MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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martes, 27 de septiembre de 2016

CARTA ABIERTA DE FECHA 5-1-2.008 A UN CARDENAL ANESTESIADO Y QUIETISTA





EL RELATIVISMO ACTUAL HA ANESTESIADO
A MUCHAS ALMAS

Después de haber publicado esta carta en Enero de 2.008, he visto en una emisora progresista, una entrevista con su Eminencia, en la cual decía que "hay que mimar a los políticos, sean del partido que sean, porque son servidores de la Nación" (sic), lo que le valió numerosas condecoraciones del Gobierno, que sería largo enumerar.

Enseguida me vino a la mente lo que leí en la vida del santo Cura de Ars,  Patrono de los Sacerdotes del mundo entero, relatada por Francis Trochú cuando, nombrado canónigo honorario, vendió la muceta que intentó imponerle sin previo aviso, y sin éxito su Obispo, para dar ese dinero a los pobres de su Parroquia.

Y cuando su fama se extendió por toda Francia, de tal manera que venían diligencias desde París para ir a verlo para confesarse con él, Napoleón III le impuso la distinción de Caballero de la Legión de honor, condecoración que rechazó de pleno, diciendo: "Si la acepto, cuando me presente ante Dios, me dirá: ¡Vete, ya has tenido tu recompensa!"


                Eminencia:
       Me ha extrañado muchísimo, no verle en la manifestación a favor de la familia, promovida por los Católicos en Madrid. He leído que no pudo acudir, debido a que su presencia era requerida en otro lugar, no se bien si era para la clausura o la apertura de una manifestación jubilar en no se que Parroquia.
          También, hace tiempo, he leído, no recuerdo en que sitio, que su Eminencia solo se desplazaba para las manifestaciones que eran estrictamente relativas al culto.
        Pues bien, ya que en esa manifestación en donde acudieron además de centenares de miles de fieles, Obispos y Cardenales, e incluso la presencia del Papa a través de una pantalla de Televisión, en directo desde el Vaticano, Vd. no pudo acudir, por unas obligaciones según Vd. más imperativas, ya que para Su Eminencia era más importante la apertura o la clausura de no se que evento jubilar, permítame hacerle algunas observaciones:
         El Gobierno Socialista actual, como Vd. sabe, antes de votar unas leyes a favor o en contra del aborto, o la ley de los divorcios “exprés”, ha consultado las encuestas de opinión y ha visto que la mayoría del Pueblo que les votaba, era gente hedonista y estaba a favor de esas decisiones. Pero como la mayoría de los católicos practicantes y gran parte del pueblo, lo que no era una cantidad nada despreciable, podía crear algún estorbo para esas leyes, se dijo entonces, y se repitió insistentemente que la ley del Aborto era solo para casos extremos: La malformación del feto, el peligro físico o moral de la madre.
             Los abortos empezaron entonces amparados por la Ley, al principio eran solo unos cuantos centenares, luego miles y ahora según las noticias aparecidas en la Prensa, ¡Unos cien mil declarados al año!, y digo declarados porque en una entrevista en un programa religioso al presidente de los médicos católicos de Europa, un español cuyo nombre no recuerdo, afirmó que por lo menos hay que doblar esta cifra, ya que la mayoría de las abortistas no quieren que se conozca el aborto, y no lo declaran, pagando la operación con dinero negro, crimen más horrendo aún si cabe, ya que Europa entera sabía que solo en España se realizaban abortos con hasta seis meses de gestación, o aún más si se llegaba a pagar el precio convenido, destruyendo los fetos con la máquina trituradora.
          En lo que se refiere a los divorcios “exprés”, se dijo también de parte del gobierno, que era una medida aprobada para simplificar los trámites, pero estamos viendo que las separaciones crecen de una manera exponencial, destruyendo a las familias y destrozando a los hijos, lo que para los políticos, no tiene importancia alguna ya que ellos no aportan votos que les permitan perpetuarse en el poder.
      Veo que para vuestra Eminencia, estas cosas son menos importantes que la apertura o el cierre de un evento jubilar, Su Eminencia quiere aparecer como un “quietista” mucho más ponderado y prudente que todos los que se han manifestado, me recuerda su Eminencia a San Juan Bautista ¿Qué necesidad tenía el, de entrometerse en la Vida privada de Herodes y de acusarle de convivir con la mujer de su hermano?, ¿por qué no los dejó tranquilos y se hizo amigo de Herodes y de su mujer, para quizás así llevarlos a la conversión? ¡Recuerde lo que consiguió con su denuncia: el Martirio y la muerte!
 Pero hay otras preguntas que me permito hacerle  a su Eminencia: En las misas de una Parroquia franciscana, se pueden ver verdaderos escándalos, que naturalmente, los que los denuncian son personas retrógradas, anticuadas y fanáticas, desde el punto de vista de los progresistas, verdadero cáncer de la Iglesia, lo que es absolutamente normal después de lo expuesto anteriormente:
Además de la postura de cierto franciscano celebrando la misa, que parece que se va a sentar en un sofá y encender una pipa, hablando en todos los sermones de porqué yo, porque yo, y porque yo, abrazando efusivamente a una ayudante, diciendo en voz alta: ¿Qué sería de nosotros, sin las mujeres?, olvidándose de que ahí se rememora la cruenta Pasión de Cristo, en esa misa hay un coro de jóvenes sentado en el suelo, en el lado izquierdo del altar. 

Hasta ahí, nada de reprobable, pero cual no fue mi sorpresa. Un domingo por la tarde al acercarme a comulgar, ver a una chica, la más cercana al público, con el pecho completamente descotado, claro que el malo y el pervertido soy yo, porque una persona de una pureza angelical, como los que son como su Eminencia, no tendría que ver en ello mal alguno.
Y me pregunto, Eminencia: ¿Cuál es su cometido como  Cardenal?, si no interviene ni en defensa de la Familia, para evitar los crímenes atroces del Aborto, ni para criticar las leyes que destruyen la familia, si tampoco interviene en una parroquia progresista franciscana que está escandalizando a los verdaderos fieles, ¿Qué hace Vd. , cual es su misión? ¿Será solo de abrir o cerrar eventos jubilares?
Su papel me recuerda el del Pastor que está inaugurando un aprisco para que se resguarden sus ovejas, y mientras tanto las abandona en el monte en donde las están masacrando o mutilando los lobos sanguinarios que son los políticos actuales. Acto seguido, el Pastor sigue con plena armonía con los lobos, porque ellos también son hijos de Dios, y Él es tan bueno que los perdona, aunque no se arrepientan.
Eminencia, los corderos actuales tienen hoy día que advertir a su Pastores de que sean más cuidadosos con su grey, son las voces de Dios que claman a través de ellos.
¿No teme su Eminencia las cuentas que nos pedirá a todos el verdadero Dueño de la grey, que dio sangre, sudor, lágrimas y hasta su vida, y que derramó hasta la última gota de sangre para sus ovejas, y que nos pedirá cuenta de muchas de ellas, que por nuestra culpa hemos dejado caer en las fauces de los lobos sanguinarios?
Ruego fervorosamente por vuestra Eminencia, y también le pido que me encomiende ¡Para que el Espíritu Santo nos abra los ojos!
                


