Talleyrand le Diable boiteux (el diablo cojo) |
UN VERDADERO CAMALEÓN
Estamos aquí en presencia de uno de los políticos más versátiles que han aparecido en la Historia de Francia, personalmente, siempre me ha fascinado: nunca me he podido explicar como un individuo de esta mentalidad pudo ser uno de los personajes principales de la época que le ha tocado vivir, que va desde la época anterior a la Revolución francesa que culminó con la toma de la Bastilla en 1.789, hasta la Restauración de la Casa de Orleans con Louis-Philippe I en el año 1.835
-Por fin, pidió perdón por haber perjudicado a la Iglesia Católica, se confesó y recibió la Extrema Unción pocas horas antes de morir.
Se le apodó Le diable boiteux (el diablo cojo), por un defecto producido por una enfermedad degenerativa que le produjo una característica cojera.
MAURICE DE TALLEYRAND PRÍNCIPE DE BÉNEVANT
Hombre político francés, se
volvió cojo en su niñez, se destinó a una carrera eclesiástica. Fue Obispo de
Autun (1788). En la Revolución francesa, diputado en los Estados Generales y en
la Asamblea Constituyente (1.789). Rompe con la Iglesia después de haber
apoyado la Constitución civil del Clero. Refugiado en Inglaterra y en los
Estados Unidos (1792-1796) fue nombrado Ministro de Asuntos exteriores del
Directorio de Bonaparte, luego del Consulado y del Imperio Napoleónico (1787-1807). Fue el que
redactó el tratado de Luneville (1801), el Concordato con el Papa (1.801), la
paz de Amiens (1802) y el tratado de Presbourg (1802)
Gran Canciller imperial y príncipe de
Benévant. Abandona los Asuntos Exteriores (1807) porque se opone a la ruptura
con Austria. Cae en desgracia en 1809.
Es otra vez, a la caída de Napoleón jefe
del gobierno provisional en Abril de 1814. Hace votar por el Senado la
destitución de Napoleón y la proclamación de Luis XVIII. Es nombrado Ministros
de Asuntos Exteriores en la primera Restauración, en donde juega un papel
importantísimo en la Conferencia de Viena (1814-1815). Es nombrado otra vez
Jefe del Gobierno de Julio a Septiembre
de 1815. Al final de la restauración Monárquica, se coloca en la oposición. El
nuevo Rey Louis Philippe I, lo nombra embajador en Londres (1830-1835).
Cuando leí en
la obra sobre Napoleón el desarrollo de la celebre Campaña de Rusia, en donde
el ejército francés de un millón de hombres fue aniquilado, recuerdo una
anécdota que me dejó impresionado: En París, al no tener noticias de Napoleón,
el gobierno impulsado por Talleyrand votó la abolición del Imperio y la
restauración de la Monarquía.
Cuando
Napoleón apareció, se narra la entrevista tempestuosa que tuvo con Talleyrand:
Este, apoyado en una chimenea del Palacio, escuchó en silencio la lluvia de
improperios y de insultos del Emperador, que le decía que el Imperio nunca
desaparece, porqué estaba su hijo, el Rey de Roma, para sustituirle. Y acabó
diciéndole. “Vous êtes una merde dans un bas de soie” (Es Ud. una mierda en una
media de seda), a lo cual Talleyrand, cuando este se marchó, se lamentó diciendo: "Quel dommage qu´un si
grand personnage soit si mal élevé” (Es una pena que un personaje tan grande
sea tan mal educado).
Del punto de vista espiritual, parece que estamos en presencia de una alma a la cual solo le interesa el triunfo de este mundo y que se desentiende completamente del más allá, y la prueba es que cuando fue Obispo de Autun, rompió su compromiso espiritual, para apoyar la Constitución civil del Clero que creaba una Iglesia "Galicana" independiente del Papado, era la época de los Sacerdotes "asermentados" que juraban fidelidad al Estado, lo que propició la terrible masacre de los ejércitos revolucionarios en la Provincia de la Vendée, que había querido permanecer fiel a Roma y a la Monarquía.
