MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA

DIJO LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA:

“QUIERO QUE ASÍ COMO MI NOMBRE ES CONOCIDO POR TODO EL MUNDO, ASÍ TAMBIÉN CONOZCAN LA LLAMA DE AMOR DE MI CORAZÓN INMACULADO QUE NO PUEDO POR MÁS TIEMPO CONTENER EN MÍ, QUE SE DERRAMA CON FUERZA INVENCIBLE HACIA VOSOTROS. CON LA LLAMA DE MI CORAZÓN CEGARÉ A SATANÁS. LA LLAMA DE AMOR, EN UNIÓN CON VOSOTROS, VA A ABRASAR EL PECADO".

DIJO SAN JUAN DE LA CRUZ:

"Más quiere Dios de ti el menor grado de pureza de Conciencia que todas esas obras que quieres hacer"


A un compañero que le reprochaba su Penitencia:

"Si en algún tiempo, hermano mío, alguno sea Prelado o no, le persuadiere de Doctrina de anchura y más alivio, no lo crea ni le abrace, aunque se lo confirme con milagros, sino Penitencia y más Penitencia, y desasimiento de todas las cosas, y jamás, si quiere seguir a Cristo, lo busque sin la Cruz".

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domingo, 21 de octubre de 2018

Evangelio según San Lucas 12,8-12.
Les aseguro que aquel que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios.
Pero el que no me reconozca delante de los hombres, no será reconocido ante los ángeles de Dios.
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir,
porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir".





Libro de Isaías 53,10-11.
El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento. Si ofrece su vida en sacrificio de reparación, verá su descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá por medio de él.
A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos. 
Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22.
Porque la palabra del Señor es recta
y él obra siempre con lealtad;
él ama la justicia y el derecho,
y la tierra está llena de su amor.

Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Nuestra alma espera en el Señor;
él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti. 
Carta a los Hebreos 4,14-16.
Y ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe.
Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado.
Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. 
Evangelio según San Marcos 10,35-45.
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir".
El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?".
Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria".
Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?".
"Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo.
En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados".
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos.
Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad.
Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.
Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud". 
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo d

viernes, 19 de octubre de 2018

EL AMOR NO PASA NUNCA DE SALOMÉ ARRICIBITA.. OJALÁ NOS MANDE DIOS EL REGADÍO SUPERIOR E INFERIOR A NUESTRO SER.






PROFUNDA REFLEXIÓN SOBRE LA CUMBRE DEL AMOR A DIOS Y EXPLICACIÓN DE LO QUE ES EL REGADÍO SUPERIOR E INFERIOR,QUE DIOS 
INFUNDE A MUY POCAS ALMAS QUE HAN 
LLEGADO AL ÚLTIMO  PELDAÑO
 DE LA ESCALERA MÍSTICA



Preciosa canción mística de Salomé Arricibita, que recuerda de una manera sorprendente la celebre carta de San Pablo en donde explica como es el Amor, que no guarda rencor, que todo lo perdona, que no ve maldad alguno cuando ya es perfecto que ocurre cuando ha alcanzado los últimos peldaños de la Escala mística, estando el alma completamente purificada después de haber pasado por la terrible noche oscura del sentido y la horrenda noche del alma, habiendo alcanzado la cumbre que casi la une con su divino Esposo Jesús. Ha recobrado la Inocencia perdida antes del pecado original, y ya es incapaz de ver mal alguno, como así lo explica el Santo Doctor de la Iglesia San Juan de la Cruz, y al ver cometer un horrible asesinato, es incapaz de ver allí pecado alguno.

Estas pocas personas que han alcanzado este estado de perfección, tienen lo que el Santo llama regadío superior e inferior, es decir que ya ha entrado en el descanso de Dios en esta tierra en donde todo es unión con Dios, como si estuviera en la antesala del Paraíso, es el regadío superior, y el regadío inferior es la paz y la beatitud material del cuerpo, que le hace ver a Dios en todas las cosas creadas, tienen ojos y ven y oídos y oyen, al contrario de los pecadores que ni ven no oyen, y son incapaces de ver a Dios en la Creación.

El demonio en su perfecta maldad y en su irrefrenable envidia, sabe de sobra que el alma que ha catado la dulzura del Amor de Dios, la tiene para siempre perdida, por eso es infatigable tentando con la soberbia que es la madre del desprecio y del odio a los demás, ya que también sabe que una alma soberbia se encuentra a su merced, porque Dios le retira inmediatamente su Gracia a estos pobres "desgraciados". Amor que es tan perfecto, que le parece al alma que es la única criatura del universo, y que su Majestad no tiene otra cosa que hacer que ocuparse de ella, como así lo explica el Santo, que también dice que ese Amor se comunica con toques que al principio son como una centella por su corta duración, y luego se transforman en una sensación como la que produce un vino adobado que calienta todo el cuerpo y el alma.




De la llama de Amor viva de
 San Juan de la Cruz

16, ¡Oh! pues, que sentirá aquí el alma que, experimentando aquí la noticia y comunicación de aquella figura que vio Ezequiel en aquel ser de cuatro caras y en aquella rueda de cuatro ruedas, viendo que el aspecto suyo es como de carbones encendidos y como aspecto de lámparas, y viendo la rueda que es la sabiduría de Dios, llena de ojos por dentro y por fuera, que son las noticias divinas y resplandores de sus virtudes, y sintiendo en su espíritu aquel sonido que hacía su paso que era como sonido de multitud y de ejércitos, que significan muchas grandezas de Dios, que aquí el alma en un solo sonido de un paso que Dios da por ella distintamente conoce, y finalmente, gustando aquel sonido de batir de sus alas, que dice el Profeta que era como el sonido de muchas aguas  y como sonido del altísimo Dios, las cuales significan el ímpetu que hemos dicho  de las aguas divinas, que al alear el Espíritu Santo en la llama de Amor, letificando el alma, la embisten, gozando aquí la gloria de Dios en su semejanza y sombra, como también este profeta dice, que la visión de este ser y rueda era semejante a la gloria del Señor!(Ez 1-2) Cuán elevada se sienta aquí esta dichosa alma, cuán engrandecida se conozca, cuán admirable se vea en hermosura santa, ¿Quién lo podrá decir? 

Viéndose ella de esta manera embestida con tanta copiosidad en las aguas de estos divinos resplandores, echa de ver que el Padre Eterno le ha concedido con larga mano el regadío superior e inferior  como hizo Axa a su padre, cuando ella suspiraba (Jos 15, 18-19)*; pues estas aguas, el alma y el cuerpo, que es la parte superior e inferior, regando penetran.

17 ¡Oh admirable excelencia de Dios!, que, con ser estas lámparas de los atributos divinos un simple ser, y en Él solo se gusten, se vean y gusten distintamente  tan encendida la una como la otra, y siendo cada uno substancialmente la otra, ¡Oh, abismo de deleites! que tanto más simplicidad infinita de tu único Ser, donde de tal manera se conoce y gusta lo uno, que no impide el conocimiento y gusto perfecto de lo otro, antes cada cual gracia y virtud que hay en ti es luz de cualquier otra virtud que hay en ti es luz que hay en cualquiera otra grandeza tuya, porque por tu limpieza, ¡Oh, sabiduría divina!, muchas cosas se ven en ti, viendo solo una, porque tu eres el depósito delos tesoros del Padre, el resplandor de la Luz eterna, espejo sin mancilla e imagen de su bondad (Sap 7, 26)



*Libro de Josué 15-18, 19

18 Y sucedió que cuando la llevaba, él persuadió a su padre tierras para labrar. Ella entonces se apeó del asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué tienes? 