RECUERDO DE UN RETIRO ESPIRITUAL: TEMED A DIOS PARA NO RETROCEDER, AMADLO PARA AVANZAR (San Agustín)


Temed a Dios para no retroceder, para avanzar, amadlo
(S. Agustín)





INTERPRETACIÓN MÍSTICA DE LA 
ALEGORÍA DE LA VEJEZ
(Sirac 11, 9-10. 12, 1-8)


Alégrate, muchacho, mientras eres joven, y que tu corazón sea feliz en tus años juveniles. Sigue los impulsos de tu corazón y lo que es un incentivo para tus ojos; pero ten presente que por todo eso Dios te llamará a juicio.

Es el momento de seguir los impulsos que te incitan a conocer y aprender, para que puedas adquirir experiencia en la lucha que tendrás que mantener para lograr tu subsistencia,  mundo lleno de oportunistas, que está plagado de mentiras, y de gente que siempre se aprovecha y abusa de los indefensos. Se trata de disfrutar decentemente de la vida, siguiendo las Leyes de Dios. Pero existe siempre una limitación al disfrute de los deseos, por eso dice el libro de Sirac de tener cuidado, porque Dios, que aborrece el pecado, pedirá cuenta de todos tus actos.


Aparta de tu corazón la tristeza y aleja de tu carne el dolor, porque la juventud y la aurora de la vida pasan fugazmente.

Consejos muy acertados: la Juventud es para vivirla con alegría, ya que un joven triste será toda su vida un amargado, Por eso no solo en los humanos y también en los animales, el Creador ha puesto el poderoso instinto que los empuja al Juego, que es como “cargar las baterías” de la vida para así poder afrontar todas las dificultades venideras.


Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los días penosos y vengan los años en los que dirás: "No encuentro en ellos ningún placer"; antes que se oscurezcan el sol y la luz, la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes cargadas de lluvia.

La juventud es como una primavera, donde todo sonríe, esto lo vemos en la alegría de los niños, que siempre están felices, pero luego vendrá el verano y el otoño de la vida, donde los cinco sentidos corporales, que comunican al alma los sentimientos, empezarán a “desgastarse”, haciendo perder al hombre sus facultades, perdiendo poco a poco la intensidad del sentido del gusto, de la vista, del oído y del olfato, y debilitando sus fuerzas, lo que se traduce en las nubes cargadas de lluvia, preludio del Invierno, que es el final de la existencia humana.


En aquel día temblarán los guardianes de la casa y se encorvarán los hombres vigorosos; se detendrán las moledoras, que ya serán pocas, y se oscurecerán las que miran por las ventanas; se cerrarán las puertas de la calle, mientras declina el ruido del molino; cesará el canto de los pájaros y enmudecerán las que entonan canciones.

Los guardianes de la casa que son las tres potencias del alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad, se debilitarán, eso es lo que le ocurrirá hasta los hombres más vigorosos, las moledoras que son los dientes, serán pocos, los ojos que son las que miran por las ventanas, perderán su acuidad visual, las puertas de la calle cerradas, son el impedimento de los ancianos para desenvolverse en este mundo; no se percibirán los sonidos que es el declinar el ruido de los molinos, ya no se oirán por eso el canto de los pájaros, ni se podrán oír las canciones.


       Entonces se temerán las cuestas empinadas y los terrores acecharán por el camino. El almendro estará florecido, se pondrá pesada la langosta y la alcaparra perderá su eficacia. Porque el hombre se va a su morada eterna, mientras las plañideras rondan por la calle.

Las fuerzas que han declinado por la vejez, hacen temer subir por las cuestas empinadas, y causarán miedo para enfrentarse a cualquier imprevisto, ante la falta de las fuerzas, el pelo se volverá blanco, como un almendro en flor, los ruidos en los oídos, que son como el sonido de las cigarras, se oirán en los oídos que son las alcaparras. Es la vida humana que se apaga, con los sufrimientos y las molestias de la vejez, comparadas a plañideras que rondan la calle.


       Sí, acuérdate de él antes que se corte la hebra de plata y se quiebre la ampolla de oro, antes que se haga pedazos el cántaro en la fuente y se rompa la cuerda del aljibe; antes que el polvo vuelva a la tierra, como lo que es, y el aliento vuelva a Dios, porque es él quien lo dio.

Es entonces cuando el hombre tiene que prepararse para el encuentro con Dios, antes que sobrevenga la muerte que es la hebra de plata que se corta por mandato de Dios, liberando el alma que está contenida en esa ampolla de oro, que al romperse, retorna a su Creador, cuando se haga pedazos el cántaro que es el cuerpo mortal, al romperse la cuerda del aljibe, que es la que la mantenía con vida.



¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Nada más que vanidad!





domingo, 25 de septiembre de 2016

LA VERDADERA VISIÓN DE LA SALVACIÓN Y DE LA CONDENACIÓN ETERNAS: ORACIONES MANDADAS POR LA VIRGEN DE FÁTIMA

Aparición de la Stma. Virgen del
 Rosario en Fátima


EN LAS APARICIONES DE FÁTIMA, LA Stma. VIRGEN RECOMENDÓ, DESPUÉS DE CADA MISTERIO DEL ROSARIO, AÑADIR LAS ORACIONES SIGUIENTES:


¡Oh, Jesús perdonadnos nuestras culpas, preservadnos del fuego del Infierno, llevad al Cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra Divina Misericordia.


Y también esta oración de desagravio:

Padre Eterno yo te ofrezco la preciosísima Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios de la Tierra, en reparación de todos los Sacrilegios ultrajes e indiferencias con que Él mismo es ofendido, y por los méritos infinitos de su Santí­simo Corazón y por la intercesión del Corazón Inmaculado de María os pedimos la conversión de los pobres Pecadores.



Y la oración para los pecadores

Dios mío yo creo y espero en Vos, os adoro y os amo; os pido perdón por los que no creen, ni adoran, ni esperan ni os aman. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios de la Tierra, en reparación de los sacrilegios, ultrajes e indiferencias con las que él mismo es ofendido, y por los méritos infinitos del Sacratísimo Corazón y por la intercesión del Corazón Inmaculado de María, os pedimos la conversión de los pobres pecadores. Amen.


