(Vivencias
personales sobre la verdadera contrición)
El hijo Pródigo, simboliza el verdadero Arrepentimiento. |
Mucha gente se cree,
que basta cualquier confesión a un Sacerdote, que representa a Cristo, en el
caso que sea Católico, o una confesión personal a Dios, si es Protestante, para
que le sean perdonadas sus faltas, pero creo sinceramente, que hay que aclarar
ciertos criterios para poder obtener el perdón de Dios.
En los
años del 1.965 al 1.970, estando yo trabajando en una Empresa de Barcelona, el director me contó un caso que me impactó tanto, y que, gracias a que tengo una
memoria selectiva, nunca olvidaré:
Un
conductor había atropellado a su hijo con su automóvil, y lo había dejado en un
estado deplorable. El odio y el desprecio hacia esa persona, de parte del padre
del accidentado, había sido tremendo, y parecía imborrable. Pero el culpable,
profundamente arrepentido, fue a ver al padre de la víctima, y llorando, se
echó a sus pies. Entonces se produjo el milagro: obtuvo el perdón y se borraron
de su alma todo odio y rencor, y recibió un abrazo del padre. El Director me dijo: "¿Como no le iba a perdonar si se echó llorando a mis pies?"
Naturalmente, me
vienen a la mente la Parábola del hijo pródigo que se echó a los pies de su
padre, y no solo obtuvo el perdón y el olvido de sus pecados, pero le produjo
una inmensa alegría que se tradujo por la fiesta que celebró en su honor por
este reencuentro.
También
me viene a la mente la gran similitud que encuentro con el amor de Dios Padre,
que nos perdona nuestros pecados, por haber "atropellado" a su
Hijo Jesús, cada vez que ofendemos su Corazón de Hombre, (ya que es Verdadero
Dios y Verdadero Hombre), ya que, si como Dios no puede sufrir, como Hombre si
sufrió, y sigue sufriendo, por culpa de nuestros muchos pecados, indiferencias, desagradecimientos y desobediencias a su Ley.
Hace ya tiempo, vi en la T.V., no recuerdo en que cadena, el diálogo entre un religioso pederasta y dos de sus antiguas víctimas, estando grabada la entrevista con
cámara oculta, individuo que parece que aún sigue en su puesto en una escuela
religiosa: Este personaje, a pesar de las quejas y los reproches de sus
víctimas, no parecía arrepentido: cuando le explicaban que habían
pasado una juventud atroz, y ahora seguían con continuas pesadillas,
despertándose de noche llorando, se limitaba a decir que no era para tanto, que
él lo había olvidado, y que tenían que rezar por ellos mismos, y que Dios era
un Dios "perdonador"(sic).
Ese pecado de pederastia es sin duda alguna, uno de los más
horrendos de todos los pecados, ya que Jesús-Dios llegó a decir que "Es
inevitable que el escándalo ocurra, pero que el que escandalice a uno de esos
niños, más le valdría que le ataran al cuello una rueda de molino y lo
arrojaran al mar".
A ese respeto,
afortunadamente, nuestro Papa actual, y el anterior, ha ordenado que se entreguen a la justicia
los curas pederastas, y que sean inmediatamente destituidos de todos sus
cargos. Lo increíble es que los responsables anteriores se limitaban a
trasladar a los culpables de Parroquia en Parroquia, por la actual mentalidad
del dios "caramelo", y del relativismo imperante.
Para obtener
el auténtico perdón de Dios ante un pecado tan grave, lo necesario era arrojarse
a los pies de sus víctimas y, derramando amargas lágrimas, pedir perdón por
estos pecados tan atroces,
Y por
eso me quedo con las palabras de sus víctimas: ¡¡Ojalá Dios le haga pagar en el
más allá, todo el mal que nos ha hecho, destrozando nuestras vidas!!
Siendo a mi parecer
lo peor, el peligro de haber apartado a esas personas de la Salvación por
provocar en su alma rencor, ya que no se puede entrar en el Reino de los Cielos
con odio.
En efecto: el Infierno es el
lugar en donde moran los que, ante las pruebas y los sufrimientos de este
mundo, verdaderos catalizadores, que transforman nuestras almas, han odiado y
no han perdonado, al revés de los Elegidos, que han sabido amar y perdonar e
incluso, rezar por sus enemigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario