que diferencia entre algunos que son capaces de hablar y hablar, para no decir nada, o incluso palabras heréticas, y el verdadero espíritu poseído por la Divinidad, que dice palabras que te llenan de alegría y de admiración, a eso se refería Jesús cuando decía: “Mis ovejas reconocen mi voz; no escuchan la voz de los extraños”.




LAS ALMAS CONSAGRADAS: ACERTADA Y GRAVE ACUSACIÓN A LOS SACERDOTES NEGLIGENTES Y ALABANZA A LOS SACERDOTES SANTOS.
(De los cuadernos de Mª Valtorta 27-1-1.944)


Dice Jesús:

  Es doloroso dictar, escribir, leer estas páginas. Pero es la Verdad y hay que decirla. Escribe. Es para los sacerdotes.

Se acusa mucho a los fieles de ser poco fieles y muy tibios, se acusa mucho a los hombres de no tener caridad, ni pureza, ni despego de las riquezas, ni espíritu de fe. Más así como los hijos, salvo raras excepciones, son como los padres (no tanto por las enseñanzas sino por el ejemplo), también los fieles son, salvo las excepciones siempre presentes. Tal como los forman los sacerdotes, no tanto con las palabras sino por el ejemplo.

Las iglesias, esparcidas en medio de las casas de los hombres deberían ser como un faro y un centro de purificación, de ellas debería emanar una luz dulce y potente, penetrante y atrayente, que como sucede con la luz del día, penetrara a pesar de todas las barreras en los corazones.

[...] Del mismo modo, si de las iglesias esparcidas entre las casas se difundiera una “luz” igual a la que Yo os he indicado con vuestro signo ¡oh sacerdotes, a quienes denomino “luz del mundo” (Mt. 5-14,16) (¡os llamé así cuando os creé !), aún en los corazones más cerrados penetraría una hebra, un punto, un polvillo de luz, lo suficiente para engendrar en los corazones hambre de luz, de “esa Luz”.

Más ¿cuántas son las iglesias de las que emana una luz tan viva que es capaz de forzar las puertas cerradas de los corazones y penetrar en ellos para llevarlos a Dios, a Dios que es Luz?, más cuantos sois vosotros, los párrocos y clérigos; vosotros lo sacerdotes y monjes; vosotros, todos los que Yo he designado para que fuerais portadores de Mí hasta los corazones, cuántos de vosotros, las almas de la Iglesia, estáis inflamados por la Caridad hasta tal punto que lográis romper el hielo de las almas y llevar al corazón de los hombres el amor de Dios y el amor a Dios, que es Caridad?

Los dolores de los hombres son diversos de los vuestros. O al menos, los vuestros deberían ser diversos, porque tendrían que consistir en las penas provocadas por el celo hacia vuestro Señor Dios, que no es amado lo bastante; provocadas por los fieles que se pierden; por los pecadores que no se convierten. Solo estos, no otros, deberían ser vuestros dolores porque al llamaros, no os asigné una mansión, una mesa, una fortuna, una familia, sino una cruz, mi Cruz, ésa en la que perecí desnudo, ésa e la que expiré solo, esa en la que subí despojado de todo, despojado hasta de mi pobreza, que era riqueza comparada con mi miseria de ajusticiado al que solo le queda el patíbulo hecho con poca madera y tres clavos, y un puñado de espinas entrelazadas formando una corona. Esto lo recuerdo para decirles a todos – y a vosotros en particular – que las almas se salvan con el sacrificio, con la generosidad en el sacrificio llevado hasta el despojo total, absoluto de los afectos, de las comodidades, de lo necesario de la vida.

En cambio, los hombres acosados por sus dolores - ¡Y sólo Yo sé cuántos son! -, tendrían que poder mirar hacia su Iglesia como una madre en cuyo regazo se va a llorar y a escuchar palabras de consuelo, tras haberle narrado las propias angustias, con la certeza de ser escuchados y comprendidos. En los momentos en que los envuelven las tinieblas  - provocadas por tantas cosas no siempre originadas en su voluntad, sino impuestas por voluntad ajena, por un complejo de circunstancias que les inducen a creer en el error o a dudar de Dios – los hombres tendrían que encontraros a vosotros, los portadores de luz, de mi Luz; a vosotros los piadosos como el samaritano; a vosotros que sois maestros como vuestro Maestro; a vosotros que sois padres como vuestro Padre.

La Tierra, corrompida por tantas cosas, fermenta como un cuerpo que se pudre y contamina las almas con su hedor de pecado. Mas si las Iglesias esparcidas por las casas fueran incensarios en los que un sacerdote vive ardiendo y se inflama amando, el hedor del mundo quedaría equilibrado por el perfume de Dios, que emana del corazón de los sacerdotes que viven en total “fusión” con Dios, anulados en Dios hasta ser únicamente semejantes a Mí. Dios, que estoy en el Sacramento a disposición del hombre en todo momento, sin desfallecimientos, sin soberbias; entonces, los corazones se purificarían.

Los sacerdotes que son así, es decir perfectos, son como el sol. Aspiran las almas hacia el cielo como si fueran gotas de agua y las purifican en la atmósfera celeste para ser luego como nubes que se disuelven lentamente en benéfico rocío, de noche, recatadamente, para llevar refrigerio a las heridas y las quemazones de los corazones, pobres flores heridas por tantas cosas.

         Aspiran, atraen a sí: para ello es necesario tener una fuerza muy grande. Solo el amor vivísimo hacia el Señor y hacia los hermanos puede dárosla. Si lo queréis, permaneciendo firmes en  Dios y en lo alto, muy en lo alto respeto a la Tierra, vosotros podéis atraer las almas hacia vosotros, o sea a Dios, en quien vivís. Es una operación que requiere generosidad y constancia. Hasta un parpadear puede servir para este fin.

 Todas vuestras acciones deben proponerse esta meta. Hay miradas que pueden convertir un corazón, si en tales miradas resplandece Dios.

     Disolverse: sacrificarse, de todas las maneras, recatadamente, llevando a las almas abrasadas al refrigerio celeste, que se difunde tan dulcemente que ellas no saben cuando les ha llegado, aunque se encuentran regadas por él. Tal como lo hace el rocío que, silencioso y púdico, desciende mientras que todo reposa: los hombres, los animales y las flores; limpia el aire de las impurezas del día, sacia la sed de los tallos y las frondas y los cubre de perlas.

Sacrificio, más y más sacrificio, ¡oh, sacerdotes! Plegaria, más y más plegaria, ¡oh, pastores!