Y para mayor redundancia, afirmó a los pastorcillos:
¡¡CUANTA GENTE SE CONDENA, PORQUÉ NO HAY NADIE QUE RECE POR ELLOS!!


Para que luego venga el señor Arzobispo a afirmarme que por ser todos hijos de Dios, el Infierno está vacío, y luego al citarle la Parábola del Evangelio del Rico Epulón y del Pobre Lázaro, en donde aparece el primero sepultado en el Infierno, decirme que eso "¡¡son interpretaciones mías!!" (sic), me quedé tan sorprendido que se me olvidó decirle que eso era también la interpretación de todos los grandes Santos, y que estaba explicado en el Catecismo de la Iglesia Católica.

Y aquí hay que recordar la espantosa visión del Infierno ofrecida por la Santísima. Virgen María a los niños, sabiendo que iban a quedar marcados para toda la vida, ya que hasta la hora de su muerte, los hermanos de Sor Lucía, no paraban de repetir: "¿POR QUÉ DIOS NO ENSEÑA EL INFIERNO A LOS PECADORES?", naturalmente en su inocencia, no se les pasaba por la cabeza que la conversión es un acto libre y que hay que escoger nuestro destino, lo que no sería posible contemplando la visión del Infierno, que nos haría morir de horror, o la visión del Paraíso, que nos haría morir de Amor, ya que como lo dice San Juan de la Cruz:

"Si pudiésemos ver el Paraíso aún que sea un instante, pasaríamos mil terribles agonías, solo para poder verlo otro momento".

Y ese es el sufrimiento tan terrible de las almas del Purgatorio, que vieron por un momento la Gloria de Dios y su Reino en el momento del Juicio particular, y están padeciendo y también consolándose porqué no lo disfrutan, y porque saben que algún día lo poseerán. Este padecer con consuelo, es lo que siempre manda Dios a sus elegidos, ya en esta tierra: es la Cruz que tenemos que llevar para poder seguirle por la senda de la Salvación.
Y eso es lo que sintieron los mártires a la hora del suplicio: el "agri-dulce" sabor del sufrimiento material y el dulce sabor del refrigerio espiritual, atizados por el demonio de la desesperación y por el Ángel de la Consolación.
Eso es lo que sintió la gran santa Teresa de Jesús en el momento de la Transverberación, cuando el Serafín le traspasó el corazón con el dardo inflamado, lo que sintió San Francisco cuando recibió los estigmas; Y también más recientemente el Padre San Pío de Pietrelcina.


 Llama de Amor Viva de San Juan de la Cruz


"Y lo que aquí goza el alma, no hay más que decir sino que allí siente cuan bien está comparado en el Evangelio el Reino de los Cielos al grano de mostaza, que por su gran calor, aunque tan pequeño, crece en árbol grande (Mt 13, 31), pues que el alma se ve hecha como un inmenso fuego de amor que nace en aquel grano encendido del corazón del espíritu. (...)
Volvamos pues, a la obra de aquel Serafín que verdaderamente es llagar y herir interiormente en el espíritu, y así si alguna vez para que salga algún efecto afuera en el sentido corporal al modo que hirió dentro, sale la herida y llaga afuera; como acaeció cuando el Serafín hirió al Santo Francisco, que, llagándole el alma de amor en las cinco llagas, también salía en aquella manera el efecto dellas al cuerpo, imprimiéndolas también en él y llagándole como también las había impreso en su alma llagándola de amor. 

Porque Dios, ordinariamente, ninguna merced hace al cuerpo que primero y principalmente no la haga en el  alma, y entonces, cuando mayor es el deleite y fuerza de amor que causa la llaga dentro de el alma, tanto mayor es el de fuerza en la llaga del cuerpo, y, creciendo lo uno, crece lo otro. Lo cual acaece así porque estando estas almas purificadas y puestas en Dios, lo que a su corruptible carne es causa de amor y tormento, en el espíritu fuerte y sano le es dulce y sabroso, y así es cosa maravillosa sentir crecer el dolor en el sabor.

La cual maravilla echó bien de ver Job en sus llagas, cuando dijo a Dios: Volviéndote a mí, maravillosamente me atormentas (10,16) porque maravilla grande es y cosa digna de la abundancia de la suavidad y "Dulzura que tiene Dios escondida para los que lo temen" (Ps 30,20), hacer gozar tanto más sabor y deleite cuanto más dolor y tormento se siente. 

Pero cuando el llagar es solamente en el alma, sin que se comunique fuera, puede ser el deleite más intenso y más subido; porque como la carne tiene más enfrenado el espíritu, cuando los bienes espirituales de él se comuniquen también a ella, tire ella la rienda y enfrene la boca a este ligero caballo del espíritu y apágale su gran brío, porque si el usa de su fuerza la rienda se ha de romper, pero hasta que ella se rompa, no deja de tenerle oprimido de su libertad, porque, como dice el Sabio:

"El cuerpo corruptible agrava el alma, y la terrena habitación oprime al sentido espiritual, que de por si comprende muchas cosas (Sap 9,15)".




sábado, 24 de septiembre de 2016

HAY QUE QUERER SER COMO DIOS POR AMOR,COMO UN NIÑO QUE QUIERE SER COMO SU PADRE, Y NO POR SOBERBIA, COMO LO HIZO LUCIFER.

Expulsó al hombre y puso delante del jardíndel Edén 
un Querubín, que blandía flameante 
espada para guardar el camino del
árbol de la vida (Gen 3, 24)




La única cosa segura que hay en este mundo es que todos moriremos algún día, y que somos más o menos pecadores, todo lo demás hay que ponerlo en duda, aunque venga alguien a convencernos de lo contrario, y lo confirme con milagros. Dios nos dará la Vida Eterna si lo amamos, y le pedimos perdón, entonces, nunca nos abandonará; ya que nunca abandona a los que le quieren, muy al contrario, como una madre, siempre nos cuida y nos protege.

La gente se condena cuando deja de amarlo, y se aparta de Él, aún así, en este mundo siempre espera que volvamos, y está dispuesto a perdonarnos si nos arrepentimos, como el padre del hijo pródigo de la parábola. El único peligro de las ovejas es apartarse del Pastor, porque sin su protección, el lobo se apodera de ellas. Lo mismo ocurre con las almas, fuera de la protección del Hijo de Dios, el Demonio tiene las de ganar, por eso intenta por todos los medios romper el lazo de unión que une el alma con Dios, que es el Amor, y muchas veces lo consigue porque Dios deja libertad absoluta a las  almas, las cuales se apartan de Dios cuando son Orgullosas, Desobedientes, Irreflexivas y Ociosas. (O.D.I.O.)