19 Y ella respondió: Dame bendición: pues que me has dado tierra de secanal, dame también fuentes de aguas. Las fuentes de arriba, y las de abajo.







SED PEQUEÑOS Y AMAD, COMO EL NIÑO QUE ES SENCILLO, HUMILDE, Y QUIERE SER COMO SU PADRE QUE ADMIRA, Y AMA


EL ESPÍRITU SANTO SOLO SE COMUNICA CON LOS HUMILDES



En mi larga vida, he conocido a muchos "Doctores de la Ley", que habían estudiado durante muchos años teología, algunos para ser sacerdotes, y que habían publicado libros de teología dogmática, dado numerosas conferencias, pero que han terminado en un discurso teológico completamente errado en lo que se refiere a cosas tan sencillas y elementales, que no necesitan muchos conocimientos escolásticos para llegar a entenderlos.

Estos individuos se parecen a los fariseos y los escribas del tiempo de Jesús que conocían perfectamente las escrituras, y la profecías sobre la venía del Mesías y llegaron no solo a repudiarlo, pero a demás, el Sanedrín que tenía que ser la "flor y nata" de la religión Judía, llegó a pactar con Judas la entrega de Jesús para matarlo, por 30 monedas de plata.

Esto que ocurrió hace más de 2.000 años, fue lo que les pasó siempre a los profetas que fueron menospreciados, vilipendiados y hasta asesinados por hablar en nombre de Dios, lo que fue la prefigura de lo que iba a ocurrirle al divino Maestro. 

Jesús explica a María Valtorta en su extensa obra, que Dios retira poco a poco su Gracia de los que tienen Sabiduría por no querer compartirla con los demás, y la retira de inmediato cuando esas personas se vuelven soberbias, que es lo que ocurre hoy día con esos falsos maestros que no son lobos disfrazados de ovejas, pero que son lobos disfrazados de pastores, lo que es muchísimo más peligroso, ya que arrastran con ellos a muchas almas a la perdición. 

Es el caso de los relativistas que quieren reformar la Iglesia a su gusto y conveniencia, tomándose por elegidos e iluminados, es el caso del Superior General de los Jesuitas en noticias aparecidas en Aciprensa: el Papa no es el Jefe de la Iglesia universal, es solo el obispo de Roma, y la Iglesia no funciona de arriba hasta abajo sino de abajo hasta arriba, es decir que quiere transformar a la Santa Iglesia constituida por Jesús como Monarquía absoluta, en vulgar democracia, obedeciendo a las modas de los tiempos, que siempre son cambiantes. Para colmo, ese jesuita venezolano, dice que el demonio es una simple alegoría, teniendo su verdadera figura en el Presidente comunista de su País, el dirigente asesino Maduro.
Dice Jesús en el Evangelio de hoy: 

Evangelio según San Lucas 12,1-7.

Se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido.
Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas..."
 




Dictado de San Pablo a María Valtorta
 (del 11/1/1.948)
A los Romano, cap 2º, vv 2 hasta el 8º


              Dice el autor Santísimo:

        “El Juicio de Dios es conforme a verdad, bien sea para el réprobo, para el tibio, como para quien arde en tan purísimo amor que le lleva hasta el sacrificio. Ni el patrimonio, ni el ropaje, ni la condición, ni la posición harán cambiar el juicio de Dios. Como tampoco valdrán para confundirlo las dobleces y artificios de que suele echarse mano para engañar a los hombres, lo mismo que las hipocresías, los falsos actos de bondad, de fe, de honestidad y de amor.
           Las palabras del Maestro son siempre vivas y justas, bien sea cuando dicen: “No solo el que dice ¡Señor!, ¡Señor!, entrará en el Reino de los Cielos”, como cuando pone en parangón al publicano con el fariseo o da el código maravilloso de la Nueva Ley con el sermón de la montaña (Mateo cap. 5-6-7).
            No hay mutación en la Ley porque la haya en los tiempos; ni variará el Juicio, porque Dios siempre juzgará con arreglo a verdad y justicia. Y con más rigor será juzgado aquel que tiene la misión de juzgar si se arroga tal derecho, porque más severamente será juzgado y más se le ha de exigir a quien tuvo más conocimiento de la Ley. Y esto será así porque está dicho: “No juzguéis para que no seáis juzgados”.
          ¡Sed pequeños! Sed pequeños, vosotros a quienes amo. Si lo sois, Yo os enseñaré la Sabiduría. Os la enseñaré con mi Amor. 
Porque sabedlo, la Sabiduría más se aprende con el Amor que con la instrucción. Yo que os amo y vosotros que me amáis, seamos luz para entender las palabras de la Sabiduría que, sin la luz del Amor, únicamente con la cultura, resultan oscuras en todo o en parte.
         Por esto nunca terminará de gritar el Amor: “Es mediante la caridad como tendréis salvación y paz”. Porque quien tiene caridad no desprecia las riquezas de la bondad divina ni de su paciencia y tolerancia: el que tiene caridad, ama la penitencia, no juzga, no condena, no da escándalo ni se hace tibio, frío o sordo de corrupción.
          El que tiene caridad, desarma el Corazón de Dios por más que se reconozca culpable. Dios perdona a quien le ama y llora sobre su seno, y no dará a cada uno según sus obras siempre imperfectas, como de hombre, sino teniendo en cuenta su amor que a menudo es mayor que su propia capacidad de hacer el bien. Hasta el deseo de perfección será tenido en cuenta siempre que sea un deseo activo, es decir, un deseo verdadero que si no se realiza plenamente es tan solo porque la criatura no tiene capacidad suficiente para cumplirlo.
         Dios ve. Ve con realidad plena. Y como sólo puede ver Dios perfectísimo: con una perfección que no se detiene ante las apariencias y juzga con perfección tras paciente espera”.





domingo, 14 de octubre de 2018

15 DE OCTUBRE, ONOMÁSTICA DE SANTA TERESA DE JESÚS, REFORMADORA DEL CARMELO CON SAN JUAN DE LA CRUZ

Fotografía de Santa Teresa tomada en la Iglesia de las
 Carmelitas descalzas de Granada,
 



Jesús se apareció a una vidente y le confesó que las mujeres que más le amaron, aparte de su Madre, la Virgen María, fueron en su vida María Magdalena y después Santa Teresa de Jesús. Está demostrado que murió de Amor, alcanzando el último grado de la Escala mística de diez peldaños para que el alma ascienda hasta la presencia de Dios, según San Bernardo, como lo explica tan bien San Juan de la Cruz, 

Además, estando en un éxtasis  un Serafín le clavó en su corazón un dardo con la punta inflamada, para atizar el rapto de Amor, corazón que había quedado como "encasquillado". Este fenómeno místico se llama transverberación, y el famoso escultor italiano Bernini, lo esculpió en una impresionante obra de arte que se expone en Roma. Se pudo comprobar la huella del dardo en su corazón una vez muerta. San Juan de la Cruz describe este rarísimo fenómeno místico, diciendo que ¡estando en oración, suele ocurrir, lo que demuestra claramente que él mismo lo tuvo!