Os he llamado pastores. No os he llamado “solitarios” ni tampoco “capitanes”. El solitario vive por su cuenta. El capitán marcha a la cabeza de los suyos. En cambio, el “pastor” está en medio de su rebaño y lo guarda. No se aísla porque el rebaño se dispersaría. No camina a la cabeza de él, porque las ovejas distraídas quedarían rezagadas en el camino y a la merced de los lobos y los ladrones.

Si no es un enajenado, el pastor vive en medio de su rebaño, lo llama, lo reúne, va incansablemente de un extremo al otro del mismo, lo precede en los puntos difíciles, es el primero en tantear las dificultades, las allana en lo posible, se afana en hacer seguros los tramos dificultosos, luego permanece en el punto más arduo para controlar el paso de sus ovejillas y si ve alguna temerosa o débil, se la pone sobre los hombros y la lleva más allá del punto peligroso; si aparece el lobo, no huye; al contrario, se arroja sobre él, poniéndose delante de sus ovejas, y las defiende, aún a costa de morir para salvarlas. 

Se inmola por ellas, para saciar el hambre de la fiera, de tal modo que esta no sienta la necesidad de devorar. ¡Cuántas fieras acechan a las almas! El Pastor no pierde tiempo en inútiles diálogos con los que pasan, no se distrae con cosas que no le competen. Se ocupa de su rebaño y nada más.

     Ahora poned atención. ¿No parece estar leyendo el capítulo 8º de Ezequiel?


   Primer ídolo: los celos.

Tendríais que ser caridad, ¿no es verdad? Tendríais que ser caridad para inducir a otros a la caridad. Y en cambio, ¿qué sois? Tenéis celos el uno del otro. Os ofendéis si un laico os critica. Más, ¿no os criticáis recíprocamente, y a menudo injustamente? El superior critica a los inferiores. El inferior critica a los superiores. Tenéis celos si uno de vosotros se destaca, si uno de vosotros tiene éxito, si uno de vosotros se enriquece. Es más, esto, que tendría que horrorizaros, es lo que más os apetece. ¿Acaso era rico Yo, el Sacerdote eterno? Sed perfectos y os notarán y alabarán, aún cuando tendría que interesaros solo la alabanza de vuestro Dios. Sed perfectos y alcanzaréis el único fin digno de vuestro hábito: el de llevar almas a Dios.

Segundo ídolo o mejor, numerosos ídolos: Las diversas herejías que en vosotros sustituyen el culto que deberíais practicar

También vosotros, como los setenta ancianos que nombra Ezequiel, incensáis a los ídolos, cada uno al que prefiere. Y lo hacéis en la oscuridad, esperando que el ojo de los hombres no os vea. Pero  os ven. Y los escandalizáis. Porque los fieles, y los hombres en general, son como los niños, que aunque parezca que no os observan, no pierden nunca de vista ni de oídos a los mayores.

Más, ¿es que no sabéis que, aun cuando el hombre no os viera, Dios os ve? Y entonces ¿Por qué esparcís vuestro incienso ante el poder del oro o ante el poder del hombre?¿Es que acaso no veo desde lo alto de mi Trono que demasiados sacerdotes míos ocupan el tiempo – ese tiempo que Yo les otorgo para que lo empleen en la propia misión sacerdotal – dedicándose a tratos humanos, aptos para aumentar su bienestar? Si, lo veo ¿Es que acaso no observo – y, al hacerlo, mi corazón siente un profundo disgusto – que demasiados sacerdotes míos abjuran mi Ley para obedecer a la ley de los hombres desgraciados, porque así esperan obtener honores y ganancias?  Sí, lo veo.

¡Oh, sacerdotes politicastros! ¡Sois los miembros del Sanedrín de hoy! Mas, recordad cual fue el final del Sanedrín, precisamente por obra de aquéllos a cuyos pies habían prosternado su conciencia y violado mi Ley. Y no os digo nada más. Todo esto acaeció por parte de los hombres. Lo demás os llegará después, por el Juez Eterno y Justo.

Tercer ídolo: la sensualidad.

Sí, veo también esto. Y no agrego nada más por respeto hacia mi “portavoz”. Mas, que cada uno de vosotros se examine para comprobar si en lugar de las únicas criaturas femeninas que le es permitido a un sacerdote recordar con amor – es decir, mi Madre y la propia -, no existe una diosa pagana. Recordad que me tocáis, que me recibís. Nada más. No pongáis al purísimo en contacto con una carne manchada por la lujuria.


Cuarto ídolo: la adoración de Oriente.

Las sectas. Sí, también veo esto ¿Y no tendría que mirar con desdén a muchos de vosotros y dirigir a muchos las invectivas que dirigí a los fariseos y a los doctores de mi época? ¿Y no tendría que suscitar “luces” entre los laicos que me aman como muchos de vosotros no me aman, por piedad hacia las almas que dejáis en el hielo, en la oscuridad, en la impureza, hacia las almas para las que no sois un camino hacia Dios, sino un sendero que lleva hacia abajo? 

¿Cómo osáis repetir mi Palabra y predicar mi Ley cuando dicha Palabra y dicha Ley son una condena para vosotros? El que es puro que sea aún más puro y el que no es puro, que se purifique.

La humanidad se encuentra ante una gran encrucijada. De allí parten dos caminos: uno sube y llega a Dios; el otro baja y conduce a Satanás. En la encrucijada hay una piedra. Sois vosotros. Si hacéis de vosotros un baluarte y un estímulo hacia el primer camino, Satanás no irrumpirá y las almas serán impulsadas hacia Dios. Más si sois vosotros los primeros en rodar por la pendiente de Satanás, arrastraréis a la humanidad, con anticipación, hacia los horrores del Anticristo.

Y si este debe venir, ¡ay de los que anticipan su venida y la prolongan! Porque él dejará de existir a la hora eterna fijada y cuanto más largo será el tiempo de su permanencia, mayor será el número de las almas que se perderán. Más recordáoslo: ni siquiera una de ellas dejará de ser vengada, pues si vuestro Dios ve hasta el pájaro que muere, ¿Cómo puede no ver un alma que muere? A sus asesinos, quienesquiera que sean, exigiré la razón y decretaré mi condena”.







viernes, 9 de noviembre de 2012

SUBLIME DISCURSO DE JESÚS A LAS ALMAS CONSAGRADAS


Reunión de los Obispos con el Papa Benedicto



           Los Sacerdotes son las estrellas del Cielo, puestos por Dios para iluminar las tinieblas de la noche y marcar el rumbo que han de seguir los fieles para orientarse hacia el Camino que lleva a la Vida Eterna. Son las estrellas que guían a los navegantes de noche para llegar a buen Puerto. 