Solo el Amor a Jesús nos dará la Vida Eterna, porque crea un lazo que nos mantiene firmemente unido a Él, que es Todopoderoso. Para que ese Amor sea imperecedero, las almas tienen que ser Amables, Maleables, Obedientes y Razonables. (A.M.O.R ).

Tanto Lucifer y sus ángeles, como los justos quieren ser semejantes a Dios, pero los primeros lo hacen con soberbia y O.D.I.O. y los segundos con humildad y A.M.O.R. 



Del Ángel Azarías (19/1/1.947)


[…] La concupiscencia de ser semejante a Dios, no porque el deseo provenga del conocimiento de vuestra condición y del amor, que os muevan a conseguir una protección que os haga dioses, sino del orgullo, es la misma concupiscencia de Lucifer. Y como toma la forma y la violencia del Rebelde, toma igualmente su tenacidad.

Os dijo vuestro Maestro santísimo: “sed perfectos como mi Padre”. Por eso no es culpa sino obediencia tender a esa perfección que os asemeja a vuestro Padre. Ahora bien, la perfección comporta justicia y en la justicia hay únicamente amor. En la justicia y en el amor hay siempre humildad y sabiduría, y en la humildad y sabiduría, el deseo de ser semejantes a Dios, que no ha de confundirse con el orgullo ni la ignorancia de quererlo ser en poder y en infinitud, afín de hacer las mismas cosas que Él hace y aún mayores, superándolo, dominándole y destronándole, diciendo: “Yo soy”, como trató de hacerlo Lucifer y como lo dijo, sino que permanece puro y todo amor, nada más que amor, Amor que mueve a los hijos a imitar al Padre y al Hermano divinos para ser perfección en la bondad y en la caridad. En eso y no en la sed de hacer las obras estupendas que hace Dios, Creador y Señor del Cielo y de la Tierra.

[…] Hay otros pecados, precisamente con el pecado de concupiscencia espiritual, que se encuentran (¿cómo no?) entre las filas de los católicos que se creen fervorosos, y lo son a su manera. Lo son más con el injusto fervor y con el desordenado amor. En tiempo de Jesús nuestro Señor, ellos estarían en las filas de los Fariseos. Actualmente se encuentran entre los desordenados en religión.

¡Y son tantos…! Son todos aquellos que – lo son únicamente porque no dejan pasar un día sin ir a la Iglesia, respetan la abstinencia y el ayuno a toda costa, hasta el punto incluso de desatender al marido, a la mujer o a los hijos y, de este modo, fomentar en ellos la libertad, que en un buen católico, debería ser el cuidado de impedir que surja; o, faltando a la caridad con un enfermo, se olvidan que la asistencia al que está enfermo es, por la misericordia practicada, rito de honor y de amor hacia Dios que se oculta en el propio enfermo – son aquellos que, porque hacen esto, tienen para su alma una religión desordenada.

Desordenada por ser egoísta. Desordenada por su sed de alabanzas de los hombres que ven su fervor (exterior) y su diaria oración (externa). Más Dios penetra el fondo de los corazones y de las cosas. Ve el verdadero móvil de tantas prácticas, al igual que las consecuencias de las mismas, todas ellas exteriores. Y no las aprueba, porque Dios es Amor y Orden y quiere, por tanto, orden y amor en todas las cosas.

jueves, 22 de septiembre de 2016

EL CORAZÓN DE LOS HOMBRES, ENTENEBRECIDO POR EL OLVIDO DE DIOS, TRAERÁ CONSIGO EL FIN DEL MUNDO






Todo hombre ha conocido a Dios, ya que su alma ve a través de sus cinco sentidos corporales, analizando todas las maravillas de la Creación, hecha a imagen y semejanza suya. en donde se ha comprobado en el Cosmos que Dios es infinito, y que obedece a todas las leyes impuestas por Él, y en donde se puede ver también en toda su variedad de criaturas que están dotadas del instinto de conservación y de reproducción, que les hace cuidar con esmero y diligencia a su descendencia.

Vivimos en el mundo, en donde se puede apreciar la sublime belleza de todo lo creado tanto en el mundo vegetal como animal, y podemos conocer también a Dios a través de la conciencia, que todo hombre tiene grabada, ya que Dios habla a través de ella, no con palabras humanas, pero con sentimientos, ya que es Él que nos llena de alegría cuando hacemos una obra buena, y que nos llena de amargos remordimientos cuando obramos el mal.

Estos dos testigos de Dios que son nuestra razón y nuestra conciencia, son los dos testigos del Apocalipsis, que la humanidad perversa, liderada por el Anticristo matará al final de los tiempos, y expondrá en las plazas públicas, que es en el mundo entero, lo que desatará la ira de Dios, que mandará a sus Ángeles para destruir a la Bestia, y acabar con la humanidad corrompida como en el tiempo del Diluvio, como está relatado en el libro del Apocalipsis. (Ap 11, 7-14)

La muerte de esos dos testigos, acarreará consigo el fin del mundo, ya que no puede haber una segunda encarnación e inmolación de Cristo, porque la primera fue rechazada por los tres enemigos de Dios: mundo, Carne y Demonio, que es el que dirige los ejércitos de la Bestia en su última lucha contra Dios, lucha que sabe perdida, pero que quiere morir matando, arrastrando consigo a la mayor cantidad posible de almas.


Epístola de San Pablo a los Romanos 1, 21-32


Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. 

Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. 

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.


Salmo 90 (89)

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, 
con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”. 
Porque mil años son ante tus ojos 
como el día de ayer, que ya pasó, 
como una vigilia de la noche. 
Tú los arrebatas, y son como un sueño, 
como la hierba que brota de mañana: 
por la mañana brota y florece, 
y por la tarde se seca y se marchita. 
Enséñanos a calcular nuestros años, 
para que nuestro corazón alcance la sabiduría. 
¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...? 
Ten compasión de tus servidores. 
Sácianos en seguida con tu amor, 
y cantaremos felices toda nuestra vida. 
Que descienda hasta nosotros 
la bondad del Señor; 
que el Señor, nuestro Dios, 
haga prosperar la obra de nuestras manos. 






miércoles, 21 de septiembre de 2016

CONTESTACIÓN DE JESÚS AL PRÍNCIPE NEGRO EL MARTES SANTO, ANTES DE SU MUERTE EN LA CRUZ


Estatua del Ángel caído, en la 
Casa de Campo de Madrid.


Discurso de Jesús unos días antes de su Pasión, en el cual contesta a las amenazas de Satanás cuando exorcizó al endemoniado completo. En esas amenazas, el Príncipe negro afirmaba que se vengaría, profetizando su pasión y muerte, y que entraría en Judas para traicionarlo. En aquella ocasión, Jesús no contestó a esas insinuaciones, ahora a unas días de su Pasión y muerte, reta a Satán y le contesta declarando que saldrá Victorioso, a pesar de su muerte libremente entregada, que además servirá para redimir a toda la Humanidad que había sido vencida y esclavizada por el Demonio en el Jardín del Edén.


Describe igualmente como va a ser muerto por el hombre, con terribles sufrimientos, no solo materiales, pero sobre todo por el abandono de su Padre en esta hora de la expiación, solo tendrá el consuelo que le aportó el Ángel de la Misericordia: el cáliz en donde están disueltos los nombres de todos los redimidos por su sacrificio con las lágrimas de los ángeles. Este consuelo, fue otorgado por Justicia por su Padre, para contrarrestar la visión que le presentó Satanás, en donde le mostraba la inutilidad de su tremendo Sacrificio y la vista de todas las almas para las cuales su Pasión y Muerte habían de ser inútiles.


        Este terrible sufrimiento de Cristo, fue también posible por la presencia del Espíritu Santo, como Él mismo lo confiesa en este discurso, acción que fue confirmada por el Ángel Azarías a María Valtorta. Sin su presencia, que simboliza la fuerza del Amor, que mueve el Universo entero, Jesús no habría podido resistir tan horrible tormento.


Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta:


            Dice Jesús:

          (…) “Para llevar a cabo el fin del mundo solo haría falta un pensamiento de Dios, y todo volvería a la nada. Por eso, podría ser que ese pomar tuviera que esperar poco. Pero las cosas sucederán como Yo he dicho. Por tanto, transcurrirán siglos entre ese y aquel, o sea el definitivo triunfo de Cristo” explica Jesús.

    “¿Y entonces? ¿Cuándo será?”
   “¡Yo sé cuando será!” dice Juan, y llora. “Yo sé cuando será. ¡Será después de tu muerte y tu resurrección!...”, y Juan le abraza fuertemente.
  “¿Y lloras si va a resucitar?” dice con mofa Judas Iscariote.

  “Lloro porque antes debe morir. No te burles de mí, demonio. Yo comprendo. Y no puedo pensar en esta hora”.
 “Maestro, me ha llamado demonio. Ha pecado contra el compañero.
 “Judas; ¿sabes que no lo mereces? Pues entonces no te resientas por su culpa. A mí también me han llamado “demonio”, y todavía me lo llamarán”.
 “Pero Tú tienes dicho que quien insulta a un hermano es culpab…”.

 “Silencio. Ante la muerte que se acaben por fin estas odiosas acusaciones, disputas y mentiras. No turbéis a quien está muriendo”.
 “Perdóname Jesús, susurra Juan. “Con el sonido de su risa, he sentido que se me revolvía algo dentro…y no he podido contenerme”: Juan está abrazado todo, pecho contra pecho a Jesús, y le llora en su corazón.
   “No llores, te comprendo. Déjame hablar”.

   Pero Juan no se despega de Jesús, ni siquiera cuando Él se sienta en una gruesa raíz saliente. Se queda, pasandole un brazo por la espalda y otro alrededor del pecho y con la cabeza apoyada en un hombro, y llora quedo. Solo se ve brillar a la luz de la luna, las lágrimas de su llanto, que caen en la túnica purpúrea de Jesús y parecen rubíes; gotas de pálida sangre heridas por una luz.

    “Hoy me habéis oído hablar a Judíos y Gentiles. No os debe asombrar pues el que os diga: “De mi boca salieron siempre palabras de justicia, y no serán revocadas”; o el que os diga, también con Isaías, hablando de los Gentiles que vendrán a mí después de ser elevado de la Tierra: “Ante mí se doblará toda rodilla, por mí y en mí jurará toda lengua”. Y tampoco dudaréis, habiendo visto como actúan los judíos, que es fácil decir, sin temor a equivocarse, que serán conducidos a mi presencia, y avergonzados, todos los que se oponen a Mí.

   Mi Padre no me ha hecho siervo suyo solo para que haga revivir a las tríbus de Jacob y para convertir a lo que queda de Israel, el resto; sino que ha hecho don de mí, como Luz para las Naciones para que sea “El Salvador” de toda la Tierra. Por este motivo, en estos 33 años de exilio del Cielo y del Seno del Padre, he crecido siempre en Gracia y Sabiduría ante Dios y ante los hombres, alcanzando la edad perfecta, y en estos tres últimos años, después de poner incandescentes mi alma y mi mente en el fuego del Amor, y templarlos con el hielo de la penitencia, he hecho de mi boca “como una espada cortante”.

   “El Padre Santo que es mío y vuestro, hasta este momento me ha custodiado bajo la sombra de su mano, porque todavía no había llegado la hora de la Expiación. Ahora me deja, y la flecha elegida, la flecha de su divina aljaba, tras haber herido para salvar (herido a los hombres para abrir brecha en los corazones para la Palabra y Luz de Dios), ahora se dirige, rápida y segura a herir la Segunda Persona, al Expiador, al Obediente que obedece por todo. Adán desobediente…Y, como guerrero alcanzado, caigo, diciendo por demasiados: “en vano me he fatigado, sin razón, sin obtener nada. He consumido mis fuerzas por nada”.

     ¡Pero… no! ¡No, por el Señor eterno que no hace nunca nada sin objetivo! ¡Atrás Satanás, que quieres que ceda al desánimo y tentarme a la desobediencia! En el alfa y omega de mi ministerio, viniste y vienes. Pues bien, aquí estoy. Me pongo en pié de guerra – realmente se levanta – me mido contigo. Y, me lo juro a mí mismo, te venceré. No es orgullo decir esto, es verdad. El Hijo del hombre será vencido en su carne por el hombre, el gusano miserable que muerde y envenena desde su corrompido fango, pero el Hijo de Dios, la Segunda Persona de la Inefable Triada, no será vencido por Satanás.

      Tú eres el odio. Y eres poderoso en tu acto de odio y de tentación. Pero conmigo habrá una fuerza poderosa que escapa a tu acción, porque no puedes alcanzarla ni mirarla. ¡El Amor está conmigo!

     Sé cual es esa desconocida tortura que me espera. No la que os diré mañana, para que sepáis que nada de lo que por Mí se hacía o se movía, que nada de lo que se formaba en vuestro corazón, me era desconocido. No, la otra tortura…la que no le viene al Hijo del Hombre ni de lanzas ni de palos, ni de burlas y golpes, sino de Dios mismo, y que será conocida solo por pocos en lo que de atroz tendrá, y aceptada como posible por menos todavía. 