Era también la Época en la cual se desenvolvió uno de los más grandes Santos de la Iglesia católica: el Santo Cura de Ars, declarado patrón de todos los Sacerdotes, también él tuvo que esconderse para asistir a las misas oficiadas por los Sacerdotes que guardaron fidelidad al Papa.
La reconciliación con la Iglesia Católica: Ese fue el último cambio que realizó antes de su muerte: Cuatro horas antes de morir, firmó un manifiesto en el cual repudió abiertamente "los grandes errores...que habían perturbado y afligido a la Iglesia Católica; Apostólica y Romana, y en los que había tenido la desgracia de caer". Se confesó y recibió el Sacramento de la Extrema Unción. Vemos pues que hasta el último momento, se cambió otra vez de bando, intentando engañar también al mismo Dios, como dice el proverbio: "Genio y figura hasta la sepultura".
¿Veremos también en el otro Mundo a Talleyrand, ocupando un importante puesto en la Jerarquía celestial?
En la lengua francesa, para definir ese tipo de personas, existe una frase intraducible que solo buscan su provecho y que no tienen ningún principio moral: "Cette personne est l´âme damnée de l´histoire" (que se podría traducir por: esa persona es el alma condenada de la historia).
Igualmente, me viene a la idea las palabras del célebre Actor Groucho Marx cuando decía: "estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros".
También recuerdo cuando llegué a Barcelona procedente de Francia, en el año 1.965, comentando con mis compañeros de trabajo las deficiencias de la protección Social de la España franquista, al compararlos con Francia, como casi todo el mundo era simpatizante con esa dictadura, me argumentaban que nunca España había estado tan bien: "¡Por primera vez tenemos 25 años de paz y de prosperidad!"
¡Pero ahora todo el mundo dice haber sido anti franquista, y demócratas de toda la vida!
Del punto de vista espiritual, parece que estamos en presencia de una alma a la cual solo le interesa el triunfo de este mundo y que se desentiende completamente del más allá, y la prueba es que cuando fue Obispo de Autun, rompió su compromiso espiritual, para apoyar la Constitución civil del Clero que creaba una Iglesia "Galicana" independiente del Papado, era la época de los Sacerdotes "asermentados" que juraban fidelidad al Estado, lo que propició la terrible masacre de los ejércitos revolucionarios en la Provincia de la Vendée, que había querido permanecer fiel a Roma y a la Monarquía.
Era también la Época en la cual se desenvolvió uno de los más grandes Santos de la Iglesia católica: el Santo Cura de Ars, declarado patrón de todos los Sacerdotes, también él tuvo que esconderse para asistir a las misas oficiadas por los Sacerdotes que guardaron fidelidad al Papa.
La reconciliación con la Iglesia Católica: Ese fue el último cambio que realizó antes de su muerte: Cuatro horas antes de morir, firmó un manifiesto en el cual repudió abiertamente "los grandes errores...que habían perturbado y afligido a la Iglesia Católica; Apostólica y Romana, y en los que había tenido la desgracia de caer". Se confesó y recibió el Sacramento de la Extrema Unción. Vemos pues que hasta el último momento, se cambió otra vez de bando, intentando engañar también al mismo Dios, como dice el proverbio: "Genio y figura hasta la sepultura".
¿Veremos también en el otro Mundo a Talleyrand, ocupando un importante puesto en la Jerarquía celestial?
¿HABRÁ PODIDO ENGAÑAR TAMBIÉN AL MISMÍSIMO DIOS?
Igualmente, me viene a la idea las palabras del célebre Actor Groucho Marx cuando decía: "estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros".
También recuerdo cuando llegué a Barcelona procedente de Francia, en el año 1.965, comentando con mis compañeros de trabajo las deficiencias de la protección Social de la España franquista, al compararlos con Francia, como casi todo el mundo era simpatizante con esa dictadura, me argumentaban que nunca España había estado tan bien: "¡Por primera vez tenemos 25 años de paz y de prosperidad!"
¡Pero ahora todo el mundo dice haber sido anti franquista, y demócratas de toda la vida!
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