En el último de los diez peldaños de esta escala, la unión mística es tan fuerte que el alma tiene que ver a su divino Esposo o morir.

El décimo y último grado de esta escala secreta de amor hace al alma asimilarse totalmente a Dios, por razón de la clara visión de Dios que luego posee inmediatamente el alma que, habiendo llegado en esta vida al nono grado, sale de la carne. Porque estos (pocos que son), por cuanto ya por el amor están purgadísimos, no entran en el purgatorio. De donde San Mateo dice: "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios" (5, 8). Y, como decimos, esta visión es la causa de la similitud total del alma con Dios, porque así lo afirma San Juan diciendo. "Sabemos que seremos semejante a Él"; no porque el alma se hará tan capaz como Dios, porque esto es imposible, sino por todo lo que ella es, se hará semejante a Dios; por lo cual se llamará  y  será Dios por participación. 




Oración a Santa Teresa de Jesús
 de San Alfonso María de Ligorio


Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de Tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como
 una llama resplandeciente en el Paraíso, 
obtén para mi también, te lo ruego, un destello 
de ese mismo fuego ardiente y santo,
 que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo
 era verle adorado por todos los hombres.

Concédeme que todos mis pensamientos, deseos
 y afectos sean dirigidos siempre a hacer la voluntad 
de Dios, la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque solo Él es digno de ser amado
 y obedecido por siempre.

Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios.
Amén.





viernes, 12 de octubre de 2018

LA MUERTE ES UN DON DE DIOS CUANDO SIRVE PARA IMPEDIR NUEVOS PECADOS, ESTANDO EL HOMBRE RECONCILIADO CON DIOS.

La Divina Providencia


"En verdad os digo que la muerte es un don cuando sirve para impedir nuevos pecados y coge al hombre mientras está reconciliado con su Señor”.




          Esta afirmación, para los que niegan la existencia de la Vida Eterna, y de un Juicio de Dios a la muerte de cada ser humano, que lo puede transformar en Hijos de la Luz, y herederos del Cielo, o en hijos de las Tinieblas, y herederos del Infierno para toda la Eternidad, son como lo dice San Pablo una locura, ya que como lo afirma, las cosas de Dios cuanto más subidas, son para ellos más locura, así como las cosas del mundo, cuanto más subidas, son más locura e insensatez para los hijos de Dios.

         En la vida del Santo Cura de Ars, Patrono de todos los Sacerdotes del mundo, relatada por Monseñor Trochú, se puede leer que todos los milagros que hacía los atribuía a Santa Filomena, una mártir del Imperio Romano, cuya existencia parece dudosa, ya que solo se encontró en una catacumba una inscripción con su nombre.

          Cuentan que vino a verle de muy lejos, creo que desde París, una Señorita ciega para implorar su curación, atraída por otros milagros que había hecho el Santo, este le dijo: “Dios puede curarla de su ceguera, pero su Salvación Eterna no sería segura, sin embargo si permanece ciega, tiene asegurada la Vida Eterna”. Naturalmente, la Señorita volvió a París ciega, pero con gran resignación.
         Siendo yo aún escolar en los Maristas, cuando vivía en Francia, contaba un hermano que había venido de Brasil, un hecho ocurrido en ese País: Un avión de pasajeros aterrizó envuelto en llamas, bajaron todos los pasajeros a tiempo, solo se quedó una mujer que estaba de rodillas dando gracias a Dios, por haber salido indemne del accidente.

         En ese momento estalló el avión y murió la mujer. Como era de esperar, toda la prensa de izquierdas que relataba el suceso, aprovechó el incidente para burlarse de los creyentes y negar a Dios. Pero creo sinceramente que, morir alabando a Dios, es en realidad una de las mayores gracias para una persona, porque tiene asegurada la Vida Eterna, este hecho recuerda la promesa hecha por Jesús a San Dimas, personalmente creo que es un seguro de Salvación Eterna.

          Se puede pues afirmar que muchas desgracias o muertes están permitidas por Dios, para asegurar la Salvación a ciertas personas, ya que una vida más larga lo expondría a una condenación eterna. Y así en el otro mundo cuando se descubra la verdad de todos los acontecimientos veremos que las desgracias ocurridas a ciertas personas, que en la Tierra nos parecieron injusticias y abandono de la Providencia Divinas, fueron en realidad una gran misericordia de Dios y una acción de esa divina Providencia. Naturalmente todas estas reflexiones solo se pueden comprender a través de la Fe en Dios, de lo contrario estos acontecimientos son incomprensibles.

        Cuando estudiaba en Francia el Reino de San Luis, se contaba que su madre Blanca de Castilla, le decía a su hijo: “¡Prefiero verte muerto, antes que verte cometer un pecado mortal!” 

        ¡Bienaventurados los que ven a Dios en todas las cosas, creo que de ellos es el Reino de los Cielos!





Del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta

(16 de Julio de 1946)

Una curación espiritual en Guerguesa y lección 
sobre los dones de Dios.


     Llegan a los bordes del lago, en los aledaños de Guerguesa, cuando el ocaso rojo se transforma en crepúsculo violáceo y sereno. La ribera está llena de gente que prepara las barcas para la pesca nocturna o que se baña con gusto en las orillas del lago, un poco picado por el viento que lo surca.

    Pronto es visto Jesús y reconocido, de forma que antes de que pueda entrar en la Ciudad, ya se sabe que ha venido, y se produce la afluencia de gente que acude a escucharle.

(…) Una mujer llorando, le llama de entre la multitud, mientras que suplica que le dejen pasar, para ir donde el Maestro.
“Es Arria, la gentil que se ha hecho hebrea por amor. Una vez curaste a su marido, pero…”.
“Me acuerdo. ¡dejadla pasar!”.
La mujer se acerca. Se arroja a los pies de Jesús. Llora.
“¿Qué te pasa, mujer?”.
“¡Rabí! ¡Rabí! ¡Piedad por mí!, Simeón…”.

  Uno de Guerguesa le ayuda a hablar: “Maestro, usa mal la salud que le diste. Se ha hecho duro de corazón, rapiñador, y ya ni siquiera parece israelita. La verdad es que la mujer es mucho mejor que él, a pesar de haber nacido en tierras paganas. Y su dureza y rapacidad le acarrean peleas y odios. Y por una pelea ahora está muy mal herido en la cabeza, y el médico dice que casi es seguro que se queda ciego”.

    “¿Y Yo, que puedo en ese caso?”.
  “Tu…curas…Ella, ya lo ves, se desespera…Tiene muchos hijos, y pequeños todavía. La ceguera de su marido significaría miseria para la casa…Es verdad que es dinero mal ganado…Pero la muerte sería una desventura, porque un marido es siempre un marido, y un padre es siempre un padre, aunque en vez de amor y pan dé traiciones y palos…”.

“Le curé una vez, y le dije: “No peques más”. Él ha pecado más. ¿No había prometido acaso, que no iba a pecar más? ¿No había hecho voto de no volver a ser usurero y ladrón, si Yo le curara, es más, de devolver a quien pudiera lo mal adquirido, y de usar el mal adquirido – en el caso de no poder devolverlo – en favor de los pobres?”.

“Maestro, es verdad. Yo estaba presente. Pero… el hombre no es firme en sus propósitos”.

“Es como dices. Y no solo Simeón. Muchos son los que, como dice Salomón, tienen dos pesos y balanza falsa, y no solo en el sentido material, sino también cuando juzgan y actúan y en su comportamiento para con Dios. Y es también Salomón el que dice: “Desastroso para el hombre el fervor ligero por lo santo y, tras hacer el voto, volverse atrás”. Y, sin embargo son demasiados los que esto hacen… Mujer, no llores.

    Pero escucha y sé justa, pues que has elegido Religión de Justicia: ¿Qué elegirías, si te propusiera dos cosas, estas: curar a tu marido y dejarle vivir para que siga burlándose de Dios y acumulando pecados sobre su alma, o convertirle, perdonarle, y luego dejarle morir? Elige. Haré lo que elijas”.

La pobre mujer se encuentra en una lucha muy acerba. El amor natural, la necesidad de un hombre que bien o mal gane para los hijos la moverían a pedir “vida”; su amor sobrenatural hacia su marido la mueve a pedir “perdón y muerte”. La gente calla, atenta, conmovida en espera de la decisión.

  Al fin, la pobre mujer, arrojándose de nuevo al suelo, abrazándose a la túnica de Jesús como buscando fuerzas, gime: “La vida eterna…Pero ayúdame Señor…” y languidece, rostro en tierra, que parece que muere.
  “Has elegido la parte mejor. Bendita seas. Pocos en Israel te igualarían en temor de Dios y justicia. Levántate. Vamos donde él”.

  “¿Pero realmente le vas a hacer morir, Señor? ¿Y yo, que voy a hacer?”. La criatura humana renace del fuego del espíritu como el fénix mitológico; y sufre y zozobra humanamente…
“No temas, mujer. Yo, tú, todos confiamos al Padre de los Cielos todas las cosas, y Él obrará con su amor. ¿Eres capaz de creer esto?”.
“Sí, mi Señor…”.
“Entonces vamos, diciendo la oración de todas las peticiones y de todos los consuelos”.
Y mientras anda, circundado de un enjambre de personas y seguido de un séquito de gente, dice lentamente el Pater. El grupo apostólico hace lo mismo, y con un coro bien ordenado, las frases de la oración se elevan por encima del murmullo de la muchedumbre, la cual, sintiendo el deseo de oír orar al Maestro, poco a poco va guardando silencio, de forma que las últimas peticiones se oyen maravillosamente en medio de un silencio solemne.

   “El Padre te dará el pan cotidiano. Lo aseguro en su Nombre” dice Jesús a la mujer, y añade, dirigiéndose no solo a ella sino a todos:

  “Y os serán perdonadas las culpas si perdonáis al que os haya ofendido o perjudicado: Esa persona necesita vuestro perdón para obtener el de Dios. Y todos tienen necesidad de la protección de Dios para no caer en pecado como Simeón. Recordad esto”.

     Ya han llegado a la casa y Jesús entra en ella con la mujer, con Pedro, Bartolomé y el Zelote.
    El hombre echado en la yacija, en la cara vendas y paños mojados gesticula desasosegado y delira. Pero la voz, o la voluntad de Jesús, le hacen volver en sí y grita: “¡Perdón! ¡Perdón! No volveré a caer en el pecado. ¡Tu perdón como la otra vez! Pero también la salud como la otra vez. ¡Arria! ¡Arria! Te juro que seré bueno. No volveré a ser violento ni ladrón, no …”. El hombre está dispuesto a todas las promesas por miedo a morir…

    “¿Por qué quieres todo esto?” pregunta Jesús, “¿Por expiar o porque temes el juicio de Dios?”.
   “¡Eso, eso! ¡Morir ahora no! ¡El infierno!... ¡He robado, he robado el dinero del pobre! He usado la mentira. He sido violento con mi prójimo y he hecho sufrir a los familiares. ¡Oh!...”.
    “No miedo, se requiere arrepentimiento, verdadero, firme”.
   “¡La muerte o la ceguera! ¡Qué castigo! ¡No volver a ver! ¡Tinieblas! ¡Tinieblas! ¿No!...”.

     “Si es adversa la tiniebla en los ojos, ¿no te es horrenda la del corazón? ¿Y no temes la del Infierno, eterna, horrenda?, ¿la privación continua de Dios?, ¿los remordimientos continuos?, ¿la congoja de haberte matado a ti mismo para siempre, en tu espíritu? ¿No amas a esta? ¿Y no quieres a tus hijos? ¿Y no quieres a tu padre, a tu madre, a tus hermanos? ¿Y no piensas que no vas a tenerlos nunca más contigo si mueres condenado?”.

     “¡No! ¡No! ¡Perdón! ¡Perdón! Expiar, aquí, sí, aquí… Incluso la ceguera, Señor… Pero el Infierno no… ¡Que no me maldiga Dios! ¡Señor! ¡Señor! Tú arrojas los demonios y perdonas las culpas. No alces tu mano para curarme, pero sí para perdonarme y liberarme del demonio que me tiene sujeto… Ponme una mano en el corazón, en la cabeza… Libérame Señor…”.

“No puedo hacer dos milagros. Reflexiona. Si te libero del demonio te dejaré la enfermedad…”.
“¡No importa! Sé Salvador”.
“Sea como tú quieres. Te digo que sepas aprovechar mi milagro, que es el último que te hago. Adiós”.
“¡No me has tocado! ¡Tu mano! ¡Tu mano!”.

      Jesús le complace y pone su mano sobre la cabeza y sobre el pecho del hombre, el cual, estando vendado, cegado por las vendas y la herida, palpa convulsivamente para agarrar la mano de Jesús, y una vez que la encuentra, llora sobre ella, y no quiere separarse de ella; hasta qué, como un niño cansado, se adormece, teniendo todavía la mano de Jesús apretada contra su carrillo febril.
     Jesús saca cautelosamente la mano y sale de la habitación sin hacer ruido, seguido por la mujer y los tres Apóstoles.
     “Que Dios te lo pague, Señor. Ora por tu sierva”.
    “Sigue creciendo en la Justicia, mujer, y Dios estará siempre contigo”. Alza la mano para bendecir la casa y a la mujer, y sale a la calle.

     […] Pedro, que estaba preparado, hinca el remo, y la barca se separa de la orilla, empezando así la navegación, seguida por otras dos. El lago, un poco agitado, imprime oscilación a las barcas, pero nadie se asusta por ello, porque el trayecto es breve. Los faroles rojos ponen manchas de rubí en las oscuras aguas, o tiñen de color sangre las espumas blancas.
   Pregunta Pedro, sin dejar el timón, después de un rato: “Maestro, ¿pero aquel hombre se va a curar o no? No he comprendido nada”.

    Jesús no contesta. Pedro hace una muestra a Juan, que está sentado en el fondo de la barca a los pies del Maestro, con la cabeza relajada encima de las rodillas de Jesús. Y Juan repite en voz baja la pregunta.
    “No se va a curar”.
    “¿Por qué, Señor? Yo creía, por lo que he oído, que tuviera que curarse para expiar”.
     “No Juan. Pecaría nuevamente, porque es un espíritu débil”.
     Juan vuelve a apoyar la cabeza en las rodillas y dice: “Pero Tú le podías hacer fuerte…” y parece manifestar un dulce reproche.
    Jesús sonríe, mientras introduce los dedos entre los cabellos de su Juan y, alzando la voz de forma que todos oigan, da la última lección del día:

      “En verdad os digo que en la concesión de la gracia hay que saber también tener en cuenta su oportunidad. No siempre la vida es un don, no siempre la prosperidad es un don, no siempre un hijo es un don, no siempre un lujo es un don, no siempre – si también esto – una elección es un don. Vienen a ser dones y permanecen como tales cuando el que los  recibe sabe hacer un buen uso de ellos, y para fines naturales de santificación. 

    Pero cuando de la salud, de la prosperidad, afectos, misión se hace la ruina del propio espíritu, mejor sería no tenerlos nunca. Y a veces Dios ofrece el mayor don que podría dar, no dando lo que los hombres desearían o lo que considerarían justo tener como cosa buena. El padre de familia o el médico bueno saben que es lo que hay que dar a los hijos o a los enfermos para no ponerlos más enfermos o para evitar que enfermen. Lo mismo Dios, sabe lo que tiene que dar para el bien de un espíritu”.


 “¿Entonces aquel hombre morirá? ¡Qué casa más infeliz!”.
“¿Sería acaso, más feliz viviendo en ella un réprobo? ¿Y él sería más feliz si, viviendo, siguiera pecando? En verdad os digo que la muerte es un don cuando sirve para impedir nuevos pecados y coge al hombre mientras está reconciliado con su Señor”.

        Maravillosas palabras de Jesús, con las cuales se aclara una serie de dudas sobre las miserias humanas, que muchas veces son necesarias para la salvación eterna de las almas. 

 Como así tiene que ser para un creyente, es mucho más importante la Vida Eterna que la vida material, cuya duración, comparada con la Eternidad, es un breve suspiro.

 Unos de los mayores males de la mentalidad actual, es la pérdida absoluta del sentido del pecado, y la negación absoluta de un más allá, donde habrá un Juicio y un castigo eterno y horrendo, que es la ausencia de Dios y la muerte del alma por el pecado que es la desobediencia a la Ley de Dios.

  Satán ha logrado hacer creer a la Sociedad, que Dios es un padre bonachón, indiferente al pecado, e incapaz de mandar a nadie al Infierno, porque todos somos hijos suyos, ignorando que la filiación divina se obtiene por la obediencia a las Leyes, y por un profundo arrepentimiento y temor de Dios, cuando se han transgredido sus mandatos. En este relato, Simeón se salvó por tener bien claros estos conceptos: Todo pecado es una ofensa a Dios, y existe un Juicio y un castigo que es el Infierno eterno.

  Es también muy importante y trascendente, lo que explica Jesús sobre la correspondencia a la Gracia de Dios, cuando no se hace un buen uso de los dones para la Salvación eterna.

   Es lo que ocurre hoy día con los Sacramentos de la Iglesia que exigen una correspondencia a los mismos, con unos deberes y unas obligaciones, que si no se cumplen, anulan la Gracia santificante.






domingo, 7 de octubre de 2018

JESÚS, HIJO DE DIOS CON TODOS SUS ATRIBUTOS, ¿COMO PUEDE SER POCO INFERIOR A LOS ÁNGELES?



JESÚS REY ETERNO DEL UNIVERSO




     Sublime explicación de las palabras del Apóstol, de lo que a simple vista parece una herejía: Jesús aparece en este mundo como verdadero hombre, y poco inferior a los Ángeles.

      Declaración de que Cristo, cuya verdadera naturaleza divina, fue por voluntad de Dios, ocultada inicialmente por Él, fue sometido como hombre a las tentaciones de Satanás, que se dirigen principalmente a los pecados de la carne, que no provocaron en Él ni la más mínima turbación.

Y me permito aquí, refutar los argumentos soeces en contra de las obras de María Valtorta, declarando que en sus obras está escrito que Jesús sintió tentaciones carnales. He leído atentamente, todas las obras, nunca apareció en ningún texto ese argumento, que pregonan los hijos de Satanás, que intenta refutar por todos los medios a su alcance la Luz de Dios, empleando las tinieblas y los embustes del príncipe negro.



JESÚS HIJO DE DIOS, EN LA TIERRA VERDADERO HOMBRE, POCO INFERIOR A LOS ÁNGELES.


De los cuadernos de María Valtorta

     Dice Jesús:
    
 (...) ¿Es que no hay contradicción alguna entre las palabras del Apóstol que dice que Yo soy Hombre, semejante en todo a los otros hombres, y que sin embargo, dice también que Yo soy inferior por un poco a los ángeles? Entonces, ¿no soy inferior a vosotros? Entonces, ¿no soy semejante a Dios, dado que Dios es más que los ángeles? Por lo tanto, ¿el Apóstol profirió blasfemias, dijo tonterías o embustes? Y si no los dijo, ¿en qué consiste esta diferencia, esta igualdad y esta inferioridad de ser diverso de los ángeles, inferior a ellos e igual a los hombres y, al mismo tiempo, diferente de ellos porque soy un poco inferior a los ángeles? ¿Acaso no es una blasfemia decir que el Verbo encarnado es inferior a los ángeles? ¿En qué consiste esta diferencia que existe en Mí, respeto a los ángeles y a los hombres?

     (...) Más Yo os diré cuál es la diferencia y como puede ser que Yo sea semejante a vosotros y, al mismo tiempo, sea por poco inferior a los ángeles.
     Soy semejante a vosotros, soy el Hombre, por eso soy, sin lugar a dudas, inferior a los ángeles, porque el hombre no es la criatura espiritual, la más noble de la creación, como lo son los ángeles, puramente espirituales, sumamente inteligentes, e inteligentes con prontitud, porque no están gravados por la carne y los sentidos, confirmados en la gracia y siempre en adoración ante el Señor, cuyo sentimiento comprenden y actúan sin obstáculos. 

Mas, ¿el hombre puede elevarse a si mismo a un nivel sobrenatural? Puede hacerlo si vive voluntariamente en la pureza, en la obediencia, en la humildad y la caridad, precisamente como así lo hacen los ángeles, fue Hombre por el deseo divino del Padre, para que pudiera ser el Redentor. Luego se hizo un poco inferior a los ángeles por su propia voluntad y para demostraros con el ejemplo que el hombre, si quiere, puede elevarse a si mismo a la perfección angélica y tener una vida angélica.

     ¡Oh, vida humana, tan fundida con lo sobrenatural que llega a anular las voces y la flaqueza de la materia para asumir las voces y las perfecciones angélicas!, ¡vida que ha olvidado la concupiscencia y vive de amor y en el amor! Es el hombre que se vuelve ángel, o sea la criatura compuesta por dos substancias que purifica la parte más baja con los fuegos de la Caridad, y en la Caridad están todas las virtudes, como si fueran muchas semillas encerradas en un mismo fruto, hasta el punto que puede decirse que, de este modo, se despoja, o mejor la despoja de todo lo que es materialidad, hasta hacer que también la materia sea digna de penetrar un día en el Reino del Espíritu. Reposa en el sepulcro el atavío purificado a la espera de la orden final.

        Más entonces surgirá glorificada hasta provocar la admiración de los mismos ángeles, porque la belleza de los cuerpos resurgidos y glorificados causará reverente estupor aún a los ángeles de Dios, que admirarán a estos hermanos suyos en lo creado diciendo: "Nosotros supimos permanecer en la gracia respecto a una sola substancia, ellos, los hombres, son los vencedores de la prueba respecto al espíritu y respecto a la carne. ¡ Gloria a Dios por la doble victoria de los elegidos !"

