Fusión nuclear en la naturaleza |
Las estrellas, incluido el sol, que Dios creó a su imagen y semejanza, experimentan constantemente reacciones de fusión nuclear. La luz y el calor que percibimos es el resultado de estas reacciones nucleares: núcleos de hidrógeno chocan entre sí, y se fusionan dando lugar a un núcleo más pesado de helio liberando una enorme cantidad de energía. La energía liberada llega a la Tierra en forma de calor y de radiación electromagnética. Al mismo tiempo, su enorme masa ejerce una atracción gravitatoria que es la que da movimiento a todos sus planetas.
Espiritualmente hablando el Amor de Dios irradia calor y con esa radiación que es su divina Gracia, con la fuerza de la gravedad del Astro-Dios, y con la fuerza centripeta, que es el Santo temor de Dios, es lo que mueve y da vida a su alrededor a todos los planetas. Es una imagen simbólica de lo que ocurre en los Cielos en donde las almas adoran a Dios, movidos por su indecible Gloria, y le rinden tributo de obediencia y contemplación, siguiéndolo en todos sus movimientos por toda la eternidad.
Esas fuerzas de la gravedad en el universo generan las condiciones perfectas para la fusión nuclear en el sol, que son la fuente de la vida en la Tierra. Si el Sol se apagara, la vida dejaría de existir, de la misma manera, si Dios se ausentaría de cualquier objeto de la creación, este desaparecería.
A las reacciones de fusión nuclear también se les llama reacciones termonucleares debido a las altas temperaturas que experimentan. En el interior del Sol, la temperatura es cercana a los 15 millones de grados Celsius. Desde el punto de vista espiritual, esta temperatura es el infinito grado de Amor que, como lo explican los místicos, transforma el alma humana en divina, porque la fusiona en si mismo por eso dice el Apóstol San Juan que seremos semejantes a Dios porque lo veremos tal cual es, espiritualmente hablando ver quiere decir transformarse en lo que se ve.
Es por esa razón que San Juan de la Cruz dice en sus escritos, que con solo su mirada, Dios viste de hermosura todo lo que ve. Es lo que dice el Génesis al final de cada día de la Creación: "Y vio Dios ser bueno".
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DESCRIPCIÓN DE LA FUSIÓN DEL ALMA CON DIOS
En este extracto del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz, está explicado lo que con palabras humanas no se puede expresar: la fusión del alma con Dios, que es la transformación del alma en Dios por medio del Amor, que se produce por la infinita hermosura de Dios.
Es algo semejante en lo que se produce a nivel cósmico en la fusión del hidrógeno en las estrellas del firmamento. Debido a la inmensa presión del astro, se produce esta transformación de ese hidrógeno en helio, liberando una enorme energía, que es la que da vida a todos los seres que habitan en el Universo.
Y lo mismo ocurre a nivel espiritual, ya que Dios creó el Universo a su imagen y semejanza. La atracción de Jesús hacia Dios Padre, debida a la fuerza del amor producida por el Espíritu Santo, por la infinita Perfección de ambos, produce la Energía necesaria para la Creación del Universo visible e invisible. Esto hace que el alma de los hombres y el espíritu de los Ángeles, se fusionen también con la Divinidad, transformándose ellos mismos en Dios por fusión, lo que a su vez produce una inmensa Energía, que es la que da su esencia y poder al Cuerpo místico, que como lo dice San. Juan de la Cruz es su Santa Iglesia.
Es una unión mística que se produce en un mundo adimensional, donde no existe el tiempo, porque el tiempo va unido a la dimensión. lo mismo ocurre para las almas completamente purificadas, que han cumplido con el primer mandamiento de Dios: por eso entran en Dios, ya que se hacen semejantes a Él por Amor, y al tener lugar fuera del tiempo, ya no hay ni ayer ni mañana solo existe el Hoy. Por eso dijo Dios a Moisés cuando le preguntó por su nombre: "Yo soy el que soy", lo que quiere decir: Yo soy el Eterno.
Del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz
Y vámonos a ver en tu hermosura
Que quiere decir: Hagamos de manera que por medio de este ejercicio de amor ya dicho, lleguemos a vernos en tu hermosura, esto es, que seamos semejantes en hermosura, y sea tu hermosura de manera que, mirando el uno al otro, se parezca a ti en tu hermosura, y se vea en tu hermosura, lo cual será transformándome a mi en tu hermosura; y así te veré a ti en tu hermosura, y tu te verás en mi en tu hermosura, y yo me veré en ti en tu hermosura; y así parezca yo tú en tu hermosura, y parezcas tú yo en tu hermosura, y mi hermosura sea tu hermosura, y tu hermosura mi hermosura, y seré yo tú en tu hermosura, y serás tu yo en tu hermosura, porque tu hermosura misma será mi hermosura.
Esta es la adopción de los hijos de Dios, que de veras dirán a Dios lo que el mismo Hijo dijo por San Juan (17,10) al Eterno Padre, diciendo: Omnia mea tua sunt, et tua mea sunt; que quiere decir: Padre, todas mis cosas son tuyas, y tus cosas son mías; Él por esencia, por ser Hijo natural, nosotros por participación, por ser hijos adoptivos; y así lo dijo Él no sólo por sí, que era la cabeza, sino por todo su Cuerpo Místico, que es la Iglesia.
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