        Muchas de esas estrellas ya no alumbran porque el Dragón Infernal ha barrido con su cola la tercera parte de estas estrellas, ya que sabe que así, muchas almas incautas se quedarán desorientadas, y así le será mucho más fácil llevarlas a su rebaño. 





Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta

(Advertencia a los Queiruganos; Massiánicos; Künguistas, relativistas y progresistas, Teólogos de la Secularización; y los que se creen elegidos e iluminados)


              Dice Jesús:

         (...) Vosotros sois un grupo de personas, pero formáis un núcleo, o sea, una sola cosa. Por tanto, sois un complejo que se forma como ente, y que debe de ser estudiado en sus características singulares, más o menos buenas, para formarle, amalgamarle, quitarle las aristas, enriquecer sus lados poliédricos y hacer de él una única cosa perfecta. Por tanto, Yo os estudio incluso cuando dormís.

¿Qué sois vosotros? ¿Qué tenéis que llegar a ser? Vosotros sois la sal de la Tierra; tales debéis llegar a ser; sal de la Tierra. Con la sal se preservan las carnes de la corrupción y no solo la carne, sino muchos otros alimentos. Pero, ¿acaso podría la sal salar si no fuera salada? Yo quiero salar al mundo con vosotros, para sazonarlo de sabor celeste. Pero, ¿Cómo podréis salar si perdéis el sabor?

¿Que os hace perder el sabor celeste? Lo que es humano. El agua del mar, del verdadero mar, no es buena para beber de lo salada que es ¿no es verdad? Y a pesar de todo, si uno coge una copa de agua de mar y la echa en una hidria de agua dulce, puede beber, porque el agua de mar está tan diluida que ha perdido su acritud. La humanidad es como el agua dulce que se mezcla con vuestra salinidad celeste. Aún más; suponiendo que se pueda derivar un río del mar e introducirlo en el agua de este lago, ¿acaso podríais volver a encontrar ese hilo de agua salada? No. Habría quedado perdido entre tanta agua dulce. Esto sucede con vosotros cuando hundís vuestra misión, mejor dicho, la sumergís en mucha humanidad.

Sois hombres. Sí. Lo sé. Pero ¿y quien soy Yo? Yo soy aquel que tiene consigo toda la fuerza. Y ¿qué hago Yo? Os comunico esta fuerza puesto que os he llamado. Pero ¿para qué sirve esta fuerza que os comunico si la desparramáis bajo avalanchas de sentido y de sentimientos humanos?

Vosotros sois, debéis ser, la luz del mundo. Os he elegido: Yo, Luz de Dios, entre los hombres, para continuar iluminando al Mundo una vez que he vuelto al Padre. Pero ¿Podréis iluminar si no sois más que unos candiles apagados o humeantes? No. Es más, con vuestro humo – peor es el humo vagaroso que la absoluta muerte de una mecha – entenebreceríais ese vestigio de luz que aún pueden tener los corazones, ¡Oh, desdichados aquellos que buscando a Dios, se dirijan a los Apóstoles y en vez de luz obtengan humo! Sacarán de ello escándalo y muerte. Ahora bien, los Apóstoles indignos recibirán maldición y castigo.

“¡Habéis sido llamados para grandes cosas, pero al mismo tiempo, tenéis un grande, tremendo compromiso! Acordaos de que a aquel a quien más se le da más está obligado a dar. Y a vosotros se os da el máximo, en instrucción y en don. Sois instruidos por Mí, Verbo de Dios, y recibís de Dios el don de ser los “discípulos”, o sea, los continuadores del Hijo de Dios. Quisiera que esta elección vuestra fuera siempre objeto de vuestra meditación, y que continuarais escrutándoos y sopesándoos… y si uno siente que es apto para ser fiel – no quiero ni siquiera decir: “si uno no se siente más que pecador e impenitente”, digo solo: “si uno se siente apto para ser sólo un fiel” – pero no siente en sí el nervio del Apóstol, que se retire.

El mundo, para sus amantes, es muy vasto, bonito, suficiente, vario. Ofrece todas las flores y todos los frutos aptos para el vientre y para el sentido. Yo no ofrezco más que una cosa: La Santidad.

Esta, en la Tierra es la cosa más angosta, pobre, abrupta, espinosa, perseguida que hay. En el Cielo su angostura se vuelve inmensidad; su pobreza, riqueza; su espinosidad, alfombra florida; su escabrosidad, sendero liso y suave; su persecución, paz y beatitud. Pero aquí, ser Santo supone un esfuerzo  heroico. Yo no os ofrezco más que esto.

¿Queréis permanecer conmigo? ¿No os sentís capaces  de hacerlo? ¡Oh, no os miréis asombrados o apenados! Aún muchas veces me oiréis hacer esta pregunta, cuando la oigáis, pensar que mi corazón al hacerlo llora, porque se siente herido ante vuestra sordera ante la vocación. Examinaos entonces, y luego juzgad con honestidad y sinceridad y decidid. Decidid para no ser réprobos. Decid: “Maestro, amigos, me doy cuenta de que no estoy hecho para este camino. Os doy un beso de despedida y os digo: Rogad por mi”. Mejor es esto que  traicionar. Mejor esto…

¿Qué decís? ¿A quien traicionar? ¿A quien? A mí. A mi Causa, o sea a la causa de Dios, porque Yo soy uno con el Padre, y con vosotros. Si, os traicionaríais. Traicionaríais vuestra alma, dándosela a Satanás. ¿Queréis seguir siendo hebreos? Pues Yo no os fuerzo a cambiar. Pero no traicionéis. No traicionéis a vuestra alma, al Cristo y a Dios. Os juro que ni Yo ni mis fieles os criticarán, como tampoco os señalarán con el dedo para desprecio de las turbas fieles. Hace poco un hermano vuestro ha dicho una gran palabra: “Nuestras llagas y las de los que amamos, uno trata de mantenerlas escondidas”. Pues bien, quien se separase sería una llaga, una gangrena que, nacida en nuestro organismo apostólico, se desprendería por necrosis completa, dejando un signo doloroso que con todo cuidado mantendríamos escondido.

        No, no lloréis, vosotros los mejores, no lloréis. Yo no os guardo rencor, ni soy intransigente por veros tan lentos. Os acabo de tomar y no puedo pretender que seáis perfectos. Pero ni siquiera lo pretenderé dentro de unos años, después de decir cien y doscientos veces la misma cosa...Es más, escuchad: pasados unos años, seréis, por lo menos algunos, menos ardorosos que ahora que sois neófitos.

          La vida es así...la humanidad es así...Pierde el ímpetu después del arranque inicial.