   Pero en esa tortura en que dos serán los principales agentes: Dios con su ausencia y tú, Demonio, con tu presencia, la Victima tendrá consigo el Amor, el Amor que vive en la Víctima, fuerza primera de su resistencia a la prueba, y el Amor en el Consolador espiritual, que ya bate sus alas de oro por el ansia de bajar a enjugar mis sudores, y que ya recoge todas las lágrimas de los Ángeles en el celeste cáliz y diluye en él la miel de los nombres de mis redimidos, de los que me aman, para calmar con esa bebida la gran sed del Torturado, y su amargura sin límites.

     Y tú, demonio serás derrotado. Un día, saliendo de un poseído, me dijiste: “Espero a vencerte cuando seas un harapo de carne sangrante”. Pero yo te respondo: “No me tendrás. Yo venzo. Mi fatiga fue Santa, mi causa está en manos de mi Padre, que defiende las Obras  de su Hijo, y no permitirá que ceda el Espíritu mío”.

    Padre, ya desde ahora te digo para esa hora atroz: “En tus manos abandono mi Espíritu”.

  Juan, no me dejes… Vosotros marchaos. La Paz del Señor esté donde no es huésped Satanás. Adiós”.

   Todo termina.





martes, 20 de septiembre de 2016

DURÍSIMO ENFRENTAMIENTO ENTRE JESÚS, PRÍNCIPE DE LA PAZ CON EL PRÍNCIPE NEGRO, QUE HABÍA POSEÍDO A UN "ESPÍRITU COMPLETO"









Durísimo enfrentamiento entre Jesús el Príncipe de la Paz, y Belcebú, el Príncipe negro, que había poseído un hombre porque se había entregado a todos los vicios de una manera "completa", es decir que se había entregado a los siete pecados capitales, por eso al liberarle, Jesús le dice: "Sé continente", en este episodio Jesús ha querido demostrar la dificultad que se presenta para exorcizar ese tipo de almas, ese hombre se había llevado a Jerusalén para presentarlo a los sacerdotes del Templo, que no habían lograr exorcizarlo, y que volvió aún peor que antes.

Jesús explica a Judas que María Magdalena, había conseguido librarse de los siete demonios, con mucha más facilidad porque ella había querido liberarse, habiendo asistido con el Padre Fortea a muchos exorcismos, me he dado cuenta de como el demonio se resiste, el mismo Padre Fortea afirma en su libro "Summa Daemoniaca", que a un mal Sacerdote logrará exorcizar por el poder que ha conferido Jesús a su Iglesia, pero que le costará más trabajo que a un sacerdote Santo.  

A este respeto, he leído en algunos libros de Teología que un Santo puede quedar poseído, creo sinceramente que es un grave error, Jesús explica aquí que la fuerza de la posesión diabólica es proporcional a la gravedad de los pecados, y que tres son los caminos para dar entrada al Demonio: la carne, que nunca falta, el dinero y la soberbia. San Juan de la Cruz dice en sus dichos de luz y amor que "El alma que está unida con Dios, el demonio la teme como al mismo Dios". 

Habiendo citado este texto a un exorcista que creía que un Santo podía quedar poseído, me contestó que Santa Catalina de Siena, en algunos momentos, tenía muestras de estar poseída. Creo que es un grave error, San Juan de la Cruz explica que muchos Santos, tienen ataques terribles del Demonio por razones de Justicia de Dios, ya que al tener grandes éxtasis y arrobamientos, Dios permite al maligno que se desquite atacando a esos Santos, como le pasó a él mismo, a Santa Teresa, al Padre Pío, y a muchos otros que tienen contactos místicos con Dios. 








LUCHA DIRECTA ENTRE LA LUZ Y LAS TINIEBLAS
(Del Evangelio como me ha sido revelado de María Valtorta 29-9-1.945)


            Jesús y los suyos siguen estando en los campos. Aquí la siega de los cereales está ya terminada y los campos muestran los rastrojos resecos. Jesús camina por el margen de un sendero umbroso. Va hablando con unos hombres que se han unido al grupo de Apóstoles.
          "Sí", dice uno, "Nada le cura. Está más que desquiciado. Mira, es el terror de todos, especialmente de las mujeres, porque las sigue con gestos o palabras obscenos. ¡Y ay si les echara mano!".
          "Nunca se sabe donde está", dice otro. "En los montes, en los bosques, en los surcos de los prados... aparece de improviso como una serpiente... las mujeres tienen mucho miedo de él. Una, jovencita, murió a causa de él en pocos días por una fuerte fiebre".

          El otro día, mi cuñado había ido al lugar donde había preparado para sí y los suyos el sepulcro, porque se le había muerto el padre de su mujer, para aprestar todo para la sepultura, pero tuvo que huir, porque dentro estaba el poseso, desnudo y gritando, como siempre, y le amenazaba lanzándole piedras... Le siguió hasta el pueblo y luego volvió al sepulcro, y ha tenido que sepultar al muerto en mi sepulcro".

              (...)"¿Pero, no le mostrasteis a los sacerdotes?".
           "Sí. Atado como una carga de mercancía le llevaron hasta Jerusalén... ¡Qué viaje! ¡Qué viaje!... Te digo - yo estaba - que no necesito bajar al infierno para ver lo que sucede y se dice allí. Pero no sirvió de nada... ".
            "¿Como antes?".
            "¡Peor!".
            "¡Y, sin embargo... el sacerdote!... ".
            "Sí, ya,, pero... Se necesitaría... ".
            "¿Qué?, continua... ".

            Silencio.
             "Habla, pues. No temas. No te voy a acusar".
        "Bien... Estaba diciendo.... pero no quiero pecar... estaba diciendo... pero no quiero pecar... estaba diciendo... que sí... el sacerdote lo podía conseguir si... si... ".
            "Si fuese santo, quieres decir, y no te atreves a decirlo. Yo te digo: evita el juzgar. Pero es verdad cuanto dices. ¡Es dolorosamente verdadero!... " dice Pedro.
            Jesús calla y suspira. Un breve silencio embarazoso.

           Luego uno se atreve a hablar de nuevo. "Si le encontramos, ¿le curas? ¿Liberas estas comarcas?".
            "¿Esperas que pueda hacerlo? ¿Por qué?".
            "Porque eres Santo".
            "Santo es Dios".
            "Y Tú, que eres Hijo suyo".
            "¿Cómo puedes saberlo?".
           "¡Hombre, corre la voz! Y además somos del río y sabemos lo que hiciste hace tres lunas. ¿Quién para una crecida, si no es el Hijo de Dios?"
             "¿Y Moisés? ¿Y Josué?".
        "Obraban en nombre de Dios y para su gloria. Y podían porque eran santos. Tú los superas".
              "¿Lo vas a hacer, Maestro?".
              "Lo haré, si lo encontramos".