     Cristo, completamente semejante a los hombres, quiso alcanzar la belleza de la perfección angélica con una vida sin sombras, no solo de pecado más ni siquiera de atracción hacia el pecado y, al permanecer Hombre para padecer la muerte con la carne y con la sangre al fin de expiar las culpas de la carne y de la sangre y de la muerte y de las soberbias de la vida, con todo, todo, todo el dolor que reparara toda, toda, toda la culpa, se hizo un poco inferior a los ángeles, ennobleciendo así la naturaleza humana hasta la perfección angélica.
     
     Por lo tanto soy Dios. Y soy Hombre, y así como el ángel es el eslabón intermedio entre el hombre y Dios, Yo que debía salvar la cadena interrumpida, es decir, que debía reuniros a Dios, convertí mi perfecta Humanidad en la conjunción entre la Tierra, o sea los hombres, y el Cielo, o sea los ángeles, y llevé a la Humanidad a una perfección igual - es más, mayor - que la que Adán y Eva tuvieron al principio de los tiempos, cuando el hombre era inocente y feliz debido al don gratuito de Dios, y  no conocía ni padecía la terrible lucha contra el Mal y contra los acicates del pecado. Por lo tanto, la Divinidad no se envileció al asumir la semilla de Adán, sino que se divinizó la Humanidad, porque por la libre voluntad del Hombre, fue vuelta a la perfección que hace semejantes a mi Padre, quien no conoce la injusticia.

     No miente, ni blasfema ni se contradice el Apóstol, cuando dice por palabra inspirada, que Jesús, el Hombre se hizo un poco inferior a los ángeles en la espiritualidad heroica. 

No faltó el Dios Padre, el Dios Hijo y el Dios Espíritu Santo al darle al Redentor la única apariencia que le correspondía para ser tal y para redimiros, además que con la gran acción de su sacrificio, con la continua lección de su crecimiento en la gracia hasta alcanzar la perfección espiritual para redimiros de vuestra ignorancia, esa ignorancia que es consecuencia del pecado, que degrada las fuerzas del hombre, que le sugestiona, insinuando que él, por estar hecho más de materia que de espíritu, no puede intentar su evolución espiritual.

     (...) Dejad de lado los temores. Dejad de lado la ignorancia. Miradme. Yo, el hombre alcancé la perfección de la justicia siendo hombre como lo sois vosotros, porque lo quise. Imitádme. No temáis, mantened el alma unida a Dios y avanzad. Y subid. Subid a las luminosas regiones de lo sobrenatural. Con vuestra ardiente voluntad arrastrad la carne hasta donde sube vuestro espíritu. Convertíos en ángeles. Convertíos en serafines. El demonio ya no podrá heriros en lo más profundo. Tras haber golpeado vuestra coraza, sus flechas caerán a vuestros pies y no quedaréis turbados, como no lo quedé Yo.

     Por lo tanto fue justo que mi Padre, aún pudiéndolo hacer, no me diera una índole diferente a la del hombre. Fue justo. Así, cuando propongo mi código y os digo: "Seguidlo, si queréis estar donde Yo estoy", nadie podrá decirme: "Tu puedes estar allí porque eres diferente de mí, a quien la carne apremia ferozmente. Tu puedes vencer a Satanás porque en Ti, la carne no es aliada de Satanás". Nadie podrá reprocharme considerando fácil mi victoria ni sentirse desalentado por la diferencia de su creación. En Mí y en vosotros existen las mismas cosas: la carne, la inteligencia y el espíritu, para poder vivir, comprender y vencer. En Mí, está la semilla de Adán. En vosotros, está la semilla de Adán.



     ¡Oh! Os oigo murmurar: "En Ti no estaba la Culpa. En nosotros...". Tampoco en Adán estaba la Culpa, y sin embargo, pecó porque quiso pecar. Yo no quise pecar. Y no pequé. Yo, el Hombre, no pequé. Mi Padre me hizo de la misma semilla vuestra para demostrarlos que ser hombres no quiere decir ser pecadores. Al igual que vosotros, Yo tenía una índole humana. Sabed ser como Yo en la victoria. Mi Padre me hizo Hombre, dándome en común con vosotros carne y sangre con las cuales vencer, muriendo a Satanás y exigiendo que el Autor de vuestra salvación se volviera perfecto como Hombre por su propia voluntad y por medio del sufrimiento y que alcanzara la gloria a causa de la muerte que padeció.

     ¡Oh! acaso no es muerte saber morir para todo lo que es seducción? ¿No es una muerte continua para todo lo que es concupiscencia a fin de vivir eternamente en el Cielo? Yo empecé a consumir mi sacrificio para vencer a Satanás y al mundo y a la carne - que conseguían vencer desde hacía mucho tiempo - contra el primer acto de voluntad contra las voces de la carne y el mundo y las de su rey tenebroso. He muerto para Mí mismo afín de  vivir. He muerto en la Cruz para daros la Vida.

     [...] Decidme, oh vosotros que os escandalicéis al leer que Yo padecí esa tentación, ¿acaso herí mi perfección Divina y Humana porque se me acercó el Tentador? ¿Qué se alteró en Mí? ¿Qué se corrompió? No se alteró nada, ni siquiera el pensamiento más fugaz.




       

sábado, 6 de octubre de 2018

PROFUNDOS COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO DE JOB, QUE ESTÁ ACTUALIZADO EN LAS LECTURAS DE LA MISA.


En el libro de Job, Beemot el hipopótamo simboliza a Lucifer, entonces el elefante simboliza al 
Arcángel San Miguel.

        
Contestación de Dios a los que critican su divina providencia. Descripción de las fuerzas del mal, que por razones de Justicia, ya que en este mundo están mezclados el Bien y el Mal, tienen que subsistir, como subsisten mezclados y aparentemente iguales en sus inicios en los campos el trigo y la cizaña. En la Parábola del trigo y la cizaña, a la petición de arrancarla antes de su maduración, el Dueño de la mies dice: "No, porque arrancaréis también el trigo", y es que la imagen de la parábola tiene un significado muy profundo.

El alma está en este mundo en estado de gestación, y ante el sufrimiento y la dicha, que son para la planta como la lluvia y el sol, estas almas se van transformando en hijas de Dios o en hijas de las tinieblas, igual que la cizaña que al principio es como el trigo, pero a la hora de la cosecha, se han diferenciado ya ambas, y los segadores pueden distinguirla fácilmente, mientras que al principio, al ser iguales, era imposible hacerlo.

Explicación de como Dios actúa para vencer a las fuerzas del mal, sin quebrantar en modo alguno la libertad del hombre, ya que la libertad que para que sea verdadera, tiene que coexistir el bien con las fuerzas del mal, y su Príncipe tenebroso Satanás, tiene que poder tentar para adueñarse de las almas que le son afines, así como también las almas tienen el poder de escoger el Bien, cuyo Príncipe Luminoso es Cristo Jesús.

Satanás, para llevar sus afines a su maldito reino, movido por el odio y la envidia, no ha arriesgado absolutamente nada, Jesús muy al contrario, movido por el amor verdadero, ha arriesgado y perdido absolutamente todo, se ha entregado voluntariamente en manos de sus verdugos, que, después de torturarlo, le quitaron hasta la Vida, clavándolo en la Cruz.