        Pero, (Jesús se levanta improvisamente) os juro que Yo venceré. Depurados por natural selección, fortificados por una mixtura sobrenatural, vosotros, los mejores, seréis mis héroes, los héroes del Cristo, los héroes del Cielo.

          El poder de los Césares será polvo respecto a la realeza de vuestro Sacerdocio.

    Vosotros, pescadores de Galilea, vosotros, ignotos Judíos, vosotros, números entre la masa de los hombres presentes, seréis más conocidos, aclamados, venerados, que César y que todos los Césares que tuvo y que tendrá la Tierra.

          Vosotros, conocidos, vosotros benditos en un próximo futuro y en el más remoto de los siglos, hasta el fin del Mundo.
        Para este sublime destino os elijo, a vosotros que sois honestos en la Voluntad, y para que seáis capaces de él, os doy las líneas esenciales de vuestro carácter de Apóstoles.

      Estad siempre vigilantes y preparados. Vuestros lomos estén siempre ceñidos, y vuestras lámparas encendidas, como es propio de quienes de un momento a otro tienen que partir o acudir al encuentro de uno que llega. Y la verdad, es que vosotros sois, seréis, hasta que la muerte os detenga, los incansables peregrinos que van en busca de los errantes; y hasta que la muerte la apague, vuestra lámpara debe ser mantenida alta y encendida para indicar el camino a los extraviados que van hacia el redil de Cristo.

      Tenéis que ser fieles al Dueño que os ha colocado en cabeza para este servicio. Será premiado aquel siervo que el Dueño encuentre siempre vigilante y la muerte sorprenda en estado de Gracia.

        No podéis, no debéis decir: "Soy joven. Tengo tiempo de hacer esto o aquello y luego pensar en el Dueño, en la muerte, en mi alma". Mueren tanto los jóvenes como los viejos, los fuertes como los débiles, y viejos y jóvenes, fuertes y débiles están igualmente sujetos al asalto de la tentación.

          Tened en cuenta que el alma puede morir antes que el cuerpo y podéis llevar en vuestro caminar, sin saberlo, un alma putrefacta. ¡Es tan insensible el morir de un alma! Como la muerte de una flor, sin un grito, sin una convulsión...inclina solo su llama como corola cansada y se apaga.

        Después, mucho después, alguna vez, inmediatamente después otras veces, el cuerpo advierte que lleva dentro un cadáver verminoso, y se vuelve loco de espanto y se mata por huir de ese connubio... ¡Oh, no huye! Cae exactamente con su alma verminosa sobre un bullir de sierpes en la Gehena.

      No seáis deshonestos como intermediarios o leguleyos que se ponen de parte de dos clientes opuestos.

      No seáis falsos como los politicastros que llaman "amigo" a este o a aquel, y luego son enemigos de ambos.   

      No penséis actuar de dos modos. De Dios nadie se burla. A Dios no se le engaña. Comportaos con los hombres como os portáis con Dios, porque una ofensa a los hombres es como si hubiera sido hecha a Dios. Desead ser vistos por Dios como deseáis ser vistos por los hombres.

       Sed humildes. No podéis acusar a vuestro Maestro de no serlo. Haced como hago Yo. Humildes, dulces, pacientes. El mundo se conquista con eso, no con violencia y fuerza.

    Sed fuertes y violentos contra vuestros vicios, eso sí, arrancadlos de raíz, a costa incluso de dejaros desgarrados pedazos de corazón. 

      Hace unos días os he dicho que vigiléis las miradas, más no lo sabéis hacer. Os digo: Sería mejor que os quedarais ciegos arrancándoos los ojos inmoderados que acabar siendo lujuriosos.

        Sed sinceros. Yo soy Verdad en las cosas excelsas y en las humanas. Deseo que también vosotros seáis auténticos. ¿Por qué andarse con engaños conmigo o con los hermanos o con el prójimo? ¿Por qué jugar con engaño? ¡Tan orgullosos como sois y no tenéis el orgullo de decir: “Quiero que no me puedan considerar mentiroso”?

         Y sed auténticos con Dios. ¿Creéis que le engañáis con formas de oraciones largas y vistosas? ¡Pobres hijos! ¡Dios ve el corazón!

        Haced el bien castamente. Me refiero también a la limosna. Un Publicano ha sabido hacerlo antes de su conversión. ¿Y vosotros, no vais a saber hacerlo? Si, te alabo Mateo por la casta limosna semanal de la que solo Yo y el Padre sabíamos que era tuya. Y te cito como ejemplo. Esto también es castidad, amigos (…)

    El acto bueno es virgen cuando resulta exento de connubio con pensamiento de alabanza y de estima, o exento de soberbia.

        Sed fieles esposos de vuestra vocación a Dios. No podéis servir a dos señores. El lecho nupcial no puede acoger a dos esposas contemporáneamente. Dios y Satanás no pueden compartir vuestros amorosos abrazos. El hombre no puede, como tampoco lo pueden ni Dios ni Satanás, compartir un triple abrazo en antítesis entre los tres que se lo dan.

         Manteneos al margen del hambre de oro, como de hambre de carne, como de hambre de poder. Satanás os ofrece esto. ¡Oh, sus falaces riquezas! Honores, éxito, poder, abundancias: mercados obscenos cuya moneda es vuestra alma.

        Contentáos con lo poco. Dios os da lo necesario. Basta. Esto os lo garantiza, de la misma forma que se lo garantiza al ave del cielo y vosotros  valéis mucho más que los pájaros. Más Dios quiere de vosotros confianza y morigeración. Si tenéis confianza, no os defraudará; si tenéis morigeración, su don diario os bastará.

      No seáis paganos, siendo de nombre, de Dios. Paganos son aquellos que, más que a Dios, aman el oro y el poder para aparecer como semidioses. Sed Santos y seréis semejantes a Dios eternamente.

       No seáis intransigentes. Todos sois pecadores; por tanto, quered ser con los demás como querríais que los demás fueran con vosotros, o sea, llenos de compasión y perdón.

       No juzguéis ¡Oh, no juzguéis! Ya veis – a pesar de que hace poco estáis conmigo – cuantas veces, siendo inocente, he sido ilícitamente mal juzgado y acusado de pecados inexistentes. El mal juicio es ofensa, y solo los verdaderos santos no devuelven ofensa por ofensa. Por tanto, absteneos de ofender por no ser ofendidos. Así no faltaréis ni a la caridad, ni a la santa, amable, suave humildad. La enemiga de Satanás junto con la castidad.

       Perdonad, perdonad siempre. Decid: “Perdono, Padre, para que Tu perdones mis infinitos pecados”.