          Prosiguen. El calor, que aumenta, los induce a dejar el camino y a buscar alivio en una espesura de árboles que hay en la orilla del río, que ya no está agitado como cuando la crecida, sino que, aunque todavía baje rico en aguas, las tiene quietas y azules, llenas de resplandor bajo el sol.
             El sendero se ensancha y muestra en el fondo una blancura de casas. Debe de ser un pueblo que se va haciendo cada vez más cercano. En las márgenes, construcciones pequeñas, blanquísimas y sin más aberturas que en una pared. Parte están abiertas; la mayoría, sin embargo, cerradas herméticamente. En los alrededores de ellas, no hay nadie. Están diseminadas en un terreno yermo y agreste; parece abandonado. Solo yerbajos y pedruscos.

             "¡Vete! ¡Vete! ¡Retrocede o te mato!".
             "¡Ahí está el poseso y nos ha visto! Yo me marcho".
             "Yo también".
             "Y yo os sigo".
             "No temáis. Quedaos y ved".
          Jesús se muestra tan seguro que los... valientes obedecen, aunque, eso sí,  se ponen detrás de Jesús. También se quedan atrás los discípulos. Jesús va adelante solo y solemne, como si nada viera ni oyera..
          "¡Vete!". El grito de la voz es desgarrador, tiene componentes de gruñido y aullido. Parece imposible que pueda salir de garganta humana.
            "¡Vete! ¡Atrás! ¡Te mato! ¿Por qué me persigues? ¡No quiero verte!".
             El poseso pega saltos, completamente desnudo, moreno, pelo y barba largos y enredados. Los mechones negros e hirsutos, llenos de hojas secas y polvo, le caen por encima de los ojos torvos, inyectados de sangre, móviles alrededor de sus órbitas; y llegan hasta la boca abierta, mientras grita y mientras emite demenciales carcajadas que parecen una pesadilla, hasta la boca que emite espuma y que sangra, porque el desquiciado se golpea la boca con una piedra puntiaguda y dice: "¿Por qué no te puedo matar? ¿Quién me ata la fuerza? ¿Tú? ¿Tú?".

                 Jesús le mira y sigue adelante.
            El poseso se revuelca por el suelo, se muerde, echa más espuma todavía, se golpea con su piedra, se pone de nuevo en pie bruscamente, apunta el índice hacia Jesús, mirándole fuera de sí, y dice: ¡Oíd! ¡Oíd! Este que viene es.... ".
               "¡Calla, demonio del hombre! Te lo ordeno".

            "¡No! ¡No! ¡No! No me callo, no, no me callo. ¿Qué hay entre nosotros y Tú? ¿Por qué no nos dejas tranquilos? ¿No te ha bastado encerrarnos en el reino del infierno? ¿no te basta venir, haber venido para arrebatarnos al hombre? ¿Por qué nos impeles hasta allá abajo? ¡Déjanos vivir en nuestras presas! Tú, Grande y Poderoso pasa, y conquista si puedes. Pero déjanos a nosotros gozar y hacer daño. Para eso estamos. ¡Oh!  ¡Mal...! ¡No! ¡No puedo decirlo! ¡No te lo dejes decir! ¡No puedo maldecirte! ¡Te odio! ¡ Te persigo! ¡Te espero para torturarte! Te odio a Ti y a Aquel de quien procedes, y odio aquel que es vuestro Espíritu. ¡Odio al Amor, ya que soy Odio! ¡Quiero maldecirte! ¡Quiero matarte! Pero no puedo ¡No puedo! ¡No puedo todavía! Pero te espero, Cristo te espero. ¡Muerto te veré! ¡Oh, hora de felicidad! ¡No! ¡No felicidad! ¿Muerto Tú? No. No muerto. ¡Y yo vencido! ¡Vencido! ¡Siempre vencido!... ¡¡¡Ah!!!...". El paroxismo toca su culmen.

            Jesús sigue andando hacia el poseso, teniéndole bajo el rayo de sus ojos magnéticos. Ahora Jesús está completamente solo. Apóstoles y lugareños, se han quedado atrás. Estos, detrás de los Apóstoles; los Apóstoles, separados de Jesús unos treinta metros al menos.
            Algunos habitantes del pueblo que parece muy poblado y también rico, han salido, atraídos por los gritos; están observando la escena, preparados también para huir como el otro grupo. Así, la escena se desarrolla de esta manera: en el centro el poseso y Jesús, ya a pocos metros uno del otro; detrás de Jesús, a la izquierda, apóstoles y lugareños, a la derecha, detrás del poseso, los habitantes del pueblo.

            Jesús, después de la orden de callar, no ha vuelto a hablar, solamente mira fijo al poseso. pero ahora Jesús se detiene y alza los brazos, los extiende hacia el endemoniado, está para hablar. Los gritos se hacen verdaderamente infernales. el poseso se retuerce, da saltos a la derecha, a la izquierda, hacia arriba. Parece como si quisiera huir o arremeter, pero no puede. Está clavado allí y aparte de sus contorsiones no se le permite ningún otro movimiento. Cuando Jesús estira los brazos, con las manos extendidas como quien jura, el demente grita más fuerte, y después de haber increpado, reído y blasfemado, se pone a llorar y a suplicar.

           "¡En el infierno, no! ¡no en el infierno! ¡no me mandes allí!. Horrenda es mi vida ya aquí, en esta cárcel de hombre, porque quiero recorrer el mundo y despedazar a tus criaturas. Pero ¡allí! ¡allí! ¡allí! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Déjame fuera!...".
            "Sal de este, te lo mando"
            "¡No!".
            "¡Sal!".
            "¡No!".
            "¡Sal!".
            "¡No!".
            "¡En el nombre del Dios Verdadero, sal!".
        "¡Oh! ¿Por qué me vences? Pero no salgo, no. Tu eres el Cristo, Hijo de Dios, pero yo soy... ".
             "¿Quien eres?".
            "Yo soy Belcebú, Belcebú soy, el Amo del mundo, y no me doblego, ¡Te desafío Cristo!".

            El poseso se inmoviliza de golpe, rígido casi hierático, y mira fijo a Jesús con ojos fosforescentes, apenas moviendo los labios con palabras ininteligibles y haciendo, con las manos llevadas hasta los hombros, los codos flexionados, leves movimientos.

        Jesús también se ha detenido. Ahora tiene los brazos recogidos sobre el pecho. Le mira. También Jesús mueve levemente los labios. Pero no oigo ninguna palabra.
            Los presentes esperan con opiniones contrarias: "¡No lo consigue!", "Sí, ahora Cristo lo consigue", "No. Vence el otro", "Es bien fuerte", "Sí", "No".
             Jesús abre los brazos. Su rostro es un resplandor de imperio, su voz un trueno. "Sal. Por última vez. ¡Sal, Satanás! ¡Lo mando Yo!".