Y es que las armas de Satanás son la soberbia, el egoísmo y el odio: "Lo bueno para mí, y lo malo para ti"; y el arma de Jesús es la humildad, la misericordia y el amor: "Lo bueno para ti, y lo malo para Mí". Y Lucifer el que era el Arcángel más subido del Cielo, no puede vencer a las almas que están bajo la protección de Dios Todopoderoso. En la Vida del Santo cura de Ars, se oyó al demonio, el "Grappin", como así lo llamaba, dirigirse al Santo al que apodaba "mangeur de truffes" (comedor de patatas), porque el Santo se alimentaba de patatas hervidas. Declaró que era imposible vencerlo, debido a la protección de la Virgen María y por la acción del "Dragón", que para Satanás era el Arcángel San Miguel.


Del libro del Santo Job.

El Señor respondió a Job desde la tormenta y dijo: 
¿Quien es el que enturbia mi consejo con palabras sin sentido? 
Si eres valiente, prepárate yo te preguntare y tu me responderás.


      Yahveh habla desde su omnipotencia a los incrédulos, y a los que quieren cuestionar su divina providencia, por culpa de los sufrimientos y de las desgracias de la humanidad, y que se creen más sabios que Dios. Un día se le preguntó a un famoso misionero, un ex-jesuita casado, que trabaja en la India a favor de los pobres, que le parecía el mundo en que vivía, dijo que "¡Si fuera Dios, yo lo hubiera hecho de otra manera!". Es increíble, la soberbia que tiene este individuo, que como Satán, no solo quiere ponerse a la altura de Dios, pero encima, para colmo, quiere ser superior a Él.


¿Donde estabas tú cuando afiancé la Tierra. 
Habla, si es que sabes tanto. 
Sabes tú quien fijó su tamaño y midió sus dimensiones? 
¿En que se apoyaron sus columnas, quien asentó
su piedra angular mientras cantaban a coro 
las estrellas del alba, y exultaron todos los seres celestes?



Aquí, pregunta Dios a Job sobre los misterios de la Creación, sobre las fuerzas que rigen su rumbo, sobre su afianzamiento, la energía que la sostiene, y las leyes que la rigen. No solo se trata de la creación de la Tierra, cuya duración en el tiempo es limitada y por lo tanto es una ilusión, pero también trata de la recreación del alma, desfigurada por el pecado original, creación eterna, que igualmente está sujeta a unas leyes que rigen sus dimensiones espirituales, y que se apoya en unas bases cuya piedra angular es Cristo Jesús, y que tiene por columnas la razón y la conciencia, puestas por Dios, que son los dos olivos que vio el Profeta Zacarías en la visión de las siete lámparas, que representan a los siete Espíritus de Dios en misión por toda la Tierra, revelados en el Apocalipsis.


Ante el canto de asombro y de admiración de los Ángeles del Cielo, y de los coros angélicos, que desde el alba de su Creación, están alabando y exultando de alegría por las maravillas de la Creación de Dios, cuya imagen terrena son las estrellas multicolores y de múltiples dimensiones, que nos anuncian el alba del mundo celestial, y que también a su manera, obedeciendo las leyes del cosmos puestas por el Creador, alaban a Dios. 


¿Quien encerró con doble puerta al mar, 
cuando salía a borbotones del seno de la tierra, 
cuando le puse las nubes por vestido, 
y los nubarrones por pañales; cuando le señalé 
un límite, le fijé puertas y cerrojos y le dije:
No pasarás de aquí, aquí se romperá la soberbia de tus olas? 


Limitando las olas del mar, que intentan anegar a borbotones a la Tierra, que simbolizan la mentira, que quiere destruir a la Verdad, mentira y maldad de Satán, a las cuales se le ha puesto doble puerta: La de la Justicia divina y la de las leyes de los hombres, que impiden toda la acción de esas fuerzas infernales, tapando Dios su horror con las nubes, y limitando su poder, que es imponiéndole un limite a la soberbia de las olas. De sobra sabemos lo que ocurre con los tsunámis, cuando las olas rompen los límites impuestos por Dios. Es cuando el mar inunda a la Tierra y lo destruye todo a su paso, causando muerte y dolor.


¿Has mandado en tu vida a la mañana, 
o has asignado su puesto a la aurora, 
para que agarre a la tierra por sus bordes,
y sacuda de ella a los malvados?


      Dios es el que envía la esplendorosa luz de la aurora, vencedora de las tinieblas, que simboliza su Espíritu de verdad, siempre vencedor de la mentira. La Virgen María, ya presente en la mente de Dios desde toda la eternidad, representada aquí por la Aurora de la mañana, es la que vence a las fuerzas infernales, sacudiendo y expulsando su acción, con la ayuda del Arcángel San Miguel, y poniéndolas en fuga.

En la naturaleza, vemos como las madres de todos los seres creados por Dios, defienden por intuición a sus crías, arriesgando hasta su vida para protegerlas. De la misma manera, y aún con mucho más intensidad, porque su fuerza está otorgada por el Todopoderoso, movida por el Amor, y no por instinto, la Santísima Virgen María, Madre de la Humanidad, protege a las almas que se acogen a ella, contra el gran depredador de esas almas: Satanás.

        

El da forma a la Tierra, como el sello a la arcilla, 
y se tiñe de color como un vestido; 
pero niega la Luz a los malvados 
y el brazo altanero queda roto.


    La Gracia de Dios, es la que transforma poco a poco a las almas, en la vida terrena de cada ser humano, como así lo hace el alfarero y las va tiñendo de color, mudando su paganismo, y transformándolo poco a poco en un hombre nuevo, gracias a un nuevo renacer, como así lo explico Jesús a Nicodemo, va derrotando a los impíos, negando el entendimiento a los malvados, y rompiendo su acción altanera y perversa.

El hecho de negar la Luz a los malvados está muy bien explicado en las Escrituras con San Pablo, cuando dice: "Las cosas de Dios, cuando más sublimes, más absurdas son para el mundo, y al revés, las cosas del mundo cuando más sublimes son para el mundo, más absurdas son para Dios".

 

¿Has llegado hasta la fuente de los mares. 
has pisado en las honduras del abismo, 
te han mostrado las puertas de la muerte?
¿Has visto los umbrales de las sombras, 
has abarcado la anchura de la tierra? 
Habla si es que lo sabes todo...

¿Acaso conoces tú el origen del mal, y las consecuencias del pecado, que intenta arrastrar a las almas al abismo infernal, ya que según la Escritura divina, un abismo de pecado llama a otro abismo, puedes tú ni siquiera entrever a donde van a parar los merecedores de la segunda muerte? 
¿Acaso sabes como y por qué empiezan a caer los pecadores, acaso conoces la multitud de las tentaciones del orbe? 
¡Contesta a estas preguntas si puedes, tú que crees que todo lo sabes!

 

Si eres valiente, prepárate Yo te preguntaré
y tu me responderás, ¿Intentas decir que soy injusto,
vas a condenarme a mí, para darte la razón, 
eres tan fuerte como Dios truenas con voz como la suya? 
¡Vamos, adórnate de Grandeza y Majestad,
revístete de gloria y esplendor; 
da rienda suelta a tu ira, 
y con una mirada humilla al soberbio; 
derriba de una mirada al altanero, 
aplasta en su sitio a los malvados; 
húndelos juntos en el polvo, enciérralos en la mazmorra;
y Yo mismo cantaré tu alabanza:
¡Tu diestra te ha dado la victoria!