      Haceos mejores cada hora que pase, con paciencia, con firmeza, con heroicidad. ¿Quién puede deciros que llegar a ser buenos no sea penoso? Es más, os digo: es el mayor de todos los esfuerzos. Pero el premio es el Cielo; por tanto, merece la pena consumirse en este esfuerzo.

      “Y amad, ¡Oh, ¿Qué palabra debería decir para induciros al Amor?! No existe ninguna que sea adecuada para convertiros a él, ¡Oh, pobres hombres a los que Satanás azuza! Entonces, he aquí que Yo digo: “Padre, acelera la hora del lavacro. Esta tierra está seca. Este rebaño tuyo está enfermo. Más hay un rocío que puede aplacar la aridez y limpiar. Abre, abre su fuente. Ábreme a Mí, ábreme. Padre, Yo ardo por hacer Tu deseo, que es el Mío y el del Amor Eterno. ¡Padre!, ¡Padre!, ¡Padre! Dirige tu mirada sobre tu Cordero y sé Tú su Sacrificador”.

     Jesús se manifiesta verdaderamente inspirado. Erguido en pié, con los brazos extendidos en cruz, el rostro hacia el cielo, con el azul del lago detrás, con su vestido de lino, parece un Arcángel orante.

      Se me anula la visión en el momento de este acto suyo.





   

lunes, 5 de noviembre de 2012

DISCURSO DE JESÚS CON LOS ROMANOS EN PALESTINA


DIALOGO DE JESÚS CON LOS ROMANOS

(Del Poema del Hombre-Dios de  María Valtorta)










Entrevista de Jesús con los Romanos que ocupaban Palestina, maravilloso discurso, en donde se ve claramente la gran diferencia que existe entre los dioses del Olimpo, y la verdadera Divinidad, que triunfó del panteísmo romano a pesar de una cruenta persecución y que culminó con el triunfo de Jesús cuando el Emperador Constantino declararó el Cristianismo Religión oficial del Imperio Romano.

Vemos igualmente que se ha cumplido la Profecía de Jesús: “Las puertas del Infierno no prevalecerán”. Todos los intentos de acabar con el Cristianismo han fracasado estrepitosamente: Las terribles persecuciones del Imperio romano, los ataques a la verdadera fe de parte de los herejes, secuaces de Satanás. El marxismo que creía que iba a acabar con la religiosidad del pueblo, con sus persecuciones y su adoctrinamiento incesante, en vez de conseguir su objetivo, ha sido un abono para el renacer de la fe que se creía muerta: y así vemos en Rusia el jefe del Estado Vladimir Putin, acompañado de la Jerarquía ortodoxa en las grandes ceremonias estatales.

Y se cumplió escrupulosamente, lo que dijo la Santísima Virgen María en Fátima a los pastorcillos: "Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará".






Dice Jesús, dirigiéndose a las Romanas:

(…) “Paz a ti, Juana como ves, he venido”.

“Y yo me alegro de ello. También mis amigas han venido. Pero ahora tengo la impresión de que he actuado mal haciéndolo. ¿Cómo vais a poder entenderos? ¡Son completamente paganas!”. Juana está un poco turbada. Jesús sonríe. Le pone una mano sobre la cabeza y dice: “No temas. Nos entenderemos muy bien. Has actuado muy bien haciéndolo. El encuentro abundará en bienes, como tu jardín en rosas. Recoge ahora estas pobres flores que has dejado caer y vamos adonde tus amigas”.

"Rosas hay muchas” Lo hacía para pasar el tiempo y también porque esas amigas son muy… voluptuosas…Les gustan las flores como si fueran…no sé…”. ¡A Mí, también me gustan! Fíjate, ya hemos encontrado un tema para entendernos con ellas. (…)

Caminan hacia una pequeña pérgola hecha de un trenzado multicolor de rosas. A la entrada hay tres romanas, mirando de hito en hito. Son Plautina, Valeria y Lidia. La primera y la última permanecen quietas, pero Valeria se hecha a correr y, en llegar a la altura de Jesús, se inclina y dice: “¡Salve, Salvador de mi pequeña Fausta!”.
“¡Paz y Luz a ti y a tus amigas!”.
Las amigas se inclinan sin decir nada.

A Plautina la conocemos ya. Es alta, majestuosa; sus ojos negros son espléndidos, un poco imperiosos; su nariz, bajo una frente lisa y blanquísima, es recta, perfecta; boca bien dibujada, aunque un poco túmida; el mentón, redondeado y marcado: me recuerda a ciertas bellísimas estatuas de emperatrices romanas. Gruesos anillos lucen en sus preciosas manos; anchos brazaletes ciñen sus brazos, en las muñecas y por encima de los codos, brazos verdaderamente estatuarios, que, bajo la corta manga drapeada, aparecen blanco-rosados, lisos, perfectos.

Lidia, por el contrario, es rubia, más delgada y joven, Su belleza no es majestuosa como la de Plautina, pero tiene toda la gracia de una juventud femenil aún un poco inmadura. Bueno, dado que estamos en tema pagano, podría decir que si Plautina parece la estatua de una emperatriz, Lidia podría ser una Diana o una ninfa de gentil y dulce aspecto.

Valeria, ahora que ha superado la desesperación de cuando la vimos en Cesárea, se presenta en su belleza de joven madre, de formas llenas aunque todavía muy juveniles, de mirada serena, propia de una madre que se siente feliz de poder alactar a su hijo, y verle crecer alimentado con su leche; de tez rosada y pelo castaño, tiene una sonrisa plácida y muy dulce.

(…) Plautina dice: “Nuestra buena y sabia amiga, una de las pocas que no se desdeña de tratar con nosotras y que, al mismo tiempo, no se corrompe con nosotras, te habrá dicho que nuestro deseo era verte y oírte para juzgarte por lo que eres, porque Roma no cree en fábulas… ¿Porqué sonríes, Maestro?”.
“Después te lo digo. Prosigue”.
“Porqué Roma no cree en fábulas y quiere juzgar con ciencia y con conciencia antes de condenar o exaltar. Tu pueblo te exalta y te calumnia en igual medida. Tus obras mueven a exaltarte; las palabras de muchos hebreos, a creerte poco menos que un delincuente. Tus palabras son solemnes y sabias como las de un filósofo. Roma se siente muy atraída por las doctrinas filosóficas, aunque reconozco que nuestros actuales filósofos no poseen una doctrina satisfactoria, incluso porque su forma de vivir no está en consonancia con la doctrina”.

“No pueden vivir en consonancia con su doctrina”.
“¿porqué son paganos, no es cierto?”.
“No. Porque son ateos”.
“¿Ateos? ¡Pero si tienen sus dioses!...”.