             "¡Aaaaah" es un grito larguísimo, de aflicción infinita. No lo emite así uno que sea traspasado lentamente por una espada. Y luego el grito se concreta en palabras: 
             "Salgo, sí. Me has vencido. Pero me vengaré. Tú me echas a mí, pero tienes un demonio a tu lado y en ese entraré para poseerle, invistiendole con todos mis poderes. Y no habrá orden tuya que me le arrebate. En todo tiempo, en todo lugar, me engendro hijos. Yo, el autor del Mal. Y como Dios se ha generado por si mismo, yo por mi mismo me genero. Me concibo en el corazón del hombre, y este me da a luz, da a luz un nuevo Satanás que es él mismo, y yo exulto, ¡exulto de tener tanta prole! 

Tú y los hombres, siempre encontraréis estas criaturas mías que son otros idénticos a mí. Voy, Cristo a tomar posesión de mi nuevo reino, como Tú quieres, y te dejo ese trapo de hombre maltratado por mí. Por este que te dejo, limosna de satanás a Ti, Dios, me tomo ahora mil, diez mil y los encontrarás cuando seas un sucio harapo de carne, arrojado como escarnio a los perros; y tomaré otros, en el transcurso de los siglos, millares y millares, para hacer de ellos mi instrumento y tu tormento.

             ¿Crees vencer alzando tu Signo? Los míos lo echarán abajo y yo venceré... ¡Ah! ¡No, no te venzo! ¡Pero te torturo en Ti y en los tuyos!...".
            [...] Pero Jesús, que se ha agachado a tomar la mano del hombre caído, se vuelve, y dice: "¡Venid. No temáis!". Temerosa, la gente se acerca. "Está curado. Traed una túnica". Uno sale a la carrera.
         El hombre vuelve en sí poco a poco. Abre los ojos y encuentra la mirada de Jesús. Se sienta. Con la mano libre se seca el sudor, la sangre y la baba, se echa hacia atrás el pelo, se observa. Se ve desnudo delante de tanta gente y se avergüenza. Se acurruca y pregunta: "¿Qué ha sido? ¿Quien eres? ¿Por qué estoy aquí desnudo?".
              "Nada, amigo. Ahora te traerán ropa y volverás a tu casa".
              "¿De donde vengo? ¿Y tú de dónde vienes?. Habla con voz de enfermo, cansada y blanda.
                "Vengo del mar de Galilea".
              "¿Y como me conoces? ¿Por qué me socorres? ¿Como te llamas?".

                Llegan algunos hombres con una túnica. Se la ofrecen al hombre que ha recibido el milagro, y llega una pobre vieja llorando y aprieta el curado contra su corazón.
                  "¡Hijo mío!"
                  "¿Mamá! ¿Por qué me has dejado tanto tiempo?".
                La anciana llora más fuerte y le besa y acaricia. Quizás iba a decir otras palabras, pero Jesús la domina con sus ojos, y le inspira otras, más compasivas: "¡Has estado muy enfermo, hijo mío! Alaba a Dios que te ha curado, y a su Mesías, que ha obrado en el nombre de Dios".
                  "¿Este? ¿Como se llama?"
                  "Jesús de Galilea. Pero su nombre es Bondad. Besale las manos, hijo; dile que te perdone por cuanto has hecho o dicho.... Cierto que has hablado estando... ".
              "Sí, ha hablado estando con fiebre" dice Jesús para detener las palabras imprudentes. "Pero no era él el que hablaba, y Yo no soy severo con él. Sé bueno ahora. Sé continente". Jesús recalca la palabra. El hombre baja la cabeza confundido.
              
             Pero lo que Jesús ahorra, no lo ahorran los ciudadanos ricos que ahora ya están cerca. Entre ellos están los indefinibles fariseos. "¡Te ha ido bien! ¡Suerte la tuya, que has encontrado a este, amo de los demonios!".
               "¿Endemoniado yo?". El hombre está aterrorizado.
        La vieja reacciona: "¡Malditos! ¡Sin piedad ni respeto! ¡Víboras odiosas y crueles! Y tú también, inútil ministro de la sinagoga. ¿Amo de los demonios el Santo?".
             "¿Y quien quieres que pueda tener poder sobre ellos si no su rey y padre?".
               "¡Sacrílegos! ¡Blasfemos! ¡M... !".

             "Silencio, mujer. Sé feliz con tu hijo. No impreques. A Mí no me causa preocupación ni afrenta. Id en paz todos. A los buenos, mi bendición. Vamos, amigos".
               "¿Puedo seguirte?". Es el curado el que habla.
            "No. Quédate. Sé testimonio Mío y alegría para tu madre. Ve".
           Y, entre gritos y aplausos y cuchicheos de burla, Jesús atraviesa parte de la Ciudad para luego entrar de nuevo en las sombras de los árboles que están a lo largo del río.
              Los apóstoles se pegan a Él. Pedro pregunta: "¿Por qué, Maestro el espíritu inmundo ha opuesto tanta resistencia?".
                 "Porque era un espíritu completo".
                 "¿Qué quiere decir esta palabra?".
            "Escuchadme: Hay quien se da a Satanás abriendo una puerta a un vicio capital. Hay quien se da dos veces. quién tres, quien siete. Cuando uno ha abierto el espíritu a los siete vicios, entonces entra en él un espíritu completo. Entra Satanás el príncipe negro".
                  "Ese hombre, joven todavía ¿Como podía estar poseído por Satanás?".
                    "¡Oh! ¡amigos! ¿Sabéis por qué sendero viene Satanás? Tres son las vías generalmente holladas, y una no falta nunca. Tres: la carnalidad, el dinero, la soberbia de la mente. La carnalidad es la que no falta nunca. Emisaria de las otras concupiscencias, pasa sembrando su veneno y todo florece con floración satánica. Por eso os digo: "Sed dueños de vuestra carne". Que sea este dominio el comienzo de cualquier otro dominio, de la misma forma que esta esclavitud es el comienzo de cualquier otra. El esclavo de la lujuria se hace ladrón y tramposo, cruel, homicida, con tal de servir a su ama. La misma sed de poder está emparentada con la carne.

 ¿No os parece así? Así es. Meditad y ved si me equivoco. Por la carne Satanás entró en el hombre, y feliz si puede hacerlo, por la carne entra de nuevo; él, uno y septipartito, con la proliferación de sus legiones de demonios menores".
           María de Magdalá, Tú lo dijiste, y ciertamente eran demonios de lujuria. Y, sin embargo la liberaste con mucha facilidad".
                 "Sí, Judas, es verdad".
                 "Y entonces?".
                "Y entonces - dices - mi teoría se viene abajo. No, amigo. La mujer quería ya ser liberada de su posesión. Quería. La voluntad es todo".