      ¿Como te puedes poner a la altura de Dios, tú que ignoras el origen y las leyes que rigen el mecanismo del cosmos y que además, desconoces todo sobre el poder de las fuerzas infernales, que te sobrepasan ampliamente?, ya que solo Yo, con mi fuerza, mi poder, mi Grandeza y Majestad, mi Gloria y Esplendor infinitos, puedo abatir a los soberbios y derrotarlos, hundiéndolos en el polvo. ¡Tendrías que alabarme y proclamar mi victoria!


¿No te das cuenta que es tu soberbia, al igual que Lucifer, que te hace rebelarte contra Mí?, ¿como puedes creer que un ser de una capacidad limitada, puede enfrentarse a un ser Infinito? ¿Como es que no te das cuenta de que la diferencia que hay entre la inteligencia de un insecto y tú, es mucho menor de la que existe entre tú y Yo?



Mira a Beemot, lo creé Yo, igual que a ti;
come hierba como un buey. 
Mira que fuerza hay en sus lomos. 
Que vigor en los músculos del vientre.
Yergue su cola como un cedro, 
los nervios de sus muslos están entrelazados;
sus huesos son tubos de bronce.
Sus vértebras como barras de hierro.
Es la obra maestra de Dios, 
solo su autor puede derrotarla,
le ofrecen su tributo los montes, 
y las bestias salvajes que viven en ellos. 
Se acuesta bajo el loto, 
se oculta entre las cañas del pantano;
la sombra de los lotos lo recubre, 
lo envuelven los sauces del torrente. 
Si el río crece, no se inquieta, 
está tranquilo aunque el Jordán le llegue al hocico. 
¿Quien podrá apresarlo de frente, 
o ponerle una argolla en el hocico?



        Descripción de Beemot, el hipopótamo, imagen de Lucifer, la bestia mas poderosa de la Tierra, la obra maestra de Dios, que es inteligentísimo e imbatible en su medio natural que es el río, y que en África, mata a más gente que las fieras como los leones.
Vive en los lugares húmedos, que simbolizan el hedonismo actual, y está escondido al acecho en los juncos, con apariencia de flores de loto, quiere arrastrar a las almas a su maldito reino, no teme enfrentarse a las aguas del Jordán, que son los elegidos, que reciben la Divina Gracias que Yo les mando, nadie puede apresarlo ni amansarlo. Puede con sus imponentes fauces derrotar hasta los demonios de menor rango, como los cocodrilos, partiendolos por la mitad, por eso todos le temen y le obedecen.



¿Puedes pescar a Leviatán con anzuelo,
o sujetar con un anzuelo su lengua?
¿Clavarás un junco en sus narices,
taladrarás con un gancho sus fauces? 
¿Te hará acaso largas suplicas, o te dirá cosas tiernas? 
¿Hará contigo el pacto, de ser tu siervo para siempre? 
¿Jugaras con él como con un pájaro, 
o lo atarás como juguete de tus niñas? 
¿Traficarán con el los pescadores?
¿Lo venderán en publica subasta?
¿Acribillarás su piel con dardos?
¿Taladrarás su cabeza con arpón? 
Atrévete con él. Te acordarás y no volverás a hacerlo.
(.....)
Su corazón es duro como roca, 
duro como piedra de molino. 
Cuando se yergue, se asustan los valientes.
El terror los hace retroceder. 
La espada que le alcanza no se clava,
ni tampoco lanza, dardo o jabalina;
paja es el hierro para él, 
y el bronce, cual madera carcomida;
no lo pone en fuga la saeta, 
polvo son para el las piedras de la honda; 
como golpe de caña le resulta la maza,
se ríe del silbido del dardo.
Tiene bajo el vientre tejuelas puntiagudas,
que arañan el fango como un trillo.
Hace hervir el abismo como una olla, 
hace del mar un pebetero; 
deja detrás de si una estela brillante, 
y el mar parece una estela blanca. 
No tiene igual en la tierra, es una criatura sin miedo;
hasta a los más arrogantes hace frente.
¡Es el rey de todas las fieras!


        Descripción de Leviatán, el Cocodrilo, invencible también sin la ayuda de Dios, imagen de la jerarquía demoníaca de rango menor que Lucifer, y de "los malos espíritus, que andan dispersos por el mundo, para la perdición de las almas". Aquí están descritas de una manera alegórica, pero perfecta, toda su crueldad: su corazón es duro como roca, es decir que no tiene ningún sentimiento de compasión, ejerce el mal y practica la mentira y no teme a nadie, nada más que a Dios.


Job respondió al Señor y dijo: 
Sé que todo lo puedes, que ningún acontecimiento 
esta fuera de tu alcance. 
(....)Me he atrevido a hablar insensatamente,
de acontecimientos extraños, que no comprendía
y que ignoraba. Escucha - me dijiste -, 
déjame hablar; Yo te preguntare y tu me responderás. 
Te conocía solo de oídos, pero ahora te han visto mis ojos.
Por eso me retracto, y me arrepiento, 
cubierto de polvo y ceniza.

  Respuesta de Job, que ha comprendido que todos los padecimientos de su destino, eran necesarios para derrotar a las fuerzas del mal con la ayuda de Dios, y así, poder entrar en el Reino de los Cielos. Profundo arrepentimiento de Job que se cubre de polvo y ceniza que simbolizan el dolor y la pena de haber dudado de la acción de la Providencia divina.

Reconoce humildemente, que las obras de Dios en su creación, son comportamientos extraños que no comprendía, al contrario de los soberbios, que quieren enmendar lo hecho por Dios, poniéndose a su altura y opinando sobre asuntos que no pueden comprender.



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REFLEXIÓN PERSONAL


¡Oh, Señor, veo tu mano en todos los acontecimientos de mi vida, veo como todos mis sufrimientos, me los has mandado para el bien de mi alma. Veo que se han cumplido todos tus designios a lo largo de mi largo recorrido en este mundo!
Veo con meridiana claridad, como me has llevado por la senda estrecha que conduce al Cielo, y como, a pesar de mi rebeldía, me has apartado con mano fuerte del camino de perdición, que me llevaba derecho al precipicio.

Te doy infinitas gracias, por haberte acordado de mí, cuando yo había olvidado tus mandamientos, cegado por Satanás que me enseñaba atractivos ilícitos, para así apoderarse de mi alma, que has rescatado con Tu Sangre, Sudor y Lágrimas. Te doy también gracias por haberme dado una madre de la Tierra, terciaria del Carmen y devota de San Juan de la Cruz y Santa Teresa y Santa Teresita, los tres grandes Doctores de la Iglesia, que me enseñó por sus palabras y sobre todo por su ejemplo, cual era el camino del Cielo, y la Madre del Cielo, la Santísima Virgen María, medianera de todas las gracias de Dios, ya que además de ser mi madre, asumió la maternidad espiritual de toda la Humanidad, por eso, todo el que confía en ella, nunca se verá defraudado, y quedará bajo la protección de su manto, como el "polluelo" bajo las alas de la gallina.

Por todo eso, como lo dice San Juan de la Cruz, te debo además de agradecimiento por haberme creado, Amor ilimitado, con todas mis fuerzas por haberme redimido, con el precio infinito de Tu Vida, Pasión y Muerte de lo cual soy en alguna medida, responsable por mis pecados, pero profundamente arrepentido.