“Ya ni siquiera esos, mujer. Te recuerdo a los antiguos filósofos, a los más grandes. También eran paganos, y, a pesar de todo, ¡fíjate que noble fue su vida!: a pesar de convivir con el error – porque el hombre gravita hacia el error - , cuando se encontraron frente a los misterios más grandes, la vida y la muerte, cuando fueron puestos ante el dilema honestidad o deshonestidad, virtud o vicio, heroísmo o cobardía, y vieron que si se volvían al mal sería en perjuicio de su Patria y de los ciudadanos, entonces, con voluntad de gigante, se deshicieron de los tentáculos de los nefastos pulpos y, libres y santos, supieron querer el Bien a costa de cualquier cosa, este bien que no es sino Dios”.


“Se dice que eres Dios, ¿Es verdad?”.
“Yo soy el Hijo del verdadero Dios, hecho carne sin dejar de ser Dios”.
“Pero, ¿que es Dios? A juzgar por Ti, el mayor de los Maestros”.
“Dios es mucho más que un maestro. No rebajéis la idea sublime de la Divinidad encerrándola en los límites de la sabiduría”.
“La sabiduría es una divinidad. Nosotros tenemos a Minerva, que es la diosa del saber”.
“También a Venus, la diosa del placer. ¿Cómo podéis pensar que un dios, o sea un ser superior a los mortales, tenga en grado perfecto todos los aspectos denigrantes de los mortales? ¿Cómo podéis pensar que un ser eterno tenga eternamente esos pequeños, mezquinos, humillantes placeres de quien tiene una hora de tiempo, y que a ello reduzca la finalidad de su vida? ¿No pensáis en lo sucio que es ese cielo que llamáis Olimpo, donde fermentan los más acerbos extractos de la humanidad?

Si miráis a vuestro Cielo, ¿Qué veis?: lujuria, delitos, odios, guerras, robos, crápula, celadas, venganzas. ¿Qué hacéis para celebrar las fiestas de vuestros dioses?: orgías. ¿Qué culto les dais? ¿Dónde está la verdadera castidad de las consagradas a Vesta? ¿En que código divino se basan vuestros pontífices para juzgar? ¿Qué palabras pueden leer vuestros augures en el vuelo de las aves o en el fragor del trueno? ¿Qué respuestas pueden dar a vuestros arúspices las sangrantes entrañas de los animales sacrificados? Me acabas de decir hace un momento: “Roma no cree en las historietas”. Y entonces, ¿Porqué creéis que doce pobres hombres, haciendo dar una vuelta en torno a los campos a un cerdo, una oveja y un toro, e inmolándolos después, pueden atraerse a Ceres, si tenéis infinitas deidades, que si se odian entre sí, y además vengativas, según creéis? No. Dios es muy distinto de eso, es eterno, único y espiritual”.

“Pero Tú dices ser Dios, y eres carne”.


“Hay un altar sin dios en la patria de los dioses. La sabiduría humana lo ha dedicado al Dios desconocido, porque los sabios, los verdaderos filósofos, intuyeron que había algo más detrás del escenario historiado producido por esos eternos niños que son los hombres cuyo espíritu está fajado por el error. Ahora bien, si esos sabios – que intuyeron que tras el engañoso escenario había algo más, algo verdaderamente sublime y divino que había hecho todo cuanto existe y de quien procede todo lo que de bueno hay en el mundo -, si esos sabios quisieron un altar para el Dios desconocido, sentido por ellos como el verdadero Dios, ¿Cómo es que vosotros llamáis dioses a lo que no es dios, y afirmáis saber lo que en realidad no sabéis? Sabed pues, lo que es Dios, para poderle conocer y honorar.

Dios es Aquel que con su pensamiento ha hecho de la Nada el Todo. ¿Tiene poder persuasivo para vosotros la fábula de las piedras que se transforman en hombres?, ¿Os satisface? En verdad hay hombres más duros y malos que una piedra y piedras más útiles que ciertos hombres. Valeria, ¿Qué te resulta más dulce, mirando a esta hijita tuya, pensar: “Es un deseo de Dios hecho vida, creado y formado por Él, dotado por Él de una segunda vida imperecedera, de forma que seguiré teniendo a mi pequeña Fausta, y además para toda la Eternidad, si creo en el Dios verdadero”, en vez de decir: “Esta carne de rosa, estos cabellos más sutiles que hilo de araña, estas pupilas serenas proceden de una piedra; o pensar: “ Soy semejante en todo a la loba o a la yegua; me uno carnalmente como los animales, animalescamente engendro y crío; esta hija mía es fruto de mi instinto animalesco y es un animal como yo, y mañana, muerta ella y muerta yo, seremos dos cadáveres que habrán de descomponerse y oler, y que nunca jamás se habrán de volver a ver”? Dime, tu corazón de madre, ¿Cuál de los dos razonamientos elegiría?”.

“Desde luego, el segundo no, Señor. Si hubiera sabido que Fausta no podía corromperse para siempre, mi dolor ante su agonía habría sido menos cruel, porqué habría pensado: “He perdido una perla, pero sigue existiendo y la encontraré”. (…)
Volved vuestro pensamiento (a la belleza de estas rosas) hacia esa realidad, pensad: ¿Quién lo ha hecho?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?; ¿Qué era este lugar en la noche de los tiempos? No era nada. Era una agitación informe de elementos. Dios dijo primero: “Quiero”, y los elementos se separaron para reunirse con familias. Luego tronó otro “quiero”, y se dispusieron con orden: uno en otro (el agua entre las tierras); uno sobre otro (el aire y la luz sobre el planeta ya ordenado).

Otro “quiero”, y comenzaron a existir las plantas, y luego las estrellas y los animales, y luego el hombre. Dios donó sin tacañería las flores y los astros, cual espléndidos juguetes, para gozo del hombre, su predilecto, y por último le otorgó la alegría de procrear, no algo que muriese, sino algo que sobreviviese a la muerte por el don de Dios que es alma. Estas cosas son expresión de otros tantos deseos del Padre: su infinito Poder se despliega en infinidad de bellezas.

El flujo de mi palabra encuentra impedimento al chocar contra el compacto bronce de vuestra creencia. De todas formas, espero que, para ser éste nuestro primer encuentro, ya algo nos hayamos entendido. Ahora es vuestra alma la que debe trabajar con cuanto os he dicho. ¿Tenéis alguna pregunta que hacer? Si es así, hacedlas, estoy aquí para aclarar las cosas. La ignorancia no es motivo de vergüenza; lo es, si, el persistir en la ignorancia cuando se tiene alguien para aclarar las dudas”.

(…) Maestro… no he entendido porqué has dicho que nuestros maestros no pueden conducir formas de vida buenas, siendo ateos, creen en un Olimpo, pero creen”. “Ese creer suyo no es sino una forma externa. Mientras han creído verdaderamente, como los verdaderos sabios creyeron en aquel Desconocido de que os he hablado, en aquel Dios que satisfacía su alma aunque no tuviera nombre, incluso sin conciencia de la voluntad; mientras han dirigido su pensamiento a este Ente, muy superior, muy superior a los pobres dioses llenos de humanidad, de baja humanidad que el paganismo se ha procurado; mientras se han hecho esto, necesariamente han reflejado algo de Dios; el alma es espejo que refleja, eco que repite”.

“¿Qué, Maestro?”.
“A Dios”.
“¡Gran palabra es esa!”.
“Es una gran verdad”.

“Valeria, seducida por el pensamiento de la Inmortalidad, pregunta: “Maestro, explícame donde está el alma de mi hija; besaré ese lugar como a un sagrario; la adoraré, dado que es parte de Dios”.

“¡El alma! Es como esa luz que tu Faustina quiere coger y no puede porqué es incorpórea, pero que está ahí, como podemos ver Yo, tú y tus amigas. De la misma forma, el alma es visible en todo aquello que diferencia el hombre del animal. Cuando tu hijita te diga sus primeros pensamientos, piensa que esa inteligencia es su alma que se revela; cuando te quiera, no ya con su instinto sino con su razón, piensa que ese amor es su alma. Cuando crezca a tu lado, hermosa, no tanto de cuerpo como de virtud, piensa que esa belleza es su alma. Y no adores el alma, sino a Dios, que es el Creador del alma, a Dios, que de toda alma buena quiere hacerse un trono”.
“¿Dónde está esa cosa sublime? ¿En el corazón?, ¿en el cerebro?”.
“Está en el todo que es el hombre. Os contiene y está en vosotros contenida. Cuando os deja, sois cadáveres; cuando cae muerta (por un delito del hombre contra él mismo), sois réprobos, estáis separados para siempre de Dios”.

“¿Entonces, admites que el filósofo que dijo que éramos inmortales a pesar de ser pagano, tenía razón?”, pregunta Plautina.
“No es que lo admita. Voy más allá. Digo que es un artículo de fe.
La inmortalidad del alma, o sea, la inmortalidad de la parte superior del hombre, es el misterio más cierto y consolador del acto de creer; es el que nos asegura de donde venimos, a donde vamos, de quien somos, y disuelve en nosotros la amargura de cualquier tipo de separación”.
“Plautina piensa profundamente – Jesús la observa, pero guarda silencio – y al final pregunta: “¿Tú tienes alma?”.
Jesús responde: “Sí, ciertamente”.
“Pero, ¿eres o no Dios?”.
“Soy Dios, ya te lo he dicho, pero ahora he tomado naturaleza de Hombre. Y, ¿Sabes por qué? Porque sólo con este sacrificio mío podía resolver los puntos que para vosotros son inalcanzables; y, tras haber abatido el error, liberado el pensamiento, liberar también el alma de una esclavitud que por ahora no te puedo explicar. Por ello, Yo he introducido la Sabiduría en un cuerpo, la Santidad en un cuerpo: Yo esparzo por la tierra como una semilla la Sabiduría, como polen al viento; la Santidad se desparramará por el mundo en la hora de la Gracia – como si fuera quebrada la preciosa ánfora que la contenía - y santificará a los hombres. Entonces, el Dios desconocido será conocido”.

“Pero si ya eres conocido… El que pone en duda tu poder y sabiduría es malo o falso”. “Soy conocido, pero es como si fuera solo un amanecer; a la meridiana habrá plena cognición de mí”. “¿Cómo será Tu mediodía? ¿Un triunfo? ¿Lo veré yo?”.

“Verdaderamente, será un triunfo, y tú lo presenciarás porque sientes náusea de lo que conoces y apetito de lo que desconoces; tu alma tiene hambre”.

“¡Es verdad! Es de verdad que tengo hambre”.
“Yo soy la Verdad”.
“Date entonces a la hambrienta”.
“Basta con que vengas a mi mesa. Mi palabra es pan hecho con verdad”.
“¿Qué dirán nuestros dioses si los abandonamos? ¿No se vengarán de nosotros?”, pregunta Lidia asustada.

“Mujer, ¿has visto alguna vez una mañana neblinosa? Los prados se pierden detrás del vapor que los oculta. Viene el sol, y el vapor desaparece, y los prados resplandecen más hermosos. Pues vuestros dioses no son sino niebla del pobre pensamiento humano, que ignorando a Dios, pero al mismo tiempo, necesitando creer – la fe es el estado permanente y necesario del hombre - , se ha creado este Olimpo, verdadera fábula sin fundamento alguno; vuestros dioses, de la misma forma, cuando salga el sol, Dios verdadero, desparecerán de vuestros corazones sin poder causar mal alguno, porque no tienen existencia”.

“Tendremos que escucharte todavía mucho. Nos encontramos totalmente ante lo desconocido. Todo lo que dices es nuevo”.
“¿Te da repulsa?, ¿Te es imposible aceptarlo?”.
Plautina responde con seguridad: “No. Me siento más orgullosa de lo poquísimo que ahora sé, y que César no sabe, que de mi nombre”.


“Pues persevera, os dejo con mi Paz”.














domingo, 4 de noviembre de 2012

EL AMOR ES VENCEDOR DEL ODIO, ASÍ COMO LA LUZ VENCE A LAS TINIEBLAS


Monumento a Satanás en la casa de Campo de Madrid



LA LLAMA DE AMOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA CIEGA A SATANÁS




Quiero en este nuevo Post, terminar con la transcripción de esta traducción, hecha directamente del texto original húngaro en Quito, Noviciado de los PP Jesuitas, el 20-12-1.982.

Añadiré que estas oraciones las comenzó hace poco un conocido mío, el cual me confesó que la noche pasada, sufrió un fuerte ataque del Demonio, cuando estaba dormido, notando como se le meneaba la cama, y como se sentía levantado por los aires, y sin poder despertarse, lo que le provocó un gran terror, después de lograr recuperar el sueño, soñó que un médico le decía que tenía un cáncer, lo que también le produjo una gran preocupación.

Está claro que Satán está furioso y temeroso de que se de a conocer esta oración, que anula su eficacia para la perdición de las almas.
La Luz de la Santísima Virgen María, que es como la Luz de Dios, de una fuerza infinita, que es la  que purifica a las almas del Purgatorio, abrasa a los condenados en el Infierno, e ilumina y deleita en el Cielo a los Ángeles y a los Elegidos, es la única arma eficaz para derrotar a Satanás en este mundo, pero necesita nuestra colaboración. 

Esta Luz que emana de la Llama del Inmaculado Corazón de María, medianera de todas las Gracias de Dios, es como un rayo laser potentísimo, que es también capaz de romper la coraza de hierro de los corazones más empedernidos. 




MENSAJE DEL SEÑOR A LOS PADRES DE FAMILIA


“Doy mi Bendición especial unidas a grandes Gracias por intermedio del Santo Padre a aquellos padres que aceptando mi divina voluntad colaboren conmigo en mi obra de creación. Esta bendición es única y solo se puede conferir a los padres de familia. Al nacer cada hijo, inundo estas familias con gracias extraordinarias”.

ENSEÑANZA DEL SEÑOR


“Dí a tus hermanos y hermanas, esta es la enseñanza del Señor. Un solo Padrenuestro o Avemaría  cuando el alma se encuentra en la mayor sequedad vale más que la oración exuberante cuando nos desborda la Gracia…”.
El Señor me ha enseñado también esta pequeña oración y me ha pedido que la transmita a los demás porque estima que es un instrumento eficaz para cegar a Satanás…”



“Que nuestros pies vayan juntos
que nuestras manos recojan unidas,
que nuestros corazones latan al unísono,
que nuestro interior sienta lo mismo,
que el pensamiento de nuestras mentes sea uno,
que nuestros oídos escuchen juntos el silencio,
que nuestras miradas se compenetren
profundamente fundiéndose la una en la otra
y que nuestros labios supliquen juntos el Eterno
Padre, para alcanzar misericordia”.


ENCARGO DEL SEÑOR

Transmite mis palabras a las personas a quien corresponde por intermediario de tu Director Espiritual al Santo Padre y a mis hijos señalados para ello y pídeles que no quieran impedir que fluya este gran río de Gracias que el Corazón Inmaculado de mi Madre en su ardiente amor quiere derramar sobre vosotros en toda la Tierra.

*********



HIJOS MÍOS, CON VUESTRA CONFIANZA PODÉIS SACAR DE MÍ INFINITAS GRACIAS, NO ME RESISTO A ELLO, ESTOY ANTE VOSOTROS DISPUESTA CON TODO EL AMOR DE MI CORAZÓN.

¡AQUÍ ESTOY PARA LLENAROS DE FELICIDAD!



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San José, tu poder se extiende sobre todos nuestros asuntos. Tú puedes hacer posible lo que parece imposible. Vela con paternal amor sobre todos nuestros intereses.



ROSARIO AL CORAZÓN INMACULADO DE LA VIRGEN MARÍA
(Con aprobación eclesiástica)

Por ser una oración repetitiva, este modo de orar se puede llamar también “rosario”
Lo rezamos como el rosario ordinario sin decir el Credo, los Padrenuestros y las Avemarías.
Para comenzar:
En honor de las cinco Llagas de nuestro Divino Redentor, hagamos cinco veces seguidas la señal de la Cruz.
Par las cuentas grandes:
Corazón doloroso e inmaculado de María, ruega por nosotros que nos refugiamos en Ti.

Para las cuentas pequeñas:
Madre Nuestra: ¡Sálvanos por la LLAMA DE AMOR de tu inmaculado Corazón!

Para terminar, repetir tres veces:
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.


VIRGEN SANTÍSIMA, SÁLVANOS E INUNDA A TODA LA HUMANIDAD CON LAS GRACIAS DE TU LLAMA DE AMOR AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE. AMÉN.


ORACIÓN PARA LA DIFUSIÓN DE LA LLAMA DE AMOR DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
(Con la aprobación personal de S. S. Pablo VI, Nov. 1973)



¡Bienaventurada Virgen María, queridísima Madre nuestra del Cielo! Tú amas tanto a Dios y a nosotros, tus hijos, que ofreciste a tu Divino Hijo Jesús en la Cruz para desagravio a nuestro Padre Celestial y para alcanzar la salvación para nosotros a fin de que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga Vida Eterna.
Con filial confianza te rogamos a Ti, que con la Llama de Amor de tu Inmaculado Corazón atizada por el Espíritu Santo enciendas en nuestros lánguidos corazones el fuego de Amor perfecto hacia Dios y los hombres, a fin de que junto contigo con un solo corazón amemos sin cesar a Dios y a nuestros prójimos.
Ayúdanos a transmitir esta Llama Santa a todos nuestros hermanos de buena voluntad a fin de que el fuego del Amor vaya extinguiendo el fuego del odio en toda la Tierra, y Jesús, Príncipe de la Paz, sea Rey y Centro de todos los corazones, en el Sacramento de su Amor, en el trono de nuestros altares. Así sea.

A fin de que arda incesantemente en nuestras almas la Llama de Amor de nuestra Madre la Santísima Virgen y así amemos a Dios “con todas nuestras fuerzas” (cfr. Marcos 12,30), procuremos repetir mentalmente jaculatorias de amor, tantas veces como respiremos. Algunas de las más hermosas son estas: “Jesús mío, ¡Misericordia! ¡Te amo por el dulce corazón de la Virgen Santísima!”, “Jesús, María, os amo ¡Salvad las almas”.

“Que no falten nunca en nuestro corazón y en nuestros labios, los dulcísimos y poderosísimos nombres de Jesús y María, porque por estos nombres recibimos fuerzas para no retroceder jamás y para siempre, triunfar”.
(S. Alfonso María de Ligorio: La gloria de María, parte I, cap.10).

DEVOCIÓN MUY RECOMENDADA POR EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA A FAVOR DE LAS ALMAS QUE SUFREN EN ESTE MUNDO Y EN EL PURGATORIO.


Rezar tres veces seguidas:

“Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros pecadores, inunda a toda la Humanidad con las Gracias de tu LLAMA DE AMOR ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.

NOTA: en cierta ocasión, la piadosa viuda húngara, preguntó a los Seres Celestiales: “¿Qué es la LLAMA DE AMOR?”.

El Señor Jesús contestó: 

“LA LLAMA DE AMOR DE MI MADRE SANTÍSIMA ES PARA VOSOTROS LO QUE FUE LA BARCA PARA NOÉ ”.

La Santísima Virgen contestó: 

“LA LLAMA DE AMOR DE MI INMACULADO CORAZÓN ES ¡EL MISMO JESUCRISTO!”


Para pedidos: 94 673 33 26 y 673